lunes, 6 de junio de 2005

Steve-O: El 'Freak Circus Man' del salvajismo

Entre algunas joyas etiquetadas como ‘freaks’ que han pasado estas últimas semanas por mi monopolizado Woxter gracias al empréstito audiovisual de la galería de cd’s de Piper Kiiinan (y lo que me espera), tengo que destacar los vídeos ‘Don’t try this at home’, las salvajadas infrahumanas de ese indestructible refractario que es Stephen Glover, más conocido por sus incondicionales como Steve-O, uno de los componentes más descerebrados del discutido programa de entretenimiento extremo ‘Jackass’.
En estos días, ante mis curtidos ojos han desfilado todo tipo de barrabasadas en forma de arriesgadas perversiones corpóreas, de sanguinarios golpes sin sentido, de etilismo público como espectáculo, de escatología extrema, de puntapiés en los testículos, de gente prendiéndose a sí misma a lo ‘bonzo’, idioteces de imprudente insensatez y hazañas sin sentido de imprevisibles consecuencias, que no por ello dejan de ser divertidas, con un enfermizo punto de atracción sádica. Los vídeos de ‘Don’t try this at home’ son las fechorías que Knoxville, Jonze y Tremaine (la terna creadora del show de la MTV) no se atrevieron a realizar por el impacto visual y el peligro que traían consigo las actividades de uno de sus componentes. La autocensura siempre tuvo un nombre: Steve-O, el ‘kamikaze’ amante del autosalvajismo. A Steve le vimos en la MTV forjándose un ‘piercing’ en el culo que unió sus dos nalgas, se ha partido en directo en infinidad de ocasiones varias costillas y fracturado diversas partes del cuerpo con sus imposibles saltos de precipicios, hemos castañeteado los dientes cuando se depiló todos los pelos de su maltratado cuerpo con cera caliente y multitud de disparates físicos que alzaron a ‘Jackass’ a un éxito sin precedentes.
En el margen más arriesgado y brutal, donde rige la regla del “cuanto más estúpido, original o peligroso, mucho mejor”, se sitúan estos vídeos poco aconsejables para la audiencia impresionable. Vídeos que acomodan su insólito atractivo en la bestialidad humana, en la barbarie física. Steve-O es un semidiós de la autodestrucción que, inexplicablemente, sale victorioso de sus más demenciales pruebas. Comerse las criadillas de dos enormes ratas, tirarse metido en un contenedor en unas escaleras inacabables, romper los cristales de un coche en marcha, estrellar vehículos a lo ‘crash test’, construir una pista de ‘skate’ en un piso recién alquilado, patinar en superficies imposibles, quemar a una ‘groupie’ algo promiscua, darle patadas en los huevos a Wee Man como pasatiempo, dejarse embestir por una sucesión de fuegos artíllales, destrozar varias habitaciones de hotel, introducirse un cohete de considerables dimensiones en el esfínter para éste que sirva de base en su llameante ascensión y una profusión de maniobras que no puedo desvelar aquí son algunas de las beldades que aparecen en las míticas proezas de ‘Don’t try this at home’.
Steve empezó graduándose en la ‘Ringling Brothers & Barnum & Bailey’, una prestigiosa escuela de payasos a finales de los 90. Trabajó en los ‘shows’ de los cruceros Royal Caribean y obtuvo cierto renombre con su participación en la Revista ‘Big Brother’. Fue en ése momento cuando le ofrecieron un trabajo en el circo de la familia Hanneford como ‘clown’. Mientras tanto, la revista seguía publicando sus hazañas y hasta filmándolo como parte del video de ‘Big Brother Boob’. Su afición al ‘skate-board’ en su modalidad más temeraria y la extraña afición por grabar sus tanteos con el fuego y los temibles saltos desde tejados a piscina vecinales sirvieron como espaldarazo a la televisión americana junto a Johnny Knoxville, Bam Margera, Chris Pontius, Ryan Dunn, Jason ‘Wee Man’ Acuña y Preston Lacy. Steve-O, además, se ha convertido en una celebridad con su propio programa de televisión de cable (‘Wildboyz’) y en estrella invitada en los ‘late shows’ del momento: Jay Leno, Jimmy Kimmel, David Letterman, Howard Stern...
Steve-O es un mal ejemplo para la juventud, no vamos a ponerlo en duda. Pero también es un ídolo reivindicable, porqué no. Un icono del circo ‘freak’ mediático. Un hecho que si comparamos a la televisión actual resulta una consecución más que plausible. Desde el Abismo, os recomiendo encarecidamente un desequilibrado y malsano viaje por la irracionalidad oscurantista y física de un demiurgo de la locura como es Steve-O.

