domingo, 3 de julio de 2005

David Fincher: Spots Publicitarios (VIII)

David Fincher realizó en 1993 el spot de la cerveza Budweiser ‘Pool Hall’ con la productora AT&T.
Sacado del hábitat concurrido por muchos Eddie Felson amantes de la diversión solaz que promueve un salón de billar, los amigos, las apuestas y, cómo no, una buena cerveza fría. Son los elementos utilizados como refrendados recursos de este anuncio donde la pregunta final queda clara: ¿Ginger or Marianne?

Max Payne al cine

Hace mucho que no me engancho a un videojuego. La razón puede ser que no tengo una Playstation 2, motivo suficiente que demuestra mi desapego por el esparcimiento tecnológico de última generación. La otra viene dada por mi selecta exigencia cuando se trata de perder mi tiempo de ocio.
Uno de los juegos que ha suscitado mi entrega y entusiasmo en los últimos años (además de esa joya llamada ‘Mafia’) ha sido ‘Max Payne’ –y secuela-, un perfecto ejemplo de juego de calidad que reúne como peana una imposible mixtura de divertimento, progresión narrativa en su historia oscura a modo de ‘thriller’, un acabado envidiable lleno de efectos especiales, la noche y su simbología como entorno metafísico y el espíritu de insurrección que lo ha convertido en uno de los mejores juegos de los últimos años.
Con esto, no era difícil vislumbrar que la adaptación cinematográfica de ‘Max Payne’ se convertiría en un hecho en un margen de tiempo limitado. La Fox ya tiene los derechos del juego para llevar a la gran pantalla una de las historias más desasosegantes que uno pueda ver en el cine. Eso sí, si la adaptan bien, claro está. Max Payne es un policía con problemas de amnesia que se ve inmerso en un homicidio del que a priori parece inocente. Un hombre entre la espada y la pared capaz de resolver el problema del tráfico de una droga mortal y descubrir, con estupefacción, una verdad para la que no está preparado.
Habrá que esperar si las ingentes dosis de violencia se mantendrán en su versión cinematográfica y si respetarán el tramo final en el que Payne exhuma el terrible secreto de sus vacíos mentales.

