Sólo hay que echarle un vistazo a este TOP 12 para comprobarlo.
viernes, 15 de julio de 2005
Violencia 'canis'
Me pasó hace un par de días mi amigo Jesús David Sánchez (más conocido por todos como Suda) un vídeo que no tiene parangón. Grabado por una cámara indiscreta en plena discusión podemos ver a dos mancebas andaluzas (concretamente de Huelva) comenzar una discusión que, inevitablemente, llega a las manos con la gradual subida de tono de sus fascinantes ultrajes. Me contaba Sudita que estas dos jóvenes tendenciosas, pertenecen a una emergente tribu social conocida como “canis” o en Málaga, específicamente, “merdellones”. Simplificando, locos del tunning y del flamenco techno.
Si es una pelea real o ficticia sigue siendo un tema arcano, sin respuestas viables a la pregunta sobre su veracidad. El caso es que el vídeo se merece un metódico visionado para advertir las contingencias a las que conlleva ser jóvenes bizarros hoy en día.
Suda Sánchez es otro de esos cortometrajístas amigos míos que más que dotados con una especial perspectiva cinematográfica llevan el cine en la sangre. Los últimos dos cortos de Suda, ‘Superrr’ y ‘Personas mayores’ (el cual no he tenido el placer de ver aún) son el reflejo del ímpetu de este aguerrido cordobés por el insondable análisis de la ‘deep spain’, con historias que no tienen ni espacio ni tiempo, envuelta en un género que esconde otro mucho más trascendente, haciendo de los pequeños dramas cotidianos e intrascendentes un vehículo perfecto para sublimar su acción de fondo. Como dice mi otro amigo Jon “Peleas”, Suda “es un grande, de los buenos, de los que ya no quedan”.
Si queréis ver ‘Personas mayores’ lo podéis hacer aquí.
Lo nuevo de Tomás Hijo, otra obra portentosa
Lombroso*, el significado de la maravilla
Uno de mis mejores amigos salmantinos es Tomás Hijo, aún desconocido en los círculos cortometrajísticos, pero una de las promesas con más talento del apático mundo del cine español. Tomás es uno de esos encantadores cineastas enloquecidos de la estepa charra capaz de crear una obra maestra de la talla de ‘El Mojaruelo’, pieza única, a mi entender obra maestra del corto. Un trabajo presentado a modo de falso documental sobre un supuesto monstruo temible que reside en el lago de Sanabria, provincia de Zamora. A medio camino entre el folclore, el cachondeo y las ganas de innovar, TOX (el chavalón también es conocido por este simpático apodo) renovó hace años el cortometraje independiente, el arte puramente ‘underground’ con esta cinta fresca, llena de gracia y buen hacer.
‘El Mojaruelo’ tiene ese encanto humilde de villa perdida en la monotonía, a la cual refleja con tino y exactitud en un corto de proporciones intencionales bastas, pero a su vez con una estética y planificación desarrolladas a partir de la fabulación, de la leyenda urbana. Con un reparto excepcional y un primoroso narrador (Fernando Saldaña) que realza las muchísimas virtudes del corto al relatar las frases compuestas por ese gran poeta que es Raúl Vacas, ‘El Mojaruelo’ eleva su finalidad a una inesperada índole de documental inexplorado, donde la comedia, la mito y la superstición hacen de su acabado una de las experiencias más gratas de mi vida desde cortos como el de Pablo Berger con ‘Mama’, el ‘Mirindas Asesinas’, de Álex de la Iglesia o el de Santiago Lorenzo ‘Manualidades’. Impresionante.
Un corto acojonante que desborda la idea de hacer un gran corto con una simple Handycam. Una muestra de que el talento no está reñido con los medios. ‘El Mojaruelo’, esa especie de pájaro feo y cabezón, casi desplumado que, como análogo de Nessie y su célebre lago, compone una leyenda creada para ridiculizar las creencias aldeanas provenientes de Escocia, de los miedos regionales sobre mitos inexistentes. Siempre me he declarado fan rendido de este corto. ‘El Mojaruelo’, es una párvula epopeya desconocida, pero grande y homérica en su interior.
