lunes, 10 de diciembre de 2007

Björk y Gondry, el reencuentro

En su esencia, Björk puede llegar a ser odiosa. La excéntrica personalidad de esta islandesa con rostro de desequilibrada y actitud de incongruente caprichosa rompe cualquier definición de estrafalario, en gran parte por un ego artístico desmedido y una forma de envolver su frágil figura que bordea siempre el más provocador ridículo.
La polémica artista, con una constante actitud por mostrar la imagen de su música en un entorno modernista, a veces ‘cyberpunk’, porcelanoso, encubierta bajo una imperecedera nebulosa de logrado misterio, enclaustrada en un psicodélico glóbulo de pretensión, es, sin embargo, una indiscutible transformadora y rupturista musical que ha logrado ir evolucionando en su propia dinámica vanguardista. Nadie puede negarlo.
Esta semana, ha sido noticia la nueva y esperanzadora reunión de la ex componente de Sugarcubes con uno de los visionarios más destacados del entorno audiovisual actual, Michel Gondry, con el que ya ha colaborado en seis ocasiones anteriormente (‘Human Behaviour’, 'Army of Me’, ‘Isobel’, ‘Hyperballad’, ‘Jóga’ y ‘Bachelorette’). Ambos vuelven a unir sus armas diez años después en el vídeo ‘Declare Independence’, perteneciente al disco ‘Volta’, que formula una defensa combativa a favor de las islas Feroe y Groenlandia, región y provincia autónomas respectivamente, del reino de Dinamarca. Una unión artística que aporta lo mejor de sus respectivos talentos en una singular experimentación sónica, colorista y visual.
Gondry, por otra parte, tiene pendiente el estreno de ‘Be Kind Rewind’, cinta protagonizada por Jack Black, Mos Def, Mia Farrow y Danny Glover que gira en torno a un empleado de un videoclub de barrio que se dedica, junto a un amigo, a realizar ‘remakes’ de todas las películas del establecimiento con la esperanza de no perder a los clientes.

Póster 'Los Crímenes de Oxford'

Este es el poster de 'Los Crímenes de Oxford', la nueva película de Álex de la Iglesia que se estrena el próximo 18 de enero.
A máxima resolución, aquí.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Review '[REC]'

