lunes, 26 de septiembre de 2005

Queda inaugurada la revolucionaria VERSIÓN 3.0

Mi indispensable ninfa personal, la mujer que ilumina mi camino existencial y creativo, Myrian, la musa que hace posible mis sueños, ha creado lo impensable: un imponderable ecosistema binario para el desarrollo de ‘Un mundo desde el Abismo’.
Tanto ella como un servidor (trabajando unidos bajo la denominación Overlook Studio) estamos anonadados ante el evento. Orgullosos como pocas veces lo habíamos estado, todavía no nos podemos creer cómo han quedado las cosas, conscientes de que en el mundo bloguero hemos logrado algo que pocos elegidos han llegado a alcanzar: lograr una weblog muy distinta a las demás. Tras más de dos meses de durísimo trabajo y aprendizaje en un campo que nos era ajeno, hemos alcanzado una meta que, en el momento de plantearla, parecía una quimera quijotesca.
La estructura abismal poco ha cambiado de disposición de lectura. El bloque básico (el que concierne a los posts) tan sólo ha variado de color, perdiendo ese bruno fondo que tanto me criticaron algunos en su origen, para pasar a suavizarlo con un gris más adecuado a la comodidad de lectura del texto. El estilo se ha transformado. Era la intención fundamental. Había que cambiar. La pretensión primordial era la sofisticación novedosa y alacanzar un contexto multimedia. Pero siempre desde la reciprocidad entre la sutileza, novedad y armonía. Una composición que diera como consecuencia la accesibilidad de una página que aspira a seguir creciendo en todos sus ámbitos.
Queríamos un hábitat personal y heterogéneo, que no desnaturalizara mucho la anterior versión del Abismo. Sin embargo, ya no era cuestión de introducir algún que otro cambio cromático, ni de modificar los marcos de texto, ni siquiera de la variación en la disposición estructural. Todo eso se había conseguido en la Versión 2.0. Era la hora de transgredir los límites, de adoptar un ímpetu audaz y reformista con lo preestablecido.
La versión 3.0 tenía que ser avanzada, original, moderna… Desconozco si el tan temido Macromedia Flash forma parte distributiva de alguno de los weblogs que se conocen en el mundo hispano. Hasta el momento, no lo he visto. Tampoco si hay alguien que utilice el eficaz mecanismo del XML para la actualización de los enlaces. El designio de este nuevo modelo era una mayor docilidad en su organización. Había que procurar que todas estas novedades no fueran ornamentales, ni mucho menos un tipo de ostentación exhibicionista. La finalidad simplemente residía en permitir un mejor acceso a todo lo que se estaba acumulando en esta weblog.
Por eso, la gran novedad se asienta en la columna lateral izquierda, donde destaca la primera ventana, la correspondiente a la principal de enlaces, distribuidos en carpetas dinámicas para el más rápido acceso de los contenidos. También ha cambiado la portada, creada en una vivaz animación que ha recogido el entrañable y mítico Refotoon creado por Paco Cavero, un fondo que se va estableciendo paulatinamente, cortesía de Dave McKean y la tipografía, esta vez otro homenaje a ‘Cristal Oscuro’, una de mis películas más recordadas de mi infancia debida al magnánimo Jim Henson.
Ahora todo es más sencillo.
No nos consideramos pioneros de ningún estilo, ni hemos creado virguerías en la rama de diseño para envanecernos de nada, sino que todos los cambios responden a las ganas de mejorarlo todo. El logro, a un nivel personal, es absoluto. Podréis encontrar nuevos enlaces, nuevas secciones (entre las que se encuentran dos de próximo advenimiento –como mi página personal RefoWorld y el fotolog ‘Enfoque negativo’-), además del habitual 'Fondo del Abismo', que pronto acopiará la misma línea modificada que esta versión 3.0. En cuanto a contenido, lo demás sigue su curso; las críticas (en un menú también dinámico), los dossieres, los enlaces (todos laboriosamente actualizados), los posts pretéritos y los destacados… Todo sigue igual, pero desde una perspectiva distinta.
Espero que os guste esta novedosa actualización. Porque, a pesar de los cambios, hay algo que sigue siendo cardinal en toda esta renovación. Y es, como en cada post, como en cada historia, como en cada cambio, poder satisfacer la comodidad de todo visitante del Abismo. Todo esto es por vosotros, amigos. Así que os invito a que os familiaricéis con este nuevo entorno y disfrutéis del contenido de una manera diferente. Un contenido que, ya iba siendo hora, volverá al frenesí de redacción de antaño.

