jueves, 28 de abril de 2005

Review 'Be Cool'

Fallida e inoperante reiteración de elementos
Un ineficaz F. Gray Gray recurre al calco de ‘Cómo conquistar Hollywood’ con una evidente falta de dinamismo proveniente de un insustancial guión de Peter Steinfeld.
Decepcionante puede ser el adjetivo que mejor defina con la nueva película de F. Gary Gray. No es algo justificable que el corpus literario de Elmore Leonard se haya visto agraviado con una adaptación tan superficial como esta ‘Be Cool’, culpa del guionista Peter Steinfeld. Toda la ironía revestida de esa vena cínica que congregara las aventuras de Chili Palmer con gracia y buen hacer el veterano Barry Sonnenfeld con ‘Cómo conquistar Hollywood’ ha perdido toda pujanza en una secuela donde predomina en todo momento una evidente falta de inspiración y donde sus elementos resultan del todo artificiosos, buscando en todo momento una ironía que nunca acaba de cuajar. El guión repite el esquema que emplaza a esa necesaria caterva de ‘freaks’ heterogéneos surgidos de la pluma de Leonard y, de entrada, por los planteamientos formulados, parece que ‘Be Cool’ aprovisionará otra ración del fantástico Chili (ese extorsionador mafioso que amedrentaba a la peña con esas cuatro célebres palabras “Mírame a la cara”). Pero todo es una falsa promesa.
La historia plantea una simple base: Chili está desencantado con la industria del cine, por lo que decide cambiar de aires yendo a parar al no menos fullero mundo de la música. Tommy Athens (James Woods en cameo de lujo) da vida a un propietario de un sello musical independiente que es asesinado por un ajuste de cuentas a primeras de cambio. Es la excusa perfecta para que Chili visite a su viuda, Eddie Athens, para tantear junto a ella el negocio musical y lanzar a una prometedora y joven artista llamada Linda Moon. Pero como no podía ser de otro modo, Chili tendrá que enfrentarse al agente de la joven, sus dos esbirros (un blanco que se cree afroamericano y un aspirante a actor ‘gay’), a la mafia rusa y a un parlanchín productor musical negro y su banda de ‘gangstas’ raperos. Parece que no falta nada en el combinado ‘elmoreiano’, pero esta vez el mundo de absurdos individuos que habitan en el universo del autor están ridiculizados en exceso, con un opulento embalaje de sátira que no sabe utilizar ese ‘hooptedoodle’ que ha caracterizado la obra de uno de los autores actuales más importantes dentro de la novela norteamericana contemporánea. F. Gary Gray tampoco domina la conexión de permanentes referencias a la cultura pop norteamericana, perdiendo el ritmo cómico desde su inicio.
Y es que ni Peter Steinfeld es Scoot Frank (el guionista de la primera parte), ni Gary Gray es Sonnenfeld. Su desafortunado tono de parodia del negocio musical y su pretensión de ofrecer diversión al recrear el anagrama de mafia/industria que tan bien funcionó en su predecesora se advierte en esta secuela muy forzado, en un filme carente de cualquier dinamismo, sin gracia en sus principales caracteres y un notorio descuido de agilidad en las escenas cómicas, musicales y lo que es peor, en las de acción. La extravagancia y ludibrio de la primera han sido sustituidos por la burda clonación. Por eso, en ‘Be Cool’ se exprime hasta el exceso los guiños musicales, cinéfilos e incluso deportivos en una trama que acaba supeditada a fáciles alusiones al macarrismo del personaje interpretado histriónicamente por Vince Vaughn, a la condición sexual del rol al que da vida Dwayne 'The Rock' Johnson (que se convierte en lo más destacado de la función), a las interrupciones verbales y cargantes de Andre 3000, al cameo de Steven Tyler y los Aerosmith e incluso a la insipidez de Cedric The Entertaiment. Ni siquiera un ajustado John Travolta, contenido, en su salsa y unas atinadas Christina Milian (gran voz y presencia) y Uma Thurman (qué decir) en sus inicuos roles de hermosos búcaros logran salvar el despropósito. Tampoco Harvey Keitel sirve de paliativo.
Lo más colérico de todo ha sido la forma en que se ha vendido este ínfimo producto en referencia al encuentro cinematográfico más de una década después de ‘Pulp Fiction’ de Travolta y Thurman que, comprometidos por el guión, se marcan un baile con regusto nostálgico, pero tan mal rodado que supone casi un insulto a Tarantino y a ambos actores. ‘Be Cool’ es simple y fallida, con unas sencillas pretensiones básicas que no alcanzan en ningún momento, terminando por caer en una errada tosquedad y sirviéndose, por ende, de una extraña inoperancia procedente de un director que ha demostrado que dentro del cine acción está su futuro. Fuera de él, evidentemente, merma mucho sus virtudes.
Miguel Á. Refoyo © 2005