Muere Manolo Codeso, un gran hombre del teatro


Codesito, Zori y Santos
El actor y humorista Manuel Codeso, que formó parte durante muchos años del trío humorístico Zori, Santos y Codeso, falleció en Madrid a los 79 años como consecuencia de un infarto cerebral que sufrió hace un par de meses del que no se repuso, informó hoy su representante.
Zori, Santos y Manolo Codeso formaron el trío de cómicos más populares de la revista en los años cuarenta y cincuenta. En 1947 estrenaron una de las revistas más perdurables de la historia del teatro en España, ‘La blanca doble’ y a raíz de ello el maestro Guerrero formó una nueva compañía para este trío de actores, que en 1952 estableció ya empresa propia y debutó en Valencia con la revista de Carlos Llopis y García Morcillo ‘Oriente y accidente’. Pocos años después presentaron la obra que les dio mayor renombre, ‘Metidos en harina’, de Baz y Morcillo.
Fue en 1962 cuando se produjo la ruptura del trío y, por un lado, Zori y Santos formaron pareja, y, por su parte, Manuel Codeso decidió actuar en solitario. El 20 de diciembre de 1991 reaparecieron en el Teatro Olympia de Valencia después de 30 años de separación, con ‘Metidos en harina’.
Además de su más reciente trabajo en la obra ‘Nadie es perfecto’, que se estrenó a principios de 2005 en el Teatro Lara en versión de Paco Mir sobre una divertida y romántica comedia de Simon Williams, bajo la dirección de Alexander Herold y con Josema Yuste y Lola Baldrich, Codeso trabajó en la zarzuela 'Gran Vía', que se representaba en verano en los jardines Sabattini de Madrid, dentro de los Veranos de la Villa.
En 2000 trabajó en ‘Obra maestra’ a las órdenes de David Trueba, así como en películas como ‘Espérame en el cielo’, de Antonio Mercero, ‘Juana la Loca, de vez en cuando’, de José Ramón Larraz, ‘Cuatro noches de boda’, de Mariano Ozores o ‘Pecados conyugales’, entre muchas otras.
FUENTE: Agencias

Arrancan los Premios 20minutos.es

Aguardando estoicamente el estatismo y dilación al palmarés final de los premios Bitácoras.com que se debía haber fallado el pasado 1 de junio (y en el que el Abismo fue finalista de la sección Arte/Cultura), desde hoy mismo se abre la veda de los de 20minutos.es, un nuevo concurso de la red de redes abierto a todas las weblogs hispanas. Unos premios al que optan más de 2.000 páginas y que incluso están remunerados, por lo que las posibilidades de quedar finalista o hacerse con uno se antojan imposibles.
Este weblog está inscrito en las categorías de Mejor blog de actualidad, Mejor blog sobre cultura y de tendencias, Mejor blog personal y Mejor blog inclasificable.
Podéis votar cada día en el botón que aparece en la parte superior izquierda, debajo de mi espeluznante semblante entre las sombras.
La única salvedad: hay que registrarse.
PD: Este post es meramente informativo y está escrito con un ridículo propósito propagandístico y electivo. Se autodestruirá en cinco segundos. O no.

