domingo, 16 de enero de 2005

Lo que me reído, de verdad

Gracias al siempre resolutivo Rafa Gil y su imprescindible weblog Nopodemosmas (es una lástima que no escriba a diario, ya que es un auténtico 'crack') he podido acceder a una weblog que desconocía hasta hoy.
He leído esta recomendación y os aseguro que cuando he terminado se ha producido el primer gran momento de carcajada de 2005.
Esta bitacorilla lleva por título 'Fuckowski, memorias de un programador'. Desconozco quién es el autor, pero lo cierto es que el humor en forma de literatura se hace un hueco con el genial talento de este chavalón.
Sencilla y llanamente: me he descojonado de risa. Mítico.
Gracias Rafa, por estos momentos de hilaridad absurda.

Sonado divorcio en Hollywood

Pues un nuevo divorcio acaba de materializarse en Hollywood. Y no me refiero a uno del tipo Brad Pitt y Jennifer Aniston. Qué va. Revisando la sección profesional de IMDB (lo sé, es sólo para alardear), me ha llamado la atención la desunión que asociaba a dos potencias productivas como la Miramax de los hermanos Weinstein (Bob y Harvey como todos sabéis) y la Walt Disney Co.
En Los Ángeles Times del viernes se informó de que la Disney había aceptado pagar los más de 100 millones de dólares de indemnización que han pedido los hermanos que más nominaciones atesoran de los últimos años por sus películas. Lo que no se sabe aún es cuánto pagarán los hermanos más ricos de Hollywood por los derechos de los proyectos que tienen en común ambas compañías. Disney se queda con el nombre de Miramax, aunque permiten que los Weinsteins se queden con Dimension, la que será a partir de ahora la fuente de la que se originen las películas de estos dos productores.
Primero, la Pixar de John Lasseter y ahora los Weinstein ¿Quiere decir esto que estamos asistiendo al principio del fin de la factoría del tío Walt?

Adiós al genial Agustín


1930-2005
Si me gustara la ópera le dedicaría unas líneas a la muerte de Victoria de los Ángeles, una de las sopranos más importantes del mundo del cante lírico. Pero como en mi vida el cine ocupa una desproporcionada parte, prefiero consagrárselas al gran Agustín González, un actor con un talento para la comedia y el drama que pocos intérpretes han sabido ofrecer de un modo tan honesto y profesional. 'Plácido', 'Atraco a las tres', ‘Tamaño natural’, ‘La regenta’, ‘El nido’, ‘Volver a empezar’, ‘La colmena’, ‘Las bicicletas son para el verano’ y la trilogía nacional de Berlanga fueron algunos de sus trabajos más recordados. Así mismo, Forqué, Saura, Berlanga, Gonzalo Suárez, Prosper, Eceiza, Martínez-Lázaro, Fernando Fernán Gómez, Camus y, sobre todo, José Luis Garci tuvieron la suerte de trabajar con él. Y él de ser una pieza clave en la historia de nuestro cine al participar en cintas firmadas por los más grandes.
De las más de 160 películas en las que intervino me quedo con tres papeles que sempiternamente quedarán grabadas en mi memoria por lo antológico y entrañable de sus imágenes, de la capacidad actoral vertidas en cada uno de sus trabajos. Don Luis, ese cura blasfemo y putero de 'Belle Epoque', de Fernando Trueba, que sólo él podía crear de forma tan irreprochable, el padre de Gabino Diego y Jorge Sanz en ese clásico moderno en que ha terminado por convertirse la excelente ‘Los peores años de nuestra vida’ y, sobre todo, su rostro desencajado, confinado en ‘La cabina’, de Mercero, cruzándose con la mirada de ese otro genio de la interpretación que es José Luis López Vázquez.
Siceramente, me siento mal, porque uno de mis deseos culturales para este año intención era ver en Madrid, en el Teatro Reina Victoria la obra 'Tres hombres y un destino', junto a José Luis López Vázquez y Manuel Alexandre. Su último trabajo.
Se ha ido un maestro.
D.E.P.

