sábado, 16 de octubre de 2004

Javier Sardá, eh! eh! me gusta, me gusta... cada día menos!!!

Crónicas marcianas pierde en un año 267.000 telespectadores
Ocho años en pantalla, falta de renovación en los contenidos y una buena oferta de la competencia han provocado que 'Crónicas marcianas' ya no sea el líder indiscutible de las madrugadas televisivas. Según datos de Sofres, el show de Sardà ha perdido en un año 267.000 espectadores y más de cinco puntos de cuota de pantalla.
'Dos rombos' (TVE-1) y 'Aquí no hay quien viva' (Antena 3), entre otros espacios, le están quitando cada día más espectadores. Y es que no me extraña. Sardá, cual mercenario, ha hecho de su 'late show' un ejemplo de indecencia paulatinamente mugrienta, la peor basura de los fastos modernos catódicos.
El éxito de Sardá no ha residido en su calidad indiscutible o en su titánica capacidad para arrastrar masas. El éxito de 'Crónicas' se ha solidificado en el hecho de que ningún programa se ha atrevido a tocarle los cojones, a quitarle audiencia. Y el espectador, apático ante tanto deshecho visual, lo ha seguido como un espacio de desconexión, de 'stand by' entre el cansancio laboral y el conformismo más insultante.
Pero eso no es todo, si a Máximo Pradera no le dejaron ganarle la partida con 'Maldita la hora', el futuro de Sardá parece bastante oscuro (o no). Andreu Buenafuente desembarca en enero y Julia Otero y el Gran Wyoming también pueden darle guerra.
Los martes, la tendencia al alza de 'La granja', que supera los dos millones y medio en la franja en que coinciden, y los monólogos de 'El club de la comedia', donde el Gran Wyoming consigue que 970.000 espectadores estén despiertos a partir de la una de la madrugada, suponen una competencia cada vez más peligrosa.
El mejor día de Sardá y sus esbirros es el lunes ¿Por qué? Pues de nuevo por la incultura generalista que hace que lo mejor que hay en la televisión en estos momentos, que son las aventuras de Jack Bauer y la UAT en la serie '24' no consiga hacerle sombra. Mientras la serie se queda en un 15,8% y un millón escaso de espectadores, Sardà alcanza las cifras del 2003. Todos los lunes de octubre ha rondado, o superado, los dos millones y el 37,8% de share.
Cuánto hay que aprender.
De cualquier modo, el hecho de que Sardá pierda audiencia es una muy buena noticia para todos. Si no, al tiempo.

