lunes, 30 de mayo de 2011

Mi cabeza, versión Futurama

Fedde Carroza es un ilustrador y diseñador valenciano que padece una especie de prurito con la conversión de fotos de gente conocida y anónima en cabezas parlantes inspiradas en la serie de Matt Gronenig ‘Futurama’. Tanto es así, que ya posee un enorme catálogo de cabezas embebidas en formol a través de su museo en NothiNg caN stop RuNNiNmeN. Son fantásticas todas ellas.
Carroza es el autor, junto a Alfredo Álamo, de las tiras cómicas ‘La Legión del Espacio’, por cuyo trabajo han recibido tres premios Ignotus. Como diseñador gráfico ha ilustrado y colaborado en fanzines, animaciones, libros, cuentos y diseños para publicidad y trabajos institucionales. Es un crack, un fenómeno al que sólo hay que pedirle este autómata animado vía Facebook si queréis vuestra cabeza en formol siguiendo unas mínimas normas al alcance de todo el mundo ¿A qué esperáis para tener la vuestra?
Gracias amigo. Lo dicho; si pasas por Salamanca, las birras corren por de mi cuenta.

viernes, 27 de mayo de 2011

Review 'El último exorcismo (The last exorcism)', de Daniel Stamm

Del ‘mockumentary’ a la imprecisión
El filme de Daniel Stamm toma el espíritu del falso documental para narrar la historia de un exorcista descreído ante un caso real de posesión, pero echa por tierra sus buenos cimientos para acabar por ser demasiado convencional y previsible.
En la década de los años 70, a rebufo del éxito de ‘El exorcista’, de William Friedkin, cintas de directores de todo tipo y condición como Giulio Petroni, Mario Bava, Alberto de Martino, Sidney Furie o españoles como Amando de Ossorio o Augusto Fernando sucumbieron al facsímil del clásico de terror con posesiones demoníacas. En un periodo en el que el género de terror estaba perdiendo su sentido, la cinta basada en la novela de William Peter Blatty proponía una mixtura entre el género clásico y el drama en su ápice más psicológico. Fue la primera vez en que el ‘splatter’ con vómitos, sangre, cabezas viradas se circunscribían a una película comercial como una baza de inquietud constante, arrastrando al espectador a un cúmulo de sensaciones sin perder una invariable estética y una muy inspirada narración que bebía de la fuente del docudrama, contiguo a la realidad más abrumadora, siguiendo todo el proceso de posesión como si de un documento gráfico se tratara. Después de marcar un antes y un después, las cintas de exorcismos siempre han seguido siendo un buen reclamo para la taquilla y un subgénero que continúa su evolución hasta en los últimos años, desde las polémicas precuelas de Paul Schrader y Renny Harlin sobre la cinta de Friedkin o ‘El exorcismo de Emily Rose’ hasta tener una pequeña eclosión este año con varias cintas sobre el tema; ‘La posesión de Emma Evans’, ‘El rito’ o esta ‘El último exorcismo’ amparan esta revitalización argumental.
‘El último exorcismo’ viene producida por el infame Eli Roth, que brinda su mecenazgo a Daniel Stamm con una especie de adulteración de ficción, realidad y gran parte de ‘mockumentary’, género que el cineasta alemán ya había visitado en su anterior película ‘A Necessary Death’, que narraba las vicisitudes y preliminares de un hombre que tiene todo dispuesto para suicidarse. Aquí, la trama gira en torno a Cotton Marcus, un escéptico sacerdote que ha perdido la fe y está cansado de su labor como pastor de una iglesia y de su trabajo como falso exorcista. A ‘El último exorcismo’ le pesa el lastre de recreación realista de un suceso supuestamente auténtico, puesto que este tipo de narración nerviosa y estilo dentro de elocuencia visual ha perdido mucha de su eficacia a través de la sobreexposición con títulos como ‘Cloverfield’, ‘[REC]’ o ‘Paranormal activity’, por poner algún ejemplo. En realidad, a Stamm parece no importarle mucho este escollo, puesto que la narrativa se va invirtiendo voluntariamente en un producto demasiado estético para que el espectador pueda creer que está ante un documental o empatizar demasiado con los personajes. No arranca mal la disposición dramática del filme, tomándose su tiempo en la presentación del sacerdote, de su familia, su día a día y su reto de poner fin a la mentira que supone su labor como exorcista.
