lunes, 22 de noviembre de 2004

No habrá trilogía

Pues sí, es una mala noticia. Una noticia que nunca me habría gustado leer. O al menos, de la manera en que se ha dado.
Mucho se había hablado hasta el momento de una posible tercera parte de ‘Cazafantasmas’, hasta se dijo que Harold Ramis y Bill Murray estaban en contacto para intentar sacar lo que sería un ansiado cierre de una trilogía más que esperada. Pero no fue así. Las cosas han cambiado mucho en estos meses. Tanto que se ha convertido en toda una utopía sacar el proyecto adelante.
Sólo Dan Aykroyd quiere hacer una nueva entrega. Bill Murray, Harold Ramis, Annie Potts y Ernie Hudson han expresado su deseo de no participar en ningún proyecto que lleve ‘Ghostbusters’ en su título. Taxativamente, Murray se ha negado a escuchar cualquier posible oferta sobre la saga.
Aykroyd, desesperado de la vida, sugirió hace poco que tenía la idea de actualizar el reparto original contratando a Will Smith como primera figura y rodearlo de estrellas emergentes. Algo impensable, porque la Columbia ya dijo hace tiempo que si no se rodaba con el elenco original, no se tocaría ningún proyecto.
¿No digáis que no estaría bien volver a reencontrase con los doctores Peter Venkman, Raymond Stantz y Egon Spengler?

domingo, 21 de noviembre de 2004

Extrañas noches de ideas

Me levanto con una sensación de haber querido ser buzo y cuidar delfines en los más remotos y exóticos paisajes, no sé porqué. Parece una idea estúpida, pero es así. Esta noche he tenido un extraño sueño, de esos que te levantan de la cama como un resorte. Una niña con la cara ensangrentada me susurra “Ha llegado tu fin...” y yo intento sujetarla con el brazo, pero se me cae por un acantilado lleno de escarpas.
Cuando levanto la persiana y con las legañas aún a modo de capullo de gusano de seda llega la frase “Tengo un relato corto”. Así funciona. Así es como creo que se llega a una buena historia. De repente, sin darte cuenta de las cosas. Yo siempre utilizo las noches para pensar, para darle vueltas a la cabeza, para leer, para ver cine, para entorzarme y llegar así a historias que valgan la pena. A veces, a las 6 de la mañana estoy buscando conexiones y subtramas a un posible guión.
Para eso utilizo la cama, así me va en otros aspectos más carnales...

sábado, 20 de noviembre de 2004

Batalla campal en la NBA

Increíble, espantosa, vergonzosa y espectacular ha sido la feria de hostias que han brindado en los jugadores de los Indiana Pacers Ron Artest y Stephen Jackson durante su partido de la NBA contra los Detroit Pistons. Cuando sólo faltaban 45 segundos para que finalizase el partido y los Pistons ganaban 97-82, Ben Wallace arremetió contra Artest por una falta personal.
Cuando los nervios se extendieron a los demás compañeros y los banquillos entraron en la tangana, los jugadores empezaron a soltar derechazos y ganchos a diestro y siniestro. Lo esperpéntico de todo, fue la lluvia de vasos, agua, bebidas refrescantes y botellas de plástico que los aficionados tiraron contra los jugadores de los Pacers, que arremetieron sobre algunos aficionados, dando puñetazos y ofreciendo un lamentable espectáculo con una pelea entre jugadores y público.
Los golpes volaban por todas partes al igual que las botellas y los vasos. Incluso una silla también fue lanzada por un aficionado contra el pívot Jermaine O'Neal, de los Pacers, que al final fue otro de los implicados en una batalla campal que obligó a los árbitros a dar por finalizado el partido cuando aun faltaban 45,9 segundos por jugarse. Jackson, Artest y O'Neal conectaron unas severas hostias que abatieron a varios aficionados. Éstos, lejos de amedrentarse, terminaron lanzando sillas, botellas, palomitas, cojines y cualquier objeto que tuvieran a su alcance.
¡¡I love this Game!!

