sábado, 30 de abril de 2005

Pin Up World

George Petty fue uno de los dibujantes de ‘pin ups’ más importantes del panorama internacional allá por los años 30 con sus dibujos para la revista ‘Esquire’.
Disfrutad de su vida y obra én este link y en este otro.

Premios ATV: ridículo televisivo

Con una gripe fulminante y drástica, medio aletargado y aturdido por esta circunstancia, ayer abandoné mi habitual concupiscencia nocturna para quedarme en casa, febril y destemplado. Intermitente acudí a la licenciosa devoción por el ‘zapping’, cuando accidentalmente asistí a una ignominiosa gala, un acontecimiento de lo más patético que se haya podido ver en mucho tiempo en la caja tonta. Me refiero, por supuesto, a la lamentable VII edición de los premios de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión (ATV).
Una realización deplorable, atroz y lastimosa, con fallos constante de sonido, donde los vídeos no entraban cuando tenían que entrar, donde el guión adolecía de cualquier originalidad o gracia, lindante en lo ramplón e inelegante, en el puro sonrojo de un evento de más de tres horas, mal conducido y que, como resultado, dejó la manifestación de uno de los ridículos más descomunales y risibles vistos desde hace años. Ni siquiera los Goya presentados por la infame Antonia San Juan fueron tan calamitosos y tristes. El triste 11,4% con 1.355.000 espectadores para la gala manifiesta lo funesto de la noche.
En cuanto a los premios, 'Aquí no hay quien viva' fue la justa ganadora al obtener cuatro de los principales galardones. Lo único destacable fue el momento de homenaje al gran Miguel de la Quadra Salcedo, que recibió el homenaje de la Academia con el premio a toda una vida a pesar de no estar presente para recogerlo.
Como curiosidad, a lo largo de la ceremonia, los presentadores (muchos de los cuales salían vestidos con el uniforme de los operarios de la limpieza - barrenderos y basureros -) echaban a un alegórico basurero todo aquello que se deseaban excluir de este mundo.
El último de los galardonados, el enloquecido pero brillante José Corbacho, ganador del premio al mejor programa de entretenimiento por 'Homo zapping' protagonizó un acto de dignidad y coherencia al tirar a la basura de forma simbólica la propia y vergonzosa gala aludiendo a que, de vez en cuando, hay que hacer un poco de ‘autocrítica’. Cuánta razón llevaba.
Lo de ayer no tiene nombre.
Una gala fundamentalmente emética que suscitó, en muchos momentos, la náusea y la vergüenza ajena.

Review 'The interpreter'