Por una Europa unida y libre

Esta mañana me he levantado, además de con la habitual resaca dominguera, con el sentido del deber en este cuerpo serrano que tengo, percibiendo que debía leer 'El tratado por el que se establece una Constitución Europea' que han entregado gratuitamente con los tres periódicos que se compra aquí en mi casa. Y así ponerme al corriente del contenido de este tratado que tanto ha dado que hablar. Tres constituciones, ahí, encima de la mesa, tan azules y editadas con el esfuerzo de unos trabajadores a los que por poco se les jode la Navidad porque estuvieran esta mañana en nuestras casas esperando ser abiertas y leídas. La he mirado y he echado una ojeada al preámbulo, el que habla del rey de los belgas y todos los mandatarios de Europa. Y, de repente, se me han quitado las ganas de seguir, sin ningún motivo aparente.
Supongo que esto mismo que me ha pasado a mí, le habrá pasado a muchos de los españoles que votarán el próximo 20 de febrero. España, país de contradicciones, sí señor. Desde el gobierno se quejan de los españoles están pasivos ante el tema, que deben comprender la importancia que tiene el tratado. Pero a mí me da que mucho votarán que sí por inercia.
Mientras, he preferido leer las gilipolleces de la ministra Carmen Calvo el suplemento regional de 'El Mundo' respecto al polémico Archivo Histórico y la inminente devolución de los eternos legajos catalanes. Eso sí que ha tenido gracia. Y mucha. A ver si se los llevan de una vez y se acaba, de paso, con este ridículo circo en que se está transformando el tema.

sábado, 15 de enero de 2005

El salpicadero de K.I.T.T.

El nunca bien ponderado Chiquito de la Calzada hizo famosa (amén de un lenguaje privativo que arropó a varias generaciones de gente con ganas de divertirse) la frase “Tienes más tonterías que el salpicadero del Coche fantástico”.
Vale. Todos recordamos con nostalgia (unos más que menos) aquella serie que empezaba con la leyenda “El Coche fantástico es una trepidante aventura de un hombre que no existe en un mundo lleno de peligros… Michael Knight, un hombre solitario embarcado en una cruzada para salvar la causa de los inocentes, lo débiles y los indefensos, dentro de un mundo de criminales que operan al margen de la ley…”.
Seguro que la sintonía de la famosa serie de sobremesa suena en vuestras cabezas. Seguro que otros (entre los que yo mismo estaría) están pensando en Bonnie, en Patrica McPherson y un buen revolcón en aquel camión de la ‘Fundación para la Ley y el Orden’ donde hacía la puesta a punto de K.I.T.T. El caso es que esta gran serie protagonizada por un David Hasselhoff adicto al ‘mullet’ y a las chupas de cuero nos ha dado muy buenos momentos televisivos y una iconografía que todos recordamos con añoranza. Por cierto, que ahora que he hablado de Bonnie, me viene a la memoria Rebecca Holden, la rubia actriz de cardados imposibles que daba vida a April Curtis. Umm...
Bueno, a lo que iba. Que lo importante de la serie era el coche, el mítico Pontiac Trans Am de tecnología punta y parlanchín donde los hubiera, con aquélla inmortal luz pendular en el morro, fuente indudable de inspiración para adeptos a ese mal estético disfuncional del motor llamado 'tunnig'.
Volviendo a la frase de Chiquito, podéis ver y seguir un recorrido por el interior del coche que tantas tardes no amenizó cuando éramos jóvenes o niños. Sólo tenéis que ampliarlo y ver dónde estaba cada botón que accionaba las sorprendentes funciones de este singular vehículo. Es algo inédito que he escaneado esta misma tarde procedente de mi base de recortes y demás recuerdos infantiles. Es una chorrada, pero espero que os guste.

viernes, 14 de enero de 2005

'Summer of Sam', recordando un gran 'Spike Lee's Joint'