sábado, 2 de julio de 2005

Jet Li, indiscutible héroe de las artes marciales

El rey del ‘Wu Shu’, carisma de una inquietante mirada
El pequeño Jet Li se ha convertido en un dinamitador del género de las artes marciales que ha logrado hacerse un hueco en el cine occidental como héroe de acción.
Desde que diera a presentar en Occidente con la cuarta entrega de ‘Arma Letal’ y tuviera su oportunidad como protagonista absoluto, auspiciado por Luc Besson, en ‘El beso del dragón’, de Chris Naoh, autoconsciente de una asumida faceta de ‘nuevo rey de las artes marciales’, Jet Li pasó de ser un desconocido en la pantalla internacional a ser un auténtico fenómeno del cin de género, donde su nombre empieza a ser un reclamo a la hora de acudir en tropel a ver sus filmes heroicos, acrobáticos y castrenses. Jet Li ha pasado a ocupar el trono que comparte desde este momento con el inigualableJackie Chan. Este pequeño malabarista de los golpes y la espectacularidad de la lucha marcial es uno de los artistas de artes marciales más prestigiosos y populares del actual panorama internacional del cine de acción.
El Wu Shu, técnica de la que Li es el legítimo artista y emperador, es el nombre con el que se designa a la descripción del arte interpretativo desarrollado por las autoridades de Mainland a partir de la ópera de Pekín, la gimnasia y las artes bélicas tradicionales chinas. Jet Li lleva años siendo el gran mito de esta técnica como genial malabarista de las patadas y los giros imposibles, siendo el dómine de esta compleja técnica desde que tenía tan sólo 7 años, tras una visita a la Academia de Wu Shu en Pekín, ciudad donde desarrollaría sus impresionantes actitudes dentro de una sistema de entrenamiento tan duro como lo es el chino. Y la historia de su vida dejó para la galería la leyenda de este inquieto luchador. A los once años ya era un prodigio insuperable de esta categoría marcial. Con esta corta edad ya tenía colgadas en su habitación 5 medallas de oro del campeonato nacional de Wu Shu. Cansado de ser el número uno en la disciplina, con 17 años se convirtió en el entrenador nacional más joven de todos los tiempos. El deporte como búsqueda de la verdadera esencia de esta modalidad fue abandonado cuando en 1980 recibe una propuesta de una productora de cine que ve en él al nuevo héroe de las cintas de lucha niponas.
Lanzado como el nuevo Bruce Lee, Jet Li protagonizó ‘Shaolin Temple’. El éxito de esta cinta convirtió a Li en el nuevo requerimiento del público. Su fama se desborda en China con su contratación para la superproducción ‘Erase una vez en China’, la catapulta perfecta internacional ya no sólo de Li a niveles de circuitos de culto, sino para la vigorización de su nombre de manos del que es uno de los mejores cineastas de acción del mundo: el prolífico Tsui Hark. Tras encarnar en tres entregas al mítico personaje del héroe chino de Wong Fei-Hung y protagonizar la fabulosa ‘The Swordman 2’, la nueva estrella china Jet Li funda su propia productora cinematográfica, con la que consigue afianzarse como una superestrella del género y conseguir para sus arcas lucrativos y espectaculares éxitos como la saga de ‘La leyenda de Fong Sai Yuk’, la explosiva y dinámica ‘The Tai Chi Master’ o ‘El guardaespalas de Beijing’, donde Li despliega su portentosa capacidad de hacer posible lo inimaginable.
A partir de este rotundo éxito Li se independizó y comenzó a trabajar en proyectos propios, coproducidos por él mismo, al tiempo que procuraba su proyección internacional. El cine protagonizado por Li cuenta con grandes dosis de acción desenfrenada, donde las imprevisibles y terribles actitudes de este verdadero coreógrafo de los movimientos imposibles y las patadas grandiosas son el gran atractivo de unas películas nada pretenciosas y que ofrecen al espectador lo que se busca. Además, su mirada fría e inquietante le ha convertido en uno de los referentes a la hora de recrear personajes oscuros, enigmáticos, algo asexuados, con muy mala hostia, de los que casi no se sabe nada e intimidan, resultando mortífero para sus enemigos.
