martes, 1 de julio de 2014

Interesante reflexión

"Buried se rodó íntegramente en España. 'Luces Rojas', al 82%, con un presupuesto de 13 millones de euros, aproximadamente. ¿Recibió Luces Rojas subvenciones públicas? En teoría sí: 1.600.000 euros; un 12% más o menos de su presupuesto global, lo que significa que casi el 90% de su coste se financió con inversión privada. Y digo «en teoría» porque esos 1.600.000 euros, años después, aún no se han pagado. ¿Cuánto ha reportado a cambio esta producción al Estado sólo en Seguridad Social e IRPF como consecuencia directa de la filmación de la película en nuestro territorio? Curiosamente, 1.600.000 euros. Sin sumar el IVA, de más difícil cálculo (no inferior a los 500.000 euros adicionales). Eso significa que, sólo en impuestos directos, el Estado ha recuperado la totalidad de la subvención otorgada ingresando, además, mucho más dinero del invertido. Sin hablar de los 4.000 puestos de trabajo creados. Así que eso es lo que puede ofrecer una película como esta: la devolución de las subvenciones recibidas, la atracción de capital internacional a nuestro país y la generación de miles de puestos de trabajo sin contar con el gasto local y el prestigio internacional que procuran al país algunas de nuestras mejores obras".
(Fragmento del texto escrito por Rodrigo Cortés publicado en el diario ABC el domingo 29 de junio de 2014).
Leer íntegramente en el Blog del cineasta.

sábado, 28 de junio de 2014

Carteles de los Mundiales

Este Mundial de Brasil 2014 nos está dejando grandes decepciones, pero no por ello hay que olvidar que el espectáculo no entiende de sentimentalismos o devociones. El fútbol sigue mostrando su mayor esplendor y en pleno apogeo. Durante ochenta y cuatro años, la Copa del Mundo siga siendo un referente en el panorama deportivo internacional, acaparando la atención y la relevancia de los medios y de los espectadores. Una vez acabado el campeonato, llegará el momento de analizar en profundidad el devenir y el desarrollo del mismo.
Hasta el momento, detengámonos en un pequeño aspecto que concierne a la historiografía del Mundial, centrándonos en los diseños que reconocidos artistas dieron como imagenes representativas que pasaron a la historia como emblemas deportivos de carácter universal. Por eso, desde vintag.es nos convidan a repesar esta galería de diseños en un reconfortante viaje a través del tiempo con los posters de todos los Mundiales de fútbol, desde 1930, a excepción de los años 1942 y 1946 (que no se celebró debido a la Segunda Guerra Mundial).
Carteles oficiales de la Copa Mundial de la FIFA desde 1930 hasta 1994.

viernes, 27 de junio de 2014

'3665' en SGAE en CORTO

SGAE en CORTO es una iniciativa fomentada por la Fundación SGAE como proyecto para el lanzamiento de obras cortometrajísticas que supongan, según su baremo, una representación de lo mejor del año en este género. De tal forma, es un privilegio y un orgullo que ‘3665’ esté presente en esta muestra que tendrá lugar esta misma tarde y mañana en la mítica Sala Berlanga de Madrid.
Como bien señala la web de esta última, “las películas que veremos son ejemplo de la trascendencia del cortometraje como espacio creativo autosu¬ciente, como manifestación de la capacidad artística de sus autores. Hay entre ellas a¬cción clásica, ensayos experimentales, documentales, animación… Una nueva convocatoria con obras breves, pero en absoluto menores”. A ello se suma en esta ocasión la colaboración de la institución con el Festival de Tendencias Urbanas Madrid (Mulafest), en el que se ofrecerá  en los mismos días una programación especial de cine cubano, procedente de la Muestra de Jóvenes Realizadores ICAIC de La Habana, así como los cortos finalistas del XV Concurso Versión Española / SGAE.
Por ello, estaremos en la capital para apoyar nuestro trabajo y disfrutar de un fin de semana de reencuentros con amigos y conocidos. Estáis todos invitados porque es entrada gratuita hasta completar aforo.
Recordad, ‘3665’ se proyecta…
VIERNES 27 de junio de 2014, a las 21:00.
SÁBADO 28 de junio de 2014 a las 19:00.
Allí nos vemos.

jueves, 26 de junio de 2014

Review 'X-Men: Días del futuro pasado (X-Men: Days of Future Past)', de Bryan Singer

