viernes, 19 de mayo de 2006

The Da Vinci Code's Day

Pues una vez vista, la verdad es que si ‘El Código Da Vinci’ es insuficientemente nula lo es no por el material de Brown (que como idea hasta puede ser interesante), sino por un guión paupérrimo y contraproducente de Akiva Goldsman (trata al espectador poco menos que como si fuera imbécil -algo que dejaba ver el escritor multiventas-) y por la depauperada y roñosa visión comercial de un Ron Howard en horas muy bajas.
Si se podía afirmar que este señor había logrado rebajarse hasta los abismos de lo ínfimo con ‘Una mente maravillosa’, lo de ‘El Código Da Vinci’ no tiene nombre; el capricho ha querido que la película se identifique en lo peor de la novela, en sus despropósitos casuales, en los hallazgos a respuestas imposibles encadenadas en una sucesión de disparates que no hay por dónde cogerlos. No hay intriga, el ‘thriller’ es exiguo y la acción brilla por su ausencia. El recurso del ‘flashback’ refulgente es exprimido de una forma tan abusiva, que a mitad de la película, en vez de evocaciones aclaratorias del pasado, el espectador asiste, poco menos, que a una consecuión de ‘gags’ humorísticos de dudosa gracia.
En lo referente a la pareja Hanks-Tatou… mejor pensar que sus abultados cheques les han abstraido, dejando para sus filmografías sus peores y agravantes interpretaciones.
Muy lamentable todo.
Un fenómeno de dudosa calidad
Hoy, millones de personas, llevados por el ímpetu literario ‘mainstream’, de lectura impuesta por la moda, asistirán al cine sólo para sentir el placer de pronunciar una frase que jamás han podido enunciar pero que han oído en multitud de ocasiones. Hoy, sus vidas, tomarán otro rumbo intelectual diferente, inscrito en una modalidad de erudición desconocida para ellos. Hoy, cuando salgan del cine habiendo visto ‘El Código Da Vinci’, por fin, podrán decir con cierto desdén aquello de “pues a mí me gustó más el libro”. Y lo repetirán hasta la saciedad en círculos de amistades que, como ellos, coincidirán en su aparentemente versada deliberación sobre la película de Ron Howard. No sólo eso, sino que la providencia hará que, por un casualismo afortunado, tengan razón en la exposición de sus argumentos acerca de porqué el libro de Dan Brown está mucho mejor (si es que esto puede decirse así, debido a la nula calidad del libro) que el filme que hoy se estrena poco menos que universalmente.
La polémica ha formado parte de la promoción de ‘El código Da Vinci’ desde que apareció publicada en mayo de 2003. Las alusiones negativas a ciertos estamentos de la Iglesia y de la secta Opus Dei levantaron ya una airada protesta por parte de los católicos más intransigentes y ultraconservadores. También se vio empañada, allá por febrero, por una demanda de plagio que, a buen seguro, fue otro ardid promocional, ya que los tratados y teorías ‘El enigma sagrado’ (‘Holy Blood, Holy Grail’ o ‘Santa Sangre, Santo Grial’), de Michael Baigent y Richard Leigh junto al historiador Henry Lincoln, de los cuales reprodujeron partes en el libro de Dan Brown fueron publicados por la misma editorial que la novela multiventas. El caso era que el filón ‘Da Vinci’ no se extinguiera en ningún momento.
La película no iba a ser menos y las protestas incrementaron la publicidad del filme de Howard cuando el Opus Dei lanzó un absurdo y poco inteligente manifiesto solicitando a los productores que dejaran bien claro antes y después de la película que “todos los personajes de la película son ficticios y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”. Posiblemente, la iniciativa más ridícula vista en muchos años. Pero hubo aún hubo más censura. La iglesia de San Patealeo, en Roma, que está siendo restaurada, dejó ver durante algunos días una lona con el ‘teaser-poster’ de la película. El párroco Adolfo García Durán, protestó amargamente por el indecente acto de provocación de la productora que retiró el enorme cartel, asegurándose así una noticia a nivel mundial.
A pesar de la contrastada impericia como escritor del autor y de la similitud intencional con ‘El péndulo de Focault’, de Umberto Eco, el libro de Dan Brown ha sido uno de los éxitos editoriales más gigantescos de todos los tiempos. Un fenómeno insólito el de esta novela manufacturada para vender. Una trama policíaca a modo de inquietante ‘thriller’, conexiones políticas y religiosas, personajes estereotipados, conatos de trascendencia filosófica y una escritura plana para que todos pudieran entenderla sin perderse se unieron a un innegable atractivo a lo Indiana Jones, el del catedrático aventurero Robert Langdon, el hombre que descubre que el Santo Grial no es una copa, sino el nombre oculto de María Magdalena y que las Cruzadas no fueron más que hordas de mercenarios que buscaban destruir los documentos que revelaban la enigmática verdad sobre esta buena mujer y su relación con Jesucristo. Puede parecer interesante a primera vista. Incluso una obra maestra para los neófitos o lectores fáciles de convencer. Pero nada más lejos de la realidad.
Desde hoy, todos aquellos que no hayan leído acerca del Priorato de Sión y que no sepan que el elemento clave y revelador de todo se encuentra en el apóstol que ocupó la derecha de Cristo en ‘La Última Cena’, de Leonardo Da Vinci, no es otro que María Magdalena, están de enhorabuena. Todo, porque Hollywood se ha encargado de descifrar ‘El código Da Vinci’ en la película de Ron Howard, con Tom Hanks, Audrey Tatou, Jean Reno, Paul Bettany e Ian McKellen en un producto que ha sido, literalmente, pisoteado por la crítica en el festival de Cannes que ha dejado las siguientes perlas para la posteridad:
.- “Podría haber sido un fascinante ‘thriller’ de aventuras, pero no es así. Melodramática, excesivamente larga y en ocasiones muy aburrida, este ‘El Código Da Vinci’ de Ron Howard se pierde por pretenciosos laberintos a modo de rompecabezas”.
Urban Cinefile Critics, Urban Cinefile.
.- “Mazazo de suspense, mediocre y pomposo”.
JoBlo, Joblo's Movie Emporium.
.- “Absurda amalgama de mitos históricos y simbología religiosa. El ‘thriller’, como tal, no funciona y resulta un melodrama muy poco flexible y demasiado estirado”.
Kirk Honeycutt, Hollywood Reporter.
.- “Película agobiante hasta el extremo que, sin ser muy aburrida, desaprovechando la novela y todo el material provocador”.
Todd McCarthy, Variety.
.- “En realidad, ‘El Código Da Vinci’ no funciona porque, en última instancia, esta adaptación sin vida revela que su estropicio está en su origen, en la pésima novela de Dan Brown”.
Joe Utichi, Filmfocus.
.- “152 minutos de proyección en los que la película da vueltas y vueltas sobre sí misma, provocando por momentos la sospecha de que pudiera tratarse de una historia interminable. Lo que al principio tiene el encanto de un dinámico filme de aventuras, va dando paso a una peripecia enrevesada y confusa”.
Diego Galán, El País (leer).
.- “Mediocre y olvidable criatura. Se limita a ilustrar sin magnetismo, poderío ni convicción, con un tono grandilocuente y que acaba pareciéndote rutinario, con escaso sentido de la atmósfera, un best-seller literario que se supone va a mantener su inagotable filón de oro al traspasarlo al cine”.
Carlos Boyero, El Mundo (leer).