Una de sus mejores obras es ‘Fist of legend’, cinta de culto que tiene un sorprendente guión que aúna, con gran inteligencia y acierto, un inolvidable enfrentamiento que no se queda simplemente en lo físico, sino también en lo político. La acción se sitúa en la época de los avances japoneses sobre China, pero Li se resiste a caracterizar la situación en términos obvios, es decir, japoneses malos y chinos buenos. En ‘Fist of Legend’ Li entronca su técnica con la del legendario Bruce Lee, cuyas técnicas de combate tampoco suscribían a una única escuela o tradición, sino que se basaban en la idea de practicar una estrategia dinámica, flexible, para proporcionar la adaptación al adversario.
Una de las proclamas de los filmes de Li es una abrumante búsqueda de que cada situación sea más compleja que la anterior, cada antagonista es más peligroso, hasta que llega la batalla decisiva y esta se despliega siempre con recursos que superan todo lo que acaba de verse. Otra de las concepciones de sus personajes es una profunda castidad a la hora de perfilar sexualmente sus héroes. Los personajes a los que da vida Li no tienen el más mínimo interés en mantener contactos con mujeres más allá de su rescate o salvaguarda.
Sus roles suelen ser titanes indestructibles, capaces de lo inverosímil, pero a su vez, alejados de cualquier interés por la bella fémina que le acompañe en su arriesgada misión. En sus producciones norteamericanas o con claro destino comercial dentro de Occidente, Jet Li protagonizó ‘Arma letal 4’, en el que interpretaba a Wah Sing Ku, un misterioso e inquietante chino aficionado a sus cuentas de un rosario muy especial, un cabrón vengativo que se consolidó como el más carismático de los villanos de la maravillosa saga de Richard Donner (una de mis absurdas debilidades iconográficas).
‘Romeo debe morir’ fue la consolidación del nombre de Li en la frontera comercial norteamericana. Una cinta junto la actriz afroamericana fallecida en un accidente de avión Alayah, en la que, a pesar de tener varias escenas juntos, sólo se compenetraban en las secuencias que intentó filmar, sin mucha suerte, Andrew Bartkowiak. Aún así, quedó claro que Jet Li podía y debía tener su propio hueco en el cine de acción americano. Y su perseverante carrera comercial ha ido en aumento; ‘El beso del Dragón’, ‘The One’, ‘Cradle 2 the Grave’, ‘Rise to Honor’ y su regreso por la puerta grande al cine oriental con ‘Hero’, de Zhang Yimou han demostrado la capacidad de Li como reclamo, siempre encasillado en su rol de temerario luchador sin límites físico, pero eficaz en su cometido taquillero. Jet Li parece haber asumido su condición de antigalán, de rey de las artes marciales y ha logrado a constatar que esos inexistentes romances en pantalla sean otro acierto respetable, como lo es su obra y carrera como actor.
Desprovisto de cualquier guiño, ironía o comicidad (elemento que representa el cine de Jackie Chan), las películas de Jet Li engloban una seriedad académica que ha ido perdiendo con su salto a la colosal industria hollywoodiense y que queda patente en la muy irregular ‘Danny the Dog’. Quizá por haber nacido en China continental, Jet Li mantiene una cierta distancia con respecto a otros cofrades marciales que han tenido éxito tanto en Oriente como entre nosotros. Mientras Jackie Chan tiene claro que su modelo y su objetivo es el cine norteamericano, las películas de Jet Li tienen una relación con la madre patria mucho más intensa que la que puede verse en la mayor parte de las películas orientales, aunque también estén hechas allí. Quizá sea a causa de cierto perfil obstinadamente nacionalista, como el que supo tener Bruce Lee, o por carecer de los conflictos de pertenencia cultural que evidencian muchos creadores de Hong Kong.
Por la razón que sea, en todo caso, sus películas no sólo constituyen óptimos ejemplos del mejor cine de acción del mundo, sino que además contienen una mirada distinta sobre la fascinante cultura que las produce.

