miércoles, 5 de marzo de 2014

El universo de Wes Anderon, a contracorriente

El próximo día 21 de este mes en curso se estrena la esperada ‘El Gran Hotel Budapest’, la nueva película de ese cineasta iconoclasta a contracorriente que es Wes Anderson. El realizador ha logrado, a lo largo de una filmografía de títulos muy diversos entre sí, crear universo propio parido desde la más absoluta ambigüedad, incapaz de inscribirse en un género concreto, precisamente porque no se ajusta a ningún parámetro analítico, descolocando los criterios que se puedan tener hacia sus películas a priori e incluso después de haberlas visto. Este hecho hace que casi todas sus cintas sean amadas o repudiadas a partes iguales por el sector crítico y por el público.

Su cine responde a un imaginario artístico concreto, de imágenes personalísimas que reflejan una inquietud narrativa delimitada a una necesidad de exorcizar ese universo ‘outsider’ que lleva dentro y de transgredir la canalización alegórica del arte fílmico. El resultado es una obra contradictoria, nada sutil, de hallazgos emocionales que sobrevuelan la melancolía, con un humor extraño que mira al pasado retrotrayendo la rareza a un ámbito de colorido normalizado en un reconocible estilo discordante, que se mueve entre lo filosófico y lo absurdo. Un contante desafío que desformaliza los criterios y modelos estereotipados, experimentando con el cine, con el arte gráfico, con el drama y la comedia, con todo aquello que pueda hacer delimitar sus películas a un cualquier concepto estipulado.
Así es Wes Anderson.
El vídeo pertenece a Nelson Carvajal, un habitual en los enlaces abismales y cuyos trabajos de edición resultan de lo más sugerentes.

