lunes, 13 de septiembre de 2010

Crónica sintética del Mundial de Turquía 2010

Turquía 64 - USA 81. Dieciséis años después desde su última vez, el mayorazgo del baloncesto, el cetro del deporte de la canasta, regresa a la selección de Estados Unidos capitaneada por un nombre absolutamente trascedental en el devenir de los acontecimientos: Kevin Durant. El resto, mejor olvidarlo.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Muere Claude Chabrol, preceptor de la revolucionaria 'Nouvelle Vague'

“Mi propósito es mostrar la locura de la gran burguesía. La mayor parte de los grandes burgueses están locos. La burguesía es una clase, pero también un estado del espíritu y la clase perdurará menos tiempo… Y como la mayor parte del tiempo esos burgueses y sus mujeres no se hablan más que en las comidas, los horrores que se dicen resultan aún más extraordinarios. Sencillamente, como no tienen nada que decirse, su monstruosidad resurge cuando abren la boca”. Son palabras de Claude Chabrol, que ha fallecido hoy en París a los 80 años. Chabrol fue uno de los más aventajados creadores de la ‘Nouvelle Vague’, el primero de la revista ‘Cahiers du Cinemà’ que logró debutar tras las cámaras. La película fue ‘Le Beau Serge’. Desde entonces, su continuidad y ritmo de trabajo jamás decrecieron. Un autor real, genuino, que siguió los preceptos simbólicos y argumentales del maestro Hitchcok, del que se confesó fiel y gran admirador. Chabrol deja como legado una de las carreras más interesantes y coherentes no ya sólo de esta privilegiada y célebre generación de cineastas, sino del cine francés contemporáneo. ‘Les bonnes femmes’, ‘El bello Sergio’, ‘La mujer infiel’, ‘El carnicero’, ‘Los primos’, ‘Relaciones sangrientas’, ‘Nada’, ‘Al anochecer’, ‘Un asunto de mujeres’ o en los últimos años ‘La ceremonia’, ‘No va más’, ‘Gracias por el chocolate’, ‘La flor del mal’ y ‘La dama de honor’ son un pequeño ejemplo de su portentosa cinematografía.
Las obsesiones de Chabrol se centraron en una constitutiva y taxidérmica exploración de la clase burguesa, siempre desde un prisma de hipocresía social hacia el cinismo que provoca una materia moralmente cuestionable que, en muchas ocasiones, le sirvieron como elemento para incidir en la exploración del suspense, género predilecto del maestro que se ha ido. Su visión de esos defectos conlleva consigo un catálogo de sucesos, guiños y comentarios inscritos en una insustancial apariencia que terminan por explotar con consecuencias inesperadas, dicotomías perversas de superficialidad y precipicios éticos incluidos dentro de un entorno de ficciones llenas de ardides, en constante búsqueda de la complicidad provocadora con el espectador. Con su muerte la cinematografía queda huérfana de uno de sus creadores más excepcionales capaz de reflexionar con tanta brillantez que sirven de ejemplo para el pensamiento existencial: “la estupidez es infinitamente más fascinante que la inteligencia. Ésta tiene límites, pero la estupidez no”, dijo una vez este gourmet sibarita amante del buen yantar.

'Balada triste de trompeta', la película española más esperada del año

Después de que Álex de le Iglesia haya reventado el Festival de Venecia con sendos premios a Mejor Director (León de Plata) y mejor guión, ‘Balada Triste de Trompeta’ se erige como una de las películas más esperadas del año. La visión ácida y oscura de esa parte de nuestra historia pretérita tamizada por el filtro de la violencia y el rencor, del humor negro lleno de pesimismo sobre dos payasos pesadillescos enamorados de la misma trapecista, la película más personal y lóbrega del realizador de ‘Muertos de risa’ se presenta como esa propuesta del cine español capaz de levantar las mejores expectativas del cine patrio en este descafeinado 2010.
Hay unas ganas terribles de poder saborear esta nueva y ya exitosa obra. El problema: se estrena el 17 de diciembre en las salas de toda España. Pocas veces antes una película patria había despertado tanta curiosidad y apetencia.