En esta esfera, se dibuja metódico retrato de la encrucijada de un religioso que utiliza las cámaras para demostrar de qué forma funciona la falsedad demoníaca en una joven en medio de la nada, en la Louisiana rural, donde un padre ultrarreligioso y su cínico hijo van creyendo las patrañas del clérigo utilizadas contra el supuesto demonio que posee a su hija. Los métodos de engaño, de manipulación con artefactos de todo tipo que impresionen al que asiste aterrorizado al supuesto exorcismo componen el mejor tramo de la película. La construcción argumental parece avanzar hacia las dudas de cierta ambigüedad sobre un personaje principal que abusa de los inocentes con cuentos de terror y efectos de feria. Por supuesto, el éter malsano que desprende el contexto rural devendrá en el cuestionamiento sobre la autenticidad de la posesión de la joven enfrentada a una posible enajenación mental en la que interfiere un posible caso de incesto.
Pero aunque se presente como una análisis inteligente sobre las creencias y la carencia de fe en un entorno donde ésta se sublima, a Stamm le pueden las ganas de transgredir silenciosamente con trucos de teatro que se quedan al descubierto demasiado pronto. Lo que podría haber sido (y en cierto modo es) una mirada casi antropológica a la America profunda y al ‘white trash’ de ‘rednecks’ supersticiosos que se dejan llevar por sus creencias cercanas al fundamentalismo en una cruzada donde la creencia, el folklore y la manifestación de la pubertad femenina obstruida por el conservadurismo exacerbado, decae en detrimento de un apocado oscurantismo que no cimienta con certidumbre su lucha entre misticismo y el realismo. Hay que destacar sobre todo, los dos grandes hallazgos de la cinta, como son Patrick Fabian dando vida al suspicaz clérigo, pero mucho más a Ashley Bell como la agreste e inocente poseída Nell Sweetzer, cuya composición es digna de elogio, ya que de ella parten los mejores instantes de perturbación psicológica de la historia, con inquietantes miradas a cámaras y estertores gimnásticos de innegable fuerza visual y espeluznante.
‘El último exorcismo’ termina por carecer de realismo, traicionando su ideal originario y terrorífico con el continuo recurso de la oscuridad como factor ineludible para generar intriga, donde prevalece un exceso de montaje y planificación estudiada que se postra a la utilización de sonidos incidentales (e incluso música de piano) ajenos a la situación. Es lo que resta veracidad y dignidad al asunto. Termina por ser demasiado convencional y previsible, cayendo en el pozo del efectismo, pero no por la búsqueda del típico susto o golpe de impresión con sangre o efectos de maquillaje diabólicos, si no porque no evita caer en todo tipo de concesiones a los arquetipos del género, cristalizando como colofón un amago de plagio final a medio camino de ‘La semilla del diablo’ y ‘Blair witch project’, cinta de la que abusa en referencias e incluso en ese giro final que propone una sorpresa que no es tal, puesto que la descripción anticipada resta cualquier turbación en el respetable que no puede explicar ni convencer con este ‘lost footage’ tan ilógico como esperpéntico que tira por tierra las posibilidades a esta cinta de terror satánico.
Miguel Á. Refoyo "Refo" © 2011