lunes, 3 de marzo de 2014

86ª Edición de los Oscar

La noche de la previsibilidad, los ‘selfies’ y la anti-gravedad
Era una noche aparentemente distinta. Se había vendido la idea de la pugna por estos Oscar 2013 iban a estar disputados. Muy justos en todas las apuestas. Pues bien, no fue así. Los premios que antecedieron a esta 86ª edición de los premios de la Academia de Hollywood (sobre todo, los Spirit Awards) señalaban ya no sólo que la película de Steve McQueen podría aguarle la fiesta a la inspiración técnica de Alfonso Cuarón y su fantástica ‘Gravity’, si no que habían marcado las pautas del patrón del palmarés final que se dio en una velada que no pasara precisamente por su brillantez. Aunque hay que reconocer que fue una de esas noches eficaces y entretenidas. Sin mucho que resaltar.
http://www.refoyo.com/weblog/imagenes/Selfie86Oscars.gif
Como en 2007 Ellen DeGeneres pasó por los Oscar como una anfitriona casi silenciosa, haciendo gala de este recato y humor blanco tan políticamente correcto que suele profesar. Una ‘show-woman’ ajena a los montajes de vídeo a los que nos malacostumbró Billy Cristal y que ejerció su cometido más desde el patio de butacas que desde el escenario. Llevada por los tiempos que corren, tiró del maldito tópico 2.0, de las redes sociales y de esa candidez que deja satisfachesos a casi todos, sin entrar en polémicas y jugando con la interacción constante de los invitados. Si hace siete años, cuando debutó en esta labor, ya anticipó esta tendencia dejando que Steven Spielberg le hiciera una foto que dio la vuelta al mundo, continuó con la estrategia y logró que un par de fotos hechas con el móvil a modo de ‘selfies’ provocaran récords multitudinarios e históricos en Twitter. Por cierto, que no fue más que una estrategia de ‘product placement’ y publicidad subliminal al presentar el Samsung Galaxy Note 3 que, dicho sea de paso, hace unas fotos bastante mediocres.
Por lo demás; que si los nominados de su anterior presentación eran los mismos, otra foto aquí, que si ir preguntando a los invitados que qué tal la noche, algún comentario algo fuera de tono sobre la nacionalidad de Barkhad Abdi -‘gag’ sobre la confusión a la que conlleva enmarañar somalí con soumiller (sic)-, el sonriente nominado a mejor actor secundario por ‘Capitán Phillips’ (que dejó de estarlo cuando no ganó), que si pedimos una pizza (Big mumma’s and papa’s), que se vio también muy bien) y la compartimos en plena gala, que si paso el gorro para que los grandes productores pongan algo de pasta… y poco más. Por cierto, que Tom Hanks y Steve Martin ya anticiparon la jugada en la entrega de los Governors Awards (los premios honoríficos, vamos). Ellen sabe ser invisible y ejerció como la silenciosa presentadora que nunca queda mal y que cae bien porque es discreta y eficaz. Y así fue durante toda una noche que, según las previsiones meteorológicas, iba a estar pasada por agua debido a un temporal que asola la costa oeste norteamericana. Finalmente, el tiempo respetó incluso la alfombra roja y todo salió como se esperaba. El tiempo respeta los Oscar mucho más que la Semana Santa andaluza.
Con todo esto, dentro del impresionante Dolby Theatre, se comenzó con un esquema muy definido de los premios. Jared Leto, que rápidamente fue comparado en las redes sociales con el ‘buddy Christ’ de ‘Dogma’, de Kevin Smith por su larga melena, cuidada barba y aire estudiadamente descuidado que le hicieron equipararse a un Jesucristo moderno subió a recoger su merecido galardón por ‘Dallas Buyers Club’, con un rol complejo y muy del gusto de la Academia a la hora de premiar este tipo de personajes de notable transformación física. Su dedicatoria fue a parar a la gente que sufre Ucraina, a los venezolanos (que por primera vez en su historia no tenía cadena nacional para seguir los premios), a todos aquellos que no pudieron ganar la batalla contra el SIDA y a su madre. El yerno y novio perfecto. Es sabido por todos que Jim Carrey se molestó mucho por la violencia que mostraba su película ‘Kick-ass 2’ e incluso se negó a promocionarla, pero esa postura conservadora no fue obstáculo para mezclar cine de animación con un chiste cogido por los pelos sobre drogas. Muy del rasero de Hollywood. Para el corto de animación hizo acto de presencia una de las musas del cine de la edad de Oro de Hollywood, Kim Novak, que salió formando extraña pareja con Mathew McConaughey y descubrió al mundo un espantajo caricaturizado a base de tanto operación de cirugía estética. No fue la única; Liza Minelli y Goldie Hawn también podrían haber metaforizado la antítesis de un rosto animado en jeroles hieráticos y rígidos. Una pena. ‘Frozen: el reino de hielo’ sería la elegida como mejor película de animación del año.
Tras los premios de vestuario y maquillaje (‘El gran gatsby’ y ‘Dallas Buyers Club’ –que sumarían más premios-) salió al escenario Harrison Ford para presentar una terna de nominadas a la mejor película. Las notas de John Williams de ‘Indiana Jones’ fueron un acicate para levantar un poco la nostalgia del personal y reivindicar la figura del héroe, que era el ‘leit motive’ de la noche. Y fue entonces cuando comenzó la cosecha de Oscars por parte de ‘Gravity’, que comenzó con el indiscutible de efectos especiales y que posteriormente acumularía todos los apartados técnicos y musicales (diseño de sonido, montaje de sonido, mejor fotografía, banda sonora original…). Para muchos era la noche de Cuarón y de la película que ha cambiado el signo de la tecnología dentro del Séptimo Arte, pero la noche iba a deparar una sorpresa bastante esperada.
Ellen continuó de forma muy prudente presentando a los invitados encargados de repartir las estatuillas. Todos en España queríamos fervientemente que ‘Aquel no era yo’, de Esteban Crespo, fuera la ganadora en la categoría de corto de ficción. Las previsiones hacían ver que el resultado podía estar muy disputado. Y así fue, porque el danés ‘Helium’ fue el ganador y se destapó como una de las grandes e inesperadas sorpresas de la noche. Habrá que esperar a una séptima nominación patria para acabar con esta maldición. Lo que sí estaba claro era que el corto documental que se llevaba premio era ‘The Lady in Number 6: Music Saved My Life’, cuya protagonista, Alice Herz Sommer, superviviente del holocausto más anciana del mundo, fallecía la semana pasada con 110 años. Una pena que no hubiera podido ver cómo esta inspiradora historia ganaba el Oscar. Una previsión que también se tradujo en el de largo documental ‘20 pasos de la fama’ pudo con el riesgo incómodo de una obra truculenta y articulada en la violencia como ‘The Act of killing’. Los Oscar honoríficos ya no se entregan en directo. Y esto es un error terrible. Así pues vimos a Angela Lansbury, Steve Martin, el diseñador de vestuario Piero Tosi y Angelina Jolie (segundo Oscar en su carrera) recoger el galardón en otra gala previa que se resume en un par de imágenes de cada uno.
La noche seguía la prescripción de lo previsto: ‘La gran belleza’, de Paolo Sorrentino fue el decimocuarto título italiano en recibir este premio. Y sólo este cineasta es capaz de aglutinar en su discurso de agradecimiento al clásico inmortal Federico Fellini y al decadente astro argentino que jugó en el Napolés Diego Armando Maradona. Tyler Perry presentó otras tres películas nominadas sin pena ni gloria, para dar paso a la canción ‘Ordinary Love’, donde U2 ofreció su peor versión con un Bono llegando al falsete involuntario y en una puesta en escena de factura muy pobre. De todos modos, estaba claro que la ganadora en este apartado sería ‘Let It Go’, de ‘Forzen’. Entre otras cosas, porque Idina Menzel sí dejó claro lo que es cantar. Fue Lupita Nyong'o la que abriría el camino de la gloria para ’12 años de esclavitud’. La nueva sensación de Hollywood también era una fija en todas las quinielas e introdujo un discurso de agradecimiento de lo más emotivo. Y señalando que este momento tan especial en la carrera de un intérprete coincidía con su cumpleaños. A la presidenta de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas,Cheryl Boone Isaacs (primera mujer en ocupar este cargo) se le vio poco. Su discurso fue fugaz y muy directo. Un espejo en el que mirarse, la verdad.