Tópico panegírico a la palabra y la diplomacia
Sydney Pollack desaprovecha una interesante trama de ‘thriller’ político para sustituir la acción e investigación por una historia de amor imposible, algo en lo que es un experto.
En un tiempo en que la ONU está tan desacreditada, donde los Derechos Humanos sufren violaciones cada día y la pérdida de confianza se engrandece derivada de una indiferencia ante una reciente guerra ilegal contra Irak sin que poder hacer nada por evitarla, la institución que vela por la integridad pacífica en el mundo necesitaba, aunque fuera en un entorno ficticio, lavar su imagen de cara al mundo. De ahí que Cofi Annan haya fiado las instalaciones de la organización internacional para que un veterano como Sydney Pollack rodara su última película, ‘The Interpreter’, dentro de ellas. La organización ha conseguido un suculento cheque de la productora y Pollack ha ganado en credibilidad al narrar una historia que supone su aparente regreso al ‘thriller’ político, género en el que cabe subrayar sus obras ‘Los tres días del Cóndor’, ‘Ausencia de malicia’ y ‘La tapadera’.
Nicole Kidman es Silvia Broome, una intérprete de la ONU que accidentalmente escucha una conversación en la que alguien planea matar al dictatorial y genocida jefe de Estado africano de Matobo (país y lengua inventada para no levantar aprensiones) durante la Asamblea General. Cuando se da cuenta de que se ha convertido en objetivo de los asesinos que la amenazan, intenta frustrar la conspiración con la ayuda de Tobin Keller (Penn), el agente federal encargado de protegerla. Pero la trama se desdobla en dos frentes; además de esta trama principal, que nos va a proveer de una línea de pulsión sexual no resuelta (el primero de sus muchos tópicos), la acción se fracciona ante las sospechas del agente por el oscuro pasado de Broome, que ha nacido en el mismo país africano de donde deriva la amenaza y ha sido activista contra el régimen de un presidente corrompido por el poder hasta convertirse en un autócrata.
Tópicamente definida como un ’thriller político’, la nueva película de Pollack tiene tan poco de político como de ‘thriller’. Pero no es el veterano director el infractor de tal infortunio, sino que en este caso el peso de lo más execrable de este (vayamos avanzándolo) correcto filme de intriga recae en Charles Randolph, Scott Frank y Steven Zaillian, guionistas que han cimentado el mayor despilfarro del filme en la profundidad ética de sus personajes principales, restando acción a la trama y anulando una más que viable funcionalidad del género en el que se quiere inscribir esta película. Y es que ‘The Interpreter’ se precipita desde su principio intercediendo por un relato de personajes idealistas que topan con la cruel realidad de la violencia. Broome cree en la eficiencia e inmunidad de la palabra, mientras Séller es un cínico analista que define a una persona con una sola mirada. Por si fuera poco, ella es una huérfana desabrida que desconoce el paradero de su hermano, una mujer que tuvo que huir del hombre al que oído que van a matar y él es un torturado marido recién enviudado por el accidente de su mujer con su amante. Todo este ‘dramatis personae’ hace que la cinta caiga en una rémora sin interés que desatiende los elementos del ‘thriller’ al uso. Durante gran parte de las dilatadas tramas y subtramas parece más importante enfrentar dos posturas irreconciliables que apelar a la acción. Así, la doble secuencia en la que Broome se sube a un autobús para preguntarle al opositor político del amenazado por su hermano supone, en un prodigioso y dinámico montaje paralelo, lo mejor de esta película que cae en demasiados tópicos como para realzar la excelente labor de Pollack como director.
En todo momento Pollack no se desliga de su intencionalidad como cineasta de género, rodando con oficio un (a veces forzado) sosiego clásico, renunciando a cualquier tipo de disonancia formal y procurando que no decaiga el juego corrosivo y activista que hubiera necesitado sobre el espionaje, el suspense y las conspiraciones políticas. Algo, que en los tiempos que corren se antoja difícil. En vez de ello, Pollack se inclina hacia un territorio que domina y que ha terminado por infectar su cine: las anémicas historias de amores imposibles. La conspiración ‘hitchcockiana’ de ese atentado en las Naciones Unidas queda en un segundo término para ajustarse a la intimidad de una romántica y comprensiva conversación a distancia (cada protagonista en una ventana), de miradas cómplices o de confesiones que gravitan en un silencio fraterno. Excesiva preeminencia de esta aburrida relación de esa bipolaridad de pensamiento ante determinados conflictos que se aúnan hacia el final de la cinta con el objetivo de salvaguardar la dignidad de los pueblos a través de la justicia, donde la validez de las palabras y la diplomacia en lugar de la violencia es lo que defiende en su modélico y vergonzante desenlace.
Aún así, la cinta tiene sus virtudes, como esa sobria y fría puesta en escena, cargada de una elegancia y moderación digna de un veterano como Pollack, desviada de efectismos formales que se sustenta en un ejemplar estilo de ciertos recursos clásicos por parte del cineasta. Pero sobre todo (algo que viene siendo habitual) ofrece la posibilidad de evidenciar otra portentosa interpretación de una pletórica Nicole Kidman que lo compensa todo en una actuación comedida, sutil, llena de matices, un logro que a Sean Penn se le escapa por momentos, ya que el injusto ganador del Oscar por ‘Mistyc River’ ofrece un trabajo descompensado, a pesar de su innegable capacidad para dotar a los personajes torturados de una veracidad intachable. Es una pena ver, eso sí, a la espléndida Catherine Kenner dignifica un personaje innecesario que no aporta nada a la trama.
‘The interpreter' no ofrece más que un conato de ‘thriller’ escondido en un drama melancólico, elaborado con certera seriedad y corrección formal, pero que tiene como mayor enemigo un guión que no consigue insuflar ningún incentivo, ya sea algo de desasosiego (si exceptuamos la citada secuencia del autobús), ni hondura o emoción a una historia previsible y artificiosa con unos personajes poco creíbles incluidos en un entorno real que es desaprovechado en lo que podría haber sido una oportunidad inmejorable por recuperar la zona oscura y clásica de un género bastante quebrantado.
Miguel Á. Refoyo © 2005

viernes, 29 de abril de 2005

Feet Me

Link a una extraña galería fotográfica decicada a los pies de varios componentes del orbe musical más célebre.