Los miedos y los medios
Balaguero y Plaza han compuesto una extenuante experiencia experimental que camina entre el terror y la telerrealidad documental en una película completamente necesaria en el cine español.
En el entorno de la televisión actual, cualquier excusa es buena para hacer espectáculo de las miserias humanas. La manifestación explícita de este ‘modus operandi’ televisivo, extendido como un cáncer maligno en el ocio audiovisual moderno (sobre todo en España), se determina en su metodología, por captar, mediante todo tipo de sensacionalismos, lo que se ha dado en llamar ‘hiper-realidad’, género que no se puede incluir ni en lo informativo, ni en lo educativo, ni en lo real, ni en lo ficticio… Una fórmula que no muestra personajes, sólo personas reales, inmersas en historias presuntamente tomadas de la vida cotidiana. La clave del éxito está en el morbo que genera en el espectador, en la atracción malsana por el escándalo y la querencia que despierta la inmutable atención insana, compadecida o curiosa, pero también temible en su diagnóstico.
Más allá de afán informativo que parece abordar desde su comienzo ‘[REC]’ en esa reportera a pie de calle que sigue la vida de dos bomberos en una de sus actuaciones nocturnas en las inmediaciones de Barcelona con la corrupta esperanza de poder vivir en directo un acontecimiento impactante, la segunda película alalimón de Jaume Balagueró y Paco Plaza, aborda sin rubor la indecencia de los medios actuales, del ‘vouyerismo’ social y televisivo que triunfan en diversos formatos desde hace tiempo. A pesar de las suspicacias de McLuhan y del análisis genérico, de fondo y de forma, de este sensacional filme, los dos directores (también guionistas en conjunción con Luis Alejandro Berdejo) no dejan la oportunidad de mostrarse cínicos al exhibir la hipocresía y falsedad de aquéllos que saben que una imagen impactante es lo que vende, a pesar de ésa última e innecesaria frase que cierra la película que conlleva la esencia de ferocidad que despliegan este tipo de supuestos periodistas sin ningún tipo de deontología profesional.
La premisa de ‘[REC]’ parte de plantear el cine de terror como paradigmática muestra del tan de moda formato de ‘España Directo’, en el que la atadura de la información siempre depende de la colisión con la realidad transformándola en espectáculo, para jugar a mostrar personas reales, llevando sus intereses a una supuesta autenticidad, aunque sea solo aparente, en una alarde de verosimilitud que ayude a contar una historia de forma diferente. De ahí que la estética sea muy televisiva, semidocumental, ciñendo la imagen al tono de grabación de reportaje; con giros de cámara al hombro, interferencias, elipsis visuales y sonoras, planos con visión nocturna… que, gracias a la gran aportación del director de fotografía Pablo Rosso, capaz de agotar todos los recursos posibles en su fabulosa contribución visual, compone una prodigiosa intensidad y tensión que pocas veces decae, aumentando la dosis de ritmo irrefrenable, de velocidad e inmediatez.
En ese sentido, ‘[REC]’ no inventa nada. No es comprensible que sus autores renieguen de las comparaciones con ‘The Blair Witch Project’, ya que ambas comparten la misma “innovación” cinematográfica, así como los planteamientos, por mucho que Balagueró y Plaza persistan en equiparar su ideología narrativa a conceptos como “terror en directo”, esencia de ‘reality shows’ o vídeos de YouTube. También es cierto que en esa paridad y semejanza casi todo el mundo está olvidando que, antes de ‘The Blair Witch Project’, existieron cineastas que probaron emprendieron otros viajes a lo que se conoce como “ficciones reales’, como lo fue el género ‘mondo’ de Gualtiero Jacopetti, Ruggero Deodato, Paolo Cavara… Por lo tanto, ‘[REC]’ está igual de cerca en tentativa visual a ‘Holocausto Caníbal’ que a la película de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, con un colofón final, alejado eso sí por los géneros en que se inscriben, prácticamente idéntico a la del truculento clásico italiano. Lo que da ese céfiro de grandeza a esta propuesta terrorífica no es la miscelánea de realidad y ficción, de terror y ‘zombies’, sino el carácter experimental, la espontaneidad del proyecto, que aproxima sus bases de sinapismo genérico a un ambiente cotidiano, sencillo y directo, sin ningún tipo de alarde ni concesión a otra cosa que no sea la búsqueda de la desazón del público. En definitiva, al puro entretenimiento.