A esas horas de la noche que Bill Murray, acompañado de la fantástica Amy Adams, apareciera en el escenario por primera vez en la historia para presentar un premio ya iba siendo motivo de sorpresa y satisfacción. Como debió serlo para la comunidad gay del mundo el hecho de que Ellen DeGeneres presentara a Whoopi Goldberg y ésta a su vez a Pink (reconocidas activistas del movimiento lésbico del famoseo yanqui) para homenajear los 75 años que se cumplen de ‘El Mago de Oz’. Hasta el momento ‘Gravity’ había ganado todos los Oscar en la que había sido nombrada. A pesar de que el diseño de producción no se lo llevó, volvió a la senda del Oscar con el premio a la mejor banda sonora para Stephen Price. Y así, se llegaba a la recta final de estos Oscar, con la falsa incógnita de si ‘Gravity’ sería la gran cinta acaparadora de todos los premios importantes. Y fue cuando Robert de Niro y Penélope Cruz presentaron los Oscar a guiones cuando se empezó a desvelar por dónde irían los tiros del Oscar final. John Ridley se llevó el gato al agua por ‘Doce años de esclavitud’ que, a la postre, sería más que esclarecedor sobre la quiniela final. Por su parte, Spike Jonze obtuvo el de mejor guión original por ‘Her’, de la que habrá crítica abismal esta misma semana.
Sidney Poitier recibió una emotiva ovación acompañado de Angelina Jolie a la hora de presentar el Oscar al mejor director, que fue a parar a Alfonso Cuarón, primer cineasta latino en entrar en la historia de estos elegidos. Su discurso fue perfecto, sin olvidarse de sus socios mexicanos Guillermo del Toro y Alejandro González Iñárritu, su equipo, actores, hijo y madre… Muy entrañable el tono que dictaminó cuando señaló la experiencia transformadora que supuso rodar una cinta tan compleja como es ‘Gravity’. Siete premios para esta cinta que ha revolucionado las técnicas fílmicas marcando un antes y un después. Sólo quedaban tres Oscar que repartir. Y muchos anticipaban que Cuarón volvería a salir una vez más. El señorial Daniel Day Lewis era el encargado de entregar el premio a la mejor actriz a una resplandeciente Cate Blanchett, que no se olvidó de sus contrincantes con delicada educación de una de las mejores actrices del mundo. Jennifer Lawrence se quiso hacer la graciosa y… bueno, esta vez como que no. Y es entonces cuando Matthew McConaughey eliminó cualquier duda de su carisma dentro y fuera de la pantalla; primero, abrazando a Leonardo DiCaprio, su gran rival esta noche y luego proporcionando un discurso que quedará como uno de los más ejemplares en mucho tiempo. Impecable.
Y llegó el instante final de despejar las dudas. Fue Will Smith, paradójicamente el gran triunfador en los anti-Oscar que suponen los ‘Razzies’ este año, el encargado de otorgar el premio a la mejor película de 2013. La noche había estado trufada de presentadores afromericanos, de cantantes, de intérpretes nominados y ganadores, estaba Sidney Poitier… y el niño mimado negro de Hollywood abría el último sobre ¿Cuál era la ganadora? En efecto, ’12 años de esclavitud’ se alzaba con el gran Oscar de la noche. Steve McQueen y Brad Pitt se llevaban el reconocimiento de la Academia dejando a ‘Gravity’ a las puertas de pasar a la Historia. Finalmente estos premios son así y era muy evidente que la cinta sobre la esclavitud venía, desde su estreno, con la vitola de posible ganadora del Oscar ¿Justo? La pregunta es ¿cuándo estos trofeos cinematográficos lo han sido? Aquí lo importante es disfrutar y pasarlo bien. Ellen DeGeneres cumplió, pero como en su anterior cita, sin pena ni gloria. La noche acabó bajo la estricta funcionalidad del reloj. Y dejó un palmarés con este resultado: ‘Gravity’, siete Oscar (director, montaje, efectos visuales, fotografía, banda sonora, edición de sonido y montaje de sonido), ‘12 años de esclavitud’, tres (película, actriz de reparto y guion adaptado), Dallas Buyers Club, tres (actor, actor de reparto y maquillaje), ‘El Gran Gatsby’, dos (vestuario y diseño de producción), ‘Frozen: El reino del hielo’, dos (película de animación y canción original) y, por último ‘Her’ (guion original), ‘Blue Jasmine’ (actriz) y ‘La gran belleza’ (mejor película de habla no inglesa), todas con una estatuilla. Las grandes derrotadas: ‘El lobo de Wall Street’ y ‘La gran estafa americana’, que pese a su acumulación de candidaturas se fue de vacío.
Y esa fue la octogésima sexta edición de los premios de la Academia de Hollywood. Un año más ofreciendo el rostro más glamoroso del cine, el escaparate de los sueños y lo prosaico que resulta todo dentro de un universo que vive de estos saraos tan multitudinarios.
LO MEJOR
- En los Oscar saben que la agilidad se centra en ir eliminando tradiciones ancestrales que van lastrando el ‘timing’ de la gala. Por ello, el discurso de la presidenta de la Academia fue directo y casi fugaz. Aquí, en los Goya (atento González Macho) deberían tomar nota.
- Brad Pitt ¿Qué hay que disfrutar? Pues se disfruta
- Bill Murray, que sí… que está mayor. Pero sabe llevar su vejez de forma estupenda y con buen humor. En su presentación se saltó el guión y recordó a su íntimo amigo Harold Ramis, fallecido recientemente.
- Corinne Bishop, la hija de Jamie Foxx que, como el año pasado, fue un reclamo de belleza que debería ser casi obligatorio cada año.
- El buen rollo que da la canción de Pharrell Williams ‘Happy’, aunque finalmente no consiguiera la estatuilla. Hizo bailar a varias actrices e incluso Meryl Streep hizo un meneo al son de las notas de unos de los artistas de moda.
- Jannifer Lawrence se volvió a caer ¿tropiezo, descuido o postureo?
- Emma Watson, la más bella en la alfombra roja y dentro del descomunal teatro. Y eso que el nivel estaba alto; Charlize Theron, Cate Blanchett, Amy Adams, Jessica Biel, Margot Robbie, Jennifer Garner
- A modo personal, acertar 20 de 24 en la quiniela total de estos premios. Nunca mi porcentaje de aciertos fue tan elevado.
- En la alfombra roja, por parte de la retransmisión de Canal + España, la profesionalidad de Cristina Teva.
LO PEOR
- La moda absurda del ‘photobomb’ (chafarle la foto del posado a la estrella de turno apareciendo de repente a su espalda).
- Se echó de menos algo de humor, menos rigidez en el guión y algún momento que se descuadrara del encorsetado dictado que rigió la gala.
- Los gallos de Bono cantando ‘Ordinary Love’, de la película ‘Mandela. Del mito al hombre’, evidenciando una falta de calidad asombrosa para tan magno grupo histórico.
- El año pasado nos colaron a Barbra Streisand con su ‘The Way We Were’ un poco metido en la gala con calzador. Reiterando usos, Bette Milder cantó ‘Wind Beneath My Wings’ en el video homenaje a los fallecidos.
- Que en los premios a mejor animación no aparecieran los minions. Lógico, por otra parte, si atendemos a que ganó ‘Frozen: El reino de hielo’, de la factoría Disney.
- La falta de vídeos con montajes humorísticos y cinematográficos que se han echado de menos como en anteriores ediciones.
- De nuevo, el pelo (y ya las operaciones faciales) de John Travolta. Y para colmo, ahora se equivoca cuando tiene que pronunciar sólo un nombre: Idina Menzel.
- Jennifer Lawrence ha pasado a ser la nueva novia de América a una presumida princesita a la que se le han subido mucho los humos. O al menos, su presentación del Oscar al mejor actor así lo dejó claro.
- Por extraño que parezca, la espantosa realización de ABC, tan correcta siempre cuando se trata de ofrecer el show al mundo.
- Rostros desfigurados por las operaciones. Kim Novak, el ejemplo más escandaloso que, a golpe de bisturí, parece Roy L. ”Rocky” Dennis, el personaje de ‘Máscara’, de Peter Bogdanovich y casi no puede ni articular palabra. Goldie Hawn tampoco le fue a la zaga. Por el contrario, actrices como Sally Field y Glenn Close saben describir la dignidad del paso de los años con honestidad y belleza natural.
- Que ya no vimos en la primera fila a nuestro Jack Nicholson, un fijo de estos premios, que se ha apartado de la profesión y la actividad social debido al Alzheimer.
- En Canal + que Tony Garrido (excesivamente circunspecto) y sus invitados hicieran casi el vacío a la pobre Alexandra Jiménez, que incluso reclamó un poco de participación dentro de la presentación por la abusiva atención que recibía Twitter dentro de la retransmisión. La respuesta que recibió: “ábrete uno”.
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jueves, 27 de febrero de 2014

