martes, 6 de mayo de 2014

Bill Murray multiplicado

Como bien sabéis, Bill Murray es uno de los tótems de este blog y es algo sistematizado que su figura sea mencionada por estos lares. En este caso, el dibujante de cómics y periodista canadiense Steve Murray (también conocido como "Chip Zdarsky") ha creado un fascinante collage de ilustraciones titulado ‘The many faces of Bill Murray’ que recoge, a modo de compilación, todos sus personajes; desde 'Los incorregibles albóndigas (Meatballs)' hasta ‘Grand hotel Budapest’. Tan sólo hay dos excepciones que corresponden a una etapa anterior a la mencionada cinta dirigida por Ivan Reitman; en sendas cintas de animación a las que puso voz como un reportero (‘Shame of the jungle’) y como un dragón (‘B.C. Rock’) respectivamente.
Es un trabajo para el National Post que podéis ver en su totalidad en la página del diario online. En este mismo link encontraréis un  un vídeo en el que se define cada representación de los personajes que integran los variados rostros de uno de los actores más carismáticos y eternos del cine contemporáneo.

lunes, 5 de mayo de 2014

El 5 de mayo de 1984 y el último título del Athletic

Un 5 de mayo de hace tres décadas se disputó la final de la Copa del Rey entre el F.C. Barcelona y Athletic de Bilbao. El Barça venía de ganar a Las Palmas y el club rojiblanco se desprendió de un Real Madrid en pleno apogeo después de una emocionante tanda de penalties. A las 20:15 arrancaba una final polémica, salpicada de controvertidas declaraciones cruzadas a largo de toda la temporada, sobre todo entre Diego Armando Maradona, que entonces era el buque insignia del club blaugrana, y el técnico Javier Clemente. La tensión tenía su origen en la lesión sufrida por Maradona en aquel duro lance del juego provocado por una entrada de Andoni Goikoetxea que ya había encendido los ánimos entre las respectivas aficiones y cuerpos técnicos. El 29 de abril de aquel mismo año, el equipo ‘zurigorri’ se había proclamado por octava vez en su historia en un derdy antológico contra Real Sociedad y un doblete de “Rocky” Liceranzu, en un cruce de resultados que llegó a poner como campeones de liga al Barça y el Real Madrid en diversos momentos de los respectivos encuentros de liga.
Aquel Athletic personificaba una fuerza que no entendía de especulaciones, que comenzaba sus partidos con una intensidad fuera de lo normal, fustigando al contrario desde que el esférico echaba a rodar por el césped. Y así se plantó en la capital, dispuesto a hacer efectiva esta tendencia frontal. El once titular; Zubizarreta, Urkiaga, Liceranzu, Goikoetxea, Núñez, Patxi Salinas, De Andrés, Urtubi, Dani, Endika y Argote. Por parte del club blaugrana que dirigía César Luis Menotti; Urruti, Sánchez, Migueli, Alexanco, Julio Alberto, Víctor, Schuster, Rojo, Marcos, Maradona y Carrasco. El Bernabéu parecía San Mamés. El color rojiblanco inundaba las gradas y la afición ‘athleticzale’ hizo suyo el estadio suponiendo un 80% de la entrada total de aquella tarde, apoyando y gritando con fervor cada toque de balón de su equipo. La alegría no tardaría en llegar. Corría el minuto trece cuando, tras un córner botado por Argote era despejado por Schuster hacia la posición del jugador del Athletic, que colocaría el balón en la frontal del área donde Endika controlaría con el pecho para enviar con un zurdazo a la red.
El delirio pareció apoderarse de un ambiente que se empezó a encender dentro y fuera del campo. Con el comienzo de la segunda parte, el partido no tuvo más historia que la gran presión defensiva de De Andrés, Salinas y Urtubi, anulando a un rival que tuvo un par de oportunidades sin importancia. Se pasó a un cúmulo de patadas y juego duro por parte de los dos conjuntos después de una entrada Schuster a Urkiaga. Patadas, piscinazos, la devolución de objetos lanzados al campo por parte del jugador alemán y poco juego que quedará como una final deslucida en cuanto a lo deportivo, pero que será recordada cuando el colegiado Franco Martínez pitó el final del encuentro.
Fue entonces cuando Maradona, frustrado por la derrota, impulsó la batalla campal llena de furia y violencia que dejó un triste recuerdo del título rojiblanco. “El Pelusa” propinó un rodillazo en la boca de Miguel Ángel Sola, que tuvo que ser retirado en camilla, lo que encendió los ánimos encrespados de los jugadores que fueron a increpar y agredir al argentino, de nuevo en un enfrentamiento con Goikoetxea y Sarabia, transformándose en una tangana colectiva en la que Migueli lanzó una patada voladora a De Andrés y Schuster intentaba repartir todo tipo de puñetazos y golpes, Clos a Patxi Salinas, Dani había dado lo suyo a Sánchez, que fue retirado del campo... Incidentes que no lograron deslucir un hecho histórico por parte del Athletic. Con el capitán Dani levantando la Copa de campeones (la vigesimocuarta de su historia), el Athletic había conseguido el triplete (Supercopa incluida) y convertir así el sueño en realidad que hizo que una generación entera de aficionados volviera a cantar de nuevo el tan propiamente vizcaíno “alirón”.
Las celebraciones posteriores también forman parte de la historia del Athletic y del Botxo, cuando más de un millón de bilbaínos se reunieron para dar la bienvenida en masa a los héroes deportivos en un acontecimiento que marca la evocación y la herencia del amor incondicional por un equipo único. La Gabarra surcando las aguas del Nervión flanqueada por innumerables embarcaciones que la escoltaron hacia el puente de Deusto representa una imagen simbólica de ese orgullo hacia unos colores que conllevan la inculcación de valores éticos y deportivos de concepción excepcional. Fue el último título del Athletic hasta el momento, pero también el fin de una era futbolística que transformaría el deporte rey hacia otra dimensión que, exceptuada por casos puntuales, ha definido lo que viene siendo la rutina binomial, pues tras aquella liga el F.C. Barcelona y el Real Madrid se repartirían los once títulos siguientes.