Coming Soon...

Algo trascendental tendrá lugar en este weblog hoy mismo, en esta pantalla.
Sí, amigos abismales. Por fin se inaugurará la más que esperada y anunciada VERSIÓN 3.0 de 'Un Mundo desde el Abismo'.
No perdáis de vista este espacio a lo largo del día. Estad muy atentos, porque hoy, lunes 26 de septiembre de 2005, un nuevo concepto de weblog estará en vuestros monitores. Todo está listo. Así que preparaos para la inauguración, ya que promete algo revolucionario.
Quedan sólo unas horas para que lo descubráis.

'Órale! 'El límite', también en México

Hola, amigos.
Hacía mucho tiempo, tal vez debido a que la haraganería ha venido haciendo mella en mi empeño de distribución como responsable de mi propio cortometraje, que 'El límite' no estaba en ningún festival importante. Durante este año también es cierto que ha funcionado bastante bien en el circuito cortometrajístico. Y más teniendo en cuenta que he descuidado tanto y en intervalos de tiempo imperdonables la difusión de nuestro trabajo por el difícil orbe festivalero.
Reincidiendo en la eterna promesa incumplida, en un breve periodo de tiempo, todo el mundo podrá disfrutar en mi futura página web (en actual y ardua elaboración) de este oscuro e incómodo trabajo que no ha dejado a nadie indiferente y que se centra en un lóbrego tratamiento del asesino en serie como algo en lo que parece haberse convertido con el paso de los años y de múltiples actos truculentos y repugnantes: en un titán, en una temible leyenda. Pues bien, 'El límite' vuelve a traspasar fronteras.
Después de que viera la luz en pleno corazón de Hollywood en el Nosotros Latino Film Festival de Los Ángeles, nuestro pequeño gran trabajo ha sido seleccionado para la sección oficial de cortometrajes del festival internacional Baja California Film Fest que tendrá lugar del 26 al 30 de octubre en México. Me comentaban esta misma tarde desde la organización que tenían un convenio con las embajadas de aquellos países pertenecientes a los participantes que hubiesen sido seleccionados fuera de América para que pudieran estar presentes en la presentación de sus trabajos. La desatención de esta formalidad me ha hecho abandonar mi deseo de hacer uno de mis viajes soñados. Pero, por contra, sí podré disfrutar de esta importante selección. 'El límite' estará en Baja California, dejando el listón español bien alto. O al menos, intentando no hacer ridículo. Algo que, a estas alturas, es un todo un consuelo.
Lo cierto es que, lejos de lamentarme por no poder haber asistido a tierras aztecas, esto supone otro incentivo para recobrar la reciedumbre por obtener algún premio que, desde el principio, me ha importado bien poco. Con este tipo de selecciones foráneas ¿Quién quiere un galardón? Pues sí, coño, yo. Basta de hipocresía.
En cualquier caso, 'El límite' sigue su ascendente camino festivalero. Eso es lo importante.