'Miss Julie': La última gran cinta de Figgis

Prodigiosa adaptación del espíritu de Strindberg
Mike Figgis recreó con solemnidad una hermosa historia de desamor apoyado en unos Peter Mullan y Saffron Burrows en estado de gracia.
Con el espíritu misógino del famoso epítome ‘Preface to Miss Julie’, de August Strindberg, Mike Figgis realizó en 1999 ‘Miss Julie’ su última gran película antes de un vergonzoso declive alimentado de infaustos productos experimentales (‘Time Code’ y ‘Hotel’) o una descarada especulación comercial con el cine de terror en su calamitosa ‘Cold Creek Manor’. ‘Miss Julie’ fue una arriesgada obra rodada en 16 mm y con escaso presupuesto, pequeña en sus ínfulas, que no impidió que se configurara como una de las obras más sólidas de su excéntrico cineasta.
Esta académica cinta de amplias dimensiones narrativas es una obra difícil, sinuosa, llena de simbolismos con los que se pretende encontrar en las imágenes de la relación tempestuosa y en el desamor la vida profunda del alma. Estos símbolos se imponen entre el yo y el mundo, y su conocimiento permite acceder a una armonía insospechada. Mensaje final de una obra literaria tan poética como hermosa y desgarradora a la vez. Strinberg pretendió hacer en su obra una denuncia sobre los vicios y perversiones de los seres humanos, donde el amor no tiene cabida, donde las relaciones de pareja se consuman hasta las últimas consecuencias. El egoísmo, el temor y el amor, la posesión, acaban por transmutar a dos personajes separados por la clase social a la que pertenecen.
Mike Figgis acometió esta labor con su mejor arma, con su habitual capacidad de captar la morbidez del instante, la belleza y la dureza de una realidad con miradas que prescinden de palabras para monologar secuencias colmadas de brillantez. ‘Miss Julie’ es una obra naturalista y cruel, evocadora de las relaciones que al cineasta le gusta retratar (como referente, su obra más conseguida ‘Leaving Las Vegas’), reflejando en el camino hacia la locura de una joven aristócrata, encerrada en una jaula de oro y perturbada por un odio ciego hacia los hombres. La contradicción entre amor y libertad en una sociedad cuyo equilibrio depende únicamente de la frágil estructura de la jerarquía de clases, destruye poco a poco a la joven e inocente muchacha, liberando así a su arrogante y ambicioso lacayo Jean, que la empuja a un trágico final como recompensa a su soberbia y codicia.
La excelente versión de Mike Figgis añade al original una sensualidad inaudita y llena de un hipnotismo clarividente, mágica. La señorita Julia (una prodigiosa y magistral Saffron Burrows) toma protagonismo en la infame e irresistible pasión por su criado Jean (solemne Peter Mullan). Figgis aprovechó esta enaltecida dualidad para imprimir el dinamismo necesario a esta obra teatral, imbuyendo cada toma con el trasfondo de divergencias: nihilista y bucólico, idílico y malévolo. Es decir, el sexo como huida, como perversión igualadora de clases, como estigma y como cebo, columna vertebral de la obra de Strindberg.
En ‘Miss Julie’, la idea de autodestrucción (en progresión gracias a la hermosa Burrows) se hace incontestable, sensible y hasta violentamente insoportable. La virtuosa batuta de Figgis indaga en la naturaleza de los dos personajes principales, tomándose licencias para reducir protagonismo a Cristina (Maria Doyle Kennedy) y adentrar al espectador en la tormentosa relación de la hija del conde y el sirviente. Mediante una portentosa dirección, utilizando solamente los recursos teatrales, la película adopta la intensidad que le dan los imponderables intérpretes, dejando en sus manos la esplendorosa calidad artística y plástica, incluso haciendo cómplice al espectador con la controvertida secuencia de plano dividido en la ‘split screen’ (sirviendo ésta para situar al público en la dinámica del pensamiento de Strindberg).

domingo, 5 de junio de 2005

¡¡Vini, Vidi, Vinci!!

Acapulco, Costa do Sauipe, Montecarlo, Barcelona, Roma y París...
Este chaval está imparable.
Desde que Mats Wilander lograra ganar su primer Roland Garros en su debut en este prestigioso torneo, nadie había sido capaz de lograr dicha gesta. 6-7, 6-3, 6-1 y 7-5 han sido los números que Rafael Nadal le ha endosado al argentino Mariano Puerta.
Es el séptimo español que gana la Copa de los Mosqueteros.
Poco más que decir ante la potencia de un ganador al que se lo nota disfrutar en cada golpe. Un tenista de 19 años que tiene refulgente futuro por delante.

