Ha aparecido en la red este vídeo titulado ‘Leaked Star Wars Episode VII Filmset Footage!’. Nada tiene que ver con el rodaje del ‘Episodio VII’, pero incentiva el apetito visual de los fans con el rodaje de las secuelas. Se trata de una recreación digital galáctica convertida en uno de los virales más visto en los últimos días y que está rodada en el aeropuerto de Frankfurt indicativa de que en todo el mundo se empieza a activar la fiebre por la nueva saga de George Lucas iniciada de la mano de J.J. Abrams.
lunes, 7 de julio de 2014
Como cada 7 de julio... ¡San Fermín!
Es 7 de julio. A todos nos suena esta fecha. Esa festividad tan destacada y universal. O mejor dicho, universalizada. Pañuelo rojo al cuello, el ‘txupinazo’ en la Plaza del Castillo, encierros diarios, el fajín rojo, el “riau riau” hasta el “pobre de mí” que da por finalizada la fiesta grande de Pamplona… Entretanto, cada jornada comienza en los Corralillos del Gas, con los mozos rezando tres veces, periódico en mano y cantado la mítica “A San Fermín pedimos por ser nuestro patrón...”. Es el proceder de encomendarse a San Fermín. Les esperan unos morlacos cojonudos que rondan los 600 kilos. Allí están los dobladores y los mozos, algunos valientes corredores, otros… no tanto. Hay una extraña mezcla de adrenalina, indecisión, seguridad, recelo y (des)confianza. La Cuesta de Santo Domingo, la Curva de Mercaderes, resbalones, caídas, toca esquivar. La mítica Calle Estafeta, un asta a punto de coger a un corredor experimentado, pero sabe sortearle con destreza. Un toro se queda rezagado. Nervios.
Llega la Curva de Telefónica. De nuevo, más resbalones. Otro par de morlacos también resbalan y arrollan a tres corredores. Alarma. Parece que no ha sido nada. Un revolcón con alguna rozadura. La gente se agolpa. Otros, ante el temor de la situación, optan por tirarse al suelo y traspasar las gateras. Demasiado peligroso para verlo ‘in situ’. Se llega al Callejón y en tramo descendente hacia la Plaza de Toros se forma un pequeño embudo, sin consecuencias más que pisotones y algún que otro rasguño. Los toros llegan con pocos segundos de diferencia entre sí. Los cabestros tiran de ellos conducidos por los dobladores. Antes de que entren en chiqueros, algún exhibicionista con capote en ristre quiere dar un par de torpes capotazos. La gente aplaude. El encierro llega a su fin. Nadie resultó herido. Sin embargo, los toros no correrán la misma suerte.
No es una crónica del encierro de hoy. Simplemente es un compendio de lo que puede ser cualquier día grande de las Fiestas. Simboliza, más o menos, lo que lleva siendo la tradición bautizada como una internacional leyenda anual, cosmopolita y tradicional que un día reflejó un joven Ernest Hemingway, plasmada en su novela ‘Fiesta (The Sun Also Rises)’ gracias a su viaje a Pamplona junto a unos amigos entre los que se encontraba Lady Duff Twysden. San Fermín es también la enésima muestra, ajena a los encierros, de sacrificio de animales, de incongruencia y desvirtualización. De lo que algunos se empecinan en seguir llamando tradición, donde fascinación del ritual encuentra opiniones diversificadas para aquellos que lo viven en directo y aquellos que los ven desde la distancia. Donde el amor y el odio establecen su inalterable vínculo de necesidad. El momento en que lo visceral y apasionante choca de frente, colisionando con violencia, contra la racionalidad y lo censurable. El duelo siempre es el mismo: Comprensión y defensa (muchas veces disfrazada de intolerancia) Vs. Discrepancia y diatriba.