Hace un par de semanas asistí al nuevo trabajo de Tomás Hijo. Estaba esperando con ansia el momento. Y no me defraudó. Su nuevo y sorprendente cortometraje, ‘La mosca que mordió a Dios’, a priori otra obra de culto extraña e inextricable, supone un recorrido experimental pero intencional al fondo del surrealismo, una suerte de exégesis cuya transformación a lo largo del relato convoca el espíritu de aquellos que fundamentaron el automatismo psíquico puro a través del cual nos proponemos expresar, ya sea oralmente o en forma de manifiesto el funcionamiento del pensamiento humano. ‘La mosca que mordió a Dios’ podría haber salido del ímpetu revolucionario de gente como Benjamin Pèret, Bretón, Giorgio de Chirico, Dalí, Paul Delvaux,Max Ernst, René Magritte, André Masson y, en último término, de Buñuel, cuya presencia incorpórea está presente dentro de los designios del cortometraje. Provocador, temerario pero en todo momento introspectivo, Tomás Hijo expone ofrendas visuales a técnicas como el frottage, la decalcomanía, el grattage, el cadáver exquisito simbolizado en la paloma (símbolo de la libertad) y el ‘stop-motion’.
‘La mosca que mordió a Dios’ es un opúsculo de inestimable calidad (tanto formal como visual) centrado en el célebre Fantômas, el rey del crimen, un ladrón y asesino de múltiples identidades creado en 1911 por Marcel Allain y Pierre Souvestre. Tomás Hijo no adapta, sino que reinventa, acomoda la figura de la siniestra figura para contar su historia que tiene un marcado poso de cultura neoliberal, de transgresión que define la calidad quebrantando ciertas reglas del relato para jugar con el concepto global del cine. Y es que este magnífico corto tiene mucho de escritura espontánea trasladada al cine, como en la forma en que se ha rodado esta pieza de magnetismo envolvente. Si bien es cierto que no en el relato no aparece el policía Juve, también lo es que la reinterpretación del mito por parte de Tomás Hijo mantiene el espíritu de ese ente aterrador y fascinante que la sociedad asociaba a un mito urbano que tomaba la carga de distintos criminales.
‘La mosca que mordió a Dios’ no olvida el componente político y vital además de estético; todas las esferas del acontecer humano (la actividad económica, la política, las relaciones sociales, las diversas actividades de la vida diaria, tanto pública como íntima. Pero a pesar de ello todo es relativo, todo se basa en apariencias, como bien se señala en un fragmento de la obra. La mosca, en la mitología grecorromana aludía a que Zeus se tragó a Metis, convertida en mosca. Aquí, la simbología es bien diferente. La mosca sirve como concepto social, sobre el animal que escruta la transformación social en un entorno de deposición constante y permanente. ‘La mosca que mordió a Dios’ olvida el ‘tempus fugit’, la referencia al paso irremisible del tiempo, para sugerir, como no podía ser de otra manera en Tomás Hijo, un mito inmortal personificado en una simple mosca, en la inconsciencia animal, en el secreto de la añosa leyenda indescifrable.
‘La mosca que mordió a Dios’ habla, en definitiva, de un personaje de casi un siglo que sigue fascinando a las audiencias e instigando en las mentes de creadores como Tox como un estigma del que no se puede renegar, la amenaza de Fantômas continúa hoy más viva que nunca. Y este fantástico corto es un claro ejemplo de ello.
Si queréis (por curiosidad o recomendación mía –es que es muy bueno-) podéis acceder al DVD aquí. Eso sí, si especificáis en el mail de compra que vais de parte del Abismo, Tomás os hará un fabuloso descuento del 50 %, por lo que el DVD, con los dos cortos del post (acojonantes, insisto), os costará tan sólo 6 míseros euros.
Yo que vosotros no me lo pensaba, amigos.
jueves, 14 de julio de 2005
Emulando al FAR WEST
Aquí os dejo esta chorrada a modo de divertimento que hará las delicias de los amantes del ‘western’, de la mitología estéticamente trascendental, del género genuinamente americano, de la filia que despierta la autenticidad del Salvaje Oeste.
