lunes, 13 de abril de 2015

El Lunes de Aguas y mi primer hornazo casero

Fiesta, jarana, algaraza y una buena cuota de zambra como evasiva para no trabajar. Absentismo español por excelencia elevado a la categoría de costumbre. Hoy se celebra en Salamanca un extraño gaudeamus bajo la denominación de Lunes de Aguas. ¿Qué es el Lunes de aguas? os preguntaréis algunos. Pues se trata de una celebración pagana (como no podía ser de otro modo) cuyas raíces históricas se encuentran en el siglo XVI y que actualmente se presenta convertida como fiesta única y exclusiva de esta bella ciudad charra.
El 12 de noviembre de 1543 Felipe II, con tan sólo dieciséis años, llegó a Salamanca para a desposarse con la princesa María de Portugal. En esta celebración católica y austera, la ciudad aprovechó el enlace y sus celebraciones de un modo excedente, llegando al cúlmen de la bacanal, el ocio y la diversión sin límites, dándose cita una plétora de vicios en la ciudad del Tormes en aquellos días posteriores. Fue entonces cuando Felipe II comprobó que la ciudad luminaria del cristianismo europeo, el dogma y la palabra se había convertido también el mayor burdel de Europa y la Sodoma y Gomorra occidental. En aquellos tiempos, además de las escuelas mayores, las bibliotecas, los patios de lectura y el ambiente cultural y académico que ha caracterizado al orbe salmantino desde tiempos immemoriales, coexistían insanas tabernas, bares de beodos sin cierre, lujuriosas casas de putas y un submundo de amancebamiento de toda índole. Un tiempo de ocultistas, buhoneros y feriantes, lavanderas, amas de llaves, ciegos enviciados, alcahuetas, de estudiantes noctámbulos, de ricos herederos y, por encima de todos, el mejor foco de prostitución del país.
Ante tanto libertinaje e impudicia, el estirado Felipe II dictó unas ordenanzas según las cuales las libidinosas mujeres públicas de moral distraída que habitaban en la Casa de Mancebía de Salamanca, debían ser trasladadas, durante la Cuaresma, fuera de los confines de la ciudad. A partir del Miércoles de Ceniza, las prostitutas eran obligadas a abandonar su residencia habitual y reasentadas al otro lado del Tormes. El Padre Putas, un clérigo muy famoso en la ciudad por su inmoralidad irreverente, era el encargado de amparar, custodiar y atender a estas mujeres de vida alegre, siendo el responsable de éstas. A partir de este edicto, las prostitutas de Salamanca dejaban la ciudad antes de comenzar el período del tiempo litúrgico de recogimiento y desaparecían de manera temporal, recogiéndose en algún lugar al otro lado del río. Pasada la Semana Santa, y con ella el periodo establecido, las rameras volvían a la ciudad una semana después de la celebración del lunes de Pascua. Este mítico día era una jornada de expectación por parte de la ciudad, que comenzó a celebrarlo como una tradición arraigada a la ciudad, ya que los estudiantes disponían una fiesta descomunal, en la que el alcohol en sus diversas variantes y la alegría que éste produce en el cuerpo hacían que todos salieran a recibirlas a la ribera del Tormes con gran júbilo y ansias carnales inhibidas durante las prohibiciones impuestas por la Iglesia. El Padre Putas (que se llamaba Lucas y que actualmente se ha convertido en el cabezudo más célebre de las fiestas charras) era el encargado de concertar el momento del advenimiento lúbrico y lascivo entre los estudiantes y las doctoras de la cátedra del placer.
Lo más insólito y significativo de todo el proceso es que, en cuanto llegaban las meretrices exiliadas, el descontrol, derivado del éxtasis etílico junto a la liviandad carnal y el sexo sin control, hacía que los estudiantes acometieran ‘in situ’ todo lo que sus cohibidos instintos necesitaban. En efecto, amigos, la celebración abandonaba la modreación y pasaba a ser inmensa orgía (con ‘gang bangs’ y ‘bukakes’ incluidos) a orillas del río Tormes que culminaba con un baño colectivo, todos ebrios, por supuesto.
Lamentablemente hoy en día no ejercemos esta entrañable y sana costumbre, pero seguimos celebrando el día en comuna, reuniéndonos con amigos y/o familiares, habitualmente en un entorno rural, compartiendo un “día de campo” y comiendo el típico hornazo salmantino, titánico nutriente condimentado a base de huevos, aceite, harina, levadura para la masa y un relleno de jamón, chorizo, lomo adobado y huevos cocidos, una de las exquisiteces tradicionales y exclusivas de esta ciudad que aportan una buena dosis de colesterol y ayuda a atenuar las excesivas ebriedades que se producen en un día como hoy. En definitiva, es una hermosa excusa perfecta para emborracharse y divertirse con los amigos abrazando la paganía y el sacrilegio. Como debe ser.
Y a eso hay que dedicar el día, queridos amigos del Abismo. Como cada año, esta tarde me dispondré a disfrutar uno de esos hornazos como el que aparece en la instantánea superior y que, por primera vez, es de elaboración casera con el sello #REFOgones (esperemos que algún mes pueda ver la luz en forma de blog gastronómico de recetas), que acompañaré engullendo varias cervezas como celebración de una festividad que acarrea el exceso como memoria a esta absurda tradición que no debemos perder.