Balagueró y Plaza no dejan pasar la oportunidad de ostentar su habitual aplicación de la sordidez y el sufrimiento en su estudio de los resortes del cine de terror, en una incesante búsqueda de la difícil sensación de agobio y desasosiego en la excelente representación de un terror en primera persona que vincula al público al objetivo de ese ‘cameraman’, sin desprenderse ni un momento de él ni del rostro de la periodista y los vecinos de ese edificio en cuarentena por un desconocido y peligroso virus. Una vez que se ha destapado la clave, el género de ‘zombies’ en conjunción con esta particular subjetividad de visualización, ‘[REC]’ no esconde sus visibles concesiones a los dominios del género al que tratan, recurriendo muchas veces al prototipo (de ahí que se hable de un más que lógico similitud a la saga de ‘28 días después’, de ‘Amanecer de los Muertos’ o toda la retahíla de títulos de este subgénero tan de moda).
Si por algo se desmarca este exitoso ejemplo taquillero de todas sus predecesoras es por el sentido del humor y atrevimiento con el que se ha llevado a cabo, que desmarca la trascendencia con la que, en parte, está vendido el filme en su atracción comercial para el gran público; en esa irónica y acertada descripción de la representativa comunidad de vecinos, en el poco esfuerzo al que se llega por establecer fronteras entre realidad y ficción o en la prevención por mantener la imparcialidad de lo grabado, pues no se trata de una grabación íntegra en directo, sino de un trabajo para ser montado, así como la duda final que pueda asaltar a quién piense un poco en cómo estamos viendo esta cinta después de su desenlace. No importa. Y sus directores lo asumen. ‘[REC]’ no abdica en el tópico, pero apela a él cuando es irrevocable. Por supuesto, y de manera inteligente, tampoco hay música que acentúe la atmósfera de terror, pero a cambio, el departamento de sonido está cuidado al máximo, haciendo del filme una reformulación del efectismo sonoro a base de estudiados golpes de efecto, gritos o frases exactas que ayudan a la consecución de éter malsano y elevado dentro de los propósitos de sus realizadores.
El único gran problema deviene en la descompensación de las interpretaciones. Mientras que Manuela Velasco, a veces en exceso histriónica pero comedida y bordando su papel de periodista implicada al máximo en el extraño suceso que acontece, se muestra en todo momento convincente con su personaje (así como la pareja de ancianos interpretada por Manuel Bronchud y María Teresa Ortega o las buenas aportaciones de Carlos Vicente y la niña Claudia Font), la propuesta pierde mucho de su inicial encanto con la forzada actuación de un segmento del reparto que no consigue hacer creíble su rol de personas anónimas que no actúan ante la cámara. De ahí que gente como Vicente Gil, Maria Lanau o Carlos Lasarte fuercen demasiado sus registros actorales en detrimento de una cinta que va descubriendo paulatinamente sus mejores bazas narrativas hacia una conclusión en la que lo que menos importa es si la actitud por sobrellevar la realidad a las pantall es creíble o no, puesto que la montaña rusa que espera al público desborda por su eficacia adrenalítica y su pulso narrativo saturado de brillantez y energía. Por eso, metidos en el desenlace, es obvio que a los autores del guión se hayan dejado llevar más por la fantasía paranormal que por la lógica dentro de una conclusión tan confusa como impactante en la historia de la Niña Medeiros y su desarrollo en ese ático mortal.
‘[REC]’ es así una experiencia necesaria y extrema, indefinible y extenuante, que juega al máximo sus cartas sabiendo definir lo que ambos cineastas se traen entre manos; un entretenimiento absolutamente fascinante que evidencia que un filme de bajo coste puede convertirse en un taquillazo. Por eso, esta obra es un ejercicio que insta a probar nuevos medios en una cinematografía nacional que demanda títulos como éste.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Hombres de Deshonor

