martes, 16 de mayo de 2006

Sensacional regalo: Basura postal

Ampliar aquí.
Ayer por la tarde, después de disfrutar de ‘Slither’ (de la cual daré buena cuenta a lo largo de la semana), llegué a casa como un día cualquiera, con el nuevo ‘Dirigido por…’ Especial Aventuras en la Mar debajo del brazo y me dispuse a abrir el buzón. Entre la publicidad de algunas grandes superficies comerciales y supermercados, otra de cerrajeros y algún que otro periódico gratuito, había un acuse de recibo con el distintivo ‘MensaExpress’, que anunciaba el siguiente texto “Espera recogida el artículo remitido a su nombre sin cargo alguno por Interprom. Avisamos para su recogida antes de 48 h. llamando al teléfono indicado. Gracias”.
¿Y cuál es el regalo? Supuestamente, un sistema de cine en casa Dolby Digital Stereo, con portes pagados y con un número de referencia. Todo muy real. Con apariencia de certificado postal. Como en esta vida nadie te regala nada, me dio por leer el reverso. La letra pequeña casi no se podía leer, estaba distorsionada y diluida para evitar que sea casi imperceptible a los ojos de cualquiera que no lea con lupa. Una sucia maniobra que deja claro hasta qué punto llega la mala hostia de estos timadores comerciales con tal de soltar la típica charlatanería que no le interesa a nadie. Por supuesto, el teléfono de contacto es un 902 en el que, por lo visto, te ofrecen una simpática y fastidiosa perorata.
La intención de este tipo de empresas fraudulentas es que vayas a engullir una soporífera monserga sobre vete a saber qué promoción, charlas interminables de tres o cuatro horas con un único designio: vender la moto. Unas veces ofertando vacaciones, otras enciclopedias, en algunos casos colchones… Todo, a cambio del ‘oro y el moro’; sistemas de cine en casa dolby stereo, reproductores dvd, televisiones último modelo, tarjetas regalos de El Corte Inglés, Playstations, bonos en hoteles de lujo… Regalos que, obviamente, nunca llegan a materializarse porque el sueldo del pobre inocente que acude a estas charlas no se corresponde con las expectativas de la encuesta.
Por supuesto, no descubro nada nuevo, ya que este tipo de farsas están a la orden del día, pero el riesgo de este ‘MensaExpress’ es lo bien embozada que viene la estafa postal, con envoltorio profesional, incluyendo su logo falsificado de Seur y con el albarán idéntico a la de cualquier empresa de servicios y transportes. Ante esto, cabe reflexionar. La Agencia Española de Protección de Datos se limpia las manos, nuestro nombre, dirección y teléfono son mercancía barata que transita por los sumideros de información comercial, sin que nosotros podamos hacer nada. En este caso concreto, es Burmasat Consulting, S.L. mañana será otra. Nuestro buzón saturado de mierda en forma de regalo postal.

lunes, 15 de mayo de 2006

¿Gilliam dirigirá las nuevas aventuras de Harry Potter?

Saltó hace poco en algunos medios como el Digital Spy el rumor de que Terry Gilliam (ver dossier) podría ser el director de la última parte de la saga del (no tan) niño mago Harry Potter.
Gilliam podría ser el cineasta encargado de llevar a la gran pantalla ‘Harry Potter and the Half-Blood Prince (Harry Potter y el Misterio del Príncipe)’, adaptando así la imaginería de J.K. Rowling al enloquecido mundo de entelequia de un autor especializado en desbordantes fantasías llenas de poesía fabulesca de corte fantástico.
Echando un vistazo a ‘Time Bandits’, ‘Jabberwocky’, ‘El rey Pescador’ o ‘Los hermanos Grimm’ no sería una locura pensar en la posibilidad de ver a Gilliam metido en una superproducción de este calibre, máxime si atendemos a los fracasos de la citada ‘Los hermanos Grimm’ y, sobre todo, ‘Tideland’ (su última película, inédita en España).
Parece ser que en una entrevista concedida a Entertainment Weekly Gilliam comentó esta posibilidad, pero, como siempre, las expectativas fabulescas y de locura visual del director americano hicieron, en un primer momento, que la Warner aplacara las ansias del bueno de Terry por ofrecer al público ‘potteriano’ una visión cinematográfica radicalmente distinta a lo que estamos acostumbrados a ver sin perder la esencia de la literatura del mago más célebre de todos los tiempos.
Ya veremos.