La interminable historia de una adaptación no deseada

Estoy harto de las especulaciones sobre la no deseada adaptación al cine de 'Watchmen', la obra maestra del cómic creada por Alan Moore. Si hasta hace poco, Darren Aronofsky era el elegido y trabajaba en una adaptación que Terry Gilliam quiso y pudo hacer una vez, la cosa no ha cuajado y el director de ‘Requiem por un sueño’ ha dejado el proyecto por problemas de financiación.
Según Film Guardian, el nuevo realizador que se hará cargo de este arriesgado proyecto es Paul Greengrass, el director de ‘El mito de Bourne’ y guionista de películas tan sobrevaloradas como ‘Bloody Sunday’ y ‘Omagh’, dos muestras de que este escritor está muy identifcado con la historia terrorista irlandesa, pero que, como bien ha demostrado en la secuela del personaje creado por Robert Ludlum, no es que sea un gran director que se diga.
‘Watchmen’, es posiblemente el mejor cómic de todos los tiempos, no hay un ápice de heroísmo en páginas. Como viene siendo habitual en el gran Alan Moore, él se ha desentendido de cualquier relación con el cine.
Si ya es una mala noticia que el empeño por llevar un cómic intocable a la gran pantalla, más lo es que lo vaya a realizar un director que no tiene muy claro qué es el concepto de acción y sus engranajes de puesta en escena y narrativos.
A veces la gran industria hollywoodiense da asco.

