martes, 31 de octubre de 2006

Review 'The Black Dahlia'

El exceso y la vacuidad del ‘noir’
‘La Dalia Negra’ es una desacertada adaptación de la novela de Ellroy que muestra al peor Brian Del Pama, más preocupado de su exhibicionismo visual que de una confusa trama carente de sentido.
Insurrecto y dinamitador, tan irregular como genial, el realizador nacido en Newark, ha compuesto una de las filmografías más extrañamente apasionantes del cine contemporáneo. Congénere de cineastas tan influyentes como Scorsese, Spielberg, Bogdanovich o Coppola, Brian De Palma representa la capacidad de riesgo que siempre ha caracterizado a aquellos cineastas buscadores de nuevos caminos fílmicos en correlación con una evolución personal y creativa insobornable. De Palma es también un creador acostumbrado a extremos antagónicos, actitud que le ha convertido, en uno de esos directores admirado y odiado a partes iguales, acreditando que con su cine no se admiten términos medios.
Uno de los géneros que más ha visitado el polémico director ha sido el cine negro, pero hasta ahora nunca en su variante más clásica, aunque tampoco exenta del inconfundible universo del hampa poblado de gángsteres donde los contraventores de la sociedad transgreden el orden legal, con personajes subordinados a las tensiones de un entorno corrupto en el que no falta la hermosa ‘femme fatale’, atractiva y seductora, que juega peligrosamente en el límite de la turbiedad. ‘La Dalia Negra’, basada en la genial novela de James Ellroy (adaptado con habilidad en ‘L.A. Confidential’ por Curtis Hanson) era, a priori, la lógica evolución de un cineasta que tiene en cintas como ‘Vestida para Matar’, ‘Doble Cuerpo’, ‘Fascinación’, ‘Impacto’, ‘Scarface’, ‘Los Intocables de Elliot Ness’, ‘Carlito's Way’, ‘Snake Eyes’ y ‘Femme Fatale’ obras que, directa e indirectamente, ya aludían a la vertiente genérica del cine negro, desde una perspectiva manierista y muy personal, circunscribiendo sus bases a un campo privativo y reconocible en el realizador, a sus obsesiones fílmicas más conocidas; la modernidad, la extrema visualidad de cuidado esteticismo, la técnica efectista y su propensión temática el vouyerismo, el sexo, la política y la dualidad humana.
Dentro del cine negro, De Palma ha propulsado su conocida vertiente de manipulador, pues se trata sin duda de un virtuoso del espíritu rupturista y provocador, perceptible en muchos de sus filmes, donde invoca al tan ‘hitchcockiano’ recurso del ‘McGuffin’ para introducir sus ostensibles iconos en la forma y el contenido, mezclando tendencias argumentales y estilos cinematográficos que generan esa diversidad de opiniones que siempre le han acompañado. Sin embargo, ‘La Dalia Negra’ parece aspirar a ser la gran obra dentro del género en el cine de De Palma. Lo tenía todo para provocar encendidas discusiones acerca de su triunvirato formal y estético para adaptar una de las novelas negras más apasionantes de los últimos años creadas por Ellroy, la historia de dos detectives encargados de investigar un doble caso, el de un asesino rural, afincado en la ciudad como peligroso homicida y la muerte de la ambiciosa Betty Ann Short, actriz de películas de serie B conocida como Dalia Negra y cuyo cuerpo propio fue encontrado diseccionado por la mitad, exangüe, sin órganos y abandonado en un descampado de Norton Avenue.
Sin embargo, a pesar de que Brian De Palma, apela a la materia clásica, aludiendo a una perspectiva cinéfila y violentista que pretende (sin conseguirlo) convertir los elementos clásicos en innovadora disposición, se ve truncada por la falta de coherencia del material argumental con el que Josh Friedman ha trenzado un guión laxo de interés para potenciar sus carencias con la artificiosidad de un producto onanístico del director de ‘El fantasma del Paraíso’, que ha abordado su más ambiciosa propuesta con una extraña esterilización de la intensidad narrativa de las novelas de Ellroy.
De Palma sabe contextualizar la ciudad de Los Ángeles de los años 40, de policías corruptos, combates de boxeo amañados, sangrientas reyertas policiales e insociables detectives en un mundo asediado de ambición y traiciones, habitado por personajes turbios y contradictorios, obsesivos y obsesionados por los fantasmas del pasado. Gracias al portentoso diseño de producción de Dante Ferretti, minuciosa recreación del ambiente, escenarios y vestuario de la época y a la excepcional fotografía de Vilmos Zsigmond, fiel a los clásicos de luces y sombras, imbuida de un goticismo cercano de la visión expresionista la película cuenta con la gran virtud de ser un hermoso retablo de un momento histórico concreto. Pero De Palma parece más preocupado en su exhibicionismo visual, en subrayar algunas escenas pletóricas de violencia, donde la exageración es consciente (aunque sin perder el realismo contextual y su estilizada realización), pero que termina por desatender el universo temático de Ellroy. Una actitud que acentúa la falta de ortodoxia de todo el filme.
