sábado, 5 de febrero de 2005

Seis meses del Abismo en la 'Blogosfera'

Como hace pocos días en El blog Ausente (necesaria weblog del gran Absense) hoy, 5 de febrero, se cumplen seis meses desde que naciera este ‘Mundo desde el Abismo’. Medio año, muchos posts (tantos, que he perdido la cuenta), algunos muy buenos, otros triviales, muchos de ellos malos y simples. No sé muy bien por qué me decidí a crear un blog, ni siquiera si tiene sentido seguir haciéndolo. Pero las más 16.000 visitas en este medio año me hacen albergar esperanzas de que sí lo es. Así que gracias a los que cada día entráis y leéis (o simplemente ojeáis el blog), a los que penetráis de vez en cuando, a los que pasaron al Abismo y se fueron pesarosos y a todos aquellos que, sin duda alguna, están por llegar.
Yo ni siquiera sabía lo que era un weblog hasta que entré en este enloquecido submundo gracias ese Midas de la diversión y gran amigo, mi padrino blogger que es rAfA Gil y su nopodemosmas. Luego, descubrí que el término weblog se atribuye a Jorn Barger, quien puso en marcha el primero en 1996, aunque también se adjudica a Evan Williams, fundador de Pyra Labs, la herramienta de autopublicación de bitácoras más popular.
He intentado tocar todos los palos, describir con subjetividad los temas menos trascendentes de la actualidad periodística (evitando caer en cualquier tipo de elocuencia demagógica en las pocas ocasiones en las que he escrito de política), también apuntes sobre mi patética vida de parado sin perspectivas, análisis culturales y del universo del ocio desde el rigor, siempre procurando aportar algo de humor y verter todos mis conocimientos cinematográficos (incluyendo mis dilatadas críticas) en un blog asentado en el desorden, donde el cine tiene prioridad, pero en el que ningún tema queda expedito. Todo está trastornado por la locura y precipitación con la nacen los posts, desde el arrebato y la inmediatez. De ahí que haya días en los que se hayan dado hasta cinco posts, como si mi mente y mis dedos se confabularan para escribir en ingentes cantidades, sin freno, oligofrénico escribiente sin remedio. Eso sí, lo que he procurado en todo momento ha sido mejorar el Abismo en todos sus aspectos y, de paso, aprender. Espero estar en el buen camino.
Por cierto, últimamente se está escribiendo en los ‘mass media’ de la proliferación cada vez más exorbitante de Blogs, de gente que vuelca sus paranoias vitales, inquietudes culturales o, simplemente, letras con contexto y sentido (o sin sentido, que de todo hay en la ‘blogesfera’).
Lo que me hace gracia es la actitud de ciertos expertos en comunicación, que debaten si los blogs son periodismo o no y si llegarán a competir algún día con los medios tradicionales. Yo no considero lo que hago como periodismo, aunque a veces lo haga, por deformación profesional (para eso he pasado cinco años en el bar de la Facultad de Periodismo). Pero si no tengo posibilidad de escribir remuneradamente, ningún medio me contrata y no me dan oportunidades, al menos poder tener la libertad de escribir sin coacciones ni cortes, haciendo lo único que sé hacer. Comunicación interactiva, amigos. Ésa es la clave. Aunque también el otro día alguien me contaba que tener un blog y escribir posts en él es equiparable a un náufrago que mete sus mensajes en una botella y después los lanza al océano, sin saber si alguien los leerá o no. Cuánta razón.
Cierto es que los blogs nacieron con vocación de intimidad, pero lo divertido de esta moda (cada vez más arraigada a nuestra lectura diaria) es contagiarlos e infectarlos con todo tipo de géneros. Por eso los weblogs ya no son dominios de aquellos que los crearon como diario de pensamientos, del día a día o simplemente de reflexiones. Ahora los bloggers pueden hacer con su página un foro propio de cualquier tema, sea cual sea. Por ejemplo, ‘Un mundo desde el Abismo’ nunca surgió con vocación egoísta, con la idea de escribir para mí mismo como si esto fuera un relato o un guión, sino que la erigí con una soterrada vocación de alcance, para dar a conocer mis puntos de vista acerca de muchos temas y de que la gente, en definitiva, me lea, me contradiga o dé la razón, valore mi esfuerzo diario o me ponga a parir. Y esa sigue siendo la práctica, aunque a veces plasme absurdas reflexiones personales o puntuales aspectos de mi vida privada.
Decía una reaccionaria y chocheante Carmen Rigalt, plumilla tramoyista y petulante donde las haya, que las blogs esconden en su mayoría “mucho pensamiento neocon, mucha derecha vergonzosa (y vergonzante), mucho enano infiltrado”. Para esta señora los bloggers sueltan paridas en un blog, amenazando la corrección periodística, intentado decir que cualquiera puede escribir cualquier gilipollez. Y de eso se trata, de libertad, señora Rigalt. Me hizo gracia lo que dijo acerca de que el lenguaje está en juego, de se está perdiendo “la delicadeza de palabras e ideas aseadas”. Descojonante. Fundamentalmente porque en muchas de las weblogs que habitualmente sigo tienen profesionales del periodismo, grandes talentos de la escritura, genios de la palabra que no tienen necesidad de un título para hacer disfrutar al lector con su escritura. Más acertado está el periodista José Cervera cuando considera que los ‘weblogs’ abren una nueva etapa en la comunicación. Y es así, en todos los sentidos. Con gran variedad de temática adecuada al lector.
Y así surgió ‘Un mundo desde al Abismo’, con un propósito de actualización constante como meta a la que se uniera el entusiasmo por escribir unos ciertos contenidos bien segmentados y orientados hacia un tipo de publico determinado, a vosotros, que pasáis por aquí y que, con vuestra presencia, me alentáis a seguir este arduo trabajo. No es fácil mantener una weblog y vosotros lo sabéis que, generalmente, tenéis una mucho mejor que esta.
Para terminar, estaba intentando haceros más fácil el poder participar en el Abismo, uniéndome a la familia de Haloscan. Algo que debería haber hecho hace mucho tiempo.
Bueno, pues el tema de los comments ya está arreglado. Incluso empiezo a saber alguna noción de HMTL. La única traba de Haloscan es haber perdido momentáneamente los ‘comments’ que habéis realizado hasta la fecha. Pero tranquilos, ya que para no perder las grandes reflexiones vertidas aquí, he optado por copiarlas e ir introduciéndolas poco a poco, con el nombre de cada uno y las glosas exactas, tal y como las escribisteis. Será muy duro. Pero os lo merecéis.
Un saludo y muchas gracias a tod@s.