La metamorfosis del escudo de Warner Bros.

Una de las páginas más trascendentales y maravillosas dedicadas al arte de los títulos de créditos, de los encabezamientos de los films a lo largo de su historia, es ‘The Movie Titles Collection’, una enciclopedia en la que invertir el tiempo descubriendo, a través de su estructuración por décadas, la creatividad y el talento que esconden esos créditos que delimitan la diferencia entre la enumeración del equipo humano que compone una película y la sensación de expectación recreada con primoroso ensalzamiento más allá que el puro estilo promocional.
Uno de los logos que más ha ido evolucionando a lo largo de la historia ha sido el de la gran ‘major’ Warner Bros. El responsable de esta magnífica base de datos ilustrada es Christian Annyas, que ha empleado cinco años acumulando los logos de esta gran productora con la intención de ofrecer uno de sus minimalistas estudios sobre la progresiva metamorfosis que ha ido sufriendo ese escudo con las siglas WB en su interior. El resultado es asombroso; trece logos principales diferentes y más doscientas variaciones que han ido moldeando el logo actual. En el recuerdo, aquella modernización de mediados de los 60 cuando la compañía se renombró como Warner Bros - Seven Art o el memorable rediseño que creó el genial Saul Bass y que encabeza este post.
Aquí el estudio completo y acceso a una página de inmensa valía.

miércoles, 26 de febrero de 2014

El mundo de la guitarra llora la muerte de Paco de Lucía

Referente internacional y embajador de la guitarra flamenca de todos los tiempos, Paco de Lucía ha sido uno de los precursores de la innovación experimental, de la fusión como estilo arraigado a las raíces de una maestría que bebía de fuentes como Sabicas o Mario Escudero y se empecinó en su romántica idea de que el guitarrista nace con el único objetivo de progresar sin necesidad de ajustarse a la teoría, dando así rienda suelta a la imaginación. Nunca aprendió solfeo, lo que no le impidió llevar su duende por todos los escenarios del mundo y ser considerado como uno de los más grandes maestros de la historia del instrumento de cuerda. Su perfeccionamiento y pasión por el flamenco alcanzó su zenit acompañado de otro genio como Camarón de la Isla, otorgando una combinación de soberbia armonía, dejando diez discos inolvidables y huella en los fastos del flamenco. Posteriormente, la obra de Paco de Lucía está trufada de varias obras maestras y discos de inabarcable excelencia.
Un guitarrista de copiosa calidad e destreza, de punteos y habilidad para la pulsación sonora y los arpegios, que creó estructuras melódicas y rítmicas capaces de conceden un dominio superior en el arte de la guitarra entendida como un instrumento de concierto, con vida propia. A él le debemos su popularización, su exportación a un mundo que supo reconocer el virtuosismo y personal estilo definido en el vigoroso don armónico que poseía. Un artista pleno de talento que supo fusionar su música con otros géneros ajenos al flamenco como el jazz, el rock y otras variantes musicales. Un hecho que, si bien siempre levantó las suspicacias entre los más ortodoxos, impuso una visión global de la perspectiva transformadora de Paco De Lucía, convirtiéndole en un revolucionario de la guitarra, sin renunciar nunca a la tradición y raigambre flamenca. La inspiración se ha apagado y ha dejado en silencio esa emoción que, a través de su guitarra, este algecireño que forjó un mito imposible de superar.
DEP, maestro.