domingo, 4 de mayo de 2014

Sam Fuller y la bandera

“Al decir “No me nombre la mierda de la bandera”, Edgar Hoover lo rechazó en mi presencia, en casa de Romannoff y con Zanuck. Negaba que un americano dijese, en plena guerra Fría con Rusia, “no me nombre la mierda de la bandera. Y Zanuck me dijo “tiene razón, quitaremos lo de mierda” Hoover se enfadó muchísimo: “sabes perfectamente bien que no es eso a lo que me refiero”. Y Zanuck se explicó de manera sencilla. Era su amigo, lo conocía. “Es un personaje el que habla y a ese personaje le importa una mierda la bandera. A él no le dice nada ¡Ninguna bandera! Tiene que ser ese personaje. De lo contrario lo que haremos será una película propagandística y nosotros no hacemos esa clase de películas”.
Samuel Fuller, sobre ‘Manos peligrosas’ (1989).

viernes, 2 de mayo de 2014

Bairon Rivera y la levitación

La acción de levitar significa el hecho de que una persona o cosa se eleve en el espacio sin intervención de agentes físicos conocidos. Existen distintas tipologías de levitación; la electrostática (como la gota de aceite creada por Robert Millikan), la magnética (debida a la superconductividad por causa del efecto Meissner), la aerodinámica, la acústica (debida a los efectos no lineales de las ondas sonoras de gran intensidad), la óptica y la antigravedad. Pero la pregunta es… ¿pueden levitar las personas? Sigue siendo un misterio que se remonta a siglos atrás, donde ya se hablaba de este proceso de suspensión de un cuerpo humano en el aire, desde los efectos sacros relacionados con la liturgia católica de apariencia milagrosa, como los casos de San José de Copertino o Santa Teresa de Ávila que se convierten en derivaciones de brujería y ritos de satanismo vinculados al Demonio cuando no se le reza al Santo Padre, como los hechos que llevaron a celebrarse el Juicio de los Demonios de Loudun, el espiritista Daniel Dunglas Home, los “hombres pájaro” del Tíbet o el yogui indio Subbayah Pullavar. En cualquier caso, el mundo del ilusionismo y la magia también ha tenido en sus números de fascinación este truco de levitar en el aire, desde Colin Evans hasta David Cooperfield. La histeria colectiva, la sugestión o el engaño podrían ser algunas de las explicaciones de este fenómeno que desafía a la ley de la gravedad de Newton.
La levitación es tema al que el fotógrafo conceptual Bairon Rivera le dedica una serie de instantáneas que reproducen, con todo tipo de detalles, esa sensación de ingravidez, mostrando varias personas flotando, emergiendo del suelo o a punto de caer a él. La brillantez imaginativa de la detención del tiempo y el espacio y la sensación que transmite es de lo más intrigante. Empapadas de un lirismo triste y surrealista, definen acciones como montar en bicicleta en el aire, deslizarse hacia la copa de un árbol, la suspensión en el vacío en diversos escenarios y hacia varias posiciones. Analiza de este modo una perspectiva sobre la volubilidad humana, acerca de lo frágil de los cuerpos, del estudio de los movimientos en contacto con la nada donde el control de la gravedad desaparece. Como si se tratara de una realidad alternativa que opera contra de las leyes de la naturaleza, Rivera propone esta espectacular galería fotográfica de personas y flotando con un título muy acorde a lo expuesto: ‘Levitation?’.
- Aquí tenéis la galería antigravitatoria de este artista de Maryland.
- También podéis ver su obra en Flickr.
- O seguirle a través de su Facebook.

