sábado, 26 de noviembre de 2005

SMP (XI): Colgantes Breil o el canalillo de la Green

La descubrimos en ‘Soñadores (The Dreamers)’, de Bernardo Bertolucci, una fábula ‘pseudointelectual’, muy exégeta y nostálgica que evocaba el turbulento Mayo del 68 en Francia, aquélla revolución burguesa y social con ecos ideológicos de Hobbes o Locke, un ejercicio cinéfilo de contextualización que sirvió de homenaje a la juventud de cuatro décadas, a la libertad de pensamiento y sexual descubiertos en la historia de un extraño triángulo compuesto por dos hermanos y un joven norteamericano que emprenden un viaje iniciático en un París de fondo y sus constantes referencias al Séptimo Arte, rodado con los conceptos de la ‘Nouvelle Vague’.
Eva Green, hija de la actriz francesa Marléne Jobert, dejó a propios y extraños con la boca abierta. Aunque en ‘El Reino de los Cielos’, su participación se ceñía a mirar hacia el horizonte con expresión y postura de cierta trascendencia en un entorno de vacuidad absurda, Green tiene cualidades interpretativas bastantes prometedoras.
El pequeño gran Fermín Martínez encontró una lúcida definición para describir sus protuberantes atributos mostrados en todo su esplendor en la cinta de Bertolucci, donde ostentó su poderío, despojada de ropa en varias secuencias, con un adjetivo memorable: “Descomunales y preciosas tetas con pezones tipo María Fontaneda”.
Todo esto, sin ninguna trascendencia intelectual (como casi todo lo que aparece aquí), viene a cuento porque últimamente la podemos ver en el ‘spot’ de Breil, que podéis ver en los reencontrados videoposts del Abismo.
Espero que disfrutéis de ése inabordable canalillo de la Green (porque con esa soberanía mamaria cualquiera se fija en el colgante) con la avidez lujuriosa que implora la belleza de esta actriz.

viernes, 25 de noviembre de 2005

"Dar cera, pulir cera"

Hoy nos hemos enterado de la muerte del ‘sensei’ Kesuke Miyagi, el actor Pat Morita, a los 73 años, inscrito en la reciente historia del cine moderno casi exclusivamente como el especulativo profesor de ‘Karate Kid’, un entrañable personaje aficionado a inmovilizar moscas con palillos, los rollitos de primavera, bruñir la cera de los coches e ir por ahí adiestrando a timoratos chavalines y pardillos con problemas de falta de carácter con aquélla patada ‘yop chagi’, la mítica hostia que se gestaba con una inolvidable disposición de garza o de gaviota.
Descanse en paz.