sábado, 13 de mayo de 2006

Review 'Bienvenido a Casa'

Conformismo autocomplaciente
David Trueba rebaja su listón con un filme a medio camino entre el drama romántico y la comedia que acaba por perder su interés con su indolencia ombliguista.
Hace poco menos de una semana padecí y sufrí ese cosmos ombliguista en forma de presuntuoso manifiesto vital que ha rodado David Trueba bajo el título ‘Bienvenido a casa’. Un engreimiento de petulante perorata existencial, sobre el concepto de responsabilidad, de amor, de respeto y de reciprocidad que encierra la historia de una joven pareja en sus difíciles años de juventud y principio de un compromiso con embarazo de por medio. Una película que, revestida por un falseado empaque de sencillez, explora con tufo de gravedad la búsqueda analítica del pesimismo que genera el paso de la infancia a la madurez. El argumento se centra en la relación de Samuel y Eva, novios desde hace ocho años, alejados por la distancia, que han tomado la complicada decisión de vivir juntos en la capital. Samuel encuentra trabajo en una revista de corte generalista, en cuya redacción encontrará un circo mediático de insólitos personajes encargados de adoctrinar al chico con sus peculiares consejos. Por su parte, Eva, aburrida y excesivamente formal, tiene suficiente con la gestación del primer hijo de la pareja y sufre con abnegación la nueva vida de aprendizaje del futuro padre. Eso sí, con Madrid como recalcado escenario de fondo en una fábula de experiencia de vida en común, que no se olvide.
‘Bienvenido a casa’ podría haber sido el reencuentro de Trueba con su mejor cine, con uno de esos cuentos urbanos donde lo amargo y lo dulce se confabulasen. Pero todo es tópico, nada en este filme encuentra un ritmo en su inverosímil miscelánea de melodrama y comedia, faltando coherencia en su estructural disposición de escenas, perpetuada en sucesivos ‘set-pieces’ con los compañeros de redacción que van instruyendo vitalmente al joven protagonista. En conjunto, parece que Trueba ha pretendido articular su película en un lirismo cotidiano que epatara con el espectador, pero las ínfulas del director por evidenciar ese toque cómico detrás de su trascendente discurso hacen que las situaciones caigan (en la mayoría de los casos) en el absurdo.
De esta manera sólo es posible que el protagonista sea un fotógrafo que sabe ver la vida a través del objetivo y no la perciba en la realidad, aturdido por la inexperiencia y el vínculo de una madre sobreprotectora y que la chica, Eva, sea un alma cándida que, a pesar de su inocencia, sepa perfectamente qué sucede alrededor de su relación o que sus compañeros representen el antagónico rol de su ejercicio profesional (un crítico de cine ciego, un analista económico antiglobalización, un crítico musical tartamudo que canta horrorosamente, una reportera de sucesos escéptica y pesimista…). Todo se solapa en función del tono irónico que Trueba había demostrado con gran tino en dos sus dos mejores obras hasta la fecha; el guión del magnífico filme ‘Los peores años de nuestra vida’ y la novela ‘Abierto toda la noche’. Dos muestras de genial apostura cómica y amenidad que al parecer el hermano de Fernando ha perdido con este fláccido filme, ñoño y plagado de apogtemas sobre la vida, la paternidad, la pareja y la familia.
Lo exagerado de algunos comentarios críticos que, con máximo beneplácito y loas desemesuradas, calificaban a David Trueba como un digno sucesor de Jardiel Poncela, Edgar Neville y sobre todo del maestro Rafael Azcona, queda reducido a una retrospectiva que ya entonces denotaba una desproporción de euforia ante la figura de un cineasta en constante declive. Si ‘La buena vida’ fue una hermosa fábula de sabor agridulce con aquel difícil periplo de un huérfano interpretado por Fernando Ramallo, fue apagando su llama de interés con ‘Obra maestra’, defectuoso homenaje al cine dentro del cine con elementos musicales para terminar dando paso a la aburrida ‘Soldados de Salamina’, adaptación de la novela de Javier Cercas sobre el fusilamiento en los últimos días de la Guerra Civil del escritor Rafael Sánchez Mazas, donde Trueba acabó por acomodar su retórica divagante y autocomplacencia a un deseo de madurez, emotividad y sincerad que tanto arrastra esta ‘Bienvenido a casa’.
Muchos son los elementos que se sublevan y desencajan la intencionalidad del cineasta en esa historia a medio camino entre el drama romántico y la soflama del mundo periodístico, como la interpretación de algunos de sus intérpretes (una Ariadna Gil de detestable tendencia a la sobreactuación, la insuficiencia de un esforzado Alejo Sauras o Pilar López de Ayala, desubicada por completo de su personaje), sus objetivos finales, sus móviles narrativos, ciertas partes argumentalmente enflaquecidas por el tópico de secuencias caducas y porfiadas (el ‘speech’ exégeta de Don Vincente, esa continúa guerra de sexos, la separación y reconciliación o los cameos amiguetiles -Cercas meando en la Gran Vía y Luis Alegre como periodista del corazón-) y disparatadas (la bailarina de ‘peep-show’ que proviene de la infancia de Samuel, las forzadas secuencias deportivas o de prensa rosa e incluso esa venta infantil ilegal que aspiran a funcionar como ‘sketchs’ o recursos dramáticos, según sea el caso).
El resultado es, en definitiva, bastante decepcionante, evidenciándose un constante conformismo que no consigue establecer un interés a la altura, por lo menos, de lo que se esperaba de su autor. Como bien se podía leer en su citada novela “las relaciones sentimentales son, en realidad, una afirmación del egocentrismo”. Un poco como le ha pasado a David Trueba en su última película, que peca de ombliguista en su visión de las relaciones y parece olvidarse, en todo momento, del público.
Miguel Á. Refoyo "Refo" © 2006