sábado, 24 de septiembre de 2005

He vuelto

Hola, amigos.
Por fin parece que los problemas se han solventado. Ha concluido mi obligado retiro informático. Ahora mismo, estoy sentado plácidamente en mi silla de oficina, frente al ordenador, mirando esta combinación de ceros y unos tan agradables a la vista que me permiten la posibilidad de reencontrarme con la conjunción entre ideas, ojos, dedos y teclado, fusionándose todas ellas en comunión, en busca de un fin que se cristaliza en estos absurdos textos que acostumbro a escribir.
Tras una inesperada ruptura de la resaca madrugadora de los sábados (obligada por el entusiasmo nocturno de una ciudad reunida de nuevo con los enfervorecidos estudiantes con ganas de fiesta), esta mañana he recibido un SMS que ha sonado con inusitada música celestial en mis oídos. Cuando lo he abierto, he descubierto con alegría que se trataba de PcCoste, el establecimiento en el que atentamente solucionan todos mis problemas con una eficacia sin parangón: “Te informamos que ya está disponible tu reserva R-329517 en nuestro centro” rezaba el mensaje telefónico.
Y, satisfactoriamente, parece que podré volver a mi rutina caligráfica en este ordenador, a mi ímpetu abismal por abrir una puerta a mis necedades e inquietudes. Lo iba echando en falta. Pero toda espera tiene su recompensa.
Por lo tanto, ya estoy aquí de nuevo.

jueves, 22 de septiembre de 2005

Review desde la entropía informática: 'George A. Romero's Land of the Dead'.

Reconstrucción del mito zombie
George A. Romero restaura el subgénero del cine de zombies con una película metafórica sobre el sistema político actual y la diferenciación de clases.
George A. Romero y John A. Russo tomaron como referencia la obra de Richard Matheson ‘Soy leyenda’ y la desconocidísima obra de culto de Sidney Salkow y Ubaldo Ragona ‘The last man on Earth’ para elaborar el clásico ‘La noche de los muertos vivientes’, no sabían que además de desarrollar las fijaciones de las generaciones posteriores del cine de terror, fundarían un subgénero propio denominado, por lógica, ‘cine de zombies’. Si Romero reinventó con numerosos y contundentes matices a los zombies modernos presentándolos como bestias anónimas con sed de carne humana en sus secuelas ‘Zombie’ y ‘El día de los muertos’, persistiendo en ese instinto natural que servía para hostigar a unos protagonistas que ante la amenaza de la masa maléfica se transformaban en seres más egoístas y violentos para mostrar, en último término, la total deshumanización, en ‘La tierra de los muertos vivientes’, el regreso de Romero a la gran pantalla después de muchos años en la misantropía fílmica, se continúa con la acertada soflama sociopolítica que poco o nada ha cambiado desde finales de los 60 hasta el día de hoy, concluyendo que la condición humana acaba por evidenciar lo que para muchos sociólogos y filósofos es un hecho fehaciente: que una sociedad en continua descomposición representa, en varios sentidos, al hombre actual.
En su acertada actualización, el maestro Romero ha dejado a un lado aquella miscelánea que deambulaba entre el expresionismo, el semidocumental y el cine discursivo de corrientes teleologistas, sin olvidar un trasfondo social, para proyectar determinadas situaciones de países actuales oprimidos por sus propias restricciones y por la práctica manipuladora de sus gobernantes y la progresiva querencia por instaurar el miedo social. ‘La tierra de los muertos vivientes’ le sirve a su veterano cineasta para plantear su sempiterna epístola terrorífica sobre zombies y humanos, acomodada esta vez en una aureola de serie B de gran calidad, menestral pero con ambiciones, como si de una obra de John Carpenter (cineasta con el que encuentra varios puntos en común) se tratase, aportando con su genialidad la lucidez de una historia que no necesita de nuevas tecnologías para impactar en su manifestación de irónico ‘gore’ en su eficaz empeño de acreditar que un subgénero tan denostado como el ‘splatter’ sea el idóneo para exponer la diferencia de clases y el envilecimiento de los líderes que gobiernan el mundo.
Romero ataca sin tapujos al neoliberalismo y a los pretextos de la administración Bush Jr. tras el 11-S, urdiendo una descarnada crítica al capitalismo que impera en un mundo occidental que ha vuelto, silenciosamente, a un soterrado feudalismo que en el filme está aludido en una enorme fortaleza llamada Fiddler's Green, donde sólo vive la clase alta que menosprecia a los pobres y teme a los muertos vivientes que incorporan a ese Tercer Mundo que hoy en día no importa a nadie. Un lujoso reducto donde un amo somete todo y a todos, controlando con despotismo y sordidez una precaria sociedad que acabará asolada por sus propios miedos. Aquéllos que, paradójicamente, les devolverá la libertad y la oportunidad de volver a crear una sociedad en igualdad con los zombies.
Y en medio de ellos, unos mercenarios que procuran sobrevivir entre dos mundos marcados por la disparidad de bienes trabajando para que a los ricos no les falte suministros, mientras los más desfavorecidos mueren de hambre. Asesinos materialistas que, como sucedió con los estadounidenses, se vuelven contra aquellos que les adiestraron en sus censurables tareas. Las alegorías, en este sentido, no tienen desperdicio; soldados desmembrados que son silenciados con el mutismo mediático, una ciclópea torre que en su final es asolada por el horror, ciudadanos huyendo presas del pánico, aristocráticos capitalistas devorados por los zombies con ferocidad. En definitiva, cadáveres que son ocultados a los ojos de una colectividad que se pretende perfecta y sin problemas. Nada queda sin crítica en el ojo sarcástico y nihilista de Romero. Así, el indudable poder metafórico de ‘La tierra de los muertos vivientes’ no deja títere con cabeza.
Pero lo más interesante, dentro de toda esta autenticidad del mundo actual, es que los zombies (a los que se llama ‘podridos’), en estado de putrefacción, desorientados y carentes de estímulos, lejos de perpetrar una indolente conducta autómata, además de seguir devorando ávidamente carne humana, recobran aquí su decencia, coordinándose como pueden, aprendiendo a utilizar armas y buscando, finalmente, lo que todo ser humano: un lugar donde poder convivir en extraña y fétida sociedad liderada por un negro capaz de ir progresando en su limitado raciocinio.
No muy lejos de los propósitos del ‘remake’ ‘Amanecer de los muertos’, de Zack Snyder, la mejor representación de la idea ‘romeriana’ del género hasta el momento (para eso era un superlativo sucedáneo de la mejor dramaturgia del maestro), ‘La tierra de los muertos vivientes’ encuentra sus mejores virtudes en esa diversificación ampliada en un mundo visto como acrópolis habituada a vivir bajo la amenaza zombie. Tanto es así, que a lo largo de la cinta asistimos a todo un recital de ridiculización de los no muertos (con los que se tira al blanco, sirven de modelos fotográficos, luchan con apuestas de por medio e incluso aparecen varios cadáveres vivientes disfrazados de payasos), dejando claro que el humor negro pasa a ser parte de este profundo análisis por parte de Romero en la psique colectiva yanqui y, de paso, reconstruir su mito del zombie.
Miguel Á. Refoyo © 2005