jueves, 26 de mayo de 2011

¡VUELVEN!

Después de muchos años alimentando la rumorología con noticias de toda índole y levantar las expectativas de los fans avivando las esperanzas de toda una generación, el rodaje de ‘Cazafantasmas 3 (Ghostbusters 3)’ será un hecho a partir del próximo mes de julio en Chicago con Bill Murray, Dan Aykroyd, Harold Ramis, Ernie Hudson, Sigourney Weaver y Annie Potts repitiendo los roles de las anteriores partes de la saga. Por supuesto, Ivan Reitman tomará las riendas de la que promete ser la película más apoteósica y esperada de 2012.

miércoles, 25 de mayo de 2011

42: ¡Feliz Día de la Toalla!

Hoy se celebra el décimo aniversario de la creación del Día de la Toalla. O lo que es lo mismo, de la muerte del autor literario Douglas Adams, cuya obra ‘La guía del autoestopista galáctico (The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy)’ sirve de base para esta no tan esperpéntica celebración. Los fans de uno de los mejores y más delirantes libros de ciencia ficción buscaron la forma más idónea de hacer ofrenda al literato adoptando uno de los elementos más identificativos de su gran obra, es decir, la toalla. En el capítulo 3 de la novela, el personaje de Ford Perfect le revela a Arthur Dent la importancia de una toalla a la hora de hacer autostop interestelar para que una nave extraterrestre lo recoja instantes antes de que los Vogons acaben con la tierra. Los fans de Adams se reparten por el mundo con ese número 42 que representa la respuesta del Pensamiento Profundo que llega después de siete millones y medio de años meditando sobre la gran pregunta, haciendo una ofrenda a este libro y a sus personajes. Así que recuerda que hoy debes llevar una toalla a todas partes y colgar ese eslogan originario de la portada del libro de Adams ‘Don’t panic’ si no quieres ser condenado a escuchar los poemas del capitán vogón de una nave espacial enloquecida.
“Dicen que una toalla es el objeto de mayor utilidad que puede poseer un autoestopista interestelar. En parte, tiene un gran valor práctico: uno puede envolverse en ella para calentarse mientras viaja por las lunas frías de jaglan Beta; se puede tumbar uno en ella en las refulgentes playas de arena marmórea de Santraginus V, mientras aspira los vapores del mar embriagador; se puede uno tapar con ella mientras duerme bajo las estrellas que arrojan un brillo tan purpúreo sobre el desierto de Kakrafun; se puede usar como vela en una balsa diminuta para navegar por el profundo y lento río Moth; mojada, se puede emplear en la lucha cuerpo a cuerpo; envuelta alrededor de la cabeza, sirve para protegerse de las emanaciones nocivas o para evitar la mirada de la Voraz Bestia Bugblatter de Traal (animal sorprendentemente estúpido, supone que si uno no puede verlo, él tampoco lo ve a uno; es tonto como un cepillo, pero voraz, muy voraz); se puede agitar la toalla en situaciones de peligro como señal de emergencia, y, por supuesto, se puede secar uno con ella si es que aún está lo suficientemente limpia.
Y lo que es más importante: una toalla tiene un enorme valor psicológico. Por alguna razón, si un estraj (estraj: no autoestopista) descubre que un autoestopista lleva su toalla consigo, automáticamente supondrá que también está en posesión de cepillo de dientes, toallita para lavarse la cara, jabón, lata de galletas, frasca, brújula, mapa, rollo de cordel, rociador contra los mosquitos, ropa de lluvia, traje espacial, etc. Además, el estraj prestará con mucho gusto al autoestopista cualquiera de dichos artículos o una docena más que el autoestopista haya "perdido" por accidente. Lo que el estraj pensará, es que cualquier hombre que haga autoestop a todo lo largo y ancho de la galaxia, pasando calamidades, divirtiéndose en los barrios bajos, luchando contra adversidades tremendas, saliendo sano y salvo de todo ello, y sabiendo todavía dónde está su toalla, es sin duda un hombre a tener en cuenta”.