Como la Camorra en Nápoles o La Ndrangheta en Calabria, en Salamanca tenemos nuestro particular mafia que tiene que ver más con la acepción del término ‘miseria’ que aquella frase acuñada en los principios de estas organizaciones que venía a rezar “Morte alla Francia, Italia Anella!”. Y es que el acalde de esta ciudad, el polichinela que se autoerigió como adalid del Archivo Histórico y lo utilizó como escudo protector y excusa para su campaña electoral, actúa también como brazo ejecutor en la salvaguardia de los objetivos en beneficio de su propia ‘Famiglia’, bien sea para sí mismo así como para un grupo de constructores a los que perdona deudas al Ayuntamiento con cifras mareantes.
Mientras, para paliar estos deslices de sablista y como reflejo de su mala gestión al cargo de una alcaldía que siempre le ha venido grande, el cacique del Lado Oscuro abusa de los ciudadanos robándoles un poquito más (como hacen todos los políticos, pero en una actitud insolente). Así, este autócrata de medio pelo pretende subir las tasas de la recogida de basura un 35%, incrementar el 84,25% el bonobús, el 14% en la depuración del agua, plusvalías hasta el 34% y de 45 euros en el IBI… ¿A quién perjudica esto? Como siempre, en este tipo de decisiones unilaterales y despóticas, al ciudadano humilde, a las personas mayores, a los que tienen que pagar de su bolsillo los caprichos endogámicos del alcalde del bigote con ese aire a lo ‘Julian Muñoz’, personaje al que no le anda a la zaga éste.
Ayer la ciudad salmantina se congregó, por segunda vez en quince días, para protestar por el abuso arbitrario de esta situación. Ayer, 50.000 personas salieron a la calle haciendo que la Plaza Mayor de la ciudad se quedará pequeña. La indignación tiene voz popular. La tiranía calla y actúa en silencio. Es el caos de un dinero, que se cuenta hoy en decenas de millones de euros, despilfarrado en multas sin cobrar, juicios perdidos, caprichos del propio Lanzarote y gastos en publicidad partidista durante las últimas elecciones.