Ahora podéis convertiros en los fugitivos más buscados del ‘Far West’ con esta menudencia gráfica.
Reivindicando 'Gangs of New York' como Obra Maestra (con dos cojones)
Las sanguinarias raíces de la capital del mundo
Scorsese logró crear una prodigiosa y opulenta obra maestra con una histórica cinta de traición, venganza, corrupción y sangre.
Con el libro ‘The Gangs of New York: An informal history of Underworld’, el escritor Herbert Ashbury trató de descubrir una precisa y cruel historia de Norteamérica fraguada por protagonistas anónimos que vertieron su sangre para fundar la idea contemporánea de lo que es la civilización y su envenenada democracia. En este intrahistórico marco, el maestro Martin Scorsese levantó una monumental y legendaria obra que, además de despertar una pluralidad de opiniones antitéticas, comienza en los albores del nacimiento de los Estados Unidos con la feroz batalla entre las bandas de los ‘Conejos Muertos’, formada de inmigrantes irlandeses y los ‘Nativos’ de Nueva York por el control del ‘Five Point’ neoyorquino. Este duelo corrobora que la historia americana está consolidada, como cualquier otro país o región, en las vidas de aquellos que murieron en busca de un asentamiento vital donde poder encontrar la oportunidad de ser feliz.
Scorsese expuso así un inflexible análisis histórico sobre una sociedad norteamericana que esconde su debilidad moral en la actitud paranoica y agresiva hacia los inmigrantes forjadores de la nación que hicieron de Estados Unidos la tierra de las oportunidades y el progreso que hoy todos conocemos (o al menos vislumbramos en algún momento del pasado reciente). Con esta fastuosa película de tintes arqueológicos y antropológicos, el maestro presentó una antológica visión sobre el nacimiento de Nueva York, fundada en la sangre y la violencia, en la ira y la ambición. Una ciudad en la que la mixtura de razas, religiones e instintos se conjugan en una peligrosa evolución que ha hecho de ella una metrópoli intangible, de referencia mundial a la hora de hablar de la capital del mundo. Una capital concebida en los bajos fondos que muestra el prólogo de la película, catacumbas de irlandeses dispuestos a dominar su territorio como metafóricas y sangrientas raíces de la ciudad.
‘Gangs of New York’ propone una monumental producción de dimensiones monstruosas no sólo en su colosal y ambiciosa propuesta, sino también en su épica, en el grandioso ritmo narrativo y en la admirable anexión de elementos clásicos de la narrativa universal que van desde la concepción ‘shakesperiana’ del mito de la filiación familiar, el credo como forma de lucha o el primitivismo tribal e iracundo de la sociedad. Todo ello en un contexto histórico del que se desglosa una historia saciada de sueños e infortunios, de ambiciones y desengaños, de anhelos y traiciones que conforman una línea de tragedia griega en todo momento sugerida, pero nunca subrayada en el personaje de Amsterdam Vallon y su relación paternal con Bill "El Carnicero", el hombre que mató a su progenitor y sobre el cual se cierne la inminente venganza en forma de insinuado parricidio.
La película es una cínica y brutal reflexión sobre los pilares de la democracia pretérita y actual, donde el gobierno compra y vende votos, los líderes disgregan grupos étnicos y manifiestan abiertamente su sed de poder pagando cualquier precio y derramando sangre si hace falta. ‘Gangs of New York’ es, por tanto, un insidioso recorrido por la ilusoria libertad que nació en una época de falsedad política y clasismo adulterado por una soberanía depravada que justifica que la verdadera democracia del país no procede de la conservación popular del sistema, sino de envilecidos hombres ávidos de potestad o simplemente de sectores que batallan por un segmento de poder en perjuicio del bien común.