miércoles, 8 de abril de 2015

'La VHS n’est pas' o la nostálgia retro del formato videográfico

Después de que la digitalización haya incorporado cierta dependencia dictatorial a nuestras vidas, sigue habiendo gente que, a pesar de los avances de las nuevas tecnologías, siguen suspirando por una predilección desertora hacia modelos que parecen haber perdido su vigencia en el tiempo. Los hay que han rechazado el sonido frío del CD y la música digital para perpetuar su amor por lo analógico y el sonido característico del vinilo. Tanto es así, que las cifras de las ventas de discos han aumentado su crecimiento con la venta haciendo que varias discográficas hayan contemplado rescatar este formato para parte de su nuevo catálogo. Puede parecer una moda ‘hispster’ o una filia nostálgica por lo vintage, sin embargo, nadie pone en duda el paulatino incremento de esta moda un tanto anacrónica.
Y no es la única. Parece mentira que en tiempos del ‘streaming’ en HD, del BluRay ganando la partida al ya pretérito DVD, siga habiendo gente que profese su devoción por el VHS. Hace casi una década se produjo oficialmente la muerte del Video Home System que popularizó una de las siglas audiovisuales más eternas de cuantas se recuerden. En la década de los 80 varias generaciones se curtieron en el Séptimo Arte a través de este sistema que proporcionó el descubrimiento de reliquias y cine de culto, asistiendo religiosamente a las estanterías de los videoclubes con hambre de devorar todo aquello que allí reposara, ya fueran novedades, películas de saldo, clásicos imborrables, cine ‘gore’, sicalíptico, fantástico o de terror con espantosos títulos de llamativas caratulas. La cinefilia y pasión por el mítico ‘Cine en Casa’ sigue estando vigente hoy en día. El videocasete es un objeto coleccionable como reafirmación nostálgico de reliquias de museo que colectivizan la adhesión por aquel soporte en cajas de 19x20 cm. que nutrieron las estanterías de medio mundo. De hecho, muchas de aquéllas películas nunca se editaron en DVD o es imposible acceder a ellas con el doblaje de su tiempo.
Esta moda retro e inconformista parece haber sido la inspiración de ‘La VHS n’est pas’, una especie de broma creativa con motivo del April’s Fool que ha creado la revista digital Golem 13, construyendo un ficticio diseñador parisino anónino llamado Stan, líder de un colectivo que consiste en avejentar las novedades del cine actual retrotrayendo su aspecto a aquélla época en la que las cintas de E-120, E-180 y E-240 proporcionaban una ventana a los fundamentos del cine con un aspecto muy peculiar, entre rebobinados y la utilización del ‘tracking’, convertiendo además estéticamente las novedades con un céfiro muy ochentero. La galería de esta enloquecida filia por el añorado formato magnético visual la tenéis aquí.
Es una creación, sí. Pero no nos engañemos, esta tendencia no es nueva y perpetúa la existencia de ciertos coleccionistas que adoran la anticuada inclinación por completar su extensa colección de VHS.

jueves, 26 de marzo de 2015

Pedro Reyes y el humor de los dioses


(1961-2015)
Con la prematura muerte de Pedro Reyes perdemos a uno de los más grandes cómicos españoles de todos los tiempos. Hubo una época en la que la destrucción del humor convencional se ligó a este genio nacido en Tánger pero onubense de corazón que propagó la diversión con un espíritu insobornable, ajeno a cualquier catalogación o etiqueta y que supuso una sorpresiva muestra de acto de trascendencia a la hora de hacer reír con una inteligencia por encima de lo común. Muchos fuimos los que crecimos reproduciendo sus frases e imitando esa genuina expresividad que revitalizó el humor televisivo marcando a toda una generación de telespectadores y referencia ineludible para muchos de los cómicos posteriores. Desde sus inicios con la creación con el grupo de teatro Centuria en 1977 junto a su gran amigo Pablo Carbonell, con el pasó de actuar en el madrileño parque de El Retiro (como Faemino y Cansado) a dar sus primeros pasos televisivos en el primigenio ‘El carro de la farsa’, hasta llegar al crisol referencial para una generación que aprendió la grandeza de la cultura y de la rebeldía ante los estigmas de la desgana infantil y juvenil gracias al antológico ‘La bola de cristal’ o más adelante a ‘Pero, ¿esto qué es?’.
Sin embargo, sería con un incomprendido formato catódico de culto del cariz incoherente de ‘No te rías que es peor’ donde Reyes explotaría su vena más conocida del desquiciado y característico humor sinsentido. Su entrañable y desgarbada apariencia con bigote amable, pelo alopécico y largo, vistiendo fúlgidas americanas fue el mejor visado para dar rienda suelta a un especial ingenio descabellado, ilógico y poco ortodoxo en su expresión corporal exagerada a la hora de hacer llegar un sentido del humor que justificaba su diferencia en la novedad y la sorpresa.
Pedro Reyes trabajó su humilde grandeza en la frescura de la insensatez esperpéntica en contra de la razón y el logos, con anécdotas estudiadamente improvisadas en un corolario inesperado de una narración constituida como solemnidad del absurdo, desde aquel Librovisor, los 200 millones de la quiniela, chistes imposibles de abuelos y nietos, la mitológica historia de amor de la vaca, la entrevista a Barragán como extraterrestre, la desestructuración del cuento de los tres cerditos o su legendaria narración taurina y muchos otros instantes que han quedado en los fastos de la televisión.
Siempre honesto con una forma alternativa y genuina de hacer humor, de recrear con imaginación absurdas historias con final descabellado, ilógico ante en los preceptos del modelo más clásico de la comedia, este titán de la risa convirtió su afición por la carcajada en una profesión en la que abarcó una trayectoria de monólogos y chistes, obras de teatro como ‘La curva de la felicidad’, ‘El cielo es infinito, pero un poco estrecho’, ‘Full de Reyes’, ‘Las hermanas Wuachosky’ o ‘Sapore di Amore’ y participó en algunas producciones cinematográficas como ‘El año de las luces’, el díptico de ‘Makinavaja’, ‘Sé infiel y no mires con quién’, ‘La duquesa roja’, en el debut como director de Carbonell en ‘Atún y chocolate’ o como una de las voces de la cinta de animación ‘La crisis carnívora’.
El absurdo existencial constató el carácter irracional de una forma de transmitir una vitalidad inexpugnable, aludiendo a lo contradictorio y a lo surreal con el objetivo de involucrar al espectador en un extraño juego de complicidad innata. Pedro Reyes supo como nadie reinterpretar la hipérbole gestual y el lenguaje esperpéntico acercando con sus historias a un humor donde lo inverosímil se transformaba una simplificación de códigos con cabida para todos los públicos. Se dice que el humor es patrimonio de los dioses y este genial humorista representó al auténtico cómico absolutamente diferente a lo conocido.
Te echaremos de menos, gran ídolo.

