lunes, 27 de marzo de 2006

'Watchmen' ¿Otra vez en marcha?

Una noticia de trascendencia se ha cristalizado en esas posibles negociaciones de la Warner con Zack Snyder para que lleve a buen puerto una adaptación maldita de la obra maestra del Noveno Arte ‘Watchmen’ de Alan Moore y Dave Gibbons. Harry Kwnoles ha lanzando ese tipo de rumor con la suficiente enjundia y credibilidad como para estar ante la consolidación de un nuevo intento por hacer celuloide un cómic de trascendencia histórica.
Un proyecto que hace menos de un año tuvieron que cancelar Chris Kenny y Nic Korda, productores británicos de la Paramount, presagiando desde el principio el posible infortunio de la película que iba a dirigir por entonces Paul Greengrass, que vio cómo se cancelaba finalmente su trabajo más ambicioso por lo elevado del presupuesto.
La complejidad de la novela gráfica, plagada de subtextos y líneas narrativas, la ardua grafía simbólica y el procedimiento con que se analiza y critica sin piedad la sociedad occidental contemporánea, e incluso el sistema político-social en el que se circunscribe, son los elementos que preponderan en un cómic titánico que impone una película que se antoja inalcanzable para el Hollywood actual.
Ahora queda especular sobre si veremos algún día en pantalla grande esa apocalíptica y pesimista América que ganó la Guerra de Vietnam poblada de personajes que viven en nuestra memoria colectiva; El Comediante, Rorschard, el Dr. Manhattan, Búho Nocturno, Laurel Juspeczyk o el infame Ozymandias.
Veremos en qué queda todo esto.

Dos años

Tal día como hoy hace dos años, 730 días, conocí a la mujer que iba a cambiar mi vida para siempre. Ella, la luz que, progresivamente y de forma constante, ha ido iluminando la esperanza en todos y cada uno de los frentes que se han presentado. Desde los inicios de una relación algo turbulenta y titubeante hasta la solidificación de un sentimiento común trabajado en la confianza, la amistad, la admiración, el respeto y el amor mutuo, Ella me ha enseñado la verdadera naturaleza de lo esencial, la belleza de esa emoción que es el amor. Una emoción que está al borde del vértigo, que te sumerge y que a la vez inventa un alma.
En una dimensión humana, ha pasado a significar todo para mí, porque acoge el tipo de cualidades que no se encuentran fácilmente, aquéllas que desmontan teorías y mitigan el miedo a amar. Ella es como un amplificador de virtudes que se hacen extensibles a los que la rodean. Una mujer fascinante a la que he descubierto de una forma especial, sin concesiones para la mentira ni las apariencias, en un lapso de tiempo donde la sinceridad y la pureza se han transformado en elementos clave para una perfecta relación de amistad y amor. En una idílica relación de conexiones y antagonismos análogos. Es decir, que mucho de lo que nos separa, nos une con más intensidad.
730 días en los que Ella me ha demostrado hasta dónde se puede querer, dejando claro la grandeza de su espíritu, del inabordable núcleo que hay dentro de sí misma, de su carácter divertido y abierto, de su inteligencia y capacidad de esfuerzo, de su lealtad con lo que cree y con lo que quiere. Ella ha conseguido que entierre todos los nombres del pasado por el suyo, haciéndome vivir un hermoso y sempiterno sueño para vivir junto a ella en los pronombres; en el tú y en el yo. En la dualidad que supone el amor meditado y madurado, superando todos los obstáculos a los que nos hemos enfrentado juntos. Ella ha conseguido que el pesimismo emocional se haya transformado en un irrefrenable deseo de estar con una persona cada minuto, cada segundo. Me ha enseñado, en definitiva, a ver a través de sus ojos, a sentir su respiración aunque no esté a mi lado.
Por eso, cuando haya conseguido que mis sueños se hagan realidad, como en un final feliz o como en una tragedia creada por mí mismo, cuando lo consiga, cuando todo el mundo crea en mí y cuando sea la persona que todo el mundo espera que sea. Cuando eso suceda y se haga realidad, lo habré hecho por Ella y le devolveré así todo lo que me está dando.
Hoy quería escribir sobre ti, sobre Ella, sobre Myrian. Expresar a los ojos de todo el mundo lo mucho que te quiero. Y escribir, por primera vez en mi vida, que nunca había sido tan feliz como lo soy a tu lado.