viernes, 4 de febrero de 2005

Ya hay enemigo de 'Spider-Man' para su tercera parte

Pues sí, amigos. Ni Rhino, ni Misterio, ni Scorpion. Muy posiblemente el archienemigo de la tercera entrega de ‘Spider-Man’ será Venom. O esos son los más sólidos rumores sobre el nuevo antagonista del héroe arácnido.
Sam Raimi y los demás miembros de la trilogía quieren cerrar su compromiso con la Saga haciéndolo de la mejor manera posible, otorgando al fan del cómic y de las películas una última muestra de calidad y cerrar una trilogía que ha rebasado (por lo menos con las dos primeras partes) cualquier expectativa.
La historia de Venom: Eddie Brock era un empleado del Daily Bugle que perdió su empleo por un equívoco reportaje respecto a la identidad de un villano llamado el ‘Devorador de Pecados’, que resultó ser una farsa descubierta, como no, por ‘Spider-Man’. Con ese odio en común, la simbiosis (el ser simbiótico que es Venom) y Brock se fusionaron en un poderoso criminal que seria el veneno de la existencia de Araña: Venom, la perfecta némesis que encarna el propio potencial oscuro del hombre araña.
‘Spider-Man 3’ se estrenará en mayo de 2007.

Recomendación: ‘San Zimske Noci’, de Goran Paskaljevic

Espero que, si tenéis la oportunidad, no dejéis pasar ‘San Zimske Noci (Sueño de una noche de invierno)’, de uno de esos grandes cineastas europeos del momento, Goran Paskaljevic, descubrió una nueva genialidad en forma de oda a la necesidad de afecto, a la descomposición mental y humana que ha vivido la zona serbia desde la guerra y su lenta adaptación a la Europa actual. Paskaljevic formula la historia de Lazar, un veterano de la guerra balcánica que regresa a casa tras diez largos años de ausencia, libre y con la idea de liberarse de su pasado y comenzar una nueva vida en un país que también parece desear avanzar hacia un futuro mejor. Al llegar a su casa descubre que está ocupado por Jasna, una mujer que se encarga de criar y su hija Jovana, una niña autista de 12 años, ambas refugiadas bosnias.
Así, Paskaljevic motiva al espectador a meterse en una historia que bucea en el insondable caos de la soledad, del desconcierto y de la insuficiencia emocional de unos personajes heridos, desorientados y carentes de motivaciones, como la joven autista que, ajena, a todo, intenta ser feliz como bien puede. Un ácido y trágico cuento que descubre su fuerza en el compromiso con lo que está contando, componiendo una melancólica pieza naturalista en donde la contundencia de su mensaje y de sus imágenes está fuera de discusión. ‘San Zimske Noci’ alcanza a quien observa un filme con aureola de respeto y credibilidad en su extraña historia de amor, recuperación y pérdida.