viernes, 20 de marzo de 2015

Bababadalgharaghtakamminarronnkonnbronntonnerronntuonnthunntrovarrhounawnskawntoohoohoordenenthurnuk

En ‘Finnegans Wake’, el gran James Joyce experimentó como nadie con las posibilidades del idioma inventando vocablos y expresiones impronunciables componiendo palabras con raíces lingüísticas a base de calambures o dilataciones y estiramientos terminológicos en clave de desafío a la hora de acometer su lectura. Tanto es así, que en lengua castellana nadie se ha atrevido a traducirla. El reto es una reinterpretación del lenguaje inglés demasiado complejo como para devolverlo con sentido a la comprensión hispana. La manipulación del glosario anglosajón y la utilización de éste para confeccionar un nuevo idioma imposible hacen que esta oda a una conocida canción de taberna irlandesa siga siendo una incógnita para aquel que no se atreva a leerlo en la lengua de Shakespeare.
En este cómputo políglota y polisémico que supone esta esperpéntica reinvención léxica, Joyce destacaba una de esas palabras inverosímiles para describir el sonido de un trueno con el término “Bababadalgharaghtakamminarronnkonnbronntonnerronntuonnthunntrovarrhounawnskawntoohoohoordenenthurnuk” o la más asequible ‘Peloothered’ que se usa en Irlanda para denominar a alguien que se ha excedido en la ingestión de alcohol y se ha cogido buena cogorza.
He aquí (en inglés) 17 palabras inventadas por el genial escritor de ‘Ulises’.
Si queréis saber más de esta sugerente obra literaria, echadle un ojo a la Wikipedia.

martes, 17 de marzo de 2015

St. Patrick's Day o Lá Fhéile Pádraig

Hoy, como cada 17 de marzo, se celebra en todo el mundo el día de Lá ’le Pádraig or Lá Fhéile Pádraig. Lo que se está popularizando como el ‘St. Patrick’s Day’ o hispanizando el concepto, la festividad de San Patricio. Es la ceremonia donde se rememora la figura del Patrón de Irlanda, del Santo que logró explicar la Santísima Trinidad por medio de un trébol, definiendo la católica hipóstasis como una misma unidad pero con tres elementos distintos. También que fue el encargado de reunir a todas las serpientes del país y expulsarlas. O eso dicen, porque, como todo lo religioso se fundamenta en las leyendas y creencias hipotéticas. Pero más allá de eso, el núcleo de esta conmemoración viene dado por la algazara y la francachela dipsómana que se riega con considerables cantidades de cerveza ‘stout’ y todo tipo de gaudeamus irlandeses esta celebración anual que cada año congrega a más adeptos.
Hoy es un día donde se impone esa vistosidad tinturada de color verde, que exhibe su preeminencia junto a emblemas reconocibles como los Leprechauns, figura mágica de la mitológica de la tradición irlandesa o los Shamrocks, los tréboles identificativos de la nación irlandesa. Las típicas tabernas son el centro de reunión para la población a través de ese espíritu irlandés que se ha extendido más allá de las fronteras celtas. Por mucho que se aúlle el ancestral “Erin va Bragh” que corrompe la disquisición patriótica “Éirinn va Brach”, que viene a significar algo así como “Irlanda para siempre”, el sentimiento del St. Patrick’s Day parece haber calado hondo en los contornos foráneos.
Para tener presente algo de conocimiento acerca de esta festividad ecuménica, hay que saber algunas cosas que suelen desconocerse; como que, originalmente, el color oficial de este día era el azul, cambiando al identificativo verde esmeralda sólo después de vincularse la tradición con el movimiento de independencia irlandés en el Siglo XVIII. Por otra y mal que pese en el sentimiento irlandés, San Patricio no nació en Irlanda, si no que su nacionalidad se sitúa, depende las fuentes históricas, en Escocia o en el País de Gales. Desde 1762 también se celebra en Estados Unidos, siendo muy célebre el desfile que tiene lugar en la Quinta Avenida y se procede siempre a pie, estando prohibidas las carrozas, los coches y demás símbolos mecanizados y contemporáneos. También es tradicional que en Chicago se tiña cada año el río de verde en el que se utilizan 40 toneladas de colorante. Aunque es un día en el que la cerveza ‘stout’ es la gran protagonista de la fiesta y el primordial reclamo que ha hecho proliferar la celebración de forma mundial, en Irlanda, durante gran parte del Siglo XX, los pubs estaban cerrados por respeto a la sacra religiosidad de la jornada. Desde 1970, se abrió la veda y la exultación pasó a ser el principal motivo de la conmemoración. Otro dato que se suele desconocer según la tradición irlandesa es que el día de San Patricio debería llamarse el Día de Maewyn Succat, el verdadero nombre de este religioso que pasó a bautizarse como Patricio una vez ordenado sacerdote.
Este 17 de marzo es, por tanto, el día oficial en el que preconizar el sentimiento irlandés por todo el mundo. La zambra, los desfiles, la cerveza, el whisky irlandés y la algarabía se entremezclan con el folklore y las tradiciones ancestrales. En comunión con el Gran Céili, el Skyfest de Docklands sobre el río Liffey, el carnaval callejero en el corazón del Dublín Georgiano y la parranda de la Verde Erin, hoy es un día para dejarse llevar y cantar al unísono el ‘An Irish Lullaby’ mientras engullimos un rico “corned beef and cabbage”.
Pasadlo bien y no os olvidéis brindar como es bebido al grito de “SLÁINTE!”.

