jueves, 27 de octubre de 2005

Athletic: ¿Herido de muerte?

AYER (22/01/2005)
Athletic 4 – Osasuna 3
"La catedral del fútbol español, demostró una vez más ser una afición incondicional y una de las mejores del mundo. Con el 0-3 en el luminoso a favor del CA Osasuna, gracias a los goles de Pablo García, Webo y Patxi Puñal, la parroquia rojiblanca no dejó de animar a su equipo y resultó fundamental en la remontada. Dos goles de Fran Yeste en el 59 y en el 64, devolvieron la emoción a un partido, que parecía claramente sentenciado. A falta de ocho minutos, Tiko puso las tablas en el marcador tras un preciso disparo. La noche tuvo un broche de oro con Julen Guerrero haciendo definitivo 4-3. El equipo vasco acabó el choque con un hombre menos, tras la expulsión de Yeste por doble amonestación".
HOY (26/10/2005)
Osasuna 3 – Athletic 2
"Osasuna sigue sin ceder un solo punto en El Sadar al ganar 'in extremis' por 3-2 a un Athletic que acumula ya ocho jornadas seguidas sin conocer la victoria y cuatro derrotas consecutivas. Un gol de Webó en el tiempo de prolongación sitúa a los navarros como líderes provisionales, al firmar su mejor arranque liguero, mientras los vascos nunca habían empezado tan mal una Liga y de hecho acabarán colistas esta jornada."
Oremos e invoquemos una pronta e inmediata mejora, queridos y afligidos (como es mi caso) simpatizantes de este club que nunca ha estado en segunda y que teme porque el desastre se consume a final de temporada.
Ahora más que nunca: "¡Aupa Athletic!".

miércoles, 26 de octubre de 2005

Truculencia fotográfica

En junio de 1888, la legislatura de Nueva York aprobó una ley que establecía la electrocución como método del estado para la ejecución de criminales condenados a la pena de muerte. Los muy avispados aprovecharon el invento de Edison (descubierto sólo nueve años antes) para su macabra forma de impartir justicia.
La medida fue saludada en la época como el señuelo de equidad procedente de las nuevas tecnologías.
Esta es la macabra e insólita galería de sillas eléctricas americanas.

martes, 25 de octubre de 2005

...Y otras 100

Otra efímera y temeraria ‘lista-ranking’ que define la inagotable diatriba que supone el ostracismo y que hace reflexionar de inmediato las 100 mejores películas de la historia del cine. Así, sin más. Como quien decide comer un aperitivo a media mañana.
Esta vez, la fuente, menos equitativa que las restantes ocasiones es Total Film, para la cual las mejores 10 cintas dentro de sus 100 son:
1. 'Goodfellas', de Martin Scorsese.
2. 'Vertigo', de Alfred Hitchcock.
3. 'Jaws (Tiburón)', de Steven Spielberg.
4. 'Fight Club', de David Fincher.
5. 'El Padrino: Parte 2', de Francis F. Coppola.
6. 'Citizen Kane', de Orson Welles.
7. 'Tokyo Story', de Yasujiro Ozu.
8. 'Star Wars: El Imperio Contraataca', de Irvin Keshner.
9. 'The Lord of the Rings trilogy', de Peter Jackson.
10. 'His Girl Friday', de Howard Hawks.
Es la lista más descaradamente ecuánime y pretenciosa que se ha publicado últimamente de los cientos de ‘Top 100’ que proliferan en los medios de ocio. El resultado es tan inconexo como grotesco.