martes, 25 de febrero de 2014

Harold Ramis: nos deja una gran figura de la comedia

(1944-2014)
Fue uno de los mayores artífices de la comedia norteamericana de los años 80, escritor y director influyente de una generación que es la base del género que hoy conocemos dentro de las parcelas cinematográfica y televisiva. Harold Ramis nos ha dejado con 69 años, víctima de una vasculitis inflamatoria autoinmune. En su camino, que todavía tenía muchas sorpresas que ofrecer, deja la maestría de creaciones inolvidables pobladas por ese tipo de personajes indelebles que superaban el estereotipo del perdedor a base de carcajadas, caracterizando una negativa a aceptar cualquier tipo de reglas, rebeldes destinados al fracaso, pero sin perder de vista esa idea romántica de la transgresión y el divertimento que supone jugar con reglas propias y no con las impuestas. Ése podía ser el paradigma de los antihéroes creados por Ramis.
Como actor, se convirtió en una rostro identificable a mediados de los 70 gracias a sus apariciones dentro programas de variedades legendarios como ‘The National Lampoon Show’, con John Belushi, Gilda Radner y su amigo Bill Murray (a la postre figuras de primer orden en el Saturday Night Live) o Second City TV (SCTV), pero además, a una columna de la revista Playboy titulada ‘Party Jokes’, donde ya sugería un talento fuera de lo común para sutilizar la comedia hasta límites hilarantes e inteligentes. Lo demostraría como guionista de la revolución genérica de finales de los 70 y principios de los 80, con comedias que marcaron una época ubicada en esa melancolía del viaje iniciático al mundo adulto a golpe de buena juerga excesiva y caótica; de su imaginación emergieron ‘Desmadre a la americana’, ‘Los incorregibles albóndigas’ o ‘El club de los chalados’. Y, por supuesto, el ‘El pelotón chiflado’, cinta que encumbraría a Murray y que él mismo coescribiría con Len Blum y Daniel Goldberg. Un punto de inflexión como lanzamiento interpretativo a Hollywood. Aunque como actor, saltaría a la fama dando vida al Dr. Egon Spengler, uno de los componentes de la antológica película de Ivan Reitman ‘Los Cazafantasmas’ (cinta que también escribió junto a Dan Aykroyd y Rick Moranis), saga a la que estuvo unido hasta el final, ya que desde hace años se especuló con el regreso de su personaje junto a los doctores Peter Venkman (Murray) y Raymond Stantz (Aykroyd). Ya nunca será posible esta ansiada recuperación del mito del fantástico ochentero.
Mientras que sus compañeros de reparto, con Murray a la cabeza, se consolidaron como estrellas de la comedia de aquella añorada década, Ramis prefirió dejar a un lado su faceta actoral para dedicarse de pleno a escribir comedias como ‘Regreso a la escuela’, con Rodney Dangerfield (humorista con el que colaboró en varias ocasiones) y ya instarurado como director, con ‘Club Paraíso’ y una comedia que marcaría su trayectoria como cineasta, ‘Atrapado en el tiempo’, infravalorada comedia que supone la mejor muestra de sus dotes como escritor y cineasta y que hoy puede ser considerada tanto como una obra de culto como su mejor filme. Su trayectoría seguiría con ‘Rescate familiar’ y con otras cintas muy valorables como ‘Mis dobles, mi mujer y yo’ o ‘Una terapia peligrosa’, pero que dejarían paso a un cierto declive que llevarían a firmar obras del calado de ‘Al diablo con el diablo’ (plagado de momento de puro absurdo), ‘Otra terapia peligrosa ¡Recaída total!’, ‘La cosecha de hielo’ o ‘Año uno’. Sus últimos trabajos como realizador se produjeron en la comedia televisiva de la NBC ‘The Office’. Como actor intervino, siempre como secundario de lujo, en películas como ‘Un asunto de amor’, ‘Mejor... imposible’, ‘Orange County’, ‘Lío embarazoso’ o ‘Dewey Cox: una vida larga y dura’.
Harold Ramis pasará a la historia del cine como un reestructurador de un género en el que irrumpió con una fuerza comercial sin la que el cine de los 80 no hubiera dado el giro necesario que provocó que la comedia también entrara en los cánones del ‘blockbuster’. “Supe que no iba  a ser un actor cómico de altura cuando coincidí en un escenario con John Belushi por primera vez. Lo mío iría por otros derroteros vinculados a la comedia”, dijo en 1999. Su aportación deja una importante herencia como ejemplar carrera dedicada a este género, surtido de instantes mágicos, alguna obra maestra y la sensación de que ha sido vital para dotar a aquel seminal ‘gross-out comedy’ de un carisma necesario para que sentido cómico adquiriera un humor desinhibido e iconoclasta. Echaremos de memos a Ramis y viviremos con el estigma de si se hubiera producido la improbable ilusión de millones de fans que anhelaban el regreso de ‘Los Cazafantasmas’. Nunca lo sabremos.

