Harry Knowles publica cada año la lista de diez películas más relevantes desde su punto de vista a través de la página Ain’s cool news. Una de las sorpresas es la inclusión dentro de ella de una película española como ‘Balada triste de trompeta’, de Álex de le Iglesia, en la siempre particular tentativa del crítico más rebelde de Hollywood por diversificar su inventario anual. Llama la atención, más allá de los títulos habituales en casi todas las listas (Fincher, los Coen, David O. Russell, Mark Romanek, Aronofsky…) la colocación en ese número siete de la controvertida ‘A serbian film’, de Srdjan Spasojevic. Para Knowles, este filme, que ha sido censurado en varios festivales y que no deja indiferente a nadie, atiende a unas consideraciones subjetivas por parte del crítico que mezclan a medio camino entre Fincher y Schrader y el entramado de ‘thriller’ de reconstrucción a lo ‘Resacón en Las Vegas’. Su mejor película de 2010 es ‘Scott Pilgrim contra el mundo’.
viernes, 7 de enero de 2011
miércoles, 5 de enero de 2011
Postlethwaite's End
1946–2011
Ha muerto el actor Pete Postlethwaite, el hombre que haría inmortal en la gran pantalla a Giuseppe Conlon en ‘En el nombre del Padre’, de Jim Sheridan cuando ya tenía una carrera de más de dos décadas en el mundo del cine y la televisión. Un actor británico de cine y teatro cuya pureza interpretativa nunca pasaba desapercibida gracias a un talento perfilado en la capacidad de ser prolífico, escapando a cualquier etiqueta, capaz de interpretar cualquier papel. Su mirada humana, tierna y profunda, hizo de él un secundario perfecto, el hombre indispensable para ser recordado, entre muchos otros, por sus papeles, primero en cintas donde su presencia pasaba un tanto desapercibida, como en ‘Los duelistas’, ‘Alien 3’ o ‘El último mohicano’ para ser una figura de poderosa atracción física en ‘Sospechosos habituales’, ‘Romeo y Julieta, de William Shakespeare’, ‘Tocando el viento’, ‘El mundo perdido: Jurassic Park’, ‘Amistad’, ‘Atando cabos’, ‘El jardinero fiel’ o más recientemente en ‘The Town: ciudad de ladrones’.
domingo, 2 de enero de 2011
Ley 42/2010: el fumar se va a acabar. Claves y consejos.
A partir de hoy la controvertida Ley 42/2010 entra en vigor, lo que significa que está prohibido fumar en todos los espacios públicos cerrados. Una medida aplaudida por muchos y maldecida por otros tantos. El caso es que, como hicieron anteriormente otros Estados comunitarios en los que también se obstaculiza el consumo de cigarros para beneficiar la salud pública, ya no hay marcha atrás. Por mucho que aquellos que le dan al pitillo sin reparos ni miramientos hacia el prójimo lo discutan, es un hecho intangible que si quieren fumar deberán hacerlo al aire libre, disfrutando del viento, del ambiente exterior, de la vía pública… Pero hay excepciones. El uso del tabaco en interior se circunscribe a habitaciones de hotel habilitadas para ello, prisiones y hospitales psiquiátricos. Así que los que fumen, si quieren seguir optando a esta regalía, podrán alquilar una habitación de hotel de paredes amarillentas corrompida por el humo, delinquir con penas mayores o volverse definitivamente locos para poder disfrutar de este peculiar libertinaje con total impunidad. Parece que es un tema significación trascendente, que ofrece una oportunidad perfecta para tener tema de conversación de tintes poco menos que ecuménicos. Sin embargo, la cosa es más importante de lo que parece. Se llevaba tiempo persiguiendo este ajuste. En Irlanda se decretó en 2004, en el Reino Unido entre marzo de 2006 y julio de 2007, en Alemania desde 2008, Turquía en 2009, el año pasado año en Chipre e Italia y Francia entran con nuestro país en el modelo de cuidado de los espacios cerrados sin humo.
Hace seis años emergió la Ley 28/05, una medida sanitaria frente al tabaquismo que regulaba la venta, el suministro, el consumo y la publicidad del tabaco. Los propietarios de bares, restaurantes y otros locales de ocio elegían si sus clientes podían fumar o no. Los establecimientos con una superficie de más de cien metros cuadrados deberían indicar también la opción elegida ¿Cuál fue el resultado? Que ambas modalidades decidieron saltarse la ley y dejar que sus negocios siguieran siendo fumaderos con olor y sabor a ceniza. La pregunta era ¿un bar iba a cerrarle las puertas a los que fuman decretando que en su establecimiento no se podía fumar? Evidentemente, no. Nadie quería perder clientes, por lo que no había diatriba posible ¿Para qué seguirla? Generalmente, a los que fuman les zumba el pepino si al individuo que está al lado le molesta su humo o les afecta a su salud como fumadores pasivos.
Es una medida polémica que, a buen seguro, será tildada de totalitarista y prohibicionista. Aunque también, siguiendo ese razonamiento, es totalitarista el uso del cinturón de seguridad en las normas automovilísticas. El 14,7% de las muertes que se producen en España apuntan al tabaco como principal factor. De forma directa o indirecta (los fumadores pasivos también encuentran el fatal destino gracias al daño colateral) el humo supone un riesgo que se comparte entre todos de una manera unilateral, impuesta y arbitraria por parte del que fuma. El fracaso de aquella ley Ley 28/05 establecía su principal traba en que era demasiado permisiva. En esta nueva Ley 42/2010 nadie está prohibiendo el uso del tabaco, su adicción, su consumo o la elección de esta paulatina muerte deseada. Se coartan una serie de privilegios “no escritos” que beneficien al resto. No se prohíbe fumar en la calle, ni espacios reservados únicamente al nocivo vicio cancerígeno. Durante la historia del tabaco, el civismo de este acto de fumar ha brillado por su ausencia. Los fumadores (no todos, pero casi) no han respetado en absoluto a los no fumadores, que no han tenido más remedio que tolerar y sobrellevar los malos humos con mayor o menor resignación. Son dos posiciones enfrentadas, irreconciliables. Ahora, la tortilla se ha dado la vuelta y es de recibo, casi de justicia poética, que las tornas se cambien. Los fumadores ya han jugado su parte del juego. Siempre han ganado. Ahora les corresponde perder un poco. En este momento, les toca el turno a los que se han tragado el humo en silencio y van a disfrutar de los mismos espacios libres de humo.
¿Alguno cree que esta prohibición se llevara a cabo y tendrá éxito? Muchos creen que será una moda pasajera y que con el paso de los días, los que fuman podrán seguir haciéndolo pese a quien le pese. El caso es seguir con el vicio egoísta y seguir pensando esa recurrente frase de fumador “si el humo les molesta, que se jodan”. Muy bien. Pues esto no tiene porqué ser así. Ahora el fumador pasivo es el que tiene el deber de hacer valer su privilegio y derecho, su diligencia para ver que la libertad de vivir sin humo en los lugares públicos sea un hecho. Nuestro deber, si es cierto que nos molesta el humo y no lo soportamos, es evitar que el fumador vulnere la salud pública y se incumpla la ley. Hay que evitar que el que fuma se ría de la sociedad y del conciudadano con impunidad. Eso se acabó si uno quiere.
El no fumador DEBE utilizar sus derechos (en este caso el RD 192/1988) y la correspondiente ley autonómica para impedir que esta oportunidad de vivir con salud caiga en el olvido. Es muy fácil. Cuando veamos a alguien perpetúa su insidioso hábito lanzando el humo a nuestra cara o simplemente con observar el gesto de ese mechero encendiendo el cigarrillo en un local cerrado:
A) Hay que pedirle amablemente al fumador que apague el cigarrillo.
B) En caso de éste siga con su actitud ilegal, hay que comunicárselo al responsable del lugar.
C) Si a su vez, éste no insta al sujeto a apagar el cigarro, es cuando tomamos medidas.
- Tendremos que pedir una hoja de reclamaciones para hacer un llamamiento formal sobre la vulneración de la ley y protegiendo la defensa de los derechos de los consumidores. Con esto, el establecimiento está obligado a darte un formulario con tres páginas autocalcantes. Una vez completada y rellenada la hoja de reclamaciones, una de éstas tres copias debe quedársela el responsable del local, las otras dos son para el cliente. Un es para ti. La otra se llevará o enviará a las Oficinas Municipales de Información al Consumidor o bien a las Delegaciones Provinciales de Consumo. Es muy importante saber que si el encargado se niega a suministrar este impreso, tenemos la potestad y la obligación de llamar a la policía para que se cumpla la ley.
