domingo, 2 de enero de 2005

The greatest player that ever lived had been ARTIE SHAW

Me he levantado conociendo la primera mala noticia de este 2005 recién comenzado. El gran Artie Shaw, clarinetista y director de banda cuya grabación de ‘Begin the Beguine’ simbolizó la era del ‘swing’, ha muerto a los 94 años. Hace ya muchos años recuerdo haber descubierto a Shaw cuando me volví adicto a este género musical profundamente afroamericano, la era de los primeros compases con pie siguiendo el ritmo de las Big Bands, de Benny Goodman, de Count Basie y Duke Ellington, la enfurecida cadencia rítmica de Glenn Miller, mis primeras experiencias auditivas en un mundo en el que pianistas como Art Tatum y Teddy Wilson y los trompetistas Roy Eldrige y Bunny Berigan me enseñaron que había una nueva forma de exhumar estilos alternativos. Y por aquel entonces (yo tendría unos 12 años) descubrí a Artie Shaw, siempre se definió como un perfeccionista, recordado como ‘el rey del swing’, muy por encima de Goodman.
Ambos fueron las figuras más populares de la música de finales de la década de los 30, cuando el citado tema 'Begin the Beguine' (José Luis Garci seguro que también ha lamentado profundamente su muerte) se convirtió en la marca de identidad de Shaw o, como él llegó a asegurar, en su estorbo. Shaw también fue un innovador, respetado como uno de los primeros directores de grandes orquestas que contrató artistas negros para tocar juntos.
Nació en mayo de 1910 en Nueva York, y aprendió a tocar el saxófono a los 15 años antes de decidirse del todo por el clarinete e iniciar posteriormente una carrera como director de la orquesta de jazz Big Bands. Durante la Segunda Guerra Mundial, con toda su orquesta, se alistó en la Marina estadounidense. La lista de mujeres de este hombre fue envidiable, ya que llegó a casarse con las actrices Ava Gardner, Lana Turner y Evelyn Keyes.
La última vez que le vi en televisión fue este año pasado, cuando recibió Grammy por toda su carrera artística. En su apogeo en las décadas del 30 y el 40, Shaw ganaba sueldos de decenas de miles de dólares a la semana y se encontraba en el pedestal con Benny Goodman, Tommy Dorsey y Glenn Miller como los reyes del swing. Pero en los años 50 abandonó la música y dedicó la segunda mitad de su vida a escribir y otras aficiones.
Otros éxitos, con su banda o con su quinteto The Gramercy Five fueron: ‘Frenesí’, ‘Dancing in the Dark’, ‘Nightmare’, ‘Back Bay Shuffle’, ‘Accent-tchu-ate the Positive’, ‘Traffic Jam’, ‘They Say’, ‘Moonglow’, ‘Polvo de estrellas’, ‘Thanks for Everything’, ‘Summit Ridge Drive’ y ‘My Little Nest of Heavenly Blue’. Trabajó con leyendas del jazz como Buddy Rich, Mel Torme, Gordon Jenkins y, en una época en que la mayoría de los directores de banda blancos se negaban a contratar a negros, la gran cantante, mi diosa musical, la mejor, la incomparable Billie Holiday.
Ha muerto una leyenda paradójicamente inmortal gracias a su música.
D.E.P. maestro.

Empieza un nuevo año

Bueno, pues ya está. Ya ha pasado 2004 y toca acometer como bien se pueda un 2005 cargado de incógnitas ¿Será este nuestro año de la suerte? Evidentemente si llevamos toda la vida esperando que las cosas se encaucen hacia un merecido bienestar donde podamos disfrutar de un trabajo en el que disfrutemos, encontremos el amor de nuestra vida y haya salud, la respuesta es, lógicamente, que no. 2005 será como los demás años; un cúmulo de aciertos y despropósitos en un entorno de claroscuros, en un mundo diseñado de por Mac Reinhardt. La vida misma.
Hay gente que, durante la despedida del año, tiene como ridícula liturgia escribir tres deseos en un papel que posteriormente queman esperando que alguno se cumpla. Y dentro de esta espiral de acuciosa imbecilidad egoísta existen tópicos que aleccionan sobre lo que hay que pedir (1. Ser realista, 2. Si no piensas cumplirlos, no los pidas, 3. Recuerda que los días pueden ser año nuevo… y demás chorradas). Yo, por mi parte, me limito a esperar a ver qué pasa. Así me va.
Tras este inútil silogismo, el abismo vuelve a su cauce tras dos noches de alcohol y diversión, de excesos y resacas. Todos gritamos unánimemente la rima sodomita del año que trajo, procuramos condicionar nuestro hígado a un sometimiento de libertinaje y exceso etílico, comemos más de la cuenta, tenemos una vida social más activa y eso que sólo es el principio. Pues sea dicho ¡¡FELIZ 2005 y...!!! Un apunte: ¿Cómo es que una rima tan ancestral y pasada de moda ha tenido tanta repercusión este año? ¿Alguien recuerda un hecho similar en 1995?
Por cierto, y a propósito de la imagen: ¿Por qué en las tabernas y bares tienen una especie de concurso inconfeso para ver quién crea el calendario del año más hortera y estúpido? La cultura de los bares, sin duda alguna, sigue siendo una fuente inagotable de historias y tradición decididamente ‘freak’.

