martes, 21 de diciembre de 2004

La historia del cine en pelis de 30 segundos

Hoy hemos visto en Telecinco una noticia que, además, ha recorrido la blogesfera como un inevitable post del que hay que hacerse eco. Y como yo no tengo mucha personalidad que digamos, pues también le hago un hueco en este desordenado Abismo.
La noticia hace referencia a Jennifer Shiman, una animadora que trabaja con ‘Flash’ y que se ha hecho célebre por sus creaciones sintetizadas de películas históricas de la meca del cine. Esta dibujante estadounidense propone las mejores películas de los fastos cinematográficos en 30 segundos y con conejos como protagonistas. Condensación es su clave, epítome de largas horas de cine comprimido en medio minuto. Os aseguro que muchos de ellos son tremendamente divertidos y ágiles, mucho más que su película original. Lecciones de síntesis y de cómo simplificar una historia de tres horas como hace, por ejemplo, con 'Titanic'. Maravilloso.
También podemos disfrutar en 30 segundos de ‘Alien’, ‘El Resplandor’, ‘¡Qué bello es vivir!’ (es acojonante), ‘Tiburón’, ‘La matanza de Texas’ , ‘El Exorcista’ o 'Pulp Fiction' entre otros.
Podéis verlo en su página: Angryalien.
Por cierto, que estos conejos me recuerdan bastante al protagonista de ‘Genre’, la obra maestra de la animación barata creada por ese genio que se merece aquí un post cuanto antes, el maestro y uno de mis cineastas favoritos: el prodigioso Don Hertzfeldt.

¡¡Amiguísimas!!

Amigas por delante y... ¡amigas por detrás!
El hecho tuvo lugar durante la presentación de la película 'Bandidas', película escrita y producida por el cineasta francés Luc Besson y que dirigen los noruegos Espen Sandberg y Joachim Roenning.
Penélope Cruz dijo de Salma Hayek (que había recibido alguna que otra crítica por hablar en inglés a los periodistas hispanos) "Esta mujer es una de las personas más humildes que yo conozco, es muy inteligente y con un corazón de oro, y con una humildad como he visto pocas". Y ya que estaba destacando lo positiva de la minúscula actriz azteca siguió dándole coba "es una persona con un talento enorme, que tiene 'muchas cualidades' que se ven 'a la legua". Y no contenta con eso, prosiguió como si de su novia se tratara: "Es transparente y a veces a la gente es bueno demostrarle, darle cariño y buena energía, no sólo dardos", dijo la española.
Claro, tanto elogio y halago despertó el lado lésbico de Pe y no pudo resistir los encantos de la diva mexicana y le dio, como bien señaló, cariño y buena energía.

Las miserias de Hollywood

‘Este rodaje es la guerra (Sangre, sudor y lágrimas en el plató)’, de Juan Tejero (T&B Editores) es la segunda parte de un libro que vuelve a indagar en la cara más oscura del Hollywood y que sale a la venta coincidiendo con la Navidad.
Peleas, lesiones, celos y borracheras son sólo algunos de los incidentes y accidentes que han marcado de alguna de las películas más mitológicas de la historia del cine. Pero no creáis que se cuenta nada nuevo. Como que Hitchcock era un obsesivo déspota que, por ejemplo, en ‘Rebeca’, ejerció un dominio tan absoluto sobre Joan Fontaine que la pobre actriz quedó traumatizada y tuvo que acudir a varios psicólogos ras el rodaje. O su consabida atracción hacia Tippi Hedren, a la que mandaba seguir para averiguar con quién andaba y adónde iba.
En 'De aquí a la eternidad' rodada en Honolulu, Frank Sinatra y Montgomery Clift se reunían todas las noches para competir bebiendo alcohol, adentrándose en la noche hawaiana hasta que se desplomaban con unas cogorzas descomunales. Judy Garland y su adicción a los tranquilizantes y excitantes constituyó una fuente de problemas para sus productores. Durante ‘El pirata’, de Vincent Minnelli, Judy, atiborrada de anfetaminas, hacía esporádicas apariciones a lo Massiel de media hora en el rodaje y, después de quedar en ridículo como hizo María Jiménez en el Rocío, se marchaba sin haber hecho trabajo alguno. Eso sí, con un subidón de campeonato.
Y la última, con Bette Davis y Errol Flynn como protagonistas. Flynn se llevaba tan bien con Davis que durante el rodaje de ‘Elizabeth y Essex’, en una secuencia en que tenía que abofetear a ‘la loba’ según el guión, el colega Errol le soltó tal hostia que la pobre Davis perdió el conocimiento.
Como digo, nada que no supieramos.

Anécdota con Cayetana

Pogámonos en situación. Imaginad que estáis escuchando el tema de Nawjajean que se ha hecho famosilla por el programa 'Versión Española' ¿Vale? ¿Estamos?
Muy bien. Entonces que sirva como música de fondo mientras leéis esto.
La, la, lala, la, la, la, lala...
Tengo una anécdota, amigos, que versa sobre la simpar Cayetana Guillén Cuervo, esa pequeña gran actriz de nuestro cine español.
Corría el año 97 y yo estaba realmente emocionado, expectante, en los aledaños del Hotel María Cristina durante la 44ª edición del festival de cine de Donosti ¿El motivo? Además de que era la primera vez que iba acreditado, esa misma mañana habíamos visto ‘Perdita Durango’, entregándonos a la mejor película de Álex de la Iglesia. Por la tarde, el amiguete Óscar "Patxi" llega con una fantástica noticia: había conseguido una entrevista con Barry Gifford. Acojonante. Era (y soy -aunque reconozco que he perdido algo de interés-) un lector compulsivo de la obra de este peculiar individuo con una apasionante imaginería de frontera y una literatura asequible y entretenidísima. Una entrevista con Barry es algo que merece la pena. Os lo aseguro.
Bien, subimos en ascensor (realmente la habitación estaba en el primer piso, pero nunca había subido en un ascensor de hotel de cinco estrellas; el ‘snobismo’ del provinciano, supongo) y llegamos a la planta de habitaciones para entrevistas de la peli del día. Vimos entre la puerta a Javier Bardem responder las preguntas de una atractiva señorita de algún conocido medio. En el pasillo, Jorge Guerricaechevarría solicitaba la atención de Álex que, raudo, pasó ante nosotros con bastante agobiado y, según decía, “con una resaca que no era ni medio normal”. Un tipo alto nos dijo que esperáramos, echó un vistazo a una hoja y nos comunicó que no, que no teníamos hora. Patxi le dedicó un gran monólogo discutiendo que sí, que había hablado con una fulana que le había confirmado la audiencia. El responsable de prensa nos dijo que volviéramos a esperar, que iba a solicitar un traductor.
En ese momento fue cuando llegó el petardeo de las chicas de los Menkes-Albacete: Bibi Andesen, Loles León y la pizpireta pequeña de los Guillén Cuervo (ojo a ese parrús peludo). Llegó dando saltitos y emocionada buscando a alguien. Nos preguntó realmente excitada “¿está aquí Michael?”. No sabíamos muy bien a qué se refería, y menos con ese enajenamiento pasional. "¡Michael!", volvió a repetir. Al decirle que no, le explicamos que allí, en aquella habitación, estaba el gran Barry y, ante nuestra cara de entusiasmo, ella contestó “¿y quién coño es ese? ¿dónde está Michael? ¿no lo sabéis?”. Mi amigo y yo nos quedamos acojonados, ya que habíamos hablado alguna vez de ese ramalazo intelectual de actriz culta y preparada, cuyo efecto en nosotros era puramente sexual. Qué paradojas. Pero no. Dedujimos que todo le que habíamos pensado sobre ella, era un bulo. Y así fue. Su caída a los Infiernos de la imperfección. A mí Cayetana me parece una gran profesional, pero antes de este suceso me gustaba mucho más que ahora.
Entre el desconcierto y los nervios del momento entramos en la habitación. Y allí estaba el gran Gifford, dispuesto a perder 20 minutos con nosotros. Un día inolvidable y una entrevista apasionante.
¿El Michael por el que preguntaba como una colegiala que pierde los papeles ante su ídolo? Pues no era otro que Michael Douglas, que presentaba 'The Game', de David Fincher y recogía un premio Donostia por su toda su carrera.