domingo, 18 de septiembre de 2005

Otra vez, problemas binarios

Otra vez.
Lamentablemente el ordenador que cada día ampara mis reflexiones y textos me ha desahuciado, dejándome desvalido, sin esa ventana que fusiona ceros y unos abierta a la posibilidad de aumentar conocimientos y perimitir que este weblog siga creciendo en número de posts (por cierto, que alcanza ya la nada despreciable cifra de 668). Así, sin avisar. Sin anticipar el infortunio informático. Desde hace varios días (tantos como los que no he podido actualizar el Abismo) mi sistema está albergado en un establecimiento especializado, en manos de un servicio técnico que espera encontrar una solución a estos malditos e imprevisibles problemas.
Incidencia es la palabra clave. He tenido problemas con la instalación de mi nueva regrabadora de DVD's y desde entonces (junto a mi benefactora binaria, más capacitada que yo para estos eventos) hemos intentado resolver el problema. El módulo de ampliación de memoria parecía, a priori, el causante del siniestro. Pero nada más lejos de la realidad. Tras muchas pruebas y varios intentos, cambios de cables IDE, varias opciones de emplazamiento de jumpers, comprobaciones con mil y una combinaciones, el problema nos derrotó y hemos tenido que llevarlo a que lo reparen.
Necesito escribir sobre la muerte de Robert Wise, tengo una crítica pendiente de 'Land of the Dead', de George A. Romero, sobre la finalización de mi visionado de la cuarta temporada de '24', sobre mi casi segura asistencia al festival de Sitges y, sobre todo, solucionar algún que otra contrariedad que permita inaugurar, como es debido, la revolucionaria y actualizada Versión 3.0 del Abismo.
No sé aún cuándo se solventarán estos inevitables conflictos con el ordenador, pero hasta entonces, seguiré ampliando mi desdicha en esta demora que se me antoja demasiado tediosa.

