lunes, 13 de febrero de 2006

Review 'Memorias de una geisha'

Insulso folletín nipón
Rob Marshall adapta, desde la complaciente fascinación occidental a la cultura japonesa, el ‘best seller’ de Arthur Golden con un producto sin alma ni brío.
‘Memorias de una Geisha’ responde, de entrada, mucho más a la pretenciosa fascinación occidental sobre Oriente que a una propuesta seria de profundización en la cultura japonesa arraigada a uno de sus más tradicionales símbolos como es la geisha y toda su tortuosa y fascinante idiosincrasia. La principal traba estriba en el mismo denuedo sentimentaloide del ‘best seller’ de Arthur Golden, que contiene dentro de su prosaica y adjetivizada retórica un espíritu exótico que aspira a cotas mucho más elevadas de lo que en realidad ofrece. Un efecto involuntario que, inesperadamente, ha sido adaptado a la gran pantalla con conseguida perfección. Tanto la novela como la película definen sus términos artísticos en la insipidez de lo fácil, en una historia lineal y folletinesca que pretende empatizar con el lector/espectador por medio del drama trágico, con una disposición sucesiva de los elementos melodramáticos en pos de sensiblería que acaba, por lógica, cayendo en el tedio del más rústico culebrón.
Por supuesto, en este tipo de producciones, como en la prefabricación literaria de ‘best sellers’ lo comercial está por encima de lo artístico, por lo que la película de Rob Marshall no escatima al ostentar un aparatoso diseño de producción que propugne un efecto de belleza cautivadora, de ejecución plástica y técnica, donde cada objeto sea vistoso, ejerciendo en sus líneas una fascinación preciosista en la perspectiva que tiene un extranjero por la cultura nipona. Pero el gran problema de ‘Memorias de una geisha’ no reside en este ambicioso y cuidado despliegue visual y decorativo de artificiosidad edulcorada, sino en su designio y propuesta narrativa, subordinada a dar preeminencia al infortunado drama y a una historia de amor que mitiga sus aspectos más desagradables para llevar, paulatinamente, al espectador a un insufrible y previsible ‘happy end’.
Bajo la batuta del director de 'Chicago' se esconde un alarde de estilo, que infunde un halo de astuto ardid donde Marshall intenta imitar, sin mucho lucimiento, la narrativa clásica oriental, con un minucioso recorrido por las coordenadas filosóficas y estéticas del mundo japonés, subrayando la delicadeza ornamental de peinados, tradiciones, habitáculos, rituales y ceremonias sociales de un código normativo muy estricto y férreo, el de las sometidas geishas. Pero lo lleva a cabo sin el hipnotismo y el sortilegio de un mundo arcaico y tradicional donde las contradicciones, sutilezas y la arcana reputación de esta mujer de compañía que perfila Goldman en su mediocre novela, como en la biografía de Mineko Iwasaki o el ‘Geisha’, de Liza Dalby, otras dos muestras de libros dedicados a la seducción de esta figura oriental.
Marshall, además, muestra el entorno social de las geishas desde una perspectiva contagiada por un falso propósito docente y didáctico de refinada pulcritud. Así, no se repara en reiterar varias veces que una ‘okiya’ es la casa de aprendizaje de las geishas, que un ‘danna’ es un protector que las mantengan, que las ‘maikos’ son aprendices y sus hermanas mayores son ‘o-nêsan’, a las que acompañaban a las casas de té. Por supuesto, tampoco falta la ilustración de las partes de un kimono o que la música que tocan las geishas sale de un ‘shamisen’. Todo ello, sin perder la voluntad de edulcorar la vida de unas mujeres que no eran dueñas de su destino.
Narrada con una ampulosa voz en off, ‘Memorias de una geisha’, es el tortuoso recorrido por la vida de Chiyo, una pobre e inocente niña que es vendida junto a su hermana al señor Tanaka, que no duda en separarlas y entregarla a la jefa de una casa de geishas de Gion donde, por supuesto, será maltratada y esclavizada por la hermosa y altiva Hatsumono, una geisha que la envidiará desde el principio. Una vida donde el dolor y la humillación harán la vida imposible de Chiyo hasta que conozca al Presidente, un apuesto hombre que marcará el destino de la pequeña. Gracias a Mameha, que la sacará del okiya, la joven, bajo el nombre de Sayuri, se convertirá en la geisha más deseada del Japón prebélico. En este periplo, la complejidad y el arte que guarda la preparación de una geisha queda en un segundo término ante el enamoramiento de Chiyo por un hombre que le dobla la edad. Tanto, que desdeña a su hermana, a la que se elimina de la historia a las primeras de cambio. La historia de envidias y celos de Hatsumono, el obligado flirteo con Nobu, la puja por su virginidad (‘mizuage’) o un fugaz lapso donde irrumpe la II Guerra Mundial serán los alicientes de una historia que se va consumiendo progresivamente hasta extinguir cualquier tipo de interés.
En este decaimiento, donde sólo destacan la soberbia partitura de un John Williams colosal (que ha compuesto uno de sus mejores ‘scores’ de los últimos años) y la enfatizada fotografía de Dion Beebe, ni siquiera Zhang Ziyi, Ken Watanabe, Michelle Yeoh o Gong Li parecen lucir en un conjunto de imágenes desprovistas de alma y de todo significado. ‘Memorias de una geisha’ no es más que un acercamiento turístico, de soslayo, por un mundo que distingue a las geishas, mujeres cuya divinidad era vendida en una especie de subasta al servicio de hombres a los que servían como amantes y que no alcanzaban jamás el estatus de esposa y las ‘oiran’, lo que se tiene entendido en el mundo como prostituta.. Y en este periplo queda la impostura comedida del guionista Robin Swicord, que aporta un par de elipsis con las que la cinta hubiera dado un mayor dramatismo a la ya de por sí depauperada visión de un optimista Marshall respecto a la dura vida de Sayuri; en el momento en que ésta entrega su ‘mizuage’ al Doctor Cangrejo y la amargura de un conflicto bélico que acaba con el concepto de geisha tradicional, por el que se pasa casi de puntillas. Una cinta de torpe superficialidad en la que ni siquiera lucen un par de rácanas coreografías rodadas por un experto como es Marshall.
‘Memorias de una geisha’ es, en definitiva, como un fastuoso ‘ukiyo-e’, las pinturas del mundo flotante, grabados xilográficos japoneses que sirvieron de inspiración al movimiento impresionista francés de principios del S. XIX, reproducidas con más pasividad de la esperada por un Rob Marshall apático e irresolutivo con un material que adolece de la magia de la temática a la que se refiere.
Miguel Á. Refoyo © 2006