viernes, 1 de julio de 2005

Conclave obscurum: tenebrosa página

Si Edgar Allan Poe hubiera tenido conocimientos de flash aplicados a una página web, probablemente habría creado Conclave Obscurum, una oscura e inquietante url que contiene un extraño espíritu imperecedero y romántico, de tintes tenebrosos, erigida al tenue albor de una noche de tormenta, en un diseño impregnado de un envolvente sentimiento de perversidad.
Esta pequeña obra de arte pertenece a Art Lebeved Studio, empresa de diseño de webs parece entender que la inspiración se da bajo el rigor del análisis visual, entendido como el desarrollo que emerge del desbordamiento de la imaginación artística.
Apasionante link.

Finaliza 'Friends'

Amigos para siempre
Hoy ha sido un día triste.
Canal + ha emitido en abierto el episodio 18 de la décima temporada de ‘Friends’, lo que significa que el show se ha acabado en España para siempre. Ya lo hizo el pasado 5 de marzo para todos los abonados al canal de pago, pero hoy ha consumado su agridulce final.
Echando la vista atrás y sabiendo que desde su estreno hasta el día hoy hay una diferencia de casi diez años parece mentira cómo y de qué manera ha pasado el tiempo. Hay que reconocer la importancia que para alguno de nosotros ha tenido esta estimada serie, con sus altibajos, mejores y peores episodios. Lo valioso es que hemos vivido de cerca los encuentros y desencuentros de Chandler, Rachel, Mónica, Phoebe, Joey y Ross, célebres personajes que han ido adicionando a sus espectadores de forma creciente, compartiendo junto a ellos sus vidas mediante su progresión evolutiva y vital dentro de la serie. Hasta hoy, participando con su masivo público en un innumerable catálogo de experiencias televisivas que serán imposible de superar.
Nadie imaginaba allá por 1994, cuando la NBC encargó a Kevin S. Bright, Marta Kauffman y David Crane que crearan una ‘sitcom’ diferente sobre unos veinteañeros en Nueva York, que el ambicioso proyecto desbordaría cualquiera de sus más optimistas expectativas. ‘Friends Like Us’, ‘Insomnia Cofee’ o ‘Six of One’ fueron algunos de los títulos que se manejaron para la que sería serie de culto en todo el mundo. Su emisión junto a la antológica ‘Seinfield’ y ‘Urgencias’ dejó un dato para la historia: ‘Friends’ se había convertido en menos de un año en la serie más vista por todos los estadounidenses después de la insuperable ‘La hora de Bill Cosby’.
La diversidad de unos caracteres a los que han dado vida un brillante casting compuesto por Courteney Cox, David Schwimmer, Jennifer Aniston, Lisa Kudrow, Matt LeBlanc y Matthew Perry y esa insólita apuesta por la calidad de unos guiones que son la referencia de estudio para todos los que alguna vez hemos querido ser guionistas han sido la lapidaria aleación de tan colosal éxito. La gran capacidad de sorpresa, el humor siempre inteligente, lograr esquivar la temida depauperación de sus tramas y un inagotable catálogo de giros, personajes y diálogos han hecho que la serie haya estado arropada tanto por crítica como por el público durante tanto tiempo.
Una década de popularidad catódica. Un lapso de tiempo en el hemos disfrutado alrededor de esta pandilla de inolvidables amigos divertida e inclasificable a los que hemos visto madurar, crecer y alcanzar todos los sueños que cualquier hijo de vecino va pretendiendo a medida que pasan los años. ‘Friends’ nos han hecho reír, llorar, entristecernos y atraparnos con sus romances, chistes, fiestas, viajes, bodas, partos, canciones de Phoebe, incoherencia de Joey... Siempre, y ahí la gran virtud de la serie, siendo enemiga de la ranciedad y la corrección política, aunque muchas veces haya zigzagueado en torno a ello. La serie ha recibido 55 nominaciones a los Premios Emmy, incluidas seis para la mejor serie de comedia, premio que ganó en el año 2002 y 13 a los Globos de Oro la encumbran además a una de las más reconocidas de todos los tiempos.
Y hoy todo eso se acabó. Ya no habrá esa espera por que emitan en abierto ningún episodio nuevo. Los seis amigos de Nueva York han dicho adiós en un último capítulo muy emotivo y bastante agridulce, con un final que no supone el típico ‘happy end’, que suscita muchas preguntas alrededor de unos amigos destinados a separarse, a que nada sea lo mismo, incluso cuando la felicidad termina llegando a todos y cada uno de ellos. Hoy en mi casa, en mi soledad frente a la televisión, reconozco que ha habido lágrimas a un lado y al otro de la pequeña pantalla, fundamentalmente porque me he dado cuenta que el inexorable paso del tiempo cercena muchas de las ilusiones que se tenían cuando en noviembre de 1997 Canal + comenzó a emitir la serie, pero también por haber tenido la suerte de haber pertenecido a la generación que vivió ‘in situ’ el fenómeno ‘Friends’.
Es reconfortante, no obstante, evocar la letra de la cabecera de esta ‘sitcom’, tararear el ya clásico tema de The Rembrandts ‘I’ll Be There for You’ para saber precisamente eso: que ‘Friends’ siempre estará ahí para nosotros, en un DVD, en un viejo VHS, en la típica conversación perdida con algún antiguo seguidor de la serie, en alguna reposición que emita alguna cadena a altas horas de la noche.
Siempre habrá nostálgicos momentos para reunirnos con esta parte de nosotros que se queda para siempre en el Central Perk. Entristecido por este final sólo se puede decir “Hasta siempre, amigos”.