jueves, 11 de mayo de 2006

'M:i:III': ¿Misión fallida?

A pesar de los números de su estreno (48 millones en su primer fin de semana) y de su mastodóntico lanzamiento (4.000 salas en USA –lo que la convierte en el cuarto estreno más distribuido de la historia-) ‘M:i:III’, no ha obtenido todo el éxito que se esperaba. Se pronosticaba que la cifra en el primer fin de semana alcanzaría, al menos, los 65 millones de dólares. A priori, el éxito debería haber sido mayor, ya que el nuevo ‘blockbuster’ (primero del verano) de Tom Cruise tenía la anémica competencia de unos rivales enflaquecidos ante el agente Ethan Hunt; la comedia familiar ‘Hoot’, ‘R.V.’, la nueva de Barry Sonnenfeld junto a Robin Williams y la comedia deportiva protagonizada por Jeff Bridges ‘Stick it’.
Tal vez el errático comportamiento de Tom Cruise, difundiendo la idea de la cienciología a diestro y siniestro, su escandalosa y agilipollada pasión por su novia Katie Holmes o, recientemente, sus declaraciones sobre la posible ingestión de la placenta y el cordón umbilical tras el alumbramiento por parte de ésta de Suri, su primera hija natural, haya sido la causa y principal preocupación desde el principio de los ejecutivos de Paramount Pictures, quienes ya anunciaron este posible traspiés por la enrarecida y estrafalaria actitud de Cruise. Muchos no dejan de insistir en un posible ‘Efecto Russell Crowe’, autor de varios escándalos públicos que terminaron por extinguir toda la consideración comercial del público. Puede ser la primera señal del fin de la 'Era Cruise' cuya estrella permanece ignifuga desde hace más de dos décadas.
Lo cierto es que esos 48 millones de dólares no están nada mal, si añadimos a esta cifra las mejores críticas a un episodio de ‘Misión Imposible’, gracias, en parte, a la elección de J.J. Abrams como director de las nuevas aventuras del agente más versátil del FMI.
‘M:i:III’ es, con todo, una satisfactoria muestra de talento por parte de Abrams, una película de acción ejemplar apoyada para lucimiento de un eficaz Tom Cruise que, a pesar de su predecible astenia narrativa en momentos edulcorados culpa del empeño del cineasta en dotar al agente Ethan Hunt de una profundidad dramática y romántica algo forzada, es un sorprendente y grandioso hartazgo hemostático que encuentra en la recuperación del equipo como familia en el juego de espías su máximo atractivo. Amén de uno de los villanos más carismáticos y deleznables personificado en el ‘oscarizado’ Philip Seymour Hoffman.
Dejando a un lado la línea del ‘heroic bloodshed’ marcada por John Woo, Abrams delega la fuerza narrativa en la acción sin freno, sin perder la esencia de una megaproducción de aventuras a lo James Bond, con fugas, secuestros, persecuciones imposibles y grandes dosis de misiones frenéticas y evita caer en el escapismo ruidista y en la sobresaturación de celeridad con un gran manejo de los nuevos estigmas visuales provenientes de la televisión.