viernes, 10 de febrero de 2006

La mejor foto de 2005, según World Press Photo

Esta es la imagen que ha ganado el premio a la mejor foto del año 2005 según la World Press Photo. Pertenece al fotógrafo canadiense Finbarr O'Reilly, para Reuters.
La instantánea muestra, como llamamiento a la compasión del mundo desarrollado, a una mujer aguardando con su hijo en un centro de alimentación de emergencia en Níger.
Uno de cada cinco niños sufre desnutrición en las regiones de Maradi y Tahoua (donde se tomó la foto).

¡¡¡¡All Star!!!

"Pau Gasol becomes the Grizzlies’ first All-Star in franchise history and the first Spanish player in NBA history to be selected to an All-Star team".
Ahí es nada.
Tenemos cita con la historia, con el logro más importante que un deportista español ha logrado en los fastos de nuestro deporte.
No hay pentacampeones de ciclismo, ni fracasadas selecciones de fútbol, ni pilotos de Fórmula 1 ni motociclismo, ni siquiera atletas que valgan.
Ha llegado el momento de disfrutar de Gasol en conjunción con el estelar talento de los mejores jugadores del mundo.
La cita: el 18 y 19 de febrero de 2006 (a partir de las 2:30 ambas madrugadas en Cuatroº -que se ha estirado y lo emite en abierto-).
¡I LOVE THIS GAME!