jueves, 18 de mayo de 2006

Trailer de 'World Trade Center'

El 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos comprobó cómo su infranqueable sistema de seguridad se venía abajo con el secuestro de cuatro aviones de pasajeros… El resto de lo sucedido ha pasado a la memoria colectiva de la Historia de la Humanidad.
En un principio, sin muchos datos sobre el filme, ‘World Trade Center’, de Oliver Stone parece el regreso a la moderación estética y narrativa de un cineasta acostumbrado a los excesos. Protagonizada por Nicolas Cage, Maria Bello, Maggie Gyllenhaal, Jay Hernandez, Michael Pena y el primo enchufado de Tom Cruise, el prolífico William Mapother, la nueva cinta de Stone tras la desastrosa ‘Alexander’, revive aquella tarde que marcó para siempre al país más poderoso del mundo.
El trailer no parece contener ningún atisbo de la crítica que se podía esperar en Stone, sino más bien se intuye un halo íntimo y dramático (como no podía ser de otra forma) con espacio para el cine catastrofista, pero abordado con minucioso respeto hacia las víctimas y enfatizando el ensalzamiento a los héroes que participaron en el rescate.
Ahora bien… ¿Qué hacíais vosotros en la sobremesa de aquel martes cuando la noticia azotó los ojos de todo el mundo?

miércoles, 17 de mayo de 2006

Mirando atrás: 'Innocence'