Chris Cunningham: Cuerpo y tecnología

Salamanca es conocida en el mundo entero por su entorno arquitectónico y porque se presume de que es una orbe cosmopolita y muy cultural. Pues es mentira, amigos. La cultura llega con cuentagotas. Tras llenarse los bolsillos las instituciones con el publicitado eslogan de ‘Salamanca 2002. Capital Cultural Europea’, la cosa pareció mejorar, pero no. Aquí no llega cultura. No importa. Es ignorada. Aún así, existen pequeñas joyas que caen como gotas de agua en un desierto. Y cuando llega, tengo que reconocer que lo bueno se hace esperar.
El Domus Artium 2002, más conocido como DA2, está desarrollando una gran función en este aspecto. Ayer terminé de ver la fase del ‘Come to Daddy’ de Chris Cunningham, el visionario moderno dómine en el terreno del ‘videoclip’. El título de esta parte de la exposición y de un reconocido DVD pertenece a una canción y un videoclip inolvidable, irrepetible, que Cunningham creo para Aphex Twin. El vídeo de las niñas diabólicas con el inquietante rostro de Richard D. James, que repite en otro vídeo espectacular como ‘Windowlicker’ también para Aphex Twin, es un producto identificativo de este nuevo genio audiovisual. En él podemos ver a estas criaturas salir de un agujero en la pared con ganas de sembrar con violencia en el barrio Thamesmead, en Wollwich, en el Londrés más Oriental. Las criaturas (no sé porqué me viene a la cabeza ‘The Brood’, de Cronenberg) corren llamados por su creador, un monstruo desfigurado y esquelético que sale de un aparato de televisión y encuentra en una viejecita que pasea a su perro a la víctima perfecta. “Quiero tu alma. Me comeré Tu alma”, le grita desde la televisión. Imponente la factura técnica, acojonante esa reunión de los niños y el creador en su infierno particular.
Nacido en Londres en 1971, Cunningham es uno de los directores con más futuro dentro de Hollywood y todavía no ha realizado un solo largometraje. Su propensión hacia la oscuridad con la que plantea sus temas, la visualidad incómoda, gris, mortecina, llena de intersecciones, siempre inclinada a la exploración de los cuerpos, de las formas, reconvertidas en seres infrecuentes, figuras extrañas y espeluznantes monstruos. Niño prodigio del medio (a los 16 años trabajaba en el departamento de efectos especiales de los estudios Pinewood), Cunnigham es experto en dar forma y carácter a monstruos deformes, como demostró en sus reconocidos trabajos cinematógraficos de ‘Razas de Noche’ y ‘Alien 3’, reformulando la célebre criatura de H.R. Giger. Los escenarios futuristas y postindustriales, la atmósfera angustiante y una afección por el organismo y el cuerpo humano son elementos necesarios en una obra tan fascinante como perturbadora.
Cunningham tiene mucho de David Fincher, ya no sólo en su parecida forma de fotografiar sus trabajos (muy evidente en el mejor vídeo, a mi juicio, de este autor; el ‘Afrika Shox’, para Leftfield & Afrika Bambaataa -de hecho está fotografiado por Darius Khondji, que trabajó con Fincher en 'Se7en' y 'Panic Room'-), sino en su concepción narrativa, en su ritmo, en la innovadora y revolucionaria forma de planificar y una capacidad imaginativa unida a un innegable atrevimiento visual de un trabajo que le ha llevado a ser considerado uno de los directores más importantes de su generación. Sus influencias parecen claras; casi todo el mundo coincide en señalar el ‘cyberpunk’ como entorno personal, los cómics y la “sci-fi” como temas recurrentes, la literatura de J.G. Ballard, William Gibson, Paul Di Filipo, Bruce Sterling como temática imperante y la actitud de David Lynch o David Cronenberg son los dispositivos referenciales de un director que muestra sin escrúpulos el impacto provocado por la tecnología en la cultura moderna y, sobre todo, en las relaciones humanas. Las extrañas asociaciones de Cunningham se materializan, para ello, en criaturas dibujadas por él mismo, en conjunto con las imágenes tratadas digitalmente, cuyo objetivo es un realismo extrañamente impactante. Sin embargo, Cunnigham, no parece darle importancia a su propia trascendencia: “Tal vez no debería presumir de esto, pero todos saben que con los videos de música no hay demasiada inteligencia detrás. No estoy tratando de manifestar una realidad social ni tampoco intento comunicarle al público lo que siento. Estos videos son simplemente la manipulación del sonido con la imagen y la mayor parte de las decisiones son actos reflexivos”, ha dicho.
Sin duda alguna, el vídeo estrella de la exposición es 'All is full of love', elaborado para la islandesa Björk. Es aquí donde mejor se aprecia la preocupación por lo tecnológico y lo mecánico, todo ello observado desde una erótica humana que en la que dos robots se abrazan despertando a la sensualidad. Música e imagen, anatomía y robótica, se mezclan en una combinación que indaga en un cosmos morfológico impresionante. Lo aséptico del espacio, la luz y la acción amatoria de los cyborgs contrastan en un fondo humano entre dos máquinas que descubren el amor, en una sinergia perfecta de robótica, industrialización, sexo y oda a la anatomía femenina. Un tema también presente y esencial en ‘Second Bad Villbel’, realizado para Auterche, en el que aparecen los robots que el británico utilizó para su trabajo en ‘Inteligencia Artificial’, durante una breve temporada, en el proyecto de Stanley Kubrick (con el que trabajó durante dos años sometido al maestro) que terminó dirigiendo Steven Spielberg.
La lucha de sexos y el amor más escabroso es el tema del único cortometraje de ficción de Cunnigham, 'Flex', en realidad un oscuro ‘performance’ visual donde los cuerpos vuelven a ser el reclamo para inquirir en una sensualidad agresiva y violenta, de una intensidad lograda a través de la luz y el sonido. En una pelea de violencia extrema, la pareja descubre su necesidad recíproca, sumidos en la confusión del ambiente, ensangrentados, asfixiados, exhaustos por el dolor, mitigada por la crudeza sexual y pornográfica de dos seres que, en ese momento sexual, se unen, fundiéndose el uno en el otro. Ella se arrastra buscando al hombre hasta lograr encontrarlo en la luz de su principio. Fascinante.
También me gustó mucho 'Come On My Selector', para Squarepusher, donde una niña japonesa intenta escapar de un hospital infantil en el que se realizan experimentos tecnológicos. La unión de música, imágenes enloquecidas y un ambiente frío e inquietante, vuelven a ser elementos necesarios en un trabajo sorprendente. ‘Frozen’, para Madonna y ‘Only You’, para Portishead se ven en la misma pantalla dejando una sensación de exquisitez artística encomiable. Su frase: "mucha gente piensa que mis trabajos son terroríficos. Personalmente, yo los encuentro hilarantes. Terroríficos para mí son, por ejemplo, los vídeos de las Spice Girls" dio la vuelta al mundo, dejando ver su vena más cínica y ‘outsider’ en un mundo envenenado por la carencia de originalidad.
Y cuando Cunningham debute en el cine, lo hará por la puerta grande. En una superproducción sin límites, en una aventura más que arriesgada, traducir a imágenes ‘Neuromante’, la novela de William Gibson que dio origen al ‘cyberpunk’ y que definió los conceptos de un género multifuncional y difícil. El británico ha contado con un guión escrito por el propio Gibson (que ha definido en repetidas ocasiones a Cunningham como el hombre "perfecto para ese trabajo") y una banda sonora a cargo de Richard D. James, es decir, de Aphex Twin.
El genio del nuevo siglo espera su turno para dejar su impronta en un cine que necesita de talentos visionarios como el de Chris Cunningham.
La exposición 'Come to Daddy' está compuesta por:
Videos Musicales
'Second Bad Vilbel', para AUTECHRE.
'Come To Daddy', para APHEX TWIN.
'Only You', para PORTISHEAD.
'Frozen', para MADONNA.
'Afrika Shox', para LEFTFIELD. feat. AFRIKA BAMBAATAA.
'Come On My Selector', para SQUAREPUSHER.
'Windowlicker', para APHEX TWIN.
'All Is Full Of Love', para BJORK.
Making of ‘All Is Full Of Love’, con entrevistas a Bjrk y Chris Cunningham.
Otros trabajos
'Monkey Drummer', con música de Aphex Twin
'Flex', con música de Aphex Twin.
'Mental Wealth', aununcio de Sony Playstation.
'Photocopier', anuncio inédito para Levis.
'Engine', anuncio para Nissan con música de Boards of CanadaWindowlicker.
Y esta semana volveré para ver el resto de la fantástica exposición: Lise Sarfati, Rosemary Laing, Edward S. Curtis...