‘La Dalia Negra’ es un pretencioso y recargado homenaje a los arquetipos y lugares comunes del cine negro que alberga en su interior todos los tópicos detectivescos y ‘femmes fatales’, violencia y suspense, investigación criminal y obsesiones de todo tipo. Un costoso producto sin alma, una historia ‘pulp’ de subtramas retorcidas que caminan vagamente sin rumbo definido, perjudicada con elementos anecdóticos, en la que los personajes se convierten en meras marionetas, distanciados del público e incluso molestos en sus pensamientos e inquietudes con la utilización de ‘offs’, mediante películas confiscadas o en confesiones furtivas en un oscuro motel.
En su radiografía de esa (reiterada en su filmografía) sociedad avariciosa y arrogante, motivada por el éxito y el dinero, donde el poder se simboliza como algo amenazante y violento para un individuo inmerso en un orbe corrupta, De Palma deja a un lado su habitual sentido del delirio con el que plasma su morbosa noción de espectáculo, brindando, eso sí, algunas gotas de genial alarde en puntuales secuencias, con ese estilo pomposo, de ceremonia operística que ha caracterizado al cineasta; como la presentación de la familia Sprague, la vendetta que tiene lugar en un prostíbulo a plena luz del día que arranca con los gritos silenciados de Elizabeth Short o ese crucial asesinato dentro de la trama que mezcla expresionismo, escaleras, vouyerismo, belleza arquitectónica y una caída en ‘ralentí’ a una fuente que se tiñe de rojo. Son las únicas fracciones de interés que prevalecen en la voluntad narrativa de llevar al espectador con consistencia hacia el tópico fílmico y cinéfilo (donde no faltan alusiones al Hollywood clásico con menciones a Sennett, O. Selznick, Paul Leni, Duryea o Alan Ladd y Veronica Lake).
‘La Dalia Negra’ es una amalgama de situaciones desconcertantes y mal hilvanadas, una orgía de excesos que se configura como un decepcionante cinta ‘noir’, incapaz de transmitir cualquier motivación en el espectador con su absurda densidad narrativa, carente de simetría e impropia de un cineasta que parece haber olvidado su inquietud por reinventar perspectivas conceptuales y estudiar formas y estilos, en una película que desperdicia el amplio catálogo de posibilidades de la retórica fílmica y subtramas de poderoso interés, como ese triángulo amoroso desaprovechado en los apagados matices emocionales del filme, de las obsesiones necrófilas y sexuales, de ambivalencia moral, del entorno sórdido y brutal que rodea la acción y que se precipita hacia un ‘flashback’ final que resuelve torpemente (bordeando el ridículo) todos los enigmas y misterios de un filme que quiere ser muchas cosas; una enfática revisitación al cine negro, un resbaladizo relato de obsesiones y fantasmas, de ambición y muerte, de incursión directa a un género con voluntad de trascendencia, pero que, pese a todo, no acaba siendo ninguna de ellas. Demasiado lustre para tan poco fundamento y esencia.
A todo ello se añaden las superficiales interpretaciones de un ‘cast’ descentrado que no logra transmitir en ningún momento la zozobra psíquica que padecen sus personajes. Así, ni un limitado Josh Hartnett cumple como aturdido detective atrapado en la trama policial de dos mujeres que representan la antagónica presencia del ángel y demonio tradicional en el género, ni Aaron Eckhart define su desbaratado rol de enloquecido policía trastornado por el caso de la Dalia, ni Scarlet Johansson, con sus hieráticas poses plagiarias de Lana Turner, consigue resultar creíble en su recreación de doméstica y doliente ‘barbie’ y ni siquiera secundarios como Mia Kirshner logran transmitir cualquier tipo de emoción con su apática recreación de Short. Sólo Hilary Swank, voluntariosa y desbordante de talento, parece dibujar con tino a la ‘femme fatale’ cínica y manipuladora de la función.
Una película, esta adaptación de la novela de Ellroy, que no funciona al esperado nivel de suspense en el escenario policial o en el dramático, en el que prevalecen algunos de sus puntos débiles, de subrayada soflama ético-discursiva, para acabar en una estética construcción de un universo agresivo y clásico, donde no se transmite bajo ningún concepto la determinación de una innegable actitud del cineasta por la persistente repetición de clichés. De Palma se acerca a los equívocos vicios y equivocadas tentativas genéricas de ‘Misión a Marte’ antes que la paradigmática exacerbación de sus propias teorías, enturbiando su reconocido narcisismo de estilo, olvidando incluso, su exhibición más cínica del autoplagio.