Cuando se vio hace dos años en el Festival de Donosti (también se pudo ver en Sitges), todo el mundo salió del cine bufando, jurando en hebreo y maldiciendo. Yo salí del Teatro Principal fascinado por lo que había visto, acogiendo todo tipo de discrepancias y ofensivas verbales contra mi complacencia. Ninguna comunión con nadie conocido. Es más, muchos críticos (algunos reconocidos) venían a hablar conmigo, como si fuera una especie exótica, “joder, que a aquel fulano le ha gustado”, decían curiosos ante mi satisfacción por una cinta que, parece ser, a nadie le gustó. Al día siguiente, recibió todo tipo de varapalos críticos. Hoy en día, sigo recordándola con cariño.
‘Innocence’, de Lucile Hadzihalilovic, es una suerte de fascinante adaptación de un relato corto ‘La educación corporal de las niñas’, de Frank Wedekind, el autor de ‘La caja de Pandora’. Pero también es una incógnita de anfibologías, de dobles fábulas, de hermosas metáforas. Una propuesta fílmica intrépida, kamikaze, como concepto desequilibrante y como idea transgresora de expresión cinematográfica. La historia de unas niñas que viven en un caserón en el que reciben clases de ballet como única vía de desarrollo personal enclaustradas en un espacio único con amenaza exterior en forma de bosque es una de las obras más originales, metafóricas, incitantes y estéticas que se han visto en años en el último cine francés.
La película de Hadzihalilovic es una odisea que, encubierta en lo ambiguo de sus pilares, va abriendo su sentido en sus ascendentes impulsos hacia una significación establecida en los simbolismos sobre la infancia, la feminidad y lo que con ello conlleva. Es decir, un recorrido hacia el complejo universo de la pubertad mujeril.
Bajo una inquietante y siniestra fotografía y una disposición de la oscura puesta en escena, Hadzihalilovic realiza todo tipo de alegorías a la metamorfosis que lleva el hecho de pasar de ser niña a mujer, a la pérdida de la inocencia referida en el título y al sentimiento de tristeza que provoca este cambio hormonal, significado en las mariposas siempre presentes en el trasfondo temático.

Comienza el espectáculo

Iñárritu, Del Toro, Linklater, Dumont, Ceylan, Moretti, Belvaux, Kaurismäki, Sorrentino, Coppola, Giannoli, Kelly, Loach, Almodóvar, Wenders, Couturie, Smith, To, Green, Guzinski, Feinsilber, Pollack, Noè, Howard, Delépine, Ratner, Bellocchio, Pang Bros., Campion, Gatlif, Greengrass, Ozon, Shimkus, Eisenstein, Kar-Wai, Bonham-Carter, Leconte, Belluci, Roth, Ziyi…

martes, 16 de mayo de 2006

'V de Vendetta': USA Covers

Estas son las carátulas utilizadas para el lanzamiento de las diversas ediciones de la cinta de James McTeigue y los hermanos Wachowski.
La crítica abismal, aquí.

Sensacional regalo: Basura postal

Ampliar aquí.
Ayer por la tarde, después de disfrutar de ‘Slither’ (de la cual daré buena cuenta a lo largo de la semana), llegué a casa como un día cualquiera, con el nuevo ‘Dirigido por…’ Especial Aventuras en la Mar debajo del brazo y me dispuse a abrir el buzón. Entre la publicidad de algunas grandes superficies comerciales y supermercados, otra de cerrajeros y algún que otro periódico gratuito, había un acuse de recibo con el distintivo ‘MensaExpress’, que anunciaba el siguiente texto “Espera recogida el artículo remitido a su nombre sin cargo alguno por Interprom. Avisamos para su recogida antes de 48 h. llamando al teléfono indicado. Gracias”.
¿Y cuál es el regalo? Supuestamente, un sistema de cine en casa Dolby Digital Stereo, con portes pagados y con un número de referencia. Todo muy real. Con apariencia de certificado postal. Como en esta vida nadie te regala nada, me dio por leer el reverso. La letra pequeña casi no se podía leer, estaba distorsionada y diluida para evitar que sea casi imperceptible a los ojos de cualquiera que no lea con lupa. Una sucia maniobra que deja claro hasta qué punto llega la mala hostia de estos timadores comerciales con tal de soltar la típica charlatanería que no le interesa a nadie. Por supuesto, el teléfono de contacto es un 902 en el que, por lo visto, te ofrecen una simpática y fastidiosa perorata.
La intención de este tipo de empresas fraudulentas es que vayas a engullir una soporífera monserga sobre vete a saber qué promoción, charlas interminables de tres o cuatro horas con un único designio: vender la moto. Unas veces ofertando vacaciones, otras enciclopedias, en algunos casos colchones… Todo, a cambio del ‘oro y el moro’; sistemas de cine en casa dolby stereo, reproductores dvd, televisiones último modelo, tarjetas regalos de El Corte Inglés, Playstations, bonos en hoteles de lujo… Regalos que, obviamente, nunca llegan a materializarse porque el sueldo del pobre inocente que acude a estas charlas no se corresponde con las expectativas de la encuesta.
Por supuesto, no descubro nada nuevo, ya que este tipo de farsas están a la orden del día, pero el riesgo de este ‘MensaExpress’ es lo bien embozada que viene la estafa postal, con envoltorio profesional, incluyendo su logo falsificado de Seur y con el albarán idéntico a la de cualquier empresa de servicios y transportes. Ante esto, cabe reflexionar. La Agencia Española de Protección de Datos se limpia las manos, nuestro nombre, dirección y teléfono son mercancía barata que transita por los sumideros de información comercial, sin que nosotros podamos hacer nada. En este caso concreto, es Burmasat Consulting, S.L. mañana será otra. Nuestro buzón saturado de mierda en forma de regalo postal.