viernes, 31 de diciembre de 2004

Resumen del año 2004 desde el ABISMO

El año que ha terminado deja, como cada temporada, un extenso muestrario de todo tipo de cine. Es, durante estos últimos días de 2004 y los primeros del (casi) recién inaugurado 2005, cuando llega la hora de hacer cábalas, cuando se propaga la reflexión personal sobre el balance y el análisis de otro año que ha dejado claro un tema palmario: el ridículo estado de nuestro cine español frente a un cine extranjero (la mayor parte, norteamericano) que ha superado a la material fílmica española en términos monetarios y de calidad.
he aquí un extenso balance de lo mejor y peor, siempre en cuanto a cine se refiere.
TOP 10 – 2004
10.- 'La joven de la Perla', de Peter Webber.
El debutante Peter Webber, prestigioso documentalista, lleva a imagen el libro de Tracy Chevalier para develar el misterio que se esconde detrás este cuadro de Vermeer. La grandeza del filme proviene, sin embargo del fotógrafo Eduardo Serra, que sigue los postulados artísticos de Steen, Potter o los hermanos Van Ostade, obsequia al espectador con una película de frágil sensibilidad, donde la puesta en escena simboliza un universo pictórico de tonalidades y perspectivas sobre el fondo, hacia planos medios y más allá en la distancia, llenos de efectos de luz reflejados con sutileza, delicadeza y pureza de color. Un cosmos de arte y luz que el cineasta aprovecha para contar la historia a través de un mundo en que las cosas no se dicen pero se captan, como extraídas de la atmósfera doméstica evocadora del estilo genérico de Pietr de Hooch, otro maestro de la época.
9.- 'Los Increíbles', de Brad Bird.
Brad Bird consigue para la Pixar su mejor filme hasta el momento basando su potencial en una perfección técnica absoluta y en el épico homenaje al cómic de los 50, invocando también a una reflexión sobre la anormalidad, la heterogeneidad a la conlleva ser un héroe y el rechazo que casi siempre la sociedad tiene ante esto. Pixar que arriesga con sutilidad e ingenio en un cine mucho más adulto, en un cine donde los protagonistas adquieren una perfección absoluta, no sólo a nivel técnico (extraordinaria, teniendo en cuenta sus atributos no demasiado naturalistas de la realidad) sino a nivel narrativo. Suntuosa obra de arte y artesanía, una fiesta de cine de animación clásico, Bird demuestra su devoción por el clasicismo de los años 50 y la estética retrofuturista, apostando en todo momento con un toque ‘pulp’ sesentero, donde no falta en ‘pop art’ estético y el ‘High Tech’ con un sincero homenaje a la serie de ‘James Bond’.
8.- 'Secretary', de Steven Shainberg.
En ‘Secretary’, lo que para muchos resulta desagradable e intolerable, señal de hipocresía e intransigencia, es en realidad una muestra de belleza sensible en estado puro de dos personas que edifican, poco a poco, una personal y casi perfecta felicidad. Una cinta que reflexiona acerca de lo fácil que resulta que el placer y el dolor del castigo sexual y la zozobra amorosa se confundan, máxime cuando dos personas establecen una relación laboral cimentada en la práctica y la aceptación del poder. Los juegos de faltas y correctivos, de humillaciones y escarmientos son representados con absoluta taumaturgia por James Spader y Maggie Gyllenhaal.
7.- 'Etre er Avoir', de Nicolas Philibert.
Es ‘Ser y tener’ una galería de pequeños fragmentos de vida, narrada de forma magistral por una mirada que se sitúa con bastante distancia para resultar cercano, paradoja ésta que le permite a Philibert explorar y contemplar al profesor y a los niños desde un prisma realista y a su vez nada complaciente. Un recorrido por la importancia de enseñar, inquiriendo en la esencia del fenómeno educativo, una oda al acto de amor que es iniciar al más pequeño en el proceso de aprender y crecer. Ése compromiso es tratado en todo momento con delicadeza y sensibilidad, mostrado con un perfecto montaje que se compromete con la emoción, pero que elude por completo la sensiblería.
6.- 'Amanecer de los muertos', de Zack Snyder.
El debutante Zack Snyder recupera la pureza más genérica del ‘gore’ en un ‘remake’ que supera, con mucho, al original de George A. Romero. Una plétora de habilidades en la que predomina un intuitivo sentido visual que consigue con su perfecta planificación aprovechar al máximo el impacto de las múltiples escenas de acción a unos niveles de estética y violencia pocas veces apreciables del género. La gran virtud que convierte esta versión en una ‘rara avis’ dentro del cine de terror actual es su alto componente radical, disoluto y respetuoso con los dispositivos genéricos ricos en lecturas y camuflados en la sangre fácil y la acción de infrenable ritmo que arranca con uno de los más feroces y enérgicos prólogos vistos en muchos años y que concluye con uno de esos epílogos que dejan al espectador anclado en la butaca.
5.- 'Antes del atardecer', de Richard Linklater.
Nueve años después de ‘Antes del amanecer’, Richard Linklater retoma su mejor película para continuar una de las historias más bellas y románticas de la historia del cine contemporáneo. La libertad y la inspiración confluyen en un necesario estilo de acercamiento a la pareja, donde el fluir temporal que añora un tiempo no vivido, llena su vacío con diálogos, reflexiones y sueños que cubren la ausencia de ambos en sus respectivas vidas. Una preciosa oda al amor que consta de un engranaje conceptual detallado en la delicadeza de sus frases, de sus réplicas, de sus silencios, de lo latente que empieza en las percepciones abstractas avanzando hacia las respuestas que tanto los personajes como el espectador quieren conocer.
4.- '2046', de Wong Kar Way.
Wong Kar-Wai aborda una compleja historia sobre el amor no correspondido, sobre la memoria y el recuerdo, donde su dolor se produce en un futuro que retrocede al pasado. La multiplicidad de sentimientos, de juego con los tiempos y de pretendida confusión por parte del cineasta hacen de esta película una pieza excepcional, colmada de una especial belleza de indomable y lírica elocuencia, en búsqueda constante de una perfecta puesta en escena, donde los planos ralentizados, la hermosa fotografía y la adecuada utilización dramática de la música juegan un papel fundamental para su discurso reflexivo y substancialmente onírico. Lírica obra de talla excepcional, prodigio de composición musical de la imagen, su gran capacidad de hipnotismo convierten a esta joya en un filme de sensaciones.