jueves, 1 de mayo de 2014

El mundo del cómic dice adiós a Al Feldstein

(1925-2014)
Con la muerte ayer de Al Feldstein se va una de las mentes más privilegiadas dentro del mundo del cómic y una figura trascendental a la hora de valorar el humor y el cinismo de una época revolucionaria, uno de los pioneros de la mordacidad gráfica que supieron trascender barreras cuando se trató de agitar el panorama del noveno arte, de crear los llamados 'entertaining comics' o al ridiculizar a Estados Unidos, sus estratos social, política y cultural. A través de su incorporación a la mítica EC Comics de la mano de Bill Gaines, y junto a Harvey Kurtzman, fue todo un revulsivo del mundo editorial del tebeo en los años 40 y 50, con sus dibujos y unos guiones que asentarían las bases de generaciones posteriores que vieron en él un referente y paradigma en la orientación temática del tebeo.
Cómics tan prolíficos y de distintos géneros como ‘Tales From the Crypt’, ‘The Vault of Horror’, ‘Weird Fantasy’, ‘Weird Science’, ‘Frontline Combat’ o ‘Crime SuspenStories’ dispusieron una orientación lúdica, pero a la vez de atrevida exhortación intertextual de dobles juegos, como arma de reinvención radiográfica de la realidad, constituyendo un estilo desde el hábil manejo de la ironía distanciada de los formalismos, apelando a la inteligencia y a la conciencia del lector y orientándolo muchas veces y de forma soterrada hacia el desafío contra el racismo, el antisemitismo o la intolerancia. Sin embargo, la editorial sufrió su ocaso con la censura promovida por la instauración del Comics Code Authority, código regulador del contenido violento y político que impusieron los senadores Robert Hendrickson y Estes Kefauver.
Regresó en 1956 como editor de la revista de humor MAD, que siempre se vinculó con una constante metamorfosis de vanguardia, de cambio e innovación, con la influencia e importancia que alcanzó un éxito inmediato, revelándose como una necesaria publicación de cómic humorístico más allá de los superhéroes o del target infantil. Abanderada con la caricatura tópica de esa imagen hilarante del personaje icónico Alfred E. Neuman, un rostro popularizado en todas las portadas de la revista, durante tres décadas la revista ha supuesto una ventana a la reflexión desde la risa y la provocación, pasando por lo surreal y los característicos anuncios paródicos, sin perder el sentido crítico y codificando bajo su aparente banalidad sus guiños universales hacia temas políticos y sociales mediante dibujantes, guionistas y escritores de la talla de Don Martin, Antonio Prohias, Mort Drucker o George Woodbridge.
Estructurada en una corriente de pensamiento intencional camuflado en el absurdo, MAD siempre tuvo una inspiración con un claro propósito didáctico encaminado siempre a la finalidad de lo satírico, explorando los límites y batiendo récords de ventas, como en 1974, que llegó a distribuir más de 2,8 millones de copias. Feldstein supo orientar el éxito de la revista desde un carácter eutrapélico a otro mucho más mordaz y nada benevolente, atributo que convirtió a MAD en un emblema de la cultura pop.