lunes, 24 de febrero de 2014

Exhumed Movies, la proeza de un fanzine imprescindible

Este fin de semana que ha quedado atrás se celebró en Salamanca la I Muestra de Cine Oscuro, Maldito y de Culto organizado por los titanes que llevan a cabo esa publicación especializada en género fantástico, terror, serie B, Z y cine clásico que es Exhumed Movies. En ella pudimos compartir esa pasión común por unos géneros (en esta velada cine español y cine italiano) que contienen en su intrahistoria narraciones catedralicias más allá de los títulos de serie B de los que se nutre, encontrando además híbridos y títulos indefinibles que no sólo hay respetar o estudiar, sino reverenciar por su contribución a un género de variantes de un valor irrefutable como obras de arte. Desde Claudio Guerín, con una joya sepultada en la memoria de nuestra filmografía como es ‘La campana del Infierno’, pasando por la obra maestra absoluta que supone ‘La semana del asesino’, de Eloy de la Iglesia hasta llegar a esa película maldita y encantadoramente perversa que es ‘No profanar el sueño de los muertos’, de Jorge Grau. Por si fuera poco, tuvimos el honor de abrir esta iniciativa con nuestro cortometraje ‘3665’, aunque a priori un poco desubicado, conquistó tanto a los organizadores como al público que quiso compartir estos dos días de cine ‘fantastique’.
El segundo día, se abrió la jornada con el pase del corto ‘Procrastinator, un cuento asombroso’, de Marta Rodríguez y Nacho Carrero y seguidamente tocaba sobrealimentación de cine italiano, de esa magia colectiva tan mediterránea que entregaron una gran variedad de subgéneros con unos parámetros estilísticos y argumentales que bien mostraron los títulos elegidos; esa pieza que es ya un clásico ‘grindhouse’ meridional como es ‘Gomia, temor en el mar Egeo’, del inefable Joe D'Amato, ‘El más allá’, del siempre referente y psicotrónico Lucio Fulci y para acabar la noche un pase modélico de la magnífica carnicería ‘Bahía de sangre’, del mítico y maestro de maestros Mario Bava. En el fragor de los estilemas del género y convocando el espíritu más gamberro, la noche se cerró ya de madrugada con ‘Caníbal feroz’, de Umberto Lenzi, con una gozosa sesión que fue apoyada por divertidos gritos y haciendo de esta muestra el objetivo para la que ha sido instaurada: un cónclave ineludible donde aficionados al género y descubridores de reliquias cinematográficas se identifican en una noche en la compartir filias, reverenciar a los grandes maestros olvidados y, por qué no, beberse unas cervezas en una atmósfera de plena satisfacción.
Y ése es el mayor logro de esta muestra que debe y tiene que tener continuidad, porque a pesar de que el público fluctuó dependiendo de la hora, la película y de que el ambiente general no fuera todo lo multitudinario que sus responsables hubieran querido, fue un éxito estimulante para los que compartimos ese espacio alternativo de cultura que fomentan los chicos de Almargen. Los principios siempre son duros, pero lo cierto es que esta gente ha trabajado duro para sacar este sueño adelante. Y a buen seguro que en un breve periodo de tiempo, esta cita será inexcusable. Con toda certeza.
Centrándonos en el génesis de todo esto, Exhumed Movies es una cuidadísima publicación que en un par de años y con sólo seis números se ha convertido en todo un referente en nuestro país. José Antonio Diego, Javier Castellanos y Jesús Lopera “Sito” son los creadores de esta revista (en realidad un lustroso fanzine) que recopila lujosos análisis sobre obras de la historiografía fílmica menos conocida, acaparando géneros identificativos y de gran vigor estético, sumergiéndose en estos movimientos fílmicos donde la innovación, los arquetipos y las obsesiones artísticas confluyen en películas ocultas que contienen en su savia algunos de los pilares del cine moderno. En ella se encuentran todo tipo de mestizajes y apogeos de una época donde el séptimo arte ofrecía productos que, en la globalidad cinematográfica, han marcado un signo mucho más trascendente del que se suele tener en cuenta. Un cine en el que abundan mitos e iconos que cuentan con seguidores en todo el mundo, mientras la gran mayoría desconoce su importancia. Sus textos, de mano de un grupo de colaboradores muy versados en el tema, articulan desde la pasión y el amor al cine, auténticas ofrendas de una valía fundamentada sobre todo en el discernimiento de una vocación genérica orientada hacia los subgéneros mediterráneos.
Ese cine oscuro y maldito al que aluden en sus magníficas portadas invocan ese universo con fondo abisal que congrega erotismo, violencia, terror, fantástico, ‘giallo’, ‘fumetti’, género negro y ‘poliziesco’, ‘euro spy’, ‘spaguetti western’, ‘gore’, ‘splatter’, ‘softcore’, ‘mondo’… (entre muchos otros géneros) con una profundidad arqueológica digna de elogio. ‘Exhumed Movies’ es, con mucho, una de las mejores publicaciones de cine que se pueden encontrar en el apagado panorama nacional. Tanto es así que sus primeros números descatalogados se venden en el mercado virtual por un precio que supera diez veces el original, lo que les convierte, a su vez, en una gratificante anomalía de culto dentro del sector.
Un contenido que el aficionado de esta tipología de cine no debe perderse, pues en sus páginas encontrará auténticas joyas de esa mitología a descubrir y a reivindicar, como hace esta gente impetuosa que ha sido capaz de construir un nombre de prestigio en el desusado y nostálgico mundo del fanzine escrito dentro de la era 2.0. Toda una proeza.

miércoles, 19 de febrero de 2014

El arte antropomorfista de Boris Artzybasheff

El antropomorfismo fue considerado como una práctica introducida dentro de la psicología y la zoología por parte de George Henry Lewes como doctrina o conjunto de creencias que se ocupa de interpretar o asignar características, formas u otras peculiaridades relativas a la morfología humana a organismos inanimados, principalmente en la literatura científica o fantástica. Sin esa identificación corpórea o especulativa, no existirían muchas de las más grandes fábulas de la historia transmitidas como legado del fantástico. Incluso mitologías antiguas y religiones, incluida la católica, invocan esas figuras sacras otorgándoles formas humanas.
Lo cierto es que, más allá de las teorías existencialistas apegadas a esta corriente, tras el estudio del arqueólogo Steven Mithen, los artistas han seguido imaginando esa conceptualización humanoide a otros objetos rutinarios o no humanos. El ilustrador ruso Boris Artzybasheff emigró a Estados Unidos y en la décadas de los 50 y 60 se hizo un hueco como un personal artista que centró gran parte de su carrera en esa fusión antropomórfica con maquinaria de toda índole; fábricas, vehículos, electrodomésticos, etc… Incluso logró atribuir personalidad física a conceptos psicológicos. El resultado dio como consecuencia una mezcla bizarra de locura y pesadilla. Sus creaciones muestran una anti-lógica de los cuerpos, donde mecanismos corpóreamente humanos se afanan con una determinación precisa componiendo la metáfora de la perfección en cuanto a la creación de cualquier producto. Máquinas construyendo máquinas, híbridos inquietantes establecen un arquetipo de eficacia absoluta.
Artzybasheff, además de por estas creaciones, adquirió cierta fama por dedicarse también a la sátira política. Su obra, tan fascinante como estrambótica, fue incluso utilizada en varias portadas de la célebre revista TIME.
Una gran muestra de su enorme talento, es este Flickr recopilado por James Vaughan titulado ‘Boris Artzybasheff… The Art of’.

