miércoles, 15 de diciembre de 2004

Momento 'FyC' mítico

Cansado: Por cierto, esta mañana, Me he comprado el periódico.
Faemino: Joder, estás sorprendente, macho. No hay quien te conozca, tío. Tú no eres de medias tintas. A meterme el periódico... ¡con un par!
C: No, he tenido un día intelectual, hoy. No, pero he comprado un periódico de esos de números, de esos de cuentas y tal ¿no? Que entiende cualquiera, que dice dos mas tres cinco, y no hay mas huevos ¿no?
F: Bah, eso no tiene... bah.
C: Sí, estaba leyendo, venga lee cuentas y números, cuánto cotiza la libra, nosecuanto y tal, y de pronto leo así, en pequeñito, en un de esto, así, un titular pequeñito, y ponía: "SE HA MUERTO EL FARY".
F: ¿QUIÉN, EL FARY? Ese insigne y polifacético cantante de tonadilla españoooooooo?!
C: ¡¡No hombre, no!! ¡¡El científico!!
F: Ah… Que le den por el culo!! Me habías... joder… Me habías asustado, macho! Buah...
C: 32 años tenía.
F: Bueno, pues ya ha vivido bastante ¿no?
C: Iba a pasar un paso de cebra, sin mirar... y lo atropella un coche. ¡¡Será gilipollas!!
F: Y seguro que ha sido un Renault 4 ¡¡amarillo y abollao!! ¡Tú no tienes ni dignidad ni vergüenza!
C: "No..." - dice - "...es que yo soy licenciao por la Universidad de Berkeley..."… ¡¡Tú eres gilipollas!!
F: A ver ¿Para qué te han servio tantos estudios, gilipollas? Míranos a nosotros, sin estudios pero ¡¡VIVOS!! coño. Primero hay que mirar y después cruzar, joder!!
C: No, y luego además decía: "Yo cuando me muera no quiero que me entierren, no, no, no, quiero que me incineren y que esparzan mis cenizas por la naturaleza, para hacerme uno con el cosmos..."
F: ¡Maaaaricón!