viernes, 24 de marzo de 2006

El Capitán Trueno cumple 50 años

Se cumplen cinco décadas del nacimiento del Capitán Trueno junto Goliath, Crispín y Sigrid. Medio siglo después, el valiente cruzado creado por el artista gráfico Ambrós y el guionista Víctor Mora sigue cabalgando por la historia más próspera de nuestro cómic.

¿Botellón?

Botellazo.
A veces el deporte no se corresponde ni con la concordia, ni con la competición, ni con el respeto por el rival.
A veces el deporte es, simplemente, una excusa para afianzar violentas batallas que nada tienen que ver con la afición, en este caso, al fútbol.
A veces el fútbol en sí es bastante vergonzoso.

Muere Eloy de la Iglesia, uno de los padres del subgénero 'quinqui'

La muerte de Eloy de la Iglesia, de 63 años, ha impactado al cine español de golpe. De forma imprevista. Con contundencia. La misma que dejó su obra cinematográfica. Adalid y representante de un cine marginal reflejo de la realidad social, de los sectores marginados y de la delincuencia juvenil que tuvo su esplendor a principios de los 80, De la Iglesia hizo de la trasgresión, del cine contestatario e ideológicamente posicionado su peculiaridad más recordada en un cine de corte popular y sin miedo al ridículo, pese a lo chabacano de muchas de sus propuestas.
Sin embargo, su obra siempre ha estado envenenada con un subfondo de denuncia hacia la represión y la censura. Obras como 'El techo de cristal' o 'La semana del asesino' procuraron un cine efectista, émulo de corrientes terroríficas europeas intentando insertar erotismo y sanguinolencia en dosis que desafiaran la mentalidad represora y puritana de la época o posteriores películas de la talla de ‘La criatura’, ‘El sacerdote’ o ‘El diputado’, que aprovecharon la muerte de Franco y el inicio de la transición para exponer de un modo burdo y sucio las miserias de una sociedad en pleno proceso democrático, destapando tendenciosamente con humillación y desagravio los círculos derechistas, ultraconservadores y eclesiásticos.
A pesar de no poder llevar a cabo su ambicioso proyecto sobre la historia de amor en Euskadi entre un abertzale y un guardia civil, que finalmente no se materializó, Eloy de la Iglesia, con el inicio de los 80, hizo que su obra se decantara hacia el conflicto generacional de una juventud perdida en una época de oportunidades que se cristalizó con ‘El Pico’ y ‘El Pico II’, ‘Navajeros’ y ‘Colegas’ (todas con su actor fetiche José Luis Manzano), parábolas callejeras sobre la drogadicción, la homosexualidad, la delincuencia, el sexo barriobajero ‘a pelo’ y la abulia juvenil entre chutas de caballo y gamberrismo en un orbe de marginados que marcarían el principio de aquella década.
Un subgénero cinematográfico ‘quinqui’, que Eloy de la Iglesia encabezaría junto a José Antonio De la Loma (y sirvan estas líneas como recuerdo ofrendístico), autor de esa trilogía imprescindible que supuso ‘Yo, el Vaquilla’, ‘Perros callejeros’ y ‘Los últimos golpes del Torete’, su particular acercamiento a los compulsivos barrios bajos de Barcelona, a la drogadicción, la delincuencia, la rebeldía. Un género de bajos fondos habitualmente vilipendiado, centrado, en el caso de La Loma, en la figura de Juan José Moreno Cuenca, “El Vaquilla”, símbolo generacional, prototipo de una juventud marginal sin rumbo que creció entre droga y atracos, a golpe de pistola y navaja, de persecuciones en coches robados con banda sonora de la rumba gitana de Los Chichos y Los Chunguitos, mundo tan arraigado también a la figura de De la Iglesia.
Eloy de la Iglesia dejaría de lado el cine de droga y ‘trapis’ para centrar su carrera en un cine más comercial y ajustado a aspiraciones artísticas tan desatendidas a lo largo de anterior filmografía; ‘Otra vuelta de tuerca’, basada en la obra de Henry James y ‘La estanquera de Vallecas’, con guión del propio De la Iglesia, su habitual Gonzalo Goicoecha y Alonso de Santos, basado en la homónima obra teatral de éste último con esa la historia de albañil y un delincuente que asaltan un estanco y secuestran a la dueña y su sobrina como rehenes son sus últimas grandes películas con un poso de crítica social menos marcado que en su época de subgénero.
Su última cinta fue ‘Los novios búlgaros’, que pretendió, sin éxito, recuperar su fuerza cinematográfica provocadora y reprobativa aludiendo a la marginación y al cine homosexual. Una forma de contar historias caduca pero reivindicable en el desolado panorama del cine español actual.