viernes, 10 de septiembre de 2010

'La mirada circular' en Sitges

A principios de junio asistí a dos de las jornadas del rodaje de ‘La mirada circular’ a echar una mano a tres creadores metidos en un berenjenal, una conflagración fílmica que pocos son capaces de abarcar. Iván Sáinz-Pardo, Dirk Soldner y “Jim-Box” volvían a unir sus fuerzas para rodar otro nuevo trabajo después de su excelente y exitoso ‘La Marea’. En esta ocasión, ‘La mirada circular’ se fraguó con el esfuerzo y tesón de jornadas maratonianas apoyadas únicamente en un equipo técnico de tres personas, tres realizadores que pusieron lo mejor de sí mismos para demostrar que la persistencia y la ilusión son capaces de crear todo aquello necesario para levantar y sacar adelante una compleja producción trabajada desde el límite hasta el agotamiento físico y mental, en una demostración de cine “guerrilla” con muy bajo presupuesto.
Se trata así de un cortometraje de 11 minutos, rodado a seis manos, de nuevo en Gijón y alrededores. ‘La mirada circular’ muestra una corta pero a su vez sugerente sinopsis: “Una familia convencional. Un lugar maravilloso. Un bonito día. Una pesadilla perfecta.”. El corto ha sido seleccionado en la sección oficial a competición de la 48ª edición del Festival Internacional de Cinema Fantastic de Catalunya Sitges 2010, que tendrá lugar entre los días 7 y 17 de octubre. El cortometraje se proyectará junto a una selección de las mejores producciones internacionales de género fantástico.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Mundobasket Turquía 2010: El amargo despertar del sueño

Ayer fue un día muy triste. Una de esas jornadas aciagas que los aficionados al baloncesto no querían haber vivido. Sin embargo, sucedió. El encanto y la ilusión de este apasionante deporte que, en los últimos años ha entregado a la afición española los mejores y más recordados logros de la historia reciente, ayer se vinieron abajo como una montaña de naipes mal colocados. Las derrotas contras Francia y Lituania ya hicieron presagiar que el devenir de los acontecimientos no iba a ser del todo satisfactorio para un plantel de jugadores que, digámoslo ya, no ha estado a la altura de las expectativas. Ha sido un Mundial extraño desde su comienzo, desde que Francia despertara las primeras dudas respecto a las posibilidades reales del conjunto de hombres seleccionados por Scariolo. La selección española ha echado de menos su mejor juego, su ambición fundamentada en recursos ganadores y ha dejado ver hendiduras, viéndose afectados tremendamente sus valores técnicos, jalonados con erróneas decisiones estratégicas, titubeos varios y, sobre todo, falta de coherencia en las verdaderas posibilidades de un equipo que nunca se ha terminado de creer sus posibilidades de éxito dentro de un torneo tan exigente como es un Mundial.
La España de Turquía ha mostrado, desde una dolorosa perspectiva subjetiva, la descompensación de un equipo con fallas en su estructura, una falta de nivel defensivo, de bloque, limitado en su creatividad y energía atacante que ha dado como consecuencia la frustración de la precipitación a la hora de dilucidar sobre la autoconfianza, forjando un juego conservador y especulativo. A España le ha faltado agresividad y certidumbre. Pese a la sobresaliente y habitual garra de Juan Carlos Navarro (el gran jugador español del torneo) y la consolidación de Fran Vázquez (que visto una impecable progresión inalcanzable para el resto de compañeros), ha habido trabas y deficiencias en el juego de gente habituada a la compensación y corrección como Rudy, Garbajosa, Ricky, Marc, Felipe… Falta de fe, falta de fuerza. Estaba claro que algún día la catástrofe tenía que llegar. No hay que ser condescendientes: ha sido un fracaso y una decepción. Un palo gordo. Sin embargo, no se le puede reprochar ni la intensidad ni el compromiso de estos chicos. No ha podido ser. Llegarán mejores tiempos. Hay continuidad y cantera para seguir manteniendo la ilusión. Eso sí, es cierto que estas señas de identidad no han estado del todo finas, permaneciendo ajenas a las características que han denominado a los ‘Golden Boys’.
Las ausencias tampoco pueden ser la excusa. El ciclo no ha acabado, pero está cerca de su fin. Eso está claro. La renovación es necesaria. Y debe hacerlo desde sus cimientos; primero con la marcha de ese sinvergüenza y cáncer del combinado nacional que es Jose Luis Sáez, que debe renunciar a la comodidad de la federación y hacer un favor a este deporte. Segundo, con el éxodo fulminante de un entrenador como Scariolo, fundamental responsable de esta derrota. Esto, es así. Lo de ayer sólo fue la gota que colmó el vaso. Serbia supo jugar a ganar y terminó haciéndolo, pese a los estimables esfuerzos de una España que fue a remolque en casi todo el partido y lo pagó con la eliminación. No hay que buscar subterfugios. Si no hubiera sido Serbia habría sido Turquía. Es la primera vez desde 2004 en que esta selección no participará en unas semifinales de un gran campeonato. Va llegando la hora del reciclaje y del cambio, aunque no hay porqué perder la fe en este grupo. No pasa nada. Los que amamos este deporte sabemos que hay un porvenir para seguir creyendo en futuros éxitos. El triple imposible de Teodosic fue el jarro de agua fría que nos hizo despertar de un sueño. Son cosas que pasan en baloncesto.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