lunes, 30 de octubre de 2006

La transformación evangélica de "El Hijo de Sam"

Durante 1976 y parte 1977 Nueva York se convulsionó con la aparición de otro de esos ‘pyscho-killers’ que marcaron la crónica negra de una época muy representativa del miedo de una sociedad americana a los demonios de una década en la que la Guerra de Vietnam, la proliferación de libertades y el ‘hippismo’ se unieron a la aparición de perturbadas mentes asesinas que fueron sacudiendo con sus truculentos actos a un país que empezaba a conocer la violencia y la crueldad en forma de asesinos esquizoides que actuaron indiscriminadamente acumulando víctimas anónimas para pasar casi como iconos folclóricos de las páginas de sucesos.
Uno de ellos fue Richard David Falco, más conocido como David Berkowitz y, a su vez, inmortalizado como "El Hijo de Sam". Berkowitz asesinó, a sangre fría y sin ninguna razón aparente, a siete jóvenes que fueron ejecutados con varios disparos en el cráneo y otras diez fueron heridas de gravedad con el Mágnum del calibre 44 que siempre utilizó esta celebridad homicida. Hombre retraído, acomplejado y depresivo, sucumbía a los arrebatos de ira y violencia, saliendo a la calle a cazar nuevas víctimas, creando una inseguridad social que ya reflejó Spike Lee en su estupenda película ‘Summer of Sam’. Su afán de notoriedad llegaría a tal punto, que Berkowitz dejó notas a la policía amenazando con proseguir su matanza, con sed de sangre y ansias de seguir asesinando inocentes. Notas que rezaban “Soy un monstruo. Soy el hijo de Sam... Adoro la caza”. Incluso llegó a enviar una carta de agradecimiento al ‘New York Daily News’, agradeciéndole el interés que mostraban los medios por sus atrocidades.
La calurosa noche del 31 de julio de 1977 cometió su sexto asesinato (esta vez sacrificando a otra joven e hiriendo en la cabeza a su novio), pero sin la suerte de sus anteriores crímenes, ya que varios testigos vieron su Ford Galaxy y reconocieron a Berkowitz ante el creciente caos colectivo en la ciudad de Nueva York. A lo largo del juicio, se declaró culpable de los asesinatos imputados, manifestando que se llamaba "El Hijo de Sam" porque ése era el nombre del perro de su vecino, que era el que ordenó aquellos feroces asaltos. Para Berkowitz su ‘amo’ canino era, nada más y nada menos, que un demonio de 6.000 años, que le enviaba mensajes de destrucción contra una sociedad que le humillaba y no le comprendía, detonante que le obligó a ser miembro de una supuesta ‘Iglesia del Proceso’.
Su condena: 360 años de prisión en una cárcel de máxima seguridad. Años después, reconoció haber formado parte del culto satánico de Charles Manson y rectificó sus declaraciones para manifestar que no sólo él había sido el asesino de todas las víctimas, si no que hubo más asesinos que utilizaron un Mágnum del 44 en una orgía de sangre pactada. Una revelación que coincide con las sospechas defendidas por el periodista Maury Terry, que investigó el caso y llegó a la conclusión de que Berkowitz no fue más que el chivo expiatorio de una secta satánica compuesta por varias personalidades importantes del Nueva York de la época.
Tras sufrir un agresión por varios reclusos que intentaron degollarle en la cárcel, David Berkowitz formó en cautividad ‘Forgiven for life’, un movimiento donde el recluso se arrepiente de sus actos y fomenta la conversión al cristianismo mediante una página web dedicada a la salvación de su alma. En ella, Berkowitz lanzará su libro ‘Son of Hope’, narrando su transformación humana y evangélica y donando todos los beneficios de la publicación a las familias de sus víctimas. También hay una carta donde, entre otras cosas, culpa a películas como ‘Rosemary’s baby’ de sus atrocidades, habla de sus tendencias suicidas, de la muerte de su madre como detonante de su locura, del arrepentimiento de sus actos pretéritos, de su paso por Attica y de cómo una noche, leyendo el Salmo 34, versículo sexto, leyó "El pobre hombre lloró y el Señor le escuchó y le salvó de su tortura”. La frase que inspiró su redención.
‘Forgiven for life’ es ua extraña página web con vídeos, declaraciones del propio Berkowitz, consejos para adolescentes, cartas de clemencia y un fondo ultracatólico que incluso acojona más que sus actos del pasado.
Y es que la red es basta e imprevisible.