miércoles, 30 de abril de 2014

Jeremy Mann: Del realismo urbanita a la intimidad impresionista

La obra del artista de San Francisco Jeremy Mann se efectúa sobre varios géneros que denotan un talento fuera de lo común, completamente genuino, concentrando en sus lienzos una miscelánea de misteriosa personalidad y perspectiva de captación sublime a la hora de iluminar con su arte ese universo de texturas en su prolífica obra. Dentro de ella abarca desde paisajes, estudios figurativos y, sobre todo, ese trazo vigoroso y distintivo a la hora de captar la vida en las grandes y emblemáticas ciudades con la riqueza atmosférica de un horizonte urbano despojado de clichés o reiteraciones paisajísticas. En sus cuadros, la disposición de las formas, a veces diluida en la lluvia o las luces de la noche, emerge un equilibrio lineal que captura la realidad sin pretender categorizarla, dejando que sea una belleza tranquila la que transmita, bajo sus formas abstractas y de claroscuros, un todo que evoque la vida urbanita en la que esconden miles de historias perdidas en el colectivo ajetreo y el bullicio de la ciudad iluminada por sus luces de neón.
Una forma de ver el mundo sin límites de un arte que no necesita pinceles para ilustrar su estilo, con tinturas, disolventes aplicados o efectos pedregosos definidos en el uso concreto del rodillo. En la complejidad dinámica de cada óleo, logra esa perfección en la caracterización visual de la vida en las grandes ciudades o del drama inquieto y solitario que despierta un retrato. Mann tiene la virtud de reflejar un estado de ánimo, contextualizar una expresión o un ambiente acuoso a través de la evanescencia intangible de lo que expresa. Un artista que diversifica su obra entre el realismo y el impresionismo y cuyas pinceladas evocan la cotidianidad de una ciudad o un instante captado en la intimidad de un tocador.
Os animo a que os adentréis en su página web y descubráis a este portento del arte moderno.

lunes, 28 de abril de 2014

Lunes de Aguas, tradición popular salmantina

Fiesta, jarana, algaraza y una buena cuota de zambra como evasiva para no trabajar. Absentismo español por excelencia elevado a la categoría de costumbre. Hoy se celebra en Salamanca un extraño gaudeamus bajo la denominación de Lunes de Aguas. ¿Qué es el Lunes de aguas? os preguntaréis algunos. Pues se trata de una celebración pagana (como no podía ser de otro modo) cuyas raíces históricas se encuentran en el siglo XVI y que actualmente se presenta convertida como fiesta única y exclusiva de esta bella ciudad charra.
El 12 de noviembre de 1543 Felipe II, con tan sólo dieciséis años, llegó a Salamanca para a desposarse con la princesa María de Portugal. En esta celebración católica y austera, la ciudad aprovechó el enlace y sus celebraciones de un modo excedente, llegando al cúlmen de la bacanal, el ocio y la diversión sin límites, dándose cita una plétora de vicios en la ciudad del Tormes en aquellos días posteriores. Fue entonces cuando Felipe II comprobó que la ciudad luminaria del cristianismo europeo, el dogma y la palabra se había convertido también el mayor burdel de Europa y la Sodoma y Gomorra occidental. En aquellos tiempos, además de las escuelas mayores, las bibliotecas, los patios de lectura y el ambiente cultural y académico que ha caracterizado al orbe salmantino desde tiempos immemoriales, coexistían insanas tabernas, bares de beodos sin cierre, lujuriosas casas de putas y un submundo de amancebamiento de toda índole. Un tiempo de ocultistas, buhoneros y feriantes, lavanderas, amas de llaves, ciegos enviciados, alcahuetas, de estudiantes noctámbulos, de ricos herederos y, por encima de todos, el mejor foco de prostitución del país.
Ante tanto libertinaje e impudicia, el estirado Felipe II dictó unas ordenanzas según las cuales las libidinosas mujeres públicas de moral distraída que habitaban en la Casa de Mancebía de Salamanca, debían ser trasladadas, durante la Cuaresma, fuera de los confines de la ciudad. A partir del Miércoles de Ceniza, las prostitutas eran obligadas a abandonar su residencia habitual y reasentadas al otro lado del Tormes. El Padre Putas, un clérigo muy famoso en la ciudad por su inmoralidad irreverente, era el encargado de amparar, custodiar y atender a estas mujeres de vida alegre, siendo el responsable de éstas. A partir de este edicto, las prostitutas de Salamanca dejaban la ciudad antes de comenzar el período del tiempo litúrgico de recogimiento y desaparecían de manera temporal, recogiéndose en algún lugar al otro lado del río. Pasada la Semana Santa, y con ella el periodo establecido, las rameras volvían a la ciudad una semana después de la celebración del lunes de Pascua. Este mítico día era una jornada de expectación por parte de la ciudad, que comenzó a celebrarlo como una tradición arraigada a la ciudad, ya que los estudiantes disponían una fiesta descomunal, en la que el alcohol en sus diversas variantes y la alegría que éste produce en el cuerpo hacían que todos salieran a recibirlas a la ribera del Tormes con gran júbilo y ansias carnales inhibidas durante las prohibiciones impuestas por la Iglesia. El Padre Putas (que se llamaba Lucas y que actualmente se ha convertido en el cabezudo más célebre de las fiestas charras) era el encargado de concertar el momento del advenimiento lúbrico y lascivo entre los estudiantes y las doctoras de la cátedra del placer.
Lo más insólito y significativo de todo el proceso es que, en cuanto llegaban las meretrices exiliadas, el descontrol, derivado del éxtasis etílico junto a la liviandad carnal y el sexo sin control, hacía que los estudiantes acometieran ‘in situ’ todo lo que sus cohibidos instintos necesitaban. En efecto, amigos, la celebración abandonaba la modreación y pasaba a ser inmensa orgía (con ‘gang bangs’ y ‘bukakes’ incluidos) a orillas del río Tormes que culminaba con un baño colectivo, todos ebrios, por supuesto.
Lamentablemente hoy en día no ejercemos esta entrañable y sana costumbre, pero seguimos celebrando el día en comuna, reuniéndonos con amigos y/o familiares, habitualmente en un entorno rural, compartiendo un “día de campo” y comiendo el típico hornazo salmantino, titánico nutriente condimentado a base de huevos, aceite, harina, levadura para la masa y un relleno de jamón, chorizo, lomo adobado y huevos cocidos, una de las exquisiteces tradicionales y exclusivas de esta ciudad que aportan una buena dosis de colesterol y ayuda a atenuar las excesivas ebriedades que se producen en un día como hoy. En definitiva, es una hermosa excusa perfecta para emborracharse y divertirse con los amigos abrazando la paganía y el sacrilegio. Como debe ser.
Y a eso hay que dedicar el día, queridos amigos del Abismo. Como cada año, esta tarde me dispondré a disfrutar uno de esos hornazos como el que aparece en la instantánea superior y que pertenece al arte culinario materno y a engullir varias cervezas como celebración de una festividad que acarrea el exceso como memoria a esta absurda tradición que no debemos perder.