'Boiling Point': De 'yakuzas' y 'losers'

Es raro que Takeshi Kitano aún no hubiera sido mencionado en el Abismo. No sé por qué, la verdad. Aunque no ha sido algo deliberado. Hace poco revisé ‘Boiling point’ y, aunque muchas de sus películas posteriores (casi todas, diría yo) me gusten más, es la primera ocasión -y no la última- en que voy a hablar de este cineasta que, sin descubrir nada nuevo (es más, existen amigos ‘blogueros’ expertos en el tema), es una de las figuras más fascinantes del cine contemporáneo.
‘Boiling Point’ se centra en dos amigos bastante ‘freakies’ que son reservas en un equipo de baseball. Un día se ven mezclados con la yakuza local tras un incidente en el que su entrenador es herido por miembros de una banda de gángsteres japonenses. Afectados por el crimen, los dos chicos se van a Okinawa con la estúpida idea de conseguir un arma y vengarse. Allí, los dos jóvenes se hacen amigos de un yakuza retirado llamado Uehara, que tiene un demorado débito con la yakuza nipona, por lo que no duda en acompañar a los dos chicos a Tokio para enfrentarse a la mafia japonesa.
Kitano es aquí el secundario, pero punto cardinal en el desarrollo de la trama, ya que es el arquetipo del verdadero protagonista de la película, Masaki (Masahiko Ono), un tipo medio autista, tímido, retraído, símbolo del ‘loser’ oriental que, debido a las circunstancias y casi por impulso, se ve envuelto en una progresiva odisea de violencia junto a su amigo Kazuo (Minoru Iizuka), al que el personaje de Kitano acosa con sus apabullantes gestos de inequívoca peculiaridad. Y es que una de las virtudes de Kitano es un director formado en la comedia, que utiliza el ‘timing’ del humor absurdo (pero lleno de intención narrativa) con una más que cruenta y feroz violencia que no es, ni mucho menos, gratuita.
Esta duplicidad de designios, distintivos en Kitano a lo largo de su impecable filmografía, florece en ‘Boiling Point’ como germen de un estilo, de la desafiante mirada cruel pero irónica ante la violencia, con imprevisiones escénicas en las que, muchas veces, es importante la desarticulación del tiempo, donde tan pronto puede darse una brusca elipsis, como el recurso de un humor inesperado. Es la particular disposición a la hora de asumir sus momentos más violentos por parte de Kitano, que lo hace de una manera arcaica, acercándose al ‘slapstick’ de clásicos como Buster Keaton. Y claro ejemplo de ello es esa prodigiosa secuencia de ‘karaoke’, con Uehara dándole botellazos en la cabeza a los yakuza que aparecen por allí, mientras la cámara gira en torno a los personajes, en extraña prosopopeya de la borrachera del veterano gángster o el choque de Masahiko y la camarera tienen cuando van en moto y acaban estrellados contra un vehículo.
Es la manera con la que provoca al espectador un director tan inclasificable como Kitano, capaz de descontextualizar los elementos de cualquier secuencia con una dialéctica que suele ir a contracorriente, haciendo del uso clásico de los planos una anarquía personal e intransferible, sublimando, de paso, el sentido más personal de lo ‘anti-épico’ y combinarlo así con la extraña cotidianeidad que expone bajo su cínica mirada. ‘Boinling Point’ expresa, en ese sentido y a pesar de ser la más floja de las películas de Kitano, la máxima expresión de un vacío existencial (el de Uehara, pero también el de Masaki) que encuentra una insólita aventura desatando la furia interior en un entorno de violencia como una forma natural de un lenguaje que el gran Kitano domina como nadie.

lunes, 24 de octubre de 2005

984.750 €

Es la estremecedora y agigantada cantidad que cobrará Pepe Navarro por su nuevo programa en el Primera de Televisión Española. Es el presupuesto que el progenitor de los ‘late-shows’ en España se embolsará por medio de tres vías:
.- Como creador (126.750 euros).
.- Como director (390.000 euros).
.- Como presentador (468.000 euros).
Navarro todavía no ha iniciado su nueva andadura por la aciaga franja horaria del ‘prime-time’ y ya está creando polémica. Esto promete.