Películas que nunca existieron

Cine maldito: las películas que nunca existieron
A lo largo de la historia del cine, algunas películas que se empezaron a rodar nunca se estrenaron. Otras, ni siquiera llegaron a comenzarse. He aquí una muestra.
En los archivos de los fastos del cine existen películas malditas, superproducciones catastróficas, cintas rodadas que nunca nadie se atrevió a terminar y proyectos que, por una u otra causa, se promocionaron, se preprodujeron y, finalmente, jamás vio su rodaje hecho realidad. Existen dos tipos de películas malditas; aquéllas que tras rodarse e invertir auténticas fortunas (casi siempre con rodajes traumáticos) fueron despreciadas por el público y por la crítica y las películas con guiones definitivos, con un casting ajustado a sus posibilidades y el equipo técnico al completo que no se llegaron a concluir o ni siquiera empezar a filmar. Es un hecho no exento de dramatismo que tiene muchos ejemplos a lo largo de la historia del Séptimo Arte. El más reciente, ‘The Man who killed Don Quixote’, de Terry Gilliam, ambiciosa producción marcada por la fatalidad de un clima torrencial y despiadado, una enfermedad que impidió montar a caballo a Jean Roquefort y la toda la adversidad reflejada en el documental ‘Lost in La Mancha’.
Detener una producción siempre es un drama, aunque a veces sea necesario debido a los costes que puedan arruinar una gran productora. ‘La puerta del cielo’, de Michael Cimino, arruinó a la United Artist por su elevado coste. Es un caso ilustrativo de la megalomanía de algunos directores que, hambrientos de épicas aventuras, se embarcan en un viaje sin retorno hacia superproducciones que difícilmente recuperaron su inversión.
Paradigmático es el caso de ‘Cleopatra’, de Mankiewicz, que hundió a la Fox durante algunos años y ‘Apocalypse Now’, de Coppola, macabro viaje a los infiernos reales de Joseph Conrad que tienen su funesta extensión tragicoeconómica en ‘Fitzcarraldo’, de Werner Herzog, rodaje donde se tuvieron que sufrir casi los mismos contratiempos y obstáculos para acabar su film que el personaje central de esta epopeya. Por ejemplo, Einsenstein fue despedido por el millonario Upton Sinclair del costoso proyecto ‘Que viva México’, perdiéndose el control sobre el material rodado y utilizado después en un documental tras las acusaciones de Stalin al cineasta de traición y desviacionismo. Un hecho que se repetiría después en ‘El prado de Bejin’, otro proyecto inacabado. ‘Titanic’ de James Cameron, estuvo a punto de deambular por productoras por su elevado coste que tuvo que unir, por primera vez en la historia, a dos grandes ‘majors’ como Paramount y a la Fox para culminarla y ‘Forrest Gump’, de Robert Zemeckis, que se quedó sin capital para la promoción, son otros dos ejemplos.
Posiblemente si alguien en la historia del cine supo la verdadera tragedia que supone interrumpir una película sin finalizarla, ése era Orson Welles, un cineasta de genialidad inalcanzable que nunca supo terminar sus gestas artísticas. Si el cine no hubiera sido industria, la obra de Welles hubiese avanzado límites insospechados. Pero la cruda realidad es que Welles jamás pudo acabar ‘El Quijote’, un ambicioso proyecto que varios años después intentó acabar Jess Franco sin mucha fortuna. ‘It’s all true’, ‘The Deep’ y ‘The other side of the wind’, con John Huston como protagonista, son cintas que Welles comenzó, dándoles forma de celuloide, pero que desgraciadamente nunca vieron la luz. También es célebre el drama epopéyico que vivieron Joseph Von Sternberg como director y Chaplin como productor en ‘La golondrina’, por la negativa del director alemán a darle favoritismos a Edna Purviance o ‘Yo, Claudio’, mitológica producción que cayó en el vació por la meticulosidad de Sternberg y los caprichos de su estrella Charles Laughton. Y es que ni los grandes maestros del cine se han visto librados de este mal que, muy de vez en cuando, dejan a medias el rodaje de una película. Alfred Hitchcock también trató de rodar dos obras que no tuvieron el esperado final feliz. Una, con Audrey Hepburn, sobre una abogada que defiende a su padre acusado de la muerte de una prostituta, donde la protagonista de ‘Desayuno con diamantes’ fue la causante del desastre por negarse a interpretar una secuencia de violación y otra, la más conocida, ‘Kaleidoscope’, un ejercicio de cambio de ‘Hitch’ al más puro estilo Antonioni en ‘Blow up’ arriesgando con secuencias muy subidas de tono que la Universal se negó a seguir produciendo debido a su alto voltaje sexual y violento.
David Lean nunca pudo ver hecho realidad ‘Nostromo’, carísimo proyecto que nadie quiso producir, ‘Los 900 días’ fue el sueño más preciado de Sergio Leone (en su tiempo costaba 70 millones de dólares) que firmó para rodar dos días antes de su muerte. John Ford tampoco pudo comenzar ‘The White company’, adaptación de una novela de Arthur Conan Doyle o ‘The first deadly sin’, la película que dejó preproducida Roman Polanski con De Niro como protagonista antes de que tuviera que escapar de Estados Unidos por violar a una menor. En el caso de ‘Something’s got to give’, George Cukor se quedó contemplando una y otra vez a Marilyn saliendo desnuda del agua porque la gran estrella de Hollywood moriría sin poder consumar su actuación y despedida de la película.
Existen también proyectos que se han anunciado a bombo y platillo para, con el paso del tiempo, terminar como sólidos rumores en los que localizaciones, arriendos y demás eventos contractuales quedaron en un amago de comenzar gestas fílmicas inconclusas. Así Verhoeven se quedó sin ‘Las cruzadas’, Stanley Kubrick murió antes de anunciar el rodaje de la película de su vida ‘Napoleón’, el ‘Taj Majal’, de Fritz Lang se fue de presupuesto, el mito de Hergé ‘Tintín’ llevado a imagen por Spielberg no cuajó o la ‘opera prima’ abominada de Tarantino ‘My best friend’s birthday’ son casos de trabajos que, por razones diversas, no fueron estrenadas. Un caso extendido a nuestras lindes con el regateo de Andrés Vicente Gómez y su constante recorte de presupuesto que llevó a Álex de la Iglesia a renegar de su guión ‘Fú Manchú’.
Un somero recorrido por algunos de los casos subrayados con una desgraciada providencia que hizo de su comienzo, desarrollo o finalización, una utopía no realizada. Un cine maldito, inmaterializado e inédito a los ojos del espectador. Un cine perdido como consecuencia de los mecanismos logísticos de un arte que echa en falta muchos de estos proyectos inacabados para engrosar su extensa lista de posibles, quién sabe, grandes obras maestras.
Miguel Á. Refoyo © 2004
Lista de películas inacabadas o proyectos frustrados
.- Il Gatopardo II’, de Mauro Bolognini.
.- ‘Appointment with precedent’, de John Ford. Historia del primer official negro del West Point.
.- Don Quijote’, de Howard Hawks. Con Cary Grant y Cantiflas como el hidalgo y Sancho Panza.
.- ‘El caballo de Troya’ o ‘Memorias de una geisha’, de Steven Spielberg.
.- ‘Cortez’ (con guión de Nicholas Kazan y Williem Dafoe como Cortés) e ‘Irangate’, ambos de Oliver Stone.
.- ‘The crimson pirate’, de Sergio Leone. ‘Remake’ del filme de Siodmak con Sean Connery, Roger Moore y Peter Falk.
.- ‘Dune II y III’ y ‘Ronny Rocket’, de David Lynch. Ésta última concebida como una mezcla de ‘terror, ciencia ficción, comedia y misterio. Escrita por el director en la época de ‘Cabeza borradora’.
.- ‘Marco Polo’, de Christian-Jaque con Alain Delon como protagonista.
.- ‘Road Show’, de Martin Ritt con Jack Nicholson y Timothy Hutton.
.- ‘Salomón y la reina de Saba’ no se terminó porque Tyrone Power murió en Madrid de un infarto.
.- ‘Crisis in the hot zone’, de Ridley Scott que no puedo comenzar porque Jodie Foster le dejó tirado.
.- ‘The Big Brass Ring’, de Orson Welles, con Welles y Warren Beatty de protagonistas.
.- ‘The day the clown cried’, de Jerry Lewis, que se empezó a rodar y no acabó.
.- ‘Instinto básico 2’, con Paul Verhoeven/David Cronenberg como directores en sendos intentos en los que iba a repetir Sharon Stone.
Y seguro que más que vosotros aportaréis a este reportaje que me han pedido que escriba para un suplemento de cultura.