viernes, 30 de noviembre de 2007

Review 'Michael Clayton'

Juego de intereses
El debut de Tony Gilroy es un ‘thriller’ temperado que evoca al cine denuncia de los 70 al proponer un viaje a las dudas éticas de un personaje inmerso en un entorno que menosprecia la ley y la justicia.
Bajo el auspicio de Steven Soderbergh, Anthony Minghella, Sidney Pollack o el propio George Clooney, Tony Gilroy ha debutado tras las cámaras después de una brillante carrera como guionista que tiene como colofón la más que interesante ‘Saga Bourne’. Para esta su primera película, Gilroy se ha decantado por un género que conoce bien, el ‘thriller’ que apunta a la frialdad visual de la saga protagonizada por Matt Damon y al adeudo ideológico que tanto le gusta a Clooney. ‘Michael Clayton’ comienza como acaba, en la narración retroactiva de un dilatado ‘flashback’ hacia las últimas 96 horas de un hombre sin escrúpulos que trabaja para un bufete de Nueva York con el cometido de arreglar las situaciones más comprometidas de la manera más limpia y rápida posible. Es lo que se conoce como ‘fixer’ o mediador, un solucionador de problemas que se ocupa, en este caso, de Arthur Edens, un letrado que desequilibra su comportamiento cuando descubre que la prestigiosa multinacional agroquímica a la que ha defendido a lo largo de seis años ha ocultado a los ciudadanos que uno de sus productos estrella era altamente cancerígeno. La aprensiva conducta del abogado expondrá los intereses de la multinacional y la de su bufete, instante en el que Clayton será llamado para hacer su trabajo. Por supuesto, Clayton se verá atrapado en una encrucijada moral entre lo que exige su trabajo y la lealtad a su empresa o la fidelidad a su amigo y los dictados de su propia conciencia. Es la diatriba moral que envuelve una trama de ambigüedades que rodean a personajes despersonalizados, que actúan como marionetas según intereses, menospreciando la ley y la justicia, abandonando la conciencia moral al amparo del dinero y el poder.
El personaje protagónico de Clooney es un antihéroe despojado de cualquier atributo heroico, inmerso en una trama conspiratoria bifurcada sobre dos ejes determinados, el relacionado con la intriga desatada por el enloquecido Edens y, por otra, la vertiente personal y reflexiva del protagonista principal, que va desgranando su personalidad con pequeños retazos, mostrando a un hombre afixiado, en un momento crítico de su vida, enfrentado a unos principios éticos que colisionan de lleno en la utopía quijotesca de un fiero abogado cansado de mentir y manipular a la gente para el bufete en el que trabaja regido únicamente por el dinero.
Es en ése punto donde el filme de Gilroy se desmarca de cualquier formulismo que evoque a los ‘thrillers’ de acción de denuncia de los 70, más allá del propósito atmosférico y argumental, como un ejercicio de empirismo moral que apela a la conciencia social, mientras planeta disyuntivas éticas y morales en el personaje principal a lo largo de la contemplativa observación de la vida del mediador, de su manipulación y juego sucio, en la su supervivencia de sus propios defectos. ‘Michael Clayton’ es un viaje personal en el que los demás personajes son peones que interpelan subjetivamente la verdadera identidad estructural de ese enigmático hombre algo antipático dentro del juego narrativo.
La cinta desgrana en el camino una fría delación sobre la deleznable impureza con la que las grandes corporaciones manejan el mundo moderno, pisando al ciudadano en su camino, sin escrúpulos de ningún tipo a la hora de evitar responsabilizarse de los graves errores que cometen. Es como un cáncer extendido y normalizado que anida en los gabinetes de abogados, en los peces gordos de la alta sociedad, en los políticos, en los Gobiernos y, sobre todo, en sus consejeros legales, que actúan a espaldas de los poderosos para salvaguardar los intereses comunes. Buitres, en definitiva, de las manos que manejan los hilos de las títeres de la sociedad capitalista. Una sociedad, la actual, mostrada de un modo tristemente realista dentro del filme, donde el bien y el mal han pasado a ser abstractos términos sin definición concreta.
Gilroy planeta un desafío inteligente, absorbente en su contenido, adoptando una insondable frialdad en su forma, en la perspectiva con la que se mira a unos roles dentro del mundo de inclemencia profesional, que tiene el lógico contraste residual de la Saga Bourne, con la que Gilroy se ha consolidado definitivamente en Hollywood, manteniendo una falsa distancia respecto a los personajes mediante su realización lánguida y metódica, que desestructura la lógica linealidad de la acción en función del interés progresivo del suspense, en una conseguida dosificación que a veces parece fluctuar con especulación, con la dilatación innecesaria del metraje, pero que reivindica en cambio su poderosa narrativa austera e impasible ante cualquier tentativa de sensacionalismo. Gilroy aporta con ello una densidad atmosférica de tajante sobriedad en una trama en la que la enjundia viene dada por el énfasis de la palabra y no por la acción, aprovechando así la intensa capacidad de un George Clooney inmenso y ubicuo, así como a sus extraordinarios intérpretes secundarios Tom Wilkinson, Sidney Pollack y Tilda Swinton. Es otra paradigmática variante de cine negro, género en el que el guionista es un versado conocedor.
‘Michael Clayton’ acaba, no obstante, con una moraleja final, con el ánimo (eso sí, pesimista) combativo ante las injusticias, con la redención enfrentada en un cara a cara a los poderosos que reivindica su papel del individuo en la sociedad, con una oportunidad de escupir a las iniquidades de un sistema controlado por este tipo de multinacionales que utilizan el terrorismo corporativo para encubrir a personalidades más relevantes dentro de la política y diversos medios de poder, algo que aquí se obvia por completo, lo que resta mayor contingencia y valentía a la propuesta.
No obstante, la intención de Gilroy queda clara en una finalidad que remite a los discursos acerca de los peligros de las corporaciones que llevaron a cabo Galbraith o Noam Chomsky, a la denuncia sobre el dominio y el control de la población, desvinculándola de la verdad. Un universo de tiburones en el que las relaciones de poder entre empresas, entre las grandes compañías que dominan el mundo, son capaces de asesinar a importantes piezas en un juego de ajedrez sometido al interés y al dinero sin tener en cuenta ningún principio moral. El filme de Gilroy, simplemente, refleja la sociedad en la que vivimos.
Miguel Á. Refoyo "Refo" © 2007

