Ya durante las dos primeras fases este equipo de Juan Antonio Orenga había proclamado los errores y las dudas que se solidificaron en la semifinal contra Francia, dentro de un partido aparentemente dominado que se fue distorsionando de la esperanza en los aciertos hasta otro bien distinto. España volcó sus inseguridades en un final de encuentro bajo una presión que parece que les supera. Sucedió con Eslovenia, reiteró sus errores ante Grecia y sucumbió de un modo similar contra Italia, jugando una prórroga desastrosa. A priori, los despropósitos deberían haber servido de aprendizaje en un partido tan complejo y de rivalidad de juego como era el de Francia, un rival más equilibrado que ese paseo de autoconfianza que la selección se permitió en cuartos frente a Serbia.
La defensa zonal y la presión comenzaron a imponer ese desafío de pugnar con la explotación que venía caracterizando a Francia a lo largo de todo el campeonato, la de unos recursos físicos punteados con la figura de un colosal Tony Parker. Sin embargo, había una sensible diferencia que viene de la pizarra, los franceses tienen a Vincent Collet que, perdiendo de catorce, empezó a agitar el banquillo y a recuperar fuelle tras el descanso, cuando España parecía tener controlado el choque. Nuestra selección, por su parte, demostró que con Orenga las decisiones tácticas no iban a dilatar la comodidad en el marcador. Por si fuera poco, la falta de acierto en el tiro (sin olvidar esos diez balones perdidos) en los dos últimos cuartos tampoco fue la idónea. La consecuencia fue que España jugó de maravilla en los dos primeros cuartos. Y Francia, de idéntica forma en su primera mitad. Todo terminó en tablas, con un empate en un final dramático igualado a 65 puntos, que pudo ahuyentar los fantasmas y dar un pase a la final después de un tapón a Parker, dejando el destino en manos de Calderón, que erró un triple decisivo y un posterior palmeo de Claver que tampoco encontró cesta. Y así sucedió lo inevitable…
Esta generación de jugadores que tantas satisfacciones ha dado al deporte español, que ha jugado establecido en la profesionalidad, el sacrificio, la generosidad, la confianza y el respeto mutuo parece haber perdido otro de sus distintivos, que es el de sobreponerse a la adversidad y lograr la gesta cuando parece que las cosas están peor. Con Orenga se describe el otro lado de la moneda, pasando de ese juego que anticipa la hazaña factible a otro que vaticina la catástrofe. Faltó sentido común, de lectura para saber abrir la soldadura defensiva gala en esos fatídicos cinco minutos extra. Los de Collet chocaron de bruces con la mala suerte y los destellos defensivos de los españoles. España tampoco aprovechó la inconsistencia del momento, las dudas generadas por la desconfianza mutua. Fue una prórroga fea, sin canastas por parte de los dos bandos, que evidenció las carencias técnicas de un entrenador cuestionado durante todo el campeonato. España se mostró incapaz de sostener un ataque de aclarados y bloqueos para soltar la bola en una jugada que acabara en el interior de la zona antes de los 24 segundos, forzando tiros exteriores poco menos que imposibles. Tampoco supo deliberar sobre lo que supone el diseño de las rotaciones o las soluciones tácticas como ese último triple necesario para el empate que lanzó Marc Gasol cubierto por dos jugadores franceses. Es la situación más simbólica y rocambolesca de un equipo al que la brillantez y la fantasía se le han deslustrado por situaciones como las exhibidas ayer. 72-75 el marcador final. Parker y los suyos habían derrotado a su bestia negra. Los españoles reflejaron ese rostro de fracaso ilustrativo cuando no se pasa a una final. Y lo triste es que tampoco se puede acudir a la mala suerte o una injusta derrota. Ganó el mejor supo gestionar el partido. Así de simple.
En 2010 fue Teodosic, en el Sinan Erden de Estambul, con aquel triple en el último segundo el que dejó a España fuera de la semifinal en el Mundobasket de 2010. Ayer, en el Stozice Arena contra Francia fueron Orenga y una selección errática y desorientada obligada a cerrar un ciclo el año que viene, cuando ponga fin a un inolvidable periplo de alegrías, victorias y medallas que será muy difícil de repetir en el futuro. Y lo hará en el Mundobasket de España de 2014. Bonito marco para observar el nostálgico ocaso de este grupo de brillantes jugadores que ya ha escrito con letras de oro su propia leyenda. Pudo haberlo prolongado en la velada de ayer, pero varias ausencias clave y la inconsistencia de ese planteamiento baloncestístico de bajos vuelos, han hecho que se luche por un bronce que, sin despreciar la importancia del metal, deja una sensación de frustración y la impresión de abandonar el campeonato sin los deberes hechos. Una lástima.