Reconfortante continuismo mutante
Bryan Singer vuelve a la saga de los ‘X-Men’ después de más de una década recuperando el pulso que supo imprimir Matthew Vaughn en el anterior ‘reboot’ en una disección del pasado y el presente de sus personajes.
Después de ‘X-Men: Primera Generación’ quedó patente que la saga de los mutantes superheroicos necesitaba una rehabilitación mitología fomentada, en gran parte, por una tercera parte ‘X-Men: La decisión final’ que supuso una anémica finalización y un agotamiento más que evidente dentro de los parámetros de las adaptaciones del cómic de la Marvel hasta la llegada de ‘Los Vengadores’, de Joss Whedon. El ‘exploit’ y filón de los cómics llevados a la gran pantalla parecía haberse acomodado en la incuria de cualquier complejidad en la concepción de un subgénero que juega muchas veces con lo insubstancial de ambos artes al perder el equilibrio entre el origen y la adaptación.
La cinta de Matthew Vaughn propuso un agradecido cambio de aires a la saga de los mutantes con una precuela (más bien reseteo) filmada con elegancia en una ágil concesión al ‘thriller’, con un fondo de sentido del humor que mitigó los errores pasados. Con ‘X-Men: días del futuro pasado’ se reaviva esa ansiada reinterpretación de los orígenes con un Bryan Singer que regresa tras once años apartado de ella, en conjunción con un libreto de brillantez ajustada a esta resurrección por parte de Simon Kinberg y Jane Goldman.
Se trata así de reconducir la estética y el imaginario del cómic a un tono mucho más naturalista y creíble para aportar el realismo necesario al drama, como esculpió el propio Singer entonces, a través de ese discurso constante e ineludible sobre la supervivencia de la especie mutante y su conservación frente a la segregación a la que son sometidos dada la intransigencia y discriminación por los prejuicios de una sociedad en progresión hacia la distopía. En esa circunstancia, un ejército de Centinelas a las órdenes del gobierno está sacrificando mutantes y encamina al mundo a su Fin. No obstante, el Profesor Charles Xavier y su antagonista, Magneto, vuelven a unirse para transportar la conciencia de Logan/Lobezno a los años 70, donde pueda poner fin a este programa gubernamental para preservar el bienestar de los de su raza y del mundo.
Abordando una contextura mucho más reconducida al espíritu de los cómics que ningún otro, es paradójicamente ‘X-Men: días del futuro pasado’ la adaptación más libre de todas las grandes historias surgidas de la Marvel, con el Profesor X y Magneto usando los poderes Shadowcat y evitar así la muerte de Trask a manos de Mística, dibujando un nuevo tablero de ajedrez que sirva de escenario para que las piezas se muevan en una escondida estrategia no sólo en las paradojas temporales propuestas en este filme, sino con la intención de ejercer una libertad sin coartadas hacia nuevos horizontes de la serie.
Los devotos de la saga se preguntan hasta qué punto afecta a este tipo de producciones las reescrituras y la fidelidad hacia las páginas del cómic, puesto que estamos ante una serie de películas muy vinculadas a una tipología de público que, si bien no excluye al neófito que entre en el cotarro mutante por primera vez, sí requiere una familiaridad con algunos títulos anteriores. La respuesta es variable: si bien mantiene el respeto hacia las aventuras de los mutantes dentro de las páginas tebeísticas, es cierto que se ha ejercido un ‘reboot’ completo para comenzar de nuevo obviando cualquier corrección, sin rastro de condescendía, beneficiándose de una narración y seguimiento de los personajes desde el pesimismo y la condena que rodean a esta nueva pátina que se le ha conferido a la saga. El resultado ha sido positivo, puesto que se ha reestablecido la empatía con las emociones de los personajes, sobre todo el respeto, por no decir miedo, que ejerce ese villano que es Magneto, motivado por los sentimientos al que tan bien pone rostro de Michael Fassbender, en sintonía con el carisma del de Ian McKellen, cuya metamorfosis obedece a una evolución de su maldad esgrimida en la rebeldía y el integrismo, así como la contraposición con su antagonista, el profesor Xavier y cómo el decaimiento en el presente (Patrick Stewart) evidencia que el cansancio fue mermando las ansias de cambiar el mundo del pasado (James McAvoy).
Además, en esta nueva entrega de los ‘X-Men ‘ se incluyen varios personajes que refuerzan esa esfera de introspección e interrelación entre los caracteres como son Destello (Bingbing Fan) y Mercurio/Pietro Maximoff (Evan Peters), dos componentes de la saga que revitalizan el poder de sugestión de esta nueva orientación, así como un rol desarrollado desde un dibujo más interiorizado de Raven/Mística (Jennifer Lawerence), cuya presencia ha dejado de ser meramente articulada en el ornamento espectacular hacia una trascendencia que se extiende a personajes puntuales que tienen su efecto protagónico sin pasar desapercibidos. Algo que contribuye a que Logan/Lobezno (nadie se imagina ya el personaje sin el físico de Hugh Jackman) opere como eje invisible y pase más desapercibido con la solvencia que ofrece su personaje cuando efectúa su labor en un segundo plano, como es el caso, y atribuyendo de este modo un carácter de compleja pluralidad a estas nuevas secuelas.
La cuestión vital en ese nuevo episodio era si el regreso de Singer a la saga que le encumbró al olimpo de las adaptaciones superheroicas estaría a la altura de esa elevación de calidad de la propuesta iniciada por el ‘reset’ de Vaughn. Y lo ha logrado con creces, sobre todo en la primera mitad de esta propuesta, sabiendo modular sus ejemplares ‘set-pieces’ con una ecuanimidad que consigue evitar la reiteración de un modo muy sutil y acertado. Singer aprovecha en su beneficio los bucles temporales en serie que sirven para desglosar sus intenciones en la acción dinámica y en el ingenioso interés que despierta ese devenir del desarrollo de los acontecimientos de cada universo paralelo y cómo las acciones impactarán en el presente, así como el desarrollo que concierne a las conexiones por la tolerancia y la evolución humana fundamentadas como emblema de esta franquicia.
‘X-Men: días del futuro pasado’ emerge como una producción metalizada que devuelve esa frialdad ambiental seguida por Singer en sus primeras entregas para respaldar visualmente un guión astuto que, sin llegar a alcanzar un espectáculo total, sí se nutre de ejemplares detalles de eficacia fílmica, sobre todo en sus vistazos al pasado. Es la consecución de un giro en la saga que no traiciona su esencia ‘mainstream’ y permite que el espectador no sólo asista a un lujoso espectáculo lleno de acción, sino a su vez un agradable ejemplo de cine de entretenimiento de gran calidad.
Miguel Á. Refoyo "Refo" © 2014