'McGuffin', de Juanma Pachón: Regreso a los 80

“¡Qué horror! ¡Esto parece el puto Spielberg!”, gritó indignado un estólido voceras que estaba sentado detrás de mí. Con tono desagradable y altamente indignado, el lamentable personaje anónimo abandonó los cines Capitol con una inexplicable irritación, debido a que la brillantez de ‘McGuffin’, de Juanma Pachón le había dejado indeferente. Algo inexplicable, porque estaba sentado al lado de Antonio Molero y, por lo que intuí, algo tenía que ver con esa pedrada al intelecto que supone el luctuoso cortometraje titulado ‘Teki’, de Alberto Esteban, un experimento de fondo digital tan vacío y espantoso como nulo en su pretenciosa búsqueda de algo de comedia y que cuenta con un elenco de lo más espectacular. Lo que no sabía el muy estúpido es que había dado con la clave para entender el porqué de este fabuloso cortometraje: ‘McGuffin’ es un homenaje a todo ese tipo de cine que marcó una generación nacida de la influencia y apadrinamiento de George Lucas o Steven Spielberg, en la definición de cine comercial de los 80 que siguieron Richard Donner, John Landis, Joe Dante, Lewis Teague o Robert Zemeckis.
‘McGuffin’ es intrascendente, no pretende contar una gran historia, ni profundizar con ningún tipo de introspección con moraleja, ni siquiera aspira a una notabilidad dignataria de recordarlo como una obra de culto (aunque lo vaya a ser). ‘McGuffin’ es, simplemente, diversión, un sumo ejercicio de espectáculo y visualidad, de taumaturgia y fascinación abrigada en la nostalgia del cine al que homenajea. Pocas veces se ha visto a un director rodar un corto de este calibre, un trabajo saturado de persecuciones, de peleas, de ritmo desenfrenado, sin tener que recurrir a una determinación lógica de los elementos que en él aparecen. Es entretenimiento eficaz que tiene su mejor arma en el guión escrito por Mikel Alvariño, desprovisto de cualquier pretensión. El mejor adjetivo que califica este trabajo de Pachón es “honestidad”. Una honestidad que nunca abandona el sentido genérico al que alude en todo momento el cortometraje. Un corto de aventuras, de romance dulzón y utópico con toques de humor que se fusionan en una extraña amalgama de cine negro fuertemente infantilizado y algo arquetípico, pero sin eludir la violencia. Todo funciona a la perfección.
El trabajo de Pachón es un engranaje que recoge la máxima del espectáculo, de la coreografía en escenas frenéticas de persecuciones sin un respiro para el espectador que, si sabe entrar en el juego de esta recomendable pieza, disfrutará como nunca y sin prejuicios. A pesar de algún tiempo muerto que desestabiliza el conjunto, alguna reiteración escénica o verbal y de varios planos desenfocados con inoportuna negligencia, toda la odisea se formula con ingenuidad a través de una historia que es presentada como mera excusa (como bien apunta su descriptivo título) para ejercitar un trabajo de dirección abrumante, sostenido por una ilusión que contagia, llena de referencias a películas que marcaron la infancia de esa quinta a la que está dirigida este corto, buscando (y consiguiendo) la identificación entusiasta de todo aquel que cae en las redes de su maravilloso y entrañable concepto y significado.
Pocas veces se podrá ver una pieza corta que evoque tantas emociones empero de sus errores o trabas. No importan sus deslices, descuidos o que algún actor no esté muy inspirado... Importa la magia vibrante y diáfana intención lúdica. Importa su impresionante música incidental, la sublimación de un recuerdo memorable, de un cine que ya no se hace. ‘McGuffin’ es un corto imprescindible, amigos.

jueves, 24 de noviembre de 2005

Review 'The Nun (La Monja)'