viernes, 19 de noviembre de 2004

Hola, soy Pedro y quiero trabajar.

Ese es el escueto mail que he recibido hace poco de un actor que ha mandado su curriculum y la foto a la dirección de El Pentáculo Producciones & Haussmann Films.
Resulta divertido saber que hay gente que piensa que producimos cortos, películas y que hacemos cine a alto nivel. Me gusta que ahí fuera haya inquietudes e ilusión. Me gustaría ser como Spielberg y contratar a los que me mandan mails. Pues este tal Pedro Morales, además de un jerol que despierta miedo aterrador, de ese que acojona, ha trabajado en la serie 'Memoria de España', emitida en el 2004 por Televisión Española y en la película de Pedro Costa 'Mis estimadas víctimas'.
Hace algunas semanas Alba Fernández, la actriz principal de 'Días de Invierno', dirigida por José Durán, también se dejaba querer por si había algún proyecto a la vista. Me llegan muchas referencias de directores de fotografía, de asistentes de producción, de músicos, de empresas de efectos especiales, de ayudantes de dirección y, por supuesto, de actores y actrices. Hoy, sin ir más lejos, también me ha llegado un CV de una chica con una experiencia que me ha dejado anodado que ha trabajado con el mismísimo Almodóvar.
Que manden su foto y curriculum me hace pensar lo que todos sabemos: que el cine español está tan jodido que ni los buenos profesionales tienen trabajo.
En fin, si yo pudiera dar curro a todos...

jueves, 18 de noviembre de 2004

El último ‘punkie’