La desinhibición también forma parte del cotarro. El alcohol en ingentes cantidades esperando ser engullido por una descomunal caterva de borrachos ecuménicos que piden y quieren más entre empujones y suciedad. Basura por la calle, humana y reciclable, gente dándose de bruces contra el suelo. Otro no aguanta más y se detiene a orinar en la vía pública. Como aquél de allí, que no ha podido dominar su arcada y ha terminado por “echar la raba” en el primer sitio que ha pillado. Algunos sólo buscan una mirada furtiva para terminar la noche en el día habiendo conseguido un orgasmo sin terminar debido al exceso de dipsomanía. Pocos lo consiguen. Cuando no se puede más, cualquier parque público es un lugar lícito para aletargarse hasta que los efectos del alcohol sean más llevaderos. Da igual la hora. Impera la coacción física de un cuerpo destrozado. La banalización de un rito convertido en simple comercialización, más necesitado si cabe en tiempos de crisis. “Pamplona no es el lugar para traer su esposa” advertía el clásico autor de ‘El viejo y el mar’. San Fermín es muchas cosas a la vez. Lo bueno y lo malo se dan cita durante ocho días en los que siempre da para hablar de ella con la fuerza del Estruendo de Iruña.
Un año más: ¡Viva San Fermín!
domingo, 6 de julio de 2014
El corazón de las bombas
Existen diversos tipos de explosivos según su composición química y otras tantas clasificaciones y catalogaciones; cartuchería, artificios pirotécnicos, deflagrantes, detonantes… El artista de Seattle Andrew Waits ha creado una interesante serie de fotografías titulada ‘Boom City’ con este tema como fondo de estudio. Lo ha hecho disecando pormenorizadamente todo tipo de petardos, bombas y fuegos artificiales para mostrar descriptivamente las entrañas y la composición de los mismos, diseccionando bajo su catálogo cromático la peligrosa naturaleza estos elementos fulminantes.
viernes, 4 de julio de 2014
Rutina
El automatismo, la rutina, la reiteración monótona que transforma los días en una sucesión de matices inadvertidos que invaden los propósitos, ése estado de ánimo que sobrevuela la inmediatez del vacío. La lejanía huidiza parece querer decir un adiós constante de promesas malditas, traicionando la esperanza con la impregnación del mismo devenir diario, con la falta de proyección y la apatía del paso del tiempo percibido con el axioma de la redundante frecuencia. Una sucesión de imágenes paradójicas, frases graciosas y algún recurso que cambie la neutralidad esgrimida en el mecanismo de un reloj que parece no avanzar parecen ser suficientes. Algo es algo. El arte del movimiento puede convertirse en un arte de la repetición que se atiene a un inmutable ciclo de cinismo e ironía.
Sin embargo, un día traicionas a la mañana con una sonrisa, enfrentándote a la desidia con un grado más de valentía, vislumbrando nuevos desafíos a través de la rendija del optimismo, sabiendo que algo diferente va a suceder y que, inevitablemente, traerá aires de cambio para superar los obstáculos cuando éstos asomen. Es la hora de volver a la vida escrita, a los mundos imaginarios que ilusionan con su ofrenda de un destino mejor, incierto sí, pero azaroso e inesperado, lleno de sorpresas. Es el momento de derrotar a la mezquindad y hacerse con el triunfo de la imaginación. La hora de regresar al teclado a concebir personajes y mundos activando el mecanismo de esa fantástica actividad de espiritualidad creativa, subjetiva y personal que es escribir, para urdir historias de ficción inventadas o de reflejar la cruda realidad… Ficciones construidas a través de fragmentos inmersos en nuestro mundo donde, falsificando los códigos de la realidad se transforman en algo imaginativo para que adquieran una disposición de regreso al mundo real.
Y cuando estás delante del ordenador, habiendo superado el miedo al folio en blanco, dispuesto a retomar grandes ideas esperando a cobrar vida, algo imprevisto sucede. La pantalla se apaga de inmediato y hunde la agitación del comienzo en una angustiosa incertidumbre. Se ha ido la luz. Transcurridos unos instantes, se escucha el eco de unas sirenas que se acercan lentamente. Te asomas a la ventana y aprecias que el corte del suministro eléctrico ha afectado a toda la zona. Y apenas sin quererlo, regresas de nuevo a ese mundo gris de hábitos saturados en la desazón de lo glacial y vislumbras cómo tu hogar se reduce a un paisaje indolente y desértico donde todo lo que te rodea se limita, como cada día, a un entorno indefinido.