Bochornoso delirio terrorífico
‘La monja’ es una de las peores películas españolas de los últimos años que, vista como comedia, incluso puede ser divertida debido a lo vergonzoso del filme.
Luis de la Madrid empezó trabajando para Filmax como editor hace bastantes años. Su reconocimiento llegaría con la película de éxito de Jaume Balagueró ‘Los sin nombre’. Desde entonces ha permanecido vinculado a la productora creada por Julio Fernández y Brian Yuzna, la Fantastic Factory. De la Madrid con ello se ha labrado un sólido nombre dentro del mundo del cine gracias a sus montajes en películas de renombre como ‘El espinazo del diablo’, de Guillermo del Toro, ‘Darkness’ también de Balagueró y más recientemente, la internacional ‘El maquinista’ de Brad Anderson.
Para su debut cinematográfico como cineasta, De la Madrid ha escrito y dirigido ‘La monja’, ambiciosa producción de terror que se engloba dentro de la línea de cine fantástico que propugna la Fantastic Factory. La historia es la siguiente: la noche de su graduación, Eva presencia como su madre muere en extrañas circunstancias. Convencida que ha sido asesinada, decide investigar. Pronto descubrirá que antiguas compañeras del internado de su madre en España están muriendo también de forma misteriosa. Acompañada por sus amiguetes, Eva viaja a Barcelona para averiguar lo que está sucediendo. Allí, además de tontear con un guapo seminarista, Eva descubrirá que es la única que puede acabar con la oscura leyenda que rodea a las antiguas alumnas, pues la razón es una presencia fantasmal que está íntimamente ligada a su propia existencia (vamos, que es ella misma). Este es el argumento de una película que destaca entre las demás producciones españolas. Y no por su calidad, si no todo lo contrario.
Es paradójico que De la Madrid defina su horrorosa (y no el sentido genérico) primera película diciendo: “Es una de estas historias que reúne todos los ingredientes para los fans del fantástico y del horror, con vocación de entretener al máximo al público. Tiene una trama muy sólida, que no solo cumple los requisitos propios de un relato de estas características, si no que se permite ciertos guiños y sorpresas que la convierten en una historia muy original”. Hay que ser farsante y embaucador para exponer de esta manera ‘La monja’, cuando uno presenta una de las peores películas que se han visto en los últimos años del apático cine español moderno (no se había visto algo tan tremebundo desde ‘Stranded (Naúfragos)’, de María Lidón –curiosamente, montada también por De La Madrid-). Una cinta que no tiene adjetivos críticos, ni calificativos negativos, ya que estamos ante un auténtico ultraje a la inteligencia del espectador. ‘La monja’ es un improperio, una tomadura de pelo en toda regla, apoyada en un guión que no es ni siquiera reiterativo de los tópicos del género, ni siquiera aburrido (ya que visto como comedia, incluso es divertido –algo tiene a su favor-), sino que expele una necedad insultante, con una historia plagada de pertinaces oquedades y paridas varias, saturado de estulticia, con un progreso narrativo inexistente que hacen de este vejatorio filme el mayor despropósito que se haya visto en mucho tiempo.
Es imposible imaginar a alguien escribiendo un guión de semejante incoherencia, presentándolo a una productora y, no sólo eso, sino siendo producido y distribuido. Es vergonzoso (como ejemplo de muchos), que para De La Madrid sea normal que en una película de terror todo el mundo pueda llevar en su bolso un arpón de pesca o dilucidar en función de los nulos puntos de giro. La teoría del ‘todovalismo’ elevada a la máxima potencia. Pocas veces uno, como público, se puede sentir tan menospreciado por un director. Eso sí, la fotografía de David Carretero aporta al filme una más que digna atmósfera (hay que reconocer que el ambiente visual es inmejorable) que infiere el cuidado necesario para que esta producción esté, sólo visualmente, muy por encima de la media de lo que estamos acostumbrados a ver en nuestro cine. Pero no es suficiente. Para colmo, los intérpretes, en parte considerados prestigiosos (caso de Natalia Dicenta, por poner un caso), están espantosos. Empezando por la guapa de turno que nos somete a su actoral tortura siendo la protagonista total, Anita Briem, una actriz de imborrable gesto hierático que acaba desconcertando y terminando con el descalabro interpretativo de Belén Blanco, Manu Fullola, Tete Delgado u Oriana Bonet que, en su versión original, no hacen más que hacer el ridículo con su impostado y desacertado acento inglés. Tan sólo, curiosamente, Cristina Piaget parece salvarse de tan bochornoso espectáculo. ‘La monja’ es un auténtico y desastroso delirio como pocos.
Miguel Á. Refoyo © 2005

Presencia de lujo en Salamanca

Con motivo del rodaje ‘Los fantasmas de Goya’, de Milos Forman, ayer, hoy y mañana, Natalie Portman rueda en esta ciudad seis escenas de la película que se filman en Salamanca y que hoy acoge a Javier Bardem. Cualquiera aguanta ahora a los salmantinos. Por cierto, no he tenido tiempo de bajar a ver nada. Tampoco quiero encontrarme con algún auxilar del equipo dirección creyéndose alguien por tener un 'walkie' de la mano y la seguridad de formar parte fundamental de una superproducción. Ya veremos el resultado de este tipo de co-producciones que suelen ser un fracaso.

miércoles, 23 de noviembre de 2005

El inquietante arte de Agatha Katzensprung

La ocre oscuridad de un silencio que no necesita de palabras ni descripciones, sumida en una penumbra de tenue irisación que surge de una mirada transversal a una realidad fotografiada y retocada con elegante lirismo.
Un inquietante esteticismo manifestado en la actividad detenida por el objetivo de una cámara.
Este es el extraño y apasionante mundo visual de la alemana Agatha Katzensprung.
Todo un hallazgo.