martes, 10 de marzo de 2015

La ilustraciones de Álex Muñoz

¿A qué mola? Se trata de una creación de Álex Muñoz, un dibujante madrileño que se ha curtido en el mundo de la ilustración, el cómic, el diseño gráfico y la infografía a través de muy diversos trabajos; desde sus comienzos en revistas de toda índole, su paso por agencias de publicidad donde realizó trabajos para televisión y algunas páginas web y publicaciones de prestigio como ‘El Jueves’, ‘Siete’, ‘Qué!’ o ‘20minutos’ entre muchas otras.
Uno de sus trabajos más reconocidos es la creación del mítico ‘Spooky’, un pequeño lagarto cabezón cuyo humor socarrón e insolente que paseó su figura por la red con un cómic online a lo largo de ocho temporadas y que dio origen incluso a un proyecto de largometraje. También puso su talento al servicio de ‘Mika, diario de una PornoStar’ y ‘Kakofonias’, junto a Guzmán López.
También es el responsable de una serie de reconocibles y maravillosas ilustraciones con retratos de todo tipo de personalidades cinematográficas y del mundo de la televisión que podéis encontrar en su cuenta de Instragram (echadle un vistazo, merece la pena). Yo no me voy a incluir en ese apartado, porque Muñoz también las crea por encargo para cualquiera que se ponga en contacto con él como regalo ideal para una personalización diferente de banners en redes sociales o páginas web o eventos como cumpleaños, aniversarios, bodas…
Un crack, el amigo Álex.
Su Twitter.
Su Facebook.

martes, 3 de marzo de 2015

Un mar de algoritmos

Durante años, la creación fluidos acuáticos y simulación dinámica del agua ha sido como uno de los santos griales de los efectos especiales en el cine. La búsqueda del control y visualización del comportamiento de líquidos y su interacción con un entorno llevó a gente como Ignacio Vargas y Víctor GonzáIez, a través de su empresa Next Limit, a crear el software Real Flow, con el que hicieron realidad este tipo de efecto en la saga de ‘El Señor de los Anillos’ y películas como ‘300’, ‘X-Men 3 (The Last Stand)’, ‘Robots’, ‘Ice age 2 (The Meltdown)’ o la impactante secuencia inicial de ‘Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres’.
La generación de un agua realista a través de propiedades físicas que permitieran controlar su comportamiento y poder interactuar en un contexto concreto ha sido un largo proceso en el que se han invertido varios millones de dólares y millones de horas dedicadas renderizar este efecto. Sin embargo, actualmente, utilizando tan sólo 185 líneas de código JavaScript WebGL es posible componer de un modo asombroso ese reto digital. Lo ha creado Alexander Alekseev (a.k.a. TDM) y se trata de un interfaz de programación de aplicaciones para javascript que permite usar la implementación nativa de OpenGL ES 2.0 y que habilita un módulo de gráficos 3D acelerados por hardware. De este modo, se pueden conseguir las olas del mar hiperrealistas en cualquier navegador con 60 frames/seg.