miércoles, 27 de abril de 2005

Won Ju Lim: la importancia estructural de la luz

El otro día me acerqué con mi amigo Jimbo a disfrutar de varias exposiciones artísticas al DA2, uno de los mejores y más sofisticados museos de arte contemporáneo que tenemos en nuestra comunidad. Hay una en concreto que abarcará un espacio considerable en el Abismo, su título es ‘Video Killed the radio star (I)’. Sencillamente impresionante. Pero habrá tiempo de explayarse más adelante.
Hay otras varias muestras encuadradas en el mismo recinto, pero hoy quiero centrarme brevemente en ‘Longing for Wilmington’, la perteneciente a la asiática Won Ju Lim, una escultora y artista de instalaciones con obvias influencias arquitectónicas que sustenta su obra en híbridas estructuras que escrutan de modo equitativo la luz, el reflejo, el espacio y la equidad de la era posmoderna.
Su virtuosismo de la iluminación interactiva (el movimiento del espectador es primordial para determinar la intensidad de sus obras) y su minimalismo geográfico disponen un universo anamórfico, utilizando todos los ángulos de visión junto a proyecciones que recogen el industrialismo moderno contrapuesto a sus transparentes edificaciones artísticas y dando así como consecuencia una multiplicidad de prismas que aportan las esenciales y hábiles diferencias en sus trayectorias parciales. Un interesante juego de visiones armonizadas en formas cúbicas y etéreas cuadrículas que se unifican en un claroscuro misceláneo para obtener un efecto óptico absorbente.
‘Longing for Wilmington’, ‘California dreaming’ y ‘Elysian field nortn’ son las tres piezas de la sugerente Ju Lim que se pueden ver en esta exposición.

Game Boards

Otro interesante y nostálgico link, esta vez sobre portadas de juegos de mesa yanquis de todos los tiempos.

Jodie Foster y su próxima pesadilla aérea

Un avión a 40.000 pies. Kyle Pratt se enfrenta a la peor pesadilla que una madre pueda sufrir cuando Julia, su hija de 6 años, desaparece sin dejar rastro a mitad de vuelo. Kyle luchará por demostrar que no está perdiendo el juicio ante una tripulación que no encuentra ningún signo de vida de la pequeña, ni siquiera su nombre en la lista de pasajeros. Todos vislumbran que la mujer puede estar volviéndose loca. Nadie la cree. Sólo ella puede descubrir qué es lo que está pasando y qué le ha sucedido a su hija.
Es la sinopsis de ‘FlightPlan’, la última película protagonizada por la excepcional Jodie Foster que está dirigida por Robert Schwentke y acompañada en el reparto por Peter Sarsgaard, Erika Christensen y Sean Bean.
El trailer denota buenas sensaciones. Ahora cabe esperar que:
1. Sea un dinámico y sorpresivo ‘thriller’ que aprovechará las claustrofóbicas dimensiones de un avión, que reducen las posibilidades del género, pero que puede ensalzarla si se produce una ejemplar utilización del espacio.
2. Resulte un fiasco anodino, pretencioso y nulo en su condición de hacendosa cinta de acción redundando en los tópicos del género. En nuestra memoria perdura 'Pasajero 57'.
Jodie Foster repite en un papel, a priori, similar al de ‘Panic Room’ ¿Saldrá bien avenida del reto?
La respuesta: en otoño.

martes, 26 de abril de 2005

El autosecuestrador de dedos

“Quiero que emplees un minuto en pensar cómo sería tu vida sin el pulgar de una de tus manos. Soy diestro y uso mi pulgar en casi todo que hago. Por ejemplo, cuando escribo, cuando como, cuando toco la guitarra e incluso cuando me hago una pajilla. Imagina mi vida sin mi pulgar derecho”.
He aquí la dramática página de un trastornado fulano que pide 50.000 $ por cortarse su propio dedo en una salvaje autosección.
Pide una pequeña donación antes del 1 de diciembre de este año. Si logra conseguir el dinero, amenaza con amputarse su falange y colgar una foto en su página.
¿Soy yo o este tío es gilipollas?
Su desconsolada historia en Cutt of my thumb.
Voy a ver si ceno.