El claroscuro de una obra maestra

No sé por qué razón, pero cada día más, 'Nosferatu' está en mi cabeza, como un referente inevitable, como un pensamiento que acude a mí intentando decirme algo. Ya lo fue durante la planificación de 'El límite', de su concepción visual. El film de Friedrich Wilhelm Murnau es una de las obras maestras del cine, del expresionismo alemán, y probablemente de las que marcarían la obra posterior de este genio germánico que tanto ha dejado como legado a la tradición terrorífica dentro del cine. Impregnada en una luz surreal inquietante y mortecina, la historia describe un tema realista pero lejano, fabulesco... Como narraría después en ‘Amanecer’.
'Nosferatu' tiene como sentido único expresar de forma genuina la lucha de una pareja por conquistar la plenitud amorosa, su lenta ascensión a la luz, desde la oscuridad dialéctica que determina la carrera de Murnau. Siempre se ha hablado de este filme como una obra trascendental del género fantaterrorífico, contribuyendo a ello y en gran parte, la utilización de planos con pelicula en negativo y el acelerado de la imagen. ‘Nosferatu’ influyó ya no sólo en el trabajo ulterior del cineasta, si no en el cine europeo y en la Historia del Séptimo Arte. Lo grande de todo, es que se ha convertido en una película que no ha perdido fuerza, ni un solo ápice de encanto, permaneciendo hoy día como uno de los clásicos del cine fantástico y en su concepción cinematográfica global.
Adaptado por Henrik Galeen, según la obra de Bram Stoker ‘Drácula’, en ‘Nosferatu’ la historia vampírica, en todo el sentido coneptual y ragumental, experimenta un giro radical pero (y ahí radica la maestría de esta narración ejemplar) manteniendo el espíritu de Stoker. Murnau inviste a la imagen con el poder de horrorizar, no por los artificios escénicos y ligeramente sofísticos de ‘El gabinete del Dr. Caligari’, de Robert Wiene, sino por el realismo de lo inenarrable. la cinta de Murnau es una ofrenda a la poesía del horror con una sorprendente simplicidad de medios. En el Murnau posterior de ‘Fantomas’ y ‘El último’, los efectos especiales toman más protagonismo, los movimientos de cámara tradujeron las visiones en el mundo real, todo ello extraído del espíritu de ‘Nosferatu’. Al igual que en ‘Tabú’ está marcada por la limpidez de su escritura, por las capas más oscuras de las viejas obsesiones del hombre romántico.
Derivada de esa fuente cultural se podrá apreciar más tarde a esta película como precursora de un género inalterable y genuino. Muerto al final del cine mudo, Murnau permanece como uno de los primeros autores más grandes de la historia del cine, tanto por lo que presagiaba como por una obra ejemplar. En las imágenes de 'Nosferatu', acumulando ataúdes en un coche fúnebre, la procesión mortuoria en la ciudad, la epidemia de ratas o la muerte del vampiro enamorado llevándose su mano al corazón se vierten cristalinas en la retina de todos los que han disfrutado de un clásico que, como la mayoría de las obras inmortales, posee una vigencia que lo mantiene actual a pesar de las décadas transcurridas desde su estreno comercial.