Fragmento de 'Guía del autoestopista galáctico', de Douglas Adams.
Página 16. Capítulo 3
ISBN 978-84-339-7310-8
Además, hoy se celebra el trigésimo cuarto aniversario del estreno ‘Star Wars - IV A New Hope’, el 25 de mayo de 1977 que supone además la génesis del Día del Orgullo Friki.
No será por celebraciones.

lunes, 23 de mayo de 2011

Una noche memorable para el reencuentro con la infancia

Este fin de semana ha sido uno de los más emotivos y especiales que he tenido la oportunidad de experimentar en muchos años. Este pasado sábado 21 de mayo tuvo lugar una cena que reunió a algunos de los antiguos compañeros y compañeras con los que compartí los mejores años escolares de mi vida. Fue una década inolvidable desde su inicio, cuando teníamos cuatro años, hasta 1989, año de nuestra separación. Hasta entonces había visto esporádicamente a unos cuantos de un modo efímero y transitorio, a otros tantos los sigo viendo cada semana porque continuamos una relación de amistad que va más allá del espacio y el tiempo. Sin embargo, el hecho de poder volver a reunirnos ha sido un privilegiado viaje a nuestra infancia, ocasión única de recuperar un fragmento importante de la nostalgia y la reminiscencia de nuestras vidas comunes, confluidas en un vendaval de agradables sensaciones y charlas. El reencuentro con los compañeros de aquélla letra “A” del Colegio Montessori se ideó hace muchísimos años, pero ha sido necesaria la comunicación 2.0 y cierto esfuerzo basado en un arduo trabajo de investigación (eso sí, muy agradecido) para llevarlo a cabo.
Y por fin ocurrió. En pleno corazón de Garrido, el barrio que nos vio ir y venir, cerca de donde se ubicaba aquel centro docente, se produjo esta esperada reunión que recobró aquellos días desde una perspectiva totalmente distinta como la que impone la madurez y la distancia. El reto se había hecho posible y, de repente, nos encontramos hablando de nuestras vidas, de nuestra situación actual y de nuestro tránsito vital hasta llegar al día de hoy. Recordamos con melancolía los tiempos en que éramos niños, trufados de múltiples anécdotas, algunas muy rememoradas, otras diluidas en el olvido que salieron de nuevo a la luz, cantando las canciones de Don Luis, recopilando información sobre los demás profesores y compañeros, haciendo memoria de un tiempo pasado que, en una sola una noche, nos devolvió a la niñez, al afecto y amistad pretérita que rescató, entre risas y complicidad, la relación perdida durante tantos y tantos años en una retrospectiva alucinante y entusiasta. No me lo pasaba tan bien desde hacía mucho. La diversión se vinculó a un nudo emocional muy fuerte, a la necesidad de recuperar el tiempo perdido, de compartir tantas décadas de vacío con esas personas tan familiares a pesar del transcurso de los años. Veinticuatro amigos acudieron desde todas las partes, encantados con la idea de reestablecer la huella borrada, de disfrutar de una excursión más todos juntos. Algunos no pudieron asistir, a otros se ha hecho imposible encontrarlos. Eso sí, por el momento, la experiencia ha sido tan positiva y entrañable, que ya hay planes para otra próxima, donde esperamos estar todavía muchos más compañeros de aquella clase.
Desde aquí sólo os doy las gracias por acudir a la llamada y por haber hecho de esta velada uno de los más conmovedores encuentros que he tenido el privilegio de vivir. Os quiero mucho a todos compañeros y espero volver a veros muy pronto; Diego, Raúl, Rafa, Mercedes, Silvia, Emma, Cristina, Marta, Álvaro, Nacho, Carlos, Juanan, José Alberto, José Luis, Roberto, Luis, Alma, Mari Mar, Teresa, Eva, Roberto Carlos, Susana, Mauri… Muchas gracias por el esfuerzo.