lunes, 20 de diciembre de 2004

Review THE MACHINIST

Aterrador viaje a los infiernos de un hombre atormentado
Brad Anderson consigue el mejor filme de la ‘Filmax International’ con un drama a modo de thriller en el que destaca la soberbia interpretación de Christian Bale.
No es extraño que la novela de Fedor Dostoievski ‘El idiota’, sea uno de los referentes visuales que aparecen en pantalla como expiación de Trevor Reznik, el protagonista de la última película de Brad Anderson. Ya en ‘Session 9’, los protagonistas eran víctimas del pasado, de una culpa sin mitigar que acaba, literalmente, con ellos. La novela del escritor ruso inicia su narración con un personaje mesiánico, concebido por el autor como el paradigma del hombre bueno, el príncipe Mishkin, que a pesar de irradiar sinceridad, compasión y humildad, era derrotado finalmente por sus propios odios en su cara más oscura. Un paradigma de culpabilidad, de la recuperación del pasado para enmendar los errores; en definitiva, la enmienda de los pecados. En un marco tan alejado como limítrofe a esa sensación de caer en la desgracia siendo un ser apocado y aparentemente inofensivo con un pasado oscuro se circunscribe ‘The Machinist’, la que es, hasta el momento, la producción más lograda de la 'Filmax International', de Julio Fernández, nueva divisón encargada de producciones más 'serias' para Castelao.
La angustiosa cinta de Anderson relata la insufrible vida de Trevor Reznik (Christian Bale), un fresador de una oscura fábrica que vive sumido en la realidad más asfixiante y se consume en una enfermiza delgadez unida a un desmedido insomnio que dura un año entero. Su existencia ha pasado a ser una auténtica pesadilla. Un día, Trevor conoce a Iván, un misterioso hombre que llega a la fábrica, de envenenado ambiente por un desafortunado accidente culpa de Trevor. Su única vía de escape son la prostituta Stevie (Jennifer Jason Leigh) y la camarera Marie (Aitana Sánchez Gijón) que pronto se verán afectadas por el extraño mundo que rodea a Reznik. Si por si esto fuera poco, alguien deja una nota en el frigorífico de su casa con un siniestro juego de ‘el ahorcado’ para resolverlo. Con esta propuesta, ‘The Machinist’ se presenta como una película aparentemente lenta y angustiosa que, mediante su oscuro fondo y desarrollo, se convierte en una desoladora pesadilla. Es precisamente ése ritmo agónico la mayor de las bazas de un filme incómodo, que contagia al espectador su desequilibrio emocional en un lánguido ambiente a través de los ojos de un protagonista que observa atónito como su vida se transforma en una alucinación, en pura paranoia, en un vacío existencial que le va anulando poco a poco.
En este manido juego de disfuncionalidad mental es donde el riesgo del filme de Anderson tiene sus mejores atractivos, ya que a pesar de que las posibilidades de este tipo de narración están casi agotadas, dado el número de películas contemporáneas que han ofrecido una y otra vez esa temática de memoria quebrada e imposible diferenciación de la realidad y la ficción, el experimento de imagineria de ‘The Machinist’ ennoblece sus propósitos al dibujar un drama introspectivo que brinda un fascinante contraste. Por un lado, una historia naturalista, ajustada a la realidad de un drama visible, de un hombre que pierde la capacidad de recordar el pasado y, como consecuencia, de vivir aturdido y desorientado, sin un presente sosegado en el que las dudas y el terror se han apoderado de su día a día.
Por el otro, es una lóbrega alegoría sobre el recuerdo, su valor y lo catastrófico que puede llegar a resultar perderlo, terreno donde se inscribe el género fantástico, en esa tendencia genérica donde no se diferencia la dualidad entre real y lo imaginado. Por supuesto, es en este ámbito donde Trevor empezará a cuestionarse si lo que le rodea es auténtico o sólo forma parte de una imaginación trastornada por la falta de sueño. La dignidad con que aborda el género ‘The Machinist’ se encuentra, posiblemente, en ese análisis especulativo sobre la locura, forjada en el lugar en el que se unen la verdad y la invención, allí donde nacen las decisiones, en un espacio de la mente que sirve como escondite a los pecados, allí donde se encuentra la respuesta de esta sugerente película.
Es la última cinta de Brad Anderson un interesante thriller psicológico a modo de drama que sustenta el interés de su trama en extraños elementos alegóricos: ya sea la reiterada bifurcación, un contexto que se reitera una y otra vez con caminos (metafóricos o reales) que divergen hacia la salvación, hacia la luz de la verdad y hacia el caos y donde Trevor siempre elige la oscuridad, como también lo es la duplicidad de caracteres, no sólo en el propio Reznik o en su mundo dividido en la fantasía y lo terrenal, sino en la opción de protección y redención con los personajes femeninos, uno existente (la prostituta que está enamorada de él) y otro un tanto difuso (la camarera Marie, a medio camino entre el deseo y el recuerdo maternal). Rasgos que apuntalan la humanización de un muerto viviente que asiste intranquilo a su extenuación por unos motivos que se intuyen, pero se desconocen. Por eso, el retrato de las alucinaciones, los episodios de ‘de déjà vu’, los recuerdos defectuosos y un profético viaje en una atracción del pasaje del terror, van aportando pequeños jeroglíficos en un filme que sabe ocultar hasta el final lo sencillo de su misterio.
Aunque tal vez éste sea escollo que se le podría achacar a ‘The Machinist’: la utilización de este fácil recurso de ‘factor sorpresa’ en su última parte (que empieza a ser el cáncer del cine fantástico contemporáneo). En esta historia todo se presupone desde su inicio, llevando al espectador por incógnitas bien encubiertas para consumar las convenientes explicaciones en una conclusión de inocencia disculpable, donde abunda la trascendencia inocente e idealismo sin pretensiones. Además, es de agradecer la ausencia de cualquier sinapismo típico del género, donde solamente esa explicación (que no giro) final se hace necesaria, filtrada perfectamente tras un sólido entramado donde todo se va revelando gradualmente, sin prisas y bien construido, dejando que el espectador vaya descubriendo la trama en un asfixiante viaje a los infiernos de un hombre carcomido por la culpa y el aturdimiento vital. Por tanto, la sorpresa no sirve como coartada, ni supone un instrumento que pretenda descubrir con asombro la clave de la historia.
Es admirable así, que la intención del guionista Scott Alan Kosar haya sido la de explorar una continua sensación de asfixia, esa sensación de sentirse vigilado, perseguido y no conocer sus motivos, en hacer creíble la mortuoria pesadumbre de Trevor. Un aspecto que sublima Brad Anderson con su portentosa capacidad para la imagen, utilizándola para transportar al espectador a una atmósfera claustrofóbica, magníficamente diseñada para proyectar un deficiente estado mental. El diseño de producción destaca especialmente si tenemos en cuenta que ‘The Machinist’ sigue siendo una película realizada con dinero español, que no tiene nada que envidiar a las grandes producciones yanquis.
A ello contribuye una espléndida fotografía de Xavier Giménez, premiada en Sitges, y la música de ese genio de la partitura que es Roque Baños, un compositor que ha llevado su talento a unos extremos jamás explorados por ningún músico nacional. Esa importancia de la atmósfera va encontrando su efecto lentamente, sin asfixiar, jugando y formulando con un sentido del miedo que emerge contrapuesto con el resto en un simbólico y memorable viaje a la pesadilla de un hombre que ya no sabe distinguir lo real de lo ficticio, utilizando la imagen y su efecto plástico para imbuir al espectador de la sensación de angustia que provocan las reacciones de ese individuo en perpetuo estado de desconfianza.
Obviamente, en todo este ‘tour de force’ climático, estético y argumental, el poder de la interpretación es el elemento más destacado de ‘The Machinist’, ya que Christian Bale no sólo ha logrado una de las más asombrosas recreaciones físicas de la historia del cine al perder 28 kilos de peso para asemejarse a un desnutrido y esquelético fresador, transfigurado en escalofriante saco de huesos que se pasea por cada una de las escenas de la película, sino que la composición del personaje está fuera de todo calificativo ponderativo, brindando una escalofriante interpretación llena de matices psíquicos, lo que hace que no se entienda que la mejor actuación en muchos años no esté nominada ni a los Goya ni a los Globos de Oro (algo que ratifica la imbecilidad y partidismo de estos premios). Y Anderson tiene que ver en este logro como director, ya que Jennifer Jason Leigh y Aitana Sánchez-Gijón, pese a sus breves papeles, consiguen darle una excelente réplica a la cadavérica presencia de un admirable Bale.
‘The Machinist’ se destapa así como film de terror obsesivo, un drama en el fondo, que hace pensar que Brad Anderson está en camino de ser un maestro en ciernes dado su manejo de un suspense tan íntegro como despiadado, exento de la intencionalidad comercial de los grandes estudios, demostrando su erudición a la hora de no caer en lo fácil y saber prolongar la tensión durante mucho más tiempo sin caer en el formulismo. Una consistente historia de culpas y penitencias, adecuadamente encubierta entre su aparente aspecto de película de género fantástico, pero en realidad concedida con un plausible realismo de frialdad y causticidad turbadores.
Miguel Á. Refoyo © 2004

