viernes, 10 de diciembre de 2004

Éxito rotundo en el estreno salmantino de EL LÍMITE

Un éxito rotundo.
Así se podría definir el primer estreno oficial de ‘El límite’ en Salamanca. Alrededor de 175 personas, todas invitadas por un servidor que ha demostrado un importante y reconocido poder de convocatoria, asistieron risueños y expectantes a la proyección de este cortometraje que necesitaba del público charro para ir aumentando su vida pública (aunque esta semana me tengo que volver a poner manos a la obra y volver a reactivar el movimiento del corto por festivales).
Más tranquilo (y gordo) que nunca, con la sensación de que todo estaba saliendo a la perfección, la ilusión afloró en mi persona porque la reacción de la gente fue impresionante. La aceptación por parte de todos y cada uno de los presentes en el auditorio de la Filmoteca de Castilla y León demostró que, más allá del colegueo y el halago, un trabajo arriesgado como ‘El límite’ también puede ofrecer la complacencia de un público que en la noche de ayer se entregó a nuestros designios creativos. Lo más bonito de todo fue evidenciar la gloria del momento, la admiración popular, en los muchos y largos aplausos que dedicaron al trabajo que nos hizo sentir (hablo en mayestático debido al trabajo colectivo) protagonistas por un día, una noche especial en la que, a pesar de que faltaron los chicos y chicas del equipo técnico que están en Madrid –incluido Raúl Prieto, representado por sus padres-, ‘El límite’ vio la luz en los ojos de unos espectadores ávidos de emociones audiovisuales disímiles y heterogéneas, un público conocido que apoyó el corto, se fascinó por la espléndida factura de nuestro proyecto y con el que me sentí cómplice de una tarde inolvidable.
Después de presentar el cortometraje y, pese a unos problemas iniciales que me hicieron temer lo peor, os juro que me sentí como si un elfo navideño me estirara un testículo hasta arrancármelo, el teaser, el trailer, el cortometraje (insisto, grandes aplausos y ovaciones –bueno, lo de las ovaciones igual no fue real, pero yo las escuché en mi cabeza-) y el magnífico ‘Making of’ de Álex Zúñiga resultaron un total y absoluto triunfo colectivo. Tras la proyección, Refo (es decir, yo) y Ángel González Quesada departimos con el personal charlando y contando anécdotas, historias y curiosidades de la pesadilla que ha sido llegar hasta este momento de ‘premiere’, lujo y oropel. Mis ‘gags’ improvisados también dejaron un sano ambiente de diversión y esparcimiento que llenaron, durante una hora, la sala de proyección de un entorno tan destacado como una Filmoteca que se ha portado muy bien conmigo. Así que, desde aquí, me gustaría mandarle un fuerte abrazo y mi gratitud eterna a Juan Antonio Pérez-Millán, todo un encanto de persona.
Por la noche, después de una enloquecida y estresante rueda de saludos al más puro estilo ‘jerk style’, agradecimientos, comentarios, reencuentros, chismorreos sobre mi prominente barriga, miradas perdidas de admiración al gran maestro Quesada y un par de cañas, una cena en el Gema (el Steine estaba cerrado) consistente en un enorme bocata de panceta y una ración enorme de patatas a 1 €, comenzó la bacanal de alcohol, mezcla absurda de champán y cerveza, en el Paniagua, con los chicos de la Fistfuck Supershow y muchos amigos, familiares y conocidos (y desconocidos que se apuntaron a beber de forma gratuita) brindando por una cantidad indecible de gilipolleces, terminamos no sé muy bien dónde ni con quién sin dar abasto de una eufórica sensación de reconfortante felicidad .
Un día mítico del que os dejo aquí algunas instantáneas de una jornada que nunca olvidaré.