La pequeña gran Dakota

Cuando en la cartelera existe la oportunidad de ver una película de Tony Scott está claro que se sabe lo que se va a ver. Cuando Tony estrena, hay que ver su nueva invitación al visual mundo estético de efusión y diligencia que nos va a otorgar. Es uno de los mejores directores que hay sólo por una razón: siempre ha sido muy honesto con lo su filmografía y concepto del cine. Nunca ha variado, ha seguido evolucionando en un estilo algo postmodernista lleno de estilos divergentes con una visión siempre enfocada a la acción y la violencia que ahora se eleva a un arte sólo concebible por el pequeño de los hermanos Scott. Comparando a Tony con Ridley, el tiempo ha puesto a cada uno en su sitio. Tony lo tuvo claro desde el principio. Mientras que Tony progresó en su estética narrativa con películas de componentes cercanas al espectáculo, Ridley realizó obras maestras necesarias para el cine, pero perdió el norte tal vez por su excesivo manierismo megalómano.
Fui a ver ‘Man on fire’ (aquí traducido como ‘El fuego de la venganza’ para darle empaque), una reconstrucción embellecida y dilatada sobre la venganza de un guardaespaldas ante el secuestro de una pequeña niña con la que ha establecido un vínculo emocional semipaternal. Todo ello en el México más cruel y sanguinario, más corrupto y actual. Desarrollaría una enorme crítica analítica como suelo hacer habitualmente, pero me voy a recrear en un aspecto memorable del filme. Ya no es el propio Tony y su apabullante manera de mezclar formatos, de escupir virulentamente imágenes de un modo casi estroboscópico, ni de la capacidad de Denzel Washington como el gran mito interpretativo en que se ha convertido, capaz de hacer soberbio cualquier trabajo o de la asombrosa y heterogénea partitura de ese gran compositor que es Henry Gregson-Williams, uno de mis músicos favoritos.
Lo voy a hacer con esa pequeña niña prodigio que es Dakota Fanning, el descubrimiento más sensacional de Hollywood en los últimos años. Una actriz de una década de edad y varios años en el gran imperio del oropel, a un nivel interpretativo que se me antoja inalcanzable para una niña tan pequeña. Su carisma, naturalidad y procedimientos dramáticos invocan a la Tatum O’Neal de ‘Luna de papel’, a la Linda Blair de ‘El Exorcista’, a la nunca recordada y memorable Victoire Thivisol de ‘Ponette’, de Jacques Doillon.
Hannah Dakota Fanning tiene diez años, nació en Conyers, Georgia, un suburbio de Atlanta y es experta nadadora, habla perfectamente español, da clases de ballet, piano y está aprendiendo a montar a caballo. ‘Urgencias’, ‘Ally McBeal’, ‘Malcolm’, ‘Friends’, ‘Spin City’, ‘C.S.I.’, ‘Mad Tv.’ son algunas de las series que han contado con esta diminuta intérprete de asombrosa genialidad. Hasta Oprah Winfrey y Jay Leno la han tenido en sus respectivos programas. Desde su acojonante demostración de dramatismo exarcebado en la lacrimógena ‘Yo soy Sam’, junto a Michelle Pfeiffer y Sean Penn hasta ese entrañable personaje de Pita Ramos de la película de Tony Scott, la carrera de la prometedora Fanning ha tenido en una nueva versión de ‘Hansel y Gretel’, ‘Sweet home Alabama’ y el cuento del Dr. Seuss ‘El gato’ el bagaje necesario para demostrar su enorme potencial como actriz.
Pero lo bueno está por llega: Rodrigo García (‘Cosas que diría con solo mirarla’) la tiene en su nuevo drama femenino y coral ‘Nine Lives’, trabajará junto a De Niro en ‘Hide & Seek’, de John Polson, será la protagonista absoluta de ‘Dreamer’, de John Gatlin y formará parte de un reparto excelente encabezado por Patricia Clarksson y Chris Cooper en ‘Conquistadora’, de Harbin Brown. Cuentan que Steven Spielberg conoció a Fannigan en el reestreno de ‘E.T.’ y el Midas de Hollywood quedó hechizado de su encanto. Así, lo nuevo de la pequeña Dakota está junto a Tom Cruise en la adaptación de ‘La guerra de los mundos’, el ambicioso trabajo de Spielberg que precederá a la cuarta entrega de Indiana Jones.
Después de esto Dakota Fanning tendrá en sus manos el futuro de una actriz que augura los mejores testimonios actorales del nuevo Hollywood. Sencillamente magistral.

viernes, 15 de octubre de 2004

SMP (II): El hechizo de la 'Pantera Negra'

Y siguen apareciendo ‘spots’ con hermosas señoritas que decoran mis más libidinosos deseos y son las fantasías más suculentas de una perturbada y pervertida mentalidad como la mía. Si la semana pasada era Scarlett Johansson con el anuncio de ‘Eternity Moment’, de Calvin Klein , esta semana no sé si habéis visto a la codiciada musa de ébano Beyoncé Knowles anunciar la fresca fragancia 'True Star' que dicen que está inspirada en ella. Lo cierto es que resulta totalmente hechizadora la canción que se canta a ‘capella’ de la canción 'Wishing on a star', de Rose Royce.
Y es que Beyoncé podría considerarse la mujer perfecta ¿no creéis?
Por cierto, que Tommy Hilfiger que es el fulano que la ha contratado para su campaña fue acusado hace unos años de racismo y promover una imagen estilo de apariencia y falsedad de la sociedad americana. Todo mentira, ya que el diseñador es un foco de rumores cual diana mediática en el mundo de la moda. Ains... qué mujer.