viernes, 25 de abril de 2014

Dos décadas de la gesta que convirtió al Joventut en campeón de Europa

Esta semana se han cumplido dos décadas de un acontecimiento deportivo bastante significativo no sólo para los que amamos el deporte de la canasta, sino porque aquella gesta despertó algunas filias y admiraciones que lustraron a la que venía siendo una alternativa coherente a la comunión baloncestística nacional. Me refiero a la consecución de la Copa de Europa por parte del Joventut de Badalona, la mítica Penya, que en aquel año se consolidó como el mejor equipo del viejo continente. Al igual que mi conocida devoción por el Athletic encauza sus orígenes a una ligadura de linaje familiar, lo de mi pasión inextinguible por el club verdinegro responde a algo más baladí, pero no por ello menos importante en mi desarrollo como aficionado al baloncesto.
Desde muy pequeño, mi tendencia siempre fue proclive hacia el balón y el aro por encima de mi pasión hacia el deporte rey. A mí no me gustaba dar patadas a un balón, entre otras cosas, porque no era bueno. Nunca lo fui. Me parecía mucho atractivo y complejo el hecho de encestar, de mover el balón, de rubricar movimientos para dejar atrás al defensor y entrar a canasta o tirar desde cualquier ángulo. Enumerar todas las experiencias y grandes instantes que me dio el baloncesto durante mi infancia y, sobre todo, durante mi adolescencia, reviven en mi memoria como algunos de los recuerdos más felices de mi vida. A través de lo jugado y más que otra cosa, mediante lo vivido gracias a la televisión y multitud de revistas que aún guardo como oro en paño. El caso es que en 1983, mi padre trajo a casa un pijama que era negro y verde cuya marca coincidía con el sponsor de un equipo que, por entonces, ya me había encandilado en más de una ocasión. Fue cuando decidí que mi vinculación al Joventut Massana sería de por vida. Y desde entonces, así ha sido.
Dejando los fastos memorísticos de un nostálgico sin remedio, durante aquellos años los amantes del baloncesto disfrutamos de la progresión de un equipo destinado a obtener logros históricos. Durante mucho tiempo, el Joventut encabezó las apuestas como serio aspirante a todos los títulos que se le pusieran por delante. Durante dos temporadas seguidas se encumbró a lo más alto de la liga ACB, que correspondieron a las 1990-1991 y 1991-1992. Precisamente fue en esta última cuando el equipo de Badalona llegó a la final de la Liga Europea, hoy conocida como Euroliga, con grandes opciones de hacer un doblete que hubiera sido histórico. Era la época de los Jofresa (Rafa y Tomás), Villacampa, Mike Smith, Harold Presley, Corny Thompson, Ferran Martínez, Juanan Morales, Ruf y Jordi Pardo a las órdenes de Lolo Sainz. No hace falta recordar aquella fatídica tarde del 16 de abril de 1992 en Estambul, en la que el deporte mostró un doloroso castigo contra el destino de la gloria, escenificada en aquel triple mortal de Sasha Djordjevic que deshizo la magia, rompiendo el sueño de aquel partido infausto a favor del Partizán de Belgrado.
Sin embargo, hubo otra oportunidad. Dos años después y siendo subcampeón de liga, el Joventut (patrocinado por la bebida refrescante 7Up) se plantaba de nuevo en la final de la Liga Europea. Esta vez con otro escenario intimidatorio como es el pabellón La mano de Elías de Tel Aviv un 21 de abril de 1994. Lo había hecho ganando al Barcelona por 79-65 en las semifinales (previa durísima eliminación del Real Madrid de los correosos Sabonis y Arlauckas), mientras que el rival a batir sería el claro favorito de la época, el Olimpiakos en un disputado encuentro también fratricida cuyo pasaporte obtuvo al imponerse al Panathinaikos por 77-72. La plantilla no había tenido sustanciales cambios; seguían los hermanos Jofresa, Villacampa, Smith, Ferrán Corny Thompson y Morales como sustentáculo central del sistema de un Željko Obradović que fue el entrenador, precisamente, había dirigido al Partizán en la anterior final perdida y que había pasado una temporada bastante cuestionado en el entorno de la Penya. A ellos se le habían unido unos jovencísimos Iván Corrales, Dani Pérez y Alfonso Albert, que no disputaron ni un minuto en aquella memorable final.