Han asesinado a Darrell Abbott

Me he quedado impactado con el asesinato de Darrell Abbott, el ex guitarrista de mi grupo predilecto, Pantera.
En el suceso ocurrió este miércoles, cuando un fulano con capucha se encaramó al escenario y disparó varias veces al guitarrista de la banda Damageplan y a otras tres personas. Un policía que llegó poco después mató al agresor.
Murieron el guitarrista, "Dimebag" Darrell Abbott y dos hombres más: Nathan Bray y Erin Halk, dijo la portavoz policial Sherry Mercurio. El incidente ocurrió cuando apenas comenzaba a tocar el grupo de rock en el club nocturno Alrosa Villa. El atacante arremetió primero contra Abbott, con varios disparos a quemarropa y, con el objetivo logrado, procedió a atacar al público, llegando a disparar contra él.
Abbott, de 38 años, ha sido de los guitarristas más reconocidos del género de 'hard rock'. Fue junto con su hermano Vinnie Paul Abbott (batería también de los 'Damageplan') miembros de Pantera, uno de los grupos más importantes del historia de la música, de las mejores canciones que hicieron descargar la adrenalina de varias genreaciones y un ejemplo fundamental para el 'trash metal'. Pantera ganó varios premios Grammy y que fue la pionera de un movimiento tan estruendoso como acojonante. En mi memoria Abbott siempre estará con un guitarra junto a Phil Anselmo, Rex Brown y hermano Vinnie Paul Abbott.
D.E.P

jueves, 9 de diciembre de 2004

Hoy es el GRAN DÍA

Bien, pues ha llegado el momento, amigos y amigas.
Esta tarde se proyectará, por primera vez, 'El Límite' en Salamanca. No hay nervios, ni preocupación. Tan sólo un pequeño resquicio de expectación. En menos de dos horas amigos, familiares, conocidos, chicas guapas traídas por amigos y algún que otro extraño que se cuele con intrusa curiosidad tendrá el placer de asistir a la presentación charra de nuestro cortometraje más serio y acabado hasta el momento. Ese trabajo que tanto nos ha costado sacar adelante y que, por fin, compartiremos.
Me entristece un poco el hecho de que se haya proyectado en Valladolid, en Murcia, en Los Ángeles y en Sitges antes que aquí, en mi ciudad. Pero la satisfacción de tener a todos (o casi todos –porque en realidad el 90% del equipo técnico no estará esta tarde-) compartiendo este momento me hace, por lo menos, estar contento.
¡Ah! Y por supuesto, esta noche será una de las antológicas fiestas de dipsomanía desatada. Es decir, que nos vamos a coger una cogorza de las que no se olvidan.
Mañana, desde la resaca más abisal, os contaré qué tal fue todo.

Poesía cinematográfica (8:2)

2."Y si no lo quisieres dejar ir, he aquí yo castigaré con ranas todos tus territorios..."
Ante el aluvión de aburrimiento que circula por la televisión, la apatía que provoca el desazón de encender la 'caja tonta' para comprobar su nociva bagatela, he visto de nuevo un clásico del cine moderno como 'Magnolia', de Paul Thomas Anderson.
Como fauna desarraigada en busca de una felicidad que les da la espalda. Así son los personajes que Paul T. Anderson creó para una de las películas corales más impagables y hermosas del cine contemporáneo. Anderson, se consolidó con ‘Magnolia’ como uno de los cineastas más importantes del nuevo cine yanqui, explorando minuciosamente unos seres necesitados de afecto, de comprensión, con dudas respecto a unas vidas que rodean una existencia más o menos optimista, pero en el fondo colmadas de una tribulación originaria de problemas ordinarios, translúcidos y contiguos a los de cualquier persona a la que le asalten las dudas más vitales del pensamiento humano (el amor como piedra angular).
Todo el repertorio de magistrales roles que componen ‘Magnolia’ no encuentran una vía de escape que les haga aceptar unos sentimientos confinados en la soledad, en la incomprensión y en la mala suerte. Las nueve historias que Anderson entrevera de forma magistral devienen de una dirección decididamente ‘scorsesiana’ por definición para hablar del azar, de la contrición sentimental, de la necesidad de afecto y de una catarsis que encuentran todos los maravillosos personajes de esta película, en la verdad, en la revelación de aquello que nos hace ser infelices y nos persigue: “uno puede acabar con su pasado, pero el pasado nunca acabará contigo” se repite en tres ocasiones. Anderson explora los sentimientos de sus criaturas acercándose a ellos, mostrando al espectador el porqué de la tristeza: la incomprensión (William H. Macy, Jeremy Blackham), del rencor (Melora Walters, Tom Cruise) la falta de amor (John C. Reilly), la decrepitud paralela e insalvable (Baker Hall, Jason Robards) o de las dudas existenciales (Julianne Moore).
Cada personaje (magistrales todas las composiciones interpretativas) invoca a su sentido común para, en un final apoteósico y metafórico (imposible desvelar el contenido bíblico de éste) encontrar un recoveco para la esperanza, para pretender conseguir lo imposible, esperando un día en el que suceda lo que al final sucede sobre San Fernando Village. De ahí el mágico instante final, compuesto por una hermosa y fugaz sonrisa del personaje más castigado por la vida de cuantos aparecen en esta enorme obra. Del encuentro entre el hijo prepotente y el padre agonizante, de la (des)unión materno-filial, de la aceptación de los errores, del sentido del paso del tiempo... ‘Magnolia’ es pues, poesía cinematográfica, una bella fábula que expone vidas cruzadas entre personas que se necesitan, se odían, se mueren y viven con la necesidad de amar.
Paul T. Anderson elevó una dirección de actores y de cámara a cotas insospechadas para un cineasta entonces tan precoz, en la senda de la celebridad, demostrando (como en sus dos anteriores obras maestras) que la vida es como una purga incidental de aquello por lo que nos preguntamos, que añoramos y tememos, que acabamos dejando a una providencia que responde siempre a un destino marcado por los hechos. Una memorable cinta que eleva su condición de película hermosa con su intención... cristalina, pura, plausible...