El excéntrico ridículo y el hijoputa sarcástico

Que Michael Jackson es el ‘freak’ (en cuanto al concepto más ‘todbrowniniano’ se refiere) más descomunal que ha dado la historia de la Humanidad, nadie lo niega. Su vida y obra dan una muestra de lo mejor y lo más fascinante y lo peor y más repugnante que puede llegar a hacer un ser humano. Aún así, ‘Jacko’ inspira compasión. O de este modo le ven muchos de sus acérrimos seguidores, que le adoran y defienden de sus coqueteos con la pederastia, su zoofilia no reconocida con el chimpancé Bubbles, sus amagos de lanzamiento de bebé a través de un balcón o sus infinitas operaciones de rostro parecen salidas de un relato de Poe. Su vida, entre el escándalo, la excentricidad más enfermiza y la gloria musical de coreografías inimitables le otorgaron un hueco en el Olimpo de la Historia, que él se ha encargado de ir dilatando con discos y bataholas de libertinaje sexual, de bulos, de querellas y controversias. Lo de ‘Peter Pan’ ya no cuela. Y la imagen envejecida del personaje de James M. Barrie no vende. Su ‘Neverland’ pierde credibilidad y ya es arriesgado para los infantes ir a dormir con el monstruo caracterizado por el mismo en un simio salido de la película de Schaffner. No sé porqué me vienen a la cabeza Maculay Culkin, los Criss Cross, antes a Corey Feldman y algún niño prodigio en su cama, saltando con palomitas llenas de alguna sustancia somnífera. Y detrás de ellos, Michael, acechando como un lobo mientras se desplaza bailando el ‘moonwalk’.
En el panorama musical, otra de las bestias negras más polémicas de los últimos tiempos, Eminem, ese conejito blanco con malas pulgas, ese rapero de alma negra que exhibe la cara de un niño a punto de hacer la primera comunión con un subvertido carácter de hijo de puta de reformatorio ha querido retratar la vida del ‘intocable’ Jackson en su último vídeo del single ‘Just Lose it’ (siempre es recuerrente la palabra ‘looser’ en la genealogía poética del de Detroit). Y, como era lo buscado, ha levantado la polémica. A Jackson le han devuelto la moneda, pero ridiculizándole y parodiándole. Eminem se burla de ‘Jacko’ recorriendo sus momentos más ridículos, como cuando se le quemó el pelo durante un spot de Pepsi (bajo las notas del ‘Billie Jean’), perdiendo la nariz durante un concierto por tanta cirugía plástica y, la gota que colma el vaso, la estrofa “ven, niño, siéntate sobre mis rodillas. Adivina quién trae un nuevo rap...” con Marshall Bruce Mathers III (que así se llama Eminem –por cierto, pasado mañana es su cumpleaños-) caracterizado de Jackson, sentado en una cama, mientras unos tiernos infantes dan saltos de alegría sobre la colcha.
Michael Jackson está muy enfadado, fíjaté, y considera que Eminem se ha extralimitado, dice que es irrespetuoso y ofensivo. Tal vez lo sea, pero las risas que me he pasado viéndolo no me las quita nadie. Lo cierto es que, a estas alturas, la figura de Michael Jackson se ha convertido en una pantomima, en un títere ridículo manejado única y exclusivamente por su biografía llena de abusos en todos los sentidos. Un hazmerreír mundial devorado por su pasado y las chorradas incomprensibles que ha cometido a lo largo de su vida.