miércoles, 25 de junio de 2014

Muere el incombustible Elli Wallach

(1915-2014)
Eli Wallach fue uno de los más distinguidos valedores del célebre método Strasberg, aunque a lo largo de su carrera nunca tuviera un protagonismo único de estrella de primera fila que le hiciera valedor de un reconocimiento total en Hollywood. Su talento y esa dirección interpretativa tuvieron su mejor ejemplo en la adaptación de Tennessee Williams llevada al cine por Elia Kazan ‘Baby Doll’, que dejó uno de sus mejores y más recordados papeles. También pasará a la Historia del Cine por el icónico e inolvidable Tuco, el pícaro “Feo” del spaghetti western de Sergio Leone ‘El bueno, el feo y el malo’, de Sergio Leone, papel por el que hoy, un día después de su fallecimiento a los 98 años de edad, casi todo el mundo le ha recordado.
Pero Wallach fue mucho más que un personaje antagónico. Judío y nacido en las entrañas de Brooklyn, a lo largo de su carrera definió su carisma con unos rasgos fisonómicos aptos para interpretar todo tipo de personajes, confiriéndoles una heterogeneidad y fuerza camaleónica que magnificaron su sólida presencia, otorgando una dimensión de calidad a cada rol al que puso rostro. Ahí quedan películas como ‘The Lineup’, de Don Siegel, ‘Los siete magníficos’, de John Sturges, ‘Las flores del diablo’, de Terence Young, ‘Vidas Rebeldes’, de John Huston, el western colectivo ‘La conquista del Oeste’, ‘La bahía de las esmeraldas’, de James Neilson, ‘Lord Jim’, de Richard Brooks, ‘Cómo robar un millón y…’, de William Wyler, ‘Abismo’, de Peter Yates, ‘La noche y la ciudad’, de Irwin Winkler ‘El Padrino III’, de Francis Ford Coppola… Más de ciento cincuenta títulos y trabajos fraguaron su leyenda como un intérprete de oficio. Contaba que rechazó el papel de Maggio al que dio vida Frank Sinatra en ‘De aquí a la eternidad’ por el que ganó un Oscar, pero su premio fue siempre su actitud ante la profesión, en la que ha seguido activo hasta hace un par de años, conservando la voluntad y el carácter reconocidos con el Oscar Honorífico de 2010.
Wallach tuvo un hueco especial para el teatro, desde su debut en 1945 con el drama ‘Skydrift’, hasta su pasión por el Off Broadway con ‘The Scarecrow’, ‘Mademoiselle Colombe’ o representaciones internacionales en funciones de prestigio como ‘Major Barbara’, ‘The Chairs’ o ‘The Cold Wind and the Warm’. Sin renunciar al ámbito televisivo, donde ha aparecido en algunas de las series más recordadas del universo catódico; ‘Batman’, ‘Playhouse 90’, ‘Kojak’, ‘Autopista hacia el cielo’, ‘Se ha escrito un crimen’, ‘Ley y Orden’, ‘Urgencias’…

martes, 24 de junio de 2014

Gene Palma, el batería urbano de 'Taxi Driver'