Buenas Refo. En frío, y con el disgusto de ayer digerido, aporto mi comentario:
ResponderEliminarEspaña contra Croacia ganó de 28 haciendo un partido espectacular y no perdió como indicas (Creo que te refieres a Grecia)
En lo demás, pues estoy de acuerdo en casi todo, buen análisis. Sobre todo que Orenga ha hecho bueno al espagueti, por mucho que me joda.
España ha sido el mejor equipo defensivo del campeonato, con una intensidad y agresividad increíble. Las victorias deben APOYARSE en una buena defensa, PERO NO PUEDEN rematarse CON ATAQUES ANÁRQUICOS DE POLLO SIN CABEZA.
Bien define la situación, como dices, el triple de Marc en la última jugada, pero más resaltaría la situación anterior, en la que "Mojo Picón", a falta de menos de 10 segundos y perdiendo de tres, decide tirar una piedra de 2 en suspensión al más estilo Bryant (en este contexto, Parker). Me podréis decir que, si la hubiese metido, le estaría alabando y diría que es un crack (que lo es, pero la prensa lo endiosó hace dios días, y él realmente no cayó en la cuenta en sus limitaciones. Pero es que resulta, que si lo hubiese metido, seguiríamos perdiendo de uno y con dos tiros libres a falta de menos de 5 segundos para Parket o Diot, o sea a 3 otra vez...
No me puedo creer que esa es la jugada que estaba prevista, lo que me creo es que NO HABÍA PREVISTA NINGUNA JUGADA.
Con todo esto, las críticas a Orenga me parecen razonables y necesarias. Pero me da VERGUENZA leer toda la basura que he leído en los comentarios de las ediciones digitales de los periódicos ´de más tirada de este, nuestro país.
Me da mucha pena ver la generación de aficionados de garrafón que se ha creado en este país gracias al bipolio Farsa-Mandril y al encumbramiento de nuestro deporte en los últimos años.
Aficionados con los que me siento muy incómodo compartiendo selección, no se la merecen. Insultos barriobajeros, sin criterio baloncestístico y, por supuesto, casi indescifrables por su alto contenido en faltas gramaticales y ortográficas (también me siento incómodo compartiendo idioma con ellos)
Los del Barça, echándole la culpa al “Chacho”, a Llull y a ¿Rudy?
Los del Madrid a los catalanes
Los catalanes aprovechando la coyuntura para decir que ¿sin catalanes? (WTF) en la selección, no somos nadie y, ya de paso el Pisuerga por Valladolid) exaltar su nacionalismo.
Señores, aprendan a valorar lo que tienen y a PERDER, porque el deporte, COMO LA VIDA, es cíclico. Les servirá para no ser una masa aborregada de frustrados el resto de su vida.
Con todo esto, mi enhorabuena a esta selección por hacerme disfrutar de 10 años maravillosos y A MUERTE a por el bronce (otrora un éxito de portada en todos los periódicos de tirada nacional)
Un abrazo, amigo y, ahora más que nunca: BA-LON-CES-TO
PD: Si ganamos el bronce me iría sin ningún tipo de duda al monumento al empresario ;))
ResponderEliminarPues sí, hoy sería un día para venerar a este deporte que tanto nos ha dado en la vida. Por lo menos a mí, mucho más que el fútbol.
Entiendo y comparto tu argumentación. Yo lo único que he intentado a sido reflejar lo que vi desde una perspectiva propia. Puede que esté equivocado, pero me veo capacitado porque entiendo y amo este deporte y me da rabia que las malas decisiones y la precipitación (pecados en el deporte de la canasta) hayan marcado una derrota que yo si entiendo como fracaso. Pero es efímero. Siempre estoy con esta generación de GOLDEN BOYS porque me han hecho disfrutar más que cualquier otra selección.
Entendidos de medio pelo y provocadores ombliguistas siempre hay. Ya no sólo en el deporte, si no en la vida. Lo mejor es darles la razón y seguir disfrutando de aquello que te hace feliz. Y a mí el baloncesto me hace feliz.
Un abrazo!
Y sí, cómo no acordarse de este momento en el monumento.
http://refoworld.blogspot.com.es/2009/09/eurobasket-09-otra-exhibicion-de-los.html