jueves, 9 de febrero de 2006

'The Warriors', desempolvando la memoria pandillera

Épico vandalismo callejero
Cuentan que ‘The Warriors’ permaneció muy pocos días en cartel porque desde su estreno se produjeron varios conflictos (e incluso muertes) entre bandas callejeras que asistieron a este clásico dirigido por el gran y postergado Walter Hill. Tras estos incidentes, magnificados por varios de los críticos más prestigiosos de la época, la película sufrió numerosos cortes y se redujo su exhibición a un circuito minoritario. Estos hechos provocaron que el filme de Hill se convirtiera, casi desde su estreno, en una obra de culto en toda regla, obsesiva y nocturna, de perenne estética setentera, película inaugural de todo el subgénero de cine ‘pandillero’ que ha pasado a la historia como una de las mejores cintas de su autor y una referencia a la hora de aludir a viejas epopeyas suburbiales.
‘The Warriors’ comienza con un surtido número de delegados de todas las bandas de Nueva York, reunidos en congregación para escuchar las directrices de Cyrus, el cabecilla de los Riffs, la pandilla más poderosa de la ciudad, que ofrenda un discurso sobre la tregua de bandas y lograr así el propósito de dominar la ciudad ante la policía y las autoridades. Durante el acto, el enloquecido jefe de los Rogues dispara contra Cyrus y acusa a los Warriors como autores del crimen antes de que la policía acordone el cónclave vandálico. Desde ese momento, los Warriors emprenderán un duro regreso a su demarcación territorial, Coney Island, en una esperpéntica noche donde tendrán que luchar por sus vidas, sobreviviendo a la fragosidad urbana barriobajera de Nueva York, donde no faltará la iracunda violencia callejera, persecuciones subterráneas, violentas peleas, hercúlea indocilidad y una agreste hombría prodigada por los Warriors en cuanto ven a una mujer. De ahí, que uno de ellos sea detenido por una policía cuando intenta camelársela en un parque.
Una imborrable película de acción y aventuras que tiene imágenes y secuencias imborrables; como los Orphans, una pandilla de ridículos aprendices que amedrentan con recortes de periódicos y vuelven a aparecer con una minúscula navaja para intimidar, los Baseball Furies, unos tipos hereditarios de los drugos de ‘La Naranja Mecánica’ con atuendo de beisboleros portando un bate, las Lizzies, unas golfas que actúan como mantis religiosas, los labios junto al micrófono de Lynne Thigpen (sustraído por Tarantino para ‘Pulp Fiction’) y, en definitiva, todas y cada una de las secuencias de lucha y persecuciones que Walter Hill cuida milimétricamente hasta el extremo.
‘The Warriors’ reúne todas las características que se ajustan a un filme de culto que ha trascendido a través de los años, debido, en gran parte, a que sus personajes son arquetipos carentes de profundas sinecuras y motivaciones. No hay búsqueda de una causa, porque, pese a que estos antihéroes contienen un variado código ético, tienen una directriz como fin de su violenta conducta: la de sobrevivir y llegar a Coney Island.
Los miembros de las bandas que aparecen en la película no son descritos como relegados sociales, sino como hombres con honor que velan por la territorialidad y la justicia. Llama la atención, vista desde la actualidad, cómo Hill ya buscaba entonces una personal forma de representar la violencia como estético impacto en el espectador, construyendo con eficacia los muchos momentos violentos que hay en este pequeño clásico, centrándose en su visualidad, sin atender a los motivos que la provocan, olvidándose de representar la realidad. Un postulado que ha seguido imperecedero en un director tan olvidado como legendario dentro de la Serie B.
Es también ‘The Warriors’ un ‘western’ urbano, modernizado por los neones y la nocturnidad de su contexto, extraordinariamente fotografiado por Adrew Laszlo, donde más allá de hablar del bien y el mal, de sus criterios morales clásicos, se centra en la supervivencia de unos ‘cowboys nocturnos’ en su regreso a casa, dotando a este entrañable clásico con una lapidaria puesta en escena, donde el ritmo es perfecto y frenético, sin respiro, para invocar al relato épico de un modo cerebral.
No es extraño que cuando se habla de ‘The Warriors’ se aluda a ‘Anábasis’, de Jenofonte, la clásica obra que narraba cómo unos guerreros atenienses regresaban a casa tras batirse contra los persas, tropezando en su camino con miles de enemigos que quieren acabar con ellos. Historia trasladada a finales de los 70, definiendo la cruda y estilizada descripción de la violencia nocturna de los bajos fondos Nueva York de este clásico de culto.
Por cierto, si te gustó esta legendaria película de Hill, seguro que disfrutas este descubrimiento en forma de mítico recorrido por sus personajes y leyenda.
Este artículo fue publicado en la revista Serie B Underground, con motivo de la presentación del juego de Rockstar basado en el filme.

miércoles, 8 de febrero de 2006

Cerebros y guitarras

Términos como el cerebelo, diencéfalo, hipocampo, hipófisis, sistema límbico, corteza somatosensorial o cortes transversales y frontales poco tienen que ver con mástil, diapasón, oído, caja de resonancia, clavijero, transductores o cuerdas.
En realidad no tienen que ver nada en absoluto.
Una siniestra muestra de troncos encefálicos de masa gris en distintas formas de distorsión combinados inconsecuentemente con extraños y originales modelos de guitarras es una mezcolanza que ni Césare Lombroso ni Leo Fender verían lógica.
En el Abismo, esta demencia es posible.