jueves, 19 de mayo de 2011

15-M: El día en que parte de España despertó del letargo sumiso

“Se reconoce el derecho de reunión pacifica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará autorización previa”.
(Art. 21.Constitución Española).
Ya iba siendo hora de que en este país adormecido por la inopia y el conformismo sucediera algo. Una iniciativa de protesta que, al menos, invocara al hartazgo que supone el sentirse pisoteado por las fuerzas políticas y poderes fácticos. Por fin ha surgido un acto revolucionario popular en contra de los abusos de poder que sufre España desde hace décadas. Es hora de que el pueblo, siempre silenciado por intereses estamentarios, alce la voz y grite que está hasta los huevos de la crisis en la que nos han metido los mandatarios y banqueros. Estamos hartos del desempleo, del capitalismo autoritario y de la indeterminación de iniciativas derruidas por la imposición de los nuevos tiempos económicos. No se trata de una muestra de indignación, que también, se trata de una salida a la crispación general, a la impotencia, a la indiferencia con la que parece que se mira a la sociedad desde arriba, por el Gobierno y poder financiero.
En la actualidad la democracia ha perdido su sentido. Es un lema gubernamental vacío de contenido. El ciudadano es un producto despreciado y utilizado por aquellos mercaderes que se limitan a pedirle su voto, a malversarle con argucias legalizadas hacia el beneficio de los poderosos, de aquellos a los que la crisis les da igual porque viven con fanfarria a costa de los demás. Son buitres cuya oratoria empieza, por fin, a resultar fatua, engañosa y repugnantemente absurda. Ya nadie se cree las mentiras de los partidos, su juego de estafas y provecho. Por supuesto, como buenas aves carroñeras, dejan ver sus intenciones tratando de sacar provecho de estas protestas pacíficas, haciendo guiños inútiles a una masa que está hastiada con ellos. Vivimos tiempos en los que la acepción original de la palabra político ha quedado muy lejos de personificar un servidor público. Ahora los privilegios de sus cargos son los que ciegan con la codicia de un estatus seguro y sin obstáculos para subsistir con riqueza mientras se fomenta el desempleo y los recortes sociales.
El pasado día 15 de mayo algo cambió. Un grupo de manifestantes bajo el lema ‘Democracia Real Ya’ se plantó en plena campaña electoral, enmudeciendo las falacias y haciendo fuerte esa herramienta potencialmente libre y catalizadora de protestas y opiniones que son las redes sociales 2.0. Sin siglas ni posicionamientos ideológicos de ningún tipo, sólo el de expresar el derecho a quejarse cuando el sistema oprime a una ciudadanía perdida en la desesperación de un futuro incierto y un presente asfixiante. La Puerta del Sol de Madrid se instauró como centro neurálgico de la reprobación colectiva contra el sistema con la intención de despertar la conciencia social para salir del aletargamiento y persuadir a los votantes a unirse a la causa de indignación. El 15-M no fue un domingo como otro cualquiera. La disidencia participativa cuestiona con rabia el régimen político que se nutre del ciudadano para su propio usufructo. Ya está bien de tragar con todo, de callarse, de someterse a los edictos gubernamentales. A los partidos políticos les ha salido un grano en el culo, independientemente de la inclinación partidista que promuevan. Centenares de miles de personas repartidos por más de sesenta ciudades se manifiestan por toda España como símbolo de protesta por la situación que vive el país. Un grupo de jóvenes y no tan jóvenes, gente heterogénea que vive con sufrimiento y expectación una maltrecha situación económica y laboral, decidieron de una vez mostrar su rechazo por la fuerza política y manifestar su sentimiento de desilusión y rechazo.
Da igual que los medios de comunicación ninguneen la iniciativa, cuestionando y poniendo en tela de juicio su validez y determinación. En todo caso, la jugada les está saliendo mal. A nadie le importa lo que digan esas noticias cada vez más carentes de deontología y verdad, también movidas por intereses. En este momento y en lo sucesivo, la ‘mass media’ ha dejado de ser necesaria porque la comunicación ha cambiado de tal forma que ahora mismo la información más fidedigna llega de la mano de las personas que están dentro de la actualidad. Ahora los medios son el propio pueblo gracias a Internet y su revolucionaria inmediatez. Por supuesto la policía es también otra herramienta de acallamiento, esta vez contra las voces disconformes. Si algo molesta e inoportuna se ejerce con la fuerza y la violencia, con la pretensión de desalojar los campamentos y silenciar voces. No es suficiente. Ayer se vivió una de las jornadas claves, cuando la Junta Electoral de Madrid consideró “que la petición del voto responsable puede afectar a la campaña electoral”. Puro esperpento que concreta de qué forma se vive en este país, donde desde las altas esferas consideran que el levantamiento de voces expresando su opinión y malestar incurre en un delito electoral. Así estamos. Con prohibiciones señaladas por unos magistrados que han dado entender que lo que el pueblo considere es inadecuado, tratando al ciudadano como escoria, como marionetas sin voz ni voto, paradójicamente días antes de unas elecciones. Entonces… ¿para qué sirven unas elecciones sin votantes?
Muchos consideran que todo esto sólo será un resentimiento transitorio. Sin embargo, el espíritu reformista y esta diatriba contra la mediocridad infame de la clase política y sus partidos debería ser un enfado embrionario que vaya a más, que desemboque en un cambio necesario ante ese bipartidismo funesto e insustancial que vivimos. Un cambio en la manera de hacer política y de tramitar la democracia. Lo que está sucediendo estos días es la ejemplificación y consolidación del descontento. Hoy el gran poder es el económico, el que absorbe y erosiona las bases del mundo. El responsable de que los diferentes órganos sean capaces de abstraerse de su influencia. Los bienes públicos sirven para enmendar los errores privados. A eso hemos llegado. Hay que luchar, por ende, contra la ignorancia, la desidia intelectual, la inconsciencia social, el automatismo o la irreflexión. Hay que eliminar la propaganda política que pretende utilizar al pueblo para oscuros intereses de políticos (corruptos y no corruptos –hoy en día apenas hay diferencias en las formas de robar-) y del poder financiero. Es la necesidad de alcanzar el sueño de construir un presente que quede fuera de las sucias manos de aquellos que, desde su despacho, se llenan los bolsillos con las esperanzas de la gente.
Esta iniciativa de rebeldía e insubordinación no debe caer en saco roto. No debe ser flor de una estación efímera que se recuerde como un “pudo ser”. Este sentimiento de furia no debe ser como un eslogan de camiseta o como una tentativa sin respuesta. No hay que dar nada por perdido, sino que se debe seguir aquellas teorías de Spencer, Tocqueville, Jefferson o Hayek en la búsqueda de una arriesgada propuesta utópica que encuentre en la destrucción de los símbolos políticos y estatales un designio final y válido: el de movilizar a la sociedad y recordar al colectivo, a la gran masa, que los ciudadanos somos los auténticos y únicos preceptores de un destino que nos pertenece y que debe destruir esta actualidad donde el Estado del Bienestar es un espejismo que ampara la corrupción de esos grandes estamentos que siguen riéndose del pueblo y que lucra banqueros, industriales, políticos y multinacionales. Hay que reivindicar nuestros derechos sin idealismos y conscientes de que la multitud bien organizada puede lograr sus objetivos. Al menos, que no sea por intentarlo.