miércoles, 2 de julio de 2014
Presentación del libro 'Los héroes están muertos'
Las series de televisión ya no son lo que eran. Todos los sabemos. Hoy en día, el ámbito catódico ha pasado a un nivel superior que se hermana directamente al medio cinematográfico, que incluso ha tomado ciertos estilemas de la tele y viceversa, retroalimentándose recíprocamente en una comunión constituida que ha venido a alcanzar una consolidación que se presagiaba hace ya tiempo. La televisión actual ofrece productos estrella que avalan la globalización de intereses fomentando la adicción visual por una narrativa constituida en el fenómeno de la cultura popular llevada a un entorno de seriedad, calidad y compromiso con el espectador. La parrilla actual aglomera series plurales y heterogéneas, que abordan desde esa condición el objetivo de satisfacer la progresiva exigencia con la trasferencia de unos contenidos cuidados al máximo y atendiendo a valores narrativos que antes eran sólo propiedad del entorno fílmico. El éxito de estas series reside, por tanto, en su contenido y en la adaptación a los nuevos medios de comunicación que popularizan el efecto de inmediatez que viene imponiéndose en el medio.
Por otra parte, se concede una libertad creativa mucho más revolucionaria y menos estricta que hace algunos años, identificando sus historias en unos ámbitos polivalentes y una serie de significados sujetos a una complejidad intertextual impensables hace décadas. El libro colectivo que acaba de ponerse a la venta recientemente ‘Los héroes han muerto’, aglutina a un buen puñado de reconocidos nombres que examinan desde diversas perspectivas analíticas de personajes y series los éxitos catódicos de los últimos años, centradas exactamente en esa faceta de cambio; en la ambigüedad de los protagonistas, de la profundidad y giros de las tramas múltiples, de las voces narrativas divergentes que exponen personajes que ya no simbolizan los códigos de honor y valores relativos a la cuestión épica de proteger y servir. Inconsecuentemente, mi nombre aparece en uno de estos capítulos. Cuando me ofrecieron la posibilidad de retratar a un personaje, lo tuve claro: tenía que ser Vic Mackey (Michael Chiklis), de la serie creada por Shawn Ryan ‘The Shield’.
De ahí que en mi capítulo ‘The Shield: Cuando el héroe es el villano’ me refiera a la mutación que ha sufrido el prototipo de policía heroico alejado de la visión del centinela que, siguiendo un estado de indiferencia y misantropía, no sigue ningún tipo de regla o postulado del viaje heroico o monomito de Joseph Campbell. No se identifica con las reglas, ni con la clasificación idiosincrática, sino que se aparta de los patrones reconocibles y universales para ejercer su oficio desde la brutalidad y el egoísmo. Mackey, personaje central de esta serie y que analizo de forma profusa en las páginas del libro coordinado por Juan J. Vargas-Iglesias, representa una dimensión transfronteriza y alejada de ese protector agente de la ley, que procede desde la doble moral adentrado en un universo donde la decadencia moral y ética viene fundamentada por el idealismo de un hombre enfangado en una espiral de corrupción.
Mañana día 3 de julio por la tarde, en la librería Hydria de Salamanca (Plaza de la fuente, 17), tendré el placer de charlar sobre todo esto y mucho más junto a Diego Matos Agudo, otro de los autores de un capítulo del libro (en concreto, ‘Arrow’) y con Miguel Ángel Huerta Floriano, profesor de Comunicación de la UPSA, que ejercerá de presentador de este evento que tendrá lugar a las 20:00 horas. Supondrá el comienzo de gira de presentación de un libro que analiza casi una treintena de títulos televisivos que conforman las bases de esa cultura popular que ha lanzado la televisión actual; desde ‘24’ hasta ‘Juego de tronos’, pasando por ‘Firefly’, ‘Lost’, ‘The Shield’, ‘The Wire’, ‘Breaking Bad’, ‘Sherlock’, ‘Homeland’, ‘House’, ‘Dexter’, ‘Mad Men’, ‘Cómo conocí a vuestra madre’, ‘Héroes’, ‘Doctor Who’, ‘Deadwood’, ‘Monster’, ‘Death Note’, ‘Fringe’, ‘The Walking Dead’, ‘Adventure Time’ o ‘True Detective’, entre otros.