3.- 'Eternal sunshine of the spotless mind', de Michel Gondry.
Charlie Kaufman y Michel Gondry componen una magistral y compleja fábula romántica que tiene en el juego de tiempos su mayor virtud narrativa. Su gran probidad reside en que, en su intención no está la originalidad sino el propósito de contar una historia que muestra la verdadera naturaleza del amor, concibiendo su destino e inevitabilidad, su sentido de la injusticia y la predestinación. Es ‘Eternal Sunshine…’ una película de muchas lecturas que apela a continuidad espontánea a medida que la historia profundiza en su complejidad. Y es que nunca fue tan cierto que el sentido de una película está en los ojos del que mira, del que siente de una manera u otra lo que está viendo. Una película dedicada al eterno brillo de las mentes inmaculadas (las que evoca el título original), aquéllas que entenderán que no se puede esquivar el amor, aunque no se recuerde ni siquiera de quién se está enamorado o por qué se quiere estarlo.
2.- 'Kill Bill (Vol. 1 y 2)', de Quentin Tarantino.
Tarantino ha realizado con su cuarta película la proeza de aleccionar sobre la dirección, la absorción de referencias y la composición de un salvaje chute de adrenalina. Cine libre en estado puro, un preciso y contundente cocktel de referencias temáticas sobre las que el cineasta es un experto conocedor. Los clásicos de serie B, los dogmas populares, las cintas orientales y sus expresiones genéricas más estandarizadas (como el ‘wuxia pian’, los filmes de yakuzas, el ‘anime’) o el ‘western’ (en sus versiones clásicas y ‘spaghetti’) desfilan en un imposible combinado genérico donde la fuerza del impacto y las analogías temáticas no sólo evocan simplemente el exceso y los aspectos más determinantes del cine de género, sino que esconden tras su apariencia un impresionante espíritu de rebelión subversiva que le confiere una intensidad emocional y un poder de fascinación infinitos.
1.- 'Lost in translation', de Sofía Coppola.
La segunda película como directora de Sofia Coppola supone una obra maestra sobre las amistades no duraderas pero imborrables. Es tan extraordinaria debido a las reflexiones vertidas en esta prodigiosa película en torno a la soledad, la decadencia y el paso del tiempo en un viaje a la vida de dos personajes imposible de olvidar e interpretados por Bill Murray Y Scarlette Johansson. Coppola libera sus creaciones en una terminante y reconocible verdad, diáfana y sugestiva, que manifiesta en su fondo y forma un sincero alegato al romanticismo, al amor y las inquietudes de unos roles que viven por sí solos y que se necesitan para poder comprender un periplo de dudas existenciales, de crisis iniciáticas o maduras, ambas adultas, equiparables en sus preguntas sobre la vida y la felicidad.
Y además...
MEJOR DIRECTOR
QUENTIN TARANTINO por el díptico ‘Kill Bill’.
Por ofrecer una asombrosa lección de estilo, un riguroso catálogo de material popular y un festival de guiños, homenajes, devociones y conmemoraciones cinéfilas. Lo de Tarantino no es, por tanto, una acomodaticia concepción del cine, sino un intenso ritual fruto de una convicción que es la columna vertebral de toda su obra: una fusión armónica entre cine y vida.
MEJOR ACTOR
BILL MURRAY por ‘Lost in Translation’.
Murray ha demostrado un estado de gracia imposible de superar, comedido en un papel en el que podría haber explotado su vena histriónica, pero que sutiliza a favor de la emotividad y ternura necesaria, aprovecha con ello su gran oportunidad de reivindicarse como lo que siempre ha sido, uno de los mejores actores modernos.
JIM CARREY por ‘Eternal Sunshine of the spotlees mind’.
Con un embrujo fuera de lo común un Jim Carrey vuelve a demostrar su pulso dramático, su contención de gestos y muecas, para ofrecer una lección de interpretación, como ya lo hiciera en ‘The Majestic’ y ‘The Truman Show’.
MEJOR ACTRIZ
SCARLETT JOHANSSON por ‘Lost in translation’ y ‘La joven de la perla’.
Scarlett Johansson, es una asombrosa actriz de talento inalcanzable y voz perturbadora, que indetermina una capacidad soberbia en papeles dotados de una madurez memorable. Pese a su juventud, Scarlett es un prodigio que sublima su talento con una emocionante galería de miradas comedidas, de poderosos mutismos adaptados a sus inmensos personajes que la actriz sabe moldear con interpretaciones (por lo menos estas dos) inalcanzables.
UMA THURMAN por ‘Kill Hill Vol. 1 y 2’.
Hay que destacar como lo mejor del año a la oda de amor de Tarantino a una actriz, a Uma Thurman (retrasando el proyecto cuando la actriz estuvo embarazada), que realiza no sólo un verdadero y plausible maratón físico, sino que sabe combinar este rasgo tan poco valorado con una intensidad actoral mostrada en esa escena en que La Novia cree haber perdido a su bebé manifestado en un llanto desgarrador. Thurman está increíble.
PELÍCULAS DESTACADAS
.- ‘Fahrenheit 9/11’, de Michael Moore.
.- ‘Peter Pan’, de P.J. Hogan.
.- ‘Hero’, de Zhang Yimou.
.- ‘The kid stays in the picture’, de Breit Morgen y Manette Burstein.
.- ‘The station agent’, de Tom McCarthy.
.- ‘Seabiscuit’, de Gary Ross.
.- ‘Big Fish’, de Tim Burton.
.- ‘Hellboy’, de Guillermo del Toro.
.- ‘Cold Mountain’, de Anthony Mingella.
.- ‘Como una imagen’, de Agnès Jaoui.
PELÍCULAS ESPAÑOLAS
.- ‘Crimen Ferpecto’, de Álex de la Iglesia.
.- ‘Inconscientes’, de Joaquín Oristrell.
.- ‘El 7º día’, de Carlos Saura.
.- ‘Héctor’, de Gracia Querejeta.
PEORES PELÍCULAS
.- ‘Blueberry’, de Jan Kounen.
.- ‘Cold Creek Manor’, de Mike Figgis.
.- ‘Secret Window’, de David Koepp.
.- ‘Cellular’, de David R. Evans.
.- ‘Bridget Jones 2’, de Beeban Kidron.
.- ‘La asombrosa aventura de Borjamari y Pocholo’, de Enrique Lavigne y Juan Cabestany.
PELÍCULAS MALDITAS (futuras ‘cult movies’)
.- ‘Confessions of a dangerous mind’, de George Clooney.
.- ‘The machinist’, de Brad Anderson.
.- ‘The cooler’, de Wayne Kramer.
.- ‘Stepford Wives', de Frank Oz.
.- ‘Romasanta’, de Paco Plaza.