martes, 14 de diciembre de 2004

¡Dios mio, O´Connell! ¿Qué demonios has hecho?

Pues aunque no os lo parezca, aquí tenemos a Maggie O’Connell.
A muchos les sonará el nombre del personaje o el rostro del 94 de la actriz porque evocarán con emoción ‘Northern Exposure’ (o como tuvieron a bien llamarla aquí ‘Doctor en Alaska’), aquella serie que aún perdura en nuestra memoria colectiva como una experiencia irrepetible. No sé a vosotros, pero mis recuerdos me hacen acudir constantemente a Cicely, un pequeño pueblo perdido cerca de Alaska para no postergar jamás la presencia de sus personajes, sus vecinos, convertidos por su trascendencia en mi vida en personas a las que quise y admiré como a mucha gente que realmente conozco. Algún día explicaré en estas páginas virtuales la importancia que tuvo Chris Stevens en mi forma de pensar y de ser.
Pero a lo que vamos, cuando he visto el rostro angelical de Janine Turner totalmente transformado en una década de decadencia (como apuntaron los ‘Mötley Crue’), no he visto a Janine, si no a algo cercano a un cruce entre Tamara y Carmen de Mairena. La visión me ha provocado, además de un ligero susto, un sentimiento de incomprensión, repulsión y estupor.
¿Qué es lo que ha pasado para que una las actrices más hermosas, dulces y preciosas que han pasado por la televisión se haya deformado de tal manera? Puedo comprender que la carrera de todos y cada uno de los intérpretes de ‘Doctor en Alaska’ se haya visto avocada hacia los alimenticios telefilmes baratos e infectos que no vemos ni siquiera en la sobremesa de Antena 3. Puede ser que ni los tótems Wynorsky u Olen Ray se hayan acordado de la personalidad femenina de O’Connell, de su mirada sosegada, de sus rasgos exóticos, de su pelo andrógino a lo ‘garçon’ o de aquel lunar en el lateral de su sien izquierdo que tanta sensualidad despertaba. Puede que tras 'Cliffhanger', de Renny Harlin, la bella Turner se diera a las drogas o a la mala vida. Todo es posible. No he lo investigado, ni quiero hacerlo. Pero verla ahora, así con esa cara de plástico y esos bezos siliconados, ha dinamitado cualquier visión de deseo que pudiera quedar como resquicio de aquella heroína que pilotaba y que ejercía de alcaldesa de nuestros amigos ‘cicelyanos’.
Una verdadera lástima, amigos.
Para paliar este trago, apunto como deber navideño añadir a mi agenda un reportajillo homenaje, siempre nostálgico y analítico, a aquel monumento catódico al que tanto echo de menos. Eso sí, cuando escriba de la serie creada por Josh Brand y John Falsey que empezaba con un arce entrando en el Jocelyn Pook bajo las notas de David Schwartz, recordaré los rostros y los caracteres que todos guardamos con tanto cariño.