lunes, 17 de febrero de 2014

All Star Nueva Orleans 2014: La pachanga de la permisividad, el espectáculo Globetrotter y los récords

Precisamente, hace diez días se cumplían 26 años de un momento que marcaría nuestras vidas. El 7 de febrero de 1988 se producía un acontecimiento cósmico. Se trata de aquel ya lejano All Star que se disputó en Chicago y que irrumpió provocando dos situaciones trascendentales: la reafirmación de que Michael Jordan iba a ser un emisario de instantes de felicidad plena delante de un televisor y que aquel evento se retransmitiera por primera vez en España. Fue el año del concurso de mates en el que Dominque Wilkins mereció ganar a su majestad MJ23 y cuando Larry Bird levantó el brazo sabiéndose ganador con un solo punto ante el rostro incrédulo de Dale Ellis en un concurso de triples memorable. La NBA ha cambiado mucho. Ahora se juega mucho con el físico, los jugadores son más contundentes, pero la diferencia es que todo se reduce a una tendencia casi obsesiva al contraataque. Se meten muchos más puntos porque las defensas no se cuidan tanto como antes, hay muchísimas faltas personales y pese a lo estético, ya no es tan heroico. Cuando aquel tránsito se desvaneció con el lógico paso de los años, la NBA se volvió menos fluida y cambiaron reglas, como la regla de los tres segundos defensivos. Precisamente por eso. O el controvertido 'hand-checking rule' (lo del juego lejos del aro limitando el contacto del defensa). La evolución del juego ha ido claramente hacia una obsesión de efectividad ofensiva del equipo, con mucho 'pick-and-roll' y demás... Todo evoluciona y hay que reconocer que sigue siendo igual de apasionante. La nostalgia puede con todo. En cualquier caso, la NBA sigue siendo un deporte absolutamente fascinante, más allá de que se llame baloncesto o se adjetive de cualquier modo.
El partido de ayer en el Smoothie King Center Nueva Orleans poco tuvo que ver con aquellas reivindicativas noches de baloncesto de antaño. No existió el juego colectivo, ni el desafío de un encuentro disputado. La desidia defensiva provocó todo tipo de lucimientos e individualidades, a lo Globetrotter, sin ningún sentido de la competición más allá de ir sumando puntos de forma ingente. De entrada, se vio que la actitud iba a ser el constante ir y venir de mates consentidos, con ‘alley oops’ de todas las clases y condiciones o de triples sin oposición. En definitiva, una pachanga que apostaba por el show espectacular y lucimientos varios. Los primeros en acaparar la atención fueron Blake Griffin y Carmelo Anthony, que hacían lo que querían en ambos bandos; uno a base filigranas y el otro hinchándose a meter puntos desde el exterior. LeBron James robaba balones y ejerció de saltimbanqui ante un Oeste que no encontró el liderazgo de Durant hasta bien entrado el partido. Era Griffin el que parecía que iba a dinamitar cualquier marca anotación, ya que en el tercer cuarto estaba con 38, a cuatro de establecer el récord individual en esta velada baloncestística que sigue ostentando el mítico Wilt Chamberlain con 42 en 1962. Griffin se quedó en esa anotación, Kevin Durant le igualaría una vez finalizado el partido.
Pese a que la permisividad era total, hubo alternancia en las ventajas del marcador, aunque en la segunda parte el combinado del Oeste apretó las tuercas y lograron abrir brecha en el luminoso. Sin embargo, un invitado sorpresa empezó a hacer acto de presencia entre tanta megaestrella; Kyrie Irving, de forma discreta fue determinando con su actuación ese final apretado que acabó con los números dilatados hasta destrozar todos los récords de anotación. El jugador de los Cavs, con sólo tres años en la NBA y 21 años, hizo una segunda parte de segunda parte de 24 puntos. Acabó con 31 puntos, 14 asistencias y 5 rebotes, destacando ese porcentaje de 14 de 17 en tiros de campo. Obviamente, se llevó el MVP de calle. También brillaron (o ecnhufaron puntos, por decirlo de alguna forma) Paul George con (18 puntos), Kevin Love (13 puntos) o en menor medida Stephen Curry (que debutó en un All-Star Game con 12 puntos) o el MVP del año pasado, Chris Paul con 11 puntos y 13 asistencias.
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Finalmente la cosa acabó 163-155 para la Conferencia 318 puntos entre ambos equipos, un récord que se estableció en 1987, cuando Tom Chambers obtuvo el MVP en Seattle y, tras una prórroga, los combinados de ambas conferencias saldaron el partido con 303 puntos (154-149). Se ha escrito que fue el All Star del relevo generacional en la NBA, pero todos recordaremos este partido no por el juego, ni siquiera por Irving, sino por otros aspectos más prosaicos como que fue el primer All Star en el que los dos equipos jugaron con la controvertida camisetas con mangas o que Violet Palmer se convirtiera en la primera mujer que arbitra uno de estos partidos en toda la historia. También que Trombone Shorty, Doctor John, Gary Clark Jr., Janelle Monaec y Earth, Wind and Fire pusieron una de las mejores actuaciones en el ‘half time’, muy por encima de los que se gastan en la Superbowl y que congregó el genuino saber de los clásicos del soul. Para algo estaban en Nueva Orleans. Por lo demás, otro partido de cara a la galería que demuestra que, definitivamente, los tiempos han cambiado. No para mal, por supuesto. Todo evoluciona y la NBA y este tipo de acontecimientos estelares no iban a ser una excepción.

Al filo de los 40...