martes, 7 de febrero de 2006

Next Coming: 'Nacho libre', uno de los estrenos de 2006

Después de la excelente anormalidad, fábula crítica y entrañable sobre el ‘freakismo’, titulada ‘Napoleon Dynamite’, Jared Hess nos deleitará este año con una de las comedias más esperadas de 2006, ‘Nacho Libre’, la esperpéntica historia de Ignacio (más conocido como Nacho), un cura que dedica su tiempo a ejercer de pinche de cocina y seminarista en un hospicio mexicano.
Lo que pocos saben es que Nacho se dedica clandestinamente a la lucha libre para obtener fondos para el orfanato. Nacho es condescendiente con los huérfanos que viven en el centro y sus conquistas económicas van a parar a ellos de forma altruista. Le acompañarán en su aventura, su fiel amigo y ayudante, Esqueleto, la joven Hermana Encarnación, nueva encargada del monasterio, Candidia, niña pija enamorada de Esqueleto y el archienemigo de Nacho, gran rival y adalid de la lucha libre en confabulación con los Hermanos Galindo, hermanos luchadores de Oaxaca.
‘Nacho libre’ homenajea la lucha mexicana como parte de la cultura popular arraigada a México, a la imaginería del entretenimiento clásico que alcanzó su cenit comercial y creativo con las personalidades iconográficas del inigualable Santo Enmascarado de Plata (que ya tuvo su merecida retrospectiva en el Abismo) y Blue Demon.
La cinta está protagonizada por Jack Black, en un papel a la medida de su histrionismo cómico tras su ambicioso rol de ‘King Kong’, y le acompañan actores de procedencia mexicana como Ana de la Reguera, Hector Jimenez, Richard Montoya y el prolífico Peter Stormare.
Más información y tráiler en Ain’t it cool news.

El extraño mundo de "Sivi" Daura

Hacía mucho que quería escribir sobre Xavier Daura y su prolífica e interesante carrera como cortometrajista guerrillero, que practica el cine en vídeo de una forma partisana y combatiente contra el aburrimiento y el estatismo de lo típico, tan fomentado en el corto que se hace últimamente. Un mundo que, salvo excepciones, se ha convertido en un universo pretencioso en cuanto a la apariencia de sus niveles técnicos, aquel que procura que lo barato no se note. A Daura esto parece darle lo mismo. Asume su aparente iliquidez (que no lo es tanto) y se lanza a contar fábulas con las que pocos encontrarían la valentía suficiente para rodarlas como él las ruedas.
Fuera del costumbrismo, Daura (también conocido como “Sivi” por sus más grandes adeptos y amigos) consigue en ‘Es un mundo extraño’, su último cortometraje, hostilizar más que nunca contra los cánones establecidos, saliéndose de la norma con una actitud insurrecta ante las etiquetas genéricas y siguiendo la pauta de la independencia respecto a cualquier formalismo estético. Lo de “Sivi” es un cine gamberro, articulado por las ganas de una diversión sin fin, caotizado por la anarquía de aquel que espera disfrutar rodando. Sin prejuicios, sabedor de que el espectáculo está por encima de la historia. Y así se refleja en su nueva muestra de talento.
Sin llegar a las cotas de maestría de esa pieza de absoluto culto que es ‘Adoro mi mierda’ (anterior trabajo que incluso sirve de profusos análisis en universidades catalanas), ‘Es un mundo extraño’ abriga los cimientos de un estilo en evolución sin carencias, tal vez las lógicas en un chaval que apenas ha estrenado la veintena, pero consciente de su capacidad para narrar con brío y convicción sus historias. De ritmo endiablado (exceptuado en el énfasis temporal con el que se plantea la trama en su inicio –pero donde sin embargo brilla la angustia producida por la tendencia de “Sivi” a la permanencia de personajes en lugares cerrados-) ‘Es un mundo extraño’ aborda la historia de un atracador de bancos que ha descubierto que tras Retevisión se esconde una organización maligna que ha dado como consecuencia que el Ku Klux Klan haya puesto precio a su cabeza. La única opción es escapar, encontrando como salida la venta de órganos como fuente de ingresos y viajar así a Las Vegas en complicidad con Berta, una estudiante que, desde el principio, parece empeñada en seguir los pasos del antihéroe.
Si ‘Adoro mi mierda’ era una pequeña síntesis del cortometraje videográfico magnificado por una precariedad de medios que sucumbía ante la originalidad de historia claustrofóbica de cínismo contra la sociedad en una atípica historia de un tipo abyecto y extraño que, tras ganar un premio millonario en la lotería, decide alinearse en soledad con sus propias y obsesivas tendencias coprofágicas, ‘Es un mundo extraño’ abandona el obsesivo análisis de la disfunción mental provocada por la aversión al mundo para centrar su atención en una cinta de aventuras, con profusión de exteriores y situaciones (Daura rodó parte del corto en Las Vegas, ciudad de neón y juego, de visual celebridad fílmica), continuando con la idea de la diferencia, la constante de la heterogeneidad para ser libre y hacer lo que a uno le salga de los cojones dentro de un mundo agobiante que se está homogeneizando a pasos agigantados. Ya sea en sus historias o en el mundo real, donde el cortometraje comienza a tomarse demasiado en serio asimismo.
El empuje y desparpajo de “Sivi”, en cualquier caso, bien merece un reconocimiento, porque este chaval está destinado a seguir gestando atractivas hazañas con su demencial visión de un cine de entretenimiento que, bajo su aparente intrascendencia, enmascara objetivos que van más allá de la pura aquiescencia con las cosas bien hechas.