‘Five Points’ es mostrado como la fragua del infierno, donde los inmundos ambientes del cine de Scorsese vuelven a tomar un necesario protagonismo develando el umbral de los inframundos de mafia, extorsión, prostitución y violencia que asolan Nueva York desde la siempre certera y brutal perspectiva del excepcional cineasta. En este entorno, confundiendo héroes y villanos, se asienta la opción de la violencia como justificable explicación de la condición humana de supervivencia, apoyada muchas veces en la religión como vía de pretexto ético. Las feroces bandas encuentran su dignidad en la proclamación de sus batallas como un decente ideal de honor, frente a la cobardía de los corrompidos políticos que les gobiernan y que no dudan en sacrificar a sus compatriotas por su propio interés. Precisamente, la profundidad teorizante de ‘Gangs of New York’ se encuentra en los niveles más sórdidos del ser humano, allí donde rigen las pasiones y los instintos, reflejados en la violencia escondida de un expresionismo narrativo que invoca el recuerdo de ‘La edad de la inocencia’, pero subvirtiendo y dándole la vuelta a los términos ambientales e históricos.
Toda esa orbe de calles teñidas de sangre, luchas de razas y enfrentamientos religiosos son mostrados bajo una grotesca representación de los personajes que subsisten en un Manhattan descolorido, angosto y radical, como extirpado de una novela de Charles Dickens gracias a la espléndida labor fotográfica de Michael Ballhaus. En este enorme retablo cinematográfico, Leonardo DiCaprio está más que resolutivo, carismático, patentizando que es el mejor actor joven del cine actual y aportando su innegable carisma a un rol que se pliega, sin embargo, a un sensacional Daniel Day Lewis inspirado por con una ferocidad intensa, mezclando humor y brutalidad para dar como resultado la inconmensurable interpretación de un personaje que combina crueldad con una furibunda filosofía vital. Un logro al que tampoco son ajenos Jim Broadbent, Liam Neeson, John C. Reilly o la desaprovechada Cameron Diaz en un papel carente, en el fondo, del sentido total de la historia.
Una monstruosa película de épico rodaje que el cineasta italoamericano ha sabido mantener y dirigir, haciendo que los 110 millones de dólares que se invirtieron se vean en cada plano con una profusa maestría en la que el diseño de producción y los decorados de Dante Ferreti (qué injusticia que no viera recompensado su loable trabajo con el siempre inicuo Oscar) dejan un excepcional vestigio de cine inalcanzable.
Una solemne obra maestra (como lo leéis) que, por momentos, comprende la impresionante y difícil esencia del Séptimo Arte recogida, a modo de ejemplo, en un magistral epílogo con la ciudad renaciendo de su destruido pasado hasta erigirse de nuevo amparada en las desaparecidas Torres Gemelas, naciendo y muriendo de sus propias raíces al ritmo de los tambores de sus antepasados.
miércoles, 13 de julio de 2005
Canciones pegadizas
Últimamente, cual cobaya musical expuesta a los efectos de alguna trivial sintonía contagiosa, estoy todo el día tarareando dos canciones que no logro excluir de mi cabeza. La televisión como parte existencial de mi vida, de mi filtración de cultura, basura, realidad, ficción y savia de espectáculo a varios niveles convoca muchas veces a partes inconscientes del raciocinio que deja transpirar bizantinos elementos de absurda fruición indeliberada. Por ello, no podía ser de otra manera, estas dos coplas conciernen a sendos anuncios que acaparan en la actualidad los intermedios catódicos.
La primera es el ‘leit motive’ del ‘spot’ de Coca-Cola para la temporada de verano. Un anuncio que a priori repercutía en la retina con un efecto bastante insufrible, pero que paulatinamente va seduciendo con la rosácea vida de ese personaje de fisonomía desagradable y enclenque. La canción en cuestión es la reedición del clásico del jazz de los años 50 ‘Psychedelic Sally’, de Horace Silver, que fue inmortalizado en una versión cantada por Eddie Jefferson en 1968 y que ahora suena en el anuncio en la nueva versión de Javier Teixidor y su banda J. Teixi Band.