Y para el verano que viene...

miércoles, 8 de diciembre de 2004

El crítico cinismo inglés (Satanic Christmas)

Era lo que me faltaba por ver.
Me levanto esta mañana, me preparo un desayuno rico en calorías (huevos, bacon, tortitas y zumo y un donut con un vaso de leche) y cuando miro la última de un periódico local que, curiosamente, no es en el que trabajo, porque ni siquiera tienen la deferencia de entregarme diariamente un ejemplar del diario, leo una de las noticias más absurdas del año.
En el museo de figuras de cera londinense de Madame Tussaud (donde las figuras se parecen asombrosamente a sus análogos), han montado el Belén más esperpéntico de la historia de la Navidad. La polémica se ha destapado debido al Nacimiento de un niño Jesús que tiene como progenitores a David Beckham y su esposa, la ex Spice Girl Pija de la Muerte, Victoria Adams. Pero es sólo la punta del iceberg, ya que como Ángel anunciador han situado a la cantante pop australiana Kylie Minogue, los pastores son la estrella de Hollywood Samuel L. Jackson, el actor británico Hugh Grant y el comediante irlandés Graham Norton. Lo mejor del carnaval navideño son Tony Blair, George W. Bush y el Duque de Edimburgo apareciendo como los Reyes Magos. Un error garrafal que se les haya olvidado a José María Aznar (aunque hubiera sido como Paje Faldero de Bush).
¿Es esto un pesebre normal? Evidentemente, no.
¿Lo hacen por polemizar? Por supuesto, pero también con cierta intención crítica.
Viendo semejante adefesio, en un cruce entre ‘La semilla del diablo’ y ‘El día de la bestia’, uno casi no tiene que imaginar que este Portal de Belén tiene un signifcado con tales personajes: El nacimiento del Anticristo.
El sentido crítico de los británicos no es tan polémico contra Iglesia como una crítica dedicada a la frivolidad del mundo británico y, por extensión, al resto del mundo. La verdad es que puede parecer una gilipollez, pero no es así, porque si la estupidez domina sobre la racionalidad, entre otras cosas, porque la estupidez carece de sentido crítico, esta puesta en escena no lo es, ya que es más crítica de lo que pocas veces se le va a ocurrir a los ingleses.