David Fincher: Spots Publicitarios (IV)

Para la cuarta entrega del repaso de los ‘spots’ televisivos de David Fincher he seleccionado el titulado ‘Speed Chain’, que el cineasta realizó por medio de Wieden & Kennedy para ‘Nike’.
En uno de los mejores anuncios rodados por Fincher cabe destacar la extraordinaria representación de la evolución natural de la velocidad, desde unas medusas abisales hasta llegar un tren de alta velocidad en un final que recuerda (no creo que con la misma pretensión subversivamente sexual) a ‘Con la muerte en los talones’, de Hitchcock.
Fincher juega con el incremento de la velocidad de un modo perceptivo, mostrando los puntos de vista de los sucesivos animales (incluido Tim Montgomery) y máquinas que anticipan con una brillante y paulatina celeridad la progresión visual y sonora.
Hay que subrayar el perfecto engranaje narrativo, visualmente impecable, con una coreografía de plano instalado en complejos tiros de cámara y una angulación característica de un maestro de la imagen en la subyace un entorno digital que palpita en su fondo, sin ningún protagonismo, pero ineludible en el cine de Fincher y utilizado aquí en el perfeccionamiento de los cielos, en la estabilización de plano de una precisión milimétrica.
Una pieza precisa y hermosa. Y uno de los más laureados ‘spots’ de David Fincher.

sábado, 4 de junio de 2005

Héroes cotidianos

Sí amigos, lo que veis en la foto es un chino arrastrando un vagón de tren enganchado a su maltrecha oreja.
Su nombre es Zhang Xinquan, oriundo de la ciudad de Dehui, provincia de Kirin.
Su capacidad de sacrificio y voluntad de hierro le han hecho arrastrar las 24 toneladas que pesa el tranvía más de 40 metros en 4 minutos.
Según sus palabras “es el resultado de muchos años de práctica”.
Impactante (y absurdo, claro).

La última película del Gran Maestro (hasta el momento)