- Con el anterior punto, el amigo del bar debería acceder a las exigencias y haría apagar todos los cigarros que hubiera encendidos, puesto que entonces el establecimiento se enfrenta, sí o sí, a la multa establecida por quebrantar la ley.
- Si queremos hacerlo más fácil, la página nofumadores.org se ofrece un MODELO de DENUNCIA On-line para hacer más fácil el trámite a cualquier ciudadano que se vea en la necesidad de hacerlo.
Con ello, aquel que tenga la tentación de no cumplir la ley tendrá que enfrentarse a multas que van desde los 30 euros por cigarrillo hasta 600.000 euros según la gravedad y la reincidencia.
Que la gente fume o no en los establecimientos públicos depende de los que no fumen. Yo, por mi parte, pienso ejercer mi derecho y llevar mi derecho, que para eso es mío, hasta las últimas consecuencias. No por fastidiar al que fuma. Si no por el bien común. Mi salud bien vale unos cuantos minutos rellanando una hoja de reclamaciones para evitar que no se repita la negligencia. La salud pública tiene que prevalecer por encima de otras consideraciones. Esto es lo que hay. Se quiera o no.
viernes, 31 de diciembre de 2010
Resumen Abismal del 2010 Cinematográfico
TOP TEN 2010

















10. ‘Up in the air (Up in the air)’, de Jason Reitman.
Reitman sopesa con acierto esos efectos devastadores de los métodos de flexibilización que llevan consigo el recorte laboral, así como la banalidad y la tramoya que encierra la cultura de los recursos humanos. El fracaso de la estructura empresarial se deja entrever en los testimonios de personas anónimas que han perdido sus trabajos durante la crisis y sus reacciones ante esos despidos. ‘Up in the air’ pretende investigar el escenario económico imperante en el mundo hoy en día, así como sus contracciones, sus causas y efectos que dan como consecuencia una parte responsable y otra de víctimas que son despedidas no por su ineficacia, sino por la representación de un problema para la empresa que deviene en daño colateral. Fácil solución de la deflación de desembolso logístico y de personal que, por si fuera poco, encuentra un aliado para su optimización en los despidos a través de videoconferencia. Así de cruel.
‘Up in the air’ es un filme de impecable trascendencia, valiosamente sarcástico y descomunalmente inteligente, que utiliza el humor cínico en contraposición del drama, sabiendo aunar brillantez y profundidad en su estudio sobre las relaciones humanas, sobre todo miedo al compromiso y un panegírico bastante cruel sobre la soledad de los nuevos modelos profesionales que parecen regir el mundo de hoy.
9. ‘Enterrado (Buried)’, de Rodrigo Cortés.
En una película tan compleja como ‘Buried’, hay que enaltecer la dialéctica subliminal de Rodrigo Cortés a la hora de presentar un planteamiento condenado a un complejo aparato formal para involucrar al espectador dentro de él, siguiendo la reclusión en la magnífica creación de una compleja sensación de asfixia, de precisa atmósfera dramática que conecta directamente con la platea. El realizador sabe en todo momento cómo y cuándo tiene que mover la cámara, con determinadas angulaciones, acrecentando las motivaciones del personaje y su sentido fílmico a través de cada plano con cámara al hombro, ‘travellings’, grúas o aproximaciones y alejamientos al rostro del protagonista, que poseen un peso específico dentro del filme. Una obra que utiliza el suspense como mecanismo psicológico, haciendo que el tiempo y el espacio fílmico se superpongan a la realidad para aproximar la verosimilitud y agonía de todo el entramado que se va construyendo según avanza el filme.
‘Buried’ es así un incómodo espectáculo que supone una transgresión velada, pues se presenta con el más absoluto realismo dentro de los cánones de un género restrictivo como es el ‘thriller’. Hay quien se ha aventurado a tachar al filme como un simple ejercicio demostrativo. Sin duda lo es. Pero también es un ejercicio abrumante, de insólita frescura y atrevimiento, creado desde una inteligencia envidiable y una erudición cinematográfica muy destacada. ‘Buried’ se disfruta desde el sufrimiento, desde la sumisión espeluznante que revela a un director con un talento descomunal a la hora de hacer de la esencialidad una auténtica montaña rusa de sensaciones.
8. ‘La carretera (The road)’, de John Hillcoat.
‘La carretera’, adaptación de la novela ganadora del Premio Pulitzer de Cormac McCarhty, habla de un hipotético futuro no tan lejano, donde (y a pesar de lo que avanzaba el engañoso trailer), Hillcoat ofrece con un sacrílego respeto la fidelidad una visión post-nuclear sin necesidad de entrar en causas o consecuencias. La identidad visual y el ascetismo de la novela se trasladan al celuloide con una puesta en escena de la épica rodeada de podredumbre con un buscado equilibrio de reflexión, evocación y suspense. Como película sabe reflejar con sus agónicas imágenes la introspección del libro, avanzando en su psicología interna, sin renunciar a los matices que arrastran al relato hacia una sórdida profundidad existencialista.
Estamos ante una de las mejores adaptaciones de una novela al cine que se hayan visto en mucho tiempo. Un drama que acaricia con gran crédito otros géneros que le son afines, como el catastrofista, el terror, el ‘western’ crepuscular, la ‘road movie’ o la ciencia ficción anticipativa que analiza un contexto que no deja lugar a dudas, donde el pasado se ha perdido en la memoria como una mentira y no existe ningún porvenir. El destino ha definido su esencia a una circunstancia llevada a una cuestión de vida o muerte, donde aquellos que respeten los valores arraigados a la condición racional podrán seguir subsistiendo como auténticos hombres. El ser humano, puesto en situaciones límites, va descomponiéndose moralmente hasta la deshumanización más brutal.
7. ‘En tierra hostil (The hurt locker)’, de Kathryn Bigelow.
Bigelow inclina el pulso hacia un enfoque de humanización de los soldados marines. Sin embargo, lo hace sin heroísmo, otorgándole a su mejor obra hasta el momento el auténtico significado bélico de Irak. Cualquier tipo de heroicidad queda neutralizada por las consecuentes reacciones de ese hombre torturado al que interpreta (de forma espléndida) Renner. No hay ápice de profundización existencial o reflexiva sobre sus movimientos, sino que se deja llevar por las imágenes y los hechos que consisten en sobrevivir día a día. Dentro de un entorno de personajes, ‘En tierra hostil’ sabe delinear un estudio sobre la obsesión de un soldado por un peligroso ‘hobbie’ que ha convertido en su única vida. Nadie desactiva mejor las bombas que él, autoasumiendo que es mucho mejor que un robot controlado a distancia. En sus manos, en su esmero y su desazón a la hora de manipular un detonador, se encuentra una satisfacción indescriptible.
‘En tierra hostil’ es, en definitiva, toda una hazaña que equilibra sus objetivos en este período de fragmentación que vive el cine de acción, donde la veracidad abrupta, áspera y visceral se crea alrededor de una atmósfera opresiva. Un cosmos con olor a pólvora y sangre reflejado con el empeño de sencillez en su ausencia de estilización, de depuración cinematográfica al servicio de lo que se narra.
6. ‘Un tipo serio (A Serious Man)’, de Joel y Ethan Coen.
‘Un tipo serio’ es una mofa que se descojona de los recuerdos de Joel y Ethan Coen, del hábitat infantil al que estuvieron sujetos. No dudan en cebarse con una despiadada sátira hacia las creencias, hacia la religión y sus manipuladores (se centra en el judaísmo pero los modelos de inercia religiosa se podrían hacer extensibles a cualquier credo). Los Coen siguen mirando hacia esa América profunda que, de paso, sirve como prototipo de actualización de los problemas de hoy en día. En definitiva, los Coen no están más que analizando los modelos sociales de vida y de las aspiraciones mitigadas por la falta de ambición.