lunes, 23 de febrero de 2015

87ª Edición de los Oscar

Una noche de reivindicaciones y aburrimiento
La noche de la 87ª edición de los Oscar había abierto una doble incógnita. Primero, la expectación que había suscitado Neil Patrick Harris como maestro de ceremonias de la gala. Segundo, saber si ‘Boyhood’ sería coronada como la gran triunfadora que apuntaban todas las quinielas. Vayamos por partes; el actor que ha dado vida a Barnie Stinson durante las ocho temporadas del fenómeno televisivo ‘Cómo conocí a vuestra madre’ y gran conocedor de este tipo de eventos mediáticos al ser uno de los reclamos de los dos últimos años dentro de los premios Emmy, deslumbró con un número inicial increíble, haciendo lo que mejor sabe, que es combinar su faceta musical con humor, realizó una actuación soberbia con la canción ‘Moving picture’, compuestas por los creadores del ‘Let it go’ de ‘Frozen’, en la que se homenajeó al cine clásico y en el que la réplica la dieron Anna Kendrick y el cómico Jack Black (que a buen seguro que si algún día presenta este sarao, lo peta).
El cuatro veces presentador la de los teatrales Tony emergió como una promesa de amenidad en la sustitución de una siempre eficaz Ellen DeGeneres. Pero tan sólo fue un fugaz instante de genialidad. Sus apariciones se fraguaron entre la desidia y la neutralidad de un humor tropezado en la entropía autosuficiente, con un persistente ‘running gag’ con una caja de metacrilato en el que supuestamente escondió su quiniela con los ganadores en complicidad con una Octavia Spencer que no sabía muy bien dónde estaba la gracia. No fue la única. Patrick Harris tuvo momento para homenajear a ‘Birdman’ en un número que reproducía una de las secuencias más comentadas de la cinta de Alejandro González Iñárritu en la que se paseó por las bambalinas del Dolby Theatre de Los Ángeles en calzoncillos para terminar dando paso a los siguientes invitados. Y ese fue el punto álgido de una presentación que pasó muy desapercibida y que, en términos globales, decepcionó en su función de animador de la fiesta y anfitrión. Su carisma y cinismo da para más. No cabe duda. Sin embargo, se quedó en una inesperada insipidez que dejó una sensación de desinterés y aburrimiento. Máxime, cuando la gala duró más de media hora más de duración sobre lo previsto.
Sobre el papel, la película que se ha constituido como un nuevo fenómeno cinematográfico del año, ‘Boyhood’ venía con la vitola de favorita. Había arrasado en los Globos de Oro, en los Bafta, en premios de los del sindicato de actores y los de la crítica, por lo que era de esperar que su nombre sonara al final de la ceremonia. Pero no fue así. La valoración de una película como 'Birdman', mucho más arriesgada y desacorde con el resultado final de estos premios, cogió a casi todos por sorpresa al hacerse con los premios más importantes de la noche. Finalmente acumuló cuatro estatuillas (mejor película, mejor director, mejor guión original y mejor fotografía), avalando la buena posición de los cineastas mexicanos en Hollywood (el año pasado, Alfonso Cuarón también logró el de mejor director por ‘Gravity’) con Iñárritu y el segundo Oscar consecutivo del director de fotografía para Emmanuel Lubezki.
Cuando Sean Penn apareció para leer el nombre de la mejor película de 2014, ya estaba claro que Richard Linklater y su experimento de doce años iba a ser la gran derrotada de la noche. “¿Quién le ha dado a este hijo de puta su ‘green card’?”, dijo exhibiendo esa insolencia tan peculiar del ex marido de Madonna. La pregunta es ¿hubiera accedido a entregar el premio más importante del noche si el ganador hubiera sido Linklater? Posiblemente no. En cualquier caso, “el Negro”, el apodo con el que es conocido el cineasta mexicano, no dejó de escapar la reclamación de derechos a los inmigrantes mexicanos que residen en Norteamérica.
‘Boyhood’ se fue con tan sólo un único Oscar, el de Patricia Arquette, que en su emocionado discurso apeló a la reivindicación por la igualdad de salarios y derechos para las mujeres en los Estados Unidos, enfocando su mirada a la siempre machista industria de Hollywood. Y ahí se acabó el protagonismo de un filme que acarició la gloria de los Oscars pero que cedió las miradas hacia la que es una película más audaz y compleja. La Academia de Hollywood optó por determinar esas cualidades y premió el arrojo de ‘Birdman’ y su paradoja crítica sobre la falta de sentido de la vida contemporánea entre la ficción y la realidad. Sin embargo, cuando llega la hora de variar el sentido en las categorías interpretativas, la cosa cambió y siguió el patrón al que nos tiene habtuados esta fiesta del cine y oropel.
Por eso, todo el mundo esperaba que Eddie Redmayne que da vida al científico Stephen Hawking en ‘La teoría del todo’ le ganara la partida a Michael Keaton. Cuando subió a recoger el Oscar, requirió en su discurso una concienciación por la esclerosis lateral amiotrófica. A Keaton le sucedió lo mismo que a Bill Murray en 2003, cuando su papel en ‘Lost in Translation’ no mereció el reconocimiento de esta institución en favor del mencionado Penn en ‘Mystic River’. Una vez más, un actor cómico que merece el premio se va de vacío. En Hollywood los personajes como los de Redmayne adquieren una proporción ganadora que va subscripta a esa directriz lacrimógena y dramática de roles imposibilitadas. Del mismo modo, y sin restar méritos interpretativos a ambos actores, Jualianne Moore, también confirmó los pronósticos y se llevó el de mejor actriz protagonista por su conmovedora interpretación en ‘Siempre Alice’. Por supuesto, entre la respiración entrecortada, no olvidó dedicar unas palabras a los enfermos de Alzheimer. No había rival. Como sucedió con K.J. Simmons, que se hizo con el de mejor actor secundario al dar vida al draconiano e intimidatorio profesor de música Terrence Fletcher en ‘Whiplash’. El actor se puso sentimental y recordó a sus hijos y familia y la película de Daniele Chazelle abracaría un total de tres Oscar, añadiendo al de Simmons el de mejor montaje y mejor mezcla de sonido.