En ‘Taxi Driver’, de Martin Scorsese, hay un corte de secuencia que incluye una actuación de un hombre en los alrededores de la hoy ya inexistente Cafetería Belmore, tocando la batería con redobles en homenaje a otros grandes nombres del instrumento. Su aspecto es llamativo, es imposible no desubicarse en el recorrido que siguen Travis (Robert De Niro) y Betsy (Cybill Shepherd) en dirección al cine X, el mismo en el que el diálogo tiene como protagonista el disco ‘The Silver Tongued Devil And I’ de Kris Kristofferson. Viste traje, camisa de chorreras y pajarita, lleva la cara pintada de un color negro rojizo y lo que llama poderosamente la atención; la parte superior de su cabeza está teñida de negro, dándole una extraña apariencia brillante, como la cabellera de plástico de un muñeco antiguo. “¡Y ahora un redoble sincopado al estilo de Gene Krupa!” grita al mismo tiempo en que voltea sus baquetas a una velocidad de vértigo.
Su nombre es Gene Palma. Durante los años 70 y principio de los 80 solía verse tocando su tambor cerca de la boca de metro en Sexta Avenida o en la 59th Street, girando sus palillos con un estilo inconfundible, recordando al inigualable Chick Webb. Tras su aparición en ‘Taxi Driver’, incluida por capricho del propio Scorsese, Palma participó, como un cameo 'freak', en el filme de 1980 ‘Hero at large’, de Martin Davidson con John Ritter y Anne Archer. Cuando llegaron los 90, pocos han sido los que han asistido a este peculiar artista callejero. Su extraño talento combinaba la esencia del ‘dowtown’ neoyorquino, con vagabundos reconocibles y la música perdida en las calles de la Gran Manzana.
Palma era uno de esos personajes sinfónicos como lo fueron Flying Rabbi y su piano en Washington Square o Moondog, quien dejaría las calles y los ámbitos nocturnos de Nueva York para triunfar como compositor en Alemania. La red tampoco arroja muchos datos sobre el paradero de Gene Palma. Puede verse rara vez, por distintas esquinas de Nueva York. Apenas existe información respecto a este mítico integrante de la fauna de músicos urbanos de la capital del mundo. Sin embargo, a través de una fugaz aparición en una de las películas más memorables de la historia del cine, quedará en la memoria colectiva cuando uno revise ‘Taxi Driver’.

sábado, 21 de junio de 2014

Verano

Hoy es el primer día de verano.
Concretamente, la estación más calurosa del año ha comenzado a las 12.51 horas del que será uno de los más largos de los últimos siglos. Una de las únicas bondades que trae consigo ese calor obsceno que impregna el ánimo y entumece cualquier iniciativa de dinamismo, ahogando en el sofoco que provoca el abatimiento ambiental, es este tipo de agasajos visuales como el refrescante Calendario FHM de Bikinis 2014.
Disfrutad de la estación. Vosotros que podéis.

viernes, 20 de junio de 2014

El conejo Oswald, precedente del imperio Disney

Todo el mundo, desde su más tierna infancia, reconoce al que es un icono universal como es Mickey Mouse, emblema de la compañía creada por Walt Disney y su dibujo más célebre. Sin embargo, pocos conocen a Oswald, el conejo afortunado. La historia de este conejo que supone, a la vista identificable, las características antropomórficas del citado ratón vincula su nacimiento a la necesidad de los estudios Universal por encontrar un icono que irrumpiera como símbolo y creación del tío Walt.
A finales de los años 20, junto al productor Charles Mintz y >Ub Iwerks. El conejo protagonizó más de una veintena de cortometrajes mudos en blanco y negro y supuso el primer reclamo de un gran estudio para generar una marca y derechos de ‘merchandising’ de un personaje de animación por encima de creaciones mucho más conocidas como Félix el Gato y Koko, the Clown. Su éxito generó que Disney pidiera un aumento de sueldo, algo que Mintz y Universal le negaron.
Tras la marcha de Disney, se contrató al mítico Walter Lantz para proseguir con la triunfal carrera de Oswald hasta bien entrada la década de los 1930, teniendo incluso una aparición en la película ‘The King of Jazz’, producido por Carl Laemmle para Universal, el mismo hombre que despidió a Mintz. Oswald cambiaría el cine por los cómics, primero en manos de DC Comicsdentro de la serie New diversión, luego en New Funnies Dell Comics.
No obstante, Walt Disney ya tenía un generador propio de dólares, un personaje que pasaría a la historia iconográfica de sus estudios, Mickey Mouse emergió como el gran tótem de la animación de la época. En 2006, los estudios Disney recuperaron los derechos de Oswald y fue introducido en el videojuego ‘Epic Mickey’, donde coincidirían las dos creaciones de Walt Disney.