martes, 17 de mayo de 2011

Review 'Código fuente (Source Code)', de Duncan Jones

Acción de 8 minutos, acción de 8 minutos...
La segunda película de Duncan Jones es un filme de género modesto que se articula como un pasatiempo de manipulación de la realidad con cuestionamientos existenciales en los que prevalece el objetivo de entretenimiento elegante y eficaz.
Con sólo dos películas, Duncan Jones se convertido en uno de los talentos a seguir dentro de la compleja maquinaria hollywoodiense. Sin embargo, su carrera, al menos hasta el momento, no parece estar enfocada a una vertiente comercial al uso. Tanto ‘Moon’ como esta ‘Código fuente’ si sitúan en una condición de cine artesanal, más individualizada que manufacturera, asumiendo con modestia la serie B de calidad para contar historias intimistas y reflexivas. Las dos películas tienen varios puntos en común: ambas son introversiones más o menos profundas sobre la identidad, sobre lo que uno es y representa en un espacio cerrado, como son esa especie de ataúdes metálicos en los que se encuentran sus personajes; uno a modo de cápsula espacial y otro, hermético receptáculo de experimento científico.
La soledad y el aislamiento esconden con ello cuestiones de tintes existenciales y claustrofóbicos. También contribuyen a la analogía los protagonistas, enfrentados a otro ‘yo’, bien sea a un clon físico de un astronauta olvidado en una misión de minería estelar luchando contra la paranoia de una larga soledad o a una imagen que no se corresponde con la persona que es, pero que debe actuar como heroico piloto de la armada americana.
Tanto ‘Moon’ como ‘Código fuente’ comparten a su vez ese análisis de la condición humana aprovechada por otros estamentos de poder que se valen de los sujetos a sus órdenes para obtener un beneficio. El ser humano utilizado como un instrumento sustituible por otro ser humano. La síntesis dramática de esos personajes aislados comparte la necesidad de aprender a escapar de una infraestructura gubernamental o dominativa que los sostiene contra sus deseos. En ‘Código fuente’, Jones abandona parcialmente el entorno artesanal, con más ambición, pero adjudicando su obra a las limitaciones presupuestarias sin que sea óbice para obtener sus objetivos narrativos de forma destacada. Con reminiscencias intrínsecas de cintas como ‘Atrapado en el tiempo’, ’12 monos’ o ‘Corre Lola, corre’, su segundo trabajo narra la historia de Colter Stevens, un capitán de las Fuerzas Aéreas Americanas destinado en Afganistán que descubre que es utilizado como conejo de indias de un experimento científico y militar. Su misión consiste en descubrir al responsable de un atentado en un tren de cercanías de Chicago donde morirán cientos de personas y evitar así una catástrofe mayor. El experimento logra recuperar la memoria a corto plazo de un individuo que viajaba en el tren para restablecer su pasado y poder actuar en consecuencia dentro de lo que se llama una “reasignación del tiempo”, pudiendo revivir constantemente ocho minutos para completar su objetivo y materializar los ciclos argumentales inmersos en esa dimensión desconocida y en la propia vida real, donde permanece encerrado en una cápsula incomunicada del mundo.
‘Código fuente’ establece así una narración esférica destinada a repetirse con un tiempo dictado y sin posibilidad de alteración: 8 minutos que se estructuran de forma hemisférica en el desarrollo reiterativo de un argumento con variedad de posibilidades, que se repite una y otra vez, que muta dentro de la búsqueda de esa bomba y del terrorista, pero también de un por qué de esa situación sin explicación, del sentimiento culpabilidad respecto a una relación paterno filial sin final feliz, del descubrimiento trágico de un futuro que sólo puede suceder dentro del propio pensamiento del soldado. Un viaje al conocimiento de sí mismo dentro de punto de no retorno. El libreto, obra de un guionista de segunda fila como Ben Ripley, comienza por romper la lógica del relato en el instante en que la trama urdida sirve como evasión narrativa, como un pasatiempo de manipulación de la realidad por otra alternativa, cifrada en un cálculo cíclico que puede variar y pone en tela de juicio las creencias sobre un improbable experimento que cuestiona los límites que el progreso puede traer consigo en su experimentación con el cuerpo humano.