La cinta se convierte en su película más inaccesible y surreal, pero también la más personal. La probabilística y la irresolución entran a forma parte del discurso tejido dentro de la trama. Para los Coen, los problemas de la vida son conferidos a una esfera física, donde es tan importante el principio de indeterminación de Heisenberg o la visualización del experimento del gato de Schrödinger. Es lo que hace que la actitud del personaje encarnado con enorme lucidez por Michael Stuhlbarg sea incapaz de encontrar una solución a la enorme ecuación que van formando sus desgracias, desmontando con ello la fiabilidad de toda convicción.
5. ‘La cinta blanca’, de Michael Haneke.
‘La cinta blanca’ va mostrando la siniestra procedencia de los sucesos junto a la degradación de un sistema que esconde bajo su rectitud moral y firmeza los continuos escarmientos físicos y psicológicos hacia unos niños educados en el autoritarismo. Un método que hace aflorar rápidamente la hipocresía de unas normas de conducta donde el castigo implacable y el miedo son las armas de correctivo ocultadas en secretos inconfesables de puertas para dentro. No resulta extraño que, con estos factores argumentales, de doctrinas purificadoras y manipulación, el relato de Haneke esté contagiado por una enfermiza turbiedad moral.
Una despiadada crítica a la sociedad regida por los valores absolutos y su transferencia infectada a las nuevas generaciones, en el cual se encuentra la errónea significación entre el bien y el mal. Un hecho que convierte a sus cachorros en deshumanizados autómatas, símbolo anticipativo de la generación que viviría bajo el mandato nacionalsocialista del III Reich. Es la consolidación de un cineasta como filósofo narrativo en constante búsqueda de la reflexión del que mira, sin ningún tipo de acatamiento al didactismo indulgente, arrancando interrogantes, sin ofrecer ninguna explicación demostrativa en esta retahíla de preguntas acerca de aquellos que sufren la culpa, de su anulación como individuos, atosigados por los maltratos, heredando la frustración y los falsos ideales de aquellos a los que llaman padres.
4. ‘Two lovers (Two lovers)’, de James Gray.
‘Two lovers’ urde desde el comienzo un drama cuya materia gravita constantemente en la importancia de las decisiones, pero a la vez en la dualidad, en la disyuntiva de una condición ética y existencial propuesta a un joven perdido en su frustración. James Gray va trazando una fascinante construcción introspectiva al alma de sus personajes, siempre en los límites contextuales y temáticos de los melodramas sentimentales, sin exceder en emociones, vinculando el sustrato dramático a la tranquilidad y a la madurez con la que fluyen los comportamientos de esos seres heridos, que subsisten entre su fragilidad y sus anhelos, que necesitan, en definitiva, aferrarse a una relación.
A simple vista, ‘Two lovers’ podría verse como un itinerario parsimonioso por los problemas emocionales que invocan irremediablemente a la melancolía y a la angustia. Lo es. Pero también es una disección sobre los cimientos del deseo, su naturaleza y sus riesgos, que no olvida el destino marcado por la coherencia. Mientras medita con el lirismo, también engrandece su estela al desfilar por la humildad y sencillez con la que está narrada esta sugestiva obra. La misma que se concentra en la cruel realidad de una azotea, donde dos almas a la deriva están destinadas a un final infeliz.
3. ‘Un profeta (Un prophète)’, de Jacques Audiard.
La mejor película europea estrenada en 2010 aboga por una dureza de una violencia incómoda, necesaria para esta historia carcelaria, bruñida a través de la realidad con un viaje de transformación de un joven árabe analfabeto que va escalando y adecuándose a un oscuro sistema de manipulaciones y relaciones de poder que se dan en el universo de indeterminación moral de sus protagonistas. Una áspera fábula de supervivencia, de subsistencia del crimen organizado que pervive infectado tras los fríos muros de las cárceles. ‘Un profeta’ logra instituir un vínculo de perversión visual gracias a un certero hipnotismo hiperrealista, en el que Audiard exprime con todas sus aristas y evocaciones la turbiedad de un entorno amenazante acuciado por la putrefacción que rodea a una fauna enjaulada que no entiende de lealtad o de subordinación.
El cineasta francés moldea un drama criminal exhaustivo cuya su mayor capacidad reside en el prodigioso guión de Thomas Bidegain y el propio cineasta, que logra mantener la viveza y el rigor, el ritmo y su veracidad en la larga duración de un filme que regala al espectador multitud de matices, de interpretaciones memorables, de fantasmas metafóricos y corpóreos que asolan este trayecto vital hacia la consumación del ente iluminado de un personaje dibujado con una brutal coherencia. Alejado de cualquier catalogación y convencionalismo ‘Un profeta’ es una cinta poderosa, perfectamente narrada y estructurada, de atmósfera cerrada y sórdida donde la tensión y la grandeza despiertan el aplauso a una de las mejores y más valoradas cintas de este año que se termina.
2. ‘La red social (The social network)’, de David Fincher.
David Fincher hilvana su película más dialéctica, que se convierte en un filme casi de acción, determinada en los diálogos y movimientos verbales de sus protagonistas, nunca por el apresuramiento de la convulsión física. Esto va de gente sentada, hablando, atacándose y defendiéndose, refiriendo testimonios ante el tribunal de los Zuckerberg, Saverin y los hermanos Winklevoss, haciendo de su estructura de los hechos una sucesión de diversos puntos de vista siguiendo un itinerario metódico dentro del abisal subconsciente de la sociedad norteamericana, con la sensatez de un cineasta cuyo posmodernismo no elude su responsabilidad con la historia que cuenta, desentrañando las fórmulas del lenguaje cinematográfico.
‘La Red Social’ es, ante toda abstracción trascendente, una profunda reflexión sobre la amistad y sus condicionantes cuando hay poderosos intereses de por medio, cuando la deslealtad y la traición se anteponen a los sentimientos y las necesidades en un mundo actual donde se cuestiona el significado real de la palabra “amigo” y su acepción en la nueva era de la Información (o mejor dicho, de la sobreinformación). Todo ello conlleva varias incógnitas de fondo; sobre la inutilidad de un mecanismo que fomenta los aspectos prosaicos del ser humano metido en una espiral de popularidad y narcisismo, sobre la cultura de la adhesión que excluye muchas veces la interacción. Una idea que escarba sin concesiones en la soledad y la estúpida necesidad de hacer pública una vida desprovista de privacidad.
1. ‘Toy Story 3 (Toy Story 3)’, de Lee Unkrich.
Este tercer viaje de la saga iniciada por John Lasster sigue afrontando ese miedo e incertidumbre al abandono y al desamparo del juguete. Pero nunca antes hubo una analogía tan clara entre esa orfandad equiparada al miedo a la muerte. No sólo porque haya alguna terrible secuencia que enfrente a los protagonistas a ella, sino en esa sensación de desconfianza sobre el acontecer de los giros, de ese porvenir borroso en un juego de pugnas entre desilusión y optimismo. El viaje final es también un testimonio visual de la caducidad del tiempo, de cómo todo lo que un día era felicidad se vuelve una incógnita convertida en ley de vida.
‘Toy Story 3’ apela al poder de la emoción en esa historia del adiós a la niñez, transformando el cuento en su película más madura de la saga y de la iconografía con el sello de Pixar, en esa emisión de madurez y complejidad acerca de valores como la deslealtad, la pérdida o la fugacidad del tiempo que contrasta con la reflexión meditada sobre el amor y la amistad. Es una obra total de envidiable elegancia, gusto y maestría a la hora de provocar emociones y advertir, de paso, el riesgo al que conlleva que los niños de hoy en día encaminen sus gustos hacia juegos virtuales antes que hacia los juguetes tradicionales y la propia necesidad por satisfacer la fantasía a través del juego imaginativo. ‘Toy Story 3’ provoca esa difícil satisfacción de estar ante un cine en estado puro. Es, a fin de cuentas, sencillamente memorable.
ACTRIZ 2010
Carey Mulligan (‘An Education’, ‘Brothers’, ‘Wall Street 2: El dinero nunca duerme’).