miércoles, 10 de mayo de 2006

'Alatriste': Rumorología hispánica

La rumorología dentro del cine español, a veces, es bastante interesante a la vez que pendenciera. Tal vez cierto, tal vez no, me contaba hace muy poco un prestigioso guionista y director del mundillo (del que, obviamente, no revelaré su identidad), conocedor del medio y sin mala intención, que un buen día, Agustín Díaz-Yanes telefoneó a Paco Femenia, el director de fotografía de su última y esperada película ‘Alatriste’, célebre adaptación de la novela homónima de Arturo Pérez-Reverte y la producción más cara que se ha rodado en la Historia del Cine Español para formularle la siguiente pregunta:
.- “Oye, Paco… ¿Al final nuestra película está rodada en 1.85:1 o en 2.35:1? Es que me lo han preguntado y no he sabido contestar”.
Ahí queda eso.
Por supuesto, yo no doy mucha credibilidad al asunto, pero hace deliberar sobre muchas cosas en caso de que fuera cierto. Ya he oído varias historias que sitúan a Femenia como el director en praxis del filme protagonizado por Viggo Mortensen y que algunos privilegiados académicos de renombre y lustre de nuestro cine español han tenido oportunidad de ver. Sobre la película reseñan tímidamente y coinciden que “no está mal, pero le falta algo”, otros dicen que “carece de ritmo”, alguien expresa que “todo podría lucir más” y casi todos armonizan su dictamen en “tal vez es demasiado larga”
Habrá que esperar a septiembre para salir de dudas.

Grandes gestas deportivas: Perfumerías Avenida, campeón de liga

Acostumbrados a las grandes gestas deportivas, siempre delimitamos nuestra atención en aquellos deportes que tienen una repercusión mediática unificada al ‘mainstream’ deportivo. Cuando Fernando Alonso, por ejemplo, se rasca el sobaco u otras partes que no vienen a cuento comentar en este espacio, inmediatamente, tenemos al ínclito (o eso se cree él) Antonio Lobato en Tele 5 asegurando con cierta gravedad en su semblante que “Al campeón le pica algo”. Es así de triste. Y demos gracia a que no nos analicen diariamente la orina del campeón del mundo de F1.
Lo mismo sucede cuando cualquier evento intrascendente que protagonizan efigies endiosadas del Barça o el Real Madrid, actos que encumbran la ignorancia colectiva hasta límites insospechados. Pero… ¿Qué sucede con aquellos pequeños héroes o heroínas que con su esfuerzo y gestas ennoblecen el deporte en cualquiera de sus disciplinas? Pues, obviamente, que terminan siendo absorbidos por el desinterés del público generalista, cayendo en una afrentosa ausencia de atención mediática, eclipsados por cualquier gilipollez protagonizada por las supuestas impuestas estrellas deportivas.
Esto es lo que va a pasar hoy con el título de liga de baloncesto femenino conseguido en la noche de ayer por el conjunto salmantino Perfumerias Avenida, que conquistó la gloria tras derrotar en el cuarto partido de la final al U.B. Barcelona por 57-50 y completar un parcial de 3-1, completando una temporada de fantasía deportiva obteniendo el doblete que supone haber ganado la liga y el título de campeón de la Copa de la Reina. Por eso, desde el Abismo, quiero felicitar a este equipo que dirige José Ignacio Hernández compuesto por figuras como Nuria Martínez, Laura Camps, Elena Tornikidou, Taj McWilliams y demás jugadoras por la consecución del título y por apasionar a una ciudad que tiene en este pequeño equipo de baloncesto su máximo orgullo deportivo.
Pero eso, amigos, da igual. Porque todo esto se perderá como lágrimas en la lluvia.