La efímera diversión como cúlmen de la felicidad humana

El otro día, cuando caminaba por la Plaza Mayor de Salamanca, que este año cumple 250 años desde su creación, me dio por detenerme y observar a la gente, esa masa informe e imprecisa que compone en su conjunto la sociedad actual, por lo menos, una mínima proporción de lo que representa el ser humano actual, el hombre moderno que han dado en llamar los filósofos. Caminando como autómatas, estudiantes legañosos por su autoengaño, pelafustanes funcionarios, ancianos prorrogando sus últimos años, parejas infelices, otras simulando serlo y yo, un malogrado artificio de la cultura, entre ellos, especulando sobre todos nosotros.
El hombre moderno está actualmente muy cerca de la imagen que Huxley describió en ‘Un mundo feliz’: estamos bien alimentados, bien vestidos, sexualmente satisfechos y no obstante sin una personalidad de proximidad con nadie, sin contacto alguno con los demás, salvo el más superficial, guiado por los lemas que Huxley formula tan sucintamente, tales como: "Cuando el individuo siente, la comunidad tambalea". Pensé: “¿Dónde está la felicidad?”. Sé que suena absurdo que uno se pregunte estas presuntuosas dudas existenciales sin venir a cuento, sin sentido alguno. Pero mi cabeza empezó a esgrimir posibles respuestas del tipo “la felicidad está en la diversión efímera” o “la felicidad, en su sentido determinante, no existe”. Algo lógico, por otra parte.
Es definitiva: La felicidad del hombre moderno consiste en divertirse. Divertirse significa la satisfacción de consumir y asimilar cualquier tipo de sensación transitoria que colme una serie de pretensiones momentáneas, bien sea disfrutar de un espectáculo, sucumbir a una buena comida, beber en gran cantidad para relegar (consciente o inconscientemente) la realidad que nos rodea o simplemente para perder la indecisión, fumar en cualquier de sus modalidades, hablar con gente de trivialidades cotidianas, ver la tele, libros, cómics, películas… Eso es la felicidad moderna. Pero mi pregunta me llevó más allá: ¿Cómo es posible que hayamos llegado a un punto en el que todo lo que produce bienestar se consume? Todo se ingiere. El mundo se ha convertido en un enorme objeto de nuestra voracidad; una gran pizza de pepperoni y anchoas (yo elijo porque escribo), un gran montadito de panceta, una gran botella de cerveza, una buena paella, un chuletón, una gran película, un buen cómic, una interesante obra de teatro, una apasionante exposición de arte… es decir, una gigantesca teta de la que todos succionamos, como aquella que aparecía en ‘Todo lo que usted quiso saber sobre sexo…’, del gran Woody Allen. Da igual cómo nos sintamos, nuestra individualidad egoísta nos hará ver el mundo de maneras tan heterogéneas como equivalentes. Ya puedes ser un optimista esperanzado, un integrado conformista o un apocalíptico desilusionado. Nuestro carácter está equipado para intercambiar y recibir, para traficar y consumir. Todo. Tanto los objetos materiales, como los espirituales, se convierten en objeto de intercambio y de consumo ¿A dónde hemos llegado?
Tras esto llegué a la conclusión de que pensar es malo para la salud psíquica. Por eso me adentré en un restaurante del centro y me dispuse a saborear un enorme chuletón con una gran cerveza para paliar cualquier inquietud que me hiciera salir de la norma, quería equipararme a toda esa gente que transitaba por la plaza; a dejar de pensar, en definitiva, en estos aspectos tan fútiles como los expuestos en esta reflexión que, como bien habéis podido comprobar, no lleva a ningún sitio y me convierte tan sólo en un ‘freak’ con demasiado tiempo libre como para no apreciar las pequeñas cosas que aportan realmente la felicidad. Aunque hay que reconocer que con mis dedos grasientos la cosa cambia. Luego llegué a casa y me estaba esperando esta weblog para verter estos intrascendentes pensamientos.