sábado, 17 de septiembre de 2005

Lapiceros

La palabra lápiz siempre me había evocado el instrumento arcaico por el cual se obtiene algún fruto artístico o matemático en forma de palabra, dibujo o computación matemática utilizados en diversas materias, ya sean algebraicas, lingüísticas o artísticas. Un lápiz, hasta hace poco, era para mí (y supongo que para todos) una familiar herramienta compuesta de madera y grafito con la que he pasado muchos de mis mejores momentos creativos (hasta el descubrimiento del maldito y adictivo Pilot G-1), siendo H2 y HB las dos clases más conocidas que diferenciaban los nostálgicos lapiceros.
Desde ayer, tengo una nueva concepción de la palabra lápiz. La razón es que he adquirido un Pen-Drive USB de 256 Mb. Ahora ese HB y H2 han sido sustituidas por indescifrables términos demoníacos como módulo usb-storage, usb-uhci, insmod o modprobe, dpkg… La habitual hoja, cuaderno o libreta se ha suplantado por el ineluctable ordenador, por el universio binario que nos absorbe vertiginosamente. Ni siquiera Henry Mill imaginó nunca que un buen día su célebre máquina de escribir iba a ser postergada en la oxidación de su concepto, casi humillado por todos aquellos que escribimos. Ahora un lápiz, amigos, es un artefacto de memoria con diversa capacidad para almacenar información. El lápiz ha pasado de proveer datos a acumularlos. Y desde ayer, tengo un pequeño lápiz de memoria USB. Lo necesitaba. Así, de repente. Obligado por las circunstancias. Hasta el diskette (el mítico ‘floppy’ de 3 y 1/2) ha pasado a mejor vida. La moda tecnológica impera y te arrastra consigo.
El mundo se está transformando en un escenario absorbido por ‘aldea planetaria’, que poco tiene que ver con la concepción socioevolutiva de Tehilard de Chardin, incluso se está alejando por momentos de la visión global de McLuhan. Observando a mis compañeros de clase con sus respectivos USB-Pen Drive (este tipo de lápiz ya instaurado hace tiempo) he visto cómo los valores, lenguajes y cosmovisiones se han homogeneizado, resultado, principalmente, de la revolución tecnológica que ha tenido lugar en nuestros tiempos y se está expandiendo sin freno.
He mirado con nostalgia mi viejo portaminas antes de deshacerme de él y me he resignado a admirar un pequeño mecanismo (que incluso trae una correa para lucirla en el cuello –el colmo del horterismo tecnológico-) con el que tengo a mano mis más importantes escritos y creaciones y donde puedo guardar todos mis datos sin necesidad de cuaderno ni del arcaico lápiz. Entre este chismito este y yo se ha creado una extraña e inmediata retroalimentación, un buen rollo de la hostia, un absurdo ‘feedback’ de dependencia informática a pequeña escala.
El futuro ya está aquí. Y no me había dado cuenta.

jueves, 15 de septiembre de 2005

Review 'Princesas'