jueves, 30 de diciembre de 2004

Menuda macarrada, oiga!!

Me gustaría escribir más extensamente sobre el tema pero tengo que hacer cosas en la vida real, así que seré breve y escribiré sin pensar, sobre la marcha, en el plan en que se ha hecho la película de la que voy a hablar. Hoy he visto 'Ocean's Twelve' y, al contrario de los comentarios que he oído (todos negativos), me ha parecido la mayor macarrada vista en años. Ya no sólo porque llega un momento en el que el guión no da más de sí y se observa claramente que han improvisado sobre la marcha, que han realizado un final sin complicarse la vida o del 'buenrollismo' que traspasa la pantalla y se contagia, donde lo efímero de la diversión que desprende es la tónica general que se apodera del filme. Lo que más me ha llamado la atención, sin emabrgo, es la capacidad de ese 'director total' que es Steven Soderbergh para jugar con la cámara, para experimentar con formatos y lentes, para escudriñar nuevas vueltas de tuerca visuales y narrativas. Es genial. Hay un pequeño golpe de foco con un ligero 'zoom' en un plano en el que Matt Damon está hablando por teléfono (que no viene a cuento para nada) que vale toda la película. Soderbergh demuestra así de qué manera se puede uno divertir y formar parte de esta fiesta absurda (y yo diría que etílica y desmelenada) que ha sido una secuela tan innecesaria como solaz.
Una cinta mayoritariamente 'cool'.

miércoles, 29 de diciembre de 2004

El conflicto del Archivo Histórico es bien sencillo

Ante tanto hablar del tema. Ante tanta polémica. Ante tanto desconocimiento de lo que sucede alrededor del usurpo catalán de los Archivos históricos de Salamanca, no me queda más remedio de tocar la cuestión, aunque sea de una forma transversal, sin profundizar demasiado, dando unas pequeñas pautas subjetivas de algo que, si os digo la verdad, es importante, pero no tanto, o sí. No sé.
Todo viene de lejos, y era más que previsible que esto que está pasando sucediera, porque a lo largo de muchos años ha venido siendo una trama habitual entre políticos de cualquier partido y la Historia como tal. La polémica del Archivo General de la Guerra Civil lleva más de quince años dando que hablar. Pongámonos en situación y sepamos qué es lo que pasa: existe una cantidad determinada de papeles históricos, todos relativos a la Guerra Civil, que la Generalidad de Cataluña cree suyos y por contra, con una aplastante lógica cartesiana, los responsables del Archivo de Salamanca no comparten posturas, ya que consideran que forman parte del patrimonio histórico de todos los españoles.
Al Archivo se le dio carácter general hace muy poco tiempo, en 1999. Al contrario de lo que se pueda pensar no está compuesto por legajos de la Guerra Civil, sino la documentación referente a partidos políticos, sindicatos y ayuntamientos. Y no es sólo en Salamanca, hay muchos más repartidos por toda España, como en Ávila, donde hay varios correspondientes al ejército republicano, por lo que empiecen a temblar los abulenses. El Archivo como tal está dispuesto no como posesión de una ciudad, ni como privilegio cultural, sino como un recinto abierto que desempeña pautas funcionales pensadas para el uso de estudiosos e historiadores.
El problema en sí, lo que no es de recibo en un tema como este, es que la disputa no llega por el hecho del Archivo en sí, sino que es producto de una disputa política. Y es que la Generalidad catalana, apoyada en su fervor nacionalista, considera estos archivos como la consecución de un robo, de un expolio, la delirante idea de que la contienda fratricida desvalijó su Nación durante la guerra. Por supuesto, se trata de una interpretación nacionalista y no hay más vuelta de hoja. Considerar los legajos ubicados aquí como un triunfo de guerra es, categóricamente, una gilipollez.
Me hace gracia que el gobierno haya nombrado una comisión de ‘expertos’ vendidos al mejor postor, perteneciendo a la lucha activa de la recuperación injusta del gobierno de Maragall. Ahora, con la decisión de llevárselo, cualquier Comunidad Autónoma podrá llevarse su ración, por lo que el archivo desaparecería. Y eso ya sí que es grave. Una auténtica demencia de estupidez extrema. Decía el otro día uno de los mejores historiadores foráneos que el hecho de que Salamanca pierda el Archivo es impensable en un entorno de historia moderna, ya que para él “es más que extraño que documentos históricos puedan pertenecer a ciertas entidades políticas”. Y ahí está la clave, amigos. Los archivos pertenecen a España como nación, no al gobierno catalán, ni al central, ni a nadie. Son patrimonio de todos y su objeto es permanecer bien atendidos y conservados para que los historiadores puedan estudiarlos.
Salamanca los acogió desde sus inicios, recopilándolos con gran esfuerzo para que se mantuvieran unidos y fomentando su expansión. Treinta personas, profesionales del historicismo (no como los que ha designado Carmen Calvo) lo atienden, manteniéndolo y cuidándolo para la investigación de la Guerra Civil, tiempo pasado al que se le está perdiendo el respeto, cagándose en su existencia con esta actitud de poder, de ‘a ver quién es más fuerte’, de capricho, en definitiva.
Y no es una postura de defensa salmantina. Os aseguro que me da igual, pero entiendo a los historiadores que, como es lógico, no están a favor de esta pantomima. Si se los llevan, estarán desmantelando una realidad histórica, se estará rompiendo un pasado que simboliza la maquinaria represora de aquellos años. Por eso debería mantenerse íntegra, como homenaje a la memoria de las víctimas de la Guerra, que parece no importar a nadie con este traslado absurdo. La Historia se ha escrito por todo ese tipo de expolios, latrocinios y robos, por lo que ponerse a disgregar todos los legajos repartidos por España supondría la puerta abierta a seguir con este despropósito. Vamos a ver: exponiendo las ridículas bases expuestas por los catalanes ¿Por qué no traer a Salamanca las más de 120 obras de arte que se expoliaron y robaron a lo largo de la historia y que permanecen en Cataluña? ¿Por qué no nos las devuelven? Son nuestras también ¿O no? Pues lo mismo. O imaginad que el Islam quisiera recuperar su arte arquitectónica robada durante la Reconquista.
Y lo que más me molesta de todo este entramado: el apoyo del ciudadano que se posiciona sin conocimiento de causa. Si soy catalán, me supedito a la frivolidad políticas de turno, pues reclamo también sólo por inercia. O en el ámbito contrario, en Salamanca, dedicarse a insultar a Cataluña cuando no saben muy bien qué coño conforma los puñeteros archivos, aunque vayan con más razón, a ciegas. Eso demuestra la precaria condición del intelectual español, del ciudadano de a pie, de todos nosotros.