jueves, 14 de octubre de 2004

Número 33 y recuerdos que envejecen el presente

“¡¡Scooootie!!” que gritaría el nunca bien ponderado Andrés Montes se ha ido y no volverá nunca a jugar a aquel deporte que tantas horas llenó mi vida. El deporte que he amado y amaré hasta que me muera. Uno de los mejores jugadores que ha tenido nunca la NBA cuelga las botas para siempre. Y la lástima es que, para los de mi generación, este hecho tan intrascendente para lo mayoría de los mortales, nos hace sentir mucho más viejos, huérfanos de mitos que ya no existen. Y es que cuando descubrimos el universo de la magia y el espectáculo baloncescístico de las grandes leyendas, Scottie Pippen acababa de llegar como ‘rookie’. Y el otro día, sin que nadie nos avisara, Scottie Pippen se fue, después de 17 temporadas compitiendo al más alto nivel. A los 39 años, en el día de apertura de los campos de entrenamientos de los Chicago Bulls, el equipo de su vida y, porqué no decirlo, de la nuestra.
Tal vez el gran escollo de Pippen haya sido jugar a la sombra del único deportista de todos los tiempos que se merece el denominador de Dios: Michael Jordan. Pero sabe el bueno de Michael ‘Air’ que si no hubiera sido por el apoyo espiritual y técnico de Scottie, no hubiera ganado títulos y no sería tan grande como es. Y en una competición de alto ‘standing’ como lo es la NBA, los títulos son primordiales. Así, grandes estrellas como Kart Malone, Charles Barkley, Ewing, Mullin y demás figuras totémicas que compusieron el único y genuino ‘Dream Team’ de cualquier disciplina se pueden situar por debajo de Pippen.
Es una lástima, pero la cultura que nos ha tocado vivir, con una inagotable pasión por la condecoración, la distinción y el título como única manera de comparar y contrastar absolutamente todo, hicieron de Pippen un injusto escudero de Jordan, un valuarte necesario, sí, pero siempre a la sombra del genio. En una sociedad que construye y destruye ídolos a una velocidad inagotable, Pippen, aunque fuera visto como deportista segundón, obvió cualquier percepción y, por méritos propios, entró en la gloria con un juego y unas habilidades que pocas veces se volverán a ver en una cancha de baloncesto.
Hoy en día, nadie se acuerda de que la leyenda acerca de que Jordan era un individualista, excelente anotador y de juego inaccesible era cierta. Su creciente omnipresencia en el campo de juego llegó después, cuando tuvo la ayuda de un equipo. Hasta que llegó Pippen, Jordan no jugó con un equipo, porque ningún compañero estaba a su altura. Los Bulls empezaron a ganar títulos cuando el binomio incomparable ‘Jordan-Pippen’ empezó a funcionar como duplo, como invencible pareja sobre los que el club levantó un conjunto de necesidades puestas al servicio de dos jugadores. Por eso, decir que Michael Jordan ganó seis anillos de Campeón del Mundo con los Bulls, es también decir Scottie Pippen. Porque sin él, la magnificencia del 23 de Chicago hubiera seguido siendo la de un individualista que hacía lo posible por mejorar sin un equipo que le respaldara, como tantos otros cracks que se quedaron sin la gloria de un título. Y ahí reside la grandeza de este hombre: haber contribuido a la mitología desde la sombra, desde un segundo plano, dedicándose a hacer lo que mejor sabía: jugar en equipo, un baloncesto puro y espectacular de un irrepetible gregario destapado como auténtica estrella.
Después de 11 temporadas de gloria en los Bulls, a los que llegó en 1987 procedente de Seattle, equipo que le había elegido en el número 5 del 'draft', Pippen, tras su glorioso periplo en Chicago, se fue a los Houston Rockets, donde coincidió con Olajuwon y Barkley. De todas formas, su paso por la franquicia texana fue efímero, ya que el año siguiente se marchó a los Portland T. Blazers, escuadra con la que no pudo llegar a la final de la NBA tras toparse en dos ocasiones consecutivas con los Lakers de Shaquille O'Neal y Kobe Bryant. Pippen, veterano y sabedor de que sus días habían pasado a la historia y sin el suficiente potencial para llevar un equipo a sus espaldas, volvió a casa, para disfrutar de la última temporada con los suyos, con el club que le hizo grande. Así, con la camiseta de los Bulls brindó su experiencia a los jóvenes que forman el equipo y dar sus últimos minutos de baloncesto, aunque las lesiones apenas le permitieron disputar 23 partidos. Pippen se marcha así, entre otros muchos logros, con siete menciones en el mejor equipo defensivo de la NBA y una designación como MVP del All-Star en 1994, partido que jugó en siete ocasiones.
Recuerdo varios instantes mágicos, de esos retazos visuales que no tienen que ver con el Séptimo Arte pero que han marcado momentos irrepetibles en mi retina, casi como imágenes cinematográficas; cuando en 1995, Pippen levantó su pie con el logo de Michael en sus ‘Air Jordan’ y le indicó a su mejor amigo con el dedo que volviera. Un mes después, Jordan volvió contra los Indiana Pacers vistiendo la camiseta de los Bulls y el número 45 a la espalda. Viene a la la cabeza aquélla final en la que Jordan contra los Jazz jugó un partido con fiebre a punto de desmayarse cayendo en los brazos de Scottie. O Pippen, destrozado a causa de una lesión de espalda, dándolo todo en aquella misma final. De los mejores que he vivido en mi miserable vida. Como en cualquier secuencia de 'Butch Cassidy and the Sundance Kid', como Mezzo y Pirus en el mundo del cómic.
Sus números son de envidia: 17 temporadas en la mejor liga del Mundo, 16,1 puntos de promedio por partido, 6,4 rebotes y 5,2 asistencias en 1.178 partidos. Con 208 partidos disputados en la fase final, figura en segundo lugar en este apartado tras Kareem Abdul-Jabbar, que tiene 237 como récord. Además, ganó la recordada medalla de oro con el 'Dream Team' en los Juegos Olímpicos de Barcelona' 92 y fue elegido uno de los mejores cincuenta jugadores de la historia de la NBA en 1996. Los Bulls honrarán a esta gran figura, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, con la retirada del número 33 en la próxima temporada, que lucirá en el United Center junto al 23 de su inseparable Michael Jordan. Scottie, me has hecho sentir un poco más viejo, porque has traido a mi memoria tantos buenos recuerdos que no he podido por más que dedicarte estas líneas desde lo más profundo de mi corazón.