jueves, 30 de junio de 2005

El inolvidable rodaje de 'Corrientes Circulares', de Mikel Alvariño

Todos los rodajes son duros. Cualquiera que haya tenido la suerte de participar en un cortometraje o una película sabe que tal aserción es cierta. El pasado fin de semana se rodó, como estaba previsto, ‘Corrientes circulares’, el cortometraje bautismal en formato cinematográfico del entrañable y genial Mikel Alvariño, un joven guionista dotado con el asombroso proceder de reconciliar sus historias fantásticas con la realidad que nos rodea, hábil fabulador de emociones y sorpresas, versado conocedor de los mecanismos narrativos capaz para fusionar sin problema, con efectividad y magia, cualquier género.
David Acereto, gran tipo y uno de los mejores operadores de cámara y fotógrafos de cine de este país, definió este trabajo concluida la inexorable pero satisfactoria filmación como “un pequeño milagro”, primorosa conclusión que determina cómo se ha llevado a cabo este cortometraje. Y lo cierto es que tiene razón, porque aunque todos los rodajes son distintos, en el mundo del cine existen eventualidades y analogías indelebles que los equiparan; tiesuras, contrariedades, buenos momentos, risas, tensión, inclemencias y, si todo va bien (como ha sido el caso) las ganas de todo un equipo volcado en el proyecto para el producto final salga bien. Era complicado que todo saliera como ha salido. Pero se ha logrado. Y de qué manera.
Viendo el combo una y otra vez, la disposición de los personajes en las estéticas escaleras del edificio de la Calle Madrazos, 24 (punto frecuente de rodajes), ‘Corrientes Circulares’ parece una suerte de exvoto visual, exquisitez narrativa, de pequeño y esperanzador prodigio cortometrajístico. La historia de unos personajes accesibles e identificables, unidos por el destino de un momento mágico inaprovechado, lo tiene todo para alcanzar unas cumbres que ni siquiera Mikel Alvariño se ha planteado. No es el típico cortometraje con cierta pretensión camuflada en la calidad de sus propuestas. La gran virtud de esta pieza de admirable espíritu de sencillez inscrito en el costumbrismo accidental, es el mágico viaje de los pequeños instantes en los que no se dice aquello que puede cambiar una vida.
Os aseguro que me he sentido embelesado en muchos momentos del rodaje por un proceso de articulación maestra. Sobre todo en el progreso que se deriva del ensayo con los actores hasta verlos en cámara, rodando y brindando todo su talento a un proyecto considerado muy especial por todos los componentes del equipo. Los intérpretes están fabulosos (Carlos Álvarez -Goya al actor revelación por ‘Solas’-, Ana Gracia, Moncho Sánchez, Mikel Losada,Cristina Pons,Olga Rodríguez, Erik Probanza, Sharay Escobar, Luz Valdenebro, Silvia Casanova y los niños Carmela Quijano (acojonante su capacidad profesional con tan corta edad) y David Orejuela. Una envidia de reparto (gracias a Tonucha Vidal), pero, sobre todo, una envidia de de rodaje.
Sin duda, el resultado de esta expeditiva destreza ha reposado sobre el trabajo de un equipo impresionante, fundamentado en el duro trabajo colectivo, procurando el buen ambiente que ha reinado a lo largo de dos días inolvidables. A excepción de algún que otro imprevisto, lógico si tenemos en cuenta el apremio con que se rueda un corto en cine, el funcionamiento ha sido absorbente, poco menos que portentoso.
Un complicado plano de gran angular con ‘steady’, algún que otro lógico enfado, la desorientación del niño vestido de Jedi que (por alguna extraña razón) confundía la marcha nupcial con la sintonía de ‘Star Wars’, el esperpéntico cabreo de algún ofendido vecino bastante ‘freak’ (habrá que reproducirlo en videopost porque es muy mítico), la premura de los horarios y cómo no podía faltar en un rodaje los temidos retrasos (que fueron muy pocos) han sido los únicos y habituales problemas del rodaje de ‘Corriente Circulares’.
Lo más positivo desde el punto de vista personal ha sido conocer a unos formidables seres humanos con la sempiterna ilusión del trabajo como única y meritoria recompensa a la confianza de un Mikel Alvariño que puede estar más que orgulloso con esta fascinante experiencia que está siendo ‘Corrientes Circulares’. Desde el hiperactivo equipo de fotografía (hay que destacar a esa bestia humana que es Álvaro Carla con su 'steady cam') comandado por el deslumbrador Acereto, la gran labor de David Montoya, Mónica Romera, Israel González y la eminente A.D. siempre al lado del director, Jorge Alvariño, con su cámara que reproduce fotos automasturbatorias, el gran Fco. Javier Ortiz Fulton en sonido (trascendentales sus digresiones sobre ‘Episodio III’), las entrañables Helen Vilabrille y Ainize Arrieta y sus chicas de vestuario y maquillaje respectivamente,Javi Alvariño y ese ‘crack’ de la vida y el humor que es Joaquín Pérez hasta llegar Miguel Anaya, Alberto, Néstor y demás equipo de producción. Todo ello puede sonar linsojero y encomiástico (bonita palabra), de amiguismo barato y adulador, pero es que es cierto, han sido dos días para enmarcar.
Yo, por mi parte, he empleado mi tiempo en lo que suelo hacer durante mi vida entera: observar curioso, con cautela para no perderme nada, vigilando de forma enfática todos y cada uno de los movimientos que he recogido con mi Mini-DV; las miradas, los gestos, las conversaciones, escuchando cualquier interlocución, analizando personalidades, inquiriendo en la profundidad del rodaje, con la ventaja de no tener una obligación más que la de grabar todo aquello que sucediera. Y, en el transcurso de ello, poder congeniar con muchos de los miembros del rodaje a los que ahora considero amigos y parte de mi vida.
Dos imperecederos días que acrecentarán su importancia cuando el cortometraje se estrene, cuando todos podáis ver una pieza consignada a alcanzar cotas muy grandes. Os lo aseguro. Sólo espero volver a repetir una experiencia tan gratificante como la que ha sido poder llevar a cabo el ‘making of’ de un trabajo mitológico.
Por último, no quiero olvidarme de saludar a "Los Mindundis" (grandes seguidores del Abismo) y en especial a esa quimera femenina que es Adela Gutiérrez, más conocida por todos como A.D. Y desde este resquicio de locura cinéfila desearle la mejor de las suertes a Juanma Pachón, que empieza mañana su ambicioso y espectacular cortometraje en 35 mm. 'McGuffin', una pieza que dejará con la boca abierta a aquellos que crean que los cortos españoles no pueden ser pirotecnia a lo grande, en estado puro, con dos cojones.