Entrevista MIKEL ALVARIÑO, guionista

Aquí os dejo una entrevista de uno de los talentos más prodigiosos que he tenido la suerte de conocer en mi vida. Uno de mis grandes y mejores amigos, un gran creador, una de las grandes personas que hay en este mundo y de uno de esos genios que pocas veces tienes la oportunidad de encontrarte en esta vida.
Una charla que tuvo lugar en agosto de este mismo año en la que uno de mis mejores y más queridos amigos nos ofrece una lección de humildad y maestría, catequizando y aleccionando desde el conocimiento de un currante de la creatividad.
ENTREVISTA
MIKEL ALVARIÑO, co-guionista de 'The Birthday'
“Estoy muy satisfecho porque hemos hecho una película honesta”
El joven guionista estrenará en la Sección Oficial del próximo Festival de Sitges ‘The Birthday’, su primer largometraje como escritor cinematográfico.
Muchos son los guionistas que intentan que sus trabajos se lleven a la gran pantalla. Muy pocos lo consiguen. Mikel Alvariño (1975), vasco de nacimiento pero salmantino de adopción, ha convertido ése sueño en realidad con ‘The Birthday’, un largometraje que ha escrito junto al director de la cinta, la joven promesa del cine patrio Eugenio Mira. Una película que, mezclando ‘thriller’, terror, comedia negra y drama, promete ser uno de los éxitos más rutilantes de la próxima temporada en lo que a cine español se refiere. Alvariño ha trabajado en series televisivas de éxito como ‘Médico de familia’ y ‘Ciudad Sur’, en algún concurso emitido a nivel nacional y ha dirigido el cortometraje ‘Ruido’. Un hombre cercano y accesible, pero a la vez un fascinante creador de universos que creció al amparo del cine de la década de los 80. Un trascendental período que ha marcado profundamente a toda una generación y que tendrá su ofrenda en una de las películas más esperadas del año dentro de la apática situación de nuestro cine.
.- Empecemos con una pregunta tópica pero ineludible ¿Cuándo empezaste a escribir guiones?
A los 18 años escribí mi primer guión de largometraje, sin tener mucha idea de cómo se hacía y dejándome llevar por el instinto. Pero yo no pretendía ser guionista. Lo escribía porque necesitaba contar una historia en forma de película. Era algo visceral que surgió de mi pasión romántica y enfermiza por el cine.
.- ¿Recuerdas cuál fue la primera vez en que sentiste que necesitabas contar una historia?
Siempre me ha gustado escribir. Escribí muchos cuentos durante mi infancia, teniendo una necesidad de contar historias pasadas por el filtro de la imaginación. Es algo que me ha acompañado desde entonces. También me gustaba mucho contar historias improvisadas con mis hermanos.
.- ¿Tenías amigo imaginario?
Inventé un monstruo para asustar a mi hermano pequeño, aunque nunca llegamos a hacernos amigos.
.- ¿Cuándo decides probar suerte como guionista?
El cine ha sido algo que me ha enamorado desde que era niño. No puede decirse que es algo que haya descubierto de repente y me haya seducido. No recuerdo en qué momento ni cuándo, pero en todo momento ha estado ahí. Mucha gente cree que saber de cine es ser como ser una enciclopedia viviente. Luego descubres porqué se hacen las películas de una forma u otra, los mecanismos que la componen y si quieres dedicarte a ello tienes que aprenderlo poco a poco. Creo que el punto clave está en el rodaje de ‘1492’, de Ridley Scott, donde trabajé de extra y me di cuenta dentro del rodaje que yo quería hacer algo dentro de este mundo. No sabía exactamente qué, pero por mi vocación de contar historias supuse que lo mejor era ser director. Como entonces aquí no había Comunicación Audiovisual, elegí Físicas porque mis padres querían que tuviese una carrera, pero se dieron cuenta de que iba a estar unos cuantos años haciendo una carrera cuando podía hacer algo en lo que iba a darlo todo para volcarme en ello. Y me fui a Madrid, sin ninguna duda ni ningún conflicto. De hecho ahora, cuando lo pienso, me da vértigo cómo han ido las cosas y cómo podían haber ido.
.- Y en Madrid ¿Qué es lo que haces? ¿Cuál es tu primer trabajo?
Estudié cine, pero en la rama de dirección. Lo que aprendí de guión lo he aprendido por mí mismo; escribiendo, trabajando, contrastando, basando todo en la autocrítica y muchas tertulias. Y con todo eso sacas conclusiones. Hice mi primer corto ‘Ruido’ y quedé lo bastante satisfecho como para saber que quería dedicarme a esto. Junto a Eugenio Mira y Javier Asenjo empezamos a mover un guión que estuvo circulando por muchas productoras hasta que una se interesó. Pero no acabó de cuajar, como suele pasar tantas veces en el mundo del cine. Como no pasaba nada con aquel proyecto, decidí que tenía que buscarme un trabajo remunerado para poder subsistir. Hice una prueba para ‘Médico de familia’ y me seleccionaron. Pero nunca me había planteado ser guionista de televisión, como un medio de vida. En ‘Médico de familia’ lo que aprendí es que no existe la autoría dentro del mundo televisivo. Es decir, que los guionistas no hacen unas cosas mejores que otras. No puedes ser mejor de lo que te piden. Ni peor. Lo que tienes que hacer es adaptarte. La parte creativa está disminuida y, al estar todo tan medido, aprendes a sintetizar al máximo lo que cuentas. Luego llegaron otros trabajos que me sirvieron para curtirme.
.- ¿Cuál es la diferencia en la escritura de guiones en estos dos medios?
En el cine tienes toda la libertad del mundo a la hora de escribir. Otra cosa es que llegues a ver realizado tu proyecto. En televisión te tienes que adaptar a las normas argumentales y narrativas que te dicten en la productora para la que trabajes.
.- ¿Qué es ‘The Birthday’?
Es mi primer guión de largometraje co-escrito con Eugenio Mira que se ha llevado al cine. Y la realización de uno de mis sueños. Es una película que se desarrolla en los 80, situada en Estados Unidos y que es honesta con el cine que marcó nuestra infancia y adolescencia. Es especial por muchas razones. Transcurre en tiempo real, en otro país, en otra época, dentro de un hotel, sigue todo el tiempo al protagonista, y mezcla muchos géneros. El objetivo de esto es que cuando la vean en USA no noten nada raro. A pesar de que el cine español tiene una política y unos cánones propios, nos planteamos hacer algo diferente porque hemos intentado que parezca en todo momento un filme americano, cuando es español. ‘The Birthday’ empieza como una comedia romántica que se va haciendo incómoda a través de una serie de eventos cruciales que llevarán al protagonista a una situación límite en la que tendrá que tomar las decisiones más importantes de su vida. Todo en menos de dos horas.
.- Como has dicho, la película es un homenaje al cine comercial de los 80 ¿Por qué quisisteis evocar esta etapa cinematográfica?
Hay una serie de películas determinantes y comunes a una generación que vivió de forma intensa el cine en aquella época. Cuando tienes conversaciones nostálgicas siempre hay referentes muy arraigados a un tipo de cine que todos disfrutamos por aquel entonces. Títulos como ‘Gremlins’, ‘Los Goonies’, la saga de ‘Indiana Jones’, la de ‘Regreso al futuro’, ‘Cazafantasmas’ y muchas otras. Entonces si tienes la oportunidad de hacer una película, procuras ser lo más honesto posible con todo esto. Nosotros hemos tenido la suerte de poder llevarlo a cabo. Y por esta razón estamos muy satisfechos.
.- ¿Cómo llegas a conocer a Eugenio Mira?
Le conocí cuando estudié cine y nos hicimos amigos en seguida. Desde entonces hemos trabajados en muchos proyectos conjuntos y ‘The Birthday’ es el cúlmen de todos estos años de trabajo.
.- ¿Qué método seguisteis para llegar al guión definitivo?