De entre todas las actrices posibles, además de la revelación y uno de los rostros más sugerentes de este 2010, ha sido Carey Mulligan, que ha destacado por una de las interpretaciones más destacables del año. Su composición de Jenny, ese personaje entrañable y rebelde que actúa contracorriente tomando decisiones erróneas con albedrío dentro de un entorno de burguesía tan falsamente satisfecha como vacía en ‘An education’ la llevaron a ser la favorita de un Oscar finalmente no obtuvo en beneficio de Sandra Bullock. La estatuilla dorada no fue su mejor recompensa, pero ahora mismo es la actriz de moda. Y lo es por su excelente capacidad de registros, por su ambición interpretativa a la hora de actuar. En el filme de Lone Scherfig, Mulligan deslumbró con su talento, metiéndose con toda su alma en la piel de esa joven adolescente, culta y sofisticada, insurrecta y alegre, que se lanza a una relación con un hombre que le dobla la edad en el Reino Unido de la década de los sesenta. Su forma de mantener un seductor equilibrio entre la tensión de los muchos contrastes del papel, dando credibilidad y ductilidad a un personaje volcánico aportan una distinción única y la han convertido en una de las actrices con más aptitudes dentro de un Hollywood que hacía tiempo no tenía una joven promesa con tanto encanto y competencia actoral. Carey Mulligan envuelve todas esas discordancias de su personaje con una valentía que transmite autenticidad. Es, posiblemente, la mejor actuación del año. Su agradecida presencia en cintas como ‘Brothers’, con un papel secundario y en ‘Wall Street’ amparada bajo el sistema hollywoodiense de un ambicioso Oliver Stone y donde compartió pantalla con la que entonces era su pareja, otro icono en boga como Shia LaBeouf, han hecho de ella un rostro reconocible que se vincula al talento y al buen hacer. Estuvo a punto de ser la Lisbeth Salander en la versión estadounidense de la primera película que adapta la saga de Stieg Larsson que dirigirá David Fincher. Nos queda por ver ‘Never let me go’, la nueva cinta de Mark Romanek inspirada en la novela homónima de Kazuo Ishiguro y ‘El mejor’, ópera prima de la cineasta Shana Feste. Sea como sea, lo cierto es que Carey Mulligan tiene el futuro de Hollywood a sus pies, siempre y cuando siga demostrando ese asombroso talento que posee.
ACTOR 2010
Jeff Bridges (‘Crazy Heart’, ‘Los hombres que miraban fijamente a las cabras’ y ‘TRON: Legacy’).
Jeff Bridges lleva décadas personificando con acierto y audacia al eterno perdedor, al ‘loser’ hastiado, a ese hombre cansado, sin ganas de seguir luchando y que ha perdido sus sueños, refugiado en una botella de alcohol, fumando compulsivamente o en la desidia con la que ve pasar el mundo. Bridges ha dado vida, a lo largo de su extensa filmografía, a ese boxeador llamado Ernie que aprende a desaprovechar su oportunidad como su acabado preceptor, al gran pianista prematuramente derrotado Jack Baker, al locutor que provoca suicidios Jack Lucas, al ex presidiario y mal padre Jack Kelson, al superviviente de un trágico vuelo Max Klein, al fumado entrañable adicto a los bolos Jeffrey “El Nota” Lebowski, al padre negligente y cadáver Noah o a ese esperpéntico alto mando del ejército creador de un equipo capaz de matar cabras con sólo mirarlas Bill Django. En ‘Corazón Rebelde (Crazy Heart)’, de Scott Cooper, se transforma, una vez más, en ese desdichado con alma de castigado, perfilando la que es una de las mejores interpretaciones de su loable carrera; despojado de artificios emocionales, dejándose la piel en su personificación del cantante country olvidado, jugando con su carisma e inteligencia para lograr el milagro de esconder, en su portentosa recreación, todos y cada uno de los defectos estereotípicos del filme, haciendo incluso que palidezcan las convincentes interpretaciones de aquellos que le rodean. Ganó el Oscar por esta película. Simboliza el reconocimiento a la carrera de uno de los grandes actores del cine contemporáneo.
DIRECTOR 2010
Kathryn Bigelow (‘En tierra hostil (The hurt locker)’).
Si alguien que se merece el reconocimiento de mejor director ésa es Kathryn Bigelow. Se ha convertido en la primera mujer de la Historia en recibir un Oscar. Pero es lo de menos. Su labor detrás de las cámaras ha sido contundente, con una capacidad de obtener de cada imagen el espíritu necesario para convertirla en frenética acción con una radiografía de ese entorno hostil y amenazante. La directora asume el control dramático de todos y cada uno de los movimientos para dotar a su producto con un admirable sentido físico del espectáculo audiovisual en uno de los montajes más asombrosos vistos en mucho tiempo. Su juego de planos es prodigioso, ya sea cuando se trata de aportar ‘multiperspectiva’ de visiones; la gente que observa desde los balcones, los insurgentes que apuntan desde un refugio o la dinámica de los protagonistas que se mueven por hangares o calles amenazados en todo momento por enemigos camuflados, como de utilizar el ralentí para dotar de intensidad los momentos más vehementes del último cine. Bigelow ha sabido conferir un grado de honestidad que no abdica en ciertos efectismos para parir la más hábil y conseguida visión sobre el conflicto bélico de Irak, en la que no hay ofuscaciones políticas ni ideológicas. Sólo un campo de batalla y un grupo de hombres que hacen lo posible por sobrevivir en esa tierra hostil a la que refiere el título de la que será, sin ninguna duda, una de las mejores y más contundentes películas de este 2010.
PELÍCULAS DESTACADAS
- ‘Chéri (Chéri)’, de Stephen Frears.
- ‘I’m not there (I’m not there)’, de Todd Haynes.
- ‘Teniente corrupto (Bad Lieutenant: Port of Call New Orleans)’, de Wener Herzog.
- ‘Shutter Island (Shutter Island)’, de Martin Scorsese. (Leer crítica).
- ‘An education (An education)’, de Lone Scherfig.
- ‘Corazón rebelde (Crazy Heart)’, de Scott Cooper. (Leer crítica).
- ‘Cómo entrenar a tu dragón (How to train your dragon)’, de Chris Sanders y Dean DeBlois.
- ‘El escritor (The Ghost Writer)’, de Roman Polanski.
- ‘Ciudad de vida y muerte (Nanjing! Nanjing!)’, de Lu Chuan.
- ‘Soul Kitchen (Soul Kitchen)’, de Fatih Akin.
- ‘Fantástico Mr. Fox (Fantastic Mr. Fox)’, de Wes Anderson.
- ‘Honeymoons (Medeni mesec)’, de Goran Paskaljević.
- ‘Kick-Ass: Listo para machacar’, de Matthew Vaughn. (Leer crítica).
- ‘The cove’, de Louie Psihoyos.
- ‘La última estación (The last estation)’, de Michael Hoffman.
- ‘Air doll (Air doll)’, de Kûki ningyô.
- ‘The secret of Kells’, de Tomm Moore.
- ‘Bright Star’, de Jane Campion. (Leer crítica).
- ‘Origen (Inception)’, de Christopher Nolan. (Leer crítica).
- ‘Exit through the gift shop’, de Bansky.
- ‘Copia certificada (Copie conforme)’, de Abbas Kiarostami.
- ‘The town (Ciudad de ladrones)’, de Ben Affleck. (Leer crítica).
- ‘Anvil: El sueño de una banda de rock (Anvil! The story of Anvil)’, de Sacha Gervasi.
CINE ESPAÑOL
- ‘Hierro’, de Gabe Ibáñez.
- ‘El gran Vázquez’, de Óscar Aibar. (Leer crítica).
- ‘Elisa K.’, de Judith Colell y Jordi Cadena.
- ‘Pan Negro (Pa negre)’, de Agustí Villaronga.
- ‘Heróes’, de Pau Freixas.
- ‘Agnosia’, de Eugenio Mira. (Leer crítica).
- ‘18 comidas’, de Jorge Coira.
- ‘Balada triste de trompeta’, de Álex de la Iglesia (Leer crítica).
DECEPCIONES
- ‘Invictus (Invictus)’, de Clint Eastwood. (Leer crítica).
- ‘Nine (Nine)’, de Rob Marshall.
- ‘Precious (Precious (Base on Nol by Saf Based on the Novel 'Push' by Sapphire)’, de Lee Daniels.
- ‘Un hombre soltero (A single man)’, de Tom Ford.
- ‘The lovely bones’, de Peter Jackson. (Leer crítica).
- ‘Green Zone: Distrito protegido’, de Paul Greengrass. (Leer crítica).
- ‘Alicia en el país de las maravillas (Alice in Wonderland)’, de Tim Burton. (Leer crítica).
- ‘Robin Hood’, de Ridley Scott.
- ‘Shrek, felices para siempre (Shrek forever alter)’, de Mike Mitchell.