miércoles, 29 de junio de 2005

Encuentran muerta a Domino Harvey en West Hollywood

Leyendo esta mañana las noticias de IMBD Pro me he topado con la noticia de la prematura muerte de Domino Harvey, que ha sido encontrada muerta en extrañas circunstancias este pasado lunes en la bañera de su lujosa residencia del West Hollywood a los 35 años de edad. Según el teniente Don Mauldin, responsable de la investigación, “no ha habido indicios de suicidio por arma (que era el primer rumor) así que habrá que esperar a las pruebas de toxicología para ver si la ingestión de drogas ha sido la causa”.
Harvey se transformó en un insólito icono de la rebeldía cuando hace más de una década pasó de capitalizar su atractivo para la prestigiosa agencia de modelos Ford como espectacular maniquí a convertirse repentinamente en una aguerrida cazarrecompensas, dejando atrás todo el mundo de glamour y la riqueza de su profesión para sostener imponentes armas automáticas y negociar con díscolos maleantes de mala muerte.
Hija del actor Laurence Harvey (que protagonizó ‘El mensajero del miedo’, de John Frankenheimer) y una de las modelos más importantes de su época, Domino Harvey ha estado en boca de todo Hollywood últimamente, ya que esta extravagante historia ha sido el argumento que Tony Scott ha elegido para su próxima película ‘Domino’ (pendiente de estreno este mismo verano), con guión del director de ‘Donnie Darko’ Richard Kelly.
La cinta, englobada en el género de acción gira en torno al secuestro de un anfitrión televisivo de ‘reality shows’, al que la indomable Domino se ofrece a rescatarlo con sus colegas guerrilleros Ed y Choco (Mickey Rourke y Edgar Ramirez), dando pie a introducirnos en su sorprendente historia. Keira Knighley da vida a Domino, acompañada de los citados actores y un reparto que completan Mena Suvari, Christopher Walken, Delroy Lindo, Lucy Liu y el regreso de Jacqueline Bisset a una superproducción interpretando a la madre de la mocosa malcriada.
Domino Harvey hace un pequeño cameo en una película que, tras los últimos trabajos del pequeño de los Scott, es una producción bastante esperada por los aficionados al género. Para ampliar un poco más la trayectoria de la Harvey, ésta fue arrestada el 18 de mayo de este mismo año por posesión de drogas y puesta a disposición de la justicia de Los Angeles. Un triste final que a buen seguro no recoge la película de Scott, pero que le hubiera dado ese insólito halo de romanticismo que proponen estos funestos desenlaces.

David Fincher: Spots Publicitarios (VII)

Con cierto retraso y faltando por motivos de fuerza mayor a la ineludible cita del domingo con los ‘spots’ de David Fincher, aquí tenéis otro espléndido trabajo publicitario que el cineasta creó hace no mucho tiempo para la empresa informática Hewlett-Packard, multinacional con la que Fincher ha desarrollado tal vez sus anuncios más experimentales.
Para la campaña de ‘Change + HP’, un lanzamiento tecnológico destinada a corporaciones mercantiles para ofrecer informática sincronizada, Fincher recrea con un pequeño paseo de un ejecutivo que se dirige al ascensor después de su trabajo con una composición visual de cambio temporal directamente aplicada al personaje y su entorno. Así, en el trayecto se alterna la transformación en el vestuario, la gente que permanece a su alrededor, el día, la noche, los distintos momentos cambiantes incorporados en un solo plano.
El virtuosismo de la innovación en ideas directas, efectivas y sorprendentes siguen siendo las grandes virtudes de un Fincher habituado al medio publicitario.
PD: He llegado agotado hasta la extenuación (física y mental) de un dilatado e inolvidable fin de semana que procuraré plasmar como bien pueda mañana mismo.

viernes, 24 de junio de 2005

Hasta el día 29, amigos.

Bueno, amigos del Abismo, este fin de semana desconectaré mi vida internauta (por fin) para involucrarme de lleno en el rodaje del cortometraje cinematográfico ‘Corrientes circulares’, dirigido por Mikel Alvariño, el co-guionista de ‘The Birthday', película de culto que pronto se estrenará en las pantallas de toda España y que tanto ha dividido a los privilegiados que han tenido la oportunidad de verla.
Se trata de un cortometraje sencillo, costumbrista, pero mágico en su hermosa exploración de la infancia, la adolescencia, la madurez y la vejez, todo unido por momentos perdidos, los que origina el destino, aquéllos en los que se quiere decir todo y no se dice nada. Y allí estaré, en primera línea de fuego, grabando imágenes, sensaciones, entusiasmos, tensiones, puro cine, para el ‘making of’ de esta pieza que, a buen seguro, se convertirá en un corto de referencia en la próxima temporada.
Un fin de semana que deparará otro evento único e ineludible; el pase en el Circulo de BB.AA. de ‘El Pisito’, la rotunda obra maestra de Marco Ferreri con la posterior presencia de uno de los mejores guionistas de todos los tiempos, Rafael Azcona y de su pupilo aventajado en la capacidad de bucear en el humor negro de nuestros errores humanos, el ilustre Álex de la Iglesia.
Un fin de semana de reencuentros y de distensión de esta weblog que me tiene extenuado. Así que el miércoles 29 volveré con más información, historias, chismes del absurdo y mucho más de lo que soléis encontrar aquí, es decir, enajenación mental en pequeñas dosis de neurastenia cultural desordenada.
Saludos y sed felices.