Últimamente, casi siempre, echo de menos pequeñas cosas que me hacían feliz hace más de una década, en los 90, en sus principios, cuando los 80 agonizaban dejando atrás una época irrepetible. El otro día, cuando volví a darle un sorbo a un litro de Kalimotxo, mi memoria se fue instantáneamente a una imagen de mí mismo en 1995, delgadito, sin barba, joven, con ganas de todo y, en esta visión en la que vestía igual que ahora, un disco sonando detrás, haciéndome sonreír: ‘Ya hera ora’, del mítico Manolo Kabezabolo, un apasionante y entrañable icono que ha marcado a una generación que se aprendió sus letras anarquistas y punkies, puramente rebeldes y con un humor que dignificaron su torpe manera de tocar la guitarra y su voz agangosada. Qué míticos momentos me ha dado Manolo.
Su leyenda urbana le tacha de exdrogadicto, residente en un psiquiátrico de Zaragoza del que le dejaban salir para tocar en conciertos como terapia a lo que el llamó "encierro voluntario", debido a un ‘yu-yu muy grande’. También de historias, como la que le situaba actuando en el bar ‘La Colmena’, en la Calle Pizarro, aquí, en Salamanca, donde los vecinos, hartos de aguantar sus proclamas punkies, llamaron a la policía y fue detenido. Me pasaron (cómo no, otra vez José "Jimbo") una cinta grabada, de las que se pasan los amigos y que van de mano en mano por toda España, agitadora de diversos botellones de amigos, de la juventud que empezaba a descubrir la expansión de la vida. Contenía absurdas canciones grabadas en directo en un bareto, en un chamizo (que diría mi amigo Rutiger), con unas letras ingeniosas, divertidas, pero con un contenido ‘anarka’, lleno de intención cínica y socarrona. Y entre medias, aquellas frases que jamás podremos olvidar: “voy medio ciego”, “no veo ni el micrófono”, “A ver ¡camarero! ¡Ponme una caña aunque sea!”...
En 1995, Manolo, había hecho llegar a jóvenes de toda España 2.000 copias entre las vendidas y pirateadas. El ‘Ya hera ora’ recogía 30 temas, pero la denuncia de las discográficas, ya que varios temas eran versiones de temas conocidos (varios de ellos de los ‘Sex Pistols’), hizo que se tuvieran que retirar las copias y reeditarlo, desapareciendo 7 de aquellos míticos temas. En 1996 le vi en la sala Potemkin y no fue lo que me esperaba, porque Manolo, como buen bohemio cantautor punkie tenía sus días: dependía de cómo estuviera; o estaba increíblemente gracioso e inspirado, o se iba a los 5 minutos mandando a tomar por culo al público. Aún así, siempre seguí adorando a aquel hombre. Su música era lo de menos. Importaba la figura, el mito, el icono que creamos aquellos que crecimos con un katxi de kalimotxo en una mano y uno de cerveza en la otra, fumando un buen petas, mientras levantábamos las manos al grito de sus canciones: “cada imprendible que llevo en la chupa es el recuerdo de algún follón”, “usted qué opina del aborto de la gallina”, “un papel morao ¡mil duros!”, “Si Sid Vicious hubiera conocido el kamimotxo no habría muerto de sobredosis”… y tantas y tantas otras.
Cuando Manolo volvió con ‘Los ke se van del Bolo’, su proyecto de banda de acompañamiento se sitúo en un proyecto más serio y comercial. Y el Manolo que me encandiló dejó de ser el mismo, aunque sus letras tuvieran la misma intención cabrona. Viendo aquellos grupos que me gustaban entonces, en mi época macarra que se ha extendido hasta la actualidad: El Oso Yonki, La Polla Records, Boikot, M.C.D, Pleasure Fuckers, Los Discípulos de Otilia o Albert Pla, sus siguientes discos: ‘La Nueva Mayoría’, ‘Resina, agua y ajo’ y ‘2001: la odisea va despazio’ son el reflejo de que este sedicioso e insumiso cantautor sigue haciendo discos no por un golpe de suerte o por el seguimiento de unos borrachos ‘freakies’. Nada más lejos de la realidad. Sus rudas canciones, a pesar de parecer las absurdas loas más banales al inconformismo y a la droga y el alcohol, son el fiel reflejo de la realidad de nuestro país. Y eso es todo un logro.
Su letra 'punk' y combativa, llena de filosofía urbana ha ido recogiendo lo mejor de un autor, reconvertido en leyenda a la sombra de un disco que terminó por hacerse tan grande que se tragó su trabajo posterior. Aún así, no importa, porque Manolo Kabezabolo, con sus defectos y sus canciones pachangueras estará en un nivel generacional que nadie de los que hemos disfrutado como locos de una era creada para la diversión podrá olvidar. Ahí quedan sus temas posteriores al ‘Ya hera ora’ como ‘Nino Gramo’, ‘Tengo una muñeca vestida de punk’ o la versión de ‘Clavelitos’ tunera putera rebautizada ‘Karajillos’.
Grande, Manolo, grande.
Esta noche, en la fiesta grande de Ciencias en la universitaria Salamanca, pediré uno de tus temazos para sentirme un poco como los jovenzuelos que dejarán medio mes en una fiesta antológica.