jueves, 23 de marzo de 2006

La surreal y colorista ironía de Mark Bryan

“Estoy asombrado del mundo en el que vivo. Un lugar ilimitado, misterioso, maravilloso y peligroso. Un lugar donde se pueden dar todo tipo de posibilidades”.
(Mark Bryan).
La paradoja del ser humano, del mundo actual, de la estupidez que nos corroe se contrapone por el colorido muralista de sus dibujos. La obra de Mark Bryan está llena de causticidad y crítica lanzada en forma de dardos icónicos contra la torpeza mental humana, pero que encuentra a su vez su fascinación en la belleza de un mundo que, pese a su entorno caótico, despierta una visión de atractiva y divertida ironía.
Con cierto halo de misterio, Bryan se centra a menudo en lo religioso y en lo político, sin atisbo de moralina, pero sí con mucha sátira. Con la comicidad como arma, el artista californiano utiliza la caricatura exagerada, el ‘cartoon’ y una profusión de elementos reconocibles que invitan al público a reflexionar sobre la extraña comunión del hombre y la naturaleza, sobre la actualidad y el absurdo, sobre la iconografía rayana en el surrealismo. Pero, sobre todo, en la incógnita natural que convierte a los hombres en auténticos gilipollas.

miércoles, 22 de marzo de 2006

La toma falsa de 'The Frighteners'

Uno de los numerosísimos extras que trae la Edición Especial de cuatro discos de ‘The Frighteners’, de Peter Jackson, tiene como protagonista a Michael J. Fox en una curiosa, inquietante y nostálgica toma falsa de recurrente cinefilia ‘ochentera’.
Cuenta el propio Fox que durante varias secuencias en las que aparecía el Juez (interpretado por John Astin) no lograba ubicarse en la película y acababa llamándole ‘Doc’ en el momento de filmación. El actor narra con una sonrisa cómo el hecho de ver por el ‘set’ a Robert Zemeckis y lo profundamente que le marcó ‘Regreso al futuro’ hicieron que este desliz provocara varias carcajadas entre los miembros del equipo.
Esta completísima edición del DVD de la película ‘pre-tolkieniana’ de Jackson es un lujo visual que desgrana con detenimiento todas y cada una de las etapas de rodaje del filme, de sus personajes y del nacimiento de un imperio, el de Jackson, floreciente en objetivos y efectos digitales propugnados por una WETA que por aquel entonces nacía como una pequeña empresa con aspiraciones de revolcuión técnica.
Oscura, cínica y tremendamente divertida, ‘The Frighteners’ es, con todo, una película de culto entre los aficionados. Una pequeña maravilla que logra fusionar con maestría los dispositivos del terror, la comedia y el suspense para satisfacer las demandas genéricas y superar con creces la fascinación narrativa que en manos de la genialidad de Peter Jackson no tiene parangón.
La historia de Frank Bannister, rol memorable interpretado por J. Fox, continúa siendo, transcurrida más de una década, un referente dentro ‘thriller’ paranormal y un ineludible escalón en la imparable carrera de Jackson como cineasta de éxito.