Review 'Batman Begins'

El génesis del superhéroe
Christopher Nolan reformula el mito de Batman relegando cualquier influencia antecedente para indagar desde su inicio en el germen y nacimiento del mito.
Posiblemente sea Batman el superhéroe que más se ha transformado a la lo largo de casi siete décadas en todas y cada una de las versiones que ha visto en las páginas de cómic. Desde que en mayo de 1939 naciera de la pluma de Bob Kane en la revista de historietas Detective Comics, el hombre quiróptero ha pasado por muchas y distintas fases que han ido desde el colorismo ‘kistch’ que se apoderó tras la proclive etapa de Kane en sus primeros números (incluyendo la ridiculización de su reciclaje televisivo) hasta el paso de Denny O’Neil y Neal Adams restableciendo la divinidad del héroe, pasando por una nueva decadencia en la era de Steve Englehart y Marshall Rogers hasta llegar el oscurantismo que vivificó la leyenda con el dúo Frank Miller y David Mazzuchelli e incluso Alan Moore que acentuaron el lado más oscuro del personaje y que fue, sin duda alguna, el germen utilizado por Tim Burton para su dos primeras películas sobre Batman adulterado después por Joel Schumacher y sus melindrosas y acuarelistas versiones de trasfondo ‘filogay’ que pese a su fulgor de colores y espectáculo no llegaron a convencer al devoto seguidor del héroe.
‘Batman Begins’ congrega una parte de esos variaciones acaecidos a lo largo de su ya extensa vida tebeística para empezar de cero, desde el rudimento del personaje y sus planteamientos, trazando un héroe que surge desde con un nuevo prólogo iniciático en un viaje a través de los desequilibrios interiores de un Bruce Wayne que acomete su tormentosa metamorfosis en el superhéroe alado vadeando su sentimiento de culpa, sus pesadillas infantiles y adultas para llegar al conocimiento de sí mismo y poder enfrentarse a todos sus demonios. Por tanto, ‘Batman Begins’ no es otra secuela más o una precuela, sino que, como bien deja claro el título, se alude a un nuevo comienzo del mito. Lo que importa aquí es reedificar la historia, retomando sus peanas narrativas para conseguir mediante su buscado revisionismo de tono reverencial llegar a un nuevo Batman que alcance la personalidad suficiente como para olvidar a sus predecesores. Un propósito que Nolan obtiene a las primeras de cambio.
La historia de ‘Batman Begins’ es una compilación de muchos cómics, acoplando diversas subtramas de sus páginas, pero envolviendo en su espíritu la esencia de ‘Batman: Año Uno’, de Miller y Mazzuchelli. Así encontramos a un joven Wayne en una cárcel perdida tratando de comprender cómo y de qué manera funciona la mente criminal con la utópica idea de impartir justicia entre los delincuentes. La aparición de Ducard y de su prelado Ra’s al Ghul será fundamental para el autoconocimiento de Wayne, que acabará por templar su ira y ansias de venganza obteniendo en el camino un dominio de las disciplinas físicas y mentales que le otorgarán el poder para combatir el mal que ha jurado destruir. En su regreso a Gotham City, Wayne creará el mito, la oscura figura justiciera necesaria para frenar la delincuencia y corrupción envilecida; el nacimiento de Batman. Es la trama utilizada para una efectiva edificación emocional en torno a Batman, a sus motivaciones por medio de secuencias retrospectivas a modo de ‘flash backs’ que determinan esos traumas, su especial relación con los murciélagos y su sentimiento de culpa por la muerte de sus padres.
Una historia consabida por todos, pero que se aleja de la infantilización del personaje para ajustarse, pausadamente, sin prisas, en la fabricación psicológica de un rol cuya concepción especial de la sombría y desconocida naturaleza del ser humano supone en ‘Batman Begins’ el soporte sobre la que narrar la evolución del Señor de la Noche. De ahí que hasta pasada una hora, Batman como héroe físico permanece oculto, moviéndose los condicionamientos del drama en el engaño y la teatralidad, armas muy poderosas (como bien afirma el personaje de Neeson), poco heroicas, pero necesarias para llevar a cabo la historia que Nolan y David S. Goyer quieren contar en un tono discursivo inquisidor de los fantasmas que persiguen a Bruce Wayne para revelar el nacimiento del superhéroe.