viernes, 27 de octubre de 2006

'Lo que tú quieras oír', pequeña historia de un desengaño

Y el anterior post de autopromoción me lleva a escribir estas líneas que, desde hace tiempo, le debo al citado Guillermo Zapata, un guionista al que no conozco personalmente, pero que sé, a ciencia cierta (y no por el vídeo de Google), que apoya con su habitual lectura a este delirante Abismo. Durante el rodaje de ‘Corrientes Circulares’, esa gran mujer llamada A.D. me comentó que este espacio de precipitada irreflexión tenía un grupo de seguidores dentro del mundo televisivo autodenominados ‘Los Mindundis’. Zapata, es uno de ellos.
Guillermo Zapata es, además del dueño y señor del interesante weblog Casiopea, guionista de la serie ‘Hospital Central’ y ha debutado como cortometrajista con ‘Lo que tú quieras oír’, la historia de Sofía, una joven que, tras llegar a casa y preparar una cena para su novio, descubre un inesperado encontronazo con la orfandad sentimental en forma de mensaje en el contestador telefónico. Como bien explica el propio Zapata “es una historia de amor sobre la relación entre la ficción y la realidad. Siempre nos han dicho que contábamos historias para evadirnos de la realidad, pero no es cierto, contamos historias para transformar la realidad”.
‘Lo que tú quieras oír’ es un trabajo expuesto como drama costumbrista sobre una ruptura telefónica, sobre ese terrible “ya no te quiero” más bronco y egoísta que existe, el del refugio de la distancia, sin dar la cara, escapando al término de una pareja. Zapata se sumerge en el desconcierto emocional que supone la renuncia de un segmento de la relación y la consecuente destrucción de una vida en común para dar paso a la soledad imprevisible. La agonía de la incomunicación y la tristeza del abandonado dan paso a la manipulación de una realidad injusta para convertirla en una hermosa mentira que permita el poder sentir el recuerdo extinguido que nunca volverá y poder contestar a aquello que no se ha podido adecuadamente, con dignidad.
‘Lo que tú quieras oír’ es un pequeño milagro, honesto y sin pretensiones que vayan más allá que las de contar una historia. Un maravilloso cortometraje donde destaca, por encima de cualquier virtud, la actriz Fátima Baeza, que está sensacional como víctima de ese desengaño amoroso, pero sin olvidar la mirada sutil e invisible de un director con futuro.
Por cierto, gracias a la utilización de las licencias Creative Commons, iniciativa totalmente plausible y con gran capacidad de distribución, Zapata ha obtenido, en un breve periodo de tiempo que su corto se haya visto en 400.000 descargas de su corto.
Podéis ver el corto y encontrar información en su página oficial y una entrevista con el autor aquí.