Cosas varias

En un día en que México ha superado por primera vez en número de lectores del Absimo a Estados Unidos. En un día en que nos hemos sentido desolados porque unos infames desalmados han quemado ‘El grito’ y ‘La Madonna’ de Münch y un vídeo de Cannavaro ‘chutándose’ un ungüento médico ha dado la vuelta al mundo. En un día en que Tom Cruise dice que tiene nuevo pretexto para acallar su supuesta homosexualidad. En un día en que Brad Pitt y Angelina Jolie están ‘arrejuntaos’ y que ha muerto Mason Adams, el estricto jefe de ‘Lou Grant’ (serie por la que siempre quise ser periodista), ha emergido en el mundo ‘freak’ un nuevo ser que vive a 10 metros del suelo, como si de un pájaro se tratara, en un nido de construcción básica situado en el centro comercial de Soho de Jianwai, el área de la empresa más próspera en Beijing. Y con todos los lujos reunidos (cama, radio con mp3, teléfono móvil). Todo en 4 metros cuadrados.
Es, sin duda alguna, una iniciativa muy adecuada como idea para el plan de vivienda (in)digna de María Antonia Trujillo.
Y encima Pe se arrepiente tremendamente de esto.

jueves, 28 de abril de 2005

Momento nostálgico: 'Oh, Wicked Wanda'

Mi padre era y es gran erotómano coleccionista que nunca me censuró el sexo visual, de ahí mi afición a revistas que algunos tienen por impúdicas y mi prematura afición al onanismo. Por eso, una de las imágenes matrices que mi memoria alcanza a recordar de un cómic erótico, con la ignorancia e inexperiencia de la cual uno hace gala cuando tiene cuatro o cinco años, es el de las aventuras de ‘Oh, Wicked Wanda’ que protagonizaron las páginas de Penthouse allá por los finales de los 70 y principios de los 80.
Me fascinaba aquella mujer trazada con una destreza sexual perfecta, de una diligencia femenina muy atractiva, lúbrica y tenaz. Muy de la época. Wanda Von Kreuss es una de mis musas iniciáticas, la mujer incorpórea que todos ambicionamos o soñamos cuando somos impúberes pardillos con absurdas quimeras ilusorias.
Ella siempre emplazó mi atención infantil mucho más que los pictoriales de espectaculares y libidinosas féminas con hirsutos rasgos púbicos.
En este monumental link tenéis acceso a todos los cómics de Wanda publicados en la mítica Penthouse.
Una auténtica mina de oro que permite rememorar a la lasciva German Grrr, líder del ‘Puss International Forces’, al bárbaro J. Hoover Grud, al libidinoso Walter Von Kreuss, el salido padre de Wanda, a la inseparable amiga de ésta Candyfloss o al ingenioso inventor de todo tipo de ‘gadgets’ sexuales para Wanda Homer Sapiens.
Espero que la disfrutéis.