sábado, 22 de octubre de 2005

'Lemmy contra Alphaville': Exégesis romántica de la Ciencia Ficción

El detective creado por Peter Cheney, Lemmy Caution, trabaja como agente 003 de los Países Exteriores haciéndose pasar por reportero del periódico Figaro Pravda. Lo que más le gusta en este mundo, son las bellas mujeres y el oro. Caution tiene un nuevo cometido: llegar a Alphaville, una ciudad nocturna y silenciosa, una capital de otra galaxia, futurista y lacónica para realizar una importante y peligrosa misión: acabar con el villano de turno, Alpha 60.
Alpha 60 es un superordenador anticipación de HAL 9000 que se comunica con los ciudadanos mediante una tremebunda voz, sumiendo en el miedo a toda una sociedad de humanos que viven bajo su yugo dictatorial. Los ciudadanos están acojonados, llevan un número grabado en el cuello y los espacios donde se mueven son tan gélidos que apenas hay comunicación. El agente Caution llega a Alaphaville con la intención de atrapar al ‘Mad’ Doctor Nosferatu para llegar así hasta Alpha 60.
La iconografía del género de ciencia ficción poco habla de esta película de Jean Luc-Godard. En ‘Lemmy contra Alphaville’, el realizador galo expresa el futuro con una terminante simplicidad, sin recurrir a efectos especiales ni ficticias simulaciones estéticas. Le basta con mostrar Paris desde discordantes perspectivas, con fosforecidos trenes bajo la noche, mostrando a una sociedad que habla hieráticamente a través de pequeñas pantallas. Nada nuevo que destacar al respeto, pero sí cuando Godard confronta algunos códigos comunes universales, como la negación para afirmar y la aserción para refutar. Una ilógica que sigue constante en una película apasionante y extraña como pocas.
Tan extraña como romántica en su sentido de la regeneración argumental del género, ‘Lemmy contra Alphaville’, contiene un sentido lírico algo melindroso y arrogante, debido a ese deliberado esquema donde predomina lo bello, donde florece con fuerza el idealismo pasional dentro de un mundo glacial y hostil. A Godard más que importarle la ficción narrativa protagonizada por Lemmy Caution y el dúo malévolo Alpha 60 y Nosferatu, ahonda en la historia de amor y magisterio que se establece entre el agente y la hija de Nosferatu, Natacha, a la que alecciona sobre conceptos tan improcedentes en la ciencia ficción como son el amor y los sentimientos. Hermosa confección de una inolvidable antiutopía de un exótico clasicismo en ‘Lemmy contra Alphaville’ cabe destacar también las estimulantes presencias de Eddie Constantine, Anna Karina, Akin Tamiroff y uno de los fetiches de la mejor época de Jess Franco, el ínclito Howard Vernon.

Muere "Porky" McFarland

Cuando volví a ver recientemente aquel mítico espacio generacional, ‘La Bola de Cristal’, todo me pareció caduco, pasado de moda, enmohecido por el tiempo. Paradójicamente, hubo dos series que siguieron despertando mi entusiasmo y ambas databan de varias décadas atrás. Me refiero, a ‘The Munster’, por supuesto, pero sobre todo a ‘The Little Rascals’.
No sé si recordaréis a "Porky", el rechoncho hermano pequeño de Spanky McFarland, un minúsculo especialista en perderse y meter a la pandilla liderada por su hermano y Alfalfa en numerosos problemas.
El actor que le daba vida en la pequeña pantalla Eugene “Gordon” Lee murió la semana pasada por un cáncer de pulmón. Lee hizo dio vida al pequeño Porky en los cortometrajes de ‘Our Gang (La pandilla)’, con sus perennes pantalones cortos y su enorme cabeza a lo largo los años 1930. Después, su carrera infantil se perpetuaría con este personaje en los más de 40 episodios que compusieron la serie ‘The little rascals’. Tras la fama, Lee Gordon no volvió a trabajar en televisión o cine.

viernes, 21 de octubre de 2005

¿Se desinfla Buenafuente?