martes, 9 de mayo de 2006

SMP (XIV): Los cuernos perfectos

“No es lo que parece, cariño. Te lo puedo explicar”.
Es, probablemente, la frase más explotada a la hora de describir una infidelidad en términos cinematográficos, por lo que se extiende a la realidad terrenal y cotidiana, mucho más profusa en este tipo de traiciones sentimentales. Uno de los problemas básicos de la mistificación promiscua es el de buscar una excusa coherente que encubra en engaño.
Parece ficción, y lo es (forma parte de una campaña de la Multinacional Coca-Cola), pero la empresa The Misty Blue, podría haber nacido con un objetivo fundamental: preparando coartadas, jugadas maestras, para que cualquiera pudiera ser infiel sin que la pareja se entere. Así, encontrar la forma de cometer adulterio dejaría de ser un escollo para quedar a escondidas con la amante.
Además, esta empresa ficticia ofrecería la máxima discreción, eficacia y personalización. Incluso pondría a disposición del cliente un servicio de convenciones virtuales para salir de la ciudad sin sospecha alguna o llamadas a horas concretas reclamando tu presencia en otro lugar.
Qué cosas se inventan, oye.

lunes, 8 de mayo de 2006

Podemos respirar tranquilos: A por los 109

Un grito desgarrado con el rostro desencajado, el contenido de una cerveza cayendo por una mesa, producto de un fuerte golpe de rabia y desahogo, la exaltación de unos colores que corren por las venas y la sensación segura de un reconfortante alivio. Emociones encontradas en el mismo momento en que Casas picó, de forma rotunda, un balón de córner lanzado por Yeste (sin duda alguna, uno de los mejores y más completos jugadores que hay en la Liga), que suponía la salvación del Athletic del infierno de Segunda y dejaba que la Historia del club, 108 años después, se siguiera escribiendo en la división de oro. El gol del deportivista Arizmendi había complicado en exceso la tarde, pero de nuevo la reacción llegó y la épica apeló a un final de temporada que deja la inmensa alegría de una victoria trascendental y al club rojiblanco en la competición en la que siempre ha estado.
La victoria del Athletic supone la exultación a una temporada nefasta, en la que el pozo del fracaso siempre ha sido un engorroso aliado. La victoria en los últimos minutos del partido gracias a un penalti por mano de Sergio, tras una falta lanzada por Tiko y que fue transformado por Orbáiz, dejó la gesta histórica de otra de esas inolvidables victorias, pero abren, con la permanencia asegurada, otras cuestiones de cara a la siguiente campaña. En un histórico del fútbol como lo es el Athletic se abre un período para la reflexión. A lo largo del desastroso itinerario de la temporada, muchos han sido los que han coincidido en apuntar a un necesario y profundo análisis de la situación del club y determinar las causas que han provocado una temporada para olvidar.
El Athletic vive un difícil equilibrio entre la tradición inalterable y el posible ‘aggiorgamieto’ de sus planteamientos como club. La nefasta gestión del presidente Lamikiz, la discordia que existe entre algunos aficionados del equipo con la estrategia de Clemente y una división en cuanto a la posibilidad de incorporar jugadores de fuera sobrevuelan el momento actual del Athletic ¿Ha llegado la hora de poner en tela de juicio el viejo modelo del Athletic? Subjetivamente, me aferro a la tradición y a que todo siga como está. Si soy de este equipo es porque tiene unas señas de identidad inquebrantables y nostálgicas. Pero soy consciente de que en la actualidad es imposible pensar en una competición equitativa con posibilidad de títulos importantes en relación a los grandes equipos de la liga española. Tal vez la resistencia sentimental con la historia, con sus mitos y con el estilo de una ciudad refractaria con este tipo de cambios haya llegado a un necesario cuestionamiento que puede llegar en el mismo momento en que el colosal símbolo del Athletic, San Mamés, “La Catedral”, sea sustituida por el nuevo coliseo que sucederá al emblema del club, a un estadio que casi un siglo después ha visto lo mejor y lo peor (esta temporada) de un equipo de tradiciones como es el Athletic Club.
Por ahora, se habla del reemplazo de un cuestionable Javier Clemente que ha cumplido lo que prometió (pero a qué precio) por el fichaje de Miguel Ángel Lotina, una solución improbable. También se habla de cambios y de reflexión. Pero lo que está claro es que ningún aficionado a este club quiere repetir una experiencia tan traumática y desesperanzadora como la vivida en esta campaña. De momento, es hora de celebrar la salvación. Ya veremos lo que sucede el año que viene. Eso sí, como siempre: “¡Aupa Athletic!”, amigos.