Próximamente en el Abismo

El próximo lunes, día 28 de noviembre, en este espacio de incoherencia metodológica, aparecerá una extensa y exclusiva entrevista con Álex de la Iglesia, mantenida durante el pasado Festival Internacional de Cinema de Catalalunya (Sitges).
En ella, se profundizará en el terror y el humor como mecanismos narrativos, así como diversas obsesiones genéricas que centrarán esta conversación con una fascinante visión perceptiva, la de un director que ha pasado al cine español con letras de oro y donde no faltará un avance del telefilme ‘La habitación del niño’ y algunos proyectos de este demiúrgico cineasta como ‘Los crímenes de Oxford’ o del guión ‘Piensa en Disney’ (antes titulado ‘Veo Demonios’).

martes, 22 de noviembre de 2005

¡Qué grande es el programa de Garci!

Ayer por la noche, sin ganas de ver ningún ‘late night’, ni programa cultural, ni idiotizante o debates políticos de menos de un minuto, volví a revisar ‘Memento’, de Christopher Nolan, que pudimos ver en un pase que se ofreció en el imprescindible programa de José Luis Garci ‘¡Qué grande es el cine!’, extraña convocatoria de una película bastante reciente en un programa muy dado al debate exegeta y erudito de añejos y trascendentales clásicos.
No voy a inquirir de nuevo en la laberíntica estructura de la obra de Nolan, ni a abordar otra vez esta soberbia muestra del ‘maze-cinema’ de cronología inversa. Eso ya lo hice en la crítica aparecida en el Abismo. Es mejor y más fructífero analizar el divertido ejercicio de análisis y evaluación del filme que se marcaron Garci y sus contertulios. Rápidamente se fraguaron dos imprecisos bandos; los que sabían cómo funciona ‘Memento’ (Oti Rodríguez Merchante–que dio ejemplo de cognición acerca del filme- y un dubitativo Torres Dulce –ambiguo pero resolutivo-) y los que no se habían enterado muy bien de la articulación invertida, del ‘rewind’ argumental del filme (José Luis Garci y ese accidental animador que es Antonio Giménez-Rico).
Durante unos instantes Oti fue patentizando las procedencias y consecuencias de la cinta, señalando el porqué de los recuerdos súbitamente borrados, de la realidad transformada, evidenciando una comprensión exacta de la finalidad experimental de los puntos de giros retroactivos que el cineasta impone a la lógica narrativa clásica, dando lapidarias claves para entender el significado de la película. Torres Dulce también esclareció algunas con su habitual elocuencia, pero poniendo siempre en tela de juicio la ambigua regresión de la historia.
Lo más bufenesco, como siempre, llegó con las intervenciones del charlatán Giménez-Rico y sus antológicas frases que vienen siendo habitual en sus autocomplacientes dislates asumidos como erudición de tercera. El hombre que llama “Pepsy” al personaje de Jodie Foster en ‘Taxi Driver’ exhortó varias veces en contra de ‘Memento’, oponiéndose a que Nolan hubiera bordado un puzzle interactivo donde las piezas encajan finalmente en un minucioso rompecabezas, haciendo hincapié en que todo era un sortilegio intrascendente donde sólo prima el impacto visual y no importa el narrativo. “La historia a este tío le importa un pimiento, ya que todo es un pretexto para crear un clima desasosegante”, decía todo convencido el director de ‘Las Ratas’. Una disertación tan baladí como habitual, ya que invoca al recurso atmosférico y ambiental cuando no entiende muy bien una película. Mientras Oti seguía ofreciendo evidentes indicios de discernimiento hacia los postulados intencionales de ‘Memento’ en constante oposición con sus compañeros de debate, la cosa se les empezó a ir de las manos. Torres Dulce aludía a las trampas de guión (que las hay), Giménez-Rico persistía en su nula astucia ambiental y mediocres subterfugios intelectuales y Garci terminó perdiéndose ante tanto dato.
Fue entonces cuando el ex de Cayetana Guillén-Cuervo sentenció con una pregunta que tanto él como su mal informado adlátere necesitaban hacer: “Pero vamos a ver ¿entonces qué pasa en la película?”, inquirió Garci. Y llegó un momento magistral. A medio debate, entre todos fueron poco a poco componiendo la película por los testimonios que iba brindando Oti . “A ver que me entere. Este señor está casado y tiene una mujer que ha sido violada, pero no la matan y él recibe un golpe que le deja amnésico… ¿Y el policía?”, preguntaba curioso Garci. Comenzó así una esperpéntica diatriba sobre el contextos, los tiempos, los efectos, las causas, Sammy Jankis, Natalie, los engaños, la manipulación, los tatuajes recordatorios, la insulina, la preciosa frase de Leonard Shelby (“No me acordaré de olvidarte”) y la persecución del inicio de la película.
Seguidamente, disolutos en su pérdida, todos menos Oti empezaron a desvariar en su propia omnisciencia fílmica, desgranando ‘Marienbad’, de Alain Resnais, filme que no venía mucho a cuento, pero del que Torres Dulce, Rico y sobre todo Garci sabían más que del filme que acabaron de ver. Para apuntillar tan brillante (y porqué no decirlo entretenida) noche, la frase de “Sweet Towers” a Oti dejó claro porqué ‘¡Qué grande es el cine!’ debe seguir en su proyección de imperturbables clásicos y no de filmes actuales (por muy clásicos que sean): “Bueno, Oti, tú que estás más metido en el cine moderno ¿no había una película llamada ‘Pi’ con una estructura similar?”. A lo que el crítico de ABC rebatió con un “Ah, sí, el Aronofsky este”. Tras eso, con el programa ya a al deriva, comenzaron a intentar modernizarse departiendo sin mucho atino sobre ‘Insomnio’ (que ni Garci ni Rico habían visto), ‘Batman Begins’ y el ‘Batman’ de Tim Burton con un Giménez–Rico ensimismado en su naufragio especulativo e ignorancia negligente.
Fue otra de esas inolvidables veladas cinematográficas en un programa decano ya en esto del cine. Una noche fantástica.