No cuaja, no aprovecha las oportunidades únicas que se le ofrecen y Buenafuente empieza a cansar, a porfiar en un humor que se ha ido tornando con el paso del tiempo en insustancial, partidariamente ideológico e incluso, por momentos, algo tedioso. Poco ha durado la fascinación novedosa de un ‘show-man’ que se las prometía muy felices con la retirada de su máximo rival. La marcha de ‘Crónicas Marcianas’ dejaba vía libre para el rotundo éxito de ‘Buenafuente’. Pero no está siendo así. Lidera algunas franjas horarias de la noche, pero su ‘late-show’ está desinflándose paulatinamente. La austera estructura de un programa inmutable, que ofrece una y otra vez lo mismo, inalterable en su contenido y nula tentativa de innovación han hecho que el presentador catalán y su programa vayan perdiendo adictos e interés. Una fórmula que ha funcionado durante un periodo de tiempo demasiado corto.
Ya lo decía el otro día Ferran Monegal en El Periódico señalando la ineficaz deficiencia del bueno de Andreu a la hora de entrevistar a una estrella de Hollywood tan rutilante como Jodie Foster, dejando claro que, aunque buen humorista y ocasionalmente excepcional comunicador, a Buenafuente le falta ese “algo” que trascienda, esa magia que llene la pantalla, ese carisma que se ha ido desvaneciendo en un breve lapso de tiempo. Para Buenafuente es divertido apelar a un personaje tan abominable como Palomino, luciendo en su rostro la máscara de Hannibal Lecter o jugar al despiste con el ingenio de Santi Millán, en una descarada maniobra de escamoteo debido a la ausencia de ideas. Señalaba Monegal que tal vez esto se deba a las imposiciones de los agentes de prensa que rodean a este tipo de estrellas, que coartan, en cierto modo, a los presentadores para que se centren en promocionar su última película (en este caso, ‘Flightplan’). Pero no es disculpable.
¿Por qué? Porque tan sólo unos días después, Andréu tenía ante sí a Isabel Coixet, Tim Robbins y Sarah Polley. Y volvió a pasar lo mismo, ya que tampoco fraguó una buena entrevista. Todo lo contrario. Fue deplorable. La Coixet, desalentada por las nimias preguntas un tanto imprecisas del presentador sobre la última película de la directora, ‘La vida secreta de las palabras’, mostró la innumerable cantidad de estúpidos ‘tics’ que ha ido adquiriendo desde que hiciera el ridículo en los pasados Goya, intentando salir del trance (no se le ve a gusto delante de una cámara) como bien podía. Coixet es una excepcional directora, pero de cara al público deja bastante que desear.
Buenafuente, inoperante, sólo se limitó a decir lo guapa que estaba una Sarah Polley descolocada ante la ineficacia del ‘show-man’, más pendiente sonsacarle a Robbins su archiconocido activismo político cuando previamente le espetó “estará cansado de que se le pregunte por su posicionamiento político...” y terminar con una voz en off con la rimbombante imitación que hace de De Niro casi sin querer. Muy mal, Buenafuente. Muy mal. Una entrevista insípida que pone de manifiesto no sólo que Buenafuente ha bajado su nivel como profesional, también que su tono y humor no fluidifica. Ha dejado de hacer gracia.
Tan sólo Buenafuente parece tener un apoyo salvador en Jose Corbacho, el gran genio de El Terrat. Lástima que sea en la sección de ‘La Venda’, otro bloque prematuramente caduco, al igual que el anfetamínico ‘Neng’ y su reiterativa letanía de frase monomaníaca.
¿Esperamos a ver qué hace Pepe Navarro?

jueves, 20 de octubre de 2005

‘Boob Earmuffs’

Baron Bob es un tipo que se aburre. Pero no se aburre de una forma estereotipada. No. Baron Bob es un tipo que se aburre mucho. Pero mucho, mucho.
Baron Bob es también un fulano al que (como a muchos de nosotros) le vuelven loco las tetas.
Baron Bob ha creado los ‘Boob Earmuffs’, unos cascos auriculares con forma de pechos femeninos.
Pero no sólo eso.
Baron Bob ha tenido la brillante idea de fabricar una campanilla de recepción con un pezón que suena con sólo pulsarlo.
Ay… Baron Bob.

