domingo, 5 de marzo de 2006

Lectores y amigos salmantinos

Ha llegado la hora de hacer aún más público ‘El límite’ en la ciudad donde se originó un corto que ha dado tantas satisfacciones. De difundirse en su propagación visual y protagonizar una pequeña gesta en la ciudad que vio nacer nuestro tercer trabajo.
Por ello, esta semana se harán dos pases públicos que tendrán lugar en el Café Berlín (C/Correhuela), el día 5 de marzo (esta misma noche), a las 21:00 horas y el día 9 de marzo en La Audiencia (C/Caldereros), a la misma hora.
Si vais por allí, nos veremos.

viernes, 3 de marzo de 2006

La semana que viene: Carpenter en el Abismo

Por primera vez en el Abismo se abordará un trascendental tema que ha sido una constante en mi vida: el cine de John Carpenter.
Posiblemente sea el director que más haya influido en mi carácter creativo, en todas sus derivaciones y perspectivas posibles. El gran maestro tendrá cabida en este espacio con un profuso análisis de ‘1997: Rescate en Nueva York’, un filme totémico que puede considerarse como emblemático de un cine inalcanzable e irrepetible.
Desde mi máximo respeto y admiración, el Abismo traspasará los límites de la serie B, para ver de cerca una obra alegórica del hombre, del cineasta que ha logrado mucho más que reputación, gloria, prestigio o dignidad a partir de esfuerzo cimentado en un conocimiento del medio y de sus limitaciones como nadie lo ha entendido jamás en la historia del cine moderno.
La semana que viene Carpenter verá la luz en el Abismo con extracto de un capítulo que dediqué en un libro inconcluso sobre el gran maestro.

Los 'ciegos' de Emma Watson

Esta semana acaba con una noticia que ha hecho temblar los tabloides británicos.
La pequeña y melindrosa Hermione Granger, la niña de inteligencia y aplicación estudiantil más célebre de Howgarts convertida en pequeña ‘lolita’ gracias a la prometedora Emma Watson (de 15 años), empina el codo y se entorza.
Y de qué manera.
Sí, amigos. Como lo leéis. Emma Watson ha sido el centro de un escándalo relacionado con la bebida adolescente. Cual prematura Massiel, siguiendo los pasos de Drew Barrymore, la jovencísima actriz fue a una fiesta donde púberes e infantes de todas las edades se ponían ciegos a birra. Y no es extraño pensar que a otras sustancias dada la precocidad de la moza.
La pequeña aprendiz de bruja perteneciente a la casa de Gryffindor y que se instruye por Ravenclaw parece que antes que los brebajes mágicos de Howgarts, prefiere los terrenales efluvios de una pócima compuesta por agua, cebada, lúpulo, malta y levadura.
La preocupación de los padres de medio mundo llega dada la trascendencia del poder mediático de Watson, que acabó en casa sin poder vocalizar siquiera la palabra “muggles”.
“Esto es una simple travesura adolescente”, se ha apresurado a explicar la portavoz de la joven actriz.
Lo sorprendente de todo es que no es la primera vez.

jueves, 2 de marzo de 2006

¿Ese picahielo...

...volverá a destrozar las taquilla de todo el mundo con la fogosidad de una Sharon Stone metida en años pero envejeciendo como los buenos vinos? O, por el contrario ¿será un fiasco deplorable de vacuo oportunismo augurando rancio erotismo pasado de moda?
De momento, el tráiler no deja bien claro si queda algo de lo que tanto llamó la atención a David Cronenberg para realizarla.
Habrá que esperar (el 31 se estrena en EE.UU.) para saberlo.

El mito Hasselhoff

Los seguidores de este hombretón de pelo en pecho están de enhorabuena.
David Hasselhoff, el mito, el actor ochentero y televisivo por antonomasia, el icono bisexual, Michael Knight, Mitch Buchannon, el Bertin Osborne yanqui, es el ilustre reclamo de una famosa bebida refrescante (Pepsi, porqué no decirlo) en Australia, donde es toda una celebridad musical desde aquel inolvidable álbum ‘Night rocker’ en 1985. Que vale, sí, fue un batacazo en Estados Unidos, pero todo un descubrimiento de éxito infrenable en el viejo continente y en Australia.
Desde entonces, nunca un ‘Nick Furia’ fue tan especialmente ‘freak’ en la piel de un actor que ha sabido someter a una elaboración muy personal tanto el mundo de la interpretación como el de la música.
Pepsi le dedica, a modo de ofrenda, una sección de fantásticos ‘wallpapers’ que decorarán, a buen seguro, la pantalla de tu ordenador. Y es que hay que reconocer que con un fondo de escritorio de este calibre, la vida se percibe con mucho más optimismo y despreocupación al contemplar el porte de este vigoroso y bien plantado ‘pecholobo’.
Para consumar esta nostálgica invocación al mito catódico, podéis descargaros a Hasselhoff cantando un clásico de la canción americana en uno de los videoclips más apabullantes de la historia. Además, también podéis jugar a depilarle esa frondosidad capilar que siempre ha lucido en su gallardo torso el irrepetible ‘actor-cantante’.
Porque él lo vale.