martes, 7 de diciembre de 2004

Review THE INCREDIBLES

Un prodigio digital y narrativo
Brad Bird consigue para la Pixar su mejor filme hasta el momento basando su potencial en una perfección técnica absoluta y en el épico homenaje al cómic de los 50.
Con cinco largometrajes (las dos ‘Toy Story’, ‘Bichos’, ‘Monstruos S. A.’ y ‘Buscando a Nemo’) John Lasseter ha podido erigir una productora capaz de volar sin una Disney que ha vivido estos años como sanguijuela de Pixar, quedando como una incógnita el futuro de la casa del tío Walt. ‘Los Increíbles’ y la próxima ‘Cars’, son las dos últimas producciones compartidas por ambas compañías. Todo es debido a la supremacía que Pixar ejerce en el mundo de una animación que aboga por la tridimensionalidad de lo digital que ha impugnado, como marcan lo tiempos, a la animación clásica del 2-D. Pero no sólo los avances técnicos de un género revolucionado con la progresiva tecnología digital es el centro del éxito de una productora de éxito como la Pixar. Al igual que la que fue ambición del genial marionetista Jim Henson (el creador de ‘Los teleñecos’), John Lasseter ha creado a su alrededor un estilo de cine y de animación familiar que, sin perder una soterrado mensaje de sutil moralina, sin aditivos ni falsas coartadas, es capaz de contentar y conmover, al mismo tiempo, a adultos y pequeños. Y es ahí donde reside el potencial comercial de esta fábrica de sueños.
Para su nueva y esperada película, Pixar se ha dejado contagiar por la fiebre de superhéroes que arrasa Hollywood. Pero como no podía ser de otro modo, no ha fusilado ningún cómic, sino que ha tratado de llevar el género a su terreno, donde buena parte de su eficacia reside en su propio carácter desmitificador, especialidad en la cual no se concibe el espectáculo sin dotarlo de un admirable estilo y exquisitez técnica. Sin perder ni una brizna de su esperado humor e imaginación, ‘Los increíbles’ vuelve a ser una demostración de preponderancia, continuación progresiva de la evolución de la animación por ordenador. ‘Los Increíbles’ cuenta las aventuras de Bob Parr (Mr. Increíble) y Helen Parr (Elastic Girl), otrora superhéroes que tuvieron que dejar de ejercer de salvadores del mundo para adoptar identidades civiles y llevar una vida normal, rutinaria y familiar, con tres maravillosos hijos (Violet, Dash y Jack-Jack). Cuando Parr recibe un misterioso comunicado al que acude llevado por su vocación heroica, introduce sin querer a sus familia en una nueva aventura dentro de una isla perdida para cumplir con la misión que tanto echaban de menos: salvar al mundo de un perverso villano.
Brad Bird, responsable del clásico maldito de la animación ‘El Gigante de Hierro’ (y de varios episodios de ‘Los Simpsons’) ha tenido libertad total para llevar a cabo esta prodigiosa cinta de animación. Desde su fantástico prólogo de clarividente presentación de los personajes, donde los héroes son retirados por el Gobierno de su actividad debido a las crecientes demandas de daños materiales y psíquicos que causan sus acciones heroicas, Bird no intenta reproducir o clonar actores de carne y hueso, sino que cuida con detallismo cada aspecto de la animación caricaturizada en los cuerpos y personalidades, dotándolas de credibilidad y de una vena clásica, convirtiéndolos así con sus acciones y diálogos en personajes que trascienden su prosapia arquetípica gracias a sutiles matices que los hacen profundamente humanos. Como si una ‘krytonita’ particular de Parr fuera dada por la propia sociedad en forma de vida aburrida, que le ha castigado por hacer el bien (que cada uno saque su subversiva conclusión social), se presentan personajes obligados a vivir dentro de los estrechos límites del ‘american way of life’, unos márgenes en los que, más allá de su condición de superhéroes caídos en desgracia, tienen que enfrentarse a problemas perfectamente reconocibles por todo tipo de públicos. Una lúcida y mordaz llamada contra la mediocridad de la vida en los suburbios rutinarios, no exenta de cinismo, donde subyace la lectura humanista de la película.
Como en casi todos los cómics y exploración reconocida en películas como ‘Spiderman’, recientemente en ‘Hellboy’ y en la saga de ‘X-Men’, ‘Los increíbles’ también invoca a una reflexión sobre la anormalidad, la heterogeneidad a la conlleva ser un héroe y el rechazo que casi siempre la sociedad tiene ante esto. En todos los casos, esa diferencia debe ocultarse, ya que indefectiblemente no son bien vistos por una sociedad que desprecia a los héroes, obligándolos a una vida de cotidianidad mediocre. En el mejor cómic de todos los tiempos, ‘Watchmen’, de Alan Moore, se situaba ‘Under the hood’, pequeña historia donde Hollis Mason es un antiguo superhéroe que en su retiro monta un taller de reparación de vehículos. Algo reconocible en ‘Los increibles’, que supone la primera película de Pixar que arriesga con sutilidad e ingenio en un cine mucho más adulto, en un cine donde los protagonistas adquieren una perfección absoluta, no sólo a nivel técnico (extraordinaria, teniendo en cuenta sus atributos no demasiado naturalistas de la realidad) sino a nivel narrativo.