Cine social adulterado
Fernando León decepciona con su complaciente historia de prostitutas con un ramplón didactismo que pretende revestir al filme de una trágica trascendencia no lograda.
Era ciertamente difícil mantener el sortilegio de tres películas tan especiales como las que componían la pequeña y formidable filmografía de Fernando León de Aranoa hasta el momento. La soledad del fingido simbolismo familiar en una ilusoria composición de realidad y ficción en ‘Familia’, tres adolescentes de un suburbio madrileño que pasan el tiempo aceptando su incierto futuro en medio del fárrago veraniego en 'Barrio' y, sobre todo, esa gran película acerca de seres humanos desplazados que se levantan cada día con el duro objetivo de la supervivencia en un mundo sin trabajo de ‘Los lunes al sol’, ponían muy difícil el listón cinematográfico de un director que parecía dominar un terreno muy comprometido como es el drama urbano, el realismo social aderezado con un toque de humor característico e inconfundible.
Pero todo se ha frustrado con ‘Princesas’. Sus anteriores obras han supuesto un efímero oasis personal dentro del actual cine español que últimamente opta por disfrazar la triste realidad de sus productos para dedicarse a denunciar la piratería. León de Aranoa, desprovisto de la magia y astucia de sus anteriores cintas, vuelve a incidir en el lado oscuro de los más desfavorecidos que perviven en una sociedad acostumbrada a aislar lo incómodo, esta vez narrando la rutinaria vida de una joven llamada Caye en su tortuoso pero aceptado ejercicio de la prostitución de bajo saldo, en una cotidianidad que se ve alterada por el fortuito encuentro con una compañera de profesión, la inmigrante dominicana Zulema, que conllevará a compartir todo tipo de experiencias y fraguará entre ellas una amistad basada en la amarga vivencia de su profesión y en la sucesión de confidencias existenciales.
A pesar de que la propuesta pueda parecer atractiva y sugerente teniendo en cuenta la sensibilidad realista de su director, ‘Princesas’ no es más que un fraude argumental e intencional del que se desprenden situaciones que procuran adoptar un tono documental contiguo al ‘cinema verité’, pero que al pasar por el filtro costumbrista y a veces cómico de Aranoa se fragmenta en simples situaciones dibujadas desde el más sonrojante tópico. El tema de la prostitución no es más que una excusa, un telón de fondo para remitir a los peores defectos de las películas anteriores del cineasta madrileño. Saturada de excesos literarios, de rimbombantes y ornamentales diálogos que pretenden un inalcanzada trascendencia, ‘Princesas’ adquiere un prototípico tono desmedido, subrayado e innecesario que, una y otra vez, acaba cayendo en un conformismo complaciente que asume sin retraimiento una descarada superficialidad con la que se reflejar un tema tan duro como el que se está tratando. A Fernando León la prostitución y sus verdaderas y metafóricas ‘princesas’ no le interesan más que como fácil recurso para narrar una historia viciada de arquetipos imaginarios que viven en un entorno articulado en un dramatismo moralizante creado a partir de situaciones sin sentido, de personajes mal dibujados y de una impertinente búsqueda de la complicidad del espectador que incluye algún guiño cómico o situaciones efectistas. Un menoscabo que ha estado presente en esa perspectiva de León de reflejar de forma edulcorada y eficaz los problemas situados en ese hipotético ideal de realismo con el que el director pretende jugar con el espectador.