La más audaz crónica histórica de Spike Lee
Este filme, posiblemente uno de los mejores (si no el que más) del antaño valedor y paladín de los afroamericanos en el cine contemporáneo, Spike Lee se desprendió con ‘Summer of Sam’ de cualquier alegato o embate para ofrecer un aséptico y sobrio ‘thriller’ a modo de arriesgada crónica social en la que las relaciones humanas, las felonías y la lealtad se fusionan en un ambiente de terror claustrofóbico, con los asesinatos del célebre ‘psycho-killer’ David Berkowitz como telón de fondo, para narrar un verano de calor sofocante en una comunidad italoamericana.
Muy cerca en este aspecto de la visión brusca y magistral de Scorsese y su cine ‘de mafia’ en cuanto a un nivel estético y la dificultad de su ritmo narrativo, el director de ‘Malcolm X’ (a modo personal, mi película predilecta de Lee) expuso un escrutinio histórico lleno de matices y referencias que tuvieron lugar en aquel verano del 77 en el barrio neoyorquino del Bronx, intercalando unos personajes creados con la realidad que conmocionó a un país, germen de los propios psicópatas como líderes de los ‘mass-media’. Como una suntuosa miscelánea de los temas ya expuestos por el cineasta a lo largo de su excelente obra, ‘Summer of Sam’ impone un ritmo descriptivo fascinante y diligente, que subsana los fallos de un guión abundante y exagerado con una vitalidad desbordante, llena de virtudes. Algo así como si Lee hubiera querido contar demasiadas cosas en poco tiempo, pero finalmente resuelto con un insólito equilibrio que hacen de este filme un excelente florilegio de la trayectoria de un cineasta afroamericano que no duda en insertar (de modo un tanto subversivo esta vez) alguna puntilla en contra del hombre blanco y de la sociedad que compone, ejemplificado en ese forzoso autocameo que siempre se impone Lee en casi todas sus películas.
La fuerza de esta excelente obra reside en su narración descriptiva, en la fuerza de cada plano, en el vigor de una percepción privilegiada, en saber cómo y cuando situar la cámara, en reflejar cada anécdota real y en definitiva, recrear una historia ficticia en un ámbito histórico real. Dinámicas y expeditas, todas las subtramas que se entremezclan imponen sus propias fronteras, caminando de forma adyacente hacia un magnífico final donde todo lo que compone el grupo de protagonistas y sus relaciones personales (amistades traicionadas al fin y al cabo) se desmoronan en el mismo instante en que ‘El hijo de Sam’ es arrestado y todo parece volver a su cauce. Todo, menos los propios personajes del guión de un profesional y flemático Michael Imperioly que expuso sus mejores roles de ‘losers’ en toda regla, con una cierta distancia, pero valedores para que el espectador vaya conociendo todos sus matices, sin dejar abandonado a ninguno de ellos.
En esta revisión histórica de la crónica negra de los Estados Unidos, destacó, con particular lustre, un Adrien Brody por entonces desconocido, en perfecta sintonía con la dinámica del filme. Al futuro ganador del Oscar, se le unían intérpretes que realizaron sus mejores trabajos hasta la fecha, en especial el siempre efectivo John Leguizamo y la exuberante Mira Sorvino, así como el descubrimiento de una actriz de carácter como es la excepcional Jennifer Esposito. ‘Summer of Sam’ tal vez carezca de un enérgico sentido unitario (como la languidez de alguna de sus historias), pero lo que sí obtiene esta última película de Lee, vista con la distancia de los años, es la solidez y la sutileza que engloban el total de una película que supone unos de los mejores filmes que haya rodado hasta la fecha Spike Lee.

Star Wars: 'coleccionismo freakie'

El Lado Oscuro de la Fuerza pervive incluso en las patatas, una maldad tubércula al alcance de los coleccionistas más 'freakies' de la famosa saga creada por George Lucas. Y es que el Lado Oscuro de los Sith es tan atractivo que hasta Mr. Potato ha optado por pasar a ser Darth Tater, mucho más amenazante, seducido también por la tentación del emperador Palpatine.
Playskool ha lanzado este muñeco actualizado en versión galáctica con todo tipo de complementos, inlucida la espada láser.
(Extraído de aquí)