Esencia de cómic

Superhéroes cotidianos
Shyamalan profundizó en el vértice más oscuro de la vida supeheróica con un inigualable guión y un estilo lírico como ofrenda al mundo del cómic
Decía Alan Moore, tomando las palabras del maestro Stan Lee, que el héroe de cómic encuentra siempre su grandeza en la cotidianidad en la que se circunscriben sus actos y en la vida ordinaria que suele llevar cuando no es un semidiós incorruptible (en este caso ‘irrompible’ –en su título original-). M. Night Shyamalan recogió en su mejor película una obra bordada con la sutilidad poética y gélida que caracterizó su gran ‘El Sexto Sentido’ y que después desarrollaría en la más fallida ‘Señales’ y en la portentosa y poco comprendida ‘El Bosque’.
Perfectamente exacta, sin fisuras formales o argumentales, y reforzada con la dirección de un compositor de sentimientos enfrentados como es Shyamalan, ‘El protegido’ abarcó el reverso más angustiante y profundo de aquellos seres sesgados por elementos paranormales que cercenan su vida diaria. Narrada desde una concepción temática doliente y aflictiva, el cineasta de origen hindú envolvió su esta extraña odisea ‘fantastiquè’ en el mundo editorial del cómic, absorbiendo el espíritu que hizo grande a la ‘DC Cómics’ y su visión de la existencia como una filosofía vital plasmada en viñetas. Como en el génesis de un arte privilegiado e insondable, delimitado aquí a un ámbito cercano y puro, Shyamalan regresó, a su particular perspectiva de lo oscuro, del enigma sobrenatural que convive con el hombre.
Desplegando, poco a poco, con una quietud imperceptible y un tratamiento impecable, sus disquisiciones acerca de la muerte, el amor, la soledad, la incomunicación y el sentido de nuestro propio destino toman trascendencia sin renunciar en ningún momento al gran calibre comercial de la obra, perfeccionando su idiosincrasia, dotando al filme con una atmósfera inquietante, enigmática y fría en la que la actitud ascética de sus personajes dejan ver un fondo intencional que hacen de su guión sin fisuras el mayor logro de ‘El protegido’. La increíble historia de David Dunn, el único superviviente de una terrible catástrofe ferroviaria en el que han muerto más de un centenar de personas y del que han salido totalmente ileso lleva al espectador a una hermosa historia paterno-filial que descompone, con trazos sensibles y fugaces, la esperanza de todo niño que ve a su padre como un titán, como ídolo al que admirar.
Mediante el juego llevado hacia la dicotomía final y sorprendente, Shyamalan expone en esta cinta, sin ardides y con una honestidad aplastante, la verdadera síntesis de la magnificencia del Noveno Arte. Como si hubiera seguido los patrones impuestos por Jerry Siegel, autor del que, sin duda, ha bebido el joven realizador al darle forma al superhéroe de la película. Una especie de facsímil y fusión de personajes como ‘Espectro’ y ‘Grendel’. La poesía lírica y calmada imbuye a un personaje atormentado que acaba enfrentándose a sus miedos y, en último término, a él mismo y a sus problemas. Algo que ya sucedía, en cierta forma en la inolvidable ‘El Sexto Sentido’.
La sencillez con la que el héroe encuentra su particular poder y acepta su condición (maravillosa la secuencia en la que Willis lleva en brazos a Wright Penn), su catarsis ante una vida perfecta insatisfecha, sirve nuevamente para un sólido encuentro con lo misterioso, con lo legendario, con una disgregación entre el Bien y el Mal que se acentúa con la virtuosidad escénica con la que Shyamalan logró traspasar la frontera del enigma, la melancolía de sus propios objetivos, arrastrando a un Bruce Willis hacia cauces interpretativos innatos que, aunque nadie pudo ver hasta ‘El Sexto Sentido’, fluyeron entonces en las venas de uno de los mejores actores del cine contemporáneo. ‘El protegido’, además de solidificar una realidad esperanzadora del cine comercial norteamericano, deja patente la facilidad con la que Shyamalan sabe bucear en los bellos y desolados mares de lo eterno.