Mientras en Francia los jóvenes protestan violentamente contra la política laboral del Gobierno, que ha flexibilizado los contratos para jóvenes mediante el criticado ‘Contrato del primer empleo’ que permite despedir sin ningún motivo durante los dos primeros años de contrato, en España millones de jóvenes preparan su hígado para darle caña en multitudinarios botellones de alcohol y fiesta protestando por la prohibición de alcoholizarse en la vía pública.
Quizás deberíamos reflexionar sobre ello…
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