lunes, 21 de noviembre de 2005

Especial 'La Guerra de los Mundos' en ZONADVD

Con motivo del lanzamiento de la Edición Especial de ‘La Guerra de los Mundos’, de Steven Spielberg, los eficientes chicos de ZonaDVD ha sacado un sugerente especial con un estupendo despliegue en forma de especial en torno a las adaptaciones de la obra de H.G. Wells en el cine, deteniéndose en este último trabajo hasta el momento del Rey Midas de Hollywood.
La introducción a la imagenería de la obra del autor británico y su alcance en el género literario y cinematográfico es cortesía de un servidor.
El resto del reportaje, comparativas y análisis de los dvd’s están, como es habitual en estos muchachos, a una altura superlativa.
Espero que lo disfrutéis.

SMP (X): Llegan las FLEXIPUTAS

Sé que puede sonar extraño, pero no sé por qué absurda razón fonética durante el spot de Peugeot de las ‘Flexicoutas’ siempre creo entender ‘Flexiputas’.
¿También os pasa a vosotros? ¿Qué clase de neurastenia me asola? ¿Qué me está pasando?
¡¡¡UPDATED!!!
Efectivamente no estamos locos, en el anuncio se dice claramente, como bien dice Carmichael, FLEXIPUTAS. No hay lugar a dudas. Publicidad subversiva en toda regla. Podéis escuchar el mp3 aquí.