jueves, 19 de junio de 2014

Humanos "multitarea"

Una inteligencia elevada pudo haber comportado un mayor estatus social y, en consecuencia, mejores opciones en la elección de compañero. Ser más listo debió de haber incrementado también las posibilidades de supervivencia, en especial con el desarrollo de la tecnología: los más listos debieron ser asimismo mejores cazadores y recolectores más astutos, y con toda probabilidad debieron cuidar mejor de sus hijos y planificar mejor las cosas. Antes del desarrollo del trabajo especializado, que acompañó a la revolución agrícola del Neolítico, para ser un humano de éxito posiblemente había que ser algo así como un “multitarea”. Es sólo hablar por hablar, pero bien podría haber sido que la fuerza muscular por sí sola no fuera más útil en la antigua Edad de Piedra de lo que lo es hoy.
Michael Hanlon, ‘Diez preguntas’ (Editorial Paidós.2008).

miércoles, 18 de junio de 2014

Mundial 2014 (II): Tradición recuperada

Desde 2008, en la que la selección española de fútbol obtuvo su segunda Eurocopa con aquel mítico gol de Fernando Torres contra la selección alemana, en esta casa seguimos una estúpida tradición que forma parte de la evolución culinaria idiosincrática. Desde el principio de aquélla cita futbolística, hicimos un pacto implícito por pasar el tiempo en forma de liturgia divertida que iba más allá del fútbol, bastante práctica, consistente en disfrutar platos de otras culturas. El reto, como un absurdo sortilegio, tomaba de excusa el fútbol para preparar un plato tradicional o típico del equipo contra el que España fuera a enfrentarse ese día.
Fueron muchas las recetas que fueron pasando por la mesa, mientras veíamos absortos cómo la selección, primero de Luis Aragonés (Eurocopa 2008) y después de Vicente Del Bosque (Mundial 2010 y Eurocopa 2012), iban pasando fases hasta hacerse con títulos imposibles de soñar hace años. Lógicamente, no responde a esta tradición gastronómica el éxito de la selección, sin embargo, este uso no se repitió el pasado viernes en el partido contra Holanda. Ya he comentado en este blog que este Mundial no se afronta con el mismo entusiasmo que anteriores, cuando el desconsuelo de la crisis te golpea tan de cerca y a uno no le quedan ganas de engalanar la casa, de seguir otras usanzas relacionadas con el deporte rey. Nada ha cambiado a ese respecto. No obstante, que nadie piense que me alegro de la dura derrota del otro día, ni que deseo que la selección no continúe el legado de éxitos que lleva perpetuando a lo largo de seis años.
Por eso, nos hemos dicho ¿qué cojones...? Y hemos procedido a recuperar, para propia delectación, aquélla entrañable superstición casera, la de elaborar un plato típico del rival para, de forma metafórica, comérnoslo. A ver si así rompemos ese abultado descalabro del otro día y se puede levantar el perjuicio del desánimo. Si ganamos, seguiremos en la tesitura de cocinar un plato foráneo correspondiente al enemigo deportivo del día. Si perdemos, qué se le va a hacer. Buscaremos otra absurda excusa para transformar aquélla testimonial costumbre en algo más habitual, más alejado de la trivialidad del fútbol y acercándolo a cosas más importantes.
De momento esta tarde, como parte de especial de REFOgones especial Brasil 2014, nos hemos metido entre pecho y espalda un rico chacarero, el sándwich o emparedado que supone uno de los platos más típicos y reconocibles en cuanto a comida rápida de la gastronomía chilena se refiere. Yo estoy con los que piensan que ellos son la verdadera y genuina “Roja” y no nuestro equipo, más proclive a agenciarse modas y designaciones. Que Chile se quede con la nomenclatura, históricamente les pertenece. Que la selección española se preocupe por la victoria… O yo qué sé. Pero el chacarero estaba de muerte.
Y sí, basta ya de deporte. Mañana prometo encauzar esto hacia el cine y otros de esos ámbitos desde el prisma descolocado que lleva perpetuándose una década por este blog.