Y es que, imperan el pasado, sus problemas presentes, sus sentimientos de frustración, de pesar por una vida gris. Algo que permite al espectador entender en todo momento el modo en que se enfrentan a sus problemas y responden ante ellos. Bird ha creado una joya de la progresión, donde el ritmo endiablado de la aventura deja espacios para la reflexión y el humor, para dejar su tono y estilo exacto, confeccionando una historia de rigurosa exactitud, donde la fuerza de sus diálogos y de la trama imponen la entrega total del director y su equipo de animadores a una historia que atrapa desde el primer momento y no suelta a un público rendido a las vicisitudes de lo que quiso ser ‘Spy Kids’, de Robert Rodriguez y no pudo, pero que Bird logra con creces en una línea narrativa colosal e hiperbólica.
El ingenio se hace patente en la sutilidad con la que se expone la metaforización de los superpoderes llevados a la normalidad, representados en la ruda tosquedad de un padre con buen fondo, en una madre inteligente y flexible con los problemas de casa, en la timidez enfermiza de su hija mayor, la hiperactividad de un travieso hijo pequeño y la incógnita de un bebé de pocos meses. O en esa presentación totalmente culminante del malvado de la función que quiere convertirse en un superhéroe admirado por el público, acomplejado por el rechazo que sufrió por Mr. Increíble en su niñez, en la divertida sumisión a la que está sujeto Frozone (el inseparable amigo de aventuras) por su mujer en una secuencia maravillosa en la que el superhéroe negro no encuentra su traje tras muchos años y Edna, émulo del ‘Q’ de Ian Fleming, en un ‘gag’ sobre las capas que evocan el infortunio de Isadora Duncan y su bufanda.
Todo ello con ese citado sedimento de madurez en sus conceptos al introducir elementos de riesgo como antes no había probado Pixar; el sometimiento al que conlleva la pérdida de libertad, la posibilidad de la infidelidad que la esposa que llega a intuir que su marido la pueda estar engañando con otra, pero por encima de todo, del uso de la violencia, de la tortura, de la maldad sin concesión a la burla, de malvados esbirros sin nombre ni rostros que mueren en explosiones, sin que a nadie parezca importarle mucho, logrando asimismo un pretendido afecto y admiración con que se trata a la familia, concebida como algo indestructible, con un mensaje explícito: el ‘dumasiano’ “uno para todos y todos para uno”, sin perder su humor cómplice, familiar, pero en ningún caso ingenuo.
‘Los increíbles’ es, además, una suntuosa obra de arte y artesanía, una fiesta de cine de animación clásico, donde Bird demuestra su devoción por el clasicismo de los años 50 y la estética retrofuturista (que evoca al Metropolis de ‘Superman’), apostando en todo momento con un toque ‘pulp’ sesentero, donde no falta en ‘pop art’ estético y el ‘High Tech’ que hace recordar a Steranko y su ‘Nick Fuira’ con la utilización de alta tecnología y ‘gadgets’, lugar común para enfurecidos robots asesinos y aparatos con las más insospechadas utilidades. Componentes que se subrayan en un sincero homenaje a la serie de ‘James Bond’ (aunque también de ‘Flint’ o ‘Matt Helm’) más tradicional, de sus aventuras circunscritas a parajes que van desde el refugio volcánico del malo, los centros de operaciones, salones y salas metalizadas de torturas, los corredores con naves deslizantes o la selva exótica y tropical. Ambiente en el que no podía faltar una banda sonora compuesta por Michael Giacchino y Tim Simonec en claro homenaje a aquellas composiciones que hicieron célebres Henry Mancini y John Barry.
Pero si por algo destaca ‘Los Increíbles’, además de esa capacidad de contar su historia, es por la revolucionaria perfección de sus imágenes, por el inigualable modelado de los personajes, por un diseño de producción con una calidad de la imagen sintética totalmente ilusoria que ha desplegado la desbordante creatividad de los integrantes del equipo capitaneado por Brad Bird. En este sentido, asistimos a un completo catálogo de las técnicas de animación más recientes y complejas, creando para la ocasión nuevos programas elaborados exclusivamente para ‘Los increíbles’; como el ‘Goo’, el ‘Atmos’, el ‘Subsurface scattering’, que permiten apreciar con mayor definición y realismo los músculos faciales y corporales, la piel y sus texturas y, principalmente, los efectos de un filme de aventuras introduciendo realistas explosiones, fuego, secuencias marinas o subacuáticas. Una joya de imágenes, una de las experiencias audiovisuales más perfeccionistas que se recuerden en los fastos de la animación.
Dentro de este delirio tecnológico y digital, el evidente gusto por lo clásico, la épica del cómic y las miserias cotidianas de la vida en familia, ‘Los Increíbles’ es, posiblemente, el mejor filme animados de los últimos tiempos, debido a que, como en todo lo que hace Pixar, sabe mostrar la realidad jugando al mismo tiempo con la animación y la aventura, sin perder un ápice en su ponderación satírica, por muy fantástica que sea la trama. Esta es la primera vez que la Pixar sólo usa personajes humanos en una historia y también es la más larga realizada por ordenador, y eso no resta para expresar, abiertamente, que estamos una de las grandes obras del cine de entretenimiento del cine actual.
Miguel Á. Refoyo © 2004

