jueves, 11 de noviembre de 2004

La importancia del antihéroe

Yo siempre he querido ser un antihéroe.
Sí, amigos. Y no es nada triste. Todo lo contrario. Estoy orgulloso de ello.
Nunca me han gustado esos grandes hombres que salvan el mundo, que saldan su deuda heroica con gestas imposibles y que salen en la portada de los periódicos como efigie del paradigma de la valentía y la defensa social. Eso no es lo que he soñado desde pequeño. Es más, me resulta aburrido. Odio al superhéoe luminiscente e inalcanzable.
Como en todas las historias de Hitchcock, lo que me ha fascinado desde que tengo uso de razón son los antihéroes, esos tipos pequeños, miserables, aburridos, de vida oscura y gris. Lo más sugestivo de las historias que siempre he escrito (y supongo que seguiré escribiendo) ha sido poder circunscribirme a las vidas de pobres hombres aburridos, sumidos en la rutina, comidos por un día a día que no les satisface. Todo parece monótono y letárgico hasta que sucede algo muy grande, un acontecimiento que les sobrepasa como hombre de a pie, pero que puede asumir un papel de redentor sin quererlo.
Eso es lo que más me ha llamado la atención desde que era un crío soñador y fantasioso (un poco como ahora). Es lo que me gusta a la hora de ponerme a crear cualquier narración sobre la épica moderna. Perfilar un antihéroe, un cabrón perdedor convertido por la situación en ganador, un feo que se lleva a la chica, al David que vence a Goliat, aquél que intenta demostrar su mérito sin tener ni puta idea de cuáles han sido los motivos por los que está viviendo una pesadilla en la que no encaja. O esos acabados personajes que ejercen de detective privado entre la soledad del perdedor y la agonía del acabado...
Esos son los personajes sobre los que me gusta escribir. Y así está siendo hasta el momento.
Por eso me quedo con la frase del gordo británico: “Un pequeño hombre metido en una fastuosa historia”.

miércoles, 10 de noviembre de 2004

Pudieron ser... pero no fueron

Warren pudo ser Michael Corleone
Imaginad que estamos viendo ‘Lo que el viento se llevó’ y cuando Escarlata O’Hara levanta el puño de tierra bajo el enrojecido cielo de Tara, vemos el rostro de… Bette Davis, o de Katharine Hepburn, o de Paulette Godard, o de muchas otras. Fue Vivien Leight, una de las mejores actrices del mundo, la que se llevó el ansiado papel en la película de O’Zelnick (ya es hora de dar al Zar lo suyo).
Por un momento ponedle a 'Indiana Jones' con bigote y en el rostro de Tom Selleck, o suponed ‘Con faldas y a lo loco’, del maestro Wilder, protagonizada por Bob Hope, Mitzi Gaynor y Danny Kaye. Por un momento, borrad de vuestra memoria a Al Pacino, y situad a Warren Beaty (que iba a ser el Bill de Tarantino) como Michael Corleone o a Albert Finney como Lawrence de Arabia.
Todos sabemos que Roland Reagan iba a ser Rick en ‘Casablanca’. Son casos en los que el azar o el destino hicieron que fueron unos actores y no otros los que dejaran su impronta en películas que, de un modo u otro, les cambiaron su carrera o le elevaron a la cima de la fama.
Resulta curioso que Meg Ryan dijera no a ‘Pretty Woman’, ‘Ghost’ y ‘El silencio de los corderos’, por ejemplo. También, revisando los fastos de este ‘pudo y no quiso’ están Steve McQueen y Diana Ross en ‘El guardaespaldas’, que luego interpretarían Kevin Costner y Whitney Huston. O que, como era su intención, Michael Jackson hubiera sido Peter Pan en ‘Hook’ o el angustiado ‘Eduardo Manostijeras’.
¿Thelma y Louise?
Meryl Streep y Goldie Hawn iban a ser ‘Thelma & Louise’. Rutger Hauer, Daniel Day Lewis, Sting, Cher (sic) o John Travolta no quisieron ser el Lestat de Anne Rice que pasaría a manos de Tom Cruise en ‘Entrevista con el Vampiro’. Burt Reynolds hizo bien en rechazar ‘Alguien voló sobre el nido del cuco’ a favor de Jack Nicholson, Nick Nolte debería haber sido ‘Superman’ en vez del recientemente fallecido Christopher Reeve, Stallone hubiera sido el ‘partenaire’ de Jane Fonda en ‘El regreso’ y Annette Benning pudo ser la Catwoman de Tim Burton que recayó en Michelle Pfeiffer.
¿Sabíais que Steven Spielberg quería a Jack Nicholson para ‘Encuentros en la tercera fase’? ¿Y que para los primeros James Bonds se pensó en Richard Burton y Cary Grant? ¿Y que dos colosos como Katharine Hepburn y Sidney Portier iban a ser la impresionante pareja de ‘Paseando a Miss Daisy’?
Algunos más de aquellas ‘stars’ que pudieron estar pero no estuvieron.
.- Burt Lancaster en ‘El beso de la mujer araña’.
.- Katheleen Turner en ‘Instinto Básico’.
.- Lee Marvin en ‘Patton’.
.- Al Pacino en ‘Nacido el 4 de julio’.
.- Juliette Binoche en ‘Parque Jurásico’.
.- Robert de Niro en ‘Gangs of New York’.
.- Leonardo Di Caprio en ‘Spiderman’.
.- Jim Carrey y Woody Allen en ‘Pegado a ti’.
He dejado muchos para que seáis vosotros los que vayáis poniendo algún ejemplo. Así participáis un poco ¿no?