Uno de los momentos musicales más esplendorosos llegó con la canción de ‘Selma’ ‘Glory’, interpretada por Common y John Legend y Common, que provocó las lágrimas de la familia hollywoodiense (sobre todo la gran Oprah) entregada a una actuación que interpeló con su letra sobre un episodio clave de la lucha por los derechos civiles de la población afroamericana hace cinco décadas un discurso que recordó que viven en el país “con más gente encarcelada del mundo”. Otra de las grandes favoritas era ‘El Gran Hotel Budapest’ y aunque no se llevó los premios gordos, salió como otra de las ganadoras de la noche. La cinta de Wes Anderson acaparaba nueve candidaturas y se acabó llevando los de vestuario, maquillaje, diseño de vestuario y banda sonora original para Alexander Desplat, que suma en su haber cuatro de estos premios.
También la película polaca filmada en blanco y negro de Pawel Pawlikowski ‘Ida’ fue elegida como mejor cinta de habla no inglesa, algo que dejó fuera del palmarés a la coproducción hispanoargentina ‘Relatos Salvajes’. Siendo coherentes, lo tenían muy complicado. Por lo demás, no hubo nada destacable de una gala para el olvido en la que la reivindicación social y política que se dilató en un bucle de previsibilidad e insustancialidad sin sorpresas y carencia de humor donde cantó Lady Gaga homenajeando el medio siglo de ‘Sonrisas y lágrimas’, todo el mundo acabó con un Oscar de LEGO en la mano entregados en la canción nominada ‘Everything is Awesome’, de 'La Legopelícula' y Benedict Cumberbatch ascó la petaca insinuando de forma involuntaria el tostón de noche que estaba por venir. Esperemos que el año que viene esto mejore.
LO MEJOR
- Los geniales grafismos en todas sus facetas.
- La voz de Lady Gaga.
- Lupita diciendo de forma accidental “And the actor goes to...”.
- Jessica Chastain, Cate Blanchett, Gwyneth Paltrow, pero ayer, sobre todo, Zoe Saldana.
- El agradecimiento de Graham Moore, ganador al mejor guión adaptado por ‘The Imitation Game’, del noruego Morten Tyldum, incidió en una anécdota personal que puso la piel de gallina a todo el mundo. Aseguró haber intentado suicidarse a los dieciséis años por culpa de su homosexualidad. Fue entonces cuando instó a todos aquéllos chavales que se sientan diferentes a seguir manteniéndose extraño. Una hermosa loa a la heterogeneidad y libertad en cualquiera de sus condiciones “stay weird, stay different”.
- Patricia Arquette, que fue a la gala acompañada por su mítica hermana Rosana. En la gala, nadie puede decir que no fuera la gran protagonista de la velada con su inspirador y contundente discurso. Estuvo soberbia.
- El discurso de la Presidenta de la Academia de Hollywood Cheryl Boone Isaacs que, de forma elegante y ágil, defendió la libertad de expresión en un año en el que se intentó sabotear el filme ‘The interview’ y la amenaza terrorista se cobró doce personas que trabajaban para la revista satírica francesa Charlie Hebdo.
LO PEOR
- Que ni la actriz cómica Joan Rivers, una celebridad del género ni la actriz Elaine Stritch, no estuvieran incluidas en el emotivo vídeo ‘In memorian’ que recuerda a los miembros de la comunidad que han fallecido durante el pasado año. Inaceptables olvidos.
- Que un personaje como Sonia Monroy fuera Trending Topic mundial por su espérpentico show. Dijo asistir los Oscar sin invitación y ataviada con una bandera de España a modo de vestido. Aseguró que la largaron del recinto. Hoy se ha sabido que se preparó todo un día antes.
- El niguneo con el que se han pasado a despachar los Oscars honoríficos al animador japonés Hayao Miyazaki y la veterana actriz Maureen O'Hara en una gala celebrada en noviembre y que resumen en dos pinceladas y un par de vídeos.
- La excesiva obstinación con los números musicales, que hacen que otros instrumentos más eficaces en estas veladas como son los montajes de vídeo y el humor se hayan relegado a la nada, al ostracismo que se deriva de la falta de agilidad e ideas.
- Eddie Murphy, otrora uno de los actores cómicos más brillantes del cine, presentó las categorías de guión original y guión adaptado como quien lee una lista de la compra. Sin ningún tipo de gracia o aparente interés. También hizo lo mismo Terrence Howard.
- La actitud de un Sean Penn que parece estar por encima del mundo entero y dejó una de las frases más lamentables y reprochables de la Historia de los premios. De vergüenza ajena.
- Los guantes de fregar de Lady Gaga en la alfombra roja. Si no llama la atención y hace el ridículo parece no estar a gusto.
- La falta de humor de una de las galas más anodinas e insípidas que se recuerdan.
- Las redes sociales explotaron una vez que John Travolta quiso acaparar la atención. Primero, forzando un beso en la mejilla a una Scarlett Johansson incómoda con la situación. Después, en el escenario, para revivir un ‘gag’ forzado con la equivocación de Travolta al llamar a Idina Menzel “Adele Dazeem”, les volvió a reunir para que el protagonista de ‘Pulp Fiction’ le sobara la cara en una incomprensible acción de un actor cuyo pelo de moqueta también fue muy comentado.
- Que Michael Keaton no ganara el Oscar al mejor actor.
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martes, 17 de febrero de 2015