El pancartismo que tanto se ha dado en esta ciudad y que es totalemente baladí.
Ya os digo que a mí me da igual que se lo lleven, pero me jode. Y mucho, porque no es normal que por ideales actualizadamente totalitaristas, se empiece a destruir la historia por empeñadas bufonadas nacionalistas o de cualquier otro signo político. Hay tantísimas cosas más importantes en Salamanca que por unos míseros papeles de la Guerra Civil que no vale la pena lamentarse. Es un pequeño granito de arena cultural en un vasto imperio. Así que por mí, que se los lleven. Aunque no es lógico ni normal, eso queda fuera de toda duda. Eso sí, si empezamos con esta ridícula postura de niños enfurruñados, que nos empiecen a restituir nuestra cultura charra repartida por toda España para que luzca en los museos e iglesias de aquí, de esta ciudad, capital cultural de Europa.

El cine, por Robert Ebert

Buscando entre mis textos la puñetera crítica que hice de la película de Víctor Salva 'Jeepers Creepers' (por cierto, que no he encontrado en mi desordenada base de críticas), ya que ayer ayer noche la emitieron en Telecinco, sin avisar, estrenándola de soslayo, con nocturnidad y alevosía. Pues bien, cuando estaba al borde del conlapso ocular, he encontrado un texto que tal vez os pueda interesar. Pertenece a ese dómine de la crítica que, como buen humano -y más si se dedica a la escritura cinematográfica- desacierta y atina a partes iguales. Me refiero a Roger Ebert, el crítico de cine del Chicago Suntimes al que casi todos conoceréis (supongo).
21 COSAS QUE DEBERIAS SABER ACERCA DE IR AL CINE por Rogert Ebert
1. Cómo prepararte para una película: La vida es corta. Intenta evitar, siempre que se sea posible, perder dos horas de tu tiempo en una película que no vas a disfrutar. Nunca te fíes de los anuncios por dos razones:
(1) Hasta el estreno, la mayoría de las citas de los críticos vienen de los publicistas que buscan vender a toda costa la película.
(2) Las películas serias vienen frecuentemente con importantes campañas de publicidad que las hacen parecer como si fuera algo divertido y alegre para todos.
2. Cómo leer una crítica: Un buen crítico, debería dar una idea suficiente de la película para así poder decidir si te gusta independientemente de si le ha gustado a él o no.
3. Cómo escoger críticos: Como probablemente no vas a ver 9 de cada 10 películas, intenta encontrar algún crítico cuyas reseñas merezcan la pena (ejem, ejem...). Busca el estilo de escritura y la intuición. Nunca busques un crítico "objetivo". Toda crítica es subjetiva.
4. Si ya has leído la novela: Perfecto. Sólo recuerda que la única responsabilidad del director es hacer una buena película, no ser respetuoso con la novela. Las adaptaciones al cine no son matrimonios y no ser respetuoso con la novela no es un adulterio.
5. Si no has leído la novela: Probablemente no encuentres tiempo para leerla antes de que quiten la película del cine, así que adelante y vete a verla. Recuerda este frecuentemente acertado dicho hollywoodiense: mucho malos libros han hecho grandes películas... pero la mayoría de grandes libros son malas películas.
6. Si te encanta la película: Entérate quién la dirigió y trata de ver otras películas de él. El causante de la calidad en una película es más probable que sea el director que el actor que salga en ella.
7. Si miras las listas de películas más taquilleras: Alto. Las películas no son un deporte y la película más taquillera del fin de semana no ha ganado nada salvo mucho dinero. Desde el momento en que tu gusto probablemente es mejor que el de mucha gente, las películas que te gusten es posible que estén más abajo en la lista o que ni siquiera estén.
8. Si hablas cuando ves la película: Recuerda que todo el mundo en el cine ha pagado sus entradas igual que tú y que esperan oir la película y no a ti. Hablar durante una película es una de las mejores formas de comunicar a los otros tu estatus de ignorante patán. Si la gente habla detrás de ti pídeles que se callen. Si no funciona quéjate al acomodador y cambia de asiento.
9. A qué mirar: Las tomas se hacen hasta que el director está satisfecho con lo que ve. Pocas cosas en la pantalla está ahí de casualidad. Cada movimiento en un fotograma y el encuadre tienen su propósito. Si ves la película por segunda o tercera vez te preguntarás porque cada toma es de la forma que es. ¿Por qué un primer plano aquí, por qué un plano-contraplano? La respuesta habitualmente no es nada raro o especializado, sino que está basado en el sentido común.
10. ¿Qué es lo que hace un gran score?: Es una verdad en Hollywood que sólo hay dos tipos de grandes scores musicales: aquellos de los que te das cuenta y aquellos de los que no te das cuenta. Lo que hay en medio es sólo vulgar. Ejemplo de scores de los que te das cuenta: los de Nino Rotta para Fellini, especialmente 'Amarcord'; los de Bernard Herrmann para 'Ciudadano Kane', 'Psicosis' o 'Taxi driver'. Ejemplo de scores de los que no te das cuenta: el de Howard Shore para 'El silencio de los corderos'.