Hay muchas formas de trabajar. Todo partió de la oportunidad que tuvimos de escribir un guión que podíamos vender. Con unas pautas muy concretas que nos marcamos (rodar en decorados, en inglés, toda la acción en un solo espacio) nos pusimos a trabajar. La historia surgió en una tarde y escribimos un tratamiento que es lo que tuvimos como referente durante mucho tiempo. Cuando Eugenio rueda su cortometraje ‘Fade’, tiene la oportunidad de afrontar su primer largo, que entonces era ‘The Answer’, un proyecto que se frustró, por lo que rescatamos ‘The Birthday’ para convertirlo en un guión. Solemos trabajar hablando mucho, leyendo lo que escribimos, discutiendo y contrastando lo que vamos haciendo. En el momento de escribir lo hacemos con dos ordenadores en la misma habitación, haciendo lecturas con el estilo y coletillas típicas del doblaje, porque como se iba a rodar en inglés, teníamos la mentalidad de escribirla como si ya fuera una traducción. Frases como “Déjalo ya, ¿quieres?” o “Bueno, ya sabes…”. Nadie las dice en castellano, pero para doblar se ven obligados a usarlas. Curioso.
.- ‘The Birthday’ es una película que transcurre en tiempo real ¿Fue difícil ajustar la escritura a este difícil objetivo? ¿Tomasteis alguna referencia especial?
En un primer borrador del guión teníamos unas 400 páginas y lo fuimos reduciendo y tratando, porque al ser en tiempo real el desarrollo de la acción llegó hasta la obsesión de cubrir todas las capas de visión. En cierta medida escribimos un guión muy técnico. Trabajar con el director sobre el guión facilitó mucho todo el trabajo. La cinta es la evolución de una fiesta, así que podemos apreciar el desarrollo de cada personaje, por pequeño que sea y controlar mucho los tiempos muertos del protagonista. Pero sí que hubo que eliminar cosas por una cuestión logística. Es difícil plantear una película de este tipo en que sigues minuto a minuto al personaje principal. Películas de referencia: por ejemplo, ‘La Soga’ de Alfred Hitchcock, ‘Solo ante el peligro’, de Fred Zinnemann , 'A la hora señalada’, de John Badham. La serie de TV. ‘24’ salió después, pero va por ése camino, aunque en nuestra película nosotros seguimos todo el tiempo al protagonista.
.- ¿Cómo fue el rodaje?
Como en todos los rodajes se pasa muy bien, pero también hay momentos de tensión. En ‘The Birthday’ hemos tenido una situación privilegiada porque gran parte de los puestos importantes del equipo estaba formado por un grupo de amigos de hace tiempo y habíamos trabajado alguna vez juntos. Por eso todos, en nuestro terreno, hemos hecho la película que queríamos hacer. Desde el guión, hasta Eugenio en la dirección, Unax Mendía en la fotografía, David Acereto en la cámara y mis hermanos, Javier (junto a Daniel Izar) en la dirección artística y Jorge en la foto fija. Así que hubo un ambiente muy familiar.
.- ¿Cómo fue el trabajo con un icono generacional como es Corey Feldman?
Todo viene de un proyecto anterior llamado ‘The Welcoming Committee’, en el que teníamos en mente su participación. El espíritu de aquél era también hacer un sincero homenaje al cine de los 80 y recuperamos la idea para ‘The Birthday’, aunque ésta sí transcurre en aquélla década. Que Corey Feldman aceptara participar fue una sorpresa, porque el presupuesto de la película es bastante ajustado. Que él esté en ella nos alegró enormemente. Como uno de los máximos iconos de los 80, era perfecto como protagonista. Es un gran actor que muchos pensábamos que estaba retirado y que en ‘The Birthday’ demostrará que está en plena forma.
.- ¿Y quién más protagoniza ‘The Birthday’?
Pues además de Feldman, que interpreta Norman, un joven perdedor que evoluciona y se supera, podremos ver a Erica Prior, una joven promesa del cine internacional que trabajó con Paco Plaza en ‘Second Name’ y que da vida a Alison, novia de Norman y típica reina del baile de fin de curso. Los dos protagonistas son estereotipos del cine de esa época en una situación en la que nunca se les había puesto antes. También está Jack Taylor, que es un maravilloso actor veterano y de culto gracias a sus trabajos con Jess Franco y Roman Polanski.
.- Ya has visto la película acabada ¿Cuál fue tu primera impresión al verla? ¿En qué fase de la postproducción se encuentra?
La película está en postproducción de sonido. Falta grabar la música con la orquesta que ha compuesto el propio Eugenio Mira y luego hacer las mezclas. Pude ver la película acabada con sonido directo. Es difícil asimilarla con distancia, ya que todo te recuerda algo. Pero estoy contento, porque a pesar de estar muy involucrado me he dejado llevar y lo he pasado francamente bien viendo ‘The Birthday’. Es muy entretenida y espero que a la gente le guste. Eso sí, hasta que no se estrene no podemos saber cómo funcionará.
.- ¿Cuándo la podrá disfrutar el público?
Su estreno internacional será en la Sección Oficial del Festival Internacional de Cine de Cataluña, en Sitges, a finales de noviembre. Su estreno en España está previsto para principios de 2005.
.- ¿Cómo ves el actual cine español?
Lo veo bastante mal, porque que es un hecho que aunque la gente vaya al cine a ver películas españolas, sigue asistiendo en masa a ver cine americano, que se reparte la mayoría de las salas. Es muy triste, pero, en parte, esto está causado por la calidad de las películas que se hacen en este país. Desde luego que se hacen buenas películas, pero en la mayor parte de los casos no es así. Si a eso, añadimos los famosos ‘pakcs’ de las ‘majors’ en los cuales por cada película americana buena te venden doce mala, la cosa no pinta muy bien. Yo lo que creo de verdad es que en el cine español lo que hace falta es ser un poco más ambiciosos en sus propuestas y su temática.
.- ¿Y el panorama cinematográfico en Salamanca?
Además de aquellos que tienen un lugar de privilegio en el mundo del cine como son Basilio Martín Patino, Antonio Hernández o Chema de la Peña, creo que hay mucho movimiento de gente salmantina que llega a hacer cine, diversificada en muchos campos del medio como guionistas televisivos, integrantes importantes en equipos técnicos de rodaje o gente que está a punto de dar el salto al largo como Rodrigo Cortés. También existen muchos buenos cortometrajistas que están haciendo grandes trabajos y que merecen estar en esta profesión.
.- ¿Qué consejo darías a aquellos jóvenes que empiezan a escribir sus primeros guiones?
Lo primero es tener muy claro qué es lo que se quiere contar con un guión. Como sugerencias yo diría que hay que saber moverse, utilizar bien los contactos y saber venderse. Hay que tener claro que para vivir de la escritura de guiones, la televisión es la mejor forma para poder vivir con algo de estabilidad. Lo del cine es una aspiración que se puede mantener o no. Eso sí, no hay que rendirse nunca. Cuando dejas leer un guión, hay que olvidarse del orgullo y escuchar atentamente las críticas y opiniones de los demás, y luego valorarlas. No sirve de nada pensar “es que no han entendido el guión”.
.- ¿Consideras que son necesarios unos estudios previos para ser guionista?
Yo creo que no. Para mí lo fundamental es ver mucho cine. En el cine es donde están las mejores lecciones. Hay que aprenden a fijarse en cómo se construyen las historias. Eso es fundamental. No me parece necesario por tanto pasar por ninguna escuela. Lo que está claro es que en estos cursos se conoce gente y los profesores te pueden enseñar cosas a partir de sus experiencias, pero lo que hay que tener muy claro es que, por muchos cursos que se hagan, lo que vale finalmente es lo que hace uno mismo.
.- ¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Después de haber estado tan sometido a la escritura cinematográfica, creo que ha llegado el momento de dirigir mi propia historia que, si todo sale bien, dirija un cortometraje en 35 mm. titulado ‘Palabras de Amor’ o más posiblemente otro cortometraje antes en 16 mm con el título de 'Corrientes Circulares'. De todos modos, estoy esperando al estreno de ‘The Birthday’ para ver las consecuencias tiene sobre mí. Pero aún así, ya estoy hablando con Eugenio Mira para empezar a escribir un nuevo largometraje.