Límite: 48 horas

Sí, amigos. He vuelto.
¿No creeriáis que me había olvidado de esta 'nuestra página'?
Dos días después, aquí estoy de nuevo, dispuesto a luchar contra los demonios de la red, a guerrear con la única arma de la palabra y la memoria, la noticia, el freakismo, el recuerdo, la añoranza y la sabiduría abisal de las culturas perdidas.
No he podido reencontrarme con la weblog por varias razones. La primera y más importante, porque en mi titánico conflicto con mi ordenador he optado por la solución más paupérrima y soez (pero a la vez más eficaz) contra los problemas de este invento del Demonio Gates llamado 'Windows Xp': lo he reinstalado. Tras muchos dolores de cabeza, de agujeros y aristas en mi sistema de fácil indecencia para los virus, ahora empiezo de cero. Todo va rápido y mi sonrilla se refleja en la pantalla, pero reconozco que estoy harto de instalar programas y meter claves (falsas, por supuesto).
Con el estreno de 'El límite': noticias. No del todo buenas. Hablé con los propietarios de Van Dyck, el cine donde se iba (y ya hablo en pretérito) a estrenar. Me dijeron, con un trato envidiable y cercano, que o bien llevo el proyector y el equipo de sonido o no se estrena en cine comercial.
Así que, ante el dineral que llevo gastado en este proyecto al que he denominado 'Hijo Tonto', está tomada la decisión de retrasar la 'premiere' hasta noviembre y buscar alternativas. Como el inmenso Teatro de Caja Duero (que sería el estreno soñado debido a la injente cantidad de público que es capaz de albergar) o la siempre socorrida y segura Filmoteca de Castilla y León, con un estreno bastante íntimo que ofrece la posibilidad de no someter el tiempo, pudiendo dar incluso una 'charla-coloquio' sobre el proyecto.
Como noticia laboral, voy a entrar en negociaciones con una cadena de ámbito local para ver si se puede hacer algo de calidad con alguno de sus programas. Así que seguiré informando.
Lo importante es que he vuelto. Y con ganas... como podréis apreciar en breve.

martes, 12 de octubre de 2004

The Saga is complete - May 2005

Sidious: Lord Vader...
Vader: Yes?
Sidious: Rise.
Bajo la respiración mecánica de Darth Vader, estas son las tres frases que podremos escuchar tras uno de los diálogos de Alec Guiness sobre los Jedis y las palabras de Anakin cayó en el Lado Oscuro, mientras la pantalla se salpica de imágenes ya vistas para estallar en una nueva orgía visual galáctica e inédita...
Los 'freakies lucasianos' de 'Star Wars' ya están al borde del ataque al corazón con la inminente llegada del primer trailer del 'Episodio III'. Y es que mucho se ha especulado sobre este capítulo final que se estrenará en mayo de 2005. En realidad, como todo lo que hace George Lucas como cineasta y magnate del entretenimiento.
De momento, ya hay una descripción más que detallada ('spoiler' demoledor donde los haya) del primer trailer que se estrena en noviembre. No se sabe si es real o forma parte de la rumorología 'starwarsiana', pero ahí está, en Theforce.net, para los que no puedan esperar más.
Si queréis también hay alguna que otra imagen.