lunes, 6 de diciembre de 2004

Hoy es el gran día de THE BIRTHDAY

Entristecido por no poder compartir este día con la familia de 'The Birthday', hoy se estrena en Sitges esta fantástica película que ha dirigido mi gran amigo y cineasta visionario Eugenio Mira. Allí están todos, los hermanos Alvariño al completo, Ade, Fulton, Corito Feldman, la impresionante Erica Prior, Rafa Gil, Isra "Tigretón", amigos y conocidos comunes, todos acudiendo a la presentación de uno de esas películas que cambiará la concepción de 'cine español'.
Yo sólo espero que tenga la mejor de las suertes porque Eugenio, Mikel y todos los demás se merecen que esta película arriesgada y fantástica sea un exitazo sin precedentes. Espero, de todo corazón, que así sea. Desde aquí y en los medios en los que colaboro, me encargaré, personalmente, de promocionar y vender como se merece a este filme revolucionario.
Aquí os dejo un reportaje sobre este milagro llamado 'The Birthday'.
The birthday’: Un sueño hecho realidad
Eugenio Mira presenta su ‘opera prima’, una película a medio camino entre el ‘thriller’ y el homenaje al cine de los 80..
“Por el hilo musical suena la canción ‘It’s my party’. La decoración indica que es un hotel de los años cincuenta. Suena una campanilla y las puertas del ascensor se abren. De él sale Norman. Tiene 26 años, es delgado y viste con un esmoquin barato…”. Así comienza el que está destinado a ser uno de los estrenos más esperados del cine español de 2005. Su director, el joven alicantino Eugenio Mira, ha rodado durante dos meses y medio ‘The Birthday’, un largometraje que narra la historia de Norman, un joven perdedor enamorado de su novia Alison. En un extraño hotel al que ha sido invitado a la fiesta de cumpleaños del padre y del tío de la joven, él acepta sugestionado porque puede ser una buena oportunidad para consolidar su relación con la chica. Pero lo que no sabe Norman es que en el hotel están sucediendo extrañas y terroríficas situaciones que superarán todo tipo de expectativas de lo que, a priori, iba a ser una aburrida fiesta familiar. Tras un apagón en el que unos extraños entran en el edificio, la pesadilla comienza para el sorprendido Norman. Eugenio Mira ofrece con esta inquietante historia su particular ofrenda al cine generacional que le ha formado como cineasta: el cine de los 80. La escuela creada al amparo de míticos directores como Steven Spielberg, George Lucas, Robert Zemeckis, Richard Donner, John Hughes, Joe Dante y John Landis es la referencia que ha llevado a Eugenio Mira y a su habitual coguionista, Mikel Alvariño, a contar una historia que reúne un sorprendente ‘cocktail’ de ‘thriller’, terror, comedia negra, ‘screwball comedy’ y drama. Todo un reto.
Eugenio Mira rodó hace cuatro años aquí en Salamanca (en La Salle, ubicación de 'El límite'), su ambicioso cortometraje ‘Fade’, un proyecto arriesgado y complejo que tenía como objetivo crear una tonicidad tenebrosa para narrar una historia donde el desafío antagónico de contraponer realidad y ficción se fusionaba con lo concerniente a la muerte, el destino y el establecimiento de mundos ocultos que se mueven en el filo entre lo real y lo imaginario. Un cortometraje que traspasó fronteras convirtiéndose en una obra de culto internacional y que le dio la oportunidad a su director de embarcarse en ‘The Birthday’, un proyecto que se ha hecho realidad tras la imposibilidad económica de llevar a la gran pantalla su oscuro y tenebroso proyecto ‘The Answer’, un filme que, a buen seguro, verá la luz en los próximos años.