domingo, 19 de diciembre de 2004

La 'cult movie' del Mondo Parker & Stone

La Cultura Basura se caracteriza por posibilitar la recolección de lo que otros desahucian y convertirlo en objeto de culto, en disfrutar de su índole de condenación cultural y proponiendo una nueva vertiente de libertad. Esto es lo que rige esta denostada primera película de los creadores de la soberbia serie de culto ‘South Park’. Siguiendo el espíritu de ésta (basada en la incorrección política, el cinismo y la crítica contra la hipocresía social que nos rodea) Trey Parker incidió en su posicionamiento liberador de todo tipo de complejos, otorgando con ‘Orgazmo’ un manual de irreverencia, de polémica y de la mala hostia en un sincero y emotivo homenaje no sólo a la serie B (con las peleas de ‘kung-fu’ mal coreografiadas intencionalmente y la estructura de cómic que lleva inmersa), sino que es una película impregnada de un estilo ‘casposo’ en pretendida ofrenda a la serie Z (todo el nostálgico porno –Ron Jeremy incluido-, esencia Ed Wood por cada plano...).
‘Orgazmo’ juega con la insolencia, cebándose con la falsedad de la religión, el racismo (ése camarero chino ‘rapero’ –orientales y afroamericanos en uno sólo-), el reaccionarismo y la hipocresía del puritanismo que se ha instalado en la Meca del Cine y la falsa moral (o doble moral, se podría decir), Trey Parker (junto a su compinche inseparable Matt Stone, que tiene aquí un papel inolvidable), como el más aclamado John Waters, realiza con una evidente carestía de medios un cómic burlón que cuenta las peripecias de Joe Young, un inocente siervo mormón que evangeliza en Los Ángeles mientras espera reunir el dinero suficiente para casarse con su ‘estrecha’ novia de siempre, hasta que un buen día se convierte en la estrella más aclamada del cine porno: el Capitán Orgazmo. La agilidad de esta pequeña comedia es la gran virtud de Parker, que logra con ingenio y golpes de humor corrosivo darle cuerpo a una película en principio un tanto vacua. Por ello, las aventuras de Orgazmo y Choda Boy (excelente Dian Bachar) contribuyen a dar un cine de entretenimiento ‘trash’ que mira en el espejo del ‘cine basura’ con respeto, sentando una ruptura con lo establecido, con la moda, aproximándose con acierto al antidogmatismo del mensaje y descuartizar, de paso, la intransigencia de las gazmoñas almas sensibles.
Momentos impagables como el descubrimiento del verdadero Orgazmatator, la retahíla de pollas falsas, el inimitable Sancho, el sublime ‘happy end’ y la aparición estelar de Chasey Lain (la mejor e impresionante ‘porno star’ de entonces) configuran esta película de culto destinada a ser el festín ineludible de todo ‘gorehound’, ‘porno adicto’ y amante de películas de serie B. Una concesión gamberra que Parker ofrece a los que cómo él aman de verdad el cine, por muy ‘trash’, ‘explotaition movie’ o underground que sea. Y es que como dijo el maestro Waters “hay que tener muy buen gusto para saber apreciar el mal gusto”.

sábado, 18 de diciembre de 2004

El último anuncio del año

Lejos de estar en las descomunales cifras de la 'Superbowl' en los USA, Televisión Española ya ha contratado los anuncios que se emitirán -simultáneamente por La Primera y por La 2, antes y después de las campanadas que dan la bienvenida al año 2005 (sí, por el culo te la hinco).
Pues bien, a diferencia de otros años, la compañía que ha contratado el último spot de 2004 -el más caro, que se paga a 7.800 euros por segundo, con una duración mínima de 20- ha pedido a la cadena pública que mantenga su identidad en secreto. Como si nos importara mucho. Imaginaos en Nochevieja, en familia, deseando que todo termine para irte de fiesta con los amigos, con las uvas de la mano, esperando atentamente a ver qué empresa ha sido la elegida para ser el último spot de este año. Imaginad a todos haciendo apuestas (que si Rolex, que si Renault, que si Iberia...). Me parece ridículo ¿Qué incógnita quieren mantener? ¿Acaso ése halo de misterio nos hace despertar algo de curiosidad?
Madre de familia: ¡Ahí, qué emoción, ha llegado el momento!
Hijo: ¿El de las uvas?.
Padre: Carlitos ¿qué estás diciendo? ¡Ha llegado el momento del 'último anuncio del año'!
En cualquier caso, sabemos que el penúltimo será el de Iberdrola, que abonará a la cadena gran parte del sueldo del Gran Wyoming con los 6.100 euros por segundo, por detrás de Coca-Cola, que soltará 5.150 euros.
Después de la retransmisión de las campanadas desde la Puerta del Sol, a la que este año vuelven Ramón García y Ana García Obregón (sic), se anunciará, como va a venir siendo habitual dando la coña hasta la extenuación, el proyecto olímpico de Madrid 2012 (que pagará 5.800 euros de todos los madrileños), un spot realizado por Mediapro al que seguirán una promoción contratada por el Gobierno vasco (3.500 euros que pagarán todos los vascos de su bolsillo) y el banco ING (con 2.000 euros).
Lo apasionante de todo sería lo siguiente: Recuperando el tema de la 'Superbowl' ¿No digáis que no sería impagable ver a Ramón García en plan Justin Timberlake arrándole un cazo de remaches a la Obregón y que le dejara una teta deforme al aire como hiciera el cantante con Janet Jackson? Imagino que más de un español moriría atragantado por lo desagradable y 'freak' de la situación.
Aún si esto no sucediera (que es lo más probable), todos a gritarles a la bióloga y al paleto de la capa: ¡¡POR EL CULO TE LA HINCO!!