martes, 21 de marzo de 2006

'El Nuevo Mundo': Off, Off, Off...

Consciente de lo sensible de la propuesta, de su inexacto y preciosista último trabajo, el huraño Terrence Malick hace alarde de su habitual arrogancia transcendental, de meliflua expresión oral y visual con la reiterativa proliferación de ‘voces en Off’ en su última película ‘El Nuevo Mundo’.
La insistencia verbal, de bucólica retórica filosofal tan característica de Malick se superone al encadenado de imágenes, acciones y tiempo, estructurando su historia en una línea narrativa afásica tan alejada de la circunspección pero buscando una improbable sobriedad que termina por provocar indigestión en el espectador.
John Smith (Colin Farrell) divaga en ‘Off’ sobre Dios, el hombre, el amor y la injusticia, su desembarco como colono inglés en América, tropezando con los nativos. Rebelándose contra el absolutismo de una libertad cercenada por los ingleses. Haciendo alarde de la democracia en sus manos hasta que el choque de civilizaciones antagónicas se produce. Un enfrentamiento que encuentra como nexo de unión a una Pocahontas (Q'orianka Kilcher) que, ajena a la naturaleza conquistadora de los colonos, narra en otra acentuada ‘voz en off’ su amor por la tierra madre, por su etnia, su familia, su hermano muerto a manos de los ingleses que llega al éxtasis reflexivo con sus sentimientos afectuosos hacia Smith.
‘Voces en off’ que van y vienen con el sonido del campo, del aire, de un ecosistema virgen. Pretenciosa poesía filosofal que se desglosa en otra ‘voz en off’ imprevista, la de John Rolfe (Christian Bale), el tercer hombre que cierra un triángulo descompensado pero vital para que la historia acabe por tomar su sentido romántico.
Un círculo de regodeo artístico que centra sus armas narrativas en la excesiva estilización de las poderosas imágenes surgidas de la genialidad de Emmanuel Lubezki. ‘El Nuevo Mundo’ es una elegía al Paraíso perdido, a la hermosa visión ombliguista de un autor como Malick, capaz de adaptar su historia a una intrascendente nostalgia promovida por el ímpetu poético y lírico que, no obstante, resulta suficiente para llegar a la esencia emocional del espectador.
Agua, luz, tierra, sangre… Un ‘Nuevo Mundo’ trufado de un letárgico pero enigmático hipnotismo que deja una mella difícil de olvidar.
Para bien y para mal.