jueves, 3 de febrero de 2005

Toy Soldiers

Impresionante noticia que no alcanzo a entender, como todos los que la hemos visto o leído. Algo que supone una excepción tremendamente ilógica y triste o la noticia más cínicamente divertida de los últimos tiempos. No sé si la visteis ayer en Antena 3, pero no deja de ser burlesca. Hace dos días, los principales telediarios emitieron las imágenes de lo que parecía ser el último secuestro de un soldado marine norteamericano en Irak. “Nuestros muyaidines han conseguido capturar al soldado americano John Adam, publicaba en una página web del Esquadrón Muyaidín en la que amenazaban con degollarlo si no se liberaba a los presos iraquíes y esta información fue la que se reprodujo en varios medios de comunicación. La escena (con un fondo con bandera reivindicativa con un marbete árabe y un fusil apuntando a la cabeza del protagonista) parecía indicar que se trataba de un secuestro.
El ejército norteamericano aseguró que no daba por perdido a ninguno de sus hombres. Pasadas las horas, un grupo de élite de expertos analistas dio con la clave: el soldado era un ‘madelman’ en un fotomontaje. Pero AP, AFP y Reuters, lanzados en su voracidad de exclusivas, distribuyeron las imágenes del muñeco secuestrado que, según todos los indicios, moriría en 72 horas. Sin ir más lejos, Antena 3 fue una de las cadenas que dio la noticia. CNN+ no lo hizo ya que ha indicado que las imágenes no se emitieron por la cadena porque no se había obtenido la confirmación del secuestro por parte del Ejército de Estados Unidos". El País, ABC, El Mundo y La Vanguardia también se hicieron eco de la supuesta noticia.
Hoy, todo el mundo se justifica y mira hacia otro lado, dejando ver su poca veracidad y su poco rigor periodístico. Pero, amigos, los grandes periódicos no tienen la culpa. No. O eso aseguran. En las últimas horas hemos podido ir leyendo cómo todos los medios le han ido echando la culpa a las agencias. La pregunta es: ¿En qué se ha convertido el periodismo? ¿Para qué he perdido yo seis años estudiando una carrera en la que un fulano le atiza al ‘Ctrl + C’ y ‘Ctrl + V’ cuando cualquier enunciado llega a la redacción? ¿Qué consecuencias políticas, sociales, filosóficas y existenciales tendrá todo esto? Ahora que venga la infame Carmen Rigalt a decir gilipolleces, tachando a los bloggers de insidiosos nidos de falsos periodistas y escritores de tercera, considerados los weblogs dedicados a la información por esta señora como un refugio de enanos (trataré el tema a fondo en el aniversario del medio año del Abismo el próximo sábado) a decirnos qué es periodismo y qué no.
Este tema tan jocoso, de ridiculización de los medios, no es más que una peligrosa demostración del modo en que nos manejan los medios de información, haciéndose inconscientemente partícipes del terrorismo en su afán de vender más periódicos u obtener más audiencia. A eso se llama ‘primicia a toda costa’. Sí señor. Y luego disertan y hacen polémicos debates sobre la Telebasura, o la basura en general de los medios cuando este asunto es un paradigmático caso de manipulación.
Pero lo más importante, todos han hablado del montaje, de sus derivaciones mediáticas, pero nadie se ha preguntado qué ha sentido del muñeco, ahí, atado, sin poder decir nada. No sería extraño que fuera otro arma tecnológica del gobierno yanqui, como bien se pudiera ver en ‘Pequeños Guerreros’, de Joe Dante, dónde un Comando de Élite formado por una patrulla de muñecos militares muy arrogantes y agresivos cobraban vida y escapaban de sus cajas para acabar con los Gorgonitas, unos muñecos que ansían la libertad en la isla de Gorgon, un poco como los más pacíficos iraquíes, hasta los huevos de los invasores y la violencia.
Se trata del muñeco ‘Cody’, un pobre juguete que lleva el mismo uniforme de los soldados norteamericanos. Según el responsable de la empresa Dragon Models USA Inc, el fusil que aparece en la imagen es también idéntico al que viene como accesorio con este ‘madelman’. Otra versión podría ser que todo se trata una campaña de marketing de la empresa de juguetes para hincharse a vender estos pequeños soldados.
La empresa distribuye este muñeco, hecho a imagen y semejanza de los marines estadounidenses y varios de los objetos que acompañan al muñeco aparecen también en la fotografía, como las rodilleras o el chaleco antibalas son una fiel reproducción de estos juguetes. Sólo falta saber que también si esta misma empresa fabricarán aviones Apache con misiles aire-tierra, tanques con cañones de 560 mm, ametralladoras ILPF y misiles Pentaconta3. Con esto, unos cuantos marines de juguete y unos iraquíes a los que fusilar, todos los niños del mundo podrían tener su propia guerra ilegal y una sangrienta invasión autocrática como la de los americanos.
¿No es encantador y frívolo a la vez?
PD: No tener una conexión en condiciones me resta una inmediatez que es insultante de cojones. Ser pobre es una putada, amigos.

Review 'Closer'