Y llegaron los 40 y… ¿qué crisis?

He cumplido los cuarenta, cuatro décadas, el XL… Lo que se dice media vida. Vamos, que tengo ya una edad ¿Y ahora qué? Pues nada del otro mundo. No existen respuestas que diluciden una solución a la negación de la lógica de cumplir años. Un año más es un año más. Así de simple. Descifrar el sentido de tanto tiempo y vivencias hacinadas en una vida supone, de entrada, establecer un valor relevante a un simple número considerado, porque así lo ha dicho algún lumbreras o estudio psicológico de medio pelo, que debe afectar al modo de cumplirlo. Y eso… queridos amigos, es un coñazo tremendo. Lo primero es asumir que estás más cerca del hoyo, se tiene más pelo en el rostro que en la cabeza, empieza a aflorar pelaje en zonas de tu cuerpo insospechadas y se descuelgan las gónadas. Esto es así. Sin embargo, hay algo fundamental que es naturalizar tal circunstancia. Debemos que ser conscientes de las consecuencias del paso del tiempo y hay que dejar a un lado esos estúpidos consejos de revista de peluquería que intentan orientar tu vida porque ni la edad te cambia las perspectivas o la forma de enfocar las cosas en tu día a día.
Con cuarenta palazos te dirán que hay que gestionar un balance sobre lo más positivo, procurando desestigmatizar todo lo negativo hacia una actitud más adulta. Lo han designado como “crisis de mitad de la vida” ¿Crisis? Crisis no es cumplir años, no. Crisis es ver como unos cuantos hijos de puta están hundiendo este país y las esperanzas de sus ciudadanos. Yo no quiero replantearme la vida porque sé perfectamente cuáles son mis prioridades y objetivos. Otra cosa es muy diferente que tenga la oportunidad de llevarlos a cabo. Pero seguiré luchando por ello; tenga veinte, cuarenta o setenta años. Maduramos con los daños, no con los años. Tenemos que ser conscientes de esta gran verdad. La ansiedad y la insatisfacción no deben ser la excusa y el motivo para sentirse mayor. O no querer serlo, tampoco. El natural proceso de envejecimiento decreta algo tan simple como seguir caminando en la vida y tener la oportunidad de disfrutar de lo que hay y de lo que vendrá, echando alguna miradita de reojo hacia el pasado y dejarse embargar por la nostalgia. También se dice que pasados los cuarenta comienza un paulatino declive creativo y de productividad que se supone que va aquejando a los que nos dedicamos a escribir o cualquier otra disciplina artística. Chorradas.
Te obligan a un constante e imperceptible estado de cuestionamiento de las cosas ¿Por qué? Pues os digo algo: ni no lo sé, ni me interesa. Obviamente, nadie con dos dedos de frente, llegados a esta edad se plantea como propósito hacerse un injerto de pelo, ir a un gimnasio, salir a ver en qué punto se encuentra su ‘sex appeal’ con el fin de echar una cana al aire, apuntarse a practicar algún deporte de riesgo, cambiar de estilo de vestir o comprarse un coche. Seguro que hay ‘monguers’ que, atendiendo a su autoestima, llevan a cabo algunas de estas pautas para reivindicar su ego y aceptar su edad. Son los mismos que se preguntan y convierten en suyos aquellos preceptos que leen: ¿Dilemas asociados a la edad? ¿Negación evolutiva de carácter físico o emocional? ¿Un cambio de perspectiva vital con nuevos retos? ¿Abordar nuevos objetivos o metas? ¿Conflictividad con el hecho de querer volver a los tiempos perdidos? ¿Existe una variación en los neurotransmisores relacionados con el bienestar como la serotonina o la dopamina? ¡JA!
Sinceramente, no sé qué va a pasar mañana, ni que es lo que haré. Haciendo oídos sordos al tiempo que pasa inexorablemente, mi rostro y mi alma parecen acompañarme en esta disputa ganada a la edad de forma efímera, asumiendo con coherencia que queda menos. Sin embargo, persisto en mi ideal de intentar disfrutar de todo pese a todo. Nunca he tenido ganas de tener una segunda juventud porque nunca he abandonado la primera. Según dicta la experiencia, no hay que sucumbir al paso del tiempo, ni dejarse consumir por él, ni que nos consuma. Es la ventaja de desconocer qué pasará con tu vida a corto plazo, que sigues siendo como aquel joven recién salido de la universidad preguntándose por el devenir de los acontecimientos. Sigo siendo una ridícula y pequeña historia errática dentro de una zozobra endémica, llena de obstáculos por superar, que admite lo reconfortante y sugestivo que es participar en este emocionante juego de misterios que es la vida. Y más si ello comporta un desconocimiento total del porvenir.
De forma inminente tendré que acatar un cambio de rol que exige una irrevocable transición biológica como es la paternidad y habrá que ajustar las prioridades necesarias a esa otra nueva vida que dependerá de mis decisiones y esfuerzos. Es la evolución personal en otro compromiso apasionante que contraigo con toda la emoción de una aventura de desafíos y pruebas. De momento, comenzaré a jugar desde cero con un nuevo aliado y amigo al que veré crecer y al que procuraré transmitirle ese pensamiento infantil e inocente que nunca hay que perder y que sigo como seña vital: por muy mal que vaya todo, siempre hay un motivo para sonreír y divertirse. Si no sabemos hacer prevalecer estos conceptos, estamos perdidos.
En definitiva, la crisis de los 40 no deja de ser una gilipollez que abraza una gran cantidad de tópicos establecidos de un modo falsamente homogéneo para definir un año concreto en el periodo de la vida de la gente. Yo, por el momento, voy a abrirme una cerveza sin pensar en los cuarenta. Es más, me voy a entregar al alborozo que requiere de una inquebrantable subordinación en la que no hay lugar para plantearse existencialismos y sí para celebrarlo con las personas que quieres, amigos y la familia.