- ‘Airbender: el último guerrero (The last Airbender)’, de M. Night Shyamalan.
PEORES PELÍCULAS
- ‘Loca obsesión’, de Phil Traill.
- ‘Pájaros de papel’, de Emilio Aragón.
- ‘Exposados’, de Andy Tennant.
- ‘Furia de titanes (Clash of the titans)’, de Louis Leterrier. (Leer crítica).
- ‘Habitación en Roma’, de Julio Medem.
- ‘Legion’, de Scott Stewart.
- ‘Sexo en Nueva York 2’, de Michael Patrick King.
- ‘El retrato de Dorian Gray’, de Oliver Parker. (Leer crítica).
- ‘La venganza de Ira Vamp’, de Álvaro Sáenz de Heredia.
- ‘Come, reza, ama (Eat, pray, love)’, de Ryan Murphy.
- ‘DiDi Hollywood’, de Bigas Luna.
- ‘Stone’, de John Curran.
- ‘Skyline’, de Colin y Greg Strause.
FUTURAS ‘CULT MOVIES’
- ‘Número 9 (9)’, de Shane Acker.
- ‘Los hombres que miraban fijamente a las cabras’, de Grant Heslov. (Leer crítica).
- ‘Canino (Kynodontas)’, de Yorgos Lanthimo.
- ‘Gentlemen Broncos’, de Jared Hess.
- ‘The Crazies’, de Breck Eisner. (Leer crítica).
- ‘The good heart (Un buen corazón)’, de Dagur Kári.
-‘Zombies nazis (Død snø)’, de Tommy Wirkola.
- ‘Machete’, de Robert Rodriguez y Ethan Maniquis. (Leer crítica).
- ‘Scott Pilgrim contra el mundo (Scott Pilgrim vs. the World)’, de Edgar Wright. (Leer crítica).
LO MEJOR…DE OTROS AÑOS
- 2004.
- 2005.
- 2006.
- 2007.
- 2008.
- 2009.
ESPECIAL DOSSIER LO MEJOR DE LA DÉCADA
Hay que reconocer que este 2010 ha dado una buena cosecha de grandes títulos que dejan el sabor de un buen año cinematográfico. Seleccionar diez títulos entre todo el caudal de cine de estos 365 días no ha sido fácil. Ha sido un año flojo, por el contrario, si hablamos de cine español. Si bien es cierto que han destacado algunos nombres propios de nuestro cine, no acaba definitivamente con esa extraña etapa de supuesta “crisis” que atraviesa una cinematografía patria que es puesta en continuo cuestionamiento. Esperemos que 2011 mantenga el nivel internacional y que el séptimo arte español encauce de una vez una variedad heterogénea en sus propuestas.
A modo personal, como sucedió en 2009, este 2010 puede que haya sido el peor año que yo recuerde desde que tengo uso de razón. Todo ha salido mal. El año empezó fatal, transcurrió de un modo catastrófico y, pese a que la selección española diera una alegría colectiva en forma de Copa del Mundo, este hecho prosaico no camufló la sensación de mala suerte que parece que nos ha caído encima. Sabíamos que esta movida de la crisis iba a afectar a cualquier objetivo y propósito. Había una quebradiza esperanza de que este año que se va podría ser una oportunidad perfecta para el regreso, donde algún proyecto pudiera saliera adelante, donde la salud y la constancia se aliaran con algo de fortuna para lograr hacer de éste un año para recordar. Ha sido todo lo contrario. Así que dejemos que este execrable 2010 se consuma y muera para recibir con algo de perspectiva un 2011 lleno de incógnitas, que parece no deparar buenas cosas. Al menos, ‘Un mundo desde el abismo’ continuará su periplo, como mínimo, hasta el próximo septiembre, momento en el que el blog cumplirá los siete años. Increíble cifra. Nos vemos allí y en todas las plataformas de comunicación 2.0 en las que perder el tiempo rodeado de conocidos, amigos y anónimos; Facebook, Twitter, Tumbrl, Flickr, Formspring…
Yo por mi parte, como decía el antológico personaje R.J. MacReady, el piloto del puesto fronterizo número 31 al final de esa película de cabecera titulada ‘La Cosa’, de John Carpenter, “esperaré... aquí, un rato... a ver que ocurre”.
Os deseo, de todo corazón, un FELIZ 2011 lleno de gratas sorpresas, buen cine y algo de ilusión, que buena falta nos hace.
jueves, 30 de diciembre de 2010
Crónica (adornada) de un partido navideño de abuelos prematuros
El pasado día 28, celebración pagana del día de los Santos Inocentes, nos preparamos para disputar el que debería ser uno de los eventos navideños de reincidencia anual. Un partido de Fútbol 7 que se disputó en las renovadas instalaciones de La Sindical, que ahora se llama Centro deportivo Rosa Colorado. Se supone que un siete para siete reúne a catorce tíos que han pasado la inevitable frontera de los treinta y pico qua miran a la cuarta décadas dejando atrás la lozanía y la juventud. Al partido faltó gran parte del equipo rival. Mal comienzo. En principio iba a ser un disputado encuentro entre los “Movidens” (denominación que ha acompañado durante mucho tiempo al grupo de amigos de siempre) y a los “7ers” (debido a que casi todos los integrantes del equipo estudiaron en el I.E.S. Número 7 que más tarde se llamó Francisco Salinas). La polémica falta de hombres para hacer posible un partido equilibrado estuvo a punto de romper las expectativas de un partido épico. En parte, así fue. Tuvimos que repartirnos porque finalmente acudimos a la cita doce de los catorce necesarios para llevar a cabo la pugna deportiva.
Nacho Verdejo y José A. González, dos de nuestros hombres más en forma, bueno, en realidad, dos de los pocos acabados que pueden correr y aguantar, se fueron a las filas del contrario, descompensando la balanza y haciendo que lo hubiera sido un partido para recordar nuestros viejos partidos jugando en equipo se desluciera un poco con el reparto. Aún así, el entretenimiento y el ‘fair play’ reinó desde el inicio al final. Digamos que el Equipo A dominó a placer un partido muy bien jugado en el centro del campo por estos, abriendo y buscando los espacios por el centro de la portería de un David Borrego que fue el mejor valuarte de un equipo B que salió intimidado, bastante dormido en su fila de ataque y no sintiéndose cómodos nunca con el balón. Ni siquiera esa conexión, antaño hábil y mordedora, formada por el trío atacante Quike Santiago, “El Abuelo” y “Refo” brilló en un juego un tanto apocado, que lanzó sus embestidas y tuvo ocasiones clarísimas malgastadas por un “Refo” que, pese a que lo intentó, no pudo materializar algunas de las jugadas más destacadas del partido frustradas por las grandes paradas del portero itinerante rival. Por parte del equipo A, Miguel Santamartina, Jorge y “Chino” llegaban a placer con un buen planteamiento táctico desde atrás, con zagas en las que el equipo funcionó, en gran parte, por Marcos Prieto, Nacho y José en medio campo. Pese a que tanto Rafa Tavera y Roberto “Risi” como Quike y “Abuelo” procuraban cerrar espacios, “Chino”, que materializó un “hat-trick” además de las llegadas de Nacho Verdejo y Marcos Prieto hicieron un daño inquebrantable por la contundencia de un arranque que dejó al equipo A con una diferencia de seis goles respecto a un rival que veía cómo David Borrego seguía sacando algunos balones que podrían haber aumentado irreversiblemente la cuenta goleadora del equipo A.
El equipo B seguía intentando llegar por medio de un “Abuelo” que dejó tres o cuatro jugadas con su innegable talento. Su cuenta subió a dos goles (uno de ellos, el mejor del partido) desde fuera del área. Los córners tampoco fraguaron nada positivo para un equipo que pagó sus errores de una primera parte desastrosa. Con el tercer gol de los B, marcado por Quike, se abrió la esperanza de una remontada que nunca llegó, pese a un gol de “ratón” de “Refo” que dejó sentados a dos de los defensas y al portero rival. Resultado final: 7-4. Mucha renta de goles para tan poco juego visto en la tarde del martes. Buena conducta y respeto por parte de ambos conjuntos que, pese a los achaques de la edad, la evidente falta de rapidez y la puntería perdida disfrutaron de un tercer tiempo de cervezas y risas, de anécdotas y repasos de nuestras vidas en el que debe ser un encuentro anual. Eso sí, con el compromiso de evitar la polémica por la falta de efectivos en este 2010.