El Abismo, recomendado en la tele

Las recomendaciones de los blog de cine que más le gustan a Guillermo Zapata incluyen este pequeño caos del inframundo bloguero que es este enloquecido espacio.
Expandiendo fronteras y ganando adeptos gracias a otros que ya están considerados veteranos seguidores de 'Un Mundo desde el Abismo'.
Muchas gracias, amigo Guillermo.

jueves, 26 de octubre de 2006

FIFA Vs PES: La decrepitud contra la innovación

Yo siempre fui de FIFA.
Como en la mítica recreación de la discusión ‘tolkieniana’ entre Gollum y Smeagol creada por los chicos de ‘Pelican Bonboms’, identificándome con el Gollum más angelical, estaba cegado y decía las mismas chorradas a mis amigos, veteranos y adictos jugadores del ‘Pro Evolution Soccer’: “FIFA es genial y hay novedades”, “los gráficos son mejores” y por mucho ‘football fussion’ y licencias que tenga, estaba muy equivocado. Y no me arrepiento de confesarlo. Perdí mucho tiempo jugando al FIFA sin comprobar las bondades de su rival. El juego de EA Sport ha evidenciado cada año una palpable escasez de ideas e innovaciones que no hacen más que refutar la imposibilidad de desarrollar una evolución lógica y coherente, dejando claro que es un juego estéril y poco interesante.
Hace más de un año, probé la droga del ‘PES’ y caí rendido ante sus virtudes; de sus regates, de sus goles, de sus pases larguísimos, con efecto o cortos, desmarques, paredes, en definitiva, de su realismo apasionado, la espectacularidad de un evento universal como el fútbol en su mejor y más lograda recreación, la sensación de fútbol real que sólo ofrece el juego de Konami. El ‘PES’ es, sin lugar a dudas, el mejor simulador de este deporte que hay en el mercado. Y eso, que todavía no hemos probado las mieles de la nueva edición que está a punto de ver la luz.
El otro día, junto a mi socio de ‘Pro’, nos dio por probar el FIFA 07. Ya en su presentación de carga nos olimos lo luctuoso que iba a ser todo. La imagen de la cabecera (con un barrizal como campo improvisado) lo dice todo, representa a la perfección el nuevo lanzamiento del nuevo y célebre juego de fútbol de EA, con una jugabilidad tan accesible que un abultado marcador en la primera partida quedó como la eterna característica de un sistema de juego un tanto ridículo al lado de las lúdicas tardes que nos ha dado su eterno rival. FIFA 07 es un pasatiempo fláccido e indolente, donde meter un gol significa acercarte a portería y disparar a puerta. Poco atractivo, carente de interés.
Pero como bien es sabido, en el caso de los juegos de fútbol, más cuando hablamos de FIFA y Pro Evolution Soccer, los prejuicios salen a relucir de inmediato, con miles de subjetivas dictámenes volcadas por los usuarios que se dejan llevar por alienadas y apasionadas exaltaciones sin un conocimiento de causa en profundidad.
Ahora, rotundamente, soy de Pro Evolution Soccer.
Y vosotros ¿PES o FIFA?

miércoles, 25 de octubre de 2006

Tom Cruise, después del escándalo

En la nueva etapa de Tom Cruise como actor ‘freelance’, después de su sonada ruptura (más bien despido) con Paramount, el conocido intérprete inicia su lavado de imagen en Hollywood tras los escarceos con el ridículo televisivo, su fanatismo extremo a la Cienciología, los arrumacos públicos con su novia Katie Holmes, el secretismo con respecto a su hija Suri y las miradas críticas de unos seguidores que observarán a Cruise con lupa después de su reciente y estrepitosa decrepitud de fama en los círculos del oropel cinematográfico. El caso es que la estrella ya empieza a anunciar proyectos que, como mínimo, resultan más interesantes que su supuesta participación en la eterna adaptación de ‘Iron Man’ por parte de Jon Favreau (que cuenta, definitivamente, con Robert Downey Jr. para el papel del metálico superhéroe).
Warner Bros. y Fox producirán, respectivamente, ‘Lions for Lambs’ y ‘Ha-Ha’, las nueva películas en la agenda de Cruise; la primera es un drama político sobre un unidad de soldados en Afganistán, un filme que dirigiría Robert Redford, donde veríamos a Cruise interpretando a un congresista del parlamento americano y a Meryl Streep como incisiva periodista, el segundo, también de corte bélico, daría la oportunidad de verle como un veterinario inmerso en la Guerra del Golfo que se ve obligado a proteger a un niño de 9 años. Pero si algo llama la atención la agenda de Cruise y su necesitada purificación cinematográfica es su incursión en la nueva cinta de Spike Lee sobre un hombre que especula en el mercado con fragmentos de su vida por la oportunidad de revivir el peor día de su existencia.
Definitivamente, Tom Cruise está decidido a dejar las opulentas superproducciones a un lado para ofrecer su faceta de actor todoterreno. Y es que no hay nada mejor que un escándalo y diversos estropicios con la imagen pública para salir del bache.