La Navidad llega al ABISMO

Frases como “cada vez llega más pronto”, “la Navidad es un invento de las grandes superficies”, “odio estas putas fechas”, “papá ¿compramos un jamón?” y “estoy deseando que pasen las fiestas de una vez” forman parte de una tradición inquebrantable que todos tenemos que pasar, queramos o no, entre el primer fin de semana de diciembre y el día de Reyes de enero, más o menos.
La Navidad se caracteriza por ser un acontecimiento que sirve de excusa para todo; para salir de fiesta, para emborracharse, para tirarle los trastos a la compañera de trabajo, para proponerse sin éxito ser mejor persona, para cenar en familia, para aburrirse, para sonreír sin ganas, para comer de todo sin control. Durante varios días de fiesta, alternamos todo cenas y comidas con compañeros del curro, con amigos y familiares, nochebuena con Navidad, nochevieja con Año Nuevo, comida de la empresa, cena de antiguos compañeros. Fiestas arraigadas a las guirnaldas, al muérdago, a las luces de colores, a lo belenes, a un pequeño pino talado violentamente, a la predisposición a los buenos sentimientos convertidos a la mínima en mala hostia. Eso es la Navidad.
No pretendo desnaturalizar la Navidad, ni arremeter contra una serie de ritos que poco o nada importa lo que a mí me parezca. Para eso está esa canción tan desmadradamente cierta de los Soziedad Alkoholica referente a esta cuestión. No voy a caer en el error de posicionarme en una actitud desmitificadora que enuncie una imprecisión disfrazada de individualismo, de puro egoísmo, del “no me gusta la Navidad porque es una mierda”. Es más, hasta puedo preconizar estas fiestas, aunque sea por la estética, por la citada preferencia a la algarabía, a las ridículas cestas con embutido del barato, champán sin marca y turrón del duro, a los Niños de San Ildefonso cantando la pedrea y el gordo el día 22. Por ver ‘Plácido’ y ‘Qué bello es vivir’ en una sola sesión. Parece que celebrar la Navidad se ha convertido en una actividad infamada y apática. Así que debo ser de los pocos gilipollas a los que les gusta la Navidad. En otras palabras: los que no saben tomar parte del rito se confortan atacándolo. Ante la imposibilidad de optar por un enfoque personal apacible, eligen por refutar a los que nos gusta la Navidad.
Eso sí, cuando hay que celebrarlas, que te regalen cosas y apreciar el ambientecillo resplandoroso de las calles iluminadas, de salir de fiesta hasta altas horas, todos se apuntan. Todo el mundo sale, se emborracha e intenta pasarlo bien. El concepto de Navidad está más allá de la parafernalia consumista. Y es que la confusión atávica ante el inexorable ciclo vital, del invierno y del verano (con las vacaciones familiares –la otra gran diatriba del español moderno-), ha creado celebraciones de solsticios para todos los gustos. Lo divertido de todo es ser cínico, socarrón y disfrutar de todo con divertimento. La Navidad es la época ideal para reírse con más fuerza de aquellos a los que no le gustan. Algo así, como el mensaje de esa más que interesante película de Terry Zwigoff que es 'Bad Santa', donde un Santa Claus borracho, pendenciero, ladrón e hijoputa encuentra el espíritu de las Pascuas en un niño 'loser' gordo, medio imbécil cuyo máximo deseo es tener un jodido elefante violeta como regalo. O a una joven ninfómana que disfruta del sexo navideño si Santa lleva el gorro de la borla roja por un complejo infantil. La Navidad es cojonuda, amigos. Y quien diga lo contrario es que no sabe disfrutar de las cosas buenas de la vida.
Próximamente, el cercano 25 de diciembre postearé un extenso e inolvidable dossier sobre la Navidad en el cine. Desde diversas perspectivas. De cómo el cine, es decir, la vida, la ficción de la realidad, observa una tradición universal y ancestral.
Yo, por mi parte, he decorado este ‘Mundo desde el Abismo’ para la ocasión, dándole así una absurda pero vistosa pátina navideña. Incluso he colgado una ridícula instantánea de ese ‘otro yo’ que escribe en la red con un simpático gorrito de Papá Noél, o Santa Claus, o Kris Kringle, o San Nicolás… Da lo mismo.
Otra cuestión a debatir sería si las efigies mágicas de nuestra Navidad española han dejado dilapidarse por imágenes anglosajonas, los Reyes Magos dilapidados por Santa Claus. Pero ya no me queda más que decir: FELIZ NAVIDAD a todos y a ser felices como podáis. Por lo menos, en estas fechas… tan ‘señaladas’.