11. ¡Hey! ¡Puedo ver los micrófonos ahí arriba!: Es un fallo del proyeccionista al haber encuadrado incorrectamente la película.
12. Leyendo los créditos: Conviene quedarse a verlos al final de la película pese a su duración porque a veces esconden 'gags' al final o durante los mismos.
13. ¿Esperar al DVD?: Las películas entran en cuatro categorías:
A: Películas que merece la pena ver en un cine.
B: Películas que puedes esperar a que salgan en DVD o vídeo.
C: Películas que quizás veas por la tele un día de estos.
D: Películas que no merece la pena ver.
La mejor regla es: nunca vayas al cine a ver una D y nunca vayas a ver una B o C si hay una A disponible. Se dice a menudo que "se debe" ver películas épicas o a gran escala como 'La lista de Schindler' o 'Star wars' en el cine, mientras que películas más "pequeñas" como 'Cuatro bodas y un funeral' mejor verlas en vídeo. Mi teoría es que es mejor ir por la calidad de la película indendientemente de que se desarrolle en una habitación cerrada, con impresionantes paisajes o salga mucha o poca gente.
14. Cuándo ir: La mayoría de los cines tienen precios rebajados en las sesiones matinales... que son las de menor afluencia de gente. Los fines de semana suelen estar llenos y a ciertas horas hay muchos niños que no hacen más que ruido. Planifícalo racionalmente.
15. Dónde me siento: Yo me siento dos veces más lejos que la anchura de la pantalla en el lado más alejado al de la entrada principal. También me gusta sentarme en el pasillo central si está aislado porque no hay nadie delante y se está más cómodo.
16. me gusta sentarme en la primera fila: Genial. Así dejas más sitio para el resto de nosotros.
17. Buscando simbolismos:A menudo me preguntan que simboliza una determinada imagen en una película. La respuesta es "¿para ti? Nada o sino no me lo estarías preguntando". Un símbolo es una imagen que crea una resonancia en la mente. ¿Qué simboliza" Depende de ti y de tu mente. Un signo del euro puede simbolizar salud para mí, avaricia para ti, seguridad para ella, un símbolo de precios para él. La clave a recordar es que nunca te puedes confundir acerca de un símbolo porque sabes lo que significa para ti.
18. ¿Dolby Digital, DTS o SDDS?: Da igual. Pero si una película ha sido rodada con un sonido de última generación intenta verla en un cine capaz de hacerle justicia. El sonido debería sonar magnífico y entonces deberías olvidarlo y sumergirte en la historia. Si todavía eres claramente consciente del espectacular sonido tras diez minutos de película, eso es una mala señal. Significa que el director no tiene nada que contar e intenta distraerte con el sonido a propósito. Si el viento en los árboles está tapando el diálogo quéjate.
19. Después de la película:Toda buena película inspira conversaciones, comentarios y discusiones. La mayoría de lo que he aprendido acerca del cine ha venido por discusiones con gente sobre películas que hemos visto.
20. Quejándose: Cuéntale al encargado cuál es el problema. Mientras te responde fíjate en la chapa con su nombre para poder citarle en una carta a la gerencia del cine si se considera necesario enviarla.
21. ¿Qué es lo que hace grande a una película?: Se dice que el cerebro humano divide sus funciones. La parte derecha está destinada a las impresiones sensoriales, emociones, colores, música... La parte izquierda al pensamiento abstracto, lógica, filosofía, análisis. Mi definición de una gran película es: mientras la estás mirando le gusta a tu parte derecha del cerebro; cuando se termina a tu izquierda.
PD: Después de leerlo me parece una chorrada como la copa de un pino. Aunque reconozco que hay cosas (pocas) interesantes. Encima el tipo se intenta hacer el gracioso. De verdad...

Recuerdos

"Intenté pensar en algo ingenuo, en algo de mi niñez. En alguien que jamás sería capaz de hacernos daño. Y pensé en el muñequito de los Marshmallows..."

Las películas más esperadas de 2005

Como cada año, además de promover las listas con lo mejor y lo peor del pasado año (caerá mi lista de las 10 mejores del año dentro de poco), suele afrontarse la nueva temporada esperando algún que otro título que marque las expectativas de títulos que, por diversas razones, atraigan la atención de los medios y del público, esperanzado por ver grandes superproducciones apoyadas en impresionantes campañas de publicidad y marketing que empiezan varios meses antes de que el celuloide vea la luz. Películas que esperan su lugar en una nueva temporada que repartirá su posición con ecuanimidad (o no) en lotes de películas llegadas de Hollywood y del resto del mundo.
He aquí las 20 películas que darán mucho que hablar según la gran revista JoBlo.

martes, 28 de diciembre de 2004

¡¡God save The Pistols!!