lunes, 15 de mayo de 2006

¿Gilliam dirigirá las nuevas aventuras de Harry Potter?

Saltó hace poco en algunos medios como el Digital Spy el rumor de que Terry Gilliam (ver dossier) podría ser el director de la última parte de la saga del (no tan) niño mago Harry Potter.
Gilliam podría ser el cineasta encargado de llevar a la gran pantalla ‘Harry Potter and the Half-Blood Prince (Harry Potter y el Misterio del Príncipe)’, adaptando así la imaginería de J.K. Rowling al enloquecido mundo de entelequia de un autor especializado en desbordantes fantasías llenas de poesía fabulesca de corte fantástico.
Echando un vistazo a ‘Time Bandits’, ‘Jabberwocky’, ‘El rey Pescador’ o ‘Los hermanos Grimm’ no sería una locura pensar en la posibilidad de ver a Gilliam metido en una superproducción de este calibre, máxime si atendemos a los fracasos de la citada ‘Los hermanos Grimm’ y, sobre todo, ‘Tideland’ (su última película, inédita en España).
Parece ser que en una entrevista concedida a Entertainment Weekly Gilliam comentó esta posibilidad, pero, como siempre, las expectativas fabulescas y de locura visual del director americano hicieron, en un primer momento, que la Warner aplacara las ansias del bueno de Terry por ofrecer al público ‘potteriano’ una visión cinematográfica radicalmente distinta a lo que estamos acostumbrados a ver sin perder la esencia de la literatura del mago más célebre de todos los tiempos.
Ya veremos.

sábado, 13 de mayo de 2006

Review 'Bienvenido a Casa'