La frialdad y el egoísmo del engaño
El veterano Mike Nichols incide en su visión de la pareja con una cinta que se basa en una perspectiva bastante misántropa, cínica e implacable para hablar del amor.
Lo primero que suele destacarse cuando se habla de ‘Closer’, es el regreso a la dirección cinematográfica del veterano Mike Nichols tras su exitosa etapa en televisión con un retorno al género que tantos buenos títulos ha dado al cine: las tortuosas relaciones de pareja confinadas al drama emocional en títulos como ‘¿Quién tema a Virginia Wolf?', ‘El Graduado’, ‘Conocimiento Carnal’ o ‘Armas de mujer’. Para su vuelta, Nichols ha elegido el drama teatral de Patrick Marber ‘Closer’, estrenada en Londres en 1997 y que cosechó excelentes críticas y varios premios que la encumbraron como uno de los montajes escénicos más importantes de la década. Dan es un escritor de necrológicas que está frustrado por no haber podido ser novelista. De repente un día entra en su vida Alice, una joven camarera que se ha ganado la vida como ‘strepteaser’, un encuentro que supondrá el descubrimiento de la musa que siempre soñó.
Tiempo después de emprender un idilio con la chica, Dan coincidirá con Anna, una fotógrafa con la que mantiene esporádicas pero intensas relaciones. El destino hace que Anna, gracias a una cruel burla internauta, conozca a Larry, un rudo dermatólogo con el acabará casándose. Es el principio de una compleja trama donde estas dos parejas padecerán una serie de encuentros y desencuentros, de uniones y rupturas, combinando en sus encrucijadas sexo, crueldad, engaños y una pasión que les arrastra, indefectiblemente, a descomponerse por culpa del adulterio. Pero más que un drama romántico, ‘Closer’ es una descarnada tesis acerca de la pareja en la actualidad, de sus debilidades, del egoísmo que precede a la tentación exterior que resquebraja aquello que parece sólido y estable, pero que en realidad es una mentira más para la corrupción sentimental, para dejarse llevar a la conformidad que proporciona la siempre simulada felicidad.
Cruda crónica de los complejos dispositivos que ejercen las relaciones sentimentales sobre el ser humano, la última película de Mike Nichols constituye un tentador ejercicio de voyeurismo fílmico que impone al espectador a observar desde primera línea todos los juegos amorosos y un cruel asalto a la privacidad del cuarteto protagonista.
Un certero retrato generacional, donde sus ambiguos personajes, neuróticos, necesitados de afecto pero a la vez adúlteros, enfocan sus miedos a la relación de pareja de un modo corrosivo, egoísta, en cierto aspecto desde una perspectiva de enfermizos idólatras de la farsa del amor estable, que se enamoran y se repudian como amantes frustrados. Una forma de pseudoamor que pierde al que lo padece y le aleja de la persona amada, en lugar de encontrarse con ella. En su postulado sobre la pasión, el matrimonio y la posesión, Patrick Marber aporta magníficos diálogos llenos de dureza, crueles y sexualmente duros, tan directos que parece mentira que estén protagonizados por grandes estrellas convertidos en actores bajo la experta batuta de un Nichols que sabe sacar todo el éxtasis dramático de sus mejores secuencias. Una sorprendente película que supone uno de los pocos prototipos de cine adulto y veraz, que despoja a sus personajes de cualquier artificio y representa el amor, el deseo y el sexo como elementos inherentes a la intensidad y la profundidad del amor, pero que termina por convertirse en una demuestra del vacío y la desesperación a las que conllevan la infidelidad, el duro pago a la traición y a los celos como parte de un individualismo que desmonta cualquier faceta romántica del sentimiento.
Un discurso lleno de cáustica agresividad que expresa sin tapujos y con dureza la confusión y el desorden emocional que el amor provoca en unos personajes que se hieren y se aman en la misma medida y con la misma facilidad. Anna, Dan, Larry y Alice son ególatras, inadaptados que establecen una conexión sometida a sus ansias sentimentales y lujuriosas, manifestadas con una perspectiva bastante misántropa, cínica e implacable, vistas con un deseo y egoísmo propias de la propia naturaleza humana, donde la alienación urbana les afecta en sus relaciones marcadas por la seducción, la felonía, la manipulación y la crueldad, derivando todo ello en una inevitable autodestrucción sentimental. Es la lógica evolución de una serie de idilios que, en su frágil equilibrio, son susceptibles de acusar los efectos de la inestabilidad afectiva. Nichols y Marber parecen querer evidenciar en todo momento que el hombre y la mujer nunca están conformes con lo que tienen, con la felicidad efímera que no saben disfrutar, como autómatas enajenados invadidos por el profundo sentimiento de inseguridad y de angustia.
Así, en un principio Dan escribe necrológicas y Alice aparece en su vida. Ella le sirve de inspiración para que escriba esa novela que tanto ansiaba. Cuando conoce a Anna, Dan decide dejar a Alice, olvidando su fuente de inspiración, destrozando a una joven necesitada de afecto a la que descubriremos poseedora de una fuerte personalidad cuando ejerza de bailarina en un prostíbulo. Anna, por su parte, propone un título para la novela que acaba siendo un fracaso para el periodista, como la vida de éste, volviendo a ser un necrologísta frustrado ante ambas relaciones. Y en ese desarrollo de un argumento enfocado a la crueldad y el sadismo en la pareja, de gente que es incapaz de querer pero expertos en odiar y hacer daño, la utilización del tiempo por parte de Nichols es el gran hallazgo de este excelente filme, dotando de una fascinante elegancia en el uso de sus elipsis temporales, sugiriendo que el tiempo no significa nada en absoluto en las relaciones de pareja.
El único obstáculo que impide considerar ‘Closer’ como una película ciertamente redonda, colmada de lucidez, es la dificultad que se establece a la hora de encontrar una necesaria empatía entre personajes y espectadores que nunca se produce de un modo dramático. El drama pasional planteado abusa en exceso del radicalismo en ciertos factores de la conducta de los protagonistas, llevando muchas veces las situaciones al extremo, desglosando una postura maniquea en la perspectiva de sus conflictos. Y mucha culpa de ello la tiene la persistente utilización de algunos diálogos que, buscando la provocación y la realidad sexual de su contenido, resultan algo inverosímiles. Tanto, como para caer en varias ocasiones en la abstracción teórica al abordar esos continuos intercambios de pareja.
Aunque bien es cierto que es necesario, ya que el sexo encuentra la forzosa importancia para definirse como único universo de las relaciones de pareja, de sus engaños, de la incomunicación y, sobre todo, de la desconfianza. Esto último puede parecer una traba en un drama romántico como es el que se propone, pero analizando la sociedad actual, donde cualquier deseo satisfecho provoca una felicidad perecedera que ambiciona nuevas experiencias, ‘Closer’ simboliza muy bien ese tipo de relación, el amor de la sociedad moderna, basado, fundamentalmente, en algo tan provisorio y mundanal como son las relaciones sexuales. Al fin y al cabo, como bien se explicita dentro del filme, el ser humano sigue siendo un animal. Sólo así es posible aseverar ese instinto final de los personajes masculinos, que acaban utilizando la violencia para dejar en un mínimo espacio a sus femeninos atrapados en una situación que no desean, como reflejo de su debilidad, pero también en la honestidad de sus decisiones y acierto de las mismas.
Historia de negligentes emocionales, incapaces de querer a la persona que les ama pero capacitados para destrozarlas siguiendo el instinto natural de sus deseos, ‘Closer’ alcanza sus mayores logros en la intensidad mostrada por su cuarteto de lujo, donde si bien el omnipresente Jude Law acapara el rol protagonista de idólatra, caprichoso y obsesivo y Julia Roberts se adapta perfectamente a su papel con una contención agradecida, la grandeza interpretativa recae en los dos secundarios (que no son tales) del cuarteto amoroso; por ello, Clive Owen y Natalie Portman se llevan la mejor parte con sus perfectas y complejas composiciones. El primero, dando vida a un hombre rudo e instintivo, sincero al fin y al cabo. Por su parte, Portman ofrece una dádiva interpretativa que mezcla la dulzura y la inocencia con la cognición de saber la gran oportunidad dramática que tiene entre manos. Y la joven Portman no la desaprovecha.
‘Closer’ compone un retrato urbano, perfilado en los ambientes londinenses donde se ubican los caracteres en su particular gradación sentimental, lánguida y pesimista, bajo un estilo narrativo encauzado a la decadencia emocional de los protagonistas que, aunque se excede en lo abrupto y frío de algunos de sus momentos más intensos, nunca decae en el ritmo de su despliegue de talento. En la cinta de Nichols, el amor llega bruscamente, en un accidente físico y se va del mismo modo, pero en una esfera pasional, de desengaño, de choque con la realidad, sin conducirse por un final discursivo ni ofreciendo el tan temido mensaje moral que suelen tener este tipo de dramas en su desenlace. Todo lo contrario, ‘Closer’ es un extraño ‘folie á deux’ a cuatro bandas sin duda interesante, atrevido, y, sobre todo, apasionante.
Miguel Á. Refoyo © 2005