EQUIPO A: 7.
Goles: “Chino” (3), Nacho Verdejo (2), Miguel S (1) Jorge (1).
EQUIPO B: 4.
Goles: “Abuelo” (2), Quike Santiago (1), “Refo” (1).
lunes, 27 de diciembre de 2010
Review 'Balada triste de trompeta', de Álex de la Iglesia
Payasos en la lavadora
Álex de la Iglesia sazona de barbarie y esperpento su película más salvaje y personal narrando la historia de dos payasos, dos bandos opuestos cuyas cicatrices asumen la brutal relectura de la guerra y la postguerra, del tardofranquismo y los primeros coletazos de la democracia de España.
De entrada, hay algo que impone cierta distancia cuando uno asiste a un espectáculo tan despiadado, libre y grotesco como es ‘Balada triste de trompeta’. Como viene siendo habitual en su personal filmografía, Álex de la Iglesia se ha empeñado en condimentar ese enérgico estilo con varias obsesiones reconocibles dentro de su cine. Su reincidente imaginería, desde la libertina capacidad creativa de anteriores y reconocibles obras, junto a las numerosas virtudes sostenidas en la capacidad de riesgo del cineasta para contar un terrible drama humano en forma de chiste se dan cita aquí en un difícil terreno que busca narrar una dramática fábula como si fuera una indiscutible comedia. No cabe duda de que De la Iglesia ha llegado a definir un estilo propio e intransferible. Por ello, no falta su concepción global y visual dentro de una trastornada genialidad cuyos cimientos se perpetúan en los límites de lo excesivo. Como en ‘El día de la bestia’, ‘Muertos de risa’ o ‘Crimen ferpecto’ se busca la intencionalidad llena de furia y de ritmo, con voluntad transgresora y oligofrénica que, en este caso, dinamita una hecatombe subvertida en la que la comedia está ensombrecida por lo contundente de la función, por una belicosa melancolía de cine radical que no tiene ninguna reticencia a la hora de escupir al público la sinceridad honesta con la que está confeccionada.
Así es ‘Balada triste de trompeta’. Poco complaciente. Se aúna barbarie y esperpento, referencias personales e intenciones donde, por mucho que se anhele, no existe el humor. No hay comedia. Al menos, no en el modo en que De la Iglesia había venido haciendo. Estamos ante una cinta retorcida, creada y llevada a la pantalla desde las entrañas de un fulano quemado con el mundo. De entrada, ‘Balada triste de trompeta’ es una alegoría casi filosófica sobre el rencor y el amor imposible. Es tan inclemente y agresiva que provoca un doble sentimiento irreconciliable en sus límites extremos: una adhesión progresiva o un rechazo total según entendimientos. No es, de este modo, un filme que genere indiferencia, pero lo cierto es que la libertad sin tapujos es lo que hace de su línea de coherencia un producto tan extraño y discontinuo, lo que ofrece el verdadero sentido de enloquecida entidad que caracteriza el cine de este peculiar creador de pesadillas tragicómicas.
Ya desde su inicio, con un perentorio prólogo se deja clara la destructiva índole del filme, que sitúa al espectador durante la guerra civil, en el Madrid de 1937, con un pequeño circo que es azotado por la conflagración y asaltado por una avanzadilla republicana que rompe con la tradición circense bajo el mando militar de un agresivo soldado que recluta a los payasos y demás artistas para plantar cara a los nacionales. Una de las primeras imágenes, la de un payaso vestido de niña asestando sangrientos machetazos y abriéndose paso entre el fragor de la guerra, define gráficamente lo que va a ser el resto de la película; una elegía de tumefacción fraticida de ese pasado gris que carcome la historia de nuestro país. Ese payaso advierte a su hijo que la única vía de redención, antes que seguir sus pasos de ‘clown’, debe ser un sentimiento de venganza. Con este referente, De la Iglesia regresa a una figura insinuante en su filmografía, el payaso como figura grotesca y descontextualizada.
Es entonces cuando el salto temporal hacia 1973 dibuja una España pesimista, donde tiene lugar una historia de rivalidad y odio entre Julián, aquel hijo de infancia arrebatada, convertido en un ingenuo y taciturno aspirante a payaso triste y Sergio, el payaso tonto, admirado por los niños y que esconde un ser dominante, posesivo, maltratador y alcohólico. Ambos pugnan, desde sus deformadas personalidades, por el amor de Natalia, una trapecista de curvas escandalosas que duda entre el amor radicalmente opuesto de los dos hombres. Una historia de dos personalidades enfermas que camuflan sus deterioros psíquicos con el maquillaje circense y donde la chica es el objeto de deseo de dos bestias, dos bandos opuestos cuyas cicatrices asumen la relectura salvaje de la guerra y la postguerra, del tardofranquismo y los primeros coletazos de la democracia de España.
El subconsciente de Álex de la Iglesia queda expresado en cada una de las ideas y metáforas que van tejiendo el extraño patrón del filme. Desde un retorcido espíritu ‘valleinclanesco’ que deforma la realidad, recargando sus rasgos grotescos, somete a la historia a una elaboración muy personal. El lenguaje coloquial y desgarrado, con un tono bipolar que persigue la alegoría sobre la índole demoledora del fascismo y el entorno republicano, deja en evidencia a esos ideólogos de la destrucción del país que dicen amar. De este modo, la película no abandona una idea: la violencia engendra violencia. Los dos payasos de ‘Balada triste de trompeta’ terminan por convertirse en monstruos, hijos del desafuero desunido por el lóbrego periplo de cuatro décadas de caudillaje en España. Javier, ese payaso triste que no ha tenido infancia, es como un niño que encarna la lucha republicana, el perdedor que se siente rechazado por Natalia, que siente lástima por él. De alguna forma, la trapecista es la España que alberga esperanzas de libertad, de seguridad junto a este payaso apocado y destrozado por dentro. Pero ésta es poseída a la vez por Sergio, el payaso tonto, un violento y poderoso dominador que sexualmente la satisface, aunque sea capaz de darle palizas y humillarla a las primeras de cambio.
Todos parecen depender de Sergio. Le tienen miedo, como a ese poder represivo y fanático que impera en la sociedad. Javier es el único que logra plantarle cara. Sin embargo, las dos insanas personalidades confluyen en una misma deformación generada por la locura; la de ese rostro de Sergio deformado y mutilado por sus propias atrocidades que se han vuelto contra él y la locura de Javier, que impone su monstruosidad disfrazada de venganza, en el dolor del rechazo y la memoria perdida. Los dos símbolos ideológicos aman a la chica, la nación, con un ímpetu posesivo, alienado y sedicioso dentro de un contexto de circo metafórico como es la España de Franco. La sumisión, la rebeldía frente al trauma represivo, la renuncia de los sueños y la angustiosa tristeza son elementos que Álex de la Iglesia esgrime a la hora de dibujar estos payasos en una lavadora de centrifugado de referencias solapadas de dolor y resentimiento.
‘Balada triste de trompeta’ se conforma como un manifiesto visceral, guiado por un capitán fílmico temerario y suicida que utiliza la enardecida explosión de violencia como admonición acerca del olvido de nuestro pasado, de los errores circunscritos a un ámbito localista, cuya universalidad está licuada por un filtro histórico excesivamente simbolista, utilizado por su autor como exorcismo de sus demonios con un fin catártico. En todo este laberinto demoníaco se nota falta de su habitual guionista, Jorge Guerricaechevarría, sobre todo en algunos de los enflaquecidos diálogos y en su idea de consecución de fatalismo agridulce. A veces se echan de menos evidencias y apostillas dentro de ese carnaval sangriento de tanta acentuación expresiva y en muchos momentos de artificiosa arbitrariedad que debe asumirse dejando la racionalidad a un lado para que el viaje resulte gratificante. Hay tramos desiguales, que imponen cierta distancia por parte del espectador dentro de esta muestra de cine de hipérbole sociohistórica que esconde una sociedad sanguinaria y rencorosa con su pasado reciente. Como por ejemplo, ese tramo que concentra a Javier como perro de presa de cacería con un Franco entrañable y tierno o la del mismo rol, sentado en una cafetería armado incoherentemente, para descubrir la canción de Raphael y estallar con el único deseo de verle disparar al aire con dos metralletas en una simbólica imagen irresistible, pero carente de significación o ubicación dentro del relato.