Conformismo autocomplaciente
David Trueba rebaja su listón con un filme a medio camino entre el drama romántico y la comedia que acaba por perder su interés con su indolencia ombliguista.
Hace poco menos de una semana padecí y sufrí ese cosmos ombliguista en forma de presuntuoso manifiesto vital que ha rodado David Trueba bajo el título ‘Bienvenido a casa’. Un engreimiento de petulante perorata existencial, sobre el concepto de responsabilidad, de amor, de respeto y de reciprocidad que encierra la historia de una joven pareja en sus difíciles años de juventud y principio de un compromiso con embarazo de por medio. Una película que, revestida por un falseado empaque de sencillez, explora con tufo de gravedad la búsqueda analítica del pesimismo que genera el paso de la infancia a la madurez. El argumento se centra en la relación de Samuel y Eva, novios desde hace ocho años, alejados por la distancia, que han tomado la complicada decisión de vivir juntos en la capital. Samuel encuentra trabajo en una revista de corte generalista, en cuya redacción encontrará un circo mediático de insólitos personajes encargados de adoctrinar al chico con sus peculiares consejos. Por su parte, Eva, aburrida y excesivamente formal, tiene suficiente con la gestación del primer hijo de la pareja y sufre con abnegación la nueva vida de aprendizaje del futuro padre. Eso sí, con Madrid como recalcado escenario de fondo en una fábula de experiencia de vida en común, que no se olvide.
‘Bienvenido a casa’ podría haber sido el reencuentro de Trueba con su mejor cine, con uno de esos cuentos urbanos donde lo amargo y lo dulce se confabulasen. Pero todo es tópico, nada en este filme encuentra un ritmo en su inverosímil miscelánea de melodrama y comedia, faltando coherencia en su estructural disposición de escenas, perpetuada en sucesivos ‘set-pieces’ con los compañeros de redacción que van instruyendo vitalmente al joven protagonista. En conjunto, parece que Trueba ha pretendido articular su película en un lirismo cotidiano que epatara con el espectador, pero las ínfulas del director por evidenciar ese toque cómico detrás de su trascendente discurso hacen que las situaciones caigan (en la mayoría de los casos) en el absurdo.
De esta manera sólo es posible que el protagonista sea un fotógrafo que sabe ver la vida a través del objetivo y no la perciba en la realidad, aturdido por la inexperiencia y el vínculo de una madre sobreprotectora y que la chica, Eva, sea un alma cándida que, a pesar de su inocencia, sepa perfectamente qué sucede alrededor de su relación o que sus compañeros representen el antagónico rol de su ejercicio profesional (un crítico de cine ciego, un analista económico antiglobalización, un crítico musical tartamudo que canta horrorosamente, una reportera de sucesos escéptica y pesimista…). Todo se solapa en función del tono irónico que Trueba había demostrado con gran tino en dos sus dos mejores obras hasta la fecha; el guión del magnífico filme ‘Los peores años de nuestra vida’ y la novela ‘Abierto toda la noche’. Dos muestras de genial apostura cómica y amenidad que al parecer el hermano de Fernando ha perdido con este fláccido filme, ñoño y plagado de apogtemas sobre la vida, la paternidad, la pareja y la familia.
Lo exagerado de algunos comentarios críticos que, con máximo beneplácito y loas desemesuradas, calificaban a David Trueba como un digno sucesor de Jardiel Poncela, Edgar Neville y sobre todo del maestro Rafael Azcona, queda reducido a una retrospectiva que ya entonces denotaba una desproporción de euforia ante la figura de un cineasta en constante declive. Si ‘La buena vida’ fue una hermosa fábula de sabor agridulce con aquel difícil periplo de un huérfano interpretado por Fernando Ramallo, fue apagando su llama de interés con ‘Obra maestra’, defectuoso homenaje al cine dentro del cine con elementos musicales para terminar dando paso a la aburrida ‘Soldados de Salamina’, adaptación de la novela de Javier Cercas sobre el fusilamiento en los últimos días de la Guerra Civil del escritor Rafael Sánchez Mazas, donde Trueba acabó por acomodar su retórica divagante y autocomplacencia a un deseo de madurez, emotividad y sincerad que tanto arrastra esta ‘Bienvenido a casa’.
Muchos son los elementos que se sublevan y desencajan la intencionalidad del cineasta en esa historia a medio camino entre el drama romántico y la soflama del mundo periodístico, como la interpretación de algunos de sus intérpretes (una Ariadna Gil de detestable tendencia a la sobreactuación, la insuficiencia de un esforzado Alejo Sauras o Pilar López de Ayala, desubicada por completo de su personaje), sus objetivos finales, sus móviles narrativos, ciertas partes argumentalmente enflaquecidas por el tópico de secuencias caducas y porfiadas (el ‘speech’ exégeta de Don Vincente, esa continúa guerra de sexos, la separación y reconciliación o los cameos amiguetiles -Cercas meando en la Gran Vía y Luis Alegre como periodista del corazón-) y disparatadas (la bailarina de ‘peep-show’ que proviene de la infancia de Samuel, las forzadas secuencias deportivas o de prensa rosa e incluso esa venta infantil ilegal que aspiran a funcionar como ‘sketchs’ o recursos dramáticos, según sea el caso).
El resultado es, en definitiva, bastante decepcionante, evidenciándose un constante conformismo que no consigue establecer un interés a la altura, por lo menos, de lo que se esperaba de su autor. Como bien se podía leer en su citada novela “las relaciones sentimentales son, en realidad, una afirmación del egocentrismo”. Un poco como le ha pasado a David Trueba en su última película, que peca de ombliguista en su visión de las relaciones y parece olvidarse, en todo momento, del público.
Miguel Á. Refoyo "Refo" © 2006

jueves, 11 de mayo de 2006

'M:i:III': ¿Misión fallida?