martes, 9 de noviembre de 2004

¿El regreso de Fincher?

Ahí cosas que me preocupan. Cosas que a los demás seguro que se la traen al fresco, pero que yo considero como pequeños incentivos vitales.
Una de esas cosas que me preocupan es la vuelta de David Fincher a la dirección. Han pasado más de dos años desde 'Panic Room' y desde entonces nada sabemos de uno de los genios contemporáneos de nuestro cine, sólo que este visionario ha rodado un par de spots para 'Hewlett Packard'.
Bien, se ha anunciado la próxima película de Fincher para la gran pantalla. Nada más y nada menos, 'Benjamin Button', basado en un relato del genial Scott Fitzgerald.
La historia: argumento gira en torno a un hombre de 50 años que se enamora de una mujer de 30. Esto realmente no tiene nada de extraño. Pero... ¿y si este pobre hombre, en vez de envejecer como manda la naturaleza, fuera rejuveneciendo año tras año hasta volver a la juventud?
Esta historia a lo '4 corazones con freno y marcha atrás', de Jardiel Poncela, parece que es el proyecto elegido para volver a encandilarnos con su visuliadad revolucionaria. El proyecto, hasta hace un par de meses, era de Spike Jonze y Charlie Kaufman, ha pasado a manos de Fincher, que parece ser el director definitivo. Ron Howard, Phil Alden Robinson y Agnieszka Holland también sonaron como posibles cineastas para adpatar este relato fantástico.
A ver si es verdad. Aunque si tengo que posicionarme, me hubiera gustado que Fincher se hubiera decantado por alguna adaptación de Chuck Palahniuk.

Ya hay FECHA DEFINITIVA

Después de tanto sufrir y gracias a la inacabable bondad de ese demiurgo de la cinematografía salmantino que es Juan Antonio Pérez Millán, 'El Límite' ya tiene una fecha para verse en esta ciudad cultural, universitaria y muy dada a la fiesta.
Los que no puedan, ya que es jueves, que no desesperen. Habrá otro pase un viernes de diciembre (no sé aún cuándo) que será el estreno oficial para todos los públicos.
Lo de la Filmoteca lo dejamos como un preestreno para amigos y conocidos. Así quien quiera ir, está invitado. Eso sí, me tendréis que confirmar vuestra asistencia.