Hace dos años, cuando todavía existían los Cines Bretón en Salamanca y eran un foro de culturetas y de cinéfilos amantes de la subcultura, el cine en versión original y las películas independientes, tuve la oportunidad de ver el mejor documental de los Sex Pistols gracias esa persona fundamental en esta vida como esa gran mujer llamada Iris ‘Watchwoman’. 'The Filth and the Fury’, de Julien Temple es una arriesgada y sugerente visión de uno de los grupos más míticos e imborrables de la música contemporánea, los polémicos Sex Pistols. Este realizador británico es un veterano detrás de las cámaras y lo del rollo musical no es nuevo para él, ya que su primera cinta, rodada hace más de una década, ‘Principiantes’, estaba ambientada en el ‘Swinging London’ de los años 70.
Con ‘La mugre y la furia’ regresó a ese movimiento convulso que era el Londres de aquellos locos años 70 para reconstruir en clave documental la vida, éxito, ascenso y caída de los legendarios Sex Pistols. El documental empieza como una comedia de los Monthy Phyton para, poco a poco, exprimir todos y cada uno de los acontecimientos que tuvieron lugar en la vida de este polémico y rebelde conjunto musical. Además de dar de lleno en una explicación visual acojonante del ‘punk’, el documental va desgranando un movimiento musical que logró encontrar sus raíces en una Inglaterra en el que el paro era el tema de discusión de los primeros años de gobierno de la Tatcher y de los jóvenes sin futuro que pedían una oportunidad. Aquellos años de radicalismo y protesta tuvieron en los Pistols el eco de sus voces, de sus reivindicaciones y que provocó, con sus incendiarias letras, un estilo de vida. Es impresionante ver imágenes inéditas de esos iconos en que se han convertido Johnn Rotten y Sid Vicious.
Si tenéis la oportunidad de verlo, no lo dudéis, ya que se trata de un acertado intento de analizar un movimiento pocas veces entendido y la vida un grupo irrepetible. El documental tiene momentos míticos del grupo, como la entrevista que le hicieron al grupo en el programa más influyente de la época (imaginaros que un grupo de borrachos logra putear de primera mano a Sardá en su patético programa), la firma del contrato con la EMI o con A&M para ser despedidos al día siguiente o su mítico concierto en el barco el día de la fiesta nacional inglesa (The Jubilee Day) cantando la mítica 'God Save the Queen'. Julien Temple engancha con su forma de narrar, mucho antes de que entrara en escena Michael Moore y su ‘Bowling for Columbine’. 'The Filth and the Fury’ es diferente, ya que está realizado de una manera concisa, muchas veces seca y dilapidaria, en sintonía con las peculiaridades de los propios Pistols y todo lo que les rodeaba. Este es un documental para aquellos a los que la música es una forma de ver la vida. Y con material nuevo. Como entrevistas a Glen Matlock, uno de los primeros componentes y su sucesor, el infausto Sid Vicious, al que Temple hizo una amplia entrevista en 1978, antes de que muriera por una sobredosis de heroína. Lo bueno, además, es que cada uno de ellos habla con voz propia por primera vez. La película es verdadera historia de este importante grupo punk.
Algunas de las canciones que suenan en la peli son, entre otras el ‘God Save The Queen’, ‘Submission’, ‘No Fun’, ‘Bodies’, ‘Holidays In The Sun’, ‘Anarchy In The UK’, Did You No Wrong’, ‘Seventeen’, ‘Don't Give Me No Lip Child’, ‘Road Runner’ todo adjunto a un vídeo-clip especial de dibujos animados hecho para el documental. Pero hay más, y lo bueno es que los meten para hacer ver lo ridículo que era el panorama musical, lo necesarios que eran los Sex Pistols para la época... Horteradas como ‘Chirpy Chirpy Cheap Cheap’, de los Middle Of The Road, el ‘Shang-A-Lang’, de Bay City Rollers, el ‘Hot Legs’, de Rod Stewart o el dinámico y flipante ‘YMCA’, de los Village People. También The Who, Alice Cooper, Roxy Music, David Bowie, Queen, New York Dolls...
Destaco dos gilipolleces que me hicieron mucha gracia. La primera, la película que hizo uno de los componentes gastándose el dinero del grupo y que empieza con un cervatillo muerto y una ridícula niña gritando “¡¡¡Who Killed Bambi!!!” y en seguida suenan los Ten Pole Tudor con una estúpida canción (luego veremos a Sting hacer el ridículo), imágenes de la época de cuando los Pistols fueron a USA (destaco a Robert Aguayo, al que llamaban Mr. Funny, terriblemente divertido con su imagen de gilipollas) y la citada entrevista de Temple a Vicious en la que el pavo, puesto de heroína hasta las cejas, se quedaba dormido cada treinta segundos y Nancy despertándole en medio de la entrevista. O su última frase ante una cámara. Temple le pregunta "¿Dónde te gustaría estar ahora?" y él contesta, casi sin poder articular palabra, "Bajo tierra". Al día siguiente murió.