miércoles, 17 de noviembre de 2004

Cine malo, del peor. Horroroso

Esta tarde me disponía a ver mi película de los miércoles, cuando me han dicho que la elegida de la semana para este día, 'El mensajero del miedo', de Jonathan Demme, era una hora más tarde. Por lo que, ya que estaba allí, he echado un vistazo somero a la cartelera y me he dicho “voy a darle una oportunidad a Kim (Basinger)”.
En buena hora lo he pensado. A los cinco minutos he empezado a revolverme inquieto en mi butaca, esperando que las cosas mejoraran, que todo lo que estaba viendo fuera producto de una mala digestión. Pero no ha sido así. ‘Cellular’, que así se llama este engendro del tal David R. Ellis, es una vergonzosa película a modo de ‘thriller’ al uso que desperdicia todos sus elementos sorpresivos porque en el guión de Larry Cohen no existen más que los prototipos mal sugeridos, el absurdo como esencia ridícula y un tono de ironía que no hace más que entorpecer y echar a perder el ya de por sí paupérrimo planteamiento. Como filme de serie B, que ha abanderado Cohen a lo largo de su carrera, ni siquiera es algo respetable. Tras la estupenda ‘Última llamada’, de Joel Schumacher, el guionista ha pretendido abordar algo similar, facilón, ambicionando una nueva visión de los miedos y angustias del hombre moderno (en este caso el móvil y sus múltiples accesorios y problemas), pero le ha salido un truño escandaloso, una ínfima y horrorosa cinta que supone lo más infame visto últimamente. 'Cellular' cuenta como Jessica Martin, profesora de biología y madre de un niño llamado Ricky (sí, es totalmente una gilipollez ponerle el apellido, pero es así), se ve inmersa en una pesadilla cuando cinco desconocidos la secuestran en su casa y la llevan a un desván extraño. Sin embargo, cual experto ingeniero electrónico y McGuiver, consigue hacer funcionar un teléfono roto y marca un número al azar. En el otro extremo se encuentro un joven que, aunque en un primer momento no la cree, se convertirá en su única esperanza, lanzándose en su búsqueda a un mundo lleno de engaños y asesinatos.
La línea narrativa es de seguidores lineales de libros de guión de Linda Seger, la trama es directamente infumable y lo irrazonable de todo, de la limitada clave, los personajes, sus pulsos de acción, todo, absolutamente todo lo que sucede en la pantalla hace que el espectador se pregunte qué coño está viendo y por qué ha tirado el dinero a la basura. Diálogos irracionales, situaciones imposibles, grotescas elipsis y una constante sensación de que a uno se le está tomando el pelo son los elementos de una película innecesaria y ramplona. Todo es malo, ridículo, huele a rancio, lleno de mugre e imbecilidad. A estas alturas del cine, y más en el cine de Hollywood, es inconcebible una película de similar calaña.
Lo más sorprendente es que todos los actores, empezando por Kim Basinger, Jason Statham, el jovenzuelo Chris Evans y llegando al independiente William H. Macy, están más que correctos en esta risible muestra de cine MALO, con mayúsculas. Todo paradigmatizado en un final que desmejora los antológicos ‘happy ends’ de ‘El equipo A’ y los pésimos y horteras títulos de crédito. Lamentable.
Espero que la francesa ‘Alta tensión’, que la veo mañana, esté a la altura de las expectativas.
Ya os contaré.

Blogger en español

Pues sí. Donde todos los que tenemos alojados nuestro weblog Blogger, propiedad de Google, que miramos cada día y necesitamos para subir nuestrospost y que todos lo leáis, va a tener su versión en español, por lo que cabe pensar que, a partir de entonces, se multiplicarán los blogs, como un alud.
Blogger ofrece a sus usuarios la posibilidad de publicar instantáneamente en la Red a través de la creación de un 'weblog', ha anunciado su lanzamiento oficial de la versión en español, entre otros idiomas, según anunció su representante en España.
Así que bien. Aunque a mí me da igual, si os digo la verdad.