'Superman' se acerca... con juego incluido

Este verano de 2006 parece que será el verano de ‘Superman’, la nueva versión que ha llevado a cabo Bryan Singer del personaje creado por Joe Shuster y Jerry Siegel.
De momento, además de avances sobre el filme en pequeñas dosis, se puede ver un trailer de lo que será el inevitable videojuego creado por EA Games, Warner y DC, que evidencia una espectacularidad fuera de lo común y que gana enteros con las inolvidables notas de John Williams de fondo para uno de los iconos más indestructibles e imperecederos de la cultura pop.

miércoles, 1 de marzo de 2006

Las mentiras del Photoshop

Todos sabemos que la magia del Photoshop tergiversa la realidad, encubre los defectos, enmascara la mediocridad física y defectuosa de muchas celebridades que exhiben orgullosos su rostro y su cuerpo camuflados en la adulteración falseada de un programa que hace maravillas.
Aquí tenéis algunos interesantes ejemplos interactivos del proceso de restauración de algunos famosillos internacionales. En ‘Fluideffect’ podemos apreciar la carne fláccida de Daryl Hannah, el enorme trasero de Jessica Biel, el depauperado rostro de Denise Richards o lo poco que vale en realidad Eva Longoria.

martes, 28 de febrero de 2006

'El límite', esta noche, en Madrid

Amigos madrileños que aún no hayáis visto ‘El límite’.
Hoy tendréis una fantástica oportunidad de subsanar este débito abismal con una pieza de culto en el circuito cortometrajístico.
‘El plaza en corto’, la muestra que organiza semanalmente (con el empeño y el esfuerzo de Daniel Romero) todos los martes a las 21:00 horas el bar El Plaza (C/ Martín de los Heros. Metro: Plaza de España) proyecta hoy nuestro corto (por tercera vez a lo largo de su mínima historia capitalina).
Además, la muestra contará con el pase de ‘Escarnio’, el excelente trabajo de Raúl Cerezo y de ‘Paisa’, de Enrique Bocanegra.
Mi presencia en el evento se ha puesto muy complicada, así que representando ‘El límite’ estará el gran Amable Pérez Oliva, amigo del alma y coproductor, ayudante de dirección y montador de este cortometraje que estará muy pronto en la red, cuando se estrene www.refoyo.com a principios de abril. Prometido queda.
Así que, si tenéis un rato y vivís en Madrid, acercaos al Plaza y disfrutad de esta velada cinematográfica. Aunque sea en pequeñas porciones.

lunes, 27 de febrero de 2006

A journey to 'Donnie Darko' (I)