miércoles, 28 de noviembre de 2007

¡¡Es él!!

Posiblemente todos las hayáis visto ya. Posiblemente, parezca una excusa perfecta para dejar un post y actualizar el weblog. Sin embargo, siempre hace ilusión observar al héroe por antonomasia y saber que en siete meses volverá, bajo las eternas notas de John Williams.

martes, 27 de noviembre de 2007

El nuevo anuncio de Freixenet, por Martin Scorsese

Viendo el nuevo anuncio de Freixenet, uno se pregunta si en realidad en esa apuesta de los directivos de la empresa de cava se ha acertado en el arriesgado envite al concederle al último ganador del Oscar y clásico entre los clásicos del cine contemporáneo, Martín Scorsese, la libertad necesaria para hacer un ‘spot’ sin concesiones a la reiteración. Los anuncios navideños se nutren de ese aire ñoño, de familiaridad, alegría, fanfarria, esperanza y buenos propósitos de cara al año que se avecina. Por eso, Freixenet siempre ha apostado por el lujo y el boato de rostros conocidos que, en el último plano, se giraban a cámara para pronunciar la eterna frase “Felices fiestas con Freixenet”.
Vale, hasta ahí todo claro. Scorsese ha renunciado a cualquier formulismo y ha creado una obra maestra en formato de cortometraje, ofrenda impecable al maestro Alfred Hitchcock, con una admiración y una meticulosidad asombrosas. En el spot (que dura lo que un corto convencional), podemos evidenciar que el director neoyorquino ama tanto el cine del gordo inglés, que ha sabido extirpar la vida y esencia, el énfasis emocional y estético de los 50, la magia cinematográfica y el imposible sortilegio del Maestro del Suspense. ‘La Clave reserva’ es una maravilla digital que se aleja tanto de los arquetipos navideños que parece cualquier otra cosa antes que un anuncio, en una pequeña y enigmática historia que narra la búsqueda de una llave que abra la caja de Carta Nevada durante una representación en el Carnegie Hall Es la nueva lección de nostalgia de Scorsese, de su devoción por el cine, por los clásicos, por Bernard Herrmann, por la intriga y el clasicismo, por ésa trasgresión de la apariencia y la realidad que une el cine del genio británico y el maestro Scorsese.
Se aleja tanto de sus antecedentes que uno se pregunta dos cosas. Primero, cómo van a guillotinar esta maravilla cuando se emita en televisión y de qué forma truncarán su condición fílmica. Han asegurado que extraerán algunos planos que darán como consecuencia los dos ‘spots’ navideños de Freixenet. Segundo; cómo se les habrá quedado el cuerpo a los grandes directivos de Freixenet al ver el resultado final, anti-navideño, pieza de orfebrería moderna que renuncia a los tópicos de estas fechas venideras y que radicaliza en exceso la idea de cambio de estrategia publicitaria para presentar su tradicional anuncio.
Puede que fuese su intención, pero Scorsese ha rebasado el límite de esa buscada inspiración en la marca para realizar una película corta para crear una delicia visual atemporal, que poco tiene que ver con los designios de la marca catalana hasta la fecha.
Esperemos por ello las reacciones del público ante uno de los comerciales más esperados del año.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Review 'Lions for Lambs'