Sólo así es posible que Fernando León pretenda filtrar así una hermosa historia de amistad entre dos putas que poco tienen en común con la motivación en la disyuntiva laboral de la realidad. Mientras que Zulema acapara el prototipo de inmigrante que se prostituye para enviar dinero a su hijo pequeño mientras soporta el abuso de cuantos se cruzan en su camino, Caye, en uno de los personajes más pretenciosos que ha dado el cine español en sus últimos años, se dedica a la profesión más antigua del mundo simplemente porque quiere operarse las tetas y no quiere acabar de la misma manera que su simplista familia. En ese ambiente de irrealidad impostada, de absurdo, en todo caso, ‘Princesas’ despliega todo tipo de sentimientos impuestos y pomposos, imposibles de aceptar en un submundo como el que se nos muestra en pantalla, aceptando todo tipo de concesiones en un mundo de sueños incumplidos como el que se pretende mostrar. No es lógico así, que una persona que no sabe quién es Bill Gates y tenga la cabeza llena de pájaros sea capaz de recitar una perorata reflexiva y filosóficamente existencial acerca de Dios, de la vida y de las aspiraciones humanas con una ilustrada erudición injustificada.
‘Princesas’ no es una buena película. No tiene grandes momentos, ni un texto lúcido, ni siquiera creíble. Cae torpemente en la reiteración de diálogos, en la innecesaria utilización de recursos ya vistos en su cine, como esa soledad alineada de algún personaje, en este caso la madre de Caye que se inventa un admirador secreto para paliar así la muerte de su marido. Como en su momento lo fueron el abuelo de su corto ‘Sirenas’, Paco Algora en ‘Barrio’, dando vida al padre desligado del mundo real por la drogadicción de hijo o el Amador interpretado por Celso Bullago en ‘Los lunes al sol’, abandonado por su mujer, pero fingiendo un inexistente viaje temporal. Además, Fernando León insiste en una habitual comicidad de momentos de brillantez dialoguista, enfocados a aquellos en los que Caye comparte sobre el oficio en una peluquería (refugio de humor y de distensión narrativa), con diálogos que procuran la sonrisa y la confabulación con el público, recurriendo a un personaje drogadicto como foco humorístico (Miss Metadona) y acabando por caer en lo grotesco con secuencias de pobre vigor argumental (como la clase de sexología que imparte Zulema, los continuos desencuentros de Caye con su “Príncipe Azul” o el ignominioso paseo en limusina gracias a una inaceptable y veterana prostituta de lujo ministerial).
Pese a las logradas interpretaciones de Candela Peña (que además tiene una polémica secuencia de falsa felación con un pene de goma supuestamente real) y <Micaela Nerváez (que comienza hablando como Antonia San Juan para ir dando enjundia al único personaje salvable de todo el filme), no existe un enfoque racional de la problemática que se trata, no hay sustancia ni aparición del lóbrego, duro y despiadado mundo de la prostitución, sólo un barniz de embellecido embozo que ni siquiera es capaz de disimular las composturas de una película fallida en todos sus conceptos que acaba incluso con la impudicia de desacertar con el maniqueísmo de su final e impactante epílogo. Incluso en el plano formal, Fernando León recurre a una inquieta y molesta cámara en mano que provoca un constante mareo visual, en su corrompida finalidad de llegar al universo realista de sólidos preceptores del género como Mike Leigh o Ken Loach. ‘Princesas’, que ha sido una de las grandes decepciones del último cine español, termina perdiéndose en la apatía sin rumbo, por un mar de desventurados soluciones y planteamientos de infortunado simplismo.
Miguel Á. Refoyo © 2005

domingo, 11 de septiembre de 2005

Pulp Fiction

El genéro denominado como ‘Pulp’ tiene su origen en un tipo específico de publicación basada en el folletín decimonónico, con un formato ‘digest’ más reducido que un libro y por lo general parvo en calidad de impresión y papel.
Literatura de solemne influencia en cineastas y escritores, el ‘pulp’ se caracterizó por una insolente facilidad de lectura con contenidos en los que prevalecían el suspense, la acción abastecida de suculento ‘hardboiled’, el misterio y la ciencia-ficción.
H.P. Lovecraft, Kirk Shaw, Clark Ashton Smith, R. E. Howard, E. R. Burroughs, Dashiel Hammet, Maxwell Grant, Manly Wade Wellman, Fredric Brown o Harlan Ellison entre otros fueron algunos de los emisarios de este género proscrito y consagrado con injusta demora en el tiempo.
Uno de los atractivos de esta modalidad literaria eran sus portadas, ilustrativas de lo que se iba a encontrar dentro de sus empobrecidas páginas.
Aquí os dejo una galería con algunas de ellas.

Ración de violencia