Viaje existencial y temporal al fin del mundo
Desde su estreno se ha convertido en una inextinguible ‘cult movie’. El debut de Richard Kelly supuso un apasionante viaje a través de la oscuridad vital.
Pocas veces una ‘ópera prima’ resultó tan envolvente, madura y fascinante como ‘Donnie Darko’, debut del joven Richard Kelly, que acometió, no sin un comprometido riesgo, un plausible intento por dignificar y vivificar un infranqueable género que camina (casi siempre erradamente) entre el terror, el cine fantástico y el ‘thriller’. Han pasado ya cinco años desde su estreno y dos desde ese 'Director's Cut' (que se vio en España en el Festival de cine fantástico de Calle 13) y se puede asegurar Kelly lo logró. Tal acrobacia narrativa no sólo evitó caer en el efectismo y la simpleza pretenciosa a la que estamos habituados, sino que estableció su primera cinta como una obra ambiciosa, llena de múltiples lecturas existenciales, de una profundidad lírica y tenebrosa.
El jovencísimo autor llevó a cabo su visión del ‘thriller’ fantástico, apoyado en un soberbio guión expuesto a modo de anagrama, donde no faltan todo tipo de interpelaciones, en el que la consistencia de sus argumentos y la excelente trascendencia de sus personajes se solidarizan en una temeraria propuesta llena de audacia, excediendo en todo momento la trasgresión y demostrando un afán manifiesto por alcanzar una originalidad que presupone este premonitorio clásico moderno. Kelly utilizó para ello una compleja trama con designios de puzzle y emplazó así al espectador a participar como pieza activa en un asombroso juego de reflexión. Lo más fascinante de este peliculón es cómo el propio público forma parte del proceso narrativo.
‘Donnie Darko’ es un oscuro y lóbrego paseo por la mente de un imaginativo y rebelde adolescente que vive en los años 80, en una zona residencial, en la diatriba familiar que cualquier chaval de su edad encuentra en su cotidianidad. Pero con una excepción. Cada día se despierta en un lugar diferente a causa de los medicamentos que toma para paliar sus aparentes problemas mentales. La rutina se rompe cuando un motor de avión cae en su habitación y un conejo imaginario llamado Frank salva la vida del joven (anti)héroe urbano. Es el principio de una pesadilla, de un extraño trayecto vital en el que las dimensiones temporales en las que Donnie se mueve sirven para descubrir una quimera de puniciones, historias de amor y venganza que se desarrollan en un espacio alternativo, producto de un posible viaje en el tiempo.
El director utiliza el recurso temporal para desgranar las bases de la progresiva hipocresía social (ya no sólo americana, sino la universal, aquélla que nos hace necios y sumisos) que tuvieron su apogeo a finales de los años 80 y que han terminado por extenderse a lo largo y ancho del mundo hasta nuestros días. La sencillez con la que Kelly plantea su difícil historia sobre una adolescencia distinguida por la heterogeneidad, por la peculiaridad de su protagonista, por la enfermedad que hace diferente a Donnie, se contrapone con una inusual y atrayente predisposición a abandonar líneas argumentales a la subversión de una intriga envolvente, pero milimétricamente intencional, desarrollada bajo los designios de la entelequia.
Así, este impresionante debut se cristalizó en espléndida indagación del destino, del tiempo y del espacio, imbuyéndose en las decisiones que pueden cambiar el rumbo de muchas vidas, de los pequeños momentos de reflexión que permutan el porvenir. ‘Donnie Darko’ es, en su fondo, una metáfora sobre una adolescencia sin futuro, en el que la confusión juvenil se manifiesta en la actitud provocadora de Donnie, la reencarnación del héroe atormentado que recuerda al Holden Caulfield de J.D. Salinger en su desequilibrio y su postura de rechazo a la superficialidad de las cosas.
El insondable personaje creado por Kelly (uno de los más intensos vistos en los últimos años y al cual dota de una insuperable credibilidad el por entonces desconocido Jake Gyllenhaal) es un héroe guiado por una tendencia que se rebela contra la falsedad que le rodea, actuando de una forma radical, en la que tanto tiene que ver el libro ‘The destructors’, de Graham Greeme, que forma parte de una de las muchas claves para entender el complejo cuento que es ‘Donnie Darko’. Un filme que cobra su fundamento principal en su extraordinaria mixtura de cine de ciencia Ficción y drama emocional, que fusiona con la misma importancia la vida cotidiana y familiar de Donnie con la frenética aventura que vivimos desde la percepción del protagonista.
La confusión, el miedo y el interés despertado en la humanidad por los viajes en el tiempo son utilizados por Richard Kelly para exponer un reflejo nostálgico de una generación que creció albergada por las fantasías erigidas por Steven Spielberg y Robert Zemeckis pero que, además, vivió en su adolescencia los cambios de un época que alteraría el modo de vida del mundo occidental. Esta indudable ‘cult movie’ entronizó la herencia de los años 80 con melancolía, determinando sus conceptos en un automatismo familiar, cercano y respetuoso con una década añorada, superando a su vez la tendencia del homenaje para respirar vida propia, para resultar superior incluso a muchas de sus referencias.
‘Donnie Darko’ sería así una proposición desidealizada en el que la distopía melancólica de los 80 se observa en momentos mágicos de recuerdos comunes. En ésa precisión reverente a la hora de recordar una inolvidable noche de Halloween, el instituto de aquellos estupendos años, el primer amor verdadero, las bicis como medio de transporte, los aires terroríficos de ‘Poltergeist’, el eterno DeLorean de ‘Regreso al futuro’ o la mejor y más añorada literatura de Stephen King. Richard Kelly manejó en esta humilde, pero inmensa creación cinematográfica, una inusitada y particular atmósfera que subrayó un talento innegable a la hora de dotar con personalidad específica las imágenes y el tempo narrativo, pero al mismo tiempo otorgando una impresionante utilización del contexto temporal con la inserción de la excelente antología de canciones de la época para los momentos más notables de la cinta. Sin olvidar todo tipo de alusiones estéticas e históricas, cuidadas al mínimo detalle, como las dobles sesiones de cine, la extravagante dilucidación sobre el mundo de los Pitufos, así como la imprevista (por el escaso presupuesto) perfección en los efectos especiales con la utilización del ‘first rate’ o los logrados cielos apocalípticos.
Con un legado directo a Lewis Carroll como inicio del impetuoso enigma de ambivalencia emocional en el que se ve envuelto Donnie, la película establece un compendio de precisión desconcertante, donde en juego de tiempos y la inserción del ente fantasmal de Frank suscitan una inquietante postura hacia la subjetividad del espectador, hacia su propia conclusión. Si bien su epílogo niega con vehemencia el reduccionismo narrativo en el que se explica la convicción de las subtramas y que la fórmula de Capra y su contrapuesta representación de conciencia simbolizada en el misterioso conejo Frank no lleguen a desvelarse, ‘Donnie Darko’ llenó su incierta respuesta con imágenes, símbolos y su inalterable originalidad que dejaron la sensación de estar ante una película que se puede ver y disfrutar una y otra vez hasta la extenuación. La ‘ópera prima’ de Richard Kelly fue y es, hasta el momento y sin duda alguna, una de las películas más sorprendentes de la última década y que, desde el momento de su estreno, se ha convertido en una pequeña joya destinada a llevar consigo el peso que confiere el designio de futura ‘obra maestra’.
Continuará… porque, amigos del Abismo, esto no ha hecho más que empezar.