Allí os esperamos.
martes, 1 de julio de 2014
Krubera, la cueva hacia las entrañas de la Tierra
¿Os suena la cueva de Voroniya o la cueva de Kruber o Krubera? Se conoce como ‘Cueva del Cuervo’ y se ubica en el Cáucaso occidental, en el macizo de Arabika dentro de la cordillera Ghagra, en Abjasia, Georgia. Está considerada como la cueva más profunda de la Tierra jamás estudiada por los especialistas. Voroniya tiene, hasta el momento, una profundidad de 2.149 metros, dejando una asombrosa e insólita marca en la historia de la espeleología, que sigue creciendo según van introduciéndose en las entrañas de la tierra. Esta cala subvertical representa una cadena de pozos interconectados por montantes y túneles situados en la parte baja de la falda de la montaña.
La primera vez que el ser humano se internó en esta claustrofóbica aventura data de 1960, cuando un grupo de exploradores logró alcanzar una profundidad de 95 metros. Desde entonces, diversas expediciones han ido registrando más profundidad, establecimiento nuevas marcas de descenso hasta el fondo del planeta, hasta que en 1999, después de la guerra de Abjasia, los miembros del equipo CAVEX encontraron un nuevo túnel que prometía aún más sorpresas dentro de la cueva. Hoy se sigue explorando el contexto y surgen sorpresas como el reciente descubrimiento del escarabajo Duvalius Abyssimus, nueva especie nunca antes vista hasta la fecha. Es uno de los hallazgos que propone este desafiante reto del que podéis participar internandoós en el amplio reportaje fotográfico que dedica la fantástica web englishrussia.com dedicada a destacar un amplio espectro de la vida soviética y su definitivo impulso a la occidentalización, pasado y presente a través de enlaces que merecen la pena.
Interesante reflexión
"Buried se rodó íntegramente en España. 'Luces Rojas', al 82%, con un presupuesto de 13 millones de euros, aproximadamente. ¿Recibió Luces Rojas subvenciones públicas? En teoría sí: 1.600.000 euros; un 12% más o menos de su presupuesto global, lo que significa que casi el 90% de su coste se financió con inversión privada. Y digo «en teoría» porque esos 1.600.000 euros, años después, aún no se han pagado. ¿Cuánto ha reportado a cambio esta producción al Estado sólo en Seguridad Social e IRPF como consecuencia directa de la filmación de la película en nuestro territorio? Curiosamente, 1.600.000 euros. Sin sumar el IVA, de más difícil cálculo (no inferior a los 500.000 euros adicionales). Eso significa que, sólo en impuestos directos, el Estado ha recuperado la totalidad de la subvención otorgada ingresando, además, mucho más dinero del invertido. Sin hablar de los 4.000 puestos de trabajo creados. Así que eso es lo que puede ofrecer una película como esta: la devolución de las subvenciones recibidas, la atracción de capital internacional a nuestro país y la generación de miles de puestos de trabajo sin contar con el gasto local y el prestigio internacional que procuran al país algunas de nuestras mejores obras".
(Fragmento del texto escrito por Rodrigo Cortés publicado en el diario ABC el domingo 29 de junio de 2014).
Leer íntegramente en el Blog del cineasta.
sábado, 28 de junio de 2014
Carteles de los Mundiales
Este Mundial de Brasil 2014 nos está dejando grandes decepciones, pero no por ello hay que olvidar que el espectáculo no entiende de sentimentalismos o devociones. El fútbol sigue mostrando su mayor esplendor y en pleno apogeo. Durante ochenta y cuatro años, la Copa del Mundo siga siendo un referente en el panorama deportivo internacional, acaparando la atención y la relevancia de los medios y de los espectadores. Una vez acabado el campeonato, llegará el momento de analizar en profundidad el devenir y el desarrollo del mismo.
Hasta el momento, detengámonos en un pequeño aspecto que concierne a la historiografía del Mundial, centrándonos en los diseños que reconocidos artistas dieron como imagenes representativas que pasaron a la historia como emblemas deportivos de carácter universal. Por eso, desde vintag.es nos convidan a repesar esta galería de diseños en un reconfortante viaje a través del tiempo con los posters de todos los Mundiales de fútbol, desde 1930, a excepción de los años 1942 y 1946 (que no se celebró debido a la Segunda Guerra Mundial).