Al igual que en ‘Fade’, Eugenio Mira descubrirá su clave esencial en unas poderosas imágenes obra del prodigioso fotógrafo Unax Mendía y en una estética aprovechada para dotar de ambigüedad los diálogos de la historia. Sugerente y provocador, el primer largo de Mira buscará hipnotizar a un espectador que se dejará atrapar ante el grandioso espectáculo al que será sometido. Un universo oscuro que encuentra algunas sinecuras referenciales a obras de autores contemporáneos como pueden ser David Lynch y David Cronenberg, autores siempre presentes en las historias de este joven creador.
El rodaje, que finalizó con el pasado 26 de abril, ha tenido lugar en su totalidad en el antiguo Hospital del Tórax de Terrassa (Barcelona), donde el excepcional Javier Alvariño en la dirección artística, junto al diseño de producción de Daniel Izar, ha construido hasta once decorados para recrear el interior del hotel de Baltimore en el que tiene lugar la acción argumental. También ha estado presente Jorge Alvariño, que ha tenido una doble función; la foto fija y el ‘video assist’. Si por algo llama la atención del reparto de esta esperada película es por su protagonista, el actor norteamericano Corey Feldman, que para el papel de Norman luce un traje negro, camisa con chorreras y calcetines blancos. Todo un mito del cine ‘ochentero’ presente en algunas de las producciones juveniles más destacadas de aquella época, entre las que destacan 'Los Goonies', 'Gremlins' y 'Cuenta Conmigo'. Junto a él, la actriz Erica Prior (vista en ‘Second Name’, de Paco Plaza), que realiza su segundo papel protagonista. El veterano Jack Taylor, Rick Merrill, Dale Douma, Craig Stevenson o Robert Long completan el reparto. ‘The Birthday’ está producida por la empresa catalana Infinity Films, creada por Ibón Cormenzana y Angel Durández y que en su corta trayectoria ha producido títulos como ‘Jaizkibel’, dirigido por el propio Cormenzana.
Con un presupuesto cercano a los dos millones de euros, la característica fundamental de la narración del filme es el respeto de la unidad espacial y temporal que se pudo ver en ‘A la hora señalada’, de John Badham y que combina su fondo intencional con el estilo narrativo de ‘La soga’, de Hitchcock. Un fragmento de la vida de un personaje. Una serie de eventos cruciales le llevarán a una situación límite en la que tendrá que tomar las decisiones más importantes de su vida. En ‘The Birthday’ nada es casual y todos los elementos, por aparentemente insignificantes que parezcan, son necesarios para crear la experiencia que supone para el espectador seguir en tiempo real a un personaje, sin que este abandone en ningún momento la pantalla. Está en todos y cada uno de los planos de la película. De forma que el espectador no puede anticiparse a los eventos más allá del conocimiento del protagonista.
‘The Birthday’ se estrenará a principios de 2005. Estuvo presente en el pasado festival de Cannes con un pequeño adelanto que sirvió como reclamo para vender el producto en el mercado internacional. Un objetivo fundamental, ya que aún siendo una película española está rodada en inglés y con reparto foráneo. Eugenio Mira ha logrado su sueño. El de muchos jóvenes que quieren sacar al cine español de una constante apatía ofreciendo un cine diferente y valeroso que promete demostrar cómo con menos dinero del habitual se puede maravillar al espectador con una película digna del más puro cine americano. A Mira le espera, por tanto, un futuro lleno de reconocimientos, premios y éxitos. Una merecida recompensa para este precoz visionario, creador de fantasías visuales arriesgadas y que supone la confirmación de un desbordante talento lleno de brillantes ideas en una filmografía que comienza con una obra de la cual se espera que sea debidamente apreciada por todo el público español y, porqué no, del de fuera de nuestras fronteras.
Miguel Á. Refoyo © 2004