lunes, 6 de febrero de 2006

Coleccionismo 'Star Wars': R2-Potatoo

Hace tiempo pudimos descubrir el entusiasmo ‘starwarsiano’ llevado al coleccionismo en forma de malévola y oscura Patata. La mítica Darth Tater.
Ahora, un año después, Mr. Potato ha sido adaptado a ese entrañable autómata robotizado que es RD2-D2.
El resultado es extraño, pero Playskool ha vuelto a acomodar el fervor simbólico de las trilogías de George Lucas al mundo iconográfico del juguete, con Obi Wan Potato-Nobi holografiado para la ocasión.

Godard y su acercamiento a Dante

Siguiendo las pautas estructurales de Dante, Jean-Luc Godard acometió con ‘Notre musique’ una visión de su cosmos filosofal (síntoma de que se aburre) basado en los apotegmas, aforismos y devaneos con el estoicismo cinematográfico y existencial. En realidad una concentrada tesis de veladas respuestas sobre la vida y la muerte como acercamiento a la intrascendencia del pensamiento actual sobre la sociedad.
Suena duro ¿Eh? Pues lo es.
El resultado de ‘Notre musique’ es un insólito filme que no responde a las bases de un documental, ni tampoco a las de la ficción. Es un ensayo con historia dividida en tres partes como particular y harto pretenciosa ‘Divina comedia’.
1.- El Infierno, representado en la guerra con un montaje de visión impenetrable asentado en películas bélicas que homenajean al cine y a la vida y que parece más un sangriento volumen del ‘snuff’ ‘Faces of Death’ que una pretendida obra ensayística de un hombre acostumbrado a creerse el ombligo de la renovación del cine.
2.- El Purgatorio, centrado en una visita a Sarajevo con motivo de los Encuentros Europeos del Libro y que cuaja en la parte más interesante del filme (excepto la visión de un perdido Juan Goytisolo divagando y poetizando sin saber muy bien su dirección ni sentido).
3.- Y el Paraíso, con un breve paisaje bucólico custodiado por marines norteamericanos en un infumable recorrido con balcanes, palestinos e israelíes en un final que deja la sensación de que Godard tiene en su fondo grandes cuestiones que, pese a profetizar su edad provecta y arcaica para los tiempos que corren, tiene aún algunas cosas que decir.
Eso si, si su creencia de que el pensamiento debería estar basado en la razón y no en afirmaciones irracionales de revelaciones divinas le deja.

domingo, 5 de febrero de 2006

En Hakkerland tenía que ser

Hay cosas en esta vida que nos extenúan, pequeñas actividades que van debilitando con su monotonía parsimoniosa la diligencia de la siempre desaprovechada rutina. A todos nos gustaría evitar todas aquellas acciones cotidianas y caseras que requieren de cierto automatismo. Lavar, cocinar, fregar, barrer, planchar, limpiar el polvo, aguantar a la parienta… Para algunos de ellos, el ser humano, dotado con una clarividencia inventiva infinita, ya ha creado o descubierto sustitutos perfectos para soslayar estos engorrosos eventos.
Dani “DCracker” Caravantes, vía Hakkerland -una de las webs más demenciales y 'freakies' de la red-, nos deja una técnica para doblar camisetas de eficacia probada, como los productos de Bayern.
Fácil metodología para recuperar tiempo y esfuerzo en esta frecuente y ardua práctica.
Os dejo una demostración en versión japonesa y europea (que incluye una máquina de fabricación y engranaje totalmente casero).