lunes, 13 de diciembre de 2004

Reflexionando sobre el posible sadomasoquimo de 'Fight Club'

Ayer hablaba con Jorge ‘Smoke’ de una de nuestras películas favoritas, ‘El club de la lucha’, del gran visionario moderno que es David Fincher. Tras estar varios minutos con loas de todo tipo y lisonjeando el trabajo del director de ‘The Game’, entre ambos empezamos a sacar conclusiones de todo tipo acerca de esta obra de culto. Más allá de departir sobre el materialismo que nos condena en esta época de consumismo, nos tiraniza y ello sirviera de excusa a Chuck Palahniuk para revelar nuestra personalidad más profunda, para utilizar nuestra libertad personal y colectiva (algo manifiesto en el filme) y para negar una sociedad que nos maneja y nos putea, desglosamos también un filón que yo había pensado sutilmente, pero no había concluido en la manera en que lo hicimos ayer.
Gran parte del misterio de esta obra maestra de nuevo cuño está en una posibilidad abierta de cómo a pesar de ser una historia formalmente y narrativamente heterosexual, la historia de Jack y/o Tyler Durden incorpora a su ambivalente filosofía y a su turbulenta iconografía algunos elementos que algún tipo de subcultura gay. Veamos, el tema está en que Edward Norton y su ‘otro yo’ Brad Pitt, luchan junto a otros hombres medios desnudos en sótanos urbanos. También es cierto que el club, a modo de regla social, es “sólo para hombres”, donde sacan al exterior la violencia que les ahoga, que surge de un trabajo sumiso, aburrido, de burócratas frustrados y yuppies sin éxito o, en el reverso, pobres tipos que carecen de personalidad o que no han encontrado solución a sus problemas en los grupos de autoayuda. Todos ellos rezuman masculinidad y encuentran la libertad catártica a través de la lucha cuerpo a cuerpo. Para Jack/Durden la violencia y el placer se manifiestan estrechamente unidos incluso entre estos hombres que parecen querer reafirmar su hombría y su atavismo en un perímetro mucho más sucio e inmundo que los más convencionales gimnasios para ejecutivos.
Fue entonces cuando surgió la figura del necesario filósofo Michel Foucault, del cual se ha comentado en algún artículo que escribió sobre experiencias en clubes de sadomasoquismo de San Francisco. Para Foucault, el descubrimiento del placer a través de las relaciones de poder y dolor físico supuso una importante revelación sobre la que no pudo resistirse a escribir, a pesar de no hablar demasiado sobre su homosexualidad. Comenzó así una apasionante charla sobre gente como Gayle Rubin, Jeffrey Weeks o Leo Versan, escritores que teorizaron acerca de los desafíos teóricos planteados por Focault a raíz de sus viajes sexuales a las oscuras subculturas del cuero en garitos de mala muerte. Algo que, a buen seguro inspiró a Palahniuk para escribir su novela.
La idea del sadomasoquismo como un circo de las relaciones de poder existentes en la sociedad moderna puede resultar algo simple, pero sin duda gran parte de la fascinación, el temor y aversión que produce el sadomasoquismo tiene su origen en esa puesta en evidencia a través de una visión arcana de las relaciones humanas, donde todas ellas encuentran un toque de erotismo presidido por la dominación, el control, el intercambio de roles, el castigo y la humillación.
No concluimos que la cinta de Fincher fuera subversivamente gay (nada extraña si aludimos a la condición sexual de Palakniuk), si no que nos hicimos, con muchas neuronas de menos, algunas preguntas como: ¿Y si ‘El club de la lucha’ no es una disyuntiva a muchas preguntas que debería hacerse el ser humano, es una respuesta a las inmundicias que rodean a nuestra cultura popular, sino que es un manifiesto que aboga por el sadomasoquismo como vía de escape, como sometimiento a diversas formas de libertad que alivian el dolor de vivir?
¿Por qué unas cuantas (bastantes) cervezas de ese mitológico Steine (imprescindible en Salamanca) conllevan a estas profundas reflexiones? ¿Qué vierten en ellas? ¿Sabiduría, embriaguez, ataques de efímero lucimiento?
Quién sabe.