Irreversible, de Noè

Ayer le volví a echar un vistazo a ‘Irreversible', la polémica película del controvertido Gaspar Noè, que dividió a todo el que la vio. O entusiasma o se desprecia. No hay término medio. Una cinta como ejercicio de ruptura narrativa que es, por esta pequeña característica, simplemente sublime. No estamos ante lo que se cuenta, sino cómo se cuenta. No estamos hablando de fabulación o discurso. Noè acomete esta obra de una forma radical para contar algo que aproxima a un evento desde sus consecuencias últimas hasta llegar al origen de todo. De la muerte a la vida. De la destrucción a la concepción.
A mí ‘Irreversible’ me gustó porque impone un inmenso riesgo a la hora de abordar una historia. Ya no sólo por el contenido de ésta, sino por la necesidad de ruptura con las formas, con la necesidad de demostrar al espectador que la violencia no es un juego, que es real. El extintor y su constante impacto contra la cara del violador es el síntoma de que hemos llegado a una desensibilización atroz. Uno no se cree que no pueda apartar los ojos del rostro en cada impacto o en la crudeza de una violación, incluso creerse el discurso fácil de la justificación del agresor, despojado de toda duda.
Hay un detalle brutal en esta secuencia que demuestra mucho de lo que quiere decir Noè. Cuando Monica Belucci está siendo salvajemente vejada, un hombre entra en el túnel del metro y ve la acción. En vez de hacer algo, socorrer a la chica, intentarlo. Algo. No. Se va. Sin más. Bien, nosotros somos ese hombre, desde el otro lado del túnel.
"Un túnel que se rompe en dos"...
En fin, amigos, que exhibicionista o no, ‘Irreversible’ es una joya de culto del cine francés que provocó en mí un impacto mental mucho más profundo que la mayoría de las películas europeas que he visto en los últimos tiempos y que me hizo pensar en cosas que nadie antes me había podido sacar.
¿El tiempo lo destruye todo? Tal vez.

Mundo MONDO

Voy a dedicar el primer post de hoy a un género semidesconocido y del todo atroz: El género ‘Mondo’. A pesar de las lógicas lamentaciones de Jean Rouch, es irrefutable el hecho de que los filmes ‘Mondo’ sean las películas que más éxito popular han tenido en un género de tan complicada distribución comercial como es el (falso) documental.
Aprovechándose del voyeurismo inherente en todo espectador de cine y televisión (basta comprobar la inmundicia que supone la ‘tele-realidad’ que ha invadido la televisión), del grado de sadismo que, en mayor o menor medida, todos poseemos, y del distinto tratamiento que da el espectador a una imagen de ficción y a una imagen documental, el filme ‘Mondo’ ha ofrecido a lo largo de su historia un perturbador espectáculo cinematográfico, pleno de violencia y crueldad, que suscita la curiosidad morbosa del mirón, al contemplar, cómodamente instalado en la butaca del cine o en su hogar, la muerte y la agonía ‘reales’ de ‘otro’ ser humano, capaz de promover una mezcla de repulsión, compasión, y en los casos más extremos, excitación placentera.
A pesar de su éxito y del gran número de filmes que lo componen, el documental ‘Mondo’ ha sido constantemente olvidado y/o pretendidamente marginado en la mayoría de los trabajos que se han escrito sobre la historia del documental, algo que, en aras de un mínimo rigor histórico, es claramente imperdonable.
Desde que en 1962 Gualtiero Jacopetti y Franco Prosperi dirigieran un documental titulado ‘Mondo Cane’, en el que se reflejaban costumbres de distintas partes del mundo (costumbres amatorias, culinarias, religiosas...) el ‘Mondo’ ha producido todo tipo de barrabasadas visuales de esas que se ven con las manos tapando los ojos y mirando de reojo para no perder detalle. Cacerías ilegales, torturas, fusilamientos, comilonas de entrañas de animales, apaleamientos, agresiones... El inocente ‘Impacto TV’ elevado a la máxima potencia. Umberto Lenzi y su explícita ‘El paese del sesso selvaggio’ o el más conocido: Ruggero Deodato con ‘Holocausto Caníbal’ y la saga de simpáticas cintas ‘Rostros de muerte’ representan el ‘snuff’ legalizado y demandado por el público.
No os podéis imaginar lo que se puede ver en ellas. Es realmente repugnante.
Así filmes como ‘Executions’ o ‘Death scenes’, clásicos títulos del género, se superponen al raciocinio humano para vender el morbo que usted el público espera ver.
Llegados a un punto en que gemos perdido mucha de la dignidad visual que la sociedad tenía hace años ¿por qué en vez de prensa rosa y ‘telebasura’ no llenamos nuestras vidas catódicas de sangre y vísceras reales (o falseadamente reales)?
Si estamos deshumanizados, total, por lo menos, sabremos qué es el sadismo.

domingo, 7 de noviembre de 2004

Qué ha sido de la Trini?