El Joventut mostró dos rostros divergentes; en la primera parte, los verdinegros operaron con cautela buscando a Ferrán en el perímetro, ejecutando uno de los mejores partidos de su carrera. El Olimpiakos se apoyó en el poder reboteador de Tarpley y Fassoulas que, aun así, era incapaz de ver canasta. La segunda parte evidenció el miedo y el desacierto de ambos equipos, convirtiéndose en una rocambolesca batalla de fallos y nervios. Incluso Paspalj, que se había como máximo anotador de la primera parte, no lograba anotar. Sin embargo, aunque el Joventut lo intenta, el marcador se ponía cuesta arriba para los de Obradović cinco abajo (53-57 con un parcial de 18-14) a 6:40 del final del partido. Para colmo, Tomás Jofresa había acumulado su cuarta falta personal. Los fantasmas de Estambul acuciaban los ánimos del 7Up Joventut. Pero los de Ioannidis no volverían a anotar.
Hasta la finalización del partido, todo se sostuvo en un estado constante de suspense, al borde del infarto. Villacampa tirando una sandía que no tocó el aro para, en la jugada siguiente, jugársela de nuevo y anotar un triple. Dos por debajo con un 1:57 para alcanzar la gloria. Lo pasó después, disparó los pulsómetros hasta niveles de ataques nerviosos. Fassoulas yerra el tiro con cierta torpeza con la fortuna de que un balón muerto acaba en las manos de Ferrán que pone el balón en el mayor de los Jofresa para que inicie jugada y agotan la posesión hasta el que el balón sale fuera con sólo dos segundos en el reloj de tiro, que se aprovecha para pedir un tiempo muerto por parte del equipo verdinegro. Ferrán se encarga de lanzar un triple imposible desde una larga distancia que no entra pero que, prodigiosamente, acaba en las manos de Villacampa en un rebote estratosférico, dándole otros 30 segundos de posesión a la Penya cuando queda poco menos de un minuto. De nuevo logran armar otra jugada a punto de agotar el tiempo Ferrán logra hacer un reverso hasta media distancia que desbarata, cuando Mike Smith está a punto de palmear el fallo. Y otra vez, la defensa griega no reacciona y el propio Smith se lleva el balón con una destreza que bordea el milagro.
Y entonces… fue cuando se produjo aquélla jugada de raigambre épica y protagonismo inesperado. La destinada a escribirse con letras de oro en la gesta un club que en sus sesenta y siete años de entonces no había conseguido similar hazaña. Smith ve hueco y se interna hacia la canasta, que se cierra de repente con la defensa y la ayuda de Turpley, lo que hace reridigir la jugada hacia el exterior llegando la bola hasta Rafa Jofresa, éste ve escorado a Thompson que lanza un triple que entra limpio. Su primer y único intento desde la línea de 6,25. 59-57. El resto es historia. A falta de 18 segundos pasaron muchas cosas, pero nada detuvo una proeza que les correspondía a los badaloneses. Ni que Smith cometiera falta sobre Paspalj cuando quedaban sólo cuatro segundos y ocho décimas, ni que el jugador montenegrino fallara el uno más uno, tampoco que Rafa Jofresa evitara que el balón saliera lanzándolo a las nubes y que Tomic lo regogiera para lanzar casi desde medio campo y que Paspalj tuviera tiempo de volver a intentar tirar a canasta o en el sucesivo rebote sobre la bocina Tarpley también errara. La predestinación del triunfo había decidido que el Joventut se erigiera como campeón de Europa. No importaba la falta de calidad en el juego de una final recordada por estos emocionantes minutos finales y no por el pobre juego desplegado por los dos equipos a lo largo del choque. El 7Up Joventut cumplió un sueño e hizo sentir a millones de aficionados la ilusión de una noche inolvidable que centralizó su éxtasis en Badalona, convertida por una vez en la capital del baloncesto europeo que veía una temporada salvada por la victoria más grande jamás narrada.
Este próximo domingo, se rendirá un emotivo homenaje en el Pabellón Olímpico de Badalona antes del partido que enfrentará al FIATC Joventut contra Herbalife Gran Canaria, rememorando con la presencia de aquéllos trece protagonistas aquel título continental. Dos décadas después, los aficionados y ellos mismos celebrarán ese sentimiento verdinegro arraigado a un deporte que siempre ha sido representativo de la ciudad. Y lo harán a través de un vistazo al pasado en el que la Penya logró. Nosotros seguiremos mirando al pasado y sonriendo con aquella celebración que hoy cumple veinte años.