lunes, 16 de febrero de 2015

All Star Nueva York–Brooklyn 2015: La noche de los Gasol y de la fulminación de récords

Definitivamente, los tiempos han cambiado. Tal vez demasiado. Pongamos de ejemplo un All Star que despierte la nostalgia del público: domingo 7 de febrero de 1988, en el Chicago Stadium ante 18.403 personas, el equipo del Este liderado por Michael Jordan (que sería elegido MVP), gana al combinado de estrellas del Oeste por 138-133. En aquel partido el Este de los Bird, Thomas, Ainge, Barkley, Ewing… lanzó 6 triples en todo el partido, entraron la mitad. Por su parte, el Oeste de Magic, Malone, Drexler, Worthy y Olajuwon anotó uno de cinco desde la línea de tres, consiguiendo sólo uno. En total, entre los dos equipos se intentaron once triples. Con un juego colectivo constituido en la anotación a media distancia y en el poste. El espectáculo, con Jordan anotando cuarenta puntos, todavía hoy se recuerda.
La noche de ayer en el Madison Square Garden, sólo fijándonos en este porcentaje desde la línea de tres, el Oeste lanzó nada menos que la friolera de 65 triples, de los que sólo 25 se transformaron en puntos. Por su parte, el Este no quiso ser meno y asumió la noche de las estrellas como su contrario, intentando 68 lanzamientos desde la línea de 7,25 convirtiendo 23 en canasta. 133 triples en la estadística combinada. Estos fríos datos dan la pauta de cómo y de qué manera ha cambiado la perspectiva del All-Star. Ya el año pasado, en el Smoothie King Center de Nueva Orleans, los equipos de las estrellas más rutilantes de la NBA hicieron gala de esa actitud basada en el abandono de la defensa para dedicarse al show anotador y dilatar los números con una tendencia casi obsesiva en el contraataque y, como se ha demostrado, en el lanzamiento compulsivo de triples. Russell Westbrook acabaría con 41 puntos en su casillero, James Harden con 29, Lamarcus Aldridge con 18 o Stephen Curry con 15 para el Oeste. En el Este, LeBron con 30, Kyle Korver con 21 (7 de 12 en triples), John Wall con 19 y Carmelo Anthony y Jeff Teague con 14.
Cambios de formatos
En búsqueda de introducir novedades que procuren cierto aire moderno al espectáculo que traen consigo los célebres concursos y desafíos del sábado por la noche. En el desafío de las Estrellas, Chris Bosh, Swin Cash y el legendario Dominique Wilkins ganaron su tercer título consecutivo en el concurso al derrotar en la final en 57,6 segundos (con canasta desde medio campo de Wilkins) a Westbrook, Anfernee Hardaway y Tamika Catchings. En el concurso de triples, se ha optado por la introducción de un carro con cinco balones tricolor que se dispone donde elija entre los cinco puntos de lanzamiento. Esto, hace que el más inspirado en este carro sea el que más posibilidades tenga de ganar. El ‘Foot Locker Three Point Contest’ reunía a cuatro pesos pesados de la liga en esta disciplina; Harden, Korver y los ‘splash brothers’ Curry y Klay Thompson. Curry enchufó trece lanzamientos seguidos, 27 puntos sobre un máximo de 34.
Los aficionados en el Barckeys Center de Brooklyn también vivieron otra novedad en el Slam Dunk Contest con los mejores ‘matadores’ del momento. Se ha optado por regresar al modelo de antaño de los concursos de mates evidenció una exigencia de hacer más ágil lo que años atrás había dilatado en exceso la noche. Cuatro participantes para conseguir el título de un concurso que viene siendo un quebradero de cabeza por la progresiva languidez debido a la poca innovación que ofrece, fundamentalmente porque todos los mates posibles ya se han hecho. Al menos, eso parecía, hasta que Victor Oladipo y el joven Zach LaVine arrancaron el concurso alucinando al personal. Parecía que iba a ser una noche memorable. Oladipo salió de esmoquin cantando el célebre tema de Sinatra ‘New York, New York’ y cuando se dispuso a machacar el aro lo hizo con una perfecta ejecución de giro de 360 grados en el aire. 50 puntos y el aplauso general. Lavine le dio la réplica con otro fabuloso ‘dunk’ tras pasarse el balón por debajo de una pierna y un cambio de mano del balón. Ahí quedó todo. La final entre estos dos nuevos bastiones del vuelo hacia canasta supuso una serie de reiteraciones vistas una y mil veces y fue éste último el que se llevó el galardón por no fallar en su tentativa del mate final. La NBA tendrá que replantearse estos concursos que padecen la ausencia de brillantez de su pasado más nostálgico.
Destrozando récords, provocando bostezos
La pugna deportiva o el juego colectivo aquí parecen estar enfocados al lucimiento individual, como si de una exhibición de Globetrotters se tratara, sin ningún sentido de la competición más allá de ir sumando puntos de forma ingente. Y eso es en lo que se tradujo el arsenal de tiros desde todos puntos de la pista que ayer se dio. Ante la nulidad de las defensas y la permisividad de todos los jugadores, este All Star de 2015 estaba destinado a pulverizar todos los récords que ya se alcanzaron el año pasado por esa pasividad. Entonces, el marcador final fue de 163-155 en la victoria del Este. Se había logrado superar un récord establecido en 1987, cuando Tom Chambers obtuviera el MVP en Seattle y, tras una prórroga, los combinados de ambas conferencias saldaron el partido con 303 puntos (154-149). El nuevo récord ha durado exactamente 364 días. Menos de un año. Fue la noche en que también se establecieron nuevos récords que, visto lo visto, no serán difíciles de asumir en 2016; A sumar a esa mayor anotación combinada (321 puntos), se unió la de mayor anotación entre los dos equipos al llegar al descanso (165 puntos), el Este intentó 68 triples (otro récord), el Oeste convirtió 25 triples (sí, récord). Obviamente, tanto triple supuso la mayor anotación combinada de triples (48) y el de mayor número de triples intentados entre los dos equipos (133).
¿Por lo demás? En un partido de esta índole brilló (porque le dejaron) Russell Westbrook, que se quedó a un punto de batir el mítico récord de Wilt Chamberlain en un cuarto de All-Star con sus 27 puntos en el segundo cuarto. De este modo, el de los Thunder dejó en la cuneta los 24 puntos de Glen Rice en 1997 y la misma suma de Kyrie Irving el año pasado. Y sólo por un punto, no batió el de máxima anotación en manos también de Chamberlain con 42 puntos anotados en el All Star de 1963. LeBron, con una extraña cicatriz en una zona capilar concreta que apunta a que ha decidido trasplantarse pelo antes de quedarse más cartón, superó ayer a los legendarios Michael Jordan y Kareem Abdul-Jabbar como máximo anotador de este espectáculo anual, quedándose a dos puntos de Kobe Bryant para ser el primero, como a él le gusta. Aunque las circunstancias sean diametralmente opuestas.
El partido fue lo que viene siendo los últimos años, convertido en una ‘gymkana’ de mates consentidos, con ‘alley hoops’ de todas las clases y condiciones y, de forma enfatizada, de triples sin oposición. En un visto y no visto (14 minutos) el marcador estaba 36-56 para los del Oeste, pero entre canastas, triples y malabares, el descanso dejó un 82-83 que abría la puerta a un segundo periodo más disputado y ajustado. El desorden, la apatía, la dejadez ante los tiros, entradas y mates fue la tónica de un partido de locura en el que la anarquía tomó el poder hasta el último cuarto, que empezó con un empate a 122 y algo de coherencia por parte de ambos conjuntos pareció llegar al parquet. En el minuto 44, volvió el empate, haciendo sobrevolar la sombra de una posible prórroga. Menos mal, que Westbrook y Harden se empeñaron en que no fuera así. El primero de ellos se llevó el MVP y el marcador en Manhattan se fijaba en el final 158 – 163 a favor del Oeste. La reflexión es la siguiente ¿sería una manera de motivar a los jugadores que la Conferencia que ganara este choque se hiciera con el factor cancha en los Play-Offs? Es algo que se ha sugerido, pero que será difícil que se adopte. El año que viene… más de lo mismo.
La noche de Marc y Pau
Dejando el poco baloncesto serio que se vio, la noche tenía dos nombres propios. Pau y Marc Gasol eran los primeros hermanos en enfrentarse cara a cara en este tipo de acontecimiento como titulares elegidos por votación popular. También los primeros extranjeros en protagonizar un duelo fratricida de estas características. Algo impensable hace décadas. Los Gasol lograron anoche una de las gestas más memorables en la Historia de nuestro deporte. Un sueño para los aficionados a este hermoso juego y el reconocimiento de la extraordinaria carrera y temporada de estos dos elegidos de la canasta. La realidad de los Gasol está superando todo lo inimaginable, que alcanzó el zenit de lo emotivo en el instante en que se fundieron en sendos abrazos sobre el escenario de presentación de los equipos y justo antes de producirse ese histórico salto que cayó de parte del mayor de los de Son Boi.
Lo que representa este salto va más allá de una estampa para la eternidad. Significa la superación sin techo de dos hermanos que construyeron un ideal utópico materializado en la visualización del legado baloncescístico español que fue subiendo escalones; desde la medalla de plata de Los Ángeles, la irrupción de >Fernando Martín como primer español en la NBA hasta llegar a esa generación de oro abandera por los Gasol que ha suscitado gestas inspiradas en una actitud ganadora sin fin, creciendo y logrando objetivos. El de ayer es otro de los pináculos espectaculares, la guinda a un sueño del que no queremos despertar. Ayer, como aquel programa televisivo que nos descubrió un universo en el que vivir felices, estuvimos, más que nunca, cerca de las estrellas. La imagen sin parangón erizó el vello de los aficionados que asistió a este episodio familiar inolvidable emocionados con la cercanía y la sencillez de estos gigantes del basket. Marc y Pau escribieron ayer una hermosa página épica de nuestro deporte. El instante de ese salto, de ese momento congelado en la retina colectiva, pertenece a nuestros la entelequia que pasará a la eternidad.