viernes, 17 de diciembre de 2004

'Garganta profunda': Un mito del cine X

La película X más grande de todos los tiempos sigue vigente a lo largo del tiempo
Gerard Damiano consiguió una admirable gesta tan reivindicativa como genérica para el X, género desvirtuado con el paso de los años.
Es un hecho fehaciente que el cine porno goza en la actualidad de una divulgación que hace algunas décadas no tenía. Cierto es que, allá durante principios de los 80, con la aparición del soporte electromagnético (es decir, el vídeo), muchos de los clásicos del género se prodigaron con profusión en muchas de las numerosas cintas que durante la época se multiplicaban. Hoy en día, el DVD primero y, sobre todo, las bandas anchas de internet, permiten un escandaloso flujo de porno que se ha multiplicado en un elevadísimo porcentaje en la última década.
Pero si tenemos que remitirnos al clasicismo de este X, del cine porno, de las maravillosas e insidiosas pasiones que siempre han requerido de nuestra curiosidad para ser descubiertas, la película clásica del X por tradición y convicción, nos tenemos que rendir ante ‘Garganta Profunda’, la joya de la corona de la historia de este tipo de cine tan denostado hipócritamente, la más aplaudida por el erotómano más romántico. Este mítico filme de culto dirigido por Gerard Damiano y protagonizado por la musa de diversas generaciones de onanistas recalcitrantes Linda Lovelace revolucionó a principios de los setenta todo el género, la concepción que se tenía de este tipo de cine y toda su iconografía, cambiando para siempre el género y otorgando al cine pornográfico una aura de magnificencia, de dignidad y creando un mito que permanece vigente a lo largo de los años, inalterable, eterno...
Cuando llegó la era del liberalismo hippie, la Guerra de Vietnam, el amor libre y la reivindicación de la libertad corrían los locos y excesivos años 70. Fue entonces cuando se pasó de proyectarse cortometrajes muy subiditos de tono a realizarse películas en formato de cine, con argumentos más o menos cuidados y con un determinante común: explícitas y cuidadas raciones de sexo. Es entonces cuando se estrena una de las películas más célebres de la historia del cine, ya no marginado al ámbito porno, sino que es uno de los pocos títulos que el público generalizado conoce (al menos porque lo han oído mencionar alguna vez). No se exagera cuando se alaba esta película engrandeciéndola hasta la divinidad, ya que contando con un reducido presupuesto de apenas 250.000 dólares llegara a estrenarse en casi todo el mundo, recaudara en un solo año 6 millones y haya amasado desde entonces una fortuna de más de cien millones de dólares, ahí es nada. Dejando la estética ‘beatnik’ y underground a un lado, Damiano abordó el género dotando sus secuencias con el tono ‘hardcore’ y atrevido que antes no habían conseguido sus congéneres, convirtiéndose así en el que se puede considerar como padre del X moderno. Es cierto que las películas posteriores de Damiano son las que de verdad interesan conocer debido al fondo reflexivo y argumental de la historia, como ‘El diablo y Mr. Jones’ o ‘Historia de Joanna’, historias llenas de angustia y consternación que narraban de un modo magnífico y certero la soledad e incomunicación del ser humano. Puede parecer un análisis artificiezazo, pero lo cierto es que si las películas de Damiano son grandes son, porque como el espíritu que imbuía a ‘Tras la puerta verde’, de los polémicos hermanos Mitchell (habrá que dedicar un estudio blogero a estos dos sediciosos), incluían en sus argumentos una línea dramática progresiva, en el que el sexo explícito siempre estaba a disposición de la trama y no al contrario, que es lo que suele suceder en la mayoría de los sucedáneos de X que aparecen en la actualidad.
Una joya entre la basura
‘Garganta profunda’ es una ágil película que sirvió (y sirve) como sano ataque a la hipocresía que rodea a la siempre melindrosa sociedad americana. Este mítico filme de Damiano es una embestida gamberra y hippie, que pese a que no es ni mucho menos una obra maestra, sí que sirve de reivindicación de lo que representa y es en realidad: el primer porno de la historia del cine en solventar un género que sigue hoy en día en la sombra de la ranciedad más humana, pero que es el hacedora de las posteriores obras que se han ganado un hueco en nuestros corazones. ‘Deep Throat’, su tílulo en inglés, es una película dinámica, ágil, con una estructura de guión que aporta un ritmo ilógico en lo habitual de una película de género, manteniendo esa frescura con la que Damiano rodó, con la presteza con la que Lovelace engulle miembros y un silogismo de lo que debe ser la diversión cinematográfica más políticamente incorrecta.
La historia se centra en la vida de Linda, una joven hippie liberal y sexualmente activa que tiene un grave problema que le impide disfrutar a tope de su ninfomanía y de su libertad sexual. Su problema: no alcanza el orgasmo. A pesar de buscar al hombre que la puede hacer gozar del amor libre, la compañera de piso de Linda, otra voluntariosa folladora nata, le anima a que visite al Doctor Young, un trastornado médico que descubre el gran secreto de Linda, que no es otro que el poseer un extraño defecto físico de nacimiento: no tiene el clítoris en la entrepierna, sino que el punto erógeno reside en su faringe, por lo que si quiere alcanzar el éxtasis sexual deberá profundizar en mejorar su ‘garganta profunda’, es decir, experimentar con las felaciones, para lo que el avispado doctor la contrata como enfermera de su clínica.