sábado, 6 de mayo de 2006

viernes, 5 de mayo de 2006

Review 'V de Vendetta'

La anarquía terrorista como arma contestataria
McTeigue y los Wachowski han mantenido, pese a sus diferencias respecto a la historia original, el espíritu sedicioso y contestatario de la novela gráfica de Moore y Lloyd.
Durante la promoción de ‘V de Vendetta’ el director y equipo artístico de la película insistieron en el habitual error que tiene la sociedad de confundir como identificación directa cualquier disidencia armada con el terrorismo, con los riesgos que esto conlleva. Un delicado argumento como este, el del uso de la violencia en un ámbito de injusticia social como pretensión de derribo de un gobierno totalitario, es un planteamiento que tanto en ‘V de Vendetta’ en su versión cómic, como en su versión cinematográfica (más enfatizado aún) puede conllevar a una sesgada perspectiva maniquea de los términos equidad y libertad si esta violencia no es entendida como respuesta a la limitación represiva, como lucha del individuo contra el Estado en una supuesta ficción donde los ciudadanos pudieran producir la expansión de un posible intervencionismo contestatario. Hay que reflexionar, por tanto, sobre las consecuencias de la tiranía (explícita o subversiva) y acerca de si en situaciones de opresión política o autoritaria es legítimo el recurso de la violencia por parte de los oprimidos.
‘V de Vendetta’, se presentó en forma de novela gráfica hace más de dos décadas como una proclama de acción y reacción, de admonición desafiante a futuras instituciones de coerción y autoridad extrema, hacia las tiranías que intervienen en las economías privadas e internacionales, recordando, en palabras de David Hume, que todos los regímenes tiránicos se sustentan, en última instancia, sobre la aceptación mayoritaria. Por eso, la intención de Alan Moore y David Lloyd fue la de suscitar la reacción del lector, la de provocar reflexiones, siempre ubicados dentro de un contexto histórico y social que no ha perdido, sin embargo, vigencia en los tiempos actuales. Hay que prevenir contra los gobiernos obsesionados por la seguridad, contra los regímenes que acaban utilizando el miedo como arma para erradicar la libertad para oprimir la autonomía individual. Hay que luchar, por ende, contra la ignorancia, la desidia intelectual, la inconsciencia social, el automatismo o la irreflexión. Hay que eliminar la propaganda política que pretende utilizar al pueblo para oscuros intereses.
Por supuesto, una ficción que reúna este tipo de contexto social, con ésa ausencia de libertad y utilización del ciudadano como una propiedad del Estado que determina y manipula con despotismo y abuso de poder, tiene su noción literaria en el entorno de la distopía futurista, subgénero que tiene como pilares ideológicos las novelas ‘1984’, de George Orwell, ‘Un mundo feliz’, de Aldous Huxley y ‘Farenheit 451’, de Ray Bradbury, obras que presentan una rebelión contra estados totalitarios que vigilan todos los aspectos de la vida y pensamiento en un hipotético futuro inminente.
Un subgénero que alude a una condición que provocada por circunstancias de catastrofismo tanto terrenal como humano (proveniente de una guerra, un impacto cósmico, una plaga…), generando una depresión que da como resultado dictaduras totalitarias que subyugan al pueblo llano y lo somete a la dominación y al engaño, a la persecución del que sea diferente o al que se salga de la norma, fundamentando su política en el miedo, en la represión, en la unilateralidad de credos, en la ciencia al servicio del abuso y la experimentación con los más débiles o en la amenaza sistemática.
La ‘V’ cinematográfica