Pensando en los rostros que más me han transmitido algo en el cine moderno, escudriñando actrices que estén sumidas en la apatía y de las que me gustaría ver más películas y no puedo porque no existe esa posibilidad, ya que están en la más pura indolencia profesional, me ha venido a la cabeza la dulce Trini Alavarado.
¿Qué fue de ella? ¿Por qué no puedo verla? ¿Por qué ningún director la ha vuelto a llamar para hacer cine? No entiendo estos misterios de la vida.
Su papel de Lucy Lynskey en esa joya de Peter Jackson que es 'The Frighteners' acabó por hacerme creer que estábamos ante una magnífica actriz, que tendría una filmografía llena de éxitos y premios. Pero no fue así. Desapareció del mapa. Después de trabajar con Jackson, y pese a ser la mejor del cast latino de 'La familia Pérez', su meteórica presencia se apagó tímidamente y se dejó caer en la apatía de las 'Tv movies'.
¿Por qué Trini? ¿Por qué no triunfaste? Lo tenías todo para comerte el mundo. Talento, belleza, dominio actoral, carisma, una voz imposible de olvidar, magnificencia... Algo tan difícil de encontrar en una actriz...
De actriz infantil en películas como 'The Magic Pony Ride', 'Times Square' y curtiéndose en series de televisión míticas como 'Kate & Alley' o 'Spenser: detective privado', con Robert Urich, su gran oportunidad llegó en la imborrable secuencia en que canta 'For the Beauty of the Earth' junto a Kirsten Dunst y Claire Danes en su película talismán: 'Mujercitas', de Gilliam Armstrong en ese papel que tantas y tantas mujeres han admirado, el de Meg March.
Lo último que Trini hizo con algo de relevancia se cristalizó en ‘Paulie’, de John Roberts. Y después, pasando por algún telefilme, la estrella de Trini dejó de iluminar. Hace 4 años que no se sabe nada de ella.
¿Por qué Trini? ¿Por qué?
Desde 'Un mundo desde el abismo' reivindico a esta excelente actriz.

SMP (VI): 'King Price', de Burger King

Me sorprende mucho la televisión. Cada día más. En una era en que suponemos que las diferencias sociales están solventadas, todos somos felices idiotizados por la manipulación, una era en la que los ideales son introducidos con el apoyo subversivo de los medios de comuniación, cada vez más maniqueos y sucios, asisto alucinado al nuevo ‘spot’ de Burguer King.
Bien, en él tenemos un cuadrilátero con dos boxeadores, todo perfectamente reconstruido. Sólo falta José Luis Garci para que todo sea perfecto. Los dos hombres están descompensados. Uno es blanco, escuchumizado y agita los brazos de forma torpe. El otro, es un negrata grandote que se deja ganar tirándose sin ni siquiera haber recibido ningún golpe. El combate está amañado, por supuesto.
Ya en los vestuarios, vemos cómo al negro grandote le dan un sobre que contiene unos ridículos 1’85 euros que caen en forma de monedas. Sonríe y de repente vemos en imagen la nueva hamburguesa del KING PRICE (Triple Big King). El boxeador de color (por ser políticamente correcto) saborea su hamburguesa con el vendaje pugilístico aún en las manos.
Nos quieren vender que bien, vale, que efectivamente el boxeador se deja ganar por la hamburguesa. Pero dos cosas ¿por 1’85 un peso pesado se dejaría tangar por una miserable hamburguesa dejándose humillar por un peso welter? ¿Por qué tiene que ser el negro el que se deja ganar? ¿Qué pasa, que en USA los sebosos gordos ginoides son todos blancos y es un anuncio para captar negros adeptos al colesterol infernal de sus hamburguesas? ¿Los creativos publicitarios empiezan a estar neurasténicos?
Y lo más importante... ¿Por qué he escrito esta soberana chorrada?