Otro año más. Miras hacia atrás y ves un abismo desde esta edad. Todo lo que has pasado, todo lo que has vivido. Todo lo que soñaste ser y no has conseguido. Todo lo que sí tienes y te hace feliz todos los días de tu vida. Todo lo que está por llegar… 39 son muchos. O no... Al filo de esa edad tan cabrona que son los 40. Hasta que llega nunca lo hemos pensado. Pero... Los 40? ¿Y qué? En el albur de la veteranía, de un punto de no retorno, me sigo reconociendo en aquel niño que soñaba con seguir jugando siempre, en vivir el mundo como una aventura, en pensar que los problemas siguen siendo cosas de mayores, aunque cada día sean como un virus que intenta infectarme y contra el que parece que tengo el antídoto en el pensamiento infantil e inocente de que, por muy mal que vaya todo, siempre hay un motivo para sonreír. No hay motivo para sentirse mayor. Y no querer serlo. Un cumpleaños es un trámite absurdo.
Es el desprejuicio de la intrascendencia del tránsito del crecer, de escapar al pensamiento de cumplir años, uno tiene que afrontar ese día en el que vitalizar tu existencia con la experiencia, con la necesidad de saber que, por mucho que pasen los años, sientes que el tiempo es un aliado. Nunca un enemigo. Cuando necesitas reafirmar que la diversión en esta vida lo es todo, que la vitalidad reside en un pacto interior contigo mismo, cuando las ganas de vivir se traduce en disfrutar la vida como si fuera el último día. Cuando logras huir de todo ese rollo de que el ciclo vital está asociado a aspectos normativos y no-normativos que inciden en la persona (físicos, psicológicos y sociales) que te obligan a atender este trance de cumplir años para afrontar el natural proceso de envejecimiento, es que respondes a una madurez que ye empieza a abrazar como un fantasma acaparador. Y no. Por ahí no va el camino. Entonces es cuando te miras al espejo y te dices ¿qué cojones? Llevo años diciendo: “la vida es como un globo de fiesta lleno de helio abandonado en el techo que se va vaciando hasta que cae”. Y con eso queda claro que hay que disfrutar de esta vida que llamamos drama. La vida que no va como querríamos, vale, pero hay que tomarla como la fiesta a la que estamos invitados. Los cobardes son los que se esconden bajo las normas. Y nosotros no somos así. Al menos yo. ¿39? Quiero los 40, los 50, los 60 y saber que puedo hacer que mi estancia aquí me pertenezca y hacer de ella un álbum de fotos de momentos inmensos.
Soy de los que piensan que hay que seguir luchando contra viento y marea. Todo está jodido. Y os lo puedo contar. Y gente cercana aún con más motivos. Pero hay que mantenerse en pie y reírse del destino con una cerveza en la mano. Y sí, perderemos la ilusión. Pero lo bonito de esta vida es recuperarla y sentir que las ganas de vivir con más fuerza no nos la quita ni Dios. Sólo hay un secreto para ello: aprovechar cada instante. Hay que vivir. Y cuando puedas, intentar ser feliz. Si no, no hay trucos de eterna juventud que valgan. El único enigma es seguir manteniendo intactas las ganas de seguir jugando es crérselo. Así que, a disfrutar. Un año más. Y la vida es demasiado corta, por lo que uno no tiene más remedio que mirar al desapacible futuro y mantener lo poco que queda de ilusión lo más intacta posible, procurando sobrevivir como uno bien pueda y seguir en pie sin renunciar a ello. Si uno no intenta ser feliz con lo poco se tiene, ha perdido la batalla. Si tienes gente que cree en ti y está a tu lado, lo tienes todo para poder ganar esa pugna. Y hay que seguir luchando. Por lo tanto, bebamos y miremos al futuro desafiándole. Con esa sonrisa cínica, mostrando que somos jóvenes. Aunque tengamos 90 años. Somos unos críos que aún creen en un mundo mejor. Aunque nos lo estén robando. Si no mantenemos esa actitud, mal.
Y mañana, resaca. Sobre todo de BALONCESTO. Qué recuerdos que este día coincida con esta noche de espectáculo deportivo.
El año que viene 40… Y a seguir siendo un niño como el de la foto que encabeza este texto. Ahí está el truco.

sábado, 15 de febrero de 2014

La Olimpiadas del Sexo en Sochi

Son 2.800 participantes los que compiten en los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi 2014. La noticia, tristemente, no son los logros deportivos de estos atletas. La noticia ha sido que se han repartido 100.000 preservativos, como parte de una campaña contra el SIDA. Ya se sabe que en este tipo de competiciones globales las feromonas se disparan y cualquier sitio es bueno para escapar al estrés competitivo y conocer y explorar otras culturas a través de relaciones sexuales de lo más ecuménicas. Eso es lo que nos han querido vender siempre o lo que realmente sucede. En los Juegos Olímpico hay un sobre exceso de sexo. Uno se imagina auténticas orgías o gran variedad de movimientos sicalíptico dentro de estos espacios con deportistas batiendo otro tipo de marcas y récords más allá de las pistas.
Esos 100.000 condones ofrecen una cuenta reveladora; cada deportista tendría que usar más de dos al día para cubrir el cupo. Desde el Comité Olímpico Internacional (COI) se escudan en que en estos grandes eventos existe una intensa actividad sexual en la villa olímpica y hay que prevenir. The Onion ha recreado, aprovechando la coyuntura, el divertido supuesto: ¿Cómo utilizan los atletas tanto preservativo? ¿Les da tiempo gastar esta cantidad ingente de profilático? Para agotarlos, tendrían que estar copulando en dormitorios, restaurantes y gimnasios incluso en centros comerciales a lo largo del día para dar rienda suelta a sus instintos más básicos en un exceso de concupiscencia casi abusivo.
El resultado es uno de los vídeos más cómicos de este mes.