lunes, 27 de diciembre de 2004

Review 2046

Romántica ficción temporal
Wong Kar-Wai aborda una compleja historia sobre el amor no correspondido, sobre la memoria y el recuerdo, donde su dolor se produce en un futuro que retrocede al pasado.
En el cine moderno, pocos directores como Wong Kar-Wai han sabido imprimir a sus películas un signo estético, poético y narrativo tan personal y reconocible como este genio de nuestro tiempo. Pese a sus reconocidas influencias europeas (encabezadas por Antonioni), el cine de Kar-Wai dota a sus películas de unas características que se reconocen en su exclusividad plástica y en un ritmo pausado que se conjugan a la perfección con una personal apacibilidad encontrada en el Hong Kong de los años 60 y su estética, en los entornos cerrados y en la música latina, inundando con ellos un nostálgico estilo esteticista cuya preponderancia se enfoca hacia una temática de corte similar: el amor imposible, la soledad, la nostalgia y la necesidad vital de amar. Como un territorio inexplorado, un lugar común de recuerdos pasados y añorados, un presente extraño y doloroso y un futuro agónico y afligido que tiene por destino volver al pasado, retrotrayendo los duros recuerdos de un amor imposible de olvidar. Así podría definirse un filme a priori tan complejo como ‘2046’.
El personaje Chow Mo Wan (interpretado por Tony Leung) es el mismo de la hermosa y solemne historia de amor imposible ‘In the mood for love’, recuerda, además del gran amor de su vida (interpretado en pequeños ‘flashbcks’ por Maggie Chueng), un amor pretérito del que sigue enamorado, a una balarina que es uno de los personajes finales de ‘Days of being wild’, cinta que finalizada con el señor Chow, jugando a las cartas cayendo en las redes de la sensual chica y a otra que le recuerda a la primera. En ‘2046’ confluyen demasiadas referencias anteriores que pueden llegar a dificultar el entendimiento del cruce de tiempos y romances que se desarrollan en ella, pero que acaban sucumbiendo a la belleza de la deconstrucción sentimental de un hombre al que, a lo largo de las dos últimas cintas de Kar Wai, hemos ido conociendo y delimitando ante él las desdichas emocionales y existenciales que vive en un periodo cercado por el tiempo (un lapso de seis años entre 1963 y 1969) en esferas geográficamente habituales, en contornos elípticos y direcciones discontinuas en la historia de un hombre solitario y abandonado, carente de motivaciones sentimentales.
El tren del futuro que avanza hacia 2046 no es más que un sortilegio imaginativo de todo lo que sucede en el pasado (en un retroceso temporal), como acepción de la vida que avanza que permite el regreso al pasado para lamentar amores perdidos y nunca consumados. Un espacio temporal imaginativo en el que Chow Mo Wan encuentra en su memoria el vehículo y el trayecto ideal para poder volver a revivir sus amores más distantes, pero a la vez tan cercanos en su memoria. Un espacio donde la realidad se transfiere a la mujeres a las que amó, no ama y desea pero no le corresponden. ‘2046’ es una quimera de un futuro en el que éste recupera lo doloroso de todas ellas en una novela con androides que representan a estas mujeres y un triste viaje hacia su recuerdo utópico.
Al fin y al cabo, Kar Wai vuelve a hablar de una amplia su visión sobre un tema tan clásico como es el amor no correspondido. Las diferentes relaciones de Chow Mo Wan con mujeres son historias en las que una de las dos partes de la relación tiene un interés pasional que el otro no comparte. Así, el protagonista se enamora de una mujer que no le quiere (Faye Gong), se deja querer por una mujer que está enamorada de él pero a la que no quiere (extraordinaria Zhang Ziyi) y evoca el recuerdo de una persona (Gong Li) que a su vez le recuerda a otra con la que vivió una historia apasionada y de la que tuvo que separarse (Maggie Cheung).
En este inagotable laberinto de ficciones, realidades, sueños y espejos sentimentales que se reinventan a sí mismos, el director hongkonés vuelve a mostrar su soberbia capacidad de composición concentrada en su música, la importancia de las miradas y el deseo interior conseguido mediante una hermosa sencillez y calma, ataviada en una ambigua alegoría al infortunio sentimental que alcanza con su belleza un indescriptible éxtasis emocional.
‘2046’ está empapada de pesimismo. El que destilan las paredes de la habitación 2047, lugar donde Chow no deja de revisitar su contigua, la 2046, aquel lugar donde se alojó su amor frustrado y el año en el que transita el tren de su novela futurista, el año al que todos sus pasajeros se encaminan con el anhelo de recuperar su memoria perdida, pues se decía que allí nada cambiaría. Pero nadie sabía si eso era cierto, pues ningún pasajero había sido capaz de volver de allí excepto uno, el propio Chow, que eligió volver. Él quería cambiar, sin saber que es incapaz de amar como las mujeres a las que ha ido dejando en el pasado. Wong Kar-wai, al igual que hizo Alain Resnais en ‘El año pasado en Marienbad’, reconduce la historia hasta su visión subjetiva, en un entorno personal, donde el entendimiento por parte del espectador importa menos que la completa efusión de sensaciones y ritmo visual que ofrece la película en su enredado y nunca comprendido itinerario romántico.
‘2046’ es una película que si bien resulta algo compleja, es debido a que su tema central se centra más en la memoria y el recuerdo que en el momento que se vive en tiempo presente. La multiplicidad de sentimientos, de juego con los tiempos y de pretendida confusión por parte del cineasta hacen de esta película una pieza excepcional, colmada de una especial belleza de indomable y lírica elocuencia, en búsqueda constante de una perfecta puesta en escena, donde los planos ralentizados, la hermosa fotografía y la adecuada utilización dramática de la música juegan un papel fundamental para su discurso reflexivo y substancialmente onírico.
Lírica obra de talla excepcional, prodigio de composición musical de la imagen, su gran capacidad de hipnotismo convierten a esta joya en un filme de sensaciones que se permite utilizar una miscelánea retrofuturista (del cine clásico oriental, pasando por el ‘kistch’ hasta llegar a una perfecta mezcla entre la arquitectura de ‘Metrópolis’ y de los cómics de François Schuiten y Benoit Peeters), combinando una serie de destellos argumentales, estrofas visuales y repeticiones redundantes de situaciones que no hacen sino convocar las sensaciones de melancolía, pasión, soledad, infelicidad y tristeza por la que pasan sus personajes en cada momento. ‘2046’ es, en definitiva, un placer contemplativo, la culminación de un minucioso trabajo que va en progreso, de un estilo y variantes estética y narrativa innovadoras e incomparables.
Miguel Á. Refoyo © 2004