miércoles, 2 de febrero de 2005

EL LÍMITE en el II Certamen de Cortos Patanegra

Esta mañana me he levantado con una buena noticia para nuestro cortometraje, ya que 'El límite' ha sido seleccionado como uno de los 14 finalistas, siendo seleccionado entre más 500 cortos para optar a los premios de la sección de Vídeo de la Segunda Edición del Certamen de cortos Patanegra que tendrá lugar en Guijuelo dentro de tres semanas.
Aún no se sabe día y hora fija. Pero sí que será proyectado entre el 21 al 26 de este mismo febrero en el cine de la localidad de Guijuelo, a la que asisteré personalmente a presentar este trabajo que tantas satisfacciones nos está dando. Espero que en nuestra región sí se reconozca el arriesgado trabajo del proyecto y nos den algún premio o, al menos, un jamón de esos que están considerados (con gran acierto dada su calidad extrema) como los mejores jamones del mundo.
Otro festival en el que este trabajo es finalista tras Murcia Joven, Latino Film Festival de Los Ángeles, Aguilar de Campoo y en el último Festival Internacional de Cinema de Catalunya (Sitges'2004).
Y estoy muy contento, amigos del Abismo. Una felicidad extendida a todos los miembros de mi equipo técnico y artístico.
Aupa!