domingo, 12 de diciembre de 2004

La doble cara de Yushchenko

Parece sacado de una novela de John Le Carré. Todos lo hemos visto en la televisión, pero no deja de resultar inquitante lo que le han hecho al candidato opositor a la presidencia de Ucrania, Viktor Yushchenko, siendo envenenado con dioxina, que le fue administrada por terceras personas durante el transcurso de una comida.
Un 'thriller' político podría comenzar perfectamente con esta trama. Es más, tiene todos los elementos para que fuera un éxito. La de un político envenenado para quitarle de encima de unas elecciones, al más puro estilo conspiración, con malvados y corruptos políticos rodeando a este opositor. Es una de las demostraciones de esa frase tan manida del "la realidad supera muchas veces con creces la ficción".

La 'originalidad' del 'Art Work' de 'Sin City'

Ayer hablando con un amigo, estuvimos echándole un vistazo al 'art work' que están creando para el lanzamiento de lo que promete ser un auténtico fenómeno de culto o, directamente, un bodrio infumable. Me refiero a la adaptación a la pantalla grande que se ha llevado a cabo 'Sin City', la joya del Noveno Arte creado por el genio Frank Miller que marcó el cómic durante los 90.
Bien, pues mientras ojeaba uno diseñado para la imagen de John Hartigan, al que da vida Bruce Willis, me di cuenta de que me reslutaba tremendamente familiar. Al principio no recordaba el nombre de la película a la que me sonaba tanto el poster. Intentando evocar el recuerdo de una película cuya única pista era el recuedo de su procedencia: Bélgica, me dispuse a realizar unas sesudas indagaciones en IMDB, localizándola no sin ciertas dificuktades. 'Ocurrió cerca de tu casa (Man Bites Dog)', de Rémy Belvaux y André Bonzel, una película belga de culto que ya no me acordaba de que la había visto.
Como podéis observar, las diferencias entre un cartel y otro no son muchas. Sólo que el de la cinta belga es de hace doce años.
Ay... Robertito Rodriguez ¿qué es lo que habrás hecho con la obra magna de Frankie?

sábado, 11 de diciembre de 2004

¿Estudios científicos o paridas como catedrales?

Hace unos días pudimos leer una de las noticias más enloquecidas y extrañas de los últimos años. Venía a decir que el secreto de la ‘eterna juventud’ del héroe del cómic creado por el belga Georges Rémi ‘Hergé’, Tintín, se esconde, según Claude Cyr, profesor de medicina de la Universidad Sherbrooke de Québec, los innumerables golpes en la cabeza y pérdidas de conocimiento que el jovial (¿y tal vez gay?) personaje sufrió durante su interminable carrera como intrépido periodista a lo largo y ancho del mundo.
Según el profesor (vamos a imaginarlo con una bata blanca mugrienta, larga cabellera nacarada, gafas con varias dioptrías y enganchado al klosidol), durante los viajes de Tintín, éste sufrió en sus cómics medio centenar de pérdidas de conocimiento, un hecho que provocó en él una deficiencia hormonal y de la glándula pituitaria. No sólo sufrió la reducción de hormonas del crecimiento a causa de los prolongadas hostias en la mollera, sino también su apetito sexual fruto del retraso de la pubertad y, de ahí, que parezca un poco de la otra acera. Esto nos suena mal, pero al enterarme de que tales efectos tienen un nombre específico: hipogonadismo hipogonadrotópico (una dolencia de la glándula pituitaria también denominada síndrome de Kallmann) me ha parecido un auténtico delirio.
Al saberlo, aquejado de una nostalgia y un temor repentino por mi cada vez más cercano cumpleaños, en el que entraré en la tercera década de vida, y sin pensarlo dos veces, he corrido raudamente hacia una pared bien sólida intentando que el golpe fuera lo más eficaz y fuerte posible. En suelo, desconcertado, tras unos minutos similares a los que uno experimenta cuando bebe ingentemente alcohol, medio inconsciente, he intentado reincorporarme con un rúbeo goteo por mi rostro. Cuando me he mirado en el espejo y he observado que seguía igual, que no he rejuvenecido en absoluto, he decidido abandonar esta terapia de lesión pituitaria traumática para rejuvenecer. Tendré que aceptar que me hago mayor.
Ahora entiendo muy bien por qué, por ejemplo, Raúl González, el jugador del Real Madrid, como adalid de la mayoría de los jugadores, habla torpemente como un lego infantil que no ha utilizado en su vocabulario más de 100 palabras distintas o por qué todos los boxeadores parecen niños que aparecen en una película y no se enteran de nada.
A este paso, si siguieramos este Diario de la Asociación Médica Canadiense que ha hecho pública la noticia acabaríamos trastornados con graves problemas neurasténicos. Hace poco, esta prestigiosa revista publico una sesuda investigación sobre las perturbaciones mentales de los personajes del cuento infantil ‘Winnie the Pooh’; donde el tierno osito al que le gusta la miel se convierte en un puto hiperactivo, obsesivo, obeso, con síndrome de Tourette y ‘tics’ propios de un esquizofrénico, Eeyore está sumamente deprimido a consecuencia de su traumática amputación de su cola y Christopher Robin padece una incurable crisis de identidad sexual porque está desatendido y pasa tanto tiempo hablando con animales. No quiero imaginarme qué dirían de Heidi, Marco o, lo que es peor, Espinete.
Si hiciéramos caso a este tipo de investigaciones, todos acabaríamos convertidos en consumidores compulsivos de Ritalin, Prozac, Paroxetine… acabando enganchado a la heroína y encerrado en un psiquiátrico con una camisa de fuerza en una habitación acolchada.