Disertación sobre el compromiso antibelicista
Redford, paladín de la crítica ‘anti-Bush’, expone con acierto un llamamiento social a la Norteamérica indiferente a la Guerra de Irak, buscando el didactismo crítico que muestre la falsedad de una sociedad anclada en el bienestar.
Resta un año y unos meses para las elecciones presidenciales estadounidenses y Hollywood empieza a posicionarse en contra de los republicanos con una retahíla crítica de filmes que escrutan con detallismo las oquedades políticas y éticas de la guerra de Irak y Afganistán, poniendo en evidencia la actitud gubernamental yanqui en relación con su intervención bélicas en estos países. A lo que hay que sumar la confrontación internacional con el gobierno de Geroge W. Bush, extendida ya a un gran sector de la población norteamericana. ‘Redacted’, de Brian De Palma, ‘Grace is Gone’, de James C. Strouse, ‘Regreso al infierno’, de Irwin Winkler, ‘En el valle de Elah’, de Paul Haggis e ‘Imperial Life in the Emerald City’, de Paul Greengrass se unirán a esta ‘Lions for Lambs’, último filme de Robert Redford que se sitúa en este actual cine de militancia comprometida, de ideología liberal, que trata de poner en evidencia los cenagosos lucros geopolíticos y económicos que protege el actual régimen político de la Casa Blanca.
Si fueron los documentalistas, Michael Moore y Deborah Scranton, los que comenzaron a instar al voto apoyado en la izquierda americana como última esperanza para defender la democracia frente a la iniquidad de esta administración, parece que la gran industria del cine está dispuesta a criticar las circunstancias políticas con incómodos mensajes ‘anti-Bush’, amparando el enjuiciamiento de una Guerra que está en activo, algo que no sucedía desde Corea, cuando la cinematografía hollywoodiense instaba a la propaganda y el favor popular del conflicto que dividió el país asiático. Un hecho antagónico a la nueva hornada de estas citadas películas bélicas. ‘Lions for Lambs’ es el ejercicio discursivo de un hombre concienciado con el tema como lo es el veterano Robert Redford, director del Festival de Sundance y paladín acusador contra las altas esferas de la política norteamericana. Tanto es así, que su próximo proyecto como director, incidirá en esta pertinaz ofensiva política: ‘Against All Enemies’, una exposición sobre la gestión de la administración Bush de la amenaza terrorista de Al Qaeda desde los atentados del 11-S.
Bajo una ejecución estructural y esquemática, con una puesta en escena convencional, Redford adapta el guión de Matthew Michael Carnahan apuntalando su invectiva incursión en la política exterior estadounidense desde cuatro frentes desde los que se observa el conflicto de Afganistán; el político, el periodístico, el académico y, por último, el militar. Dentro de estos términos, como si de una obra de teatro se tratara, Redford reduce los espacios y los excelentes diálogos a las relaciones que se establecen entre los distintos personajes y sus perspectivas ante el hecho, desde el poderoso senador republicano, sofista y manipulador (representante perfecto de cualquier político del mundo), que trata de vender la esperanza de la victoria bélica con una nueva estrategia militar a través de una acreditada periodista televisiva dubitativa entre su pretérito progresista y el compromiso conservador de su cadena, al profesor veterano que no duda en recurrir al proselitismo con un estudiante tan sobresaliente como apático y cínico con el compromiso ideológico… hasta llegar a dos estudiantes, uno afroamericano y otro mexicano, que ven en el alistamiento una manera segura de comenzar una carrera universitaria sin condicionamientos económicos, luchando por su país y por su futuro.
En el trayecto, donde los vínculos entre los personajes y sus respectivos discursos van intercalándose, se produce un lógico enfrentamiento entre la teoría y la praxis, entre las dualidades de opiniones que se establecen en el juego; entre la manipulación mandataria y la conciencia popular, entre la actitud de cambio, entre las dudas ideológicas y la apatía social establecida en una juventud que, al contrario que en la Guerra de Vietnam, ha optado por la cómoda indiferencia desanimada ante los acontecimientos, sin levantar ningún tipo de voz de crítica. Y es que ésa analogía entre ambas guerras se hace constante en el filme de Redford, igualando los dos conflictos en su patriotismo inmundo y el afán de beneficiarse políticamente con la muerte de soldados que, como se especifica en el filme, son aquellos a los que las altas esferas gubernamentales ignoran por su condición social, pero que son los primeros en verse inmersos en un conflicto (en este caso Afganistán) del que no conocen las verdaderas razones militares, pero que no responden a la idea de una lucha por la libertad.
Por eso, ‘Lions for Lambs’ destaca en su honestidad casi teologal a la hora de exponer su manifiesto antibelicista, que alza la voz contra un Bush que ha fundamentado su política en el miedo y la incertidumbre, sin olvidar el lugar de los medios de comunicación en la guerra contra el terrorismo en una guerra que mezcla presente y pasado sin diferencias, en la que se están cometiendo los mismos errores y atrocidades dentro de un campo de batalla sin sentido.
Una lección de compromiso, donde destaca, muy particularmente el trío formado por Redford, Meryl Streep y Tom Cruise(éste en especial), los cuales aportan algunas de sus mejores interpretaciones en sus respectivas e inabordables filmografías, comprometidos hasta el final con el mensaje del filme, con tal grado de implicación que sorprende el realismo de sus excepcionales creaciones. ‘Lions for Lambs’ deja ver cierta contrición inmutable dentro de su crítica y que, pese a que es indulgente con su discurso, buscando el didactismo que no enturbie su claro intención de crítica, refleja con acierto la falsedad de una sociedad anclada en el bienestar, acostumbrada a que las noticias de relevancia moral pasen imperceptiblemente en un letrero de una exclusiva sensacionalista, así como la prioridad en el argumento del servilismo de algunos periodistas, del cinismo arrogante de los políticos o de aquellas personas que fueron combativas y críticas, pero que, sin embargo, han acabado en la comodidad de aquellos que no se involucran.
Redford sabe en todo momento que su última película puede llegar a ser demasiado idealista en su exposición de ideas progresistas, algo caducas para los tiempos que corren, no obstante tampoco olvida la crítica concienciadora de un personaje (la periodista Janine Roth), otrora soñador y contestatario, que vislumbra que aquellos lugares en donde se sublevaron con manifestaciones contra las injusticias, ahora permanecen vacíos, sin voces de reprensión, concluyendo el filme con otro, el joven estudiante Todd Hayes, que se encuentra ante dudas similares pese a su inexperiencia, dejando un paradigmático final abierto que obliga al espectador a hacerse preguntas. Y es ahí donde reside la mejor consecución del sugestivo filme de Redford.
Miguel Á. Refoyo "Refo" © 2007