No anda muy lejos este Bruce Wayne/Batman del amnésico Leonard Shelby de ‘Memento’ o del desvelado Detective Will Dormer de ‘Insomnio’, personajes a los que al igual que a Batman se les confirió un más que interesante tratamiento psicológico por encima de la acción, en especial en lo que respecta a la ubicación e identidad del protagonista. Nolan logra la imposible consecución de que un drama funcione además como entretenimiento tiznado de ‘mainstream’ con conceptos tan arriesgados en este tipo de filmes como puedan serlos el fatalismo y el sufrimiento, asumiendo el artificio para indagar la parte más oscura de sus personajes.
En ‘Batman begins’, por tanto, prima más la elaboración del mito que la visualización de su combativa actitud contra unos villanos que se presentan como amenazantes, peligrosos, debido al tratamiento realista con que se exponen sus intenciones destructivas. El naturalismo con el que Nolan ha dibujado Gotham City, que olvida el goticismo para enclavar su estética a un entorno más barroco y expresionista, reflejo de la intención de cambio iconográfico hacia algo más gélido y menos esteticista, aporta a la película un firme compromiso con el realismo, con la verosimilitud que relega los efectismos, el ‘Bat-móvil’ y demás artefactos en beneficio de la oscura y turbulenta personalidad de la leyenda. Incluso la 'Bat-Cueva' está definida como una caverna acuosa e indefinida, sin alarde ornamental.
A pesar de su convencionalismo y algún que otro problema en determinadas secuencias de acción (como la que origina la persecución con el ‘Bat-móvil’), destaca la vivacidad en el tratamiento de los personajes secundarios, capaces de ser definidos con apenas un par de diálogos y apariciones, algo equivalente a lo que sucedía en ‘Batman:Año Uno’. Si bien es cierto que los oscuros rasgos del personaje de Ra’s Al Ghul se enfatizaban de forma más compleja en el cómic (dibujado como un ser inmortal de varios siglos de edad), el trabajo de integración de la iconografía de Batman parte de una labor más que plausible. No falta nada; ni el Arkham Asylum, ni psiquiatra psicópata Jonathan Crane “Espantapájaros”, ni la relación que se establece entre el Teniente Gordon y Batman, ni ese trasfondo de corrupción política que impregna la ciudad. Todo inmerso en una trama donde sus historias adventicias terminan por resultar completas e integradas en el total de una función sorprendente y antropológica en la genealogía del quiróptero humano.
Técnicamente, ‘Batman Begins’ es un acopio de virtudes en su búsqueda del necesario éter ambiental y moral de siniestro calado, de confusa austeridad, subrayándose el hegemónico trabajo de diseño de Nathan Crowley sobre todo en su dirección artística, la oscuridad panorámica impuesta por un inspirado Wally Pfister en la fotografía y la prodigiosa partitura al alimón de dos los prestigiosos James Newton Howard y Hans Zimmer. Mención a parte merece un elenco de estrellas encabezadas por un Christian Bale que aporta al personaje la fuerza necesaria para acreditar la tortura interior ensamblada a la capacidad física de un actor camaleónico. El resto del impresionante reparto es un desfile de estrellas de primer orden que responden a lo que se puede esperar de ellos; Michael Caine, Morgan Freeman, Tom Wilkinson, Cillian Murphy, Ken Watanabe, Rutger Hauer, Liam Nelson (encasillado en sabio instructor) e incluso un convincente Gary Oldman (que evita su histrionismo perfectamente) y una Katie Holmes que se deshace de su personaje búcaro para darle una mayor intensidad a su rol en cuanto tiene oportunidad.
Los posibles reproches que se puedan imputar a ‘Batman Begins’ tal vez provengan del exceso de metraje derivado muchas veces de los momentos de alivio de la acción y sus infructuosos toques de humor, alguna que otra secuencia de acción y una indolente relación de amor que formula parte de estructura formal en el duelo que se revela de la identidad secreta y la del superhéroe, en esta parte de relación amorosa que encuentra la imposibilidad de concretarse.
También es reprensible la excesiva frialdad que domina sobre el fondo narrativo, un elemento que viene siendo habitual en el cine de Nolan y que aquí se ajusta bien a determinadas partes de la historia (aquellas en las que se forja el mito), pero que en otras acaba forzando algunos momentos dramáticos. Pero Nolan sabe manejar la función con un dominio total sobre sus actos, envenenando la atmósfera con ese lánguido pulso que hacen de ‘Batman Begins’ una magnífica película. Nolan obtiene con su talento la oscurísima consecución de observar al héroe vencer a los demonios propios y de ser capaz de ponerlos contra los demás. Una gran película que bien podría definirse como la mejor adaptación de Batman. Eso sí, sin desmerecer la gran creación del mito que reflejó en sus dos películas un insuperable Tim Burton.
Miguel Á. Refoyo © 2005