Carteles oficiales de la Copa Mundial de la FIFA desde 1930 hasta 1994.
viernes, 27 de junio de 2014
'3665' en SGAE en CORTO
SGAE en CORTO es una iniciativa fomentada por la Fundación SGAE como proyecto para el lanzamiento de obras cortometrajísticas que supongan, según su baremo, una representación de lo mejor del año en este género. De tal forma, es un privilegio y un orgullo que ‘3665’ esté presente en esta muestra que tendrá lugar esta misma tarde y mañana en la mítica Sala Berlanga de Madrid.
Como bien señala la web de esta última, “las películas que veremos son ejemplo de la trascendencia del cortometraje como espacio creativo autosu¬ciente, como manifestación de la capacidad artística de sus autores. Hay entre ellas a¬cción clásica, ensayos experimentales, documentales, animación… Una nueva convocatoria con obras breves, pero en absoluto menores”. A ello se suma en esta ocasión la colaboración de la institución con el Festival de Tendencias Urbanas Madrid (Mulafest), en el que se ofrecerá en los mismos días una programación especial de cine cubano, procedente de la Muestra de Jóvenes Realizadores ICAIC de La Habana, así como los cortos finalistas del XV Concurso Versión Española / SGAE.
Por ello, estaremos en la capital para apoyar nuestro trabajo y disfrutar de un fin de semana de reencuentros con amigos y conocidos. Estáis todos invitados porque es entrada gratuita hasta completar aforo.
Recordad, ‘3665’ se proyecta…
— VIERNES 27 de junio de 2014, a las 21:00.
— SÁBADO 28 de junio de 2014 a las 19:00.
Allí nos vemos.
jueves, 26 de junio de 2014
Review 'X-Men: Días del futuro pasado (X-Men: Days of Future Past)', de Bryan Singer
Reconfortante continuismo mutante
Bryan Singer vuelve a la saga de los ‘X-Men’ después de más de una década recuperando el pulso que supo imprimir Matthew Vaughn en el anterior ‘reboot’ en una disección del pasado y el presente de sus personajes.
Después de ‘X-Men: Primera Generación’ quedó patente que la saga de los mutantes superheroicos necesitaba una rehabilitación mitología fomentada, en gran parte, por una tercera parte ‘X-Men: La decisión final’ que supuso una anémica finalización y un agotamiento más que evidente dentro de los parámetros de las adaptaciones del cómic de la Marvel hasta la llegada de ‘Los Vengadores’, de Joss Whedon. El ‘exploit’ y filón de los cómics llevados a la gran pantalla parecía haberse acomodado en la incuria de cualquier complejidad en la concepción de un subgénero que juega muchas veces con lo insubstancial de ambos artes al perder el equilibrio entre el origen y la adaptación.
La cinta de Matthew Vaughn propuso un agradecido cambio de aires a la saga de los mutantes con una precuela (más bien reseteo) filmada con elegancia en una ágil concesión al ‘thriller’, con un fondo de sentido del humor que mitigó los errores pasados. Con ‘X-Men: días del futuro pasado’ se reaviva esa ansiada reinterpretación de los orígenes con un Bryan Singer que regresa tras once años apartado de ella, en conjunción con un libreto de brillantez ajustada a esta resurrección por parte de Simon Kinberg y Jane Goldman.
Se trata así de reconducir la estética y el imaginario del cómic a un tono mucho más naturalista y creíble para aportar el realismo necesario al drama, como esculpió el propio Singer entonces, a través de ese discurso constante e ineludible sobre la supervivencia de la especie mutante y su conservación frente a la segregación a la que son sometidos dada la intransigencia y discriminación por los prejuicios de una sociedad en progresión hacia la distopía. En esa circunstancia, un ejército de Centinelas a las órdenes del gobierno está sacrificando mutantes y encamina al mundo a su Fin. No obstante, el Profesor Charles Xavier y su antagonista, Magneto, vuelven a unirse para transportar la conciencia de Logan/Lobezno a los años 70, donde pueda poner fin a este programa gubernamental para preservar el bienestar de los de su raza y del mundo.