Moore strikes back

Ha vuelto. Era lógico pensar que el explosivo y visceral Michael Moore tendría que decir algo respecto a la reelección del Anticristo George W. Bush. El orondo realizador ha desplegado su controvertible lengua viperina, el mito de nuestra era social-visual que se ha erigido como un profeta irrebatible de la América de hipócritas y necios ha recogido en su web una carta abierta de esas que tanto le gustan.
En ella señala, por ejemplo, que el apoyo para el presidente republicano provino en 88 % de votantes blancos. Moore impulsa su pensamiento liberalista diciendo que "en 50 años, ya no habrá una mayoría blanca. Cincuenta años no es tanto tiempo". El genio mediático apasionado, subversivo y valiente, sin miedo a meter a meter el dedo en la llaga de las conciencias que esgrimen argumentos seculares para desatender los verdaderos problemas de la sociedad sugiere, siempre desde la ironía y el cinismo, que la reelección aporta una gran ventaja, ya que la nación adora a las hijas mellizas de Bush y no quieren que desaparezcan.
No falta la sorna a la hora de analizar el hecho de que paralelamente a las elecciones, en 11 estados se rechazaron por mayoría las bodas entre homosexuales. "Gracias a Dios. Piensen en todos los regalos de boda que ahora no tenemos que comprar". Moore destaca además que el triunfo de Bush fue supuestamente el más ajustado de un presidente en funciones desde el de Woodrow Wilson en 1916. En los próximos cuatro años con Bush, Moore considera posibles dos escenarios diferentes. Por un lado, el presidente podría esforzarse por pasar a la historia con una ‘sentencia favorable’ y por eso no insistiría ‘de forma demasiado agresiva con su agenda derechista’. Por el otro, su arrogancia podría llevarlo a cometer errores tan graves que su propio partido tendría que destituirlo, sostiene. Lo cierto es que desde el pasado día 2, el mundo ha pasado a estar en un nivel de peligrosidad escandalosa.
Lo grande de USA es que, a pesar de la reelección, el cineasta sigue pueda seguir planteando preguntas sin respuesta, axiomas demoledores sobre la falsedad y la hipocresía con que se tratan frívolamente el terrorismo y el crimen en USA.