A pesar de los números de su estreno (48 millones en su primer fin de semana) y de su mastodóntico lanzamiento (4.000 salas en USA –lo que la convierte en el cuarto estreno más distribuido de la historia-) ‘M:i:III’, no ha obtenido todo el éxito que se esperaba. Se pronosticaba que la cifra en el primer fin de semana alcanzaría, al menos, los 65 millones de dólares. A priori, el éxito debería haber sido mayor, ya que el nuevo ‘blockbuster’ (primero del verano) de Tom Cruise tenía la anémica competencia de unos rivales enflaquecidos ante el agente Ethan Hunt; la comedia familiar ‘Hoot’, ‘R.V.’, la nueva de Barry Sonnenfeld junto a Robin Williams y la comedia deportiva protagonizada por Jeff Bridges ‘Stick it’.
Tal vez el errático comportamiento de Tom Cruise, difundiendo la idea de la cienciología a diestro y siniestro, su escandalosa y agilipollada pasión por su novia Katie Holmes o, recientemente, sus declaraciones sobre la posible ingestión de la placenta y el cordón umbilical tras el alumbramiento por parte de ésta de Suri, su primera hija natural, haya sido la causa y principal preocupación desde el principio de los ejecutivos de Paramount Pictures, quienes ya anunciaron este posible traspiés por la enrarecida y estrafalaria actitud de Cruise. Muchos no dejan de insistir en un posible ‘Efecto Russell Crowe’, autor de varios escándalos públicos que terminaron por extinguir toda la consideración comercial del público. Puede ser la primera señal del fin de la 'Era Cruise' cuya estrella permanece ignifuga desde hace más de dos décadas.
Lo cierto es que esos 48 millones de dólares no están nada mal, si añadimos a esta cifra las mejores críticas a un episodio de ‘Misión Imposible’, gracias, en parte, a la elección de J.J. Abrams como director de las nuevas aventuras del agente más versátil del FMI.
‘M:i:III’ es, con todo, una satisfactoria muestra de talento por parte de Abrams, una película de acción ejemplar apoyada para lucimiento de un eficaz Tom Cruise que, a pesar de su predecible astenia narrativa en momentos edulcorados culpa del empeño del cineasta en dotar al agente Ethan Hunt de una profundidad dramática y romántica algo forzada, es un sorprendente y grandioso hartazgo hemostático que encuentra en la recuperación del equipo como familia en el juego de espías su máximo atractivo. Amén de uno de los villanos más carismáticos y deleznables personificado en el ‘oscarizado’ Philip Seymour Hoffman.
Dejando a un lado la línea del ‘heroic bloodshed’ marcada por John Woo, Abrams delega la fuerza narrativa en la acción sin freno, sin perder la esencia de una megaproducción de aventuras a lo James Bond, con fugas, secuestros, persecuciones imposibles y grandes dosis de misiones frenéticas y evita caer en el escapismo ruidista y en la sobresaturación de celeridad con un gran manejo de los nuevos estigmas visuales provenientes de la televisión.

miércoles, 10 de mayo de 2006

'Alatriste': Rumorología hispánica

La rumorología dentro del cine español, a veces, es bastante interesante a la vez que pendenciera. Tal vez cierto, tal vez no, me contaba hace muy poco un prestigioso guionista y director del mundillo (del que, obviamente, no revelaré su identidad), conocedor del medio y sin mala intención, que un buen día, Agustín Díaz-Yanes telefoneó a Paco Femenia, el director de fotografía de su última y esperada película ‘Alatriste’, célebre adaptación de la novela homónima de Arturo Pérez-Reverte y la producción más cara que se ha rodado en la Historia del Cine Español para formularle la siguiente pregunta:
.- “Oye, Paco… ¿Al final nuestra película está rodada en 1.85:1 o en 2.35:1? Es que me lo han preguntado y no he sabido contestar”.
Ahí queda eso.
Por supuesto, yo no doy mucha credibilidad al asunto, pero hace deliberar sobre muchas cosas en caso de que fuera cierto. Ya he oído varias historias que sitúan a Femenia como el director en praxis del filme protagonizado por Viggo Mortensen y que algunos privilegiados académicos de renombre y lustre de nuestro cine español han tenido oportunidad de ver. Sobre la película reseñan tímidamente y coinciden que “no está mal, pero le falta algo”, otros dicen que “carece de ritmo”, alguien expresa que “todo podría lucir más” y casi todos armonizan su dictamen en “tal vez es demasiado larga”
Habrá que esperar a septiembre para salir de dudas.