Una inédita Marilyn entre ancianos degenerados

Una serie de fotografías de Marilyn Monroe sacadas hace 50 años durante una pausa del rodaje del filme 'The Seven Year Itch' y nunca antes publicadas, aparecieron entre los objetos de un fotógrafo internado en un asilo de ancianos. Se cuenta que un fotógrafo llamado Joe Coudert se las hizo hace muchos años. 72 imágenes que Coudert, especialista en fotografías deportivas, tomó en Nueva York durante el rodaje de la cinta de Billy Wilder.
Cuentan que los negativos fueron encontrados por su la hija de Coudert, Sharon, en un viejo sobre, durante el traslado de su padre -que actualmente tiene 81 años y está muy débil- a un asilo de ancianos en Austin, Texas. Pero también es cierto que estos hechos no se han producido de esta manera. La cruda realidad es bien distinta, ya que en el asilo sabían perfectamente de la existencia de las fotos. Durante muchos años, estos viciosos abuelitos utilizaron este material de la antológica actriz para su apego onanista geriátrico, para chanchullos chantajísticos, para recordar viejos y prósperos años de juventud y, sobre todo, para traficar dentro del recinto con tabaco, puros, viagra y demás productos prohibidos por Edna, la rechoncha enfermera de mal carácrter a la que todos temen.
El vicio corroe hasta los más encantadores viejecillos. O eso creo, porque la verdadera historia de este importante descubrimiento se encuentra en esta página.
En cualquier caso, hay que destacar que Marilyn, sea como fuere, sigue despertando en todas las generaciones una atracción magnética e hipnótica y el hallazgo nos hace recordar que ninguna mujer ha sido como ella. Norma Jean siempre estará en nuestras vidas, de un modo u otro.

Alvariño's Power: premio a la mejor dirección artística en Sitges 2004

Qué sorpresa y alegría me he llevado esta mañana cuando al coger ese aparato del Demonio que es el teléfono móvil y mirar varios sms (Short Message Service) felicitándome por el triunfo de ayer, he podido observar con asombro y alegría, que Mikel Alvariño me había hecho llegar una noticia que me ha llenado de júbilo: su hermano, el gran Javi Alvariño, uno de los pocos genios reales que conozco, se ha llevado el premio en el Festival de Sitges 2004 a la mejor dirección artística (junto a su inseparable alma gemela creativa Daniel Izar) por su impresionante trabajo en 'The Birthday', de Eugenio Mira, una película que ha suscitado una división de opiniones como nunca antes se había visto en el certamen catalán.
Javi, además de un tipo sencillo y humilde, es un portento del arte, un hombre de ilimitada omnipotencia y genialidad que concibe sus ideas como obras magnas. Un hombre que, sin duda alguna, logrará grandes gestas en el mundo del cine.
Felicidades Javi, de todo corazón.