miércoles, 21 de noviembre de 2007

El adiós de uno de los Grandes Genios de la Cultura

En el momento de la muerte de Fernando Fernán-Gómez, uno se detiene a capturar fugazmente todos aquellos momentos imposibles de repetir que ofreció este huraño y erudito hombres de Letras, de Cine, de Teatro… del Arte en su concepción máxima; ‘Balarrasa’, ‘Botón de ancla’, ‘Las bicicletas son para el verano’, ‘El mar y el tiempo’, ‘El ascensor de los borrachos’‘La Vida por delante’, ‘El Anacoreta’, ‘Mi hija Hildegart’, ‘Ninette y un señor de Murcia’, ‘Belle Epoque’… las memorables y magistrales obras maestras de nuestra cinematografía ‘El extraño viaje’ y ‘El viaje a ninguna parte’ y muchas otras obras teatrales, literarias y cinematográficas que se escapan en la memoria de lo imprescindible, como la figura del que ha sido y será, probablemente, el mejor actor que haya tenido España, pero también de una figura indefectible dentro del Séptimo Arte en toda su Historia. Sus portentosas interpretaciones rebasan cualquier elogio posible, por su inagotable capacidad para dar vida con absoluto realismo y versatilidad a cualquier carácter que se le pusiera por delante, con sus inconfundibles rasgos, con su omnipotente voz que hizo de su expresión una virtud absoluta, sin llegar jamás a la afectación del histrionismo y sin forzar sus impresionantes interpretaciones, exactas, estilizadas, sin lugar para la duda sobre sus aptitudes ya fuera en comedia o en drama, en teatro o en cine.
Fernán-Gómez llevaba varios años compartiendo espacio con los Grandes Dioses, con los Creadores de talento inaccesible para los terrenales aspirantes a lo que él siempre fue; un genio superlativo con una obra artística que excede toda evaluación. El viejo cascarrabias de pelo rojo, de carácter agrio y distante en público, cercano y afable en el ámbito privado, ha sido una de las personalidades más importantes dentro de la cultura española de la segunda mitad del Siglo XX, pues el sello indeleble de la sabiduría y el talento heterodoxo e inquieto del totémico autor se hace necesario a la hora de definir y adorar a las personalidades que lo merecen. Y Fernán-Gómez era uno de ellos.
Adjetivar su persona dejaría términos como vanguardista, satírico, disidente, cínico, existencial, paradójico, marginal, fustigador, clarividente, sentimental, dialoguista… Un cirujano de la dialéctica y un profundo conocedor del discurso. Supo ofrecer la vena crítica en el desarrollismo, paliar las ansias de crítica durante la dictadura, reflexionar sobre la vida humana en un entorno más positivista que escolástico y aportar al humor y al drama la circunspección y humanidad que ambos géneros necesitan para resultar eficaces.
Descanse en paz, maestro Fernán-Gómez.

martes, 20 de noviembre de 2007

Versiones cartelísticas

El proceso de decisión de carteles de cine, de la imagen promocional y comercial de un filme se segmenta en varias opciones de las cuales sólo una será la que represente a la película en las salas. La importancia de las estrategias de marketing se ha cristalizado en mensajes secuenciados, en ‘teasers’, en precarteles y despliegues gráficos de todo tipo. El efecto visual, la idea que transmite, la evocación intencional, la elaboración gráfica o los designios simbólicos proponen muchas veces alternativas muy difíciles de seleccionar para designar la composición final, determinando el ‘elegido’ entre las diversas versiones que después aparecerá en prensa, autobuses, lonas, ‘pressbooks’, postales…
Otros, sin embargo, quedan en un segundo plano, muchas veces de forma arbitraria, destinados a las páginas web, a los afiches, al catálogo de arte en forma de interesantes galerías gráficas. Gracias al ímpetu internauta del diseñador Cristóbal Garrido (que ha sido la persona que ha llamado mi atención por este ‘site’), podemos darnos una vuelta por la compañía americana ICONISUS, donde Stephan Lapp y Emrah Yucel, ejemplo de este tipo de empresa dedicada al diseño cartelístico del entretenimiento visual (películas como ‘Kill Bill’, ‘Yo Robot’, ‘Chicago’, ‘Cold Mountain’ y series de la talla de ‘Los Soprano’, ‘Dead Wood’, ‘Carnivale’, ‘Entourage’, ‘The Wire’...), así como a la imagen corporativa, diseño de webs y murales de carácter cultural, lleva dos décadas diseñando algunos de los posters y trabajos publicitarios más notables de los últimos años.