sábado, 6 de noviembre de 2004

Review RESIDENT EVIL 2

Absurdo pero magnífico divertimento
A pesar de lo reiterativo de su guión, esta secuela encuentra en su poca pretensión y acelerado ritmo un interés inaudito en este tipo de producciones.
Acostumbrados a la proliferación de películas de acción con zombies, nulas adaptaciones de videojuegos (donde se ubicaría la primera parte de esta película), cómics, mezclas imposibles de géneros mundanos, ‘mainstream’ y disociaciones argumentales varias, el espectador que acuda a ver ‘Resident Evil: Apocalipsis’ con prejuicios se llevará una agradable sorpresa. No por la propuesta, ya que esta secuela es la enésima aportación al cine de zombies, muy en la línea de la magistral ‘Amanecer de los muertos’, de Zack Snyder, si no como globalización de un género tan agotado como, a veces (y es aquí donde entra el filme del debutante Alexander Witt), deleitablemente solaz.
Han pasado dos años para nosotros, pero para Alice han sido tan sólo unos minutos. El caos que inició en la mansión a las afueras de Racoon City ha llegado a la ciudad y el peligroso ‘Virus T’ se ha expandido rápidamente por el lugar, convirtiendo en zombies a quienes infecta. Un pequeño grupo de personas que no han sido infectadas, entre ellas Jill Valentine, una integrante recién degradada del equipo S.T.A.RS. (Equipo de rescates y tácticas especiales) comandado por Carlos Oliveira, se ven obligados a luchar por sus vidas contra verdaderos enjambres de muertos vivientes. Ahora Racoon City es el escenario perfecto para probar sus armas biológicas, las cuales están lideradas por el coloso mutante conocido como Némesis y también, por la propia Alice, que aquí toma una fuerza descomunal en lo físico y en la trama. La única esperanza de escapar con vida se llama Angie Ashford, la hija de uno de los principales científicos de la Corporación Umbrella.
Esta secuela de ‘Resident Evil’ no es más terrorífica, ni especialmente sangrienta que su predecesora. De hecho puede parecer reiterativa y anodina, sólo roto este tedio por su celeridad, su agilidad argumental, translúcida y carente de obstáculos para la acción son la garantía de autenticidad para con el público aficionado a las buenas películas de acción. Como guionista Paul W.S. Anderson asume la coherencia del trabajo de adaptar un videojuego a la gran pantalla, tratando de no conferir importancia a cualquier atisbo de practicidad dramática, ni el guiño a la seriedad, para dedicarse a estructurar la acción en función de niveles, como si de un juego de ficción se tratara: el puente, la ciudad, la iglesia, el colegio y finalmente la cumbre escénica en un rascacielos con lucha final entre antagonistas incluida. Los personajes no están en absoulto dibujados, no tienen entidad ninguna y están estereotipados hasta el rubor. Pero poco importa. En base a eso, la acción se desarrolla con un trepidante ritmo que nunca se apaga, que confiere a la historia una intrascendencia que se traduce en la mejor baza de un filme de acción modélico, pero en su conjunto formal algo insípido y básico.
Por eso, puede sonar absurdo decir que ‘Resident Evil: Apocalipsis’ es una magnífica adaptación del célebre videojuego, por ésa insuficiencia de gravedad argumental que comparten ambos formatos, donde se encuentra el gran componente de lo mejor del juego y la película. Por tanto, la encarnizada lucha de Alice contra el mundo zombie y la supervivencia en el caos como una premisa de la acción es lo que hace grande a este lúdico divertimento de ciencia ficción adulterado con el terror zombie. Considerándola de este modo como un estricto y legítimo espectáculo, un deleitable producto como simple ejercicio de acción, esta secuela es un placer estético y rítmico distanciado por completo de cualquier sumisión a cualquier regla de guión establecida.
Lo curioso de todo es que las virtudes de esta secuela se han transmutado en los defectos de su primera parte, y viceversa. Es decir, en ‘Resident Evil’ Anderson se tomó demasiado en serio la película, al intentar transgredir los límites del género con lo que contaba. No obstante, en esta secuela esa pretenciosidad es anulada por una adrenalítica cadencia visual, donde cada golpe de efecto está justificado y todo gira en torno a la distracción asfixiante, centrada en la honestidad y falta de complejos de una historia simple pero eficaz, con la sempiterna sensación de ‘deja vù’, pero sin perder el norte en ningún momento. Sin embargo, la eficacia de la primera entrega, justificada en la más que correcta dirección de un Anderson que convocó lo mejor (y peor) de su espantosa carrera filmográfica ofreciendo un axiomático itinerario de terror y acción asentado en los tenebrosos y metálicos escenarios de Umbrella, se pierde con la salida al exterior, donde a Alexander Witt se le escapa de las manos el encargo, con sus descuidadas escenas de lucha, dejando ver sus carencias de planificación en un apagado sentido de la coreografía escénica y un abuso de falsarias técnicas basadas en el sonido aterrador con la confusa imagen borrosa que evidencia la torpe creación tras la cámara del director de fotografía de segunda unidad de ‘Piratas del Caribe’ o ‘XXX’.
Sí, es cierto que ‘Resident Evil: Apocalipsis’ está plagada de esquematismos en muchos niveles que expone bajo sus linealidad nada trascendente. Sí, habrá muchos que no estén de acuerdo con ni una sola línea de esta crítica. Pero lo que no se puede negar es la disposición eflúvica de ‘serie B’, donde se vuelca lo expeditivo y descerebrado del tono narrativo, derivado de la asonancia de la historia sobre cualquier otra disposición fílmica. Además, y a diferencia de la primera cinta, esta película cuenta con más elementos de acción que de terror, reproduciendo algunas plataformas de los videojuegos como las secuencias tomadas de ‘Resident Evil 3’ o del ‘Code Verónica’, además de la breve participación de otros personajes de los juegos como Nikolai y Carlos Olivera. Eso sí, la mediocre aparición del personaje de Nemesis será la excusa justificada con la que puristas atacaran esta producción. A esta pequeña joya de la corona del cine de ‘zombies postmodernos’ no le falta de nada: ni muertos vivientes a la ‘vieja usanza’, ni explosivas heroínas a las que no le tiembla el pulso cuando disparan, ni una manipulación corporativa y ambigüedad gubernamental, ni peleas de patadas en cementerios o iglesias.
Hay todavía quien reconocerá el maratón físico que brindan una espléndida Milla Jovovich y la más que sugerente Sienna Guillory (impresionante su belleza), ambas imponentes, dejando claro que el elemento femenino, a veces tiene más importancia que los héroes o antihéroes a los que nos ha habituado el cine de género. Por todo ello, ‘Resident Evil: Apocalipsis’ supera con mucho a su predecesora, prevaleciendo su valía muy por encima de un subgénero de películas basadas en un juego de video. No es imprescindible, pero sí concede momentos de buen cine de acción. Y aunque esté mal rodado o tenga (muchos) defectos, es una secuela que dignifica la saga y que propone lo mejor de un juego con una sinopsis que descubre aquí su mejor grafía. Ahora queda la avalancha de este tipo de películas: ‘Alone in the Dark’, ‘Bloodrayne’, ‘Crazy Taxi’, ‘Doom’, ‘Mafia’, ‘Max Payne’, ‘Driver’, ‘Far Cry’, ‘Tekken’...
Miguel Á. Refoyo © 2004