miércoles, 23 de abril de 2014

Joakim Noah, el inesperado mejor defensa de la NBA

El año pasado Marc Gasol fue nombrado Mejor Jugador Defensivo de la temporada de la NBA, recibiendo el prestigioso premio a la labor defensiva por completar una temporada en la que se licenció por completo en una competición tan dura y acabó por fraguarse como jugador franquicia y gran baluarte de los Grizzlies. Este año, Marc ha estado lesionado una buena parte de los partidos disputados por el conjunto de Memphis, que ha completado de nuevo una gran temporada por la consistencia con la que contribuye el pívot español y se ha clasificado, en un último suspiro, para disputar los ‘play-offs’. Sin embargo, otro hombre de poste ha recogido el testigo como mejor hombre defensivo del año.
El pívot titular de los Chicago Bulls Joakim Noah ha sido el elegido sobre otros jugadores como Roy Hibbert, DeAndre Jordan, Serge Ibaka, Andre Iguodala o LeBron James. Se trata de un cinco nato que recrea su juego en la incomodidad que genera en el contrario, procurando ralentizar las ofensivas rivales, sin una estética muy vistosa (sólo hay que ver cómo lanza los tiros libres o a canasta). Sin embargo, este año después de la lesión de Derrick Rose y el traspaso de Luol Deng, se ha echado el equipo a los hombros erigiéndose como el eje ofensivo de un equipo que jamás ha flaqueado en su competitividad, ejerciendo tanto de generador de juego como de referencia defensiva.
Su progreso y salto exponencial ha sido ciertamente ostensible, con unos números que no dejan lugar a dudas sobre su contribución a la mejora de un equipo que ha acabado tercero de conferencia ante las apuestas adversas; 12,6 puntos, 11,3 rebotes, 5,4 asistencias, 1,51 tapones y 1,24 de recuperaciones de balón han sido sus números a la hora de desplegar su potencial como un ‘point center’ de obligada referencia, más allá del rol recursivo que había significado en el esquema de Tom Thidodeau años atrás. Ha disputado ochenta partidos como titular. Todos los que ha jugado, configurando su progreso en la reinvención como jugador, súbitamente, sorprendiendo a propios y extraños, con la consecución de cuatro triples dobles en la temporada.
Y no sólo eso, sino que ha demostrado ser capaz de repartir más de diez asistencias en más de cuatro partidos, algo sólo al alcance de clásicos como Divac, Robinson o Brad Miller. Una reinterpretación de su papel de líder que ha asumido desde un hábitat proyectado en la toma de decisiones, en la capitalización del juego de Chicago, en su trascendencia a la hora de producir juego tanto defensiva como ofensivamente. Noah ha madurado adquiriendo una visión de juego que le han hecho crecer hasta llegar a ser uno de los jugadores más completos e importantes de la liga. Ahora mismo es uno de los pilares más importantes de la constante reestructura y reconstrucción de los Bulls. Veremos dónde está su techo. Y con él, el de los Bulls.