Carmen Calvo: en busca del gato Jinx

Lo último (aunque date del 9 de febrero de 2005) de nuestra Ministra de Cultura es antológico. Esperanza Aguirre y sus infortunios provocados por la ignorancia, la inhabilidad y el afán de ‘graciosismo’ (como bien definió mi amigo, el gran guionista RL) han pasado a la historia. Tenemos una humorista mucho más ocurrente, original e infame en nuestra queridísima Carmen Calvo.
Tras su éxito 'la fraila', llega su rotundo 'Pixie & Dixie', que será (como diría el gran Luqui) "Tres, dos o uno".
Por lo visto, el senador del PP Juan Van-Halen (nada que ver con el mítico grupo de los 80), en un discurso que indagaba en el número de los espectadores del cine español en uno y otro gobierno, debió decir algo que a nuestra heroína de lo gracejo indocto le resultó intolerante.
¿Qué fue? Veámoslo
Senador Juan Van-Halen Acedo (PP): "Centrándonos en el período negro, Calvo «dixit», en el año 2000 dos filmes, «La comunidad» y «Año mariano», superaron cada uno de ellos el millón trescientos mil espectadores. En 2001, año negro también, Calvo «dixit», las cifras fueron de asombro --el mejor año, con mucha diferencia, del cine español--: «Los otros» consiguió 6.242.330 espectadores (...)".
Tras estas palabras de Van-Halen, le tocó el turno a Calvo, que demostró una vez que la jocosidad andaluza que ella posee está tizanada de esterilidad de latín y muchos otros conceptos y materias. Eso sí, con gran memoria televisiva. Confundir el término 'dixit', con uno de los pequeños roedores que perseguía el gato Jinx no tiene desperdicio.
Carmen Calvo, ministra de Cultura: "Señoría, usted para mí nunca será Van-Halen «Dixie» ni «Pixie»; será su señoría, el senador Van-Halen, precisamente porque estamos en una Cámara de representación democrática en nuestro país, precisamente porque estamos en el Senado.Y desde ahora le adelanto que ese modelo de intervención, con alusiones pretendidamente ingeniosas acerca de las personas, en este caso de mi persona, si quiere, se las puede ahorrar, porque no voy a contestarlas."
Impagable documento.
He leído a propósito del garrafal disparate ministerial unas palabras de Ionesco que señalaban “La comicidad de un autor es, a menudo, la expresión de cierta confusión. Uno hace reír al explotar su propio absurdo” al comentar su obra maestra de teatro cómico ‘La cantante calva’. Todo acierto y concomitancia con lo aquí expuesto, en argumento y patronímico.
Mis amigos andaluces ya me advirtieron de que las risas con esta mujer estaban aseguradas.
¿Por qué no nombran ministro a Arévalo o a Manolito Rollo?
Pensándolo bien, que siga el circo. The show must go on...

Review 'Be Cool'