La eficaz maestría de la sencillez
John Carpenter tomó de referencia su propia obra para redefinir, con su habitual concepción ‘ hawksiana’, un western espacial de efectividad asombrosa.
Parece mentira que uno de los cineastas más veteranos del panorama internacional como lo es el maestro John Carpenter siga demostrando, después de superar un cáncer de piel que estuvo a punto de acabar con su vida, que es uno de los directores con un espíritu tan joven que más quisieran para ellos muchos de los nuevos talentos ensalzados por sus, supuestamente, innovadoras obras precozmente maestras. Carpenter demostró con su última película hasta el momento, que si con su sensacional ‘Vampiros’ acreditó su ofrendística propensión al ‘western’ reflejando la suculenta historia de un grupo de cazavampiros sin escrúpulos pagados por El Vaticano para exterminar a unos chupasangres maléficos, en ‘Ghosts of Mars’, este preceptor de obras maestras ‘de autor’ regresó a su particular y genuino estilo para proponer una infiltrada utilización de la consubstancialidad más auténtica del ‘far west’ bajo la perenne influencia de su siempre frecuentado Howard Hawks.
El genio rebelde impasible de Carpenter obtuvo, con su querencia a la ironía, violencia explícitamente ‘gore’, humor frío y discurso decididamente nihilista y sádico, una memorable cinta de acción y aventuras en la que la autoreferencia a su propia filmografía compusieron una obra inconfundible y desenfrenada en su intachable carrera. Para ‘Ghost of Mars’, Carpenter siguió absorbiendo de los artífices que han convertido su enfoque artístico en un ejemplo de honestidad y temeridad, de majestuosidad y coherencia autoral. El citado elemento ‘hawksiano’ se alía en ‘Ghost of Mars’ con breves matices del mejor John Ford,Jacques Tourneur o Terrence Fisher, pero también circunscribe claras alusiones a filmes clásicos como ‘El experimento del Doctor Quatermass’, la obra maestra de Val Guest y ‘Five millions years to earth’, de Roy Ward Baker. Carpenter pudo tratar otra representación ‘fantastique’, de la invasión extraterrestre, muy influida por la intención clasicista de la mítica factoría Hammer. En este caso no son los típicos marcianos los que llegan en naves espaciales a la Tierra con la intención de colonizarla, sino que es el hombre el que, como entelequia galáctica, logra colonizar Marte y levantar Shining Canyon, denominación inconfundible de cualquier mítico ‘western’.
A modo de ‘thriller’ de acción, Carpenter se traslada al año 2176 para relatar la odisea terrorífica de un grupo de policías (la MPF) que se traslada al planeta rojo con el fin de detener a un peligroso recluso. Los mineros que allí trabajaban se muestran sobrehumanos, psicópatas y aterradores. En realidad han sido poseídos por unos fantasmas alienígenas con ganas de venganza. Con esta premisa, Carpenter retomó los elementos argumentales que confinan su espléndida visión fílmica. ‘Ghost of Mars’ es muy pareja en estructura y estética a filmes de la talla de ‘Asalto a la Comisaría del distrito 13’, ‘La Niebla’, ‘La cosa’ o ‘El príncipe de las tinieblas’. Es decir, un grupo confinado en un área sitiada, amenazada por una siniestra caterva externa que desencadena, sin ningún motivo aparente, la muerte y el odio.
En esta ocasión la malevolencia viene dada por el nihilismo del hombre, por el ansia de poder en la lucha conquistadora espacial, aportando así esa irreverente directriz sociopolítica frecuente en el cine de Carpenter. La maldad proviene de unos entes espirituales que utilizan los cuerpos humanos como artilugio de defensa y de carácter brillantemente tribal. Por primera vez el antihéroe carpenteriano por excelencia es una mujer malhablada y severa de armas tomar, Melanie Ballard (brillante Natasha Henstridge) que dirige a unos secundarios representantes de los defectos humanos como el machismo, la debilidad y la ambición, entre muchos otros (Ice Cube, Clea Duvall, Jason Statham, Joanna Cassidy y Pam Grier).
John Carpenter volvió, por tanto, a verificar su atípica forma de reinventarse a sí mismo, sin concesiones a la pertinacia, y la vez, sin eludir su privativo y brillante sentido del ritmo visual y narrativo. En esta última concepción de su cine, Carpenter alcanzó una compleja estructura a base de ‘flashbacks’ introducidos en otros ‘flashbacks’ de la subtrama, lo que origina la lucidez de un relato cerrado en el que los giros no traicionan el total de esta magnífica obra (la cinta empieza como acaba). La visión del artesano, de la serie B y de la trasgresión disoluta se dan cita en este filme en el que el anacronismo ensalza la gran capacidad de este genio como narrador, como creador de atmósferas e innovador de un sentido de la acción abrumante en la que no podía faltar su poderosa y destacada partitura musical.
Con ‘Ghosts of Mars’, Carpenter siguió acreditando unas inagotables ganas de subvertir el cine hacia la maestría de su propia y sencilla concepción fílmica. La imaginería de este maestro continúa, a falta de ver su próxima y esperada cinta, a la altura de los que le consideran como lo que es: uno de los últimos grandes clásico de este Arte.

viernes, 3 de junio de 2005

¡La madre que lo parió!

3-6, 6-4, 4-6 y 3-6
“Manacorí”, es el pertinaz gentilicio que más esgrimen los medios para nombrar a Rafa Nadal, un ‘crack’de la raqueta destinado a ser uno de los tenistas más grandes que ha dado España y, visto lo visto, la historia de este deporte.
Todo lo aburrido que han tenido los anodinos comentarios de un doliente verbal (hasta las ovejas se duermen con sus análisis) como Emilio Sánchez-Vicario se ha subsanado con el grandioso juego de un joven combativo, luchador, un ganador que jugará su primera final de un Grand Slam tras derrotar al número uno del mundo, el suizo Roger Federer, precisamente en su primera participación en Roland Garros.
El futuro es suyo.

Placas identificativas custumizadas

Smith & Warren pone a nuestra disposición esa placa identificativa que siempre hemos soñado desde nuestra más tierna infancia.
Una amplia gama de placas que podremos custumizar a nuestro gusto para poder exhibirla en cualquier lugar y ser así el protagonista de redadas, detenciones, quedarse con una suculenta custodia ilegal de droga o simplemente por el hecho de hacer el gilipollas y ser el más ‘freakie’ del grupo.
Y sólo cuesta unos 55 dólares.