Fácil y alegre, vitalista, la puñetera melodía se ha quedado incrustada en mi cerebro y no puedo ahuyentarla de los múltiples instantes de intrascendencia veraniega. La otra pertenece a la campaña de Sony para lanzamiento de su ‘Handycam’ con regrabadora de DVD, aquél en el que un joven va filmando con su cámara por la calle hasta que se detiene en el momento en que ve la ventana abierta de una planta baja y se introduce por ella sin complejos para chequear lo que ha grabado ante la atónita mirada del orondo dueño, que alucina cuando el chaval incluso le coge un par de patatas fritas para disfrutar de la grabación.
La canción, en este caso, se titula ‘I love you Ono’ y pertenece al grupo alemán Stereo Total extraido de su album ‘My Melody’. Otra de esas canciones que cautivan y porfían su efecto fascinador provocando su canturreo constante.
martes, 12 de julio de 2005
REFO-Toon by PACO CAVERO
Me enorgullece destacar que, a partir de hoy, ‘Un mundo desde al Abismo’ estrena mi caricatura (la que avistaréis en la columna de la izquierda), mi propio ‘toon’ de Refoworld para este espacio dedicado a la reflexión absurda, al todo y a la nada en general. Pero más me enorgullece que el creador de este monigote réplica de mí mismo la haya creado mi gran amigo Paco Cavero. Este dibujo basado en mi imperfecta figura y rostro era algo que había perseguido desde que el gran Cavero creara espontáneamente un dibujo de Ángel González Quesada cuando vio ‘El límite’.
Cavero (en algunos círculos privados conocido como "Checo", por su inclinación natural hacia el subvertido ‘Costumbrismo checoslovaco’), es uno de los más prometedores miembros del mundo del diseño y el cómic dentro del panorama nacional y, poco a poco, fuera de nuestras fronteras.
Este demiurgo del diseño y la creación gráfica conoce el medio a la perfección, sabiendo variar las formas de sus dibujos convenientemente, sabiendo las exigencias de lo que requerido, sin perder en ningún momento su impronta, con la coherencia del maestro en ciernes. En los diseños y dibujos del señor Cavero, cohabitan un enérgico grafismo templado, de tonos claros, donde prevalece la utilización de colores pastel, suaves, llenos de vida, con unos trazos que pese a sus formas geométricas (que podrían resultar algo agresivas) encuentran un fondo infantil, impregnadas de influencias descendientes del dibujo animado, alejado de cualquier tipo de vanguardia modernista, apoyado en la sencillez y la honestidad de sus dibujos.
Paco Cavero nació en Tarragona hace poco menos de un cuarto de siglo. Tras su formación en la escuela de cómic Joso de Barcelona empezó a trabajar en Norma Editorial (actualmente forma parte de Norma Agency) para pasar a ser el ayudante del gran Daniel Torres (autor de ‘Roco Vargas’, ‘El octavo día’, etc...), como bien suscribe Paco Cavero “una eminencia dentro del cómic y la ilustración internacional”. Juntos han creado los dos últimos álbumes de ‘Roco Vargas’ para Norma Editorial coeditado con Dark Horse. El trabajo más importante de Cavero hasta la fecha, el inicio de lo que es una prometedora carrera dentro del mundo del cómic.
Como diseñador publicitario ha trabajado para varias agencias de publicidad (Puig, Grey, trabajos para Minibollycao, Nivea y alguna que otra tarea para diversas empresas que han lucido los eficaces diseños y dibujos de Cavero. También ha publicado una miniserie de cuatro números junto a Guillermo Mendoza con guión de Kevin J. Anderson (autor de adaptaciones a novela de películas como ‘La liga de los hombres extraordinarios’ o ‘Dune’) bajo el título ‘Grumpy Old Monsters’, para IDW Publishing. Además, ha colaborado con la editorial Kaleidoscope realizando, entre otras cosas, ilustraciones para el cuento infantil ‘Inma’.
Actualmente, además de colorear álbumes para el mercado francés, ha creado Estudi Croac, un estudio de ilustración publicitaria y diseño en las funciones de director artístico.
Podéis echarle un vistazo a la página que Cavero tiene como provisional en internet. Ha cuidado en notificarme que muy pronto tendréis su página oficial www.pacocavero.com en activo con mucho de su excelente trabajo como complacencia al lector que se pase por allí. Ya os avisaré cuando se inaugure.