lunes, 23 de octubre de 2006

Review 'El Laberinto del Fauno'

La artesanía de lo fantástico
La segunda película de Del Toro en España es una oscura fábula fantástica sobre la creación de universos mágicos con los que paliar la maldad que rodean las guerras.
El cineasta mexicano Guillermo del Toro ha demostrado, con sólo seis películas, que es uno de los referentes más importantes del género de terror dentro del cine contemporáneo, debido, en gran parte, a la precisa maestría con la que el director ha utilizado en todos sus largometrajes los dispositivos genéricos afines a un universo propio donde el vampirismo, la magia ocultista, la morfología mefítica, la entomología, los fantasmas y los superhéroes desamparados contribuyen a una imaginería y un estilo que se remite a los insondables hábitos y tradiciones del cine y la literatura de terror.
Sus fábulas, inspiradas en Borges, Arthur Machen, Algernon Blackwood, Lovecraft o William H. Hodgson, establecen sus pilares en el acto sobrenatural que irrumpe de forma axiomática en la vida cotidiana de sus personajes, desglosando un significado oculto y continuo que representa los terrores y fobias más primitivas y ancestrales de la concepción humana, como el miedo a la muerte y el temor a lo desconocido. A lo largo de su filmografía, el cineasta azteca se ha caracterizado por saber conciliar el cine de autor que se ajusta a los cánones de la artesanía con la del cine de espectáculo ‘mainstream’ e industrial, sin renunciar a su propia visión a través de sus construcciones metódicas, de su capacidad de fascinación a la hora de trasladar a imagen unos guiones que bien podrían ser cuentos tradicionales.
‘El Laberinto del Fauno’, como su anterior cinta rodada en España, ‘El espinazo del Diablo’, Del Toro, consciente de la libertad creativa que consigue en nuestro país (es director, guionista y productor), supone una vuelta al mundo infantil exhibido como catalizador de los miedos en un mundo de fronteras divergentes: donde el bien y mal, las luces y las sombras, el amor y el odio, pero, sobre todo, la fantasía y la realidad, subrayan otra imborrable fábula fantástica del director de ‘Cronos’. La acción se traslada, como en ‘El espinazo…’, al final de la Guerra Civil, ésta vez cerca de un bosque, en un molino tomado por las tropas franquistas para aniquilar los últimos reductos de maquis que persisten en forma de escasa resistencia a la sombra del ejército franquista. A este beligerante entorno llegan Ofelia y su madre embarazada, simple útero de los deseos inseminadores de un despiadado e implacable capitán llamado Vidal. En este mundo pesimista y oscuro, de enfermedad y desesperanza, la pequeña Ofelia creará un universo mágico y propio con el que paliar la maldad que rodea su vida real, con un fauno como mensajero de ‘su verdad’; ella es, en realidad, la princesa de un reino olvidado por los hombres y para volver a él deberá superar tres pruebas mágicas antes de que salga la luna llena y el último portal mágico se cierre para siempre.
Otra vez, el lirismo de Del Toro confronta la infancia frente al belicismo incomprendido, sustituyendo los emboscados pasillos de un tétrico orfanato abandonado en medio de la nada por un oscuro bosque y un siniestro espacio rural. El elemento infantil, aquí es trascendental, como en toda la filmografía del azteca, ya que muchos de sus filmes giran en torno a los niños e incluso al infantilismo inherente a algunos de sus personajes. La niñez es presentada de nuevo como perspectiva inocente a la soledad y la insignificancia de lo humano en un universo infinito y amoral, siniestro y adverso, bien sea como alegoría del temor al mundo adulto o como metáfora de lo inverosímil, de aquello angustiosamente ajeno a las preocupaciones más trascendentales del ser humano. La figura infantil es en ‘El laberinto del Fauno’ una alegoría al mundo real, donde hay adultos enfrentados a los mismos miedos que la niña y la esperanza es arrancada en una época de desesperanza. Los recelos y vivencias, en último término, no vienen transferidos por el morboso encuentro con faunos, batracios o demonios sin ojos, sino por la conciencia de una extraña situación en el mundo.