La culpa de todo, la tiene...

berrido.
(De berrar).1. m. Voz del becerro y otros animales que berrean.
2. m. Grito desaforado de persona.
3. m. Nota alta y desafinada al cantar.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Un Mundo desde el Abismo: Sexta temporada

Tal día como hoy, hace ya seis años, se me ocurrió, llevado por un ejercicio de necesidad y actividad de escritura junto a algo de vanidad (todos los blogs lo son), comenzar una singladura por ese proceloso universo llamado ‘blogoesfera’, en aquel año un erial algo infecundo y poco difundido. Entonces se describía la plataforma como revolucionaria. Una bitácora simbolizaba una puerta abierta al mundo del ocio y la comunicación, una edad tecnológica nacida para ponerse al alcance de cualquier usuario. Todos adoraban la posibilidad de sumergirse en un inframundo lleno de virtudes y posibilidades. De repente, ‘Un Mundo desde el Abismo’ nació en pleno auge, cuando aún no se había extendido la atención de lo ‘mainstream’, con gran interrelación con otros blogueros que siguen en lo más alto del respeto de esta gigantesca secta que en pocos años pasó de gran paso dentro del mundo de la divulgación a un progresivo crepúsculo que se dio cuando los ‘blogs’ comenzaron a pasarse de moda.
Hoy en día, dentro del cómputo que simboliza el ‘Mondo Blog’ dentro de la Comunicación 2.0, del intercambio comunicativo mediante la utilización de medios sociales, ha quedado a la zaga de otra viabilidad más fácil y accesible, más cómoda e inmediata como puedan ser Facebook o Twitter. Los renovadores ‘blogueros’ de entonces, en la actualidad se perpetúan dignamente como unos viejos roqueros del medio, dinosaurios que no alcanzan a entender cómo y porqué siguen en su constante metodología e inmutable continuidad a menos que hayan encontrado una retribución económica a su esfuerzo. Dentro de los diversos fenómenos socioculturales y en constante evolución, digamos que los blogs han sido los que más efímeramente han tenido su repercusión precisamente por el paradójico incremento sin freno que ha sufrido la comunicación global dentro de los medios virtuales. Digámoslo de esta manera: hoy todo el mundo tiene un blog y es más fácil abandonarlo a su suerte sustituyendo el hábito de lectura por un botón que constate el vistazo presencial del “me gusta” antes que el detenimiento analítico o curioso del lector respecto a la página que visita. Hace cuatro o cinco años, los comentarios del cualquier blog con gran tirón se contaban por treintenas y las visitas superaban con facilidad el millar. Hoy en día los números de muchas de aquellas bitácoras de moda están por los suelos. Aunque si el tema estadístico fue considerado como un estúpido añadido en el constante hábito de publicación, es un elemento que queda de lado en el crecimiento hacia la incógnita del futuro de los blogs. Hoy en día, un ‘blogger’ tiene ese céfiro de incierto y falsamente lejano de prestigio. Pero también una nostálgica nobleza cuando los años pasan y la actividad no decae y sigue en una progresión sostenida.
Al menos es el caso que pretende seguir este veterano espacio. Mi idea era constatar un impulso, un proyecto que se alargara, al menos, un lustro. El propósito de ‘Un mundo desde el Abismo’ era sobrevivir a viento y marea cinco años. Hoy ese ciclo ha llegado a su fin. La suerte fue la de querer un blog con la función catártica que ello desempeñaría en un momento bastante confuso respecto a lo personal y más en lo que concierne al ámbito profesional. Hoy, el primer drama está más que solventado. En el segundo, aún sigo buscando mi destino, más impreciso si cabe que entonces. De una forma gratificante, después de casi mil setecientas entradas, mil setecientos ‘posts’, que han ido escribiendo parte de mi vida, me encuentro en una situación privilegiada a la hora de echar un vistazo atrás y de no saber muy bien qué hacer con toda la acumulación de temas, críticas, dossieres, artículos, reportajes, cinismos varios, reflexiones absurdas, enlaces a segundos y terceros, secciones perdidas y chorradas a mansalva que han desfilado en estos 2.189 días. Me da la sensación de ser un extraño ente, un mórbido adicto a la palabra, un amago de escritor enloquecido aquejado de una especie de Síndrome de Diógenes creativo o literario. O, tal vez, ninguna de las dos cosas. Lo bueno y lo malo de esta perspectiva es que sigo siendo una persona que no ha encontrado todavía qué tiene para decir en Internet. Llevo desde los dieciocho años escribiendo y aún no sé hacia dónde se encamina todo de lo que me rodea. El observador de la realidad y de la ficción que habita en mí descubrió un foco de salida en un nombre paradójicamente tan adecuado, al borde de un abismo insondable. Seis años después no sé aún si he caído en él o aún mantengo una esperanza de seguir mirando desde arriba. Los cinco años se han completado, han llegado a su fin, sin saber si encubro algún tipo de miedo a matar a ese otro ‘yo’ posesivo y loco o por el cariño que sigo profesando a esta rutina abismal. Por ello, ‘Un Mundo desde el Abismo’ continuará su periplo, al menos, un año más. Como la aceptación de una cláusula de prórroga.
Un aplazamiento que servirá para aumentar la continuidad y el desafío de ese ímpetu que no ha perecido en el intento. Todo lo contrario, se ha engrandecido con la idea de seguir aportando algo de subjetividad en un blog asentado en el desorden. Todo seguirá trastornado por la locura y precipitación con la siempre han nacido los ‘posts’, desde el arrebato y la inmediatez. Suscribiendo las palabras del año pasado en esta misma onomástica: “…aunque el futuro depara sorpresas imprevisibles y depende de muchos factores su continuidad. En cualquier caso, este blog forma parte de mi vida por siempre jamás e identifica la ilusión que un día, por la bobada del intento, se materializó y fue creciendo hasta ser lo que es. Un pequeño reducto donde todo el mundo es bienvenido…”.
Por ello, muchas gracias a todos los que pasasteis, los que habéis pasado y los pocos que aún os seguís pasando por este abismo que siempre será vuestro. Al menos, un año más.