Fallida e inoperante reiteración de elementos
Un ineficaz F. Gray Gray recurre al calco de ‘Cómo conquistar Hollywood’ con una evidente falta de dinamismo proveniente de un insustancial guión de Peter Steinfeld.
Decepcionante puede ser el adjetivo que mejor defina con la nueva película de F. Gary Gray. No es algo justificable que el corpus literario de Elmore Leonard se haya visto agraviado con una adaptación tan superficial como esta ‘Be Cool’, culpa del guionista Peter Steinfeld. Toda la ironía revestida de esa vena cínica que congregara las aventuras de Chili Palmer con gracia y buen hacer el veterano Barry Sonnenfeld con ‘Cómo conquistar Hollywood’ ha perdido toda pujanza en una secuela donde predomina en todo momento una evidente falta de inspiración y donde sus elementos resultan del todo artificiosos, buscando en todo momento una ironía que nunca acaba de cuajar. El guión repite el esquema que emplaza a esa necesaria caterva de ‘freaks’ heterogéneos surgidos de la pluma de Leonard y, de entrada, por los planteamientos formulados, parece que ‘Be Cool’ aprovisionará otra ración del fantástico Chili (ese extorsionador mafioso que amedrentaba a la peña con esas cuatro célebres palabras “Mírame a la cara”). Pero todo es una falsa promesa.
La historia plantea una simple base: Chili está desencantado con la industria del cine, por lo que decide cambiar de aires yendo a parar al no menos fullero mundo de la música. Tommy Athens (James Woods en cameo de lujo) da vida a un propietario de un sello musical independiente que es asesinado por un ajuste de cuentas a primeras de cambio. Es la excusa perfecta para que Chili visite a su viuda, Eddie Athens, para tantear junto a ella el negocio musical y lanzar a una prometedora y joven artista llamada Linda Moon. Pero como no podía ser de otro modo, Chili tendrá que enfrentarse al agente de la joven, sus dos esbirros (un blanco que se cree afroamericano y un aspirante a actor ‘gay’), a la mafia rusa y a un parlanchín productor musical negro y su banda de ‘gangstas’ raperos. Parece que no falta nada en el combinado ‘elmoreiano’, pero esta vez el mundo de absurdos individuos que habitan en el universo del autor están ridiculizados en exceso, con un opulento embalaje de sátira que no sabe utilizar ese ‘hooptedoodle’ que ha caracterizado la obra de uno de los autores actuales más importantes dentro de la novela norteamericana contemporánea. F. Gary Gray tampoco domina la conexión de permanentes referencias a la cultura pop norteamericana, perdiendo el ritmo cómico desde su inicio.
Y es que ni Peter Steinfeld es Scoot Frank (el guionista de la primera parte), ni Gary Gray es Sonnenfeld. Su desafortunado tono de parodia del negocio musical y su pretensión de ofrecer diversión al recrear el anagrama de mafia/industria que tan bien funcionó en su predecesora se advierte en esta secuela muy forzado, en un filme carente de cualquier dinamismo, sin gracia en sus principales caracteres y un notorio descuido de agilidad en las escenas cómicas, musicales y lo que es peor, en las de acción. La extravagancia y ludibrio de la primera han sido sustituidos por la burda clonación. Por eso, en ‘Be Cool’ se exprime hasta el exceso los guiños musicales, cinéfilos e incluso deportivos en una trama que acaba supeditada a fáciles alusiones al macarrismo del personaje interpretado histriónicamente por Vince Vaughn, a la condición sexual del rol al que da vida Dwayne 'The Rock' Johnson (que se convierte en lo más destacado de la función), a las interrupciones verbales y cargantes de Andre 3000, al cameo de Steven Tyler y los Aerosmith e incluso a la insipidez de Cedric The Entertaiment. Ni siquiera un ajustado John Travolta, contenido, en su salsa y unas atinadas Christina Milian (gran voz y presencia) y Uma Thurman (qué decir) en sus inicuos roles de hermosos búcaros logran salvar el despropósito. Tampoco Harvey Keitel sirve de paliativo.
Lo más colérico de todo ha sido la forma en que se ha vendido este ínfimo producto en referencia al encuentro cinematográfico más de una década después de ‘Pulp Fiction’ de Travolta y Thurman que, comprometidos por el guión, se marcan un baile con regusto nostálgico, pero tan mal rodado que supone casi un insulto a Tarantino y a ambos actores. ‘Be Cool’ es simple y fallida, con unas sencillas pretensiones básicas que no alcanzan en ningún momento, terminando por caer en una errada tosquedad y sirviéndose, por ende, de una extraña inoperancia procedente de un director que ha demostrado que dentro del cine acción está su futuro. Fuera de él, evidentemente, merma mucho sus virtudes.
Miguel Á. Refoyo © 2005

miércoles, 27 de abril de 2005

Won Ju Lim: la importancia estructural de la luz

El otro día me acerqué con mi amigo Jimbo a disfrutar de varias exposiciones artísticas al DA2, uno de los mejores y más sofisticados museos de arte contemporáneo que tenemos en nuestra comunidad. Hay una en concreto que abarcará un espacio considerable en el Abismo, su título es ‘Video Killed the radio star (I)’. Sencillamente impresionante. Pero habrá tiempo de explayarse más adelante.
Hay otras varias muestras encuadradas en el mismo recinto, pero hoy quiero centrarme brevemente en ‘Longing for Wilmington’, la perteneciente a la asiática Won Ju Lim, una escultora y artista de instalaciones con obvias influencias arquitectónicas que sustenta su obra en híbridas estructuras que escrutan de modo equitativo la luz, el reflejo, el espacio y la equidad de la era posmoderna.
Su virtuosismo de la iluminación interactiva (el movimiento del espectador es primordial para determinar la intensidad de sus obras) y su minimalismo geográfico disponen un universo anamórfico, utilizando todos los ángulos de visión junto a proyecciones que recogen el industrialismo moderno contrapuesto a sus transparentes edificaciones artísticas y dando así como consecuencia una multiplicidad de prismas que aportan las esenciales y hábiles diferencias en sus trayectorias parciales. Un interesante juego de visiones armonizadas en formas cúbicas y etéreas cuadrículas que se unifican en un claroscuro misceláneo para obtener un efecto óptico absorbente.
‘Longing for Wilmington’, ‘California dreaming’ y ‘Elysian field nortn’ son las tres piezas de la sugerente Ju Lim que se pueden ver en esta exposición.

Game Boards

Otro interesante y nostálgico link, esta vez sobre portadas de juegos de mesa yanquis de todos los tiempos.