'Super Size Me': Cuestión de peso

Hay éxitos que están predestinados a ser un bombazo en la taquilla. Este viernes se estrena ‘Super Size me’, del el ex presentador de la MTV Morgan Spurlock. Un documental de éxito garantizado antes de su realización.
La historia, acorde con los tiempos de experimentación sociológica que corren, apoyados en los ‘realities’ televisivos, comprueba el efecto dinamitador que tiene la comida rápida en la sociedad de consumo moderna. Spurlock se hace examinar por tres especialistas que le declaran totalmente sano. El reto y gran atractivo comercial, de ínfulas de protagonismo y trascendencia, está en ver cómo el propio Spurlock se presta como conejillo de indias para su propio experimento. Así, a lo largo de un mes reducidos a 96 minutos de metraje, el público observa cómo el director convertido en héroe bufonesco e indisciplinado se alimentará única y exclusivamente a base de comida rápida procedente de McDonald's.
Utilizando el cinismo y aparición excesiva en pantalla del Michael Moore de 'Bowling for Columbine' y otras técnicas documentales del orondo cineasta de gorra y barba, como la utilización de microhistorias de dibujos animados y una forma atractiva y vivaz, Spurlock hace partícipe al público de su decadencia física atiborrándose de comida de la cadena de ‘fast food’.
El resultado: doce kilos en un mes, donde los niveles de colesterol del cineasta aumentaron cuantiosamente y su hígado sufrió las devastadoras consecuencias que representa esta comida, también válida como traslación a la expansión nociva de este tipo de restaurantes, de la americanización globalizadora de un país idolatrado y patrono de las modas alimenticias y de cualquier índole.
Para ello, el intrépido realizador, sabedor en todo momento del alcance de su proyecto, bromea y mina con humor un tema que actualmente preocupa demsiado, clarificando puntualmente su tesis sobre la comida basura que viene a afirmar que Estados Unidos es culpable de no ofrecer soluciones a otro problema más. Un país que se escuda en una preponderancia que la hacen intocable y más, en el sector alimenticio que, según reflexiona Spurlock, mueve a las masas más que el mismísimo Gobierno.
Sin embargo, ‘Super Size me’, a pesar de resultar un documental comercial más que divertido, también esconde una maquiavélica manipulación en la que el fin justifica los medios. Por lo que no hay que olvidar que el experimento de Spurlock nació para ganar dinero con su aparente denuncia. Tanto es así, que ya ha recaudado 6,1 millones de dólares, todo un éxito teniendo en cuenta su coste (65.000 dólares) y el hecho de que, durante su estreno, sólo se proyectase en 200 salas. Y como he escuchado a dietistas españoles es muy maniqueo y demagogo ya que a la pregunta ¿qué pasaría si en vez de un McDonald's se recurriera a un típico bar de barrio con suculentos pinchos de chistorra, panceta, croquetas, callos a la madrileñas, bravas y demás?
Pues lo mismo.
Si queréis disfrutar y reíros a mandíbula batiente 'Super Size Me' es la mejor opción. Eso sí, a pesar de su corta duración, el documento de Spurlock, en su final, se hace largo. Aún así, es de lo más recomendable.
Por cierto, con la película le coges asco al McDonald's (yo personalmente sólo encuentro delicioso el helado), pero sales con ganas de comer un buen pincho moruno con una caña bien fría. Reivindicando lo español.

lunes, 11 de octubre de 2004

Y murió el actor de 'Superman'

No podía dejar la que ha sido una de las noticias del día. Todos los periódicos han amanecido incluyendo en sus páginas que el actor que dio vida a Superman ha muerto, ayer, a los 52 años. Después de pasar 9 sin poder casi moverse.
Lo cierto es que nunca me gustó Christopher Reeve. No me gustaba la imagen de Superman. Y no sé explicar por qué. Por nada en concreto y por todo en general. Siempre me cayó mal. Christopher Reeve nunca tuvo carisma y, lo peor de todo, era mal actor. Pero malo, malo. No tenía gestos, ni provocaba ningún tipo de sugestión en pantalla. Era demasiado soso y no sabía dramatizar ni resultar gracioso. Un palo, vamos.
Fue una pena lo de su accidente después de que John Carpenter le resucitara de la televisión en el más que digno 'remake' 'El pueblo de los malditos'. Pero ello no quita el que se pueda decir que como intérprete no valió nunca mucho. Su carrera no dejó de ser mediocre. Exceptuando alguna otra película destacable como 'El reportero de la calle 42', la cosa no pasó de vivir de Clark Kent y el recuerdo.
Por cierto, que recuerdo que cuando sufrió el accidente Linda Blair (sí, sí, la niña de 'El Exorcista') le pusó a parir y fue muy polémica, ya que el actor que era muy alto y por entonces pesaba una barbaridad no encontraba caballos a su medida, haciendo daño a muchos equinos y probándolos para seguir montando. Puede parecer una defensa animal a lo Brigitte Bardott, pero lo dijo cuando a ella, de adolescente, le pisó un caballo el adbodmen y nunca pudo tener hijos. Eso, y que Reeve nunca le cayó muy bien fueron la causa de las declaraciones. A ver si algún día lo estudio mejor y lo cuento aquí. Que no tenía desperdicio.
A lo que voy es que por mucho que sufriera, por muy buena persona que fuera y por lo muchó que luchó, no le hizo ser un mito cinematográfico más allá del personaje que le hizo famoso.
Eso sí, que descanse en paz.