La imaginería de Ripley, en confabulación escénica con Jones, se basa en un simple juego de frugal amenidad concebido desde la honestidad de un cine comercial lúcido y directo. No se cae en la reiteración de planos, ni de situaciones que saturen al espectador, mutando con cada nueva circunstancia que lleva hacia un nuevo giro con distinta consecuencia que se salda con la explosión del tren y el regreso del marine a la fría cápsula. Por supuesto, los límites de verosimilitud se rompen por la tramoya de dobleces y dislates cuánticos que componen la excusa argumental. Pero no importa. En cierta medida, existe en ‘Código fuente’ cierta inocencia clásica y literaria en la transparencia con la que se define científicamente lo que sucede, así como la paulatina explicación de porqué el protagonista permanece en un gélido féretro y comunicado únicamente con el mundo exterior a través de una WebCam con una voz femenina, como también sucedía en ‘Moon’, con aquel ‘kubrickiano’ ordenador llamado Gerty.
Estamos ante una película de apariencias, que se descontextualiza una y otra vez con la inexactitud de la verdad cognitiva en conflicto con una realidad creada por la mente, que refuta los adelantos científicos y los extrapola a una ciencia ficción confusa, pero gratificante e indulgente con la historia que se narra. ‘Código fuente se apoya así en una infraestructura compleja de primer nivel en cuanto a su pertenencia a la ciencia ficción en virtud de ese hombre que debe enfrentarse a su propia mortalidad y aprender a aprovechar cada segundo. La clave de la capacidad de fascinación del filme de Jones se encuentra en la derivación de sus primeros viajes al pasado, cuando Colter Stevens comienza a desviarse de su misión, sugiriendo que el destino puede ser modificado, así como las normas que rigen el código fuente. En su fondo, vendría a responder a la deliberación budista “todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado”, sólo que llevado a una realidad paralela. Para ello, Duncan Jones recurre a su elegancia y sencillez a la hora de transmitir la claustrofobia visual y los cuestionamientos filosóficos que se proponen. La gran capacidad del cineasta es la de captar el intimismo antes que el efectismo de los giros de guión, ofreciendo con ello una tensión que proviene del personaje y no de la acción. Como inconveniente, tal vez llegue un momento en que la película se deja llevar ligeramente por los clichés del género, que en algún momento parecen estorbar en la adrenalítica búsqueda de una verdad y un fin para sus planteamientos, como bien pueda ser esa historia de amor que apenas tiene consistencia en la organización y cohesión de sus demás elementos y un epílogo un tanto autocomplaciente que termina por lanzar un claro mensaje acerca del destino, de las segundas oportunidades y de la exoneración del alma. Aunque es cierto que, parándose a pensar en todo el puzzle, el héroe terminaría robándole la identidad a un hombre muerto y, por si fuera poco, quedándose con una chica que cree que se enamora de una persona que es otra. No obstante, son conjeturas. Como muchas otras que se pueden hacer dentro de los vaivenes temporales del filme.
Por último, aquí Jake Gyllenhaal no tiene la oportunidad de hacer algo tan destacable como sí hiciera Sam Rockwell en ‘Moon’, pero nadie va a negarle ese porte distinguido como héroe de acción cercano y que también encuentra vasos comunicantes con el que fuera personaje que le diera la fama, ‘Donnie Darko’, en la empatía de dos hombres capaces cambiar el signo de los acontecimientos por el bien colectivo. A él se unen la sugerente Michelle Monoghan y Jeffrey Wright como el científico detrás del ambicioso proyecto. Pero sobre todo destaca la presencia de Vera Farmiga, que da vida a Colleen Goodwin, la oficial militar encargada de la misión ‘castillo asediado’ (denominación que responde al diseño narrativo de la película). A ‘Código fuente’ le sobra muy poco, tal vez la reincidencia de la música de Chris Bacon, terminando por ser una entretenidísima y equilibrada película que cumple sus propósitos de ejemplar cinta de acción con trasfondo fantacientífico, político e incluso romántico.
Miguel Á. Refoyo "Refo" © 2010
PRÓXIMA REVIEW:'El último exorcismo (The last exorcism)', de Daniel Stamm.