Desde Turquía: Absurdos Kvasniova

Durante el partido del pasado jueves entre España y Canadá, se da una situación que viene siendo habitual en las retransmisiones de la Sexta con motivo del Mundobasket que se está celebrando estos días en Turquía. Marc Gasol tiene un roce con uno de los componentes del equipo canadienses y reclama algo al árbitro. En la marabunta de diálogo muchas veces sin sentido a la que nos llevan la extraña trinidad formada por Mel Otero, Juan Antonio San Epifanio y Juanma López Iturriaga, el primero de ellos parece solicitar a la colaboradora de pista más información sobre este pequeño incidente.
Otero le pregunta a Karina Kvasniova si ha oído algo al respecto de la queja del hermano mediano de los Gasol al colegiado. La reportera deportiva lituana contesta, con toda su pachorra: “No, no he podido oír nada. Pero hay buen ambiente en el banquillo de Canadá, hay caras de alegría y parece que se lo pasan bien”. Una apreciación que, obviamente, no despeja la duda generada por la acción y reprobación del jugador español y que añade ilógica a la situación, máxime cuando Canadá perdía ya de ocho puntos. Es el ejemplo más paradigmático de las absurdas aportaciones de esta periodista rubia, con voz estridente y chillona, que, se supone según se lee en su curriculum, que cubrió la Eurocup de baloncesto de 2007, 2008 y 2009 para la cadena Eurosport en París. O al menos, eso dicen.
Andrés, algunos te echamos mucho de menos.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Review 'Salt (Salt)', de Phillip Noyce