Nueva temporada de la ‘sitcom’ más divertida del año

Como viene siendo habitual en todo el proceso de esta jodida pesadilla que se llama 'El límite', las cosas vuelven a tornarse en un camino de rosas en el que ni Heidi se imaginaría sentirse más feliz. Este largo viaje está siendo como ir agarrado de la mano de Espinete y Don Pimpón, catando canciones de los Fraggle, mientras los Pitufos y los Osos Gommi corean y saltan divertidos en un mundo de caramelo y piruleta.
Tras los famosos episodios: ‘No hacemos el corto’, ‘Se retrasa el proyecto’, ‘Igual nos quedamos sin cámara’, ‘Se nos ha caído el techo y casi matamos a alguien’ y el mejor de muchos otros, ‘Tardamos año y medio en la postproducción’ (con aquel mítico capítulo en el que tras 5 meses pudimos sonorizar -sin contar la gente que ha entrado y ha salido del proyecto por la puerta de atrás con la consiguiente pérdida de tiempo-), ahora llega la esperada nueva temporada de esta ‘sticom’ metistofélica con el primer episodio titulado ‘Peligra el estreno’, el cual promete risas, situaciones divertidas y aplausos sin fin. Los mejores ‘gags’ están, sin duda, en estos nuevos y esperados capítulos.
La nueva temporada de la serie comienza con el capítulo en el que Refo, ese ‘nerd’ desgarbado de barbas que ha pasado a la condición de ‘looser’ por méritos propios, parece que, al fin, va estrenar una obrita cinematográfica. Pero no. Para que la audiencia siga las desventuras del joven, las cosas se complicarán hasta límites insospechados. La serie ‘El límite y Refo contra el mundo’ dio comienzo hace ya tres años y medio en una telecomedia (no ha estado nominada en ninguna ocasión a los Emmy) que se ríe, en clave de humor negro, de un pobre pardillo que quiere ser guionista y director de cine. En esta temporada nos esperan muchas risas a costa de un personaje que, a base de los fracasos que azotan la vida de su infortunado protagonista, se ha hecho entrañable y querido para la audiencia debido a tanta mala suerte. Tal vez ahí resida el éxito.
Sí, amigos. Así es. Se dice que cada día se aprende algo nuevo, o una forma de contrariedad diferente, diría yo. La de hoy se llama: ‘el sistema RAC de los proyectores no es compatible con el adaptador de DVD y no podemos utilizar los altavoces de la pantalla, sólo los de ambiente’. Parece que suena bien y sofisticadamente tecnológico. Pero la verdad es que se trata de una putada tremenda.
Por eso, se abre otro paréntesis (el 65º) en nuestro simpático culebrón artístico. Así que lo del día 21 de octubre queda pendiente hasta nuevo aviso.
Os mantendré informados.
Lo siento, otra vez, por la expectación levantada por el estreno del cortometraje.
Un saludo a todos.
PD: Por cierto, tengo una noticia que daros. En exclusiva. Sin paliativos. Pensada desde hace ya mucho tiempo que llevo pensando mucho tiempo. Y es que, a partir de ahora, me voy a dedicar a la ‘performance’ bizarra y transgresiva a lo más puro David Nebreda. Por lo menos, la inmediatez de lo que algunos llaman arte se podrá incluso ver desde esta weblog. Tengo una muy buena pensada que sigue los pasos de Bob Flannagan. Los que me conocen bien saben de lo que soy capaz.