Polémica amarilla y lingüistica

Mandarín, hsiang, kan, hakka, wu, fukienés y cantonés. Posiblemente os suene a chino. Y sí, así es. Son los dialectos chinos que están provocando una auténtica guerra en el costado más oriental del mundo, como cuando vemos en congreso chinos a pequeños señores de ojos rasgados golpeándose incesantemente, con gafas saltando por los aires, papeles volando y policías que parecen sonreír sempiternamente procurando separar la tangana. La filosofía taoísta no sirve de nada cuando a un chino se le enciende la mala hostia.
El enfrentamiento esta vez ha llegado procedente de un asunto que a los occidentales nos deja un poco perpelejos. Han prohibido emitir por televisión los dibujos animados de Tom y Jerry por el conflicto de dialectos en los que hablan. El gobierno chino quiere imponer el mandarín como lengua nacional (el 70% de China lo habla), pero los reductos de otras lenguas milenarias se oponen y niegan a esta normativa nacional. Si os habéis parado a pensar, esto es absurdo ¿Por qué? Porque Tom y Jerry ¡¡no hablan en los dibujos originales!! Aunque esto no es óbice para sí que lo hagan en China. Doblados a los dialectos regionales, los dibujos animados del gato y el ratón han sido grandes éxitos televisivos. Pero el gobierno central, que por décadas promovió el mandarín, ha ordenado poner fin a toda transmisión en dialectos, por considerar que los chinos deben ser criados en un “ambiente lingüístico favorable”.
El debate acerca de cómo mantener la cohesión nacional en medio de un mar lingüístico de acentos regionales, dialectos y grupos idiomáticos totalmente separados es el tema de actualidad en China, donde hay partes divididas y mucho enfado entre unos y otros. El gobierno dice que la política sobre el mandarín es vital para promover una identidad nacional en una nación de 1.300 millones de habitantes, 56 grupos étnicos y 7 dialectos principales.
De lo que no se han dado cuenta es que si esto les ha pasado es por andar tocando los originales poniéndoles vocecitas chillonas. Como diría alguien de cualquier barrio en algún lugar de España: “es que estos chinos…”.