Otra pequeña película de culto: 'Destino final'

Divertimento visualmente impactante
EJames Wong sorteó los errores prototípicos del cine de terror para ofrecer un cuidado enfrentamiento entre el ser humano y su destino.
No deja de ser sorprendente que una película de terror, sin grandes estrellas en su cartel y con un presupuesto que resulta irrisorio para la estructura presupuestaria del actual Hollywood se convirtiera en uno de los éxitos más rentables del año. ‘Destino final’ puede parecer, a simple vista, la enésima retrospección al ‘body count gore’ de un género tan desprestigiado como adorado. Cerca de los planteamientos que en su momento hicieran famosos a Cunningham, Hooper o Carpenter, el entonces debutante James Wong recreó un solvente guión directamente en contra del ostracismo genérico, ya que la virtud que se extrae de esta pequeña producción ‘fantaterrorífica’ no procede de su trascendencia argumental, sino de la disponibilidad de una trama por y para hacer pasar al público una hora y media divirtiéndose, sin respiro, en una historia llena de acción y suspense. Puede que ‘Destino final’ carezca de algunas virtudes de la saga ‘Scream’, pero es un filme que camina por cauces notoriamente destacables, aunque lo haga siguiendo la concepción del terror de la saga creada por Williamson/Craven y el espíritu de ‘The Frighteners’, de un pre-trilógico Peter Jackson.
Lo primero que hay que subrayar de este ‘thriller’ es su dinamismo, que recae en la muy eficaz dirección de un James Wong acostumbrado a la serie televisiva (pecando a veces de un excesivo uso del formato ‘Expediente X’ o ‘Millelium’), resolviendo con empuje la configuración de las impactantes imágenes que se nos muestran como una ráfaga incesable de diligencia y garantía de ocio. Ágil, diligente y hacendosa, la historia del joven Alex Browning y su clarividencia a la hora de ver la Muerte acechando a su alrededor y su inevitable enfrentamiento contra un personaje perfectamente omitido en pantalla (interesante novedad de atribuir a la muerte enigmatismo, sin encarnaciones con capuchas provistas de guadaña ) es un derroche de desenvoltura, de una intencionalidad irónica y humorística (sobre todo en su cuestionamiento acerca del destino), de un cine agradable y sugestivo.
Pero si la película de Wong no llega a ser aburrida en ningún momento del metraje y condiciona la crítica negativa, lo cierto es que Wong no ha podido evitar caer en muchos de los desaciertos prototípicos que caracterizan toda la horda de películas de terror juveniles que hemos visto en los últimos años. Lo cierto es que, a pesar de estar muy cerca del arquetipo marcado por Robert Rodriguez en ‘The Faculty’ (cinta a la que se asemeja en cantidad de referencias tanto formales como a personajes se refiere –chico inocente, chica rara, guaperas presumido, profesora acojonada...-), ‘Destino final’ sabe sortear todas las bases reiterativas de la charcutería cinematográfica, haciendo que lo que hemos visto una y otra vez parezca nuevo, concediendo alguna licencia al puro efectismo interno materializada en mangueras asesinas, trenes verdugos, anzuelos oxidados y señales rebanacuellos en detrimento de una coherencia.
En este aspecto es donde la película encuentra su defecto más destacable, ya que, aunque se agradece la idea de convertir a todo objeto y circunstancia en útil y mantener escenarios potenciales para eliminar a los miembros de la trama, Wong no está otorgando nada nuevo a un nivel narrativo y silogista, sino que el realizador innova en el terreno de planificación visual, de puesta en escena, de una prontitud mayor de la habitual. ‘Destino final’ no deja de ser una pequeña película de terror 'de culto', un meritorio gran divertimento lleno de impactante iconografía terrorífica sin más pretensiones que la de divertir.