La ilógica como excusa para el divertimento
A pesar de resultar superficial, ‘Salt’ no termina por ser una necedad por el oficio de Phillip Noyce en un trabajo sumamente entretenido e inteligentemente diseñado que se mueve con tanta rapidez y habilidad que hace olvidar el absurdo desaguisado que supone el filme.
Angelina Jolie parece empeñada en convertirse en la abanderada y modelo femenino del cine de acción del Hollywood actual. Su aspiración por convertirse en un icono dentro del género, en una heroína de armas tomar, sigue su curso tras muestras de ahínco como ‘Tomb Raider’, ‘Sky Captain y el mundo de mañana’, ‘Mr. & Mrs. Smith’ o ‘Wanted’. En este caso lo hace con ‘Salt’, un ‘thriller’ de espionaje donde los síntomas del engaño van muy por delante de lo creíble, anticipándose el ardid sobre lo que se está contando, para jugar con el espectador en una doble articulación de mentiras y falsas apariencias encauzadas hacia la sorpresa final. La cinta del veterano Phillip Noyce asume su previsibilidad sin prejuicios, bamboleada por los movimientos tácticos de un personaje que traspasa la línea de lo inconcebible, pero que nunca resulta inoperante o aburrido. El núcleo de la historia es tan sencillo como superficial, sometiendo a la protagonista a una inclemente ventisca de acción donde los saltos, las carreras, los disparos y las peleas vienen a ser el único condicionante del escueto metraje de la película.
La Jolie da vida en esta ocasión a Evelyn Salt, una agente de la CIA que, tras permanecer en cautiverio y ser torturada por miembros de las fuerzas militares de Corea del Norte, regresa a casa junto a su marido para ser acusada instantáneamente por un desertor ruso de estar trabajando como agente doble que tiene como encargo asesinar al presidente de Rusia durante su próxima visita de Estado con motivo del funeral del vicepresidente de los EE.UU. en la Catedral de San Bartolomé de Nueva York. Por si eso fuera poco, cuando los acontecimientos den un giro en el juego de artificios que supone su trama, Salt deberá evitar que asesinen al Presidente de los Estados Unidos en un bunker y detener un ataque nuclear contra Arabia Saudita, que se saldaría con la muerte de nueve millones de musulmanes que volarían por los aires, cabreando así a todo árabe viviente y dando inicio a un cataclismo bélico sin precedentes.
Por supuesto, en esta tesitura enredada y dificultosa, la heroína reúne una serie de actitudes que caracterizan su condición de superagente, dibujada con la personalidad de un rol de cómic experimentada en la supervivencia con extraordinarias cualidades. De ahí que, cual sofisticado McGiver, pueda armar un ‘bazooka’ con accesorios de oficina, escapar de la sede central de la CIA sin mucho esfuerzo, trepar por las cornisas de un edificio con una mochila en la que no faltan disfraces, armas de todo tipo, una araña venenosa de su marido aracnólogo y un ‘perro patada’ y salir indemne. Obviamente, esta tipología de ‘action hero’ puede escapar con pasmosa destreza simplemente con una pistola de descargas eléctricas sobre un oficial en estado de shock cuando es arrestada por la policía y va en un coche escoltado por otros tantos.