jueves, 13 de enero de 2005

'La azotea de Wyoming', fidelidad a un estilo de resultados desiguales

Esperado fue el resultado del estreno de Guayo en la televisión público. Repitió la fórmula de ‘El peor programa de la semana’, pero sin concebir sorpresas negativas ni positivas. El Gran Wyoming dio lo que se esperaba en el nuevo programa de TVE ‘La azotea de Wyoming’, un programa dirigido por Rafael Galán lanzando como un ‘late night’ diferente, comprometido, que acude a la actualidad con un humor intelectual, astuto, ácido y sarcástico a la vez, con un sedimento social y una buscada fascinación por la contravención substancial de sus contenidos.
No fue una sorpresa para los que conocen la forma de trabajar de Wyoming, que ha hecho lo que se aguardaba: un programa creado en una esfera de libertad. Aunque si bien es cierto que empezó su inauguración con cierta rigidez humorística y donde todas las secciones parecieron un producto de pruebas y no de algo sólido como se le exige al mejor comunicador que tenemos en España, ‘La azotea de Wyoming’ no faltó al humor inteligente, a la imagen de iconoclasta y protagónica que presuponíamos, con críticas mordaces respaldadas en el compromiso para con sus seguidores. Pero faltó algo, lucimiento, tal vez, tersura catódica de esa que sólo dar al público el Gran Wyoming. La poca garra, la falta de magia de algunos de sus apartados fueron un error enmendable que, como gran veterano, Guayo procurará mejorar en las siguientes ediciones de este nuevo programa que, ante todo y eso sí, es una alternativa diferente a cualquier otra propuesta, que no elude su etiqueta de ‘show de riesgo’. Algo que va unido a la figura mediática que representa Wyoming. La respuesta por parte del público fue, como era de esperar también, bastante carente de interés por debajo de Sardá (qué miedo tiene el Rey de la televisión actual) y un Buenafuente que sigue su progresión ajeno a derrocamientos y absurdas pugnas nocturnas por la audiencia. Sin embargo, Wyoming demostró estar en plena forma, siendo como es él, como ha sido siempre, fiel a sus principios. Y esa es la sobresaliente y gran fortaleza de un programa que dará algunos de los mejores momentos de la tele moderna.
Para no seguir un sesudo análisis del nuevo espacio de la cadena pública, haré un breve recorrido por sus secciones desplegando una pequeña opinión sobre ella. Si os gusta, bien. Si no, bien también que soy yo el que escribe.
Guayo empezó dando caña al PSOE, prescindiendo de la frase de ‘no muerdas la mano del que te da de comer’. Crítico e irónico, Wyoming no tiene límites, ni amos a los que someterse, y esa declaración de libertad le honra, aunque es un riesgo que puede considerarse innecesaria. Y sí, el gran presentador parecía algo contraído, bastante nervioso, pero fue soltándose como es habitual en él.
Los ‘sketchs’ recordaron lo mejor de ‘El peor programa…’. El de la boda cristiana ajustada a los ideales de un concurso televisivo como el ‘Un, dos, tres…’ fue sencillamente maravilloso, lo mejor de la noche. O el de 'El mundo inalcanzable' o el 'Fuck the president'. También ese residuo de gamberrismo díscolo, perpetuado en el eslogan ‘Cuando todo da lo mismo, dedícate al onanismo’. Perfecto. Puro humor bizarro que se echaba de menos.
Si por algo se esperaba (por lo menos yo) este programa era por esa personal conducta que posee Wyoming para hacer entrevistas, restando peso en las preguntas comprometidas y dándole trascendencia a lo trivial, encontrando un equilibrio perfecto entre circunspección y espectáculo. Imanol Arias asistió a la biografía más surreal que le han hecho en televisión y departió siempre politizando sus palabras para dejar que Carlinhos Brown (actuación en directo incluida) con su altruismo musical y vital y, sobre todo, el escritor Gervasio Sánchez cedieran lo mejor en este apartado de preguntas y respuestas. Sobre todo, aplaudo los cojones de Guayo por sacar a este hombre y sus experiencias con ‘los niños soldados’ sin ningún morbo, siempre desde la curiosidad de un magnífico entrevistador. Buenos momentos de comedia como ese sarcástico ‘Rincón de la cultura’ con Wyoming enseñando a abrir y disfrutar un libro, un hecho que, a estas alturas, parece que requiere este tipo de instrucciones o el nostálgico reencuentro con un Pedro Reyes que evoca aquellos maravillosos 80 catódicos (más que por la calidad de sus chistes).
Donde claudicó al aburrimiento esta azotea fue en las secciones delimitadas a tratar la actualidad. El personaje de Notizia Ortiz (una actriz de muy buen ver, por cierto) junto al presentador leyendo una serie de crónicas resultó de los más estático y prototípico. Al igual que esa insoportable rata con la voz de un Moncho Alpuente que sobresale con más efectividad crítica cuando da la cara y no está tan ceñido a un guión. Las apariciones de la rata Ramón fueron lo más negativo y deprimente de esta nueva aventura televisiva de Wyoming. Velilla Valbuena, pésima actriz y peor cómica, también entra en el saco de lo execrable, por muy buena que esté la muchacha de pelo rizado, sugerentes curvas y lozano rostro. En cuanto a la banda de música, dirigida por el indispensable Reverendo, estuvo en todo momento incorpórea, sin más protagonismo que el de los intervalos entre espacio y espacio y los momentos precedentes a la publicidad. Sin mucho que comentar al respecto. Tampoco de lo zafio de la iluminación y el decorado, bastante pobre y anodino. Pero en este tipo de programas no importa el boato, sino el contenido.
Este primer ‘La azotea de Wyoming’ fue desigual, no se puede negar. Pero aún así, dentro de esta nueva televisión de alternativas con la que ha empezado 2005 supone un paliativo a tanta basura que nos han hecho tragar a lo largo de los años. Y lo más importante, el Gran Wyoming no decepcionó. Simplemente fue él mismo, una lealtad inconfundible que provocará cambios en aquello que no funcione y hará de este nuevo espacio lo que muchos esperan, sino lo que en realidad tiene que ser: una puerta abierta al tratamiento de la actualidad desde la siempre acertada perspectiva de un Wyoming que sigue demostrando ser el número uno de los ‘showmen’ de este país.

Nuevas modalidades de jugar al baloncesto

¿Que te aburres jugando a tu deporte favorito? ¿Quieres nuevas sensaciones a la hora de lanzar a canasta? ¿Necesitas motivación para que tus triples vayan directos a aro?
No te preocupes, ya está aquí este curioso tablero de baloncesto con el que tus obsesiones sicalípticas con 'piercings' y el deporte se aunan en una extraña fusión tan jaranera como eficaz.
A esto sí que se le puede llamar 'pasárselo teta'.