domingo, 26 de febrero de 2006

Manías absurdas

El amigo David F.F., de ‘Aquí huele a azufre’, me emplazaba hace poco a seguir una de esas inagotables cadenas que suceden improbables respuestas por parte de quienes responden y atienden a este pasatiempo ideal para momentos de ocio lúdico. Como hoy domingo, por ejemplo.
Se trata de ‘5 manías ocultas’ representativas de aspectos recónditos y, porqué no decirlo, bastante superfluos, que envuelven cualquier personalidad. Manías que, en mi caso, como no podía ser de otro modo, carecen de lógica y van contra de cualquier regla y doctrina habida y por haber.
Mis nada extravagantes manías pensadas de forma inmediata son las siguientes:
1.- Leer mientras cago
Sí, amigos. Esta extraña e ibérica afición de praxis lectora en el excusado no responde a una manía ‘literaria-escatológica’, si no al énfasis educativo que me lleva a devorar libros, revistas, cómics e incluso catálogos de venta de grandes centros comerciales en cuanto tengo un lapso de tiempo libre. Puede resultar desagradable, pero es que es así. No puedo defecar si no leo. Qué le voy a hacer.
2.- Camisas de cuadros / camisetas negras
Es la más reconocida característica dentro de mi anacrónica vestimenta. En mi armario se acopian todo tipo de camisas de cuadros, de colores, estilos y condición. Las camisetas negras, con motivos de culto o carteles de películas o cómics es otra de esas filias que he ido desarrollando a lo largo de los años. Anclado en los 80, mi atuendo ha seguido inmutable resistiendo a las efímeras modas de tonalidades y estilos. Qué triste.
3.- Carnet de conducir
No tengo carnet de conducir. Y tampoco, rebasada ya la treintena, veo la necesidad y/o posibilidad de sacármelo. Hitchcock decía que no conducía porque así evitaba tener ningún tipo de contacto con agentes de policía. En mi caso se dio coincidencia en un veredicto cabalista en distintas épocas por parte de dos presuntos leedores de cartas que se empeñaron en jugar a la quiromancia conmigo y llegaron a la conclusión, en plan oráculo absurdo, de que yo moriría conduciendo un coche. Menos mal que nunca me ha llamado la atención el mudo automovilístico.
4.- El frío
Adoro el frío. Me encanta la sensación de aterimiento gélido, el vaho que se exhala en los helados días de invierno, la sensación térmica que provoca témpanos de hielo con cada gota de agua. Desde pequeño me ha gustado el frío, la niebla, la precipitación en forma de temporal. No sé porqué extraña razón. La única ventaja que le veo al verano y el calor en contra del invierno es la posibilidad de ir a todos los sitios en pantalón corto. Otra de esas prendas que me fascina.
5.- Demencia cinematográfica
Últimamente me he descubierto, con estupefacción, pensando introspectivamente en medio de algunas de las películas que veo, cómo filmaría yo algunas de las secuencias que pasan por mis ojos durante la proyección; “Esto lo filmaría de tal manera”, “una grúa aquí sería resolutiva” o “yo eliminaría ese plano e introduciría un travelling con ‘steady’”… son algo normal en mi desvarío cinematográfico. También llevo años apuntando en un cuaderno planos y secuencias que me llaman la atención de clásicos y no-clásicos. Es incoherente y absurdo. Como yo mismo.
Ahora se supone que debería elegir cinco personas con blog para seguir con esta cadena. Pero os voy a ahorrar el trago.