Defectos y virtudes de una obra radical
Llega un momento en que De la Iglesia no logra acanalar tanta furia y mugre histórica, haciendo de su esperpento un manifiesto tan pujante como imprudente. Como la inserción forzosa del atentado de Carrero Blanco como excusa para soltar una de las frases más lúcidas y cabronas de los anales de nuestro cine. Dentro de unos parámetros circenses que desentierran el alma de otros cineastas como Browning, Buñuel o Fellini, en ese circo estrafalario donde sus personajes secundarios apenas tienen voz en el entramado, más que para apaciguar la brusquedad intemperante y evocar cierta ‘berlanguismo’ en su conjunto, se echan de menos mecanismos que ensamblen su eficacia hacia la grandeza de la que podría haber sido la mejor película de su autor. Éste termina por parir una cinta imperfecta, un monstruo deforme que simboliza lo mejor del cineasta, pero también lo peor. Aunque tal vez ahí es donde reside su atrayente fuerza y grandeza. Por eso, dejando a un lado cualquier índole defectiva, esta última granada de mano llega a sublimar de forma intensa su discurso acerca de la lucha política y violenta que es perpetrada por imbéciles que en su pasado y en un presente destruyeron y destruyen España, en un ciclo iterativo de crueldad y sinsentido.
El director de ‘Perdita Durango’ sigue fomentando un cine instintivo, acondicionado al espectáculo con brío visual, donde el ingenio arrolla al público con una explosión de emociones, con momentos de inspirada imaginería, de alucinantes piruetas visuales, de sugerente apariencia y paranoia anticolorista, así como arrobamientos abrumantes y enérgicos que desembocan en ese enfrentamiento con sabor a Hitchcock en las alturas con un icónico escenario reconocible, faraónico sepulcro que representa el tumor histórico de forma sacra como es el Valle de los Caídos, ése puñal clavado en el corazón de España que nos recuerda los errores del pasado, la miseria humana y la herida que sigue abierta y no cicatriza. En ese sentido, ‘Balada triste de trompeta’ es un ‘thriller’ inquieto, perfectamente hilvanado, donde estalla esa sugestiva violencia con un compás sofocante que apela a la aberración trastornada de un fin de fiesta apoteósico. De ahí, que requiera a un espectador lanzado a sus defectos, a un tiovivo destructivo donde el realizador da rienda suelta a su lado más perturbado y personal.
No se le puede negar ambición y genio. Su última película tiene tanta visceralidad que puede percibirse hasta como amoral en la consecución de un esperpento cargado de mala hostia, humor negro y furores sangrientos. Es decir, todo aquello que caracteriza el cine del actual Presidente de la Academia de Cine. En ese descomedimiento, en su desorden y caos, en su irregularidad que salpica incompostura es donde se encuentra la razón de ser de un filme que se refuerza en su atmósfera feísta y oscura gracias al intuitivo Kiko de la Rica, que sabe barnizar el cromatismo con un tono entre el pesimismo y expresionismo, dotando de entidad ruda y sin color la antifábula que se beneficia (y de qué manera) de la magnífica puesta en escena de Eduardo Hidalgo y Federico del Cerro al reproducir entre ruinas un circo absurdo y tiñoso, donde la destrucción convoca esos fantasmas de los que habla el realizador.
Pero si hay algo que aporta la personalidad de las grandes obras es la partitura de Roque Baños. Una vez más, el músico funciona como el pulmón enérgico de cada plano. Su talento golpea el alma del público con una partitura memorable transformando las notas musicales en sensaciones perceptivas de ecos ‘herrmannianos’. Tampoco está de más alabar la labor de De la Iglesia como director de actores, en la fuerza de un Antonio de la Torre peligroso y avieso, la sensual capacidad de Carolina Bang para reconducir su personaje hasta límites de tensión sexual palmarios y el retribuido talento de sus comparsas; desde Santiago Segura hasta Sancho Gracia, pasando por Enrique Villén, Manuel Tallafé, Gracia Olayo, Alejandro Tejería, Luis Varela, Terele Pávez… Todos están maravillosos. Pero si alguien debe ser el centro de los elogios ése un genial y asombroso Carlos Areces, que ofrece una memorable caracterización de ese payaso educado por las ansias de venganza paternal que choca contra los deseos y frustraciones de un personaje complejo. Lo mejor de esta cinta extraña y estrambótica.
‘Balada triste de trompeta’ va mucho más allá en su prosopopeya de incorrección política. Es una cinta que cuando pierde el equilibrio sabe sobreponerse y levantarse, con sus rocambolescos deslices y desaciertos, en su condición de película valiente y todoterreno. Porque sabe ser fiel a sí misma, llevando su riesgo hasta las últimas consecuencias. Estamos así ante un cine cuya seriedad se pierde por la contundencia de lo excesivo y no tanto por la búsqueda de los mecanismos cómicos. Se deja llevar por un grueso sentimiento extremo, donde la brutalidad y lo tragicómico alimentan el espíritu de un iracundo y redentor ejercicio anárquico y sádico. En esta película nacida para ser incomprendida, por lo grotesco y antropófago de su condición. El amor es algo imposible, como una España destinada a entenderse, capaz de ironizar y concebir ese pasado que murió y que llora como expresa la canción de Raphael que da título a la película. Se trata, en conclusión, de una extravagancia perturbadora, de genuina locura que anida en la mente del espectador mucho después de haber acabado.
Miguel Á. Refoyo "Refo" © 2010
viernes, 24 de diciembre de 2010
FELIZ NAVIDAD 2010, amigos del Abismo
Siempre que coloco una bola en el árbol de Navidad me gusta mirar reflejado mi rostro, distorsionado hacia una especie de dibujo animado con cara de gilipollas, alterado por la ficción que supone la propia fantasía de esta celebración de luces y de colores. Ya está aquí de nuevo este periplo que tiene su excusa en la diversión y el dispendio comercial, un pretexto más para evitar trascendentalizar las variadas situaciones que asolan nuestro mundo general y nuestras miserias personales. La estrella que se pone en lo alto de los abetos saca a relucir una época bastante deslucida, donde la celebración este año es una justificación disimulada de esa sonrisa esconde cierta preocupación. Los hay que odian estos días, como modernos Scrooges ‘dickensianos’ a los que la Navidad les parece otra pérdida de tiempo capaz de sacar lo peor de la gente. Para otros muchos, se trata de una coartada perfecta para disfrutar sin complejos y meterse unos buenos viajes al hígado y al colesterol, sumidos en una espiral de convite y brindis varios. Lo cierto es que la Navidad sigue teniendo una esencia que va más allá de las campañas de mercadotecnia de los grandes almacenes a pesar de que los portales de Belén vivientes se hayan convertido en centros comerciales abarrotados de gente dispuesta de dejarse lo poco que ganan en regalos. Y es que la confusión atávica ante el inexorable ciclo vital, del invierno y del verano, ha creado celebraciones de solsticios para todos los gustos. Y hay que asumirlo. Y lo que es más importante, llevarlo al extremo. Lo divertido de todo es ser cínico, socarrón y saber disfrutarlo con divertimento y alegría.
La Navidad es la época ideal para reírse con más fuerza de aquellos a los que no les gustan y a los que quieren cambiar el nombre a la celebración por la absurda denominación de “fiesta de invierno”. Tampoco es momento de reflexionar sobre su génesis católico, ni de conjeturar sobre lo que en realidad se celebra, ni de aludir a cualquier residuo de antiguas fiestas paganas de los nórdicos o aquella celebración romana en honor a Saturno. Lo importante es celebrarlo y pasarlo bien, de ingerir sin freno opulentas cenas y comidas con compañeros, amigos y familiares. De dejarse de malos rollos y el odio en Nochebuena, de seguir comiendo y bebiendo en Navidad. Cómo no, continuando con más brío en Nochevieja, engarzando la comida de Año Nuevo con cenas de antiguos compañeros y habituales cogorzas semanales...
Como cada año, desde estas líneas quiero desearos una FELIZ NAVIDAD 2010 y que disfrutéis de la manera que más os guste estos días.