Por mi parte sirva este post para dar las gracias eternas al Sr. Cavero por tan caritativa creación artística para este Abismo.
Gracias hermano.
Director's favourite films
He aquí algunas de las películas predilectas (aunque el término “favorito” esté hoy en día tan denostado y tenga tan poca tasación) de algunos de los directores más importantes de un entorno de escaso interés comercial, conocidos en la industria como independientes o ‘undergrounds’. Aunque no todos sean representativos de este tipo de cine.
La lista (que incluye diez títulos por cineasta) ha sido creada por John Walker en su ‘Halliwell's Top 1000' del número de junio de la edición on-line de ‘Independent’.
Quentin Tarantino: ‘The Good, the Bad and the Ugly’ (Leone, 1966)
Tim Robbins: ‘La batalla de Algiers’ (Pontecorvo, 1965)
Paul Verhoeven: ‘La Dolce Vita’ (Fellini, 1960)
Gillian Armstrong: ‘Ciudadano Kane’ (Welles, 1941)
Bernardo Bertolucci: ‘La regla del juego’ (Renoir, 1939)
John Boorman: ‘Los 7 Samurais’ (Kurosawa, 1954)
Jim Jarmusch: ‘L'Atalante’ (Vigo, 1934)
Milos Forman: ‘Amarcord’ (Fellini, 1973)
Catherine Breillat: ‘El imperio de los sentidos’ (Oshima, 1976)
Cameron Crowe: ‘El Apartamento’ (Wilder, 1960)
Sam Mendes: ‘Ciudadano Kane’ (Welles, 1941)
Lukas Moodysson: ‘Ladrón de bicicletas’ (De Sica, 1948)
Mike Newell: ‘El Apartamento’ (Wilder, 1960)
Terry Jones: ‘Annie Hall’ (Allen, 1977)
Michael Mann: ‘Apocalypse Now’ (Coppola, 1979)
Ken Loach: ‘A Bout de Souffle’ (Godard, 1959)
Sidney Lumet: ‘Los mejores años de nuestra vida’ (Wyler, 1946)
Tim Robbins: ‘La batalla de Algiers’ (Pontecorvo, 1965)
Paul Verhoeven: ‘La Dolce Vita’ (Fellini, 1960)
Gillian Armstrong: ‘Ciudadano Kane’ (Welles, 1941)
Bernardo Bertolucci: ‘La regla del juego’ (Renoir, 1939)
John Boorman: ‘Los 7 Samurais’ (Kurosawa, 1954)
Jim Jarmusch: ‘L'Atalante’ (Vigo, 1934)
Milos Forman: ‘Amarcord’ (Fellini, 1973)
Catherine Breillat: ‘El imperio de los sentidos’ (Oshima, 1976)
Cameron Crowe: ‘El Apartamento’ (Wilder, 1960)
Sam Mendes: ‘Ciudadano Kane’ (Welles, 1941)
Lukas Moodysson: ‘Ladrón de bicicletas’ (De Sica, 1948)
Mike Newell: ‘El Apartamento’ (Wilder, 1960)
Terry Jones: ‘Annie Hall’ (Allen, 1977)
Michael Mann: ‘Apocalypse Now’ (Coppola, 1979)
Ken Loach: ‘A Bout de Souffle’ (Godard, 1959)
Sidney Lumet: ‘Los mejores años de nuestra vida’ (Wyler, 1946)
El resto de las películas elegidas por estos cineastas en este enlace.
lunes, 11 de julio de 2005
Perder el tiempo, otra vez
El tiempo de ocio, sea en la vida o dentro del trabajo (que existe -y en ocasiones de un modo desproporcionado-) a veces requiere de espacios para perder el tiempo con juegos como este basado en el aprendizaje en la utilización de la espada láser de los Jedi.
Mítico Ortigueira 2005
He pasado casi doce horas durmiendo.