La violencia que nos viene

Hay quórum. Todos estamos deseando ver ‘Sin City’. De eso no hay duda. Pero no es el único cómic (o novela gráfica) que está captando el interés y esperanza de los aficionados que patentizan cómo el cine destroza crónicamente las adaptaciones que lleva a cabo de los cómics.
‘Sin City’ tiene como estreno europeo el lujoso (y cada vez más venal al ‘glamour’ de Hollywood y la intrascendencia comercial) festival de Cannes. Pero no es el único cómic llevado a la gran pantalla que aguardamos con expectativas y que pasará por La Croisette. En Cannes se podrá ver ‘A history of violence’, la última obsesión del canadiense David Cronenberg que significa el ajuste cinematográfico de la novela gráfica del mismo título creada por John Wagner y Vince Locke en la línea de la DC Cómics ‘Paradox Graphic Mystery’, la misma sección que edito ‘Road to Perdition’, de Max Allan Collins, la cual se encargó de saturar con estridente suntuosidad Sam Mendes.
Lo cierto es que hay mucha curiosidad por saber qué ha hecho Cronenberg tras ‘Spider’ y después de abandonar la secuela de ‘Instinto Básico’. La historia gira en torno a un hombre que vive con su familia en aparente felicidad, hasta que un inesperado suceso violento devuelve a tranquila existencia una parte de su pasado que tenía completamente enterrada.
Cronenberg y el guionista Josh Olson pueden devolverle a John Wagner la película que se merece de una traslación al cine de una de sus obras después de la delusoria experiencia que sufrió con ‘Juez Dredd’.

Morir de Internet

Un pobre hombre llamado Childress H Wanamaker, ejecutivo neoyorquino de 54 años, murió de inanición en su oficina. La muerte fue causada debido a su intemperante adicción a Internet.
Según han podido conocer los investigadores que han seguido su caso, el hombrito estaba tan viciado a Internet, suscrito a tantos foros y pasaba tanto tiempo pegado a la pantalla que la salud pudo con él.
El macilento cadáver de Wanamaker fue encontrado por Loraine, su esposa de 26 años, que a pesar de llevarle comida a su marido a la oficina ni siquiera se molestaba en comer.
24 horas al día, 7 días a la semana, todo el mes… Wanamaker estaba diariamente en contacto a través de foros y mails con 15.250 miembros de comunidad internauta. También contribuyó con sus comentarios en más de 375 blogs.
¿Realidad? ¿Ficción?
La noticia está aquí.
No deja de invocar el espíritu del macabro filme de Chicho Ibañez Serrador ‘El televisor’. Eso sí, modernizada a nuestros días.

lunes, 25 de abril de 2005

Postermania: 1950's science fiction

Aquí os dejo una estupenda página con posters originales de Ciencia Ficción de los 50.