Un abrazo a todos, queridos amig@s.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
79.250: El Gordo y la felicidad
“¡Ni una puta perra!” es la frase recurrente que mi padre heredó de mi abuelo y que se hace extensible a mí. Se pronuncia en mi familia anualmente, siguiendo la tradición de adversidad en los juegos de azar. Cada 22 de diciembre, cuando el sorteo de Navidad termina y, haciendo cálculos, uno se da cuenta de que lo poco que ha jugado no sirve para nada es el momento de elucidar con esta frase tan castiza. Bueno, en principio, estos rollos alimentan la ilusión. Que de eso también se vive. O eso dicen. Es entonces cuando sólo te queda ver cómo el Gordo se va a otra ciudad, a otras manos, a otra gente que es feliz por momentos y que luego sale en televisión medio etílica, diciendo paridas y bajo el desenfreno de una complacencia y ventura que pocos consiguen saborear en primera persona. Esta mañana, en el Palacio de Congresos de Madrid, lugar elegido tras más de cuarenta años organizando este popular evento en el salón de sorteos de la calle Guzmán el Bueno, concretamente a las 11.13 horas, Iván Quintero, un niño con un aire a “El Bola” que evidencia y personaliza el mal que está haciendo Cristiano Ronaldo a esta sociedad y Adreas López, un chaval más circunspecto y espigado, han cantado el premio gordo: el 79.250.
Alicante, Barcelona, Cerdanyola del Vallés (Barcelona), Garachico (Tenerife), Cáceres, Éibar (Guipuzcóa), Zaragoza, Alcorcón (Madrid), Madrid capital, Molina de Segura (Murcia) y Saldaña (Palencia) han sido las localidades que en estos momentos están celebrando que exista una pequeña ventana a la crisis. Los demás, han visto cómo la esperanza depositada en una posible y lejana etapa de respiro, saliendo de la asfixia económica para olvidar penas, darse algún capricho o la recurrente frase de albañilería “tapar agujeros” se han diluido con la misma facilidad que el día a día te devuelve a la dura realidad. Hoy en día, tal y como está el panorama gris y turbio, sin posibilidad de escape a la ruina y a la tragedia, lo más cabal es que aquellos que tengan la suerte de tener un trabajo y una remuneración mensual levanten la copa la copa de cava y brinden porque ellos son los verdaderos afortunados. Esperemos que la suerte se esconda detrás de algunos otros acontecimientos mucho más prosaicos que hacerte rico jugando a un juego prácticamente imposible.
A los premiados, muchas felicidades. A los que no, estáis acostumbrados. Así que Feliz Navidad a todos.
martes, 21 de diciembre de 2010
Los peligros de la polémica "Ley Sinde"
Hoy es un día fundamental para los que utilizamos Internet. La “Ley Sinde”, ese proyecto de censura autocrática de Internet escondida dentro del proyecto de Ley de Economía Sostenible, puede afectar, y de qué manera, a un país que vive en continuo ‘offline’. Es el momento de saber si esta Ministra de Cultura*, títere de marionetas, empecinada en un tema único como son las descargas legales y la mal llamada “piratería” (aquélla que no se lucra en el sistema de compartir información y archivos entre usuarios), tiene vía libre y despotismo para ejercer la dictadura dentro del mundo virtual. De este modo, el futuro de la comunicación internauta sería mutilado, despojado de su esencia y su sentido, poniendo en seria duda cualquier tipo de libertad y haciendo que esa colaboración masiva que supone la red, de libertad para dosificar información global deshaga los nudos de la cultura y sirva para derribar la universalidad a favor del dominio y control político. Lo que nos faltaba.
El hecho de anular la independencia y el albedrío que existe en la red, con un control exhausto por parte del Ministerio de Cultura y la Audiencia Nacional, convertiría en un caos un tema que no es en absoluto baladí. Por supuesto, aquellas páginas que se lucran con la difusión de material con copyright deberían haber acabado hace años. Pero el problema no es ése. Esta ley impositiva también afectará a la red P2P con páginas en la que se comparte información de una manera libre, descentralizada y pública. Después llegaría el cierre de otro tipo de páginas molestas a sus intereses o que discrepen con tipos de decisiones o actitudes, alcen la voz o contengan información que a los gobiernos no les interese que se difunda. Es el germen de la auténtica y peligrosa distopía totalitaria, el nuevo modelo de absolutismo dentro de la cada vez más debilitada y ridícula democracia. Esta forma de control gubernamental anularía el Estado de Derecho que tanto fomentan y amparan. La libertad de expresión y de opinión está, si se diera efecto a este proyecto, muy por debajo de esa cuestión que pone como factor de importancia a la gente que ve películas o escucha música de una forma gratuita. Parece que es lo único que importa aquí ¿Por qué? Porque existen una serie de empresas yanquis muy poderosas capaces de mover a países a su antojo con tal de salvaguardar sus imperios económicos.
Esa parece ser la razón: una imposición servilista de los intereses yanquis, con la subordinación definitiva de nuestro país al imperio norteamericano, que ha utilizado a un rostro reconocible encantada de conocerse así misma como es la guionista que prefirió retirar su nombre del “peliculón” ‘Mentiras y gordas’ (paradójico título que se identifica con la actual situación gubernamental) para consolidar esa idea de malversación interesada con acciones legislativas que protejan la supremacía financiera que hace que el poder supremo sea ejercido por un reducido grupo de personas que han llevado a la crisis en la que estamos. Gracias a Wikileaks se pone en evidencia que las presiones de la industria cultural acerca de Internet están ordenadas por ese dominante imperio autocrático con el resto del mundo que es Estados Unidos. Se han filtrado vasos comunicantes diplomáticos en los que se amenazaba a España con incluirla en una “lista negra” si no establece una legislación para controlar y fragmentar la libertades de la red. A las entidades de derechos de autores y editores, junto a las multinacionales de la industria cultural, le beneficia todo esto. No porque sea positivo o mejore su situación, sino porque así no tendrán que renovarse y adaptarse a las exigencias de la evolución internauta. España está demostrando, una vez más, que es un país torpe y inepto. La inclusión de este modelo censor para la antidescarga desubicada dentro de un contexto que basa su interés en transformar el ideal productivo para enfocar el futuro de un país una de las peores crisis de su Historia es, como mínimo, cuestionable. Seguimos siendo, queramos o no, un país de pandereta. Dejemos que los gobernantes la toquen, cantando un villancico que se ría de nosotros en nuestra puta cara.
* En la foto, la Ministra Ángeles González-Sinde posa con Mayor OREJA.
domingo, 19 de diciembre de 2010
Blake Edwards: otra sonrisa de Hollywood apagada
1922–2010
La comedia perdió el pasado viernes otra parte fundamental para entender la comedia y su evolución dentro del cine. Desde que comenzara como guionista de Richard Quine y debutara con deslucidas películas para gloria del cantante Frankie Laine, el gran Blake Edwards emprendió su carrera dentro de los límites del aprendizaje, de la constante mezcla de géneros, de un potencial cómico inabordable. Muy amigo del ‘slapstick’, afianzado en una tradición clásica que le vincularía por parte de la crítica como heredero del mismísimo Ernst Lubitsch, no fue un director al que le gustaran las etiquetas, de ahí que obras maestras como ‘Días de vino y rosas’ o ‘Desayuno con diamantes’ escapen de la comedia hacia el melodrama más gris y descorazonador. Nos regaló al genio insustituible de la comedia norteamericana: el magnánimo Peter Sellers (la saga de ‘La Pantera Rosa’ o la antológica ‘El guateque’), siempre buscando el contraste entre el pretensión egoísta de la personalidad humana y la anarquía existencial que rodea al individuo para ser feliz con su habitual juego de espejos de la comedia y la realidad que hacía de las desgracias una comedia sin fin. Siempre elegante con la cámara, con un cine de emoción que marcó su estilo dejan un poso de tristeza en el mundo del cine en un año especialmente cruel con las desapariciones de grandes nombres del Séptimo Arte. ‘Peter Gunn’, ‘Operación Pacífico’, ‘Vacaciones sin novia’, ‘S.O.B. Sois honrados bandidos’, ‘¿Víctor o Victoria?’, ‘Micki y Maude’, ’10, la mujer perfecta’, ‘Una cana al aire’ o ‘Asesinato en Beverly Hills’ son algunas películas que conforman una pequeña muestra de su contribución como ese cineasta respetado y adorado por todos. El hombre que supo sacar con su genio una sonrisa con su sátira y talento.
Suscribirse a:
Comentarios
(
Atom
)