Tal vez, el elemento más interesante (y a la vez anacrónico y podría decirse que improcedente) es la reconversión del villano global que vuelve a ser, después de muchas décadas, la amenaza rusa, rescatando aquellos fantasmas de espionaje entre KGB y CIA, en una cruenta lucha que revive la Guerra Fría, dejando a un lado la modernidad terrorista de los tiempos que corren y heredando una iconografía de malvados soviéticos que han sido programados desde su infancia para atentar contra mandatarios gubernamentales de todo el mundo, al más puro estilo del espíritu de Ira Levin con la fisonomía rusa de unos niños que parecen sacados del ‘The Midwich Cuckoos’, de John Wyndham. Evelyn Salt vendría a ser un oportuno simulacro, bendecido por su amor a la patria yanqui, de Anna Chapman, esa modelo pelirroja que fue detenida en Estados Unidos hace un par de meses acusada de espionaje enviada por el Kremlin para destapar secretos militares y de estado. Con eso, en la cinta de Noyce escrita por Kurt Wimmer, la historia se reescribe apuntando, por ejemplo, a que Lee Harvey Oswald fue instruido desde pequeño en la antigua URSS para regresar a América en 1962 y atentar contra J.F. Kennedy a favor de los intereses soviéticos. Con absurdos elementos como este, ‘Salt’ no sabe sacar partido de una posible crítica hacia los servicios de inteligencia americanos, ya que se recrea más en seguir la línea argumental de ‘El fugitivo’, de Andrew Davis (ese personaje acusado injustamente que huye mientras intenta demostrar su inocencia) que con las trémulas cabriolas visuales y drama interno de héroes modernos como Jason Bourne o el ‘revival’ de James Bond.
Aquí la instrospección humana del personaje viene dada por episódicos recuerdos a modo de ‘flashbacks’ melifluos e inconsecuentes, desprovistos de toda emoción y risibles, acerca del inicio de la relación entre la espía y su marido. ‘Salt’ es un constante desafío a la lógica, ya no sólo de las leyes físicas con sus imaginativas fantasmadas, sino en las decisiones tomadas a la ligera por su protagonista, no tanto por la importancia de las mismas dentro de la estructura lógica del guión, como de la extravagancia con las que se marcan, con caprichosa voluntad, indicando por dónde tiene que moverse el personaje y actuar según una ruta de absurda incoherencia.
Si por algo ‘Salt’ no termina por ser una necedad desacertada, aunque tenga mucho de ello, es por que el oficio de Phillip Noyce tras la cámara, que disimula en parte la catástrofe, apreciándose cierta cohesión en el ‘modus operandi’ con el que resuelven las escenas de acción, con una virtud y garantía de calidad, como extensión a aquellas adaptaciones de las novelas de Tom Clancy que perpetuó hace ya alguna década junto a Harrison Ford dando vida a Jack Ryan en sus juegos patrioteros. ‘Salt’ termina por resultar un trabajo sumamente entretenido e inteligentemente diseñado, que se mueve con tanta rapidez y habilidad que hace olvidar con destreza el desaguisado de la trama que se está contando, con acción superpuesta al nulo diálogo de relleno o digresiones sobre culpabilidades o inocencias.
También ayuda a la satisfacción, una vez más, la presencia estimulante de Jolie asumiendo su rol de máquina de matar a favor de la justicia y la salvaguardia. ‘Salt’ es una película que exige mucho de su físico y adopta su enigmático rostro para encandilar al público y sostener el protagonismo como principal efecto especial. Ella es el único vehículo de interés (muy bien flanqueada por Liev Schreiber y Chiwetel Ejiofor) y sabe distraer con convicción y profesionalidad digna de alabar en su enésima demostración de exhibición física.
Miguel Á. Refoyo "Refo" © 2010
PRÓXIMA REVIEW: 'Bright Star (Bright Star)', de Jane Campion.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