Abordando una contextura mucho más reconducida al espíritu de los cómics que ningún otro, es paradójicamente ‘X-Men: días del futuro pasado’ la adaptación más libre de todas las grandes historias surgidas de la Marvel, con el Profesor X y Magneto usando los poderes Shadowcat y evitar así la muerte de Trask a manos de Mística, dibujando un nuevo tablero de ajedrez que sirva de escenario para que las piezas se muevan en una escondida estrategia no sólo en las paradojas temporales propuestas en este filme, sino con la intención de ejercer una libertad sin coartadas hacia nuevos horizontes de la serie.
Los devotos de la saga se preguntan hasta qué punto afecta a este tipo de producciones las reescrituras y la fidelidad hacia las páginas del cómic, puesto que estamos ante una serie de películas muy vinculadas a una tipología de público que, si bien no excluye al neófito que entre en el cotarro mutante por primera vez, sí requiere una familiaridad con algunos títulos anteriores. La respuesta es variable: si bien mantiene el respeto hacia las aventuras de los mutantes dentro de las páginas tebeísticas, es cierto que se ha ejercido un ‘reboot’ completo para comenzar de nuevo obviando cualquier corrección, sin rastro de condescendía, beneficiándose de una narración y seguimiento de los personajes desde el pesimismo y la condena que rodean a esta nueva pátina que se le ha conferido a la saga. El resultado ha sido positivo, puesto que se ha reestablecido la empatía con las emociones de los personajes, sobre todo el respeto, por no decir miedo, que ejerce ese villano que es Magneto, motivado por los sentimientos al que tan bien pone rostro de Michael Fassbender, en sintonía con el carisma del de Ian McKellen, cuya metamorfosis obedece a una evolución de su maldad esgrimida en la rebeldía y el integrismo, así como la contraposición con su antagonista, el profesor Xavier y cómo el decaimiento en el presente (Patrick Stewart) evidencia que el cansancio fue mermando las ansias de cambiar el mundo del pasado (James McAvoy).
Además, en esta nueva entrega de los ‘X-Men ‘ se incluyen varios personajes que refuerzan esa esfera de introspección e interrelación entre los caracteres como son Destello (Bingbing Fan) y Mercurio/Pietro Maximoff (Evan Peters), dos componentes de la saga que revitalizan el poder de sugestión de esta nueva orientación, así como un rol desarrollado desde un dibujo más interiorizado de Raven/Mística (Jennifer Lawerence), cuya presencia ha dejado de ser meramente articulada en el ornamento espectacular hacia una trascendencia que se extiende a personajes puntuales que tienen su efecto protagónico sin pasar desapercibidos. Algo que contribuye a que Logan/Lobezno (nadie se imagina ya el personaje sin el físico de Hugh Jackman) opere como eje invisible y pase más desapercibido con la solvencia que ofrece su personaje cuando efectúa su labor en un segundo plano, como es el caso, y atribuyendo de este modo un carácter de compleja pluralidad a estas nuevas secuelas.
La cuestión vital en ese nuevo episodio era si el regreso de Singer a la saga que le encumbró al olimpo de las adaptaciones superheroicas estaría a la altura de esa elevación de calidad de la propuesta iniciada por el ‘reset’ de Vaughn. Y lo ha logrado con creces, sobre todo en la primera mitad de esta propuesta, sabiendo modular sus ejemplares ‘set-pieces’ con una ecuanimidad que consigue evitar la reiteración de un modo muy sutil y acertado. Singer aprovecha en su beneficio los bucles temporales en serie que sirven para desglosar sus intenciones en la acción dinámica y en el ingenioso interés que despierta ese devenir del desarrollo de los acontecimientos de cada universo paralelo y cómo las acciones impactarán en el presente, así como el desarrollo que concierne a las conexiones por la tolerancia y la evolución humana fundamentadas como emblema de esta franquicia.
‘X-Men: días del futuro pasado’ emerge como una producción metalizada que devuelve esa frialdad ambiental seguida por Singer en sus primeras entregas para respaldar visualmente un guión astuto que, sin llegar a alcanzar un espectáculo total, sí se nutre de ejemplares detalles de eficacia fílmica, sobre todo en sus vistazos al pasado. Es la consecución de un giro en la saga que no traiciona su esencia ‘mainstream’ y permite que el espectador no sólo asista a un lujoso espectáculo lleno de acción, sino a su vez un agradable ejemplo de cine de entretenimiento de gran calidad.
Miguel Á. Refoyo "Refo" © 2014
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