lunes, 20 de marzo de 2006

'Second Name': Terrorífica frialdad

Falsas apariencias
‘El segundo nombre’ profundizó en el auténtico terror proveniente de las cosas cuyo amable aspecto disimulan su terrible amenaza.
‘Second Name’ inauguró hace algunos años la línea ‘Fantastic Discovery’, creada por el productor Julio Fernández desde Filmax para apoyar las operas primas de nuevos realizadores. Para su debut, el joven director Paco Plaza, realizó una inquietante adaptación del maestro de terror Ramsey Campbell, artífice de otra gran muestra terrorífica como fue el éxito ‘Los Sin nombre’ de Jaume Balagueró. Visión análoga y emparentado al tratamiento de las falsas apariencias que ofreciera hace décadas Ira Levin en la obra maestra de la literatura y el cine ‘Rosemary’s baby’, Plaza refrendó, con gran pericia visual y narrativa, ese oscuro mundo que simboliza la más descarnada ferocidad oculta bajo el rostro amable y cotidiano. En ambos casos, referentes a la muestra sectaria más retorcida y lóbrega en el nunca inofensivo credo religioso.
‘Second Name’ narra la vida de la joven Daniella Logan que, tras el suicidio de su progenitor, descubrirá trágicamente que el idealizado padre al que tanto está llorando fue, en realidad, una persona radicalmente distinta, un monstruo solapado tras una conspiración de felonía y muerte. Para la consecución de una de las mejores muestras de drama de terror psicológico que se han dado en nuestro país, Paco Plaza se alejó de los designios del género, desechando el efectismo formal del terror para indagar en el oscuro mundo del infanticidio, de las sectas abrahamitas, del horror y desesperanza que exceden su propio significado para abrir una terrible e incurable herida en la grafía del drama. Esta admirable obra debut supuso un incómodo viaje a un descubrimiento, a la investigación de funestas apariencias reveladoras de la peor cara de una deferencia humana que esconde la crueldad más devastadora en altas dosis de inhumana pesadilla.
Con un milimétrico estilo personal, imbuido de una magnífica y adecuada sobriedad estética ocre y bruna, acompañada por un escalofriante coro de cámara, Plaza marcó el origen de su ‘opera prima’ en una tierra de nadie en la que cual se forja su encanto fascinante y turbulento. ‘Second Name’ es una obra fría y pausada, donde la ambigüedad se torna espeluznante a lo largo del recorrido de búsqueda de la verdad por parte de Daniella, rol en el que se dibuja un frío y angustiante retrato psicológico. El de una víctima de los acontecimientos que, lejos de renunciar a su aciago destino, impone su fortaleza sin importarle las consecuencias y que se ve revalorizado con la destacable labor interpretativa de la enigmática Erica Prior (vista después en ‘The Birthday’, de Eugenio Mira).
Huyendo en todo momento de los exigentes tópicos de la industria comercial y doblegando la demanda que vende simplemente la suma ornamental de sustos y reiteración de argumentos, ‘Second Name’ supuso un oscurísimo thriller dramático que guarda en su contenido uno de los epílogos más devastadores y crueles vistos en estos últimos años de manipulación genérica a la que se ha visto sometido el aficionado al cine de terror. Paco Plaza aportó una gran labor de dirección, articulando su mirada en una estructura clásica, donde la templanza y la frugalidad de la cámara conllevan directamente al drama, permitiendo que la psicología de los personajes y en clímax de la acción fueran el autentico protagonista de la función, sin dejar espacios para el lucimiento del cineasta. Entre tonos mortecinos y claustrofóbicos, con una fotografía sombría y desasosegante de la mano de Pablo Rosso, la fiel adaptación al espíritu de la torva imaginería de Ramsey Campbell, caracterizada por su substancia maligna, se plantea como un intenso descenso a los infiernos psicológicos, a la locura religiosa de dimensiones difícilmente explicables. Bajo una alevosa e imprevista imagen telefílmica, los personajes de esta vehemente y fosca visión del drama, fríos y distantes, van cerrando la investigación y el círculo empático del espectador se refleja en la figura de Daniella, único personaje que resulta acogedor en una difícil aventura que Plaza supo relatar a la perfección con un sorprendente manejo de la escabrosa línea argumental.
Al igual que ‘Los sin nombre’, ‘Second Name’ esgrimió denigrantes concepciones contiguas a la pérdida de la inocencia, a la muerte infantil devastada por la creencia, la destrucción y la deshumanización del hombre moderno asido a la religiosidad fanática. El inmejorable debut de Plaza fue una película recomendable al avezado espectador con ganas de sentir la desagradable angustia de un tétrico cuento destinado a ser un importante referente dentro de un cine de terror español bastante necesitado de obras como esta.