lunes, 16 de mayo de 2011

El Athletic regresa a la Europa League, pero...

El Athletic de Bilbao volvió ayer a sellar su pasaporte para jugar la Europa League la temporada que viene. Regresa después de dos años en los que el equipo ha experimentado una notable progresión, asumiendo una confianza que hace años hubiera sido impensable. Sin embargo, en la parroquia Athleticzale no parece suficiente. El juego del equipo y sobre todo las decisiones técnicas de Joaquín Caparrós han sido insuficientes en estos últimos partidos. Cuando el equipo más tenía que demostrar a su afición. Da la sensación que con más arrojo y otro tipo de dibujo estratégico, sin tanto miramiento hacia ese juego rácano que se mostró ayer y en encuentros precedentes, Europa hubiera estado mucho antes en el feudo rojiblanco. En una palabra: más ambición. A este Athletic le falta avidez, más garra, más juego cuando las circunstancias lo requieren. Y mucha de la culpa de todas esas carencias llegan desde el propio banquillo. Lo que hizo contra el Espanyol, hace tres jornadas, contra el Levante y el enfoque preventivo que le dio ayer a ese empate final que le daba el pase a Europa simbolizan perfectamente los errores del técnico de Utrera, tan cuestionado últimamente en el equipo del ‘botxo’.
Ayer el equipo debía ratificar la estupenda temporada que ha cuajado. No todo ha sido malo dentro de cómputo global. Ni mucho menos. Todo lo contrario, pero anoche debía afianzarse la confianza, la seguridad de ganar a uno de los mejores equipos de esta segunda vuelta, un Málaga intratable. Pero no fue así. El potencial es muy grande, mucho más de lo que se cree. El conformismo, la especulación y la satisfacción ‘resultadista’ no son buenos aliados para esta generación de jugadores llamados a lograr grandes gestas, mucho más importantes que clasificarse para la Europa League sin importar si quiera ese quinto puesto perdido que nos pertenece por méritos y que han perdido con la justicia de una actitud amoldada a un objetivo que sabe a poco. Veremos qué sucede la jornada que viene, la última, donde hay mucho en juego. Si el Athletic gana en Santander depende de una derrota o un empate del Sevilla para evitar la previa Q3 europea para entrar directamente en la Europa League. Pero más importante, veremos cuál es el devenir de estos leones la campaña que viene. Va a ser un verano movidito en los entornos de Ibaigane y de San Mamés. Hay que estar contentos y felices por esa clasificación y valorar positivamente la consecución colectiva. Eso sí, con recelos y optimismo por que la cosa vaya a más. Simplemente eso.

sábado, 14 de mayo de 2011

Blogger desapareció durante más de veinte horas

Ayer Blogger cayó de forma estrepitosa dejando a millones de usuarios sin poder utilizar el sistema de publicación de sus blogs. Durante más de 20 horas, los usufructuarios de este método de bloggin’ no pudieron acceder a su gestión de contenidos. El revuelo ha sido mayúsculo y Blooger perderá afiliados y, sobre todo, nuevos usuarios. Veinte horas en las que, a pesar de operar sólo en modo de lectura dejó sin la posibilidad de actualizar a la totalidad de los blogueros que optaron por Google para adscribir sus bitácoras como operador principal. No es nada nuevo que Blogger deje a sus acólitos sin servicios, pero nunca de un modo tan prolongado. Lo peor de todo es que los últimos posts publicados han desaparecido.
En mi caso, la review de ‘Código fuente’, de Duncan Jones, ha sido la entrada damnificada. El lunes volveré a editarla para que los lectores puedan leer la sección crítica que regresa al Abismo después de casi un mes sin su presencia. Por lo que respecta a mí, va siendo hora de desligarme totalmente de Google y Blogger para pasar el blog a un dominio propio, en el cual no tenga que depender de un servidor. Nada de Wordpress, nada de otra opción. Será dentro de un sistema propio para no volver a sufrir la incompetencia ante semejante avería mostrada por la popular página creada por Pyra Labs.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Tres décadas sin Bob Marley

“Los buenos tiempos de hoy son los pensamientos tristes de mañana”.
(Bob Marley).
Hoy se cumplen tres décadas de la muerte del jamaicano universal, de ese icono dentro del reggae y, por extensión, de la historia de la música contemporánea. Un genio que supo fusionar el ‘ska’ con el rock, el rhythm and blues, el jazz y el blues durante la década de los sesenta que siempre fue unido al movimiento religioso de la isla conocido como la creencia ‘rastafari’. Bob Marley moría el de mayo de 1981 tras padecer un cáncer. Hoy continúa siendo un mito que enaltece con su voz y su música alentadora el alma de una libertad incoercible. Desde su Gibson Les Paul y de una voz reconocible e identificativa salieron algunos de los temas que abanderan discursos de albedrío y esperanza como nunca antes otro músico logró transmitir a través de sus notas; desde el ‘I Shot the Sheriff’, ‘No Woman, No Cry’, ‘Three Litte Birds’ (junto a The Wailers), ‘Jamming’, ‘Redemption Song’ hasta llegar al ‘Buffallo Soldier’, ‘Is this Love’, ‘Iron Lion Zion’ o ‘Exodus’… contribuyen con su importancia a la leyenda de un hombre adorado, de un músico irrebatible y de un mito iconográfico cuya estela fue trascendental para el nacimiento de géneros como el hip-hop o el rap y que sirven de herencia para muchas de las bandas más importantes de los fastos. Marley siempre permanecerá a lo largo del tiempo como una figura inmortal.
He aquí la recuperación de la memoria de TVE con el ‘Popgrama’ emitido en julio de 1978, aprovechando la única visita de Marley a España para dar un concierto con su banda The Wailers.