Cuando Moore y Lloyd publicaron ‘V de Vendetta’, el futurismo apagado y tenue procedía de una III Guerra Mundial, dejando a la población aletargada en un Londres que pasaba a ser un estado fascista controlado por un organismo tentacular dividido en fragmentos de poder con la única finalidad de tiranizar al pueblo en su propio beneficio. La Cabeza (término para designar a un líder totalitarista) y sus demás instrumentos políticos; la Boca, el Dedo, la Nariz, los Oídos y la Voz del Destino son términos que el lector del cómic recuerda para evidenciar la indefensión, la brutalidad, el desamparo de todos los personajes, ya sean víctimas o verdugos.
Para su adaptación cinematográfica, ésa a la que el propio Alan Moore ha tachado de ‘porquería’, los hermanos Wachowski, en alianza con James McTeigue (o utilizándole como rostro visible de cara al público y los medios), han llevado con cierta pulcritud la novela a la gran pantalla. Los fascistas británicos siguen teniendo aquí el lema de “Fuerza a través de la unidad, unidad a través de la fe”. Pese a que la novela gráfica sea más atmosférica, psicológica y enriquecedora que esta visión fílmica, se ha logrado mantener parte del espíritu (la más importante), pero reblandeciendo inquietudes propias de aquellos tiempos reflexivos.
¿Era necesario reinterpretar aquella distopía en los tiempos actuales precisamente cuando hoy se viven los años sobre los que se trababan entonces? Difícil incógnita. Pero lo que sí es cierto es que los Wachoswki han sabido actualizar y reubicar el cómic en el presente sin necesidad de enfatizar sus cambios respecto a aquél. ‘V de Vendetta’ (película) se configura desde su origen como la misma crítica feroz a los regímenes imperialistas apoyándose en la necesidad del anarquismo si la autoridad olvida sus principios básicos de salvaguardar a la sociedad. La necesidad de reclamar la competencia sobre sus vidas, lo que no quiere decir que también se ejerza esta responsabilidad sobre los demás. “Desde el principio de la humanidad, un grupo de opresores ha aceptado la responsabilidad de dirigir nuestras vidas. Esa responsabilidad nos pertenecía”, viene a decir el enmascarado protagonista. Es la ideología revolucionaria de V (un imponente Hugo Weaving que deposita su interpretación en su profunda voz), el romántico terrorista sin rostro, oculto bajo la sonriente máscara de Guy Fawkes, personaje revolucionario del siglo XVII que intentó volar el parlamento inglés un 5 de noviembre en la llamada “Conspiración de la Pólvora” en venganza por las leyes penales contra los católicos. Desde entonces dicho día es conocido en Inglaterra como ‘The Bonfire Night’.
En esa esfera de utópico lirismo ideológico y romanticismo político, el hombre sin rostro, la idea de libertad bajo una máscara que representaron El fantasma de la opera, Lagardère o El conde de Montecristo (figura persistente dentro del filme), ‘V de Vendetta’ sigue hablando de un individuo que lucha por sus ideales, que pasa a ser la figura simbólica de un ideal que cobra vida como detonante para que la población descubra el valor de la libertad. V, en ambos terrenos (el cómic y la película) personifica la quimera hecha carne, el promotor del ‘Verwirrung’, el caos de la violencia que desencadenará la libertad y que traerá al mundo el ‘Ordung’, el verdadero y arbitrario orden social.
McTeigue y/o los Wachowski se benefician del buen pulso narrativo de su adaptación cinematográfica y la brillante (y nada grandilocuente) imaginería visual para proponer las mismas preguntas y controvertidas tesis que Moore y Lloyd hace veinte años, invitando al espectador a reflexionar y descodificar a los personajes y asumir el argumento desde una posición de pensamiento para aplicar el mensaje a su voluntad. El V ‘wachowskiano’ sigue representado el honor de ese pueblo que se levanta contra la tiranía y sacude la conciencia colectiva. No es un terrorista, pese a asesinar por venganza a los tiranos que le deshumanizaron en un campo de concentración, sino que puede verse como un agitador de masas que invita con su temeridad a salir al pueblo de la inopia mental. V ejerce el tiranicidio. Los autócratas deben ser eliminados para ratificar la hegemonía de una justicia sustentada sobre los pilares de la libertad. Siguiendo esas directrices de responsabilidad individual liberalistas proferidas por Spencer, Tocqueville, Jefferson o Hayek, la clave del filme sigue siendo la arriesgada propuesta de un hombre (en realidad una idea) que busca la destrucción de los símbolos del fascismo estatal británico cuyo objetivo es movilizar a la sociedad y recordar que los ciudadanos son los auténticos y únicos preceptores de su destino.