Una de las últimas grandes cintas de Frankenheimer

Cuando ‘Panytú’ quiere decir magnífico
John Frankenheimer consiguió salir vencedor de un complejo ‘thriller noir’ que incluía, bajo su experta batuta , grandes momentos de acción argumental.
Hasta el momento de su fallecimiento en 2002, no dejó de sorprender la sediciosa juventud del veteranísimo John Frankenheimer, uno de los integrantes de la vetusta ‘Generación de la Televisión’, compuesta por cineastas que definieron su identidad cinematográfica a lo largo de los años 50 y 60 encuadrando sus espléndidas historias en 625 líneas, dando al cine americano grandes obras maestras. Aunque fueran en versión catódica. Pese a su aparente vejez, la dinámica virtuosa de Frankenheimer, llena de matices modernistas, constituyó un marco privativo, enraizado en el más puro ‘thriller’ policíaco, complejo y tramposo, bebiendo abiertamente de las fuentes del más clasicista cine ‘noir’ y su mágica impiedad visual.
En 'Operación Reno', el ritmo frenético y diligente impuesto por la excepcional perspectiva del curtido director procede de la sagacidad del maestro al enseñar sus cartas en un magnífico prólogo que desvela un final que no es tal, dejando entrever la progresión evolutiva que toma un relato ladino y gratificante, en el que no falta el engaño con sorpresa en el desenlace incluida. La historia de Rudy, un presidiario que se hace pasar por su compañero de celda muerto para poder conocer a la bella chica con la que aquél tuvo relación por carta, sirve como inicio de la que es una telas de araña urdida en una cinta que tiene en el engaño uno de sus principales atractivos. Entre cauces de interés impetuoso, llena de subtramas que se desvelan en inesperados puntos de giro, ‘Operación Reno’ impone una cadencia gradual que la enaltece en el decadente género de acción. El gran atractivo de la cinta reside en los pilares sobre los que se fundamenta el gran Frankenheimer. Primero, en el gran guión de Ehren Kruger, que repite la fórmula de ardid utilizada en su magnífico libreto para la última película de la saga ‘Scream’, adaptada en este caso al cine negro. Y segundo, en la capacidad narrativa del experimentado cineasta, logrando apuntalar con su talento una cinta que franquea las pretensiones definitorias del género para, por medio de los citados golpes de efecto, dotar a la película de una intriga continua que acaba por convertir a ‘Operación Reno’ en una interesante muestra de honestidad para con el espectador.
En este punto, es donde Frankenheimer arraiga y resuelve los artificios de una cinta conceptualmente farragosa, superponiendo el ambiente frío y sosegado para llevar la historia a un terreno armónico y violento, de fundamento sorprendente e innovador. Los criminales son neófitos inexpertos, pero bestias que sobreviven a cualquier elemento, el protagonista se mueve por interés, bajo cualquier concepto y la dulzura de la chica enamorada son sólo falsas apariencias que llevan al entregado espectador hacia el terreno que el director dicta. El estilo de Frankenheimer, con el granulado frío y constante, deja intuir la intencionalidad que provocan los blancos paisajes, símbolo de la inexperiencia de cada uno de los roles. Con este particular ‘cuento’ de Navidad sangrienta, el viejo zorro Frankenheimer dio a entender lo que el epílogo ‘capriano’ era sólo una consumación de la ironía que empapa la trama resistente en la idea de libertad, de riesgo y de aventura que siempre movió al director de la también estupenda ‘Ronin’.
Al brillo de ‘Operación Reno’ no son tampoco ajenos Ben Affleck, que tuvo su única aquí oportunidad para demostrar su condición de primera estrella, Charlize Theron, que consumó su figura como una de las más provocativas promesas y un musculoso Gary Sinise, que entra en el encasillamiento con su desagradable camionero y delincuente. Todos ellos aportan una especial química que hacen de este llamativo filme una diferente propuesta cuya diferencia estriba en la constante del cine de su autor. Es decir, la sencillez de unos objetivos basados en el entretenimiento y la acción encuadrados en la búsqueda de un clímax de tensión que ‘Operación Reno’ obtiene desde un principio. Una de las últimas cintas de uno de los grandes clásicos del cine contemporáneo. Una pena que muriera cuando todo parecía indicar que el bueno de Frankenheimer estaba entrando en una dinámica de actividad muy productiva.

domingo, 24 de abril de 2005

La nueva moda de mujeres para verano

Bajo el título “La nueva tendencia de verano para las chicas”, nos llegan estas escalofriantes imágenes de la nueva y más enrollada moda llamada ‘Corset Piercing’.
Cuando Focault definió el corsé como ejemplo de la disciplina corporal del siglo XIX aludiendo más que una prenda de vestir a un símbolo vinculado a la moralidad y a la opresión social de las mujeres, no imaginaba qué itinerario histórico iba a tomar la prenda en cuestión.
El corsé nació allá por el año 1700 A.C., cuando las mujeres lo utilizaban para reducir su cintura y exagerar las curvas naturales de su cuerpo. Después en el S. XV reaparició hasta la época Victoriana.
Eso era antes. La cosa ha cambiado bastante. Como veis, en la actualidad se enfilan unos ganchos en la espalda a modo de ‘piercings’. Después, con estos singulares estribos desgarrando la carne, se puede colocar el corsé.
¿No digáis que no es ‘cool’?
Más aquí.