Resulta inolvidable el torrente de desparpajo que incluyen muchas de sus escenas (acopiadas en su mitad casi todas las secuencias con ‘materia’; como la Coca-Cola tan mítica) sobre todo aquellas en las que la Lovelace consigue sus orgasmos precedidos de fuegos artificiales y campanas celestiales. Lo más reivindicativo y más destacable como valor cinematográfico, que marcará una gesta dentro del cine de género, es la gran labor como director del propio Damiano, ya que conjuga unas bases que se escapan a la imaginación de cualquier depravado que pretende hacer los (casi siempre) patéticos pornos de diversos ámbitos con el despreciable objetivo de prostituir el cine a favor de un propósito económico tan deleznable como espeluznante. Damiano explora un terreno de montaje cargado de dinamismo, de ritmo y de brío, que hace que todas las secuencias que conforman una historia absurda, pero divertida, se encaminen acuciosas hacia un final lleno de color y profanidad, de pura transgresión.
La leyenda
Mucho se habló de la financiación de esta obra de culto dentro del Séptimo Arte, aunque sea en una vertiente que es totalmente disfuncional y basurera. Cuenta la leyenda ‘negra’ del filme de Damiano que la película surgió de apaños de blanqueo de dinero con respecto a la mafia más arraigada a la tradición ‘padrinesca’ (los productores fueron Lou Perry, Terry Levene y Phil Parisi) que sufragaron los gastos de ‘Deep Throat’ y negaron el sueldo a Damiano, que acabaría trabajando gratis. Estrenada en marzo de 1972 en un pequeño cine de Times Square con el consabido revuelo social y la inmediata acción de los sectores más conservadores y ñoños de la sociedad norteamericana. Aún así, los jóvenes de los Estados Unidos respondieron a la idea de Damiano y ante la curiosidad y el descubrimiento del género ‘Garganta Profunda’ llegaría a convertirse en una de las películas más vistas de aquel año, 1972, cosecha cinematográfica que dio al cine títulos como ‘El Padrino’, ‘Cabaret’ o ‘El candidato’.
En España, dominada siempre por la rusticidad más aplastante y por aquel entonces un fascismo absolutista con tintes nazis, ‘Garganta profunda’ se estrenó pasados ya los 80 y con un éxito fulgurante que le hizo rebasar con creces los 50 millones de pesetas de recaudación (toda una proeza hablando del género del que se habla). ‘Deep Troat’ queda, por tanto, como una de las películas de culto de todos los fastos de este noble arte que es el cine. No sólo por la libertad y tolerancia que lleva implícita entre líneas, sino por la maravillosa y noble labor de utopía artística (adyacente a la admirable idea del arte conceptual y loable del mítico Ed D. Wood Jr.) como es la de creer en lo que se hace y llevarlo hasta el último extremo, sin concesiones a la reprobación o circunscripción.
Linda Lovelace, la inolvidable diosa sexual
Es una de las musas del cine porno, una de esas mujeres que han marcado con su personalidad una era irrepetible dentro del género. Cansados muchas veces de tanta modelo que nos llevan a imaginar entelequias sexuales totalmente fantasiosas se echa de menos la era de las grandes inspiraciones, las chicas con gancho, arrebatadoras, como las auténticas y reverenciadas Marilyn Chambers, Georgina Spelvin y Terry Jones. De entre todas destaca la ‘X queen’ del momento, la mejor, la más cercana a cualquier humano, pero con la personalidad y carácter suficiente para pasar a la historia como la verdadera autócrata del género. Linda Lovelace era de aquellas chicas que un buen día se autoconfirió la etiqueta de rebelde para, cansada de la estúpida actitud social ante la insostenible situación de un país en ciernes, decidir llevar una vida liberal. Entre progre y cultureta, la Lovelave acudió al casting de Damiano sabiendo lo que hacía, convencida de autosuficiencia y sexualidad, con el sueño de ser actriz metido en la cabeza, esperando que, algún día, un productor de películas ‘serias’ le diera la oportunidad de ofrecer su talento al arte. Pero empezó por el porno. Cierto es que aquella chica de 21 años ya había tenido devaneos con el género, pero también lo era que la chica protagonizó algún que otro corto de marcado corte ‘serie B’.
Aunque durante el rodaje de ‘Deep Throat’ la Lovelace muestra una capacidad insuperable para las escenas dramáticas (es un decir, dentro de lo que cabe), la carrera posterior de esta pionera, de esta sencilla mujer de belleza arrebatadora, natural y sin necesidad de recurrir a un maquillaje espectacular para resultar hermosa, nunca fue lo que sus fans generacionales esperaban. Si bien ‘Garganta Profunda’ fue todo un éxito, las dos siguientes películas de ‘ambiente’ no fueron lo que se dice profusas en gloria. Ejemplos de esta vertiente de decadencia fueron títulos como ‘Las confesiones de Linda’, su interesante ‘Linda Lovelace for president’ o la autobiográfica ‘Ordeal’ que llevaría definitivamente a esta mujer al más rotundo fracaso.
La Lovelace acabaría desencantada de la vida, descubriendo lo que es en realidad el cine porno, otro método de prostitución que engloba una mafia de dinero e intereses y, paradojas de la vida, acabaría en una asociación ultra-católica en contra del sexo filmado dando una imagen que no queremos recordar. Lo que si es digno de mantener vivo en la memoria colectiva es el descaro y las habilidades que mostró en el clásico que nos ocupa en esta ocasión, ya que el dominio en escenas de salón y su magnificencia a la hora de mamar príapos (su heredera ha sido, hasta hace poco, la inigualable Jeanna Fine) hicieron de ella un mito que se ha engrandado con los años. Por aquella empresa de Damiano cobró tan sólo 1.200 dólares y dejó en el recuerdo una de las mejores sensaciones que se recuerden. Linda Lovelace es un icono, un mito, una reina que siempre permanecerá en el corazón de los aficionados.