Secretos del D.N.I

En una de las veledas impagables en ese santuario del buen comer y el buen beber que es el Steine, Mariajo, la novia de mi amigo Alvarito "Vodka", nos desvelaba una de esas anécdotas curiosas que desconocemos y que resultan de lo más enigmáticas, tal vez ciertas, pero siempre interesantes de comprobar. Una pequeña incógnita arcana sobre lo que esconde algo que todos tenemos en esta vida: el D.N.I.
Bien, en la sucesión de números identificativos del reverso del documento nacional de identidad se dice que el número que, tomando como ejemplo el mío propio, está destacado en un círculo rojo, pertenece al número de personas que hay en España con el mismo nombre. Es decir, que si tenéis un 3, hay tres personas que comparten nombres y apellidos con vosotros, si hay 5, pues lo mismo.
En mi caso puedo sentirme satisfecho, ya que en nuestro país sólo estoy yo como exclusivo Miguel Á. Refoyo. Soy genuino y el único (como Jet Li).
En cualquier caso, sigue siendo una hipótesis sin contrastar, seguramente un bulo para que gente aburrida eche mano de otro entretenimiento más para compartir en su próxima reunión familiar. Pero no deja de resultar, cuanto menos, curioso.

domingo, 5 de diciembre de 2004

Santerineross y Peter Witkin: Oscuridad tremendista

'The Sacristan' - John Santerineross
Con esto de pensar constantemente en ideas, en referencias, en concepciones visuales que absorber para llevar a cabo mis próximos proyectos, me acerco a mis inquebrantables mitos, a los recurrentes nombres que me han hecho ir concibiendo un extraño mundo interior.
Pues bien, en esta espiral de tentación artística, me he dedicado durante este fin de semana a volver a analizar a dos mitos modernos de la fotografía en su aspecto más siniestro y provocador, más nauseabundo y fascinante. Me refiero en este momento de clarividencia, amigos, a John Santerineross y a Joel Peter Witkin.
El tono, la composición y el carácter pavoroso y sublime en su conjunto son los elementos que destacan en las fotografías de John Santerineross, un fotógrafo que bebe de la fuente inspiradora del gran Joel Peter Witkin, buscando, bajo esa impronta de goticismo visual, la dicotomía de la vida, el contraste entre la luz y la oscuridad, el bien y el mal, y la rigurosa austeridad adicionada que, sin embargo, mantenía unos intereses siniestros y oscuros implícitos, los cuales se abrían subsiguientemente de las más insólitas formas. El arte de Santerineross consigue su excelencia no una estética provocadora, si no en el engranaje de sus piezas, de un arte que juega con el erotismo, los fetiches religiosos y disolutos montados sobre la base de una imaginería artificialmente real y simbólica.
En ambos artistas, destaca el contraste de claroscuros, donde se produce una exclusión de las sombras y las siluetas se escinden violentamente a la oscuridad, lo que visualmente se aprecia como una perdida de la profundidad.
'Motherchild' - Joel Peter Witkin
Para Joel Peter Witkin la humanidad se perfila en la deficiencia, en los defectos humanos, incluyendo en su obra fotografía hermafroditas, enanos, cuerpos mutilados, mujeres de belleza andrógina, cadáveres de animales, el espectáculo humano, el ‘freak show’ nacido en Connie Island influenciado por la vena orgánica de Ballard.
En ambos artistas sus obras enfrentan al público a su propio sentido de la normalidad y la decencia, en un choque psíquico de lo más oscuro del ser humano. Las constantes referencias para sus pinturas están en la historia del arte, incluyendo las obras de El Bosco, Goya, Velázquez, Miró, Botticelli o Picasso. Artistas arriesgados, difíciles en sus objetivos de lobreguez visual. Morgues, manicomios, sacristías son algunos de los recintos que unen y separan a los dos artistas, dejando inquirir algo siniestro, tremendista, en sus universos no tanto aterradores como fascinantes, cuando tratan de reflejar una visión extraña y diferente sobre la sexualidad y la belleza física. A través de su imagen metafórica, adquirimos un pacto sobre la diferencia humana y la tolerancia.
A pesar de que tanto ambos artistas compartan las mismas tonalidades, intenciones y modos semejantes de componer sus fotografías, hay ciertas diferencias. En primer lugar difieren en temática, mientras la imperfección es el eje de la estética ‘freak’ de Witkin, en Santerineross descubrimos un acercamiento más fetichista a lo religioso y lo perverso. Así como el fundamento, Santerineross no abandona la fotografía, a diferencia de Witkins que acerca con sus arreglos a posteriori en sus fotografías a un tipo de pintura visual. A lo que hay que añadir el entorno, para Witkins el modelo impera sobre el marco espacial, en tanto Santerineross sume a sus personajes en la oscuridad y cambia el ambiente por la disposición de elementos.