El agotamiento y la extenuación acopiados durante estos cinco días han traqueteado cualquier reserva de fuerza que pudiera quedar en mi organismo. He llegado desfallecido, sin fuerzas, casi exangüe. La barra de energía vital está bajo mínimos. Creo que jamás había dormido tanto y del tirón. También creo que nunca antes había estado tan cansado. Ni siquiera cuando rodamos ‘El límite’.
El Festival de Ortigueira 2005 ha sido cualquier cosa menos aburrido, al menos para los que, como el grupo de amigos con el que acudo habitualmente, asisten a la pequeña localidad gallega con ganas de desconectar y exprimir al máximo la posibilidades de diversión en cada uno de sus perfiles. Han sido cinco días dominados por la fácil devoción entusiasta por la cerveza, el whisky, el vodka, conocidas mezclas de vino con refresco, por las siempre apasionantes fogatas atiborradas de embutido para asar, de comida en lata y sobre todo risas, muchas risas devenidas en enardecida preocupación por la unión de un único interés: divertirse sin condicionamientos de ningún tipo.
El hábitat en Ortigueira es inenarrable si uno no disfruta de las preeminencias de un festival donde el mayor atractivo reside en su gratuidad de varios factores y de un descomunal y saturado camping situado a pocos metros del mar, en un incomparable entorno natural. Un festival que fomenta la diversión bajo su enardecida filosofía de libertad, ofreciendo pasar sus días de manera diferente a la de cada persona, a anteriores ediciones. Más de 100.000 personas han ido invadiendo poco a poco Morouzos, sumergiéndose en el ambiente y la música que se ha ofrecido durante estos días de manumisión y libre y desaforado albedrío.
Autobuses repletos de gente cansada de esperar, largas caminatas que te sitúan en un lado u otro, un único concierto visualizado (el de Radio Tarifa), la playa, algo de sexo, el alcohol insuflado en ingentes borracheras sin fin, diversos remedios tabacaleros contra el aburrimiento, la búsqueda incesante del hielo que nunca ha faltado, ‘hippies’ y ‘punkies’ en cada ángulo de visión con sus inevitables ‘perros-flauta’ acompañándoles, la música de la guitarra de “Taveritas” guitarra y el cajón del gran Ricardo “Selva” (qué gran tipo), el mismo Rafa Tavera (disfrutando “echao” de los momentos de reláx), las constantes y peculiares risas de Gus y, como no podía ser de otra forma, la amistad con todos y cada uno de los que han compartida este fin de semana conmigo, magnificada por anécdotas personales y colectivas que tardarán en olvidarse. Todo ello ha sido la clave para que este festival haya resultado absolutamente mítico e histórico.
Pero además de que todo, este festival de Ortiguiera quedará por siempre en mi recuerdo por la apoteosis de un Alvarito “Vodka” increíble, exhibiendo una legendaria ostentación de imperturbabilidad dipsómana que ha ocasionado las mejores risas y sucesos absurdos de un festival que también incluye en su natural oferta la infrecuente posibilidad de cagar (evacuar o deponer en sus variantes más elegantes) a campo abierto, con sus extraños inconvenientes incluidos, consecuencia esto último de ver a un extraño personaje con jersey de invierno de rombos, pantalón de pinzas y camisa de cuadros pasear como en una película de Lynch, sin rumbo, desubicado, totalmente anacrónico.
Mi recomendación como experiencia personal deja aquí una preconizada invitación para que vayáis el próximo año.
Y respecto a aislarme del Abismo, a desconectar, ha sido muy satisfactorio. Desesclavizarme un poco de toda la rutina bloguera se ha revelado como beneficiosa. Por ello, empezaré a abrir diversas formas de distensión estival para relajarme, ampliando este tipo escapaditas, de largos lapsos de descanso sin blog, de merecidas vacaciones, al fin y al cabo, para poder emprender así un nuevo año y temporada de ‘Un mundo desde el Abismo’ con la misma ilusión que cuando empecé mi aventura ‘bloggera’.
Ya os iré informando de ello.
De momento, ya estoy aquí dispuesto a seguir guerreando antes de que lleguen esas comentadas vacaciones que están a punto de caer.
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