En esa esfera de bipolaridad, de realidad y ficción, el mundo onírico de Ofelia y el mundo terrible y real de los adultos supervivientes de una Guerra Civil a la que aún no han puesto fin, la película bucea en una entelequia de fondo algo maniqueo, ético y social, que resulta bastante simplista, porque los malos son muy malos y los buenos vienen a obedecer a los ideales de la libertad. Pero Del Toro, consciente de que su historia va más allá de la cruzada de hostilidades propone la indisciplina de la niña como un acto de inteligencia en contra del fascismo, del pensamiento único y opresor, de los adultos que no creen en los cuentos de hadas ni en seres mágicos maravillosos porque han perdido la capacidad de inocencia infantil o cualquier resquicio de esperanza.
Los dos planos de acción del filme, se comparten y alteran en dos universos que no difieren en su percepción a los ojos de Ofelia; mientras en uno, en su mágico mundo, los insectos se transforman en hadas, el fauno se impone amenazante y todo es húmedo, putrefacto e incómodo, el mundo real, corrompido por la execración de los la rodean, se desmorona por la enfermedad, la guerra y el horror. La pobre e infeliz Ofelia no es capaz de asumir una ensoñación donde reinen las flores, el optimismo o el sosiego, sino que es un mundo lleno de oscuridad, de sapos repugnantes, de crueldad, de superación de pruebas vitales como tortuoso camino hacia la precoz madurez de una niña que pierde su inocencia de golpe. ‘El laberinto del Fauno’ representa así, un mundo de fantasía en el que se adivina la puerta hacia la salvación del mundo real, igualmente arduo e inhumano, vinculado con la inaplazable realidad.
Guillermo del Toro ha creado una hermosa fantasía sin confitados moralismos, un cuento adulto con grafía de oscura fábula, que encubre un trasfondo dramático, sin evitar reflejar la brutalidad y el sadismo en su explicitud de secuencias sanguinolentas donde no se priva de la tortura o la amputación si se da el caso. Ya sea en el universo fantástico de Ofelia o en el crudo ambiente del molino, Del Toro equilibra monstruos y criaturas, reales o ficticias, alternando la dualidad de contextos con sabiduría, dotando de una fuerza dramática y poética melancolía, con un sentido visual y una atmósfera enrarecida como sólo él sabe otorgar al cine de género. Influenciado, obviamente, por Lewis Carroll o L. Frank Baum, en ese escapismo imaginario a un mundo de fantasía y magia, refugio creado del que evadirse ante tanto odio y maldad, ‘El laberinto del Fauno’ es un panegírico que bebe de lo feérico, del romanticismo barroco, de Lovecraft y Corben, pero también de una retroalimentación de toda la filmografía del director de ‘Hellboy’.
Del Toro ha establecido su estilo en la coherencia estremecedora con la que relaciona tanto los ambientes reales como los fantásticos, concebidos ambos en la entelequia inquebrantable del género fantástico, apoyándose en la perfecta utilización de efectos especiales como en un diseño de producción cargado de elementos visuales de privativa imaginería y, en este filme en particular, en lo elaborado que está todo el sonido y la música incidental de Javier Navarrete que alcanza la adecuada estética y precisa atmósfera que necesita una película como ‘El Laberinto del Fauno’.
Tal vez, lo único recriminable a esta maravillosa película es la concesión de un ‘casting’ algo irregular, en el que destacan por su excelente aportación muchos de los secundarios (Maribel Verdú, Álex Ángulo, la simple presencia de Doug Jones o César Vea) y las cualidades de la joven Ivana Barquero (aunque no en todo el metraje) pero que se descompensa con el forzado pero reconocible esfuerzo de un Sergi López menos irregular en su habitual histrionismo, pero fundamentalmente en la deplorable interpretación de una Ariadna Gil que está fuera de la película en todo momento en su constreñida y falsa agonía.
En ‘El Laberinto del Fauno’ se observa la exquisitez visual del realizador mexicano y la sorprendente adaptación con la que es capaz de ajustarse al presupuesto de una producción humilde sin perder la línea de estilo ni de dirección en su ambición estética, aportando todo tipo de simbolismos que registran la estilizada silueta de sus protagonistas y los que les rodean. Y es que, cuando hay genio, inventiva y talento, los demás factores, presupuesto incluido, es subsidiario. Guillermo del Toro se consolida así como un artesano de lo fantástico, merecida reputación a la que hay que añadir la capacidad del director como virtuoso dramaturgo y expeditivo discursista político. Una película imprescindible.
Miguel Á. Refoyo "Refo" © 2006