'Spot' Movistar e Imagenio Temporada 2010-2011: El hijo despreciable

Con el nuevo anuncio futbolero o futbolístico de Movistar e Imagenio que incluye el paquete básico con el canal GOL TV para esta nueva temporada, se recupera a su vez SMP (Siniestro Mundo Publictario), otra sección de este blog perdida en los abisales fondos del olvido. El anuncio transcurre de la siguiente manera; durante toda la vida un padre ha inculcado a su vástago el amor y la afición por los colores de un equipo que les ha unido a través de los años, más allá de la habitual relación paternofilial en esa bonita identificación hereditaria de la pasión por el fútbol y por una misma bandera. Nos muestra cómo el padre ha ido contagiándole su afecto hacia el equipo de su vida, convirtiéndolo también en el de su hijo. Viajes nostálgicos en microbus, amargas decepciones, inolvidables alegrías y celebraciones, fiestas de cumpleaños temáticas, esconder esa camiseta en el bar cuando los ultras rivales entran en el mismo establecimiento e incluso confabulándose para dejar a la madre plantada con la comida recién puesta en la mesa por ir a ver el fútbol. Viejos recuerdos ahora ya caducos grabados en una memoria compartida y añorada.
La idea es clara; el fútbol establece lazos de concordia y refuerza el vínculo generacional entre padres e hijos. Sin embargo, lo que parece un afectuoso ‘spot’ se les escapa de las manos en su actualización, en la traslación al presente, en el reflejo de este padre e hijo hoy en día. El primero, ya anciano, desea asistir con su hijo como cada año, como cada jornada, al estadio donde han vivido tantos instantes memorables. Éste, acomodado en la indecencia del ingrato le espeta sin ningún rubor: “Papá, vamos a hacer que el estadio venga a casa”. Y uno dilucida: Pero vamos a ver cabronazo… Tu padre, insisto, ¡¡TU PADRE!!, ese entrañable hombre que ha vivido tanta historia de afición por el club de vuestros amores junto a ti, que ha rehusado el hecho de ir con sus amigotes al fútbol por compartir su tiempo contigo, que se ha dejado el sudor de su trabajo en una cantidad de dinero considerable en los desplazamientos con la afición para que tú vivieras esos momentos de gloria, que te ha hecho socio del equipo desde pequeño, que ha puesto su empeño en estar juntos cada domingo en el estadio para seguir compartiendo el sentimiento por el club de vuestra vida y que, ya mayor, te está pidiendo volver al estadio… ¿Se lo estás negando? ¿Se puede tener mayor desafección y egoísmo en un claro gesto de desprecio por un padre?
Ahí el pobre hombre, emocionado e impaciente por volver al campo, por seguir la liturgia futbolística de cada domingo junto a ti, vas tú, acomodado de mierda y tienes la desfachatez de objetar a tu progenitor esa tradición que os une. Normal que el padre le mire con un rostro de incertidumbre y decepción cuando su hijo le pone una bufanda y deja a su pobre padre en el sillón viendo el partido en casa. Despojándole de la dignidad del aficionado real y transformando a su viejo padre en un aficionado televisivo al que ni siquiera le pone una miserable cerveza y una tapa para seguir, con la frialdad de la emisión televisiva, ese partido que este hombre podría recordar como el día en que perdió la relación con un hijo que no se merece. Así es Imagenio, Gol TV. y la representación de un primogénito insensible y desleal a los sentimientos de un padre. Esto es lo que profesa alguna publicidad disfrazada de sentimentalismo barato.