martes, 1 de febrero de 2005

NBA Live 2005: I love this game

No soy de esos que se enganchan a juegos adictivos ni en su pc, ni mucho menos en la Playstation 2. En éste último caso, porque carezco de ella más que nada. En los últimos años sólo me he dejado seducir por algunos juegos que, confieso, me han contagiado un entusiasmo adictivo fuera de lo común. Que yo recuerde: las dos partes de ‘Max Payne’ y esa historia fundamental que hay que vivir llamada ‘Mafia’. Alguno que otro también ha llamado mi atención como una prostituta de ébano a un septuagenario en la Casa de Campo, pero poco en una mínima medida. No suelo perder mi tiempo pegado a una pantalla sólo por el mero hecho del desenfreno por el ocio y la diversión pixelada.
Eso sí, una vez al año, arrastrando mi irrefrenable pasión por el baloncesto de élite, por el espectáculo de la NBA, caigo rendido ante el juego anual de EA Sports dedicado a la canasta yanqui. El NBA LIVE 2005 está en mis manos desde ayer y no he podido dejar de instalarlo y darme al vicio sano. Los deportes americanos, sea cual sea (NFLMadden-, NHL, NBA, Major League Baseball…) ofrecen una calidad fuera de lo común, tanto en sus juegos como en una realidad que ofrece verdaderas joyas de los deportes. Desde aquel mítico ‘Bird vs. Jordan: One on One’ soy un adicto al basket de monitor, al juego dinámico y espectacular que ofrece la compañía de ocio americana.
Este año, en la nueva versión, la cosa no ha cambiado mucho, pero sí ofrece una serie de mejoras paulatinas que hacen que el juego sea cada ves más atractivo. Por ejemplo; en la nueva edición de ‘NBA Live 2005’ tenemos algo que los ‘puretas’del juego añorábamos hace tiempo: el All Star Weekend. Y no me refiero al consabido partido de las estrellas, que lleva incluido hace años. No. Me refiero al Slam Dunk, el concurso de mates –con posibilidades asombrosas- y el nostálgico y siempre competitivo Concurso de triples. También han incluido un Freestyle que supone un reto competitivo y de aprendizaje, sobre todo en el concurso de mates, que alcanza unos resultados acojonantes. Y no sólo eso, si no que tenemos el partido entre los Rookies (novatos) y los Sophomore (jugadores de segundo año) que anualmente podemos disfrutar en Canal + que, como un acto de fe altruista, emite en abierto. Tampoco podía faltar un modo Dinasty que está bastante mejorado (incluye hasta un PDA para el cuarto de siglo que se va a tener en propiedad el club) y esa necesaria opción que atrae tanto a los ególatras como yo que permite crearte como jugador y formar parte en primera persona de los partidos, una iniciativa que transforma cada partido en toda una experiencia personal. Este año vuelvo a ser Michael Refo, un negrata de Brooklyn de casi dos metros, con rastas, profanado de tatuajes y de gran capacidad de tiro que juega junto a Gasol en los Grizzlies de Memphis. Puede parecer una frivolidad, pero sentirte parte del juego hace que todo esto tenga mucho más sentido y afección por el equipo.
En cuanto al acabado gráfico, como no podía ser de otra forma en los juegos creados por la empresa americana, vuelve a estar a la altura. Aunque, a priori, no existen diferencias entre los demás años, los chicos de EA siempre hacen que todo sea aún más perfecto. Este año, sin duda alguna, se aproxima de un modo más realista al juego en cancha real, convirtiendo la velocidad y los ataques en algo más creíble, con mejores defensas y una sincronizada organización para tener que trabajar el ámbito estratégico. Con el ‘Off-Ball Switch’ se puede controlar a los jugadores sin balón, haciendo que soliciten pases o ejecuten bloqueos. Los dribblings son más creíbles, hay una constante sensación de veracidad en el juego y todo, en conjunto, tiene un enfoque más objetivo en función a su ajuste a la realidad. Además se han mejorado también el sistema de control de los palmeos, los rebotes, los tapones, los Alley-Oops y los mates. Asimismo, se ha perfeccionado la técnica de reproducción de rostros y, sobre todo, de los movimientos de los jugadores en general, con lo que el juego adquiere un realismo que es de ponerse en pie, aplaudir y descorchar una botella de champán antes de jugar a este prodigio para los amantes de la NBA.
Como apunte que echábamos de menos: Kareem Abdul-Jabbar ya figura como All-Star de los 80, con lo que se puede disfrutar de su mitológico ‘sky-hook’.
Total, que podría estar viendo La 2 y escuchar beligerantes arengas verbales para estar al día en lo político, pero que, subjetivamente, me aburre; o seguir con un extenso análisis digno de revista dedicada a estos menesteres. Pero como no quiero aturdirme ni me pagan por escribir sobre juegos, directamente voy a darme una aparatosa e indigna sesión de NBA hasta que los ojos me hagan chiribitas y escuche de fondo órganos musicales con sintonías de ataque, público jaleando en cada jugada y que mis zapatillas de felpa suenen con ese chirrido perpetuo en el parqué como ultramodernas botas Nike.
Como diría el gran Andrés Montes (al que se le echa de menos en la versión española del juego –siempre prefiero los comentarios de la versión americana-): ¡¡I LOVE THIS GAME!!

'Alone in the dark', críticas cojonudas

‘Alone in the Dark’ es la adaptación del videojuego de los 80 que ha llevado a la pantalla Uwe Boll (‘House of Dead’), con Christian Slater, Tara Reid y Stephen Dorff como protagonistas.
Estas son algunas de sus primeras críticas.
“Esta película de terror, basada en un clásico del video juego de Atari, no es sólo un filme intensamente inepto a cualquier nivel, sino que uno se pregunta cómo el distribuidor no lo ha sacado directamente a DVD o, mucho mejor, lo ha tirado a la basura”.
Stephen Holden, NEW YORK TIMES.
“Tara Reid, la perpetua chica 'divertida' de las películas para adolescentes interpreta aquí a una arqueóloga. Sólo eso debe darnos una pista de lo excesivamente malo que es este filme”.
Bob Townsend, ATLANTA JOURNAL-CONSTITUTION.
“Hay muchas películas estúpidas que se pueden disfrutar si se desconecta el cerebro y no se quiere pensar. ‘Alone in the dark’ no llega ni a eso. Es demasiado infame como para llegar a entretener”.
Michael Wilmington, CHICAGO TRIBUNE.
“Es lo peor que se ha visto en mucho tiempo. Mucho más funesto que cualquiera de las peores películas que se hayan rodado últimamente. Slater y Dorff, bien… han actuado de un modo tan pésimo en peores películas. No, perdón. No lo han hecho. Esta es la peor”.
Frank Swietek, ONE GUY'S OPINION.
Y digo yo… con críticas como estas ¿quién quiere amigos?