Ya hay un rostro célebre para Robert Langdon

¿Sabéis esa sensación tan estúpida y terca que se tiene cuando a uno se le intenta vender algo tantas veces que, a pesar de resultar atractivo, lo rechazas sólo por no incluirte en la moda, para sentirte, otra vez, inmerso en la libertad de la diferencia?
A mí me pasó con la película argentina ‘9 Reinas’, que era una cinta que me apetecía ver bastante, pero dado que fuera donde fuera, todo tipo de público, personas que nunca van al cine e intelectualoides metidos a entendidos me recomendaron fervientemente o exigían mi opinión dando por hecho que la había visto, decidí no pasar por taquilla y aún no la he visto. Se vuelven tan pesados con una única frase reiterativa (“tienes que ir a verla”), que no vas casi por orgullo, por no seguir la corriente popular, aquélla que hace que una película sin promoción sea taquillera (léase ‘El hijo de la novia’) o que un libro se convierta en un ‘best-seller’ transformándose por este motivo en uno de los libros que cogen polvo en las estanterías de los hogares de medio mundo.
Pasó con ‘Los pilares de la tierra’, de Ken Follet, un libro que hasta mis primos y amigos que no saben quién es Robert L. Stevenson, tuvieron entre sus manos y leyeron, creyendo que con ello ya habían cumplido con la lectura y se autoafirmaban como exigentes lectores y me reprochaban mi negación a seguir la corriente de sumisos culturales del ‘mainstream’ más absoluto. Y aún no lo he leído. Y sí, habrá quien me tache de indolente zafio, de reaccionario, debido a mi actitud, pero cuando todos los que hayan leído ‘Los pilares de la tierra’ se hayan zampado como yo ‘Triple’, ‘El hombre de San Petersburgo’, 'El tercer gemelo' o ‘Las alas del águila’, (evidentemente no he leido todas las obras del inglés), entonces podrán reprochármelo. Hasta entonces, no.
Lo mismo me ha pasado con ‘El código Da Vinci’, de Dan Brown, que empecé a leer y casi consigo terminar, pero que dejé por aburrmiento supino, por ineptitud narativa y por su similitud intencional con ‘El péndulo de Focault’, de Humberto Eco. Lo de este misterio en forma de fenómeno de masas literario no lo entiendo. Hasta mi madre ha caído rendida a los encantos de una novela manufacturada para vender. Analicemos: una trama policíaca a modo de inquietante ‘thriller’, conexiones políticas y religiosas, personajes estereotipados, conatos de trascendencia filosófica y una escritura plana, para que hasta Ana de Palacio pueda entenderla sin perderse. Que el (cómo no) atractivo, a lo Indiana Jones, Robert Langdon descubra que el Santo Grial no es una copa sino el nombre oculto de María Magdalena y que las Cruzadas no fueron más que hordas de mercenarios que buscaban destruir los documentos que revelaban la verdad sobre esta buena mujer y su relación con Jesús, puede parecer interesante a primera vista. Incluso una obra maestra para los neófitos o lectores fáciles de convencer. Pero nada más lejos de la realidad.
Ahora, todos aquellos (si es que hay alguno) que no hayan leído acerca del Priorato de Sión y que no sepan que el elemento clave de todo se encuentra en el apóstol que ocupó la derecha de Cristo en 'La Última Cena', de Da Vinci, no es otro que María Magdalena, están de enhorabuena (qué simpática rima, oiga). Todo, porque Hollywood ya tiene Robert Langdon para su superproducción. Nada más y nada menos que Tom Hanks será el encargado de descifrar 'El código Da Vinci'. Ron Howard, oscarizado por esa impertinencia fílmica que es la repulsiva ‘Una mente maravillosa’ será el encargado de llevar a imagen la palabra de Brown.
Como dicen en el no menos repulsivo programa 'TV. Top’ dedicado al Zapping en Telecinco con esas voces que desquician a cualquiera... “Esto es paaaa verloooo”.