martes, 22 de abril de 2014

El adiós de Gabriel García Márquez

(1927-2014)
“En aquél Macondo olvidado hasta por los pájaros, dónde el polvo y el calor se habían hecho tan tenaces que costaba trabajo respirar, recluidos por la soledad y el amor y por la soledad del amor en una casa dónde era casi imposible dormir por el estruendo de las hormigas coloradas, Aureliano y Amaranta Úrsula eran los únicos seres felices y los más felices sobre la tierra”.
(‘Cien años de soledad’, 1967).
La muerte de Gabriel García Márquez ha trascendido con un golpe de efecto literario mucho más allá del esperado. Con su despedida se va una de las figuras identificativas y trascendentales dentro de las letras hispánicas como uno de los grandes clásicos de todos los tiempos, renovador de la novela hispanoamericana, capaz de universalizar con sus libros ese realismo mágico que generó su obra más conocida y una de las obras cumbre de la narrativa contemporánea. La novela ‘Cien años de soledad’, considerada una de las más representativas de este género y, tal vez, como su gran obra maestra, así lo manifiesta. De sus inicios como periodista nació un espíritu aventurero nutrido a base de viajes y trabajos por todo el mundo. En sus crónicas y artículos ya se podían intuir un talento para la escritura que fomentó nuevas formas de hacer periodismo.
García Marquéz supo imbuir sus novelas de una sorprendente capacidad para la fragmentación de la forma y el tiempo, dejando fuera de campo las circunstancias descriptivas para comprometer al lector a la reciprocidad con la narración, haciendo que la palabra esgrimiera su importancia como poderoso instrumento de comunicación. Un efecto de débito entre autor y lector que forjó esa especial conexión entre aspectos mágicos y la realidad impregnada de ironía y violencia, incitada desde un prisma de ambigüedad deliberada, con nostalgia hacia una historia impregnada de soledad y derrota, lo que le permitió identificar las circunstancias de un entorno inmediato con otro universo de entelequia literaria descrita en sus más grandes logros; ‘El amor en los tiempos del cólera’, 'El coronel no tiene quien le escriba’, ‘El otoño del patriarca’ o ‘Crónica de una muerte anunciada’, entre muchas otras.
Sin embargo, “Gabo” (como se le conocía hasta el paroxismo) siempre fue un controvertido testigo y cronista de ciertas tendencias políticas que despertaron animadversiones y antipatías, por ejemplo, el hecho de erigir su voz partidaria de la revolución cubana, promulgar su condición de socialista radical para ir progresando hacia tendencias de opacidad política e interesada en su acercamiento a grandes figuras políticas de gran relevancia, además de criticar el imperialismo norteamericano o la amistad fraguada a través de los años con Fidel Castro… García Márzquez podría definirse como un escritor ‘mainstream’ que durante largo tiempo saboreó el clamor de las alabanzas incondicionales de un público ciego ante su arte.
Pero lo cierto es que pocos escritores poseen una carrera literarias tan rica y prolífica como la suya, desde ‘La hojarasca’ hasta la publicación de ‘Memoria de mis putas tristes’ ha otorgado más de cinco décadas con la compleja condición de clásico en vida gracias a libros que se perpetuarán en la lectura a través de los siglos. Un iconoclasta que supo acariciar las palabras para que la literatura fuera una herramienta excepcional que desembrujara la realidad del mundo y hacerla más interesante y mágica. La inmortalidad de sus palabras y de su obra nos deja una impronta difícil de llenar.
D.E.P.