Las diferencias de la película con respecto a la obra gráfica de Moore y Lloyd vienen dadas en el énfasis temporal del presente, no del futuro inmediato. En la película no hay rastro de la III Guerra Mundial, sino que la situación política es producto de un ataque con armas biológicas que ha dejado Gran Bretaña bajo el yugo de la autocracia. Todo, con la intención discursiva de demostrar que el dictador Adam Sutler (excesivo John Hurt) perpetró ese ataque para ganar las elecciones y llegar al poder (insinuando, de fondo, cierta equivalencia con la actitud anterior y posterior de George W. Bush en los atentados del 11-S contra las Torres Gemelas). En ese sentido, el ‘V de Vendetta’ cinematográfica acentúa este punto y busca en todo momento reflejar una comparación y segunda lectura con la situación política actual. Algo comprensible, si tenemos en cuenta que, más allá de un producto comercial, la película también contiene la pretensión de mover a la reflexión haciendo un paralelismo de este supuesto mundo alternativo con los gobiernos contemporáneos.
Por otra parte, la remodelación total de Evey Hammond (una sobresaliente Natalie Portman), que aquí no es una joven prostituta maltratada, sino que trabaja en una cadena de televisión y ya no es la frágil y vulnerable aprendiz del comic, tiene una personalidad más consciente de la realidad, ya que sus padres fueron activistas militantes contra el régimen opresor de Sutler, lo que la equipara a la ideología de V, que sólo tiene que despertarla ante la verdad de su condición de esclava socia (social) , por lo que la celeridad y unión de V e Evey se abrevia en la formación del pensamiento insurrecto, pero no en su tortura o en la hermosa historia de amor de Laurie narrada mediante flashbacks.
Sin embargo, en el filme se opta por dar excesiva importancia a una humanización de V, marcada por una historia de amor a la que sucumbe una persona cuya esencia son los propios ideales. Cosa que en la novela gráfica permanecía velado en todo momento. También se ha suprimido mucha de la subtrama de corrupción política, que en el cómic era tan relevante en el raquitismo moral del poder y que aquí se ha condensado todo el odio racial, religioso y sexual en un solo personaje inventado, el de Gordon Dietrich (Stephen Fry), ese director ambiguo, gay y subversivo que guarda una copia del corán como trofeo de rebeldía y que supone el rol menos conseguido de la adaptación cinematográfica.
En cualquier caso, los Wachowski y/o McTeigue lo que sí han logrado es equilibrar la báscula de la honestidad de las acciones de sus personajes en esa atemporal visión del contrafascismo anárquico como negación al totalitarismo. Si, además, se ha respetado el legendario final del cómic, pero convirtiendo los múltiples rostros metafóricos de V solventados en los inocentes que han ido muriendo por la causa del análogo moderno de Guy Fawkes (obviando la innecesaria escena ‘Matrix’ en la lucha que provoca la muerte del antihéroe), ‘V de Vendetta’ es una digna apuesta por la valentía de pensamiento liberal y antiestatista dentro del pávido mundo hollywoodiense.
Y considerando que los tiempos de Bush y Blair no han variado en demasía de los que protagonizaron Reagan y Thatcher, la película de los Wachowski sirve como sutil y ambigua invitación al levantamiento espiritual contra los dictámenes que pretenden homogeneizar y eliminar la individualidad. Y eso, en estos tiempos, es todo un logro.
Miguel Á. Refoyo "Refo" © 2006