viernes, 20 de octubre de 2006

Coming Soon: 'Zodiac'

Si hay una película que alberga expectativas, para bien o para mal, ésa es ‘Zodiac’, del controvertido David Fincher. Una de las películas más esperadas para el que esto suscribe y, me consta, que para varios lectores del Abismo.
Después de cuatro años desde ‘Panic Room’, la curiosidad por ver qué es lo nuevo del director de ‘Fight Club’ es máxima.
De momento, ya tenemos el ‘teaser poster’ que anuncia que está a punto de salir del horno.

jueves, 19 de octubre de 2006

'El Zoom Erótico' y 'La Tierra Prometida': Dos referentes en el mundo del corto

Una de las condiciones metodológicas, tal vez la más importante, que se utilizan en el mundo del cortometraje para darse a conocer y para propagar cualquier trabajo es, como no podía ser de otro modo, Internet, vasta fuente de hallazgos y conocimiento.
Además de buscar nuevas formas de diversión, de aprendizaje y otro tipo de suertes, en el orbe del corto hay que estar al día, una condición casi esencial si uno quiere que sus trabajos tengan algo de repercusión en un competitivo panorama como el universo del cine en pequeñas dosis. Conocer la actualidad cortometrajística, las convocatorias y bases para los centenares de festivales que se dan al cabo del año en nuestro país, los actos, los concursos de guión, las noticias, la difusión de trabajos, foros para compartir inquietudes y conocer profesionales y amantes del género… Todo ello es fundamental para estar al tanto de lo que se mueve en el firmamento cortometrajístico. Para esta causa común, ha nacido la encomiable iniciativa de dos evangélicas páginas como ‘El Zoom Erótico’ y su extensión, ‘La Tierra Prometida’, dos webs imprescindibles para conocer toda la actualidad del corto, de los entresijos, detalles y plataformas de aquello que rodea y contribuyen a que emerjan nuevos realizadores con pequeños trabajos de gran calidad.
‘La Tierra Prometida’ ofrece todo esto y mucho más, ya que, además de actualizar regularmente las reseñas sobre festivales y sus convocatorias, ofrece una extensa lista de enlaces a cortos a través de la Historia del Cine, desde el primer experimento sonoro en 1895 hasta las obras que hoy en día arrasan en la diversidad de festivales que proliferan en nuestro país. Por su parte, la veterana ‘El Zoom Erótico’, se destaca como un blog necesario en esta esfera de pequeños fragmentos de celuloide y vídeo, al convertirse en el primer blog de críticas de cortometrajes, incorporando además de sus conocidas (y casi siempre acertadas) valoraciones subjetivas, una valiosa información en forma de dossieres, entrevistas, estudios, análisis recopilatorios y reportajes.
Una iniciativa llevada a cabo por la unión de dos fuerzas de la naturaleza cinéfila como Raúl Cerezo y Henrique Lage que, junto a Fran Estevez, han captado colaboradores como Ángeles G. Rivera, Nicolás Alcalá, Ignacio E. Jacobo León, J.P. Bango, Javier Hernández y Toshiro Kurosawa para convertir estas dos páginas en